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Como conocía a Ricardo.

en Sexo con maduros

Un gusto saludarles hoy, les agradezco de antemano sus comentarios a mi anterior relato. Con todos los errores y aciertos habidos me gustaría continuar contando parte de mis pocas pero considero que gratas experiencias sexuales a lo corto de mi vida.

***

Después de perder mi virginidad de una forma bastante grata y unos cuantos fracasos amorosos, decidí darme por vencida en cuestiones del amor y por qué no, volverme un poco “abierta” a las cuestiones del placer; por lo que opte por dedicarme a mis metas personales y profesionales dejando de lado el tener pareja romántica y todos esos sueños que muchas veces una tiene; casarse, hijos, vestido blanco, anillos de compromiso, etc…

Comencé a preocuparme un poco más por mi imagen, el modo de vestir, el peso, maquillaje, y esos pequeños detalles que antes no eran de gran importancia. Dentro de todo ello me volví por decirlo de algún modo más femenino y coqueta. Y aquí fue donde comencé a dar rienda suelta al placer que había descubierto conocía chicos y únicamente eran parejas sexuales; sin mayor compromiso; siempre con el debido respeto y sobre toso seguridad. Y sobre todo siempre eran chicos dentro del rango de mi edad.

Años atrás cuando rondaba alrededor de los 16 años conocí en un chat a un chico yo recordaba que tenía 26 en ese entonces aunque tengo una pésima memoria digamos que nos hicimos muy buenos amigos; tanto que seguimos al pasar de los años conversando por Messenger, celular o correos electrónicos sin llegar a conocernos en persona. Cuando estaba a punto de cumplir 23 años recibí un mensaje de él diciendo que se había acordado de mí, que le gustaría conocerme en persona (después de tantos años) y celebrar mi cumpleaños. Lo dude un poco, pero al final acepte, acordamos que pasaría por mi fuera de alguna estación de Metro, después de algunos mensajes acordamos que sería en Oceanía al medio día.

Llego el día, como siempre el nerviosismo de conocer a una persona nueva, eran las 9am, desayune un yogurt y fui directo a la regadera, me bañé con mucha calma, con toda la paciencia puse crema y perfume, me peine con una coleta y un moño gigante, busque algo de ropa cómoda pero coqueta; unos jeans, una blusa con transparencias blanca con negro, un brasier y tanga negros todo y de encaje, sandalias, hacia un poco de calor. Terminé de afinar detalles de maquillaje y más perfume. Salí rumbo al punto acordado, caminé hacia el metro para relajar un poco mis nervios. Llegue a la estación donde yo tomo el metro y subí al vagón, cabe mencionar que iba un poco lleno, sin llegar a la exageración. No sé si eran los nervios, la ropa, el calor del día, el perfume o simplemente yo, pero desde el momento que subí un tipo se acercó a mí, comenzó a poner su mano en el tubo que estaba atrás de mi e inicio una serie de preguntas que a inicio fueron extrañas y a su vez incomodas.

-          Hola, ¿Vas sola?

-          ¿Eh?

-          ¿Cómo te llamas?

-          ¿Qué quiere?

-          Estas muy linda muñequita, no quieres que te acompañe.

-          No.

Me moví de lugar y el tipo fue hasta el otro lado a donde me había pasado, y siguió con su actitud de galán la cual en vez de molestarme empezó a darme un poco de miedo y a la vez a ponerme más nerviosa de lo que ya iba. Cuando pasaron algunas estaciones me percate que estaba a solo 2 estaciones de mi destino; me acerque a la puerta y el tipo simplemente me dijo que se bajaría conmigo a lo que yo conteste que jalaría la palanca de emergencia si seguía molestando, me vio con molestia y se fue a otro lado del vagón. Por fin llegue a mi estación y baje, sudaban mis manos, salí a la calle hacia el lugar de encuentro pase por una tienda, compre un agua, bebí un poco, sonó el celular; era él… Ricardo.

-          Hola. Estoy a 2 minutos, solo que va un poco lento el tránsito.

