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Continuación de “Un viaje en autobús”

Ana llegó a su destino, fue directa al baño de la estación a limpiarse, notaba como se empapaba por momentos su tanga con la leche de los machos que acaban de llenarla. Una vez refrescada su feminidad, salió y puso rumbo a la calle más céntrica de la ciudad. Notaba como a  cada paso que daba los hombres se giraban para verla, la devoraban con los ojos y eso la hacia sentirse poderosa y sexy.

Se detuvo ante el escaparate de una conocida tienda de ropa interior, vio algo que le gustó y entró, en la tienda se veía muchas mujeres y a algunos hombres que por su cara se veía que eran acompañantes “forzosos”. Tras mirar por las estanterías, cogió un par de conjuntos que le gustaron y se dirigió a los probadores.

Al pasar por la puerta de estos, había dos pasillos a derecha e izquierda con varios probadores a cada lado, todos ellos se cerraban con gruesas cortinas. Eligio uno de la mitad del pasillo, pero dejo la cortina un poco abierta como por descuido.

Comenzó a desvestirse de espaldas a la cortina y miraba disimuladamente por el espejo la abertura que había dejado, pronto vio que un hombre de unos 45 años se apoyaba con disimulo en la barra de separación de los probadores, pero un poco girado hacia ella. Su público había llegado, era hora de comenzar el espectáculo. Para dar más credibilidad a su “despiste” con la cortina, cogió su móvil e hizo como que enviaba mensajes, posándolo solo para quitarse la ropa.

Se desabotono la blusa y se la quito, el hombre echaba miradas fugaces al interior del probador donde estaba Ana. Cuando dejo que su falda cayese por los muslos, el “invitado” abrió unos ojos como platos, la visión de ese culo es algo que no pasa desapercibido, Ana vio como el hombre acomodaba su polla en sus pantalones con disimulo, el bulto empezaba a ser importante, y eso la excito aún más. Llego el turno del sujetador, lo desabrocho y lo sujeto con un brazo sobre sus pechos, mientras lentamente bajaba un tirante, cambio de brazo y bajo el otro tirante, para finalmente quitárselo por completo dejando ver unos pechos generosos y muy bien formados, el hombre ya no disimulaba de ninguna forma, había apartado un poco más la cortina para ver mejor, y cuando Ana libero sus poderosas tetas no pudo evitar soltar un suspiro que sonó más fuerte de lo que le habría gustado. Ana, haciendo como que no se había dado cuenta, aprovecho para coger sus tetas y manosearlas ante el espejo, exhibiéndolas bien, pegando sus pechos, tocando sus pezones, levantándolos y dejándolos caer….. El hombre ya tenia una erección imposible de ocultar, hacia esfuerzos para no sacársela allí mismo.

Ana cogió el lateral de sus bragas y las deslizo despacio por sus caderas y sus muslos hasta los tobillos, sin doblar las piernas, dejando así bien visible su culazo y también su coñito. El hombre ya empezaba a sudar. Ella se tomo su tiempo en sacar sus bragas por sus pies y después colocarlas con mucha delicadeza junto a su ropa, para así alargar la visión que tenia su vigilante particular. Después, abrió un poco las piernas mirándose al espejo y toco con su dedo entre sus labios vaginales, como explorando. Tuvo que contenerse para no meter el dedo de lo excitada y mojada que estaba, lo deseaba, pero quería seguir provocando a su observador.

Para poner aún más caliente a ese hombre, Ana, dio un paso atrás, dejando su maravilloso culo al alcance de la mano del desconocido. Este no dudo un solo segundo en poner la mano en semejante manjar, sobándolo bien, manoseando las nalgas, explorando su agujero e intentando llegar al coño de una Ana que estaba deseando ser follada por ese desconocido. El hombre decía en voz baja “entro, entro, y te follo ahora”, esas palabras hicieron que Ana se mojase aún más, lo deseaba, pero quería sentirse poderosa, demostrar que ella tenia el control, así que avanzo de nuevo ese paso y se alejo lo justo para que el hombre no pudiese alcanzarla. Una vez fuera de alcance, mirando a los ojos del reflejo del hombre en el espejo, comenzó a meter dos dedos en su coño, despacio, sin prisa, disfrutando con la cara de deseo que ponía el hombre al tener tan cerca de una mujer como Ana haciéndose una paja y a la vez tan lejos que no podía tocarla. Ana estaba tan caliente que en un par de minutos se corrió, aguantando el gemido que intentaba salir de su boca por el placer obtenido. Puso sus dedos llenos de corrida en su boca y los chupo con glotonería, la cara del hombre era un poema, quería entrar pero no se atrevía por si Ana decía algo.

Después de eso Ana se probó los modelos que había llevado, siempre exhibiéndose ante un hombre tan caliente que no sabia donde mirar. Cuando iba a quitarse el segundo, oyó que llamaban al hombre y este se fue con un gesto de disgusto por tener que dejar semejante espectáculo. Ella corrió del todo la cortina, volvió a vestirse, y al cabo de una par de minutos salio del probador, pago lo que había elegido y se fue a la salida.

En su cara una sonrisa de orgullo mostraba que ella había sido la dominante, ella tenia el poder. A lo lejos, vio venir a su mirón particular con una mujer del brazo, sus miradas se cruzaron y mientras la de él mostraba deseo y pena, la de ella era de satisfacción por todo lo acontecido.

Continuara ……