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Natalia en la granja 4, Desvirgada por Duque.

en Zoofilia

El día siguiente, Natalia se despertó con la idea fija en su cabeza, ser penetrada por Duque, se sentía como cuando tenía quince años y buscó y buscó hasta que un hombre le quitó la molesta virginidad, desde ese momento no había dejado de follar, ahora había empezado otra fase en su vida, la zoofilia, ese paraíso animal que le había hecho sentir mujer de nuevo, pero necesitaba, deseaba perder la virginidad con Duque y después entregarse al descomunal rabo de Capitán.

Llegó el domingo, idéntico a aquel en el que había descubierto a Capitán y este la había rociado con su esperma, los trabajadores de la granja se fueron, dejando solos a Natalia y a su padre, además de a los animales, Natalia rezaba porque su padre se marchase y quedarse a solas.

Estuvo toda la mañana pensando en sexo zoofílico, apenas se reconocía pero no pensaba hecharse atrás, aguantaba a duras penas y cada vez que veía a Duque correr por el jardín o a uno de los caballos ser montado, trotando desnudo y libre, estaba a punto de echar a correr y follarse a todo animal delante de todo humano, pero aguantó esperando tener suerte.

Después de comer vio como su padre bajaba de su dormitorio con un traje puesto, algo que parecía una buena señal.

--¿No te importa quedarte sola en casa?—le preguntó.

Natalia, que recogía la mesa, estuvo a punto de tirar un plato.

--¿Te marchas?—preguntó como si nada.

--Si—dijo su padre—Y me temo que voy a estar fuera toda la tarde.

--Vale—dijo ella.

--¿No te aburrirás?

--Veré una película—dijo ella—Y después ya veré.

Su padre se marchó minutos después, Natalia esperó al menos diez minutos, aunque ansiosa, temía que su padre volviera por alguna razón, se asomó a la ventana para cerciorarse de que se marchaba, en efecto, el coche de su padre ya estaba en la carretera, vio a Duque en el jardín, corriendo, como si no supiera lo que se le venía encima, y salió.

Se acercó al cánido, el cual parecía ya comprender a su dueña amante, pues corrió hacia ella, Natalia se agachó delante de él para recibirle.

--Ven aquí, Duque—dijo mientras le acariciaba—Buen perro, si.

Acarició su cabeza y notó su aliento, algo que la excitó a pesar de lo insano que podía aprecer, se levantó y Duque acercó su hocico hacia su sexo de la mujer, Natalia llevaba un vestido corto, debajo tan solo tenía un tanga, se había puesto eso para poder quitárselo deprisa y ser follada, solamente el ver como ese perro ansiaba su sexo la puso todavía más cachonda, miró alrededor, era como si solo estuviera ella y sus animales en toda la tierra, pensó en ir al primer sitio donde Duque le había comido el coño, pero decidió ir a las caballerizas, allí, bajo la mirada de Capitán, era el sitio ideal.

--Vamos, Duque—dijo.

El perro la siguió obediente, pensando en probar de nuevo esa golosina que solamente su dueña le daba, Natalia abrió la puerta, entró, Duque la siguió, y ella cerró la puerta por dentro con el gran cerrojo que tenía.

Capitán continuaba en su sitio, tranquilo, sin saber que planes tenía esa mujer para él, Natalia abrió la verja y entró, acarició la crin el animal durante unos minutos y después se agachó, su sexo ya goteaba de placer, miró el rabo de Capitán, que aunque relajado era grandísimo, y lo agarró sin dudar.

El animal relinchó y Natalia comenzó a masturbarlo, lo sintió caliente y suave, dispuesto para ella, Duque miraba callado, como un voyeur.

--Menudo rabo—sentenció ella mientras llevaba una mano a su sexo y comenzaba a frotarlo.

Durante varios minutos estuvo así, pero después se detuvo, sabía que si continuaba se correría, y quería dejar lo mejor para el final, dejó a Capitán y miró a Duque, el cual la miraba sentado.

--Bueno—dijo—Ahora o nunca.

Escogió un bloque de paja, ideal para la copula e igual que la mujer llamada Minerva había escogido para ser follada por Pegaso. Se arrodilló al lado y llamó a duque, este acudió, nada más tocarlo Natalia se excitó como la perra que ya era.

Acarició su cabeza y sacó su lengua, Duque reconoció ese gesto, era la hora de disfrutar, sacó la suya y lamió la boca de la mujer, Natalia sintió de nuevo la saliva caliente de su animal y comenzaron los besos mujer perro, la mezcla de salivas perversas y pasionales, Natalia se sentía cada vez más excitada y el rabo de Duque se puso erecto, como si supiera lo que quería y además quisiera dárselo, el animal había asociado aquello con la mamada que iba a practicarle esa mujer, pues ella era como una perra para él, nada más.

