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Disciplina en la universidad (4)

en Dominación

                                              

                                                                    DISCIPLINA EM LA UNIVERSIDAD  Capitulo 4

 

… Eran las siete de la mañana, acababa de sonar el despertador era hora la de levantarse.

 

         Sonia se dio la vuelta, aún estaba medio adormilada y al parecer no recordaba que había pasado el día anterior, aunque ese lapso fuera breve. Durante la noche había dormido boca abajo, sus trasero le dolía horrores como para poder dormir en cualquier otra posición,  pero al darse la vuelta para levantarse... Apenas sus nalgas rozaron las sabanas, dio un fuerte respingo, en ese instante lo recordó, lo que había acontecido y lo dura que había resultado esa jornada cargada de sorpresas entre otras cosas, así como  las azotainas recibidas, sobre todo la recibida antes de acostarse tal, de esa en concreto sentía sus efectos muy recientes, a pesar de haber pasado unas horas y como la Junta de accionistas había predispuesto, que sucedería durante ese mes. Sonia con claros gestos de dolor en su rostro por las molestias, se levantó de la cama con sumo cuidado, se puso en pie lentamente, a medida que se iba moviendo, el dolor en el trasero se iba incrementando, a medida que su espalda se iba poniendo recta se arrepentía de su comportamiento, una vez totalmente incorporada de pie al lado de la cama, se tuvo que medio encorvar hacia delante, pues al estar su espalda recta el dolor del trasero acrecentaba por milésimas de segundo, y  se le hacía insoportable, así que no tuvo otra alternativa que ir encorvada hacia el baño a pasos cortos y levantando los pies lo menos posible del suelo, pues al levantar los pies sus nalgas se tensaban, al igual que se movían estando muy inflamadas y agudizaban el dolor de las mismas, una vez ante el espejo del lavabo se giró para verse el trasero.

     Era una pesadilla hecha realidad, para cualquier otra persona seria horrible contemplarse las nalgas en ese estado. Tenía ambas nalgas completamente rojas, desde la parte superior de las nalgas, hasta justo el inicio de los muslos, y justo la parte central de las mismas se remarcaba de un tono más oscuro, casi todo azulado verdoso oscuro, morado en  la zona más central,  con razón le dolía horrores el culo, pero aun así, para ella resultaba toda una belleza contemplarse en el espejo su culo tan precioso, el solo hecho de vérselo así, ya hacía que se le mojasen sus braguitas, así como disfrutar de las molestias muy notables que sentía en su trasero, intento de forma infructuosa pasar la palma de sus manos por ellas para así sentir el calor que aun emanaba, pero las molestias se acentuaban al intentar hacerlo, en el espejo se reflejaba una sonrisa de sus labios. Se metió en la ducha, abriendo el grifo mitad caliente y algo de fría para graduar la temperatura. Enfoco la ducha a sus nalgas mientras el agua salía fría, y luego ya templada se ducho enjabonándose  con una esponja, pasándola suavemente al llegar a sus doloridas nalgas, se estuvo enjabonando varios minutos, se sentía muy bien con el suave tacto de la esponja con el jabón, minutos después se aclaró el cuerpo y agarrando la toalla se fue secando el cuerpo, dejando el trasero para último lugar, casi rozándose simplemente se fue secando el culo, la ducha le había sentado muy bien. Daba la impresión que le había calmado bastante el dolor. Hasta que saco un pie de la ducha.

        -. Aaaaa... Jodeeeeer  como duelee uuuuuufffffhhhh.

    Lentamente extrajo el otro pie, y caminando derecha, las molestias volvían a ser mas y mas intensas,  no soportaba el dolor del trasero, aun con sus manos sujetándose las nalgas por debajo de ellas, en sus muslos para evitar el bamboleo de estas, pues las sentía terriblemente inflamadas y más pesadas de lo habitual, debido a la inflamación,  por lo que volvió a encorvar su cuerpo un poco hacia adelante, encaminándose lentamente a su habitación, dirigiéndose  hacia la mesita de noche y abriendo el primer cajón extrajo una bragas limpias, no sin antes observar las que tenía en el interior del cajón bien colocadas, para así observar bien el dibujo de cada una de sus prendas, eligiendo unas bragas blancas de algodón con unos ositos marrones muy juguetones, en diferentes poses saltando, corriendo, sentándose.  Con los ribetes de encaje. Las desdoblo y las sujeto con los dedos índice y pulgar por la cinturilla delantera y extendiendo su mano hacia el interior de la prenda, manteniéndola tirante manteniendo el dedo meñique estirado, de manera que la abría por los laterales para poder meter sus pies, las miro, pero... Debería agacharse para poder ponérselas y eso abría sido muy doloroso, encorvar su cuerpo al tiempo que levantaba una de sus piernas flexionándola para poder ponérsela, algo que abría resultado muy doloroso para el estado de sus nalgas, tomo la decisión de hacerlo de otra forma y con la mano derecha, las sujeto por el lateral derecho, y así estiro el brazo, se agacho inclinándose un poco levantando levemente la pierna izquierda y así no tener que inclinarse más que lo justo, para pasar su pie izquierdo por la pernera izquierda de las bragas, y luego sujetando el lateral izquierdo, hizo la misma operación para pasar el pie derecho, luego con esfuerzo se agacho para alcanzar ambos laterales de las bragas se las fue subiendo, muy lentamente haciendo muecas con sus labios, apretando los dientes y  viendo las estrellas del firmamento al hacerlo, y más aún, cuando se volvió a enderezar pasando la cinturilla de las bragas por sus doloridas nalgas, aquello fue horrible sobre todo sentir la presión del tejido de algodón de las bragas en sus doloridas nalgas, le daba la impresión que le iban pequeñas, al mismo tiempo parecían ser de papel de lija, pues sentía como raspaban sobre su piel, pero era por lo inflamadas que tenía las nalgas. Se contempló en el espejo como le quedaban, estaba preciosa con aquellas bragas altas que le cubrían ampliamente, las nalgas, hasta la cintura.   Con los pantalones tejanos nadie notaria nada, hasta que recordó que debía ponerse de nuevo el uniforme de alumna. 

