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Natalia en la granja 5,

en Zoofilia

Natalia ya era una mujer nueva, después de sentir el pene de Duque dentro de ella, y el de Capitán en su jugosa boca, estaba dispuesta a todo con tal de disfrutar del placer que solo la zoofilia le daba.

El dia siguiente de su desvirgamiento, volvió a salir a pasear, todo el mundo estaba trabajando, incluido su padre, y nadie se dio cuenta de su marcha. Caminó sin rumbo fijo hasta que vio como Duque se acercaba a ella con su lengua de fuera.

--¡Duque!--exclamó arrodillándose para recibirle.

Estaban demasiado lejos de la granja, cerca del lugar donde aquel cánido le había practicado sexo oral por primera vez, al principio ni siquiera pensó en repetir, estaba saciada después de ser penetrada por esa bestia, su coño estaba satisfecho, además llevaba unos vaqueros, algo que no podía quitarse con facilidad y existía el miedo de ser descubierta, que aunque poco, ahí estaba.

Paseó con el animal durante al menos media hora, distraída, por alguna razón se vio de nuevo en ese lugar, pareciera que su subconsciente la llevase allí, al principio, donde fue encumbrada al placer.

Se sentó junto al árbol donde había comenzado a masturbarse la otra vez y Duque se tumbó a su lado, puso la cabeza sobre sus piernas como el bueno perro que era y ella le acarició, en cierto modo eran como una pareja de amantes, paseando juntos y tocándose.

El tacto del animal le recordaba el sexo, y la llevó a repasar las formidables experiencias que había tenido con ese can, recordó su rabo animal, su sabor, su prodijiosa lefada, ya sabrosa para ella.

--Madre mía, Duque--dijo--Me estoy poniendo cachonda.

Pensó en que haría ahora, follar, o ser follada por Duque estaba bien, pero al igual que con hombres, en la variedad estaba la diversión, ¡Cuantos perros existían por ahí! ¡Y ella, con el coño ya domado por pollas cánidas! Después estaba Capitán, el caballo, que, si nadie se lo impedía, se la metería hasta el extasis completo, y podía no ser él el único jumento que la poseyera.

Comenzó a frotar el vientre del animal y este, como si respondiera a sus caricias, levantó la pata y le mostró su nardo rosado, estaba erecto, sin duda el también recordaba como había penetrado a su hembra.

Natalia lo observó ensimismada, como la niña que observa una tarta a través de un escaparate, ya no dudaba en esas cuestiones y comenzó a masturbar el miembro, notando ese tacto y esos latidos en él, Duque estaba excitado, no era la primera vez que ella hacía una paja por afición o favor, pero el tacto de ese nardo era completamente diferente al de un hombre, acarició la bola del final, la cual había forzado su coño haciendola gritar hasta el orgasmo.

Su coño comenzó a chorrear y su corazón a latir excitado.

Miró hacia la granja, como esperaba, no venía nadie, estaba sola con Duque.

Se levantó y se adentró en el escondite, Duque la siguió, parecía que supiera lo que iba a darle.

--Ven aquí, amorcito--dijo con la voz temblorosa de placer.

Se tumbó boca arriba y Duque se precipitó contra ella, como si quisiera follarla aunque fuera a la fuerza, de nuevo se vio sometida por ese cánido y se excitó, la lengua del perro no tardó en salir, babeante, a pocos centímetros de su boca, sin pensárselo, abrió la boca y engulló la lengua, la chupó como si fuera un delicioso pirulí, la notó salada, blanda, una terrible excitación la recorrió de arriba a abajo, su boca se llenó de saliva perruna que se mezcló con la suya, Duque respondió a ese beso lamiendo donde podía, su lengua, sus encías, abrió las piernas para notar el rabo del perro contra su sexo, pero los vaqueros eran sin duda un estorbo.

Apartó a Duque como pudo y se sentó en el suelo, miró alrededor, podría quitarse los vaqueros y las bragas, pero tenía ser descubierta, de serlo, necesitaba ser rápida, cubrirse y recomponerse antes de que llegasen a ella, a no ser que estuviera enganchada con Duque, entonces tendría que jugarsela.

--Ya se que hacer--dijo.

Se giró y se desabrochó el pantalón, lo bajó hasta sus tobillos y se puso a cuatro patas.

--Ahora si que seré tu perra--le dijo a su amante peludo.

Agachó el torso para ofrecerse mejor, Duque se acercó curioso y olió el sexo y el ano que se le presentaban, después, confiado, comenzó a lamerlo.