-          Si, ya estoy aquí, bajo el puente peatonal, traigo blusa negra y pantalón de mezclilla.

-          Ok, voy en un auto blanco con azul.

-          Ok, te veo.

Volví a tomar un poco de agua, vi el auto, se detuvo, abrió la puerta por dentro y me hizo una seña para subir, subí. Al verlo deduje que mi memoria me había traicionado ya que no me llevaba 10 años, eran muchos más, ahora sé que son 25 años. En ese entonces el 48, yo 23. Nos saludamos con un poco de nervios, un beso y un pequeño abrazo.

-          Hola niña, ¿Cómo has estado?

-          Muy bien, ¿Y tú qué tal?

-          Bien, con mucho trabajo, pero dándome un tiempo para por fin conocerte.

-          (Risa nerviosa)

-          Relájate, ¿Qué quieres hacer?

-          No sé, la verdad es que me muero de nervios y no sé.

-          Mmmmm, te parece si vamos a comer y allá decidimos, o que tienes en mente.

-          Te dejaré que tu decidas, sorpréndeme, además la que cumplirá años soy yo.

-          Ok, pero no se vale echarse para atrás.

-          No, jamás me he retractado de lo que hago. Ja, ja, ja.

Avanzo sobre el circuito interior, unos 20 minutos, dio algunas vueltas, llegamos a un motel, se llama las Fuentes, sinceramente el lugar era lindo, simple pero elegante. Pidió una habitación con jacuzzi, entramos, pidió una botella de vino espumoso. Yo me tiré en la cama y prendí la televisión, los nervios me mataban, se acercó y empezó a besarme, fueron besos largos, lentos, de esos besos que te erizan toda la piel. Llego la botella. Bebimos un poco de vino, empecé a relajarme un poco, continúo los besos. Me quito la ropa de un modo lento, como si estuviera abriendo un regalo muy delicado. Una vez desnuda, se quitó el la ropa, continuo con los besos, y recorría mi cuerpo solo con la yema de los dedos.

No supe en que momento, pero de repente me tomo de la mano y fuimos al jacuzzi que estaba lleno, una vez adentro se sentó detrás de mí, tomo un aceite y comenzó a darme un pequeño masaje, inicio en mi espalda y continuo con mis senos, tomaba mis pezones entre sus dedos y los giraba en círculos, mientras besaba mi cuello y orejas, me tenía muy excitada tanto que abrí totalmente mis piernas y comencé a acariciar mi clítoris, el me quito y el continuo acariciándolo, me tenía gimiendo como loca. Estuvimos así un tiempo.

Después de ese momento supe que era hora de hacer mi parte, por lo que me coloqué de rodillas viéndole de frente, le di un pequeño beso. Y empecé poco a poco a bajar por su cuello, su pecho, hasta llegar a su ingle, sabía que sería algo nuevo y complicado darle sexo oral adentro del jacuzzi pero no perdía nada con intentarlo; honestamente falle, no tenía la experiencia para lograrlo. Pero le pedí que se sentara en la orilla y así lo hizo, seguí besando sus muslos dirigiendo mi lengua hacia su pene el cual cada vez crecía mas, al llegar empecé a lamerlo solo por encima y poco a poco lo metía en mi boca sin utilizar mis manos, lo succionaba como si fuera un popote y fue creciendo dentro; continúe algunos minutos así hasta que decidí meterlo todo y así lo hice a lo que solo sentí como tomo mi cabeza con sus dos manos y empezó a venirse en mi boca, me tomo desprevenida y así me trague una parte mientras por otro lado sentía un poco de nauseas. Solamente me quedo sacarlo e intentar limpiarlo un poco con mi lengua.

Salimos del jacuzzi y me llevo a la cama, me separo las piernas y empezó a hundir su lengua en mi vagina, solo sentía como entraba y salía rápidamente, de repente metió de golpe 2 dedos y empezó a moverlos con una maestría en círculos adentro, yo me sentía en la gloria, me tenía a su disposición.