     Pues el resto del curso no volvería a dar clases, entonces se pregunto así misma si valía la pena lo que habían realizado Elisabeth, Laura y ella misma para lograr ser castigada a sus treinta y dos años. Entonces sus manos se posaron sobre sus nalgas acariciándose el trasero por encima de sus bragas…

      -. Huuuummmm que delicia sentirse así, con mi culo tan dolorido así como ese calor que aun habiendo pasado unas horas, aun puedo sentir en el trasero y disfrutar de ese ardor que emana a través del algodón de mis bragas, y tener el tacto de mis castigadas nalgas tan duras por el castigo. Aunque me duela el culo horrores, ya lo creo que valió la pena el arriesgar mi carrera. Volvería hacerlo por sentir de nuevo este placer… mmmmmmm que delicia oooohhhh . Viéndome en el espejo así como se trasparenta el morado de mi culo en mis bragas, es toda una pasada, estas sensaciones que estoy volviendo a disfrutar, como solía hacer en mis años de colegiala e universitaria, ya en aquellos años solía provocar los castigos. Lo que daría por sentir de nuevo en mi culo desnudo la fea correa de la Sra. Lawton, como me gustaba ser castigada por esa bruja, aunque luego estuviese una semana sin poder apoyar mis nalguitas en una silla.  Aaaaaahhhh y la mano de mi buen amigo y director Aston, hasta ayer no había tenido el placer de disfrutar de ella y la de veces que he deseado estar sobre sus rodillas con mis bragas bajadas, y que me diera una azotaina, la verdad, es que, duele tanto como recordaba.   Con su mano izquierda se sobaba el trasero con suavidad, mientras con su mano derecha utilizando el dedo anular, había retirado hacia la izquierda un poco el fondillo de sus braguitas  y con el dedo anular se frotaba los labios del sexo, se hallaban muy mojaditos, lentamente lo fue escondiendo en el interior de sus labios, llegando a acariciar levemente el granito superior de su sexo y…. Oooohhhh , me voy a correeeeeerrrrr. Jo! Me he mojado las bragas de nuevo… aunque haya arriesgado mi carrera bien ha valido la pena… .- Una segunda oleada de placer la embargo de nuevo-.   oooooohhhhh  otra veeezzzz… Correrse así es una locura.... de ....placer.... aaaaaaaaahhhhhh....

     Sonia abrió el segundo cajón,  sacando un sujetador blanco, poniéndoselo acto seguido, se dirigio hacia el armario y  saco una blusa blanca  se la puso brevemente en un par de minutos, y fue al salón  en busca de la falda tableada gris, pues debía de estar donde se la quitó el día anterior, la encontró sobre el sofá y se la puso. Lo complicado ahora, sería ponerse los calcetines, volvió a la habitación, abriendo el tercer cajón esta vez,  resignada se sentó con sumo cuidado sobre la cama, al sentarse cerró los ojos y apretó los dientes, los calcetines estaban sobre la mesita de noche, por lo visto los había sacado anteriormente y se los había dejado ahí. Levanto su pierna derecha y se puso el calcetín, miles de pinchacitos se concentraron  en el centro de sus nalgas, al inclinar el cuerpo para ponérselo, era un deleite de sensaciones sentir tantas a la vez al vestirse, sin apenas moverse, hizo lo propio con el pie izquierdo. Se reincorporo lentamente poniéndose de pie, se calzo los zapatos que los tenia al pie de la cama. Ya vestida, se dirigió hacia el salón donde  recogió unos libros que tenía ya preparados y se dispuso a salir por la puerta, alisándose por última vez el trasero de su falda, que delicia era pasarse las manos por su trasero.  Salió de la casa, antes de bajar la escalera, miro en todas direcciones, nadie la observaba, así podría bajar aquellos escalones con suavidad y sin disimular el martirio que iba a resultar descender aquellos escalones. Al bajar los pocos escalones lo hizo lentamente, de uno en uno, una vez bajados todos y cada uno de ellos, volvió de nuevo a sobarse el culo con la mano libre y se dirigió andando hacia la universidad, deseaba caminar y así disfrutar de las molestias inenarrables que sus nalgas al andar le producían. Le resultaba tan maravilloso, volver a experimentar aquellas deliciosas sensaciones de caminar con su culito tan deliciosamente castigado. Otros estudiantes la adelantaban y saludaban al pasar por su lado, pues aunque su caminar era disimulado, no podía hacerlo a largas zancadas, debía andar a pasos medios, y así no fuera por nadie visible que le resultaba difícil el caminar. Ya llegando a la universidad se percató que la humedad de sus bragas había ido en considerable aumento, entonces cayó en la cuenta que debía de haber cogido una o varias de repuesto, tal y como hacía en sus años siendo una adolescente, cuando había sido castigada, al día siguiente ponía en su mochila varias bragas para cambiárselas cuando las tenía empapadas de sus fluidos. Tal y como las llevaba, no aguantarían todo el día, sin calar a través del tejido de algodón de sus bragas, pudiendo manchar la falda.