--Ahuuu--gimió Natalia al sentir la lengua rosada contra sus agujeros.

Cerró los ojos y se evadió, aquello era el paraiso, sabía que por mucho que sintiera la lengua de Duque en su coño, jamás se cansaría de ella, el placer que sentía era indescriptible.

Durante varios minutos estuvo teniendo pequeños orgasmos, babeando por la boca y por el coño, sometida a la prodigiosa lengua del animal, pero Duque quería el pac completo, su polla latía y quería meterse en algú lado, asi que saltó sobre ella.

Natalia o hizo nada¡Había llegado la hora de ser follada!, quería que ese amante la sometiera como era debido, que hiciera el trabajo, solamente se preparó para ser penetrada y disfrutada, y disfrutar ella también.

Duque empujó y su nardo chocó contra el sexo de la mujer, la cual gritó sorprendida y excitada, después dio otro empujón y Natalia supo que algo no iba bien, el rabo quería entrar, pero había dado en la entrada de su ano.

--No Duque--dijo--Por ahí no.

Quiso levantarse, pero Duque estaba todo sobre ella y pesaba demasiado, de nuevo se preguntó si no había llegado demasiado lejos, si no había cruzado una línea peligrosa.

--Oh, Duque--musitó--No me hagas daño, por favor.

Duque empujó de nuevo, babeante y excitado, Natalia sentía sus babas en su espalda, el nardo dio de lleno contra la entrada del culo femenino.

--Ahu--gritó Natalia.

No era la primera vez, y Dios sabía que tampoco la última, que recibía sexo anal, no era su forma favorita de follar, pero le gustaba, no podía ni quería negarlo, el hacerlo con Duque era algo que hasta ese momento no había pensado.

--Si tengo que hacerlo... Ah, lo haré--gimió.

Llevó una mano hacia el rabo del perro y lo agarró, sabía que no iba a rendirse hasta penetrarla, asi que decidió ayudarle, puso la polla a la entrada de su ano y el animal empujó, el nardo entró despacio, mujer y perro gritaron de placer.

Natalia se sintió rota, pero estaba excitada, le excitaba la idea de ser «violada analmente» por su querido perro amante.

--Tiene que entrar--pensó.

En efecto, Duque empujó de nuevo y completó la enculada, dejando fuera tan solo la bola de carne.

Natalia se sintió deshecha de dolor y placer, las embestidas comenzaron, Duque gemía y babeaba sobre su nuca, Natalia sentía su espalda contra el vientre del animal, la polla latiendo dentro de su ano roto.

--Ahaa, ahaa, ahhh--gemía sientiendo escalofríos de placer.

Duque se sintió valeroso. ¡Que polvo más prodigioso estaba echado! Sin duda esa era la mejor de las perras que había follado, empujó con fuerza y le encajó su bola.

--Ahyyyy--gritó Natalia.

La copulacion se completó, allí, Natalia era la perra de Duque, sonriente al sentir como había sido abierta por esa bestia excitada, apenas podía tenerse en pie de placer, se preguntó como sería el hacerlo con Capitán y se prometió que no pasaría de aquella semana sin que lo hiciera, sin que se follase a ese caballo.

--Quiero ser follada por mil animales--pensó mientras babeaba sobre la hierba.

Duque le soltó una lefada dentro de su culo, lefada que escapó y goteó hacia el coño de la mujer, se mantuvo asi, dandole todo su jugo, su leche, Natalia la sintió,pareciera que le llenase las tripas y el estómago y un orgasmo la sobrecogió.

--Ohoooooo, siiiii, Ahaaahaaaa.

Sus piernas temblaron de placer y su flujo descendió por sus muslos, ahora, después del polvo, estaba de nuevo encagada con Duque.

Sin moverse, giró la cabeza y se besó con su amante,llena de satisfacción, Duque lamió toda su nuca y su cuello, su boca, sus mejillas, la bañó por completo, el rabo continuaba latiendo y el perro se giró como si quisiera separarse, pero eso era imposible, se tumbó de lado y Natalia le imitó, ambos quedaron tumbados, enganchados por sus traseros, después de al menos un minuto la polla quiso salir y Duque se apartó de ella, un chorro de semen animal escapó del ano de la mujer, haciendola gemir, el perro se limpió su propio nardo con la lengua y se marchó, Natalia se levantó extenuada, le dolía el culo pero si Duque hubiera vuelto a por más se lo hubiera dado, asi de perra era ya,

Se levantó, se vistió y volvió a la granja.

--Ojala pronto me coja Capitán--se dijo.