-          ¿Te gusta eso mi amor?

-          Si amor.

-          ¿Quieres que siga así mi amor?

-          Si amor.

-          ¿Quieres que te coja muy rico?

-          Si papi.

(Me tenía tan caliente que todo lo que el pidiera lo haría en ese momento… Y así fue)

-          ¿Quieres ser mi amante, mi niña?

-          Si amor, lo que tú quieras.

-          Quiero hacértelo sin condón y venirme dentro.

-          Si como tú quieras.

(No me importaba mucho, para este entonces utilizaba implante anticonceptivo; aunque si un poco que el pudiera estar enfermo, pero realmente en el momento no lo pensé tanto, acepto que fue muy arriesgado.)

-          Vas a ser mía nenita, toda mía.

 Saco sus dedos, levanto mis piernas, y metió todo su pene, estaba tan excitada, mojada y caliente, que resbalo con tanta facilidad, se movía rápido y lento, sentía como entraba y salía cada centímetro, de repente se detuvo y me volteo de perrito, empezó una penetración intensa, gemía con cada embestida.

-          Así me encantas nenita. Ver cómo te entra toda.

-          Mmmmm, amor.

-          Mi vida, me voy a venir adentro, te voy a dejar toda mi lechita. Te quiero embarazar nenita.

-          No. No te puedes venir dentro (Fingí un poco)

-          Aún no, todavía quiero sentirte más.

Volvio a acostarme bocarriba y abrió mis piernas, volvió a meter sus dos dedos, y empezó nuevamente a masturbarme. Me tenía nuevamente a su disposición y el lo sabía.

-          Quiero que te vengas nena, quiero tomarme tus jugos.

-          Sigué así, no te pares.

-          Quiero que mojes toda la camita nena, vente rico.

-          Si mi amor.

-          Nenita, quiero preñarte, me vas a dejar.

-          Si amor, pero no te detengas.

-          Vente nena, lléname la cara de tus jugitos.

Sentí como movia más y mas rápido, de repente salio un chorro de liquido y la cama mojada, me retorcia toda de placer, rápidamente levanto mis piernas, sin darme oportunidad de recuperarme y empezó a penetrar con locura, solo sentí como algo caliente salía, estaba terminando dentro. Se dejo caer sobre mi, me dio un beso, se durmió. Me levante, aproveche el jjacuzzi.

Una hora después despertó, yo seguía pensando en todo lo que había dicho durante todo el tiempo. Se levanto, se baño, hice lo mismo, nos vestimos; me dijo que tenia que ir a tranajar, que me daría para un taxi, no me molesto, aunque no era lo que esperaba. Salimos del motel, vio una base de taxis, me dio un billete de 500 para un taxi que máximo cobraría 50 pesos. Me sentí extraña, pero entendí.

Más tarde envio algunos mensajes de texto para saber como estaba, como había llegado, por la noche me llamo.

-          Hola. ¿Cómo te sientes?

-          Con sueño.

-          Necesito explicarte las cosas.

-          ¿Cuáles cosas?

-          Escucha, soy casado, no tengo hijos, no te dire que dejare a mi esposa ni ninugn otro cuento, simplemente me gustaste; me gusto tener sexo contigo y podríamos tener una relación donde los dos obtengamos algo.

-          Suena bien, lo pensaré, buenas noches.

-          Ok, descansa, mañana te busco.

Lo pensé un poco por la noche, decidi aceptar, aunque siempre gui clara, jamás pensé en que dejara a su esposa, solo sería sexo, sin amor, y con condon de ese día en adelante, no pensaba arriesgarme más. Continuamos un tiempo más asi, sexo-diversion-dinero. Más adelante adopto con su esposa un bebe, acordamos en terminar lo que teníamos, sobre todo por su familia. Continuamos siendo amigos cibernéticos, sin mayor problema.

***

Les agradezco nuevamente el tiempo de leer mi reato, les agradezco sus comentarios, y espero poder seguir escribiéndoles y mejorar.