Natalia se separó de él, tenía toda la cara y la boca machada de saliva cánida, había tragado bastante, sintiéndola bajar por su esófago, caliente y dulzona, se quitó el vestido y después el tanga, estaba completamente desnuda, tan solo con las deportivas, allí, solamente la escena le excitaba.

Volvió a Duque, el perro esta vez se abalanzó contra ella, como si no pudiera más.

--¡Duque!—exclamó Natalia.

Duque hizo que cayera al suelo, confundida, el perro avanzó hacia ella intentando hundir su cara en su coño, Natalia se dio la vuelta y maniobró para quedar con el cánido encima, con su cara a pocos centímetros del nardo rosado y excitado.

--Oh, Duque—dijo al ver tan maravillosa visión—Voy a comerte la polla.

El animal le respondió comenzando a lamer su coño, Natalia gritó de placer, creyéndose con libertad ahora para hacerlo, agarró la polla de su animal y se la metió en la boca.

En compañía de Capitán y otros caballos, comenzó ese 69 mezclado de razas, Natalia mamaba como loca ese nardo caliente mientras la lengua del perro bañaba su coño, metiéndose por dentro de ella y saboreando sus flujos.

--Mmmhmmm, Duque—gemía Natalia—Que rico, mmmhmmm, mammmmhmm.

Sentía palpitar la polla, su sabor , el calor del cuerpo y su olor animal, y le excitaba, en ese momento bendecía la zoofilia, era una perra, y le encantaba.

Su coño soltaba flujo cada dos por tres, Duque lo lamía obediente pero a la vez lo extendía por sus muslos mezlcado con su saliva, algo que la hacía temblar de la excitación, vio sus dos gónadas sobre ella y comenzó a acariciarlas mientras mamaba gustosa, intentando darle el mayor placer a ese prodigioso amante.

--Que gusto, que gusto--pensaba fuera de si--¡Como amo esto, si, no puedoparar de chupar!

Duque comenzó a gemir, como si estuviera herido, y a mover sus caderas haciendo que la polla entrase más en la boca de la mujer, Natalia aceleró a la vez la mamada y una repentina corrida la sorprendió, llenó su boca, su sabor hizo que un pequeño orgasmo le hiciera tamblar, después vino otro gran chorro que no pudo tragar y salió de sus carrillos hinchados, otro manchó su cara y su pecho.

--¡Cielo santo!—exclamó--¡Cuanta corrida!

Duque dejó de lamer, Natalia se levantó y le miró, necesitaba más, y estaba convencida de no dejarle marchar hasta que la follase como a una perra, se preguntó si ese mastín podría aguantar otro asalto, solo había una forma de averiguarlo.

--Ven, Duque-ordenó.

Se acercó al montón de paja y se tumbó sobre él, sus piernas quedaban fuera, y su coño goteaba dispuesto, tenía miedo, pero el deseo podía con él, sabía que si no lo hacía ahora quizás no lo hiciera nunca, también había tenido miedo la primera vez que un hombre la penetró, pero al final no podía dejar de hacerlo, esto, en parte, era igual.

--Tiene que follarme—pensaba—Vamos, tengo que sentirlo dentro, deseo su pene abriéndome.

Solamente ese sentimiento la excitaba.

--Ven, Duque—repitió.

Duque se acercó a ella y olió el coño mojado, Natalia esperaba que tuviera el atrevimiento de subirse encima y penetrarla, el perro sacó la lengua y lamió de nuevo el sexo palpitante, después sus lamidas subieron hasta el pubis.

--Vamos, fóllame—suplicaba Natalia--No chupes, metemela.

De nuevo el perro parecía entenderla, dio un pequeño salto y se puso sobre ella, torpe pero deseoso, Natalia por fin lo vio sobre ella, como si fuera su macho, notó su respiración contra su cara, de nuevo su olor la excitó, se vio alli, sumisa, dispuesta para él.

--Oh, Duque--gimió—Follame como a una de esas perritas.

Con cuidado, agarró el nardo del perro y lo acarició de nuevo, este estaba dispuesto a correrse nuevamente, su coño latía como el de una ramera, la respiración del animal daba contra su boca entreabierta, caliente y rápida, si hubiera podido hablar la hubiera llamado puta y le hubiera dicho que deseaba su coño rosado y húmedo, Natalia cogió aire co algo de temor, colocó la punta del pene contra él y solo notarlo allí la hizo gemir.

--Vamos campaón—dijo casi sin poder hablar—Hazme tuya.