        -. Bueno, pues tendré que sentarme sobre mis bragas para no manchar la falda.- lo que no había pensado es que la humedad del fondillo de sus bragas era tal, que sus fluidos empezaron a traspasar la tela de la prenda íntima, y chorrillos de fluido empezaban a deslizarse por sus muslos-. Ostras!! Esto no lo había pensado...

      …”Con este nuevo problema en el fondillo mis bragas, en ello no había pensado”... Por lo cual, acelero el paso para llegar a la universidad antes que se acumularan estudiantes en la puerta de entrada, e ir al servicio, para solucionar ese problemilla, lo solucionaría rápido yendo a su despacho de profesora, aún tenía sus cosas allí, aunque en él no tenía ropa interior para cambiarse, pero si tenía compresas para los días rojos y utilizando una, tenía el problema resuelto, y al día siguiente ya llevaría en el bolso bragas para cambiarse, el caso estaba en solucionar el pequeño problema que tenía ahora. Y debería ser rápido o llegaría tarde a clase.

       Al pasar por conserjería se acercó a la ventanilla. Pidió la llave del despacho, al no estar el conserje, entro en conserjería como solía hacer, cogió su llave del armario, eso era algo que solía hacer a menudo, pues a esas horas el conserje estaba abriendo las aulas, así como entregando a otros profesores que solían esperar que el conserje les llevara sus llaves.

      El conserje la vio que salía de conserjería, y raudo fue hacia ella…

(Arthur)      -. Señorita Adams!!! , que sea la última vez que entra en mi oficina! , Sabe que las alumnas tienen prohibida la entrada, y usted ya no es profesora!. .- el conserje observando que Sonia llevaba una llave en la mano, supuso que era de su despacho-. Haga el favor de entregarme esa llave, usted ya no tiene derecho a usar un despacho. Además ya no hay nada en el, que le pertenezca, el director Sr. Aston, me ordeno ayer que recogiera todas sus cosas y que se las enviara por mensajero a su casa, supongo que esta tarde lo recibirá todo.

(Sonia)        -. Bu…eno. Si así se lo han mandado hacer, bi…en.- Para Sonia fue una desagradable e inoportuna noticia-.

 (Arthur)      -. Antes de que se me olvide, el decano Lewiston la espera en su despacho, y debo advertirla que estaba muy enfadado con usted. Por lo visto joven, debía de pasar por tu casa esta mañana para amonestarla como recordatorio, y no estabas, ya habías salido cuando tenías  instrucciones  de  esperarlo… verdad?

 (Sonia)         -. Oh..., lo olvide!

 (Arthur)     -. Pues te está esperando, me ha ordenado que si no acudes rápido, te lleve yo mismo a la fuerza.

(Sonia)          -. Pero… es que ahora no… puedo.   He   de ir  al  servicio  de  señoras. 

(Arthur)        -. Me ha advertido de que pondrías esa escusa, y me ha dicho. “Aunque se haga pis en las bragas, la quiero ver en mi despacho cuanto antes!!!”  .- así la agarro del antebrazo por encima del codo, y tirando de ella casi arrastras, la condujo por los pasillos, atestados de alumnos y alumnas que asistían a sus clases, observando perplejos como era conducida  casi arrastras, Sonia iba con sus mejillas coloradas por la vergüenza, por ser conducida de esa manera como a una vulgar alumna que se ha metido en líos, y así era, fue conducida  hasta la puerta del despacho del decano. Llamando a la puerta, se escuchó del interior que decían adelante-. Aquí la tiene señor Lewiston, tal como usted había predicho  se negaba a venir, y aquí se la traigo yo mismo!

(John)           -. Bien  Arthur… puede retirarse!

    El conserje salió del despacho haciéndole un guiño con el ojo derecho a Sonia, y con la mano, con la palma hacia arriba extendida moviéndola de izquierda a derecha, le hizo a Sonia el gesto de que… buena le esperaba!

   Sonia lo miro poniéndole la peor de sus caras, y sacándole la lengua aprovechando que el Decano no podía verla. Al tiempo que entraba al despacho, simulando que se estaba haciendo pis, dando leves traspiés, y poniendo su mano derecha en el pubis, una vez se detuvo frente a la mesa, entrecruzo sus piernas para ser más vehemente que no aguantaba más y debía ir a servicio  se  señoras  urgentemente, algo que la sirvio para restregar sus muslos en uno, contra el otro y secar sus fluidos que descendían por ellos.

