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Exhibicionismo en unos grandes almacenes

en Control Mental

Llegue puntual, como siempre, salí del metro y fui a la puerta de los grandes almacenes tal y como se me había ordenado, tendría que esperar a que él me diera la señal. Entré y me quite el abrigo y desabroche un par de botones de la camisa tal y como se me había mandado la noche anterior. Me sentía expuesta, pero a la vez me daba morbo que la gente me mirase y cuchicheasen. De repente sentí una mano por la espalda, yo no debía darme la vuelta, solo podía coger la bolsa que él me diese y esperar sus indicaciones.

Esos mensajes no tardaron en llegar, enseguida me sonó el móvil con el primer mensaje: “ahí tienes las medias que debes ponerte, pero antes vamos a darte una vuelta para que todos te vean”. Le seguí, fuimos primero a la sección de zapatería, a la zona de la agencia de viajes, pasamos por la perfumería y por la ropa de caballero, no yendo en línea recta sino entre los estantes y los percheros, por donde estaba toda la gente que no hacía más que mirarme. Me daba mucho morbo y cada vez estaba más mojada pero mi meta no era esa sino servir a mi amo tal y como se merecía.

Él desaparecía entre los estantes, yo disimulaba y miraba ropa como jugando al ratón y al gato, donde yo no le veía pero él me tenía en todo momento controlada. Enseguida sonó el móvil de nuevo y mire el mensaje “¿no me ves?, yo a ti si perrita, no te quito el ojo de encima”. Me sentía observada sin saber de dónde venían esas miradas aunque por supuesto sabía de quien venían y no podía fallarle.

Se puso delante de mí, sabía que tenía que seguirle y así lo hice, esta vez me llevo a la sección de lencería perdiéndose de nuevo. Me sonó el móvil, lo desbloquee y leí el mensaje: “ te acercaras a un dependiente hombre y le dirás que no sabes tú talla de sujetador para que te mire e iras al probador donde te pondrás las medias también”. Busqué un dependiente pero todo eran dependientas –mierda- pensé para mí-más vale que aparezca un hombre que me atienda- una dependienta me pillo de improvisto y se lo dije a ella, que me miró el pecho y midió mi contorno lo que me dio mucha vergüenza pero a la vez era muy morboso. La chica era muy guapa, pelo largo rubio, delgada y bien dotada lo que me hizo avergonzarme más y mojarme de manera increíble. Entre en el probador, me puse las medias y cuando estaba terminando me llego un nuevo mensaje “no te pruebes el sujetador, si tienes las medias ya puestas sal, hay mas sitios a los que quiero llevarte”. Me coloque la falda, me puse los zapatos y deje los sujetadores en el probador.

Salí pendiente de mi móvil, esperando recibir el siguiente mensaje y de repente llegó “no me has obedecido, te dije un dependiente, esto tendrá su castigo. Lo siguiente que debes hacer es preguntar a algún hombre por donde queda la salida y después deberás seguirme”. Me acerque al primer dependiente que vi tras bastante rato buscando, le pregunte la salida, percibiendo que sus ojos no dejaban de mirar la camisa abierta, que insinuaba mi pecho sin sujetador. Seguí las indicaciones y a la salida mi amo se puso delante de mi.

Tras mucho caminar se paro y yo lo hice mirando el escaparate de una tienda de ropa. Saque el móvil, me había llegado un mensaje “entra en ese sex shop y compra una fusta, ya veremos cuando la usamos”. Entre, estuve mirando las fustas y vi una que no me pude resistir a comprar. Tenía el mango negro de cuero, duro y brillante lo que quedaría precioso en las manos de mi amo. Deje la fusta en el mostrador y saque el monedero. El dependiente me miraba y sonreía sin dejar de mirar a mi camisa desabrochada, yo cada vez estaba más cachonda y no sé por qué me daba que hoy no me calmaría.

Salí avergonzada pero cachonda de aquella tienda mirando a un lado y a otro sin verle y sin saber que debía hacer , sonó mi móvil, era él ¿y ahora qué?, leí el mensaje despacio “abróchate los botones de la camisa, creo que tenías recados que hacer por la universidad, hazlos y ve a casa, ya te diré cuando volveremos a vernos, hasta luego mi perrita”.