Duque babeaba, y esas babas caían sobre ella, le gustaba eso, movió sus cuartos traseros y el pene golpeó contra el coño, Natalia gritó, otro intento, de nuevo fallido, en ese momento un arrepentimiento la sorprendió, se dijo que había llegado demasiado lejos, el sexo oral er auna cosa, pero eso ¡Iba a ser follaa por un perro! se incorporó e intentó quitar al mastis de encima de ella, pero ese animal pesaba demasaido y no estaba dispuesto a dejarla escapar, continuaba intentando entrar en ella.

--Mierda, no--dijo Natalia--No puedo escapar.

De repente se sintió abierta. ¡La penetraba!, un escalofrío la recorrió, la polla de Duque entró en ella deprisa, sin miramientos.

Sabia que hacer, agarró el nardo por la bola de carne en la que terminaba, sabía que si entraba en ella se quedaría enganchada. ¡Benditos foros de zoofilia, que eran la mejor enciclopedia!

--Lo hecho hecho está--se dijo sabiendo que iba a resistir esa follada.

Miró a Duque, estaba ansioso, deseoso de profanar su coño humano, y empujaba como un animal salvaje.

--No, Duque—dijo—Mas no.

El perro comenzó a moverse y Natalia sintió por fin el nardo entrando y saliendo, un indescriptible placer la sorprendió, jamás había sentido aquello ni follando con todos los los hombres con los que había follado.

--Ahaa--gemía—Si, vamos, follame así.

Duque respiraba cada vez mas profundamente, y empujaba con más fuerza, Natalia se sentía flaquear, continuaba sujetando el nardo para evitar la bola, pero sus fuerzas fallaban al ser follada, además de estar en una postura incómoda, que le producía dolor en el hombro.

--Ahaa, Duque—gimió—Me follas muy fuerte, más despacio.

Pero para el perro esa hembra era solo eso, una hembra, en la naturaleza mandaba él, y aceleró las embestidas mientras babeaba y gemía de placer.

Natalia estaba casi desmayada, embestida, aquello era demasiado para ella, babeaba con los ojos en blanco por el placer, su cuerpo se rozaba contra el de Duque y su polla espojosa estaba penetrándola. ¡No había mejor sexo que ese!, en una de estas enbestidas la ya cansada mano de Natalia se escapó, no pudo aguantarmas y se abandonó, Duque empujó y la bola entró en ella de golpe.

--Ahaaaaa—gritó--No, mierda.

Le dolió, pero a la vez le excitó verse así, profanada del todo por esa bestia, sobre ella, había consumado el sexo total con ese animal, unida por fin con él, ahora tan solo esperaba corrersde las veces que pudiera.

--A la mierda—sentenció--Soy tu perra.

Abrió las piernas apuntando al cielo con estas, con sus brazos comenzó a acariciar la cabeza de un nuevo amante y comenzó el salvaje coito.

Natalia gritaba liberada de un placer animal, era una cópula prodigiosa, comenzó a besar a su amante, el cual le respondió, las piernas de la mujer temblaban con cada empujón del cánido, el cual parecía el perro más feliz del mundo al poder folalrase a una humana.

--Ohooo—gritaba Natalia—Follame, Duque, vamos, follame como a una perra, siiii.

Sintió un orgasmo que la dejó abatida, pero Duque no se cansaba, no cesaba, la polla perruna continuaba dentro de su coño mojado, lo cual la arrastró de nuevo al placer, gemía casi desmayada, dominada ya por ese can, el reino animal había ganado, convertida en perra, supo que jamás follaría con un hombre salvo en alguna ocasión, pero los animales, perros y caballos, eran sus nuevos amantes, no se quejaban, no rompían corazones y eran fáciles de conseguir y era lo mejor que había probado sexualmente.

--Ohoo, Duque, Duque….

Tenía la cara llena de babas del animal, le gustaba, las lenguas se lamían, los sexos goteaban a la vez como en un compás sexual.

Duque se detuvo y su polla comenzó a correrse con grandes chorros, Natalia los sintió dentro y tuvo el orgasmo maestro, sus piernas se estiraban como electrocutadas y movía las caderas para recibir más polla y más semen, que sentía rellenando su interior.

--Ahaaa, Ohooo, siiiiii, me gusta, ohooo, Duque, siiiii.