(Sonia)         -. Por… favor….John… permíteme ir…. al baño,…. no aguanto más…

(John)        -. Porque no has ido antes de salir de casa! O tenías mucha prisa de escapar de tu azotaina  matinal, sabes  que  debes  recibir  una  cada  día,  mientras  dure  tu  penitencia…

          Sonia seguía meneándose y moviendo las caderas para hacerse más acuciante su urgente necesidad de ir al baño, su rostro rojo de vergüenza hacia que pareciera más real, pues se moría de vergüenza el solo imaginar que  John, la pusiera sobre sus rodillas y viera el estado de sus bragas al bajárselas…

(Sonia)        -. Por favor… John!!! No puedo aguantar más!!! .- ahora incluso daba leves saltitos igual que una niña, cuando se le escapa el pis-. No me hagas esto, se me olvido de verdad! No he  pensado  tan  siquiera  que  tenías  que  venir  a  casa, te lo prometo John!

(John)          -. Sonia!   De verdad pretendes tomarme por estúpido?    Te crees por casualidad que puedes engatusarme? Deja de una vez de fingir que te estás meando, los dos sabemos que no es así!    Cuantos años llevas en esta universidad?  Desde los dieciocho años?  Verdad?   Y qué casualidad que en estos años, nunca has pedido a ningún profesor siendo alumna que debías ir al servicio, siempre tan recatada en tu forma de comportarte. Incluso en algo tan normal, como pedir permiso para ir al servicio. Algo que no hacías jamás, bien fuera por pudor o vergüenza, eres una mujer que resultas  tan comedida y responsable, que nunca dejabas nada sin hacerlo, todo de manera premeditada. Incluso a las horas que solías ir al aseo, siempre como un reloj tu exactitud en todo lo que realizabas resultaba hasta insultante, todo siempre meticulosamente calculado.    Y pretendes hacerme creer que has cambiado tus hábitos, así? Sin más?  Que algo te ocurre para que hagas esta pantomima, es claro que es destacable.  Pero no me engañas, sabes que te he visto crecer, como aquel que dice… así que déjate de tonterías e inclínate sobre mi mesa, deberías recibir una azotaina con la mano esta mañana, pero… Has cometido una negligencia, y que conste, que te creo al decir que se te ha olvidado, que debías esperarme  a que yo llegara a tu casa a  darte esa azotaina.

        No eres una mujer que mienta, pero últimamente estoy viendo cosas que me dejan desconcertado en cuanto a tu conducta, tengo mis ligeras sospechas al respecto. Y te aseguro que cuando llegue el momento vamos a tener una larga conversación, pero mientras estés castigada por la Junta de accionistas, me lo voy a guardar, y te aseguro que como se confirmen  lo que sospecho, no lo vais a pasar nada bien, y digo vais!!!    Ahora ponte sobre la mesa que te voy a enseñar a cumplir tus obligaciones como alumna, como una alumna que debe aguardar a que le den su castigo.   Y no voy a ser benévolo contigo, vas a sentir de nuevo en tus nalgas una de esas varas que están detrás de la puerta de mi despacho, que siempre las has temido o respetado, y ya sabes de otros tiempos como se sienten!!!

(Sonia)         -. Perdóname… John, de verdad que se me olvido que debía aguardar en casa vestida con el uniforme impecable, y que debías revisarme mi vestimenta… pero se me paso!  La vara, No!!!   Por favor John… no volveré a tratar de engañarte, diciendo que tenía pis.  Lo cierto es que… resulta embarazoso… John! No llevo la ropa interior reglamentaria, y pretendía ir a cambiármela antes de que la vieras… Es la verdad, John!!!   Mira y veras que no te miento…

          Sonia se levantó la falda por la cadera, para que viera su ropa interior por su costado, de esa forma no vería la verdad, por lo que Sonia no deseaba que la viera, aunque debería de haberse fijado en sus muslos antes. Pues sus fluidos estaban más que visibles en esos instantes, apenas John la mirase, se daría cuenta en el acto…  y por supuesto miro!

(John)       -.  Si, ya veo, ya! La verdad Sonia que lo veo y me cuesta creerlo.  Jamás lo hubiera creído si me lo cuentan.   Eres una desvergonzada! Una marrana! Una cochina! Una guarra! No tienes vergüenza?  .- Sonia lo miraba estupefacta, con la falda levantada y enseñándole por el costado de su cadera las bragas que llevaba puestas, mostrándole la costura de la prenda en el costado derecho, no comprendía porque la vejaba insultándola de esa manera-. Es que te has pensado que me podrías engañar de nuevo? Es que no te cansas de mentir? Sonia!  .- mientras decía estas palabras había cogido una silla de uno de los fondos y la colocaba en el centro de la estancia, entre él  y Sonia, -. Sonia! Esto es algo que jamás me hubiera imaginado de ti?  .- seguía regañándola con la misma voz cortante e hiriente, mientras se había quitado la americana y colgado del perchero, se giró, caminando ahora hacia Sonia. Mientras con su mano izquierda se desabrocho el puño de la manga derecha de la camisa, empezando a doblar la manga e ir arremangándosela hasta el codo, una vez ante Sonia, la miro fijamente. Y con la mano derecha, se aflojo la corbata y desabrocho el botón que le presionaba el cuello de la camisa-. Esto Sonia es intolerable! Ahora que creía que me estabas diciendo la verdad, y veo que eres una farsante, que hasta en el último momento pretendías reírte de mí, confesándome que no te habías puesto ropa interior reglamentaria de la universidad, algo que sé muy bien, porque no tienes aun. Y solamente tienes esas bragas infantiles que siempre te ha gustado usar, y que me hacen pensar, que mis sospechas son ciertas, y este hecho de ahora, me lo confirma por completo. Ya no tengo ninguna duda al respecto.

