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Disfrutando de estar juntos

en Zoofilia

La vida no es justa, tampoco fácil, ni mucho menos como queremos que sea, quizás sea por eso que vivirla sea única e irrepetible, no sé si el destino exista o lo que nos ocurre sea producto de la casualidad, lo que sí sé es que pasa cuando tiene que pasar.

Así fue como llego a mi vida el amor de mi vida, de un accidente perpetuado quizás por el destino para romper con mi rutina, y fue así que de la nada apareció ese ser quien me demostraría lo que es la fidelidad, lo que significa la lealtad y amar sin condiciones, dar sin pedir a cambio.

Leo cambio todo en mí, sin pedirlo, sin exigirlo, sino únicamente con esa tierna mirada que tanto me encanta, y aunque a primera vista parezca violento, la verdad es una ternura de perro, desde que llego a casa olvide de preocuparme solo de mí, comprendí que el amar es procurar el bien de alguien más sin esperar, aunque con él todo el amor que le doy lo tengo de regreso, sinceramente nunca creí que pudiera acoplarse tan bien a mí, quizás por su edad, quizás por no haber crecido junto a mí, pues con un año de edad era más que evidente que tenía  ya definido su carácter, sin embargo doy gracias que no haya sido así, pues aun y con e ímpetu de su corta edad, los malos tratos que recibió y la falta de afecto,  su corazón estaba abierto para recibir cariño, amor y cuidados, así que   con mis mimos y cursilerías fue siendo testigo lo bonito que es la vida.

Es inexplicable cuan fuerte puede llegar a ser el lazo emocional que surge entre dos especies físicamente tan distintas, quizás sea por eso que digan el amor todo lo puede, que no entiende de raza, color, ni religión, que te hace volar y tocar el mismo cielo, cuando Leo llegó comprendí que el amor no es perfecto.

Me gusta hacer todo con él, salir a correr por las mañanas, ir a caminar al parque, jugar por las tardes, dormir juntos, desayunar, comer y cenar juntos y a veces hasta bañarnos juntos, ver en compañía televisión y disfrutar juntos de alguna canción, creo hemos hecho clic a la perfección, pues a su lado mi vida se ha complementado. A veces podemos pasar largas horas recostados uno al lado del otro arrullándonos únicamente con el ritmo de nuestra respiración, otras jugando intensamente acelerando a mil nuestra respiración.

Pero lo naturaleza tiene que seguir su curso, y ante eso no hay nada que hacer, así que llego el tiempo en que Leo comenzó a tener deseos y su necesidad reproductiva quedo al descubierto, comenzando con ello lo que para mí implicaría confusión y desconcierto y me llevaría a pensar por un tiempo en lo que era lo correcto.

Con Cariño San…

Dije…