Exhausta, se quedó tumbada, sin moverse, como era de prever, estaba atascada con Duque, el perro ni se movió, Natalia se abrazó a él y le besó tiernamente, como agradeciéndole su servicio, frotó su pelaje, su lomo, como dos amantes después del polvo, se besaban gustosos, Natalia tenía la cara repleta de babas perrunas que habían caído en medio de la copula, el semen de ambos se fermentaba dentro como en un horno de goce y pasión, así pasaron cinco minutos de caricias y todavía algún gemido residual y Duque desenganchó su rabo de ella con un sonido de “Plof”, el semen mezclado de ambos salió vertiéndose, Natalia gimió gustosa al «mear» esa perversa mezcla.

Tras unos minutos más de descanso Natalia se incorporó atontada, Duque se había tumbado en el suelo para descansar el polvo, se puso de pie y se miró, toda sudada y mojada de babas del cánido, iba a vestirse y volver a casa cuando vio a Capitán, tranquilo, como si esperase su turno.

--Podría follarmelo ya—pensó.

Desechó la idea, pues el coño le dolía, aunque estaba segura que la próxima vez sentiría ese nardo entrando en ella, no obstante recordó el video de Pegaso y se le encendió la bombilla.

--No voy a follarmelo—dijo—Pero voy a comerle ese rabo tan descomunal.

Desuda, se introdujo debajo de Capitán y agarró el nardo, marrón y blando, con el tacto suave y el olor salvaje que tenía, como la primera vez lo masturbó hasta que este creció, la lanza de carne se irguió ante ella, para ella, Natalia miró la punta, y esa uretra animal donde cabía casi su mano.

--Tengo que chuparla—se dijo—Quiero notar su sabor.

Acercó la boca a ella y sacó la lengua, la lamió despacio haciendo que el animal relinchara, le supo a tierra y algo que no sabía describir, pero eso no la iba a detener, si había permitido que un perro la poseyera, no iba a detenerse ahora.

Lamió de arriba abajo la raja y metió su lengua dentro, notó su calor, su sabor, se excitó a pesar de que Duque la había follado como la perra que era y pegó sus labios a aquel nardo equino.

Se sintió poderosa y puta, abrió mas la boca y, para su sorpresa, comprobó que le cabía dentro, asi que comenzó a mamar con la boca abierta a tope, dentro y fuera mientras gemía.

--Mmmhhmnnn, mhnnmm.

Duque levantó la mirada y les vio, quizás por curiosidad, se acercó a ellos, traspasó la verja abierta y se quedó parado, mirando, Natalia le obervó por el rabillo del ojo y sus caderas parecieron moverse por si solas, sacólas caderas por un lateral de Capitán y abrió las piernas, Duque se acercó buscando su golosina, ya entrenado, y comenzó a lamer.

--¡Mhnnmmm!—gimió Natalia.

Comenzó a succionar con mas ansia, deseaba su premio, la corrida de su caballo favorito, su coño se corría sin parar, teniendo un orgasmo detrás de otro, ¡Estaba follando con dos animales! Eso si que era una orgía zoofílica, casi deseó grabarlo para mostrarlo en el foro y darles una lección a todos, pero pensó que quizás la próxima vez.

Natalia no dejaba de correrse, mas que en toda su vida, el sabor el nardo equino estaba en todo su cuerpo y la lengua de Duque haciendo su labor, si, aquello era el paraíso.

Capitán por fin lanzó un relincho y el pene goteó, Natalia lo notó en su boca, su sabor le recordó aquella maravillosa tarde en la que la bañó de su lefa, lo tragó y aceleró la mamada y la paja, la polla daba para cogerla con las dos manos, succionó y chupó los más deprisa que pudo, en ese momento era la más puta del planeta, del reino animal si el chista tenía cabida.

--Correte en mi boca, Capitán—pensó suplicante.

El pene del caballo se hinchó y una riada de semen salió de él, Natalia dio un gran trago, pero era demasiado, la corrida llenó su bocca y subió por su nariz, tuvo que sacar el miembro para escupir, pero los chorros no paraban, uno, otro, la bañaba sin cesar, Natalia se corrió por última vez en la boca lamiente de Duque y cogió aire, miró el nardo de Capitán, todavía agarrado por su mano, unos goterones caía de él, los recogió con la lengua para su deleite, después salió del redil, ahora estaba completamente bañada en semen de caballo, era una perra, una puta, una zorra.

Vio un bidón con agua y se limpió lo que pudo con él, se despidió de Capitán, prometiéndole que la próxima vez le daría su coño, y salió de allí con Duque.

En casa se duchó hasta quedar completamente limpia, dejó el vestido y el tanga donde la ropa sucia, la asistenta lo limpiaría sin percatarse de nada, se puso una camiseta y unos vaqueros y, paras ser fiel a su padre, se puso a ver una película con palomitas, y así fue como su padre la encontró, viendo una película acompañada de Duque, no sospechó nada.

CONTINUARÁ