                Sonia se había quedado helada, no sabía que decirle. Había dejado caer de nuevo su falda, y al hacerlo se percató de algo que la asusto… al ver como John se había despojado de la americana y arremangarse yendo hacia ella, y el haber colocado la silla entre ellos. La hacía presagiar que iba a ser castigada sobre sus rodillas, se llevó sus manos a su trasero y separo sus muslos, algo le decía que ya no era necesario ocultar el estado de sus braguitas, y que era obvio que la había descubierto, al separar los muslos, de su sexo salió más fluido vaginal del que hubiera deseado, y sintió como varias gotas descendían por sus muslos. Sus mejillas se colorearon de un colorado intenso.    

         Estaba ruborizada de vergüenza desde la cabeza a los pies, observar tan de cerca el rostro de John, le mostraba que no estaba enfadado como el día anterior, si no, que reflejaba incredulidad y perplejidad. Se podía cortar la tensión entre ambos con un cuchillo, Sonia se echó a llorar se daba cuenta que acababa de perder a un buen amigo, ya no le preocupaba ser castigada. Bueno si, la preocupaba y mucho.       El día anterior fue castigada como se merecía por un buen amigo, el cual estaba decepcionado por cómo se había comportado ella.

         Y la castigo con la severidad que era consecuente con la falta y osadía que ella cometiera.     Pero aunque fuera severo, ella sabía que aunque le doliera y llorase, que él no sería como el director Aston, ya que el cuándo castigaba a un chica, siempre lo hacía a conciencia.    

       Pero ahora delante ya no tenía a un amigo, había un hombre abatido por la poca personalidad y respeto que ella misma, acababa de demostrarle sin desearlo.      Pues lo único que ella deseaba, era que no llegase a descubrir el estado del fondillo de sus braguitas, ya que resultaba muy patente a que se debía.  

         O por disfrutar de ese estado embriagador para ella.        

         Quizás estas nuevas faltas hacia la persona de un buen amigo, no habrían sido tan graves, si no, fueran por las cometidas en el día anterior.      Eso lógicamente denotaba que la confianza entre ellos había menguado o desaparecido, por la conducta de ella.      

        Lo peor era el poco respeto que ella le hubiera demostrado en las últimas horas, todas estas ideas le pasaban a gran velocidad por su cerebro, aunque no podía sospechar cual era la forma de pensar, y mucho menos el estado de ánimos de John.  Que muy lejos estaba de lo que la mente de Sonia discurría.

(John)       -. Mírate las piernas cochina!!!   Vas perdida por completo de fluidos!!!  Quítate la falda o la acabaras ensuciando….- mientras Sonia se desabrochaba la falda y esta caía a sus pies, formando una corona a su alrededor, John se había sentado en la silla-. Deja la falda sobre la mesa bien doblada y acércate a mí.

        Sonia se agacho para recoger la falda del suelo, no fue fácil para ella, intentar disimular lo mucho que le dolía el trasero al flexionar sus rodillas, y sus nalgas se le tensaran, lo que al estirársele la piel, veía estrellas que giraban en torno a su trasero maltrecho.

(John)       -. No es necesario que intentes disimular que no te duele el culo, pues lo haces de pena. Solo es necesario verte apretar los dientes u oírlos como crepitan al apretarlos, o tu labios torcidos por el dolor, por lo tanto puedes quejarte si lo deseas, pues más te dolerá cuando acabe en unos momentos contigo.

        Sonia estiro la falda asida por la cinturilla, y una vez estirada, la doblo sobre si misma lateralmente en dos dobleces, se giró dándole la espalda a John, para alcanzar la mesa para depositar la falda que portaba en su mano izquierda, mientras con la derecha se sobaba el trasero sobre sus bragas blancas con ositos juguetones.