Iba a ser más pronto de lo que pensaba, al volver no vio a nadie, algo extraño para ser un lunes por la mañana, solamente Duque, que ahora persequía pájaros, y su p<dre, que salió de su casa.

--¿Donde está todo el mundo?--preguntó.

--Anda, calla--dijo su padre--Basilio, ha sufrido un accidente.

--¿Que?--se sorprendió ella--¿Y como está?

--Pues no lo se--dijo el hombre--He mandado a todos a casa y yo voy a hablar con el seguro y después al hospital, asi que tengo para todo el puto día.

--¿Quieres que haga algo?

--Si, quedate aqui--dijo su padre--Cuida de los animales, dales de comer a los caballos, cerraré por fuera y pondré un cartel en la puerta para que no venga nadie.

Natalia no pensó en ese momento en que aquello era una oportunidad, vio marcharse a su padre y como bajaba del coche para cerrar la verja, fue a las caballerizas para ver si los animales tenían comida, al entrar vio a Capitán y una bombilla se encedió en su cabeza.

--¡Es verdad!--se dijo--¡Ahora o nunca!

Después de dejar entrar a Duque, ya que no descartaba que se sumase al acto, cerró la puerta por dentro y casi corrió hacia Capitán, a pesar de que había otros cinco caballos, ese era el favorito, el predilecto, el que iba a penetrarla.

Entró con el animal y acarició su crin, su lomo,

--Hola campaón--le dijo--¿A que eres muy bueno, a que quieres follarme?

Bajó la mano hacia su vientre y se agachó, alli estaba su rabo, el delicioso rabo de Capitán, lo cogió y comenzó a acariciarlo mientras se sentía excitada de nuevo, el culo le dolía debido al polvo que había recibido de Duque, pero su coño estaba sin estrenar, al menos ese día, preparado, y deseoso, de ser abierto.

El nardo de Capitán no tardó en ponerse erecto, palpitando, Natalia notaba su suavidad, su tacto, acarició la punta haciendo relinchar a su nuevo amante, abrió la boca y lamió la uretra, metió la lengua dentro notado el sabor salvaje y prohibido, rodeó el nardo con sus labios y comenzó a succionar.

Cada mamada que daba la excitaban más, para colmo Capitán parecía empujar, deseando llenarle la boca de lefada caliente, gotas de saliva caían al suelo en medio de aquella felación, Natalia se palpaba los pechos, los estrujaba con fuerza, de nuevo, los vaqueros eran un impedimento. ¡por que se los pondría hoy precisamente!

Se apartó de Capitán y se quitó la camiseta y el sujetador, después las zapatillas, los vaqueros y las bragas, ya estaba cmpletamente desnuda, solamente en calcetines, volvió a su sitio y continuó chupando y tocándose.

--Oh, Capi--dijo--Dame un baño de semen.

Su coño se abría y se cerraba pidiendo ser penetrado, sentía que el corazón iba a salirsele del pecho, el nardo se hinchó y aceleró la mamada para que se corriera pronto.

Su boca se llenó de esperama hincándole los carrilos, tragó, lo sintió bajar hacia su estómago, después dio otro trago y después otro, su interior se llenaba de lefa caletorra y deliciosa, el sonido de la tragada, Glup, Glup, se escuchaba en todo el establo, al final lo dejó salir para que la bañase, le gustaba sentirse sucia por esa corrida.

--Ahaaaa.

Se levantó, toda pegajosa, sabía que Capitán podía darle más, lo sacó de su sitio tirando de sus riendas y se acercó al bloque de paja.

--Ha llegado el momento--se dijo.

Tenía algo de miedo, pero no podía echarse atrás o se arrepentiría toda la vida, se tumbó boca arriba sobre la paja y abrió las piernas, tiró de las riendas hasta que Capitán estaba en posición, cogió el rabo con la mao libre y lo acarició de nuevo, continuaba erecto y deseoso.

--Vamos--se dijo--Hoy seré tu yegua.

Puso la punta del rabo en su coño excitado e intentó meterlo, no cupo, le dolió, cogió aire y empujó otra vez.

--Pon de tu parte--le dijo al caballo.

Tiró de las riendas, el nabo golpeaba el coño, pero nada más, entonces Capitán empujó y la punta golpeó de lleno el sexo.

--Ahaa--gritó Natalia.

