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Gemelos 1 -El inicio

en Amor filial

- Va bien así.

- Si, no pares, no tardaré mucho – Le contesté entre gemidos.

Mi hermano gemelo Alberto, o “Bert” como le llamamos en la familia estaba sentado de rodillas frente a mi mientras me hacia una buena paja. Hacía ya algún tiempo que habíamos decidido ir un poco más allá de lo convencional y empezar a probar cosas nuevas.

Por aquel entonces no había día que no nos masturbáramos varias veces. Parecíamos mandriles salidos que aprovechábamos cualquier ocasión para cascarnos la polla. Eran tiempos donde el internet empezaba a ir algo rápido y florecían las paginas porno con películas de no muy alta calidad, pero lo suficiente para que dos niños de 16 años vírgenes disfrutaran de un poco de sexo visual.

Llegábamos del instituto y nos dirigíamos siempre a la habitación. A esa hora nunca había nadie. Alguna vez estaba nuestra hermana mayor pero era en muy contadas ocasiones. Nuestros padres trabajaban hasta tarde y teníamos toda la tarde para hacer nuestras tareas. Compartíamos habitación, y aunque inicialmente y de jóvenes dormíamos en una litera ahora habían dos camas de 90 una al lado de la otra separadas únicamente por una mesita de noche que compartíamos con ropa y objetos varios. Disponíamos de un escritorio que compartíamos para estudiar a la vez que un ordenador.

Desde que tenemos recuerdos nuestros gustos han sido los mismos en casi todo. Muchos gemelos al cabo de un tiempo se van distanciando y al final uno tira para un lado y el otro para otro sitio. Nosotros, de momento eso no nos ha ocurrido. Somos iguales, por fuera y por dentro, nos gustan las mismas cosas, tenemos los mismos vicios, odiamos lo mismo y tenemos los mismos apetitos sexuales. Los dos somos pro-activos, algunos dirán que somos unos guarros, nosotros decimos que nos gusta experimentar, como sino decir que no te gusta algo si no lo pruebas.

Es algo curioso ya que a los dos nos gustan las mujeres, no somos gays o eso creíamos, la definición actual de nosotros dos seria “Bisexuales, pero solo con mi hermano, para el resto heteros”.

En aquellos años, teníamos la libido por las nubes, la polla loca y no hacíamos más que pensar en sexo. No éramos ni feos ni guapos, éramos normales, del montón. Eso y porque éramos algo tímidos con la chicas hacían que tuviéramos el título de VIRGEN pegado en la frente.

Nos Pasábamos muchas tardes los dos frente al ordenador viendo porno, paseándonos a la mínima y estudiando. No hacía falta excusa para sacársela y meneársela.

-¿Nos hacemos una?.

- Venga.

Y dejábamos todo lo que estuviéramos para navegar por internet y a la más mínima visión de carne femenina sacudírnosla hasta hacernos callos en las manos.

- Madre mía como ha venido Marta hoy a clase – Marta era la buenorra de nuestra clase por aquel entonces. La chica que se había desarrollado pronto poseedora de unas buenas tetas juveniles.

- Vaya, me la ha puesto dura en clase de mates.

- Que suerte tienes cabrón – Respondí a sabiendas que se refería a que se había pasado toda la clase de matemáticas viéndole el culo a Marta por sentarse detrás de esta en clase.

Esta conversación a base de murmullos se desarrollaba mientras estábamos los dos sentados en las camas con los pantalones bajados hasta los tobillos, la polla dura, un video porno en silencio, si acaso, y una mano con un bombeo lento pero constante.

-¿Tú crees que ellas les gustará el sexo tanto como a nosotros?.

- ¿Si no?, sino porque se acostarían con nosotros.

- Para controlarnos

- Pues también-

- Yo si fuese una tía sería una guarra, pero no de sucia, sino de puta.

- Yo también – Le contesté- Yo sería más guarra que las del porno.