(John)        -. No puedes hacerte una ligera idea de lo atractiva que estas, así.  Con esas braguitas de ositos que te cubren todo tu trasero, realzándolo  más aun de su redondez y belleza a pesar de esa mancha oscura que se transparenta, debes tenerlo muy morado, además de muy dolorido  y sobándote el culo, estas preciosa.  Ven, aproxímate a mí. Deseo verte de cerca para tu vergüenza el cómo llevas esas bragas de mojadas.   .- Sonia se acercó lentamente muy ruborizada y cubriéndose el sexo con ambas manos después del soez comentario de John-. Más cerca cochinilla, no te voy a morder…    .- Sonia lentamente se aproximó a John hasta colocarse delante de él, a escasos veinte centímetros de la silla donde la aguardaba sentado.  -.  Retira las manos cochina!!! .- al mismo tiempo de darle esa orden, le dio con la palma de su mano derecha en el muslo izquierdo a Sonia, que al no obedecer, se ganó un segundo cachete aún más fuerte que el primero, retirando esta vez sus manos.   -.   Veamos cómo estas desvergonzada! Mírate marrana como estas de húmeda? Debería darte mucha más vergüenza de la que refleja tu rostro!   Como te atreves a salir a la calle en ese estado? Como puede toda una profesora como tú, a tus treinta y dos años, puede llegar a comportarse como una adolescente de catorce años? Mírate! Mira cómo vas de mojada, cochina!  .- al decir estas palabras, John había puesto su mano derecha  extendida sobre el sexo de Sonia por debajo del fondillo de las bragas, mientras con el dedo anular, le frotaba con suavidad la ranura que en sus ajustadas bragas dibujaban la silueta de su sexo, Sonia solo pudo cerrar sus ojos al sentir esa caricia en su sexo, con la cual, John estaba colocando a la mujer en serias y contradictorias sensaciones, que la acabaron transportando a otro lugar, ya que le resultó imposible disimular el orgasmo intenso que la embargaba de placer. John así mismo la miraba al rostro, mientras ella seguía con los ojos cerrados, al poco sus labios se entreabrieron, expirando un gemido característico en una mujer, al llegar al clímax del momento, mientras que John sentía como el sexo de Sonia palpitaba sobre su mano, así como esta se humedecía aún más por los últimos fluidos que emanaban del sexo de Sonia.- No te da vergüenza? te acabas de correr en mi mano, con solo rozarte lo mas mínimo.  Sonia perdona por mi atrevimiento, pero debía comprobar mi corazonada, de esto ya hablaremos a su tiempo. Ahora tienes alguna pregunta que creas debes hacerme?

(Sonia)       -. Solo hay una... una cosa que me preocupa, John. Esto va a cambiar de algún modo en nuestra amistad, siempre hemos sido muy buenos amigos, me dolería muchísimo perder tu amistad, nuestra...nuestra relación con mi comportamiento de ayer te deje en mal lugar al comportarme de forma tan descarada después de todo lo que has hecho por mí, delante de los miembros de la Junta de accionistas, pero no me pude contener... Y hoy... al presentarme... así... estoy abochornada, no puedo calificar mi comportamiento infantil, no comprendo que me ha podido ocurrir para presentarme a la universidad, viniendo en este estado y mis bra...gas...así de mojadas me dejan en un mal lugar ante ti.

(John)        -. No debes preocuparte, pero son cosas que no deberías hacerlas, aunque más te vale preocuparte más por cómo vas a tener el culo en breves segundos, y lo mucho que vas a sentir tu situación, porque debes estar  muy sensible, verdad... En cuanto a nuestra amistad.   En una situación normal, no debería volver a dirigirte la palabra en la vida, después de tomarme muchas molestias para que no fueras despedida, un castigo no era gran cosa para ti, cuando eras una estudiante en el instituto nuestro director, el antecesor al Sr. Aston,  te dio más de una azotaina, y en el colegio la señora Lawton también probaste muchas veces su correa, por lo tanto seria doloroso, pero te sobrepondrías con facilidad aunque fuera un correctivo severo como ha resultado ser. Nadie me había hecho sentir tan estúpido como tu ayer, tenias que ver la cara de la presidenta, la verdad pequeña, es que me avergonzaste ante toda la junta, y todo lo que me ha costado que no te despidan, y que decidieran imponerte una sanción la cual ya no se lleva a la práctica, como bien sabes, hoy en día el castigar en el trasero a una alumna, no está muy bien visto, el hacerlo a una profesora es algo totalmente impensable. Ten en cuenta, en mi casa tengo dos criadas, cuando no hacen sus labores correctamente, lo cual es bastante a menudo teniendo que imponer mi autoridad y a las dos las castigo sobre mis rodillas cuando sucede que  cometen errores, estamos en el siglo XX, pero en este país la disciplina en el hogar aun hoy día es legal, en cambio el gobierno decidió que en los colegios e universidades no estaba bien visto fuera de nuestras fronteras, nuestros vecinos no veían con buenos ojos nuestras costumbres de educación.   Pero en cuanto a ti, eso no debe hacerte perder el sueño, aunque si lo haga tu trasero verdad? No debes de haber dormido muy placidamente, pues vas a estar con serias molestias durante varios días.  Y volviendo a tu preocupación por nosotros, y la amistad que hemos tenido estos años, ya te lo he dicho, en otras circunstancias no volvería a hablarte más en la vida.  Pero para algo estas siendo castigada como lo sería una alumna, y por lo tanto ya estas pagando muy caro tu osadía por lo cual no debes preocuparte porque nuestra amistad acabe aquí y ahora. Pues vas a ser castigada como te mereces, tu falta cometida de agredir a dos alumnas en mi presencia aunque tuvieras motivos no quita que te tomases la justicia por tu mano, y en cuanto a  tu desvergonzado comportamiento, todas tus chiquillerías serán olvidadas en cuanto te haya puesto sobre mis rodillas y te de una azotaina  por todas y cada una de tus faltas. Así como el presentarte en este estado.  Por otro lado, comprendo tu excitación sexual por ser castigada, no es algo tan descabellado como podrías creer. Además este hecho confirma mi teoría, no me lo podía creer, Aston me lo dijo, no quise creerle. Es muy habitual en algunas chicas que  cuando son  castigadas  como a mozuelas, se sienten  húmedas mojando el fondillo de sus bragas, no es la primera vez que veo que una alumna ya esta mojando sus bragas, solo con ser regañada severamente, y ya no te digo nada, cuando las ponemos sobre nuestras rodillas y levantamos sus faldas, al bajar las bragas muchas parecéis que os habéis hecho pis encima.  Ahora basta de cháchara, y  deja de gimotear  ponte sobre mis rodillas. Ya! ven aquí!!!, Ahora vas a tener motivos para gimotear pequeña.