El rabo escapó y se retregó por todo el torso de la mujer, casi llegaba a su estómago, Natalia aprovechó para practicar, poiendose en una posición algo incómoda, una cubana a ese nardo, restregó la punta entre sus tetas, jamás había sentido allí una polla como esa, sacó la lengua y lamió la punta como si quisiera lubricarla, todavía quedaban resto de la corrida y esta colgaba en hilillos, mezclada con sus babas, sobre su cuello y su pecho, después quiso volver a intentarlo, puso el nardo listo para entrar y el mismo Capitán empujó esta vez.

La rompió, la punta entró de una, sin avisar, quería follarla y lo hizo, Natalia gritó de dolor y estuvo a punto de caerse del bloque por el otro lado debido a la fuerza de la embestida.

--Hijo puta--casi lloró--Cuidado.

Pero Capitán, como Duque, era un animal, una bestia que quería su hembra, empujó y el nardo entró otro poco, Natalia se agarró donde pudo mientras sentía las paredes de su coño forzadas.

--Ah, ahy, ahyyyy--gemía sin apartar la mriada de la polla.

Capitán empujó de nuevo y el rabo entró casi del todo, Natalia lo sintió dentro, era imposible que entrase más, el coño le latía pero se sentía la mujer más puta, y por tanto la más afortunada, del mundo.

--¡Dios mio que nardo!--exclamó temblado--¡Es gigante!

Cogió lo que quedaba de rabo para manejar la penetración y comenzó a ser follada, Capitán sabía lo que se hacía, ella gritaba de dolor sin poder apartar la mirada de su coño abierto a la fuerza, sus piernas se movían como electrocutadas, estaba siendo follada por Capitán, por fin.

--Ah, si--gritó--Sigue, es gorda, aahaayyyy.

Se sentía cada vez mas excitada, mas placer, ese descomunal nardo era mano de santo para su coño sediento, que a la vez era castigado y premiado, miró al caballo y se encomendó al cielo.

--A la mierda--dijo--Follame del todo.

Soltó las manos y la polla se sumergió en su sexo hasta el final.

--Ahhh, asi--gimió--Siiiii.

Comenzó a ser follada a golpes, a ser maltratada, Capitán estaba tomándo lo que le había prometido durante semanas, Natalia se sentía completamente llena por dentro, con dolor pero con un placer que ni siquiera Duque le había dado, era una salvaje, una puta sin remedio.

--Siii, dame, si, follame Capitán, follame como a una yegua, dame tu polla, siiii.

Se corrió, pero no iba a acabar allí, se tumbó sobre la paja siendo sacudida como algo sin vida, con la boca abierta y los ojos cerrados, babeando, gritando como una posesa.

--Ahaaa, ahaaa, ohoooo.

El nardo la destrozaba, pero ¿Que podía hacer? todo placer salvaje era algo doloroso, merecía la pena ser rota si se corría, si le daban ese placer extremo, se corrió dos, tres veces, no dejaba de sentir orgasmos, incluso temía desmayarse si continuaba siendo penetrada de esa forma, los testículos de Capitán, llenos de lefa toda para ella, golpeaban su culo, plof, plof, las piernas tocaban el cuerpo del caballo, suave y caliente, ambos excitados, Capitán empujó del todo y se detuvo, casi podía alzarla del montón de paja tan solo con su nardo.

--Me muerooo--gritó Natalia mientras recibía un calambre orgásmico.

Capitán relinchó y se corrió por fin, Natalia notó el útero caliente, un chorro la sorprendió, incluso notó incharse su panza ante tal lefada, se tumbó como muerta mientras se corría sin remedio como jamás se había corrida en la vida.

--Ahhaaaa, siiiiii.

Capitán retrocedió, el nardo salió sonando un pluf y el semen se vertió de la mujer hacia el suelo, un último gran chorro salió de este y bañó a Natalia.

--Dios mio, que polvazo--balbuceó ella rota de gusto.

Capitán se separó de ella y la mujer se quedó tumbada unos minutos, todavía recomponiéndose el polvo, su coño latía, le dolía, pero estaba satisfecha.

Se levantó atontada, Duque estaba sentado, mirando toda la escena, se miró, su sexo estaba enrogecido, se puso de pie y guardó a Capitán.

--Buen chico--le dijo dadole un azucarillo.

Se limpió en el bidón de agua como la otra vez y se vistió, antes de salir recayó en los demás caballos.

--No se si estos podrán....--se dijo pícaramente.

Por fin había cumplido su sueño, se duchó y se tumbó, satisfecha, se preguntó si no podía aspirar a más, sin no podía recabar mas placer, que era lo que quería.

--Mañana puede que piense en algo--se dijo.

¿Fin?