- Vaya…

- Lo que daría ahora para que estuviese aquí Marta.. bufff, con esas tetas, ese culo.. MMM, le comía todo el coño que seguro que no tiene pelos ni nada.

- Yo me conformaría ahora mismo con que me ayudase a terminar esta puta paja que me está costando – Le dije.

- ¿Te cuesta?.

- Si un poco, hoy ya llevo dos y la peli no es que sea una maravilla.

- Ya, eso sí, cámbiala si quieres.

- Me da hasta pereza cambiarla.

- Bueno pues imagínate que es Marta la que te la casca.

- Si realmente me la hiciese me correría en 2 minutos.

- Ya ves.

Hubo un momento de silencio, de concentración. Yo empecé a imaginarme que era Marta que me la estaba meneando, cerré los ojos, pero me costaba concéntrame, ese día estaba algo espeso. Abrí los ojos y miré a Bert y él hacía lo mismo, no prestaba atención al video estaba concentrado con sus ideas. Miré su polla, era clavada la mía, no muy larga pero si anchota. Era como verme a mí mismo pajearme en un espejo. Me quedé absorto, con la mirada perdida, hipnotizado con el movimiento constante de su mano al subir y bajar. Me fijé como nunca me había fijado en su polla, era clavada a la mía, pero desde un ángulo diferente al mío. Yo siempre me la había visto desde arriba y la suya podía verla en varios ángulos, ahora la veía de lado.

Me pasó por la cabeza una locura, era mi hermano, era como yo y sabía que si yo lo pensaba él podía pensar lo mismo.

- Tío.

- Que.

- Una locura.

- Dispara.

- Como estamos espesos, te parece que nos intercambiemos las manos?.

- ¿La manos? – Me contestó sin dejar de masturbarse.

- sí, yo te pajeo a ti y tú te pajeas a mí. Es como masturbarnos nosotros mismos, ya que las pollas son iguales, pero nuestra polla notará otra mano y podremos imaginar que es Marta.

-Guay- Contestó.

Fue todo muy fluido, las dos mentes conectadas en una, Bert se levantó se puso a mi lado, su mano y me cogió la polla. Yo hice lo mismo, pasé mi brazo por debajo del suyo y le cogí como pude su polla.

Su polla me la imaginaba como la mía, pero al ser de otro cuerpo la noté diferente. Era blandita y a la vez dura. Calentita como la mano que sujetaba mi polla.

Empezamos a movernos los dos, empezó a mover su mano arriba y abajo y yo empecé a hacer lo mismo.

- Es un poco difícil hacerlo a la vez – Dijo

- Si la verdad es que sí.

- ¿Y si lo hacemos por turnos?.

- Venga, ¿Quién empieza, tu o yo?- Pregunté

- Como quieras.

- Bueno venga, empiezo yo y luego me la haces a mi-

- vale-

Me  puse delante de el al principio la posición me parecía muy rara, nunca había estado así con nadie, ni con mi hermano. Era la primera vez que veía una polla como la mía pero esta vez desde abajo. Él estaba sentado en la cama con las piernas colgado hasta el suelo, sin pantalones ni calzoncillos ni zapatos. Se quitó la camiseta y se quedó completamente desnudo. Yo seguía con camiseta pero sin nada por debajo de la cintura.

Su polla estaba erguida apoyada sobre su vientre con los huevos colgando, el pelo era corto, espeso y negro. Ya asomaba una gotilla de líquido pre seminal por la punta del cipote. Lo volví a coger la polla y sin más retraso empecé el majestuoso meneo de subir y bajar piel. Bert echó la cabeza para atrás concentrándose en la paja.

La piel de su polla era lisa, muy suave y pude apreciar sus venas gordas que le recorrían por el zipote.

- Cuando vayas a correrte avisa ehh.

- Si si- Dijo a prisa para no desconcertarse.