     Sin mediar mas palabras Sonia se acerco lentamente colocándose sobre sus rodillas, pero  John tiro del brazo derecho de Sonia, haciéndola caer en su regazo, puso su mano sobre su trasero, Sonia se estremeció al sentir el peso de la mano sobre sus bragas, acaricio el trasero ajustándole el elástico de sus bragas, la pesada mano de John hizo a Sonia apretar los dientes, luego sentir como sus dedos ajustaban el elastico de sus braguitas hizo que sus mejillas ardieran de verguenza,  los primeros azotes  sonaron entre las cuatro paredes del despacho, empezaron a caer sin ninguna contemplación,  las bragas de Sonia blancas con ositos juguetones, apenas la protegían en nada, empezó a llorar enseguida los azotes debían de doler bastante, su culo estaba muy dolorido y apenas hacia unas horas que había recibido una serie de azotainas, por tanto sus nalgas estaban muy resentidas, el mas mínimo roce ya le causaba dolor, pues ser de nuevo castigada con severidad en el despacho del Decano, provocaba que la pobre Sonia nada pudiera hacer por contener sus lagrimas, los azotes eran pausados pero descargados con fuerza, John estaba enfadado con la ex-profesora de Química. Los azotes resonaban por las paredes, la joven únicamente agitaba sus caderas por el lacerante dolor en su culo, sus piernas semi flexionadas apenas subían y bajaban, pero era más un efecto por los reflejos al sentir como la palma del hombre , palmeaba sus ya muy sensibles nalgas, lo cual hacia que ella se estremeciera a cada azote. Recibiría como unos cincuenta azotes bien repartidos en su culo, al acabar la permitió levantarse, su trasero debía de dolerle muchísimo, pues cayó de rodillas al suelo apenas se sintió libre del brazo izquierdo de John, el cual la mantenía inmóvil sobre sus rodillas sujetándola por la cintura.   Sentía sus nalgas que le ardían como si le hubieran puesto brasas encendidas al rojo vivo, pero aun así sus manos sobaban su dolorido culo, de rodillas, acariciándose sus calientes nalgas, contemplaba con los ojos saliéndose de sus orbitas, viendo como John se había levantado de la silla, encaminándose hacia la puerta y volviendo poco después con una vara flexible en su mano derecha.

 

(Sonia)          -. Noooo... Por favor, Nooooo... Esa caña nooooo!!!

(John)        -. Si Sonia, si!!!  Antes ya te he avisado que te iba azotar el culo con la vara por desvergonzada y por marrana!!!   Además de no haber aguardado en tu casa a que yo llegara para revisar tu vestimenta, así mismo, tu aseo personal... Sabes por qué? tanto Aston como yo sabíamos que te pasaría esto, es mas, habíamos apostado una cerveza a que mis sospechas eran ciertas, y ya no es necesario esperar más. Ya tengo las pruebas necesarias.

(Sonia)          -. Pruebas? que pruebas? de que estás hablando, John.

(John)        -. Enseguida lo vas a saber pequeña desvergonzada! .- John se acerco a Sonia, la sujeto del brazo derecho ayudándola a levantarse.-  Marrana!!! inclínate sobre la mesa y apoya las manos estiradas, sujetándote en el borde del otro lado de la mesa, pero antes bájate las bragas... Te voy a quitar las ganas de volver hacer estas tonterías de nuevo...

(Sonia)         -. Pero de que me estás hablando? No te comprendo, azótame y déjame marchar...

      Sonia el día anterior ya había sospechado algo, había algo en la forma de comportarse su buen amigo, que le decía que las habían descubierto, ahora solo deseaba salir cuanto antes de ese despacho, pues estaba muy claro que las habían descubierto y deseaba marcharse cuanto antes de allí.

(John)         -. Tranquila que te voy a dejar el culo bien caliente, pero basta de juegos, ahora vamos a ver que dicen tus amigas...

      Sonia obedeció, se bajo las bragas hasta las rodillas y se inclino sobre la mesa, su trasero estaba todo morado y muy colorado los vértices  de sus nalgas, de la azotaina que acababa de recibir. Antes de poner las manos en el borde del otro extremo de la mesa, aprovecho para mitigar el picor de su culo, pero fue vista por John.

(John)            -.  Que haces cochina? Te gusta tocarte el culo, eh? Tranquila que ahora te voy arreglar a ti, pero antes tengo que hacer algo...

       El Decano se sentó en su mesa y cogió el teléfono, marco tres dígitos, por lo tanto Sonia dedujo que era un numero interior de la universidad...

(John)             -. Arthur! Avisa por megafonía que Susan Carrington  y Elisabeth Braun se presenten inmediatamente en mi despacho, bien, si, muy bien, si. También avísales y tráeme lo que me tienes guardado...