Empecé a notar como su polla se llenaba hasta casi reventar. Notaba las pulsaciones dentro de ella, como le estaba gustando a mi hermano que mi mano le meneara la polla.

- Voy a correrme, me corro- Gimió como un susurro ahogado

A toda prisa levanté el pollón y apunté la punta hacia su barriga mientras seguida dándole al manubrio. Pocos segundos después, un chorro de leche algo escaso salió disparado de su polla y fue a caer en su barriga y parte dentro de su obligo. Meneé la polla unos cuantos segundos más lentamente y suavemente para que disfrutara de su corrida

- Ves, así uno se corre en las pajas que se atascan – Contestó tras unos segundos de relax y de disfrute de la gloria que te de una buena corrida.

- Bueno, ahora te toca a ti.

- Dame cinco minutos que me recupere, ya que ahora me ha pegado un poco de bajón.

- Cinco minutos y ya, que yo estoy caliente.

No pensé en lo que dije, pero lo dije porque era verdad. Me había puesto muy cachondo con todo esto, algo diferente hasta ahora. Mi polla pedía meneo y tenía que esperar a que me la sacudieran. Estaba cachondo y muy excitado y había sido por pajearle la polla a mi hermano. Seguramente él se pondría cachondo también al hacérmela.

- ¿Estas caliente? ¿Te ha gustado?- Preguntó Bert con una ceja levantada.

- Claro, y date prisa o me haré yo la paja.

- Sólo cinco min.- contestó.

En realidad fueron doce. A mí también me había pegado el bajón y mi polla volvía a ser una picha flácida.

- ¿Venga, quieres que te la toque un poco?

- ¿Tienes que decirlo así?

- ¿Así como?

- Va da igual, venga que te está esperando.

Yo seguía sin pantalones y sin nada, solo con la camiseta y estaba jugando a un juego en el ordenador cuando como si fuera algo natural puse el pause, y me dirigí a que me pajearan. Me senté en la cama tal en el mismo sitio donde había estado Bert y el adoptó la misma posición de rodillas frente a mí.

Empezó a tocarme la polla fofa y a jugar con esta.

- Vaya mini picha tienes.

- Anda cállate-

Empezó a cogerme la colla como solía hacérmelo yo. Tenemos hasta los mismos gesto al tocarnos la polla. Su mano caliente jugaba con mi entrepierna y mi polla empezaba a reaccionar, empezó a crecer como solo una polla adolescente lo hace. Con poco estimulo está más que preparada.

-Así está mucho mejor, es más fácil.

Ni contesté. Empecé a imaginare que la buenorra de clase estaba donde estaba Bert sentada frente a mí, disfrutando de mi superpolla y diciéndome guarradas, la realidad es que era mi hermano gemelo quien me la meneaba. Abrí los ojos y lo vi allí. Estaba concentrado en mi polla, la miraba fijamente tal y como había hecho yo anteriormente con su polla. Contemplándola, analizándola y disfrutando del momento. Por alguna razón ver a mi hermano jugar conmigo me puso más cachondo que imaginarme a Marta. Me concentré en lo que estaba haciendo. Sus dedos rodeaban el tronco de mi polla y la agarraban como fuerza y dulzura a la vez. Como cuando coges a un pajarito para que no salga volando pero no apretase fuerte para no hacerle daño. Su mano subía y bajaba arrastrando algo de piel. Mi capullo asomaba por su mano cuando bajaba hasta el final y se escondía cuando lo cubrían sus dedos.

<> - Pensé

- Me corro – Llegué avisarle con tiempo.

Bert hizo lo mismo que yo, apunto mi polla hacia mi barriga y allí descargué el poco semen que me quedaba después de dos pajas.

- No ha estado mal ehh- Dijo entre risitas Bert mientras me daba las ultimas sacudidas – Mucho mejor que hacérselas uno mismo.

Ese día fue el comienzo de algo que cambió nuestras vidas. Nuestros encuentros fueron a más. Pero eso ya son otras historias.