    John, cogió la vara que la había dejado sobre la mesa, junto al cuerpo de Sonia, caminando de un extremo a otro del despacho, flexionando la vara, arqueándola entre sus dos manos, trazando un semi circulo,  legando casi a unir sus extremos , y agitándola con fuerza en el aire para hacerla a esta, silbar en el aire, al ser este cortado por la vara. El cuerpo de Sonia se estremecía a cada silbido que escuchaba a sus espaldas, pues temía que al final del fino silbido, sentiría el contacto lacerante en su trasero.  John, sabía muy bien lo que en esos momentos pasaba por la mente de la muchacha,  y lo nerviosa que debía de estar, además del temor con angustia incluida, de cuando John iba a dejar de hacerla asustar más aun si podía ser posible ello,  mientras seguía haciendo que la vara hiciera aquel sonido espeluznante, que cada vez, hacia que Sonia temblara su cuerpo al son, del sonido. Sonia giro la cabeza sobre su hombro izquierdo, y al trasluz, vio como John se colocaba a su costado a un metro de distancia de ella, como la vara era erguida por encima del hombro de John, y como esta descendía perdiéndola de su mirada. Escucho su silbido, a continuación un sonido opaco, apagado, leve, susurrante... una marca fina y blanca apareció en las nalgas de la mujer, a continuación un grito desgarrador salía de la garganta de Sonia, una segunda marca aparecía igual que la anterior, apenas cinco segundos después, justamente un centímetro por debajo de la anterior, un estremecedor gemido se volvió a escuchar, tras cinco nuevos segundos, una tercera marca fina y blanca aparecía paralela a las otras dos, casi idénticas.  En apenas un solo minuto, a intervalos de cinco segundos, aparecieron en las ya muy laceradas nalgas de Sonia, diez marcas idénticas una debajo de la otra, apenas separadas por un solo centímetro, ni midiendo con un sistema métrico, podían dar una semejanza más exacta, las marcas atravesaban horizontalmente las nalgas de la muchacha, que después de cada azote, se había estremecido encogiendo sus cuerpo y el sonido de sus pulmones como aspiraban el aire como si este le faltara y deseara llenarlos de el, a cada impacto de la vara, y como después un sonido salía procedente de su garganta, eran gritos de dolor, gemidos fuertes, simples sollozos ahogados con sus lagrimas. Las diez marcas blancas, fueron lenta y progresivamente recuperando su color, primero un tono rosado, luego rojizo, y por ultimo rojizo blanquecino, la separación de las mismas había menguado, ahora apenas separaban una de otra apenas unos milímetros, pues la inflamación de las mismas se podía ver como se iban aumentando de manera abultada, pasando a ser, diez claramente verdugones, simétricos, idénticos, paralelos, e inflamados.

     Al no escuchar el sonido de la vara, Sonia movió muy lentamente su cabeza, de igual forma que hiciera antes de sentir el primer impacto.  Resignada y apaciguada, pudo ver como detrás de la puerta del despacho  una vara, se balanceaba brevemente colgada en su lugar de reposo.  Sus manos lentamente soltaron el borde de la mesa, donde se habían aferrado desde el primer azote al último,  y muy lentamente las fue llevando hacia su trasero mientras, gimoteaba sollozando. Sentía como si le hubieran dado diez mordiscos en sus nalgas, sentía un dolor lacerante que apenas  era capaz poder  aguantar su dolor. Sus manos se posaron abiertas sobre sus caderas, muy lenta y parsimoniosamente, fueron bajando hacia su trasero que sentía llamas lacerantes en el, que no se apagaban nunca, con las yemas de sus dedos fue tocándose levemente cada línea recta como trazadas por una regla, tocando cada una de esas líneas longitudinales que atravesaban su trasero, únicamente un experto en la manipulación de la vara podía realizar algo tan terrorífico, y al mismo tiempo, tan hermoso.  Sonia no movía un musculo de su cuerpo, seguía echada sobre la mesa, no se atrevía a moverse, ya no sentía que su trasero fuera de nuevo lacerado, pero sabía que levantarse de esa mesa, sería muy muy doloroso. Sabía que su cuerpo estaba más expuesto que nunca, sus piernas separadas, debían dejar su sexo completamente visible y expuesto  en todo su esplendor.  Los labios de su sexo se contemplaban nítidos, pues nada de vello enturbiaba su visión, perfectamente depilado, rasurado. Se podría ver incluso su interior dada su posición, pero una capa de liquido blanquecino formaba como una espesa niebla formadas por unas nubes bajas, que lo ocultaban. Por sus muslos descendían gotas de ese mismo liquido blanquecino, como si sus muslos fuesen unas velas, que su cera derretida, desciende por su tronco, producida por el fuego de unas llamas, estas llamas son las que lanzan un calor intenso proveniente de sus nalgas, ya que todo su trasero arde al unisonó.

 

(John)-.     Aston? Si, bien has ganado la apuesta.  Puedes venir a mi despacho?  Susan y Elisabeth ya han sido llamadas, en breve acudirán a mi despacho. No, ya no es necesario esperar más tiempo, ya no hay ninguna duda de tus sospechas, si, son spankee´s!!!   Si, tenias razón, todo fue un montaje...

 

 

(Continuará...)

 

 

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