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La madre de mi mejor amigo III Final

en Amor filial

En un clima de tensión contenida preparamos entre los tres la cena. Cenamos con urgencia, los cuatro estábamos deseando acabar el trámite e irnos a la habitación para volver a jugar al juego que acabábamos de compartir. Pensé que Fernando y yo estábamos más salidos que las dos mamás, pero pasado un tiempo y habiendo sabido más cosas, creo que en ganas de follar andábamos los cuatro empatados.

 Amparo que siempre llevaba la voz cantante dijo:

 Jimmy espérate aquí unos minutos que te quiero preparar una sorpresa.

 Por su parte Fernando y mi madre, tan pronto Amparo salió de la cocina, se fueron al dormitorio, por el camino vi como mi amigo le echaba mano a las nalgas a mi madre , vi como le metía la mano entre los cachetes. Tuve la sensación de que Fernando era insaciable, pero también falto de delicadeza.

 Me fui a nuestro cuarto y la sorpresa que Amparo me tenía reservada era que me esperaba a cuatro patas encima de la cama, con su culo en pompa apuntando a la entrada y sus tetas colgando.

 Según ella me oyó entrar me pidió:

 Cómete mi culo, cómetelo entero que me da mucho gusto, dame lengua, dame lengua en todo mi culo que me vas a poner ardiendo. Y cuando ya me tengas a punto te pediré que me folles.

 Metí mi cara entre sus dos nalgas y lancé mi lengua al centro. Alcancé a la primera lo que andaba buscando, el ano de Amparo y a el dediqué lengua y esfuerzos, bien es verdad que la postura me permitía bajar a mi capricho hasta alcanzar su chocho y eso hice. Recorrer aquellos dos huecos con mi lengua me llevó al éxtasis, sentía el latido de mis sienes y el deseo explosivo de follar.

 Sin esperar más instrucciones ni ordenes, dejé la tarea, me puse de pie, enfilé mi verga a la entrada de su sexo y esta vez la penetré de un solo empujón.

 Te ha puesto cachondo comerte mi culo, yo lo sabía, sabía que te iba a gustar verme en cuatro ofreciéndote mi culo. Que bien me la has metido mi amor, me llenas el chocho con tu verga. Me vas a dar el coño de sí. Dame polla, cariño, dame polla bien duro.

 Yo mientras tanto me había agarrado a sus caderas y verme a mi mismo, entrando y saliendo de entre aquellos dos cerros de carne, con Amparo espatarrada ofreciéndomelo, me volvió loco. Sus tetas se bamboleaban con cada una de mis embestidas.

 Mi pareja, que era de orgasmo fácil me informó que estaba a punto de correrse y se corrió, y una vez se había corrido por primera vez me pidió que le metiera un dedo en el culo.

 Méteme un dedo, un dedo, un dedo en mi culo que me vas a matar de gusto.

 Follamos como dos animales y en lo que a mi concierne cuando sentí que me corría me pareció que la vida se me iba con mi semen.

 Amparo era y es una mujer con un cuerpo y sobre todo una mente diseñada para un propósito: follar, disfrutar de su cuerpo y hacer disfrutar a su pareja.

 Dormimos como lirones y cuando nos fuimos a la cocina ya estaban desayunando Fernando y mi madre. Casi sin cruzar palabra acabamos el desayuno y nos preparamos para ir al rio.

 De repente éramos como dos bandos, por un lado mi madre y mi amigo y por otro su madre y yo.

 Llegamos a la orilla, tendimos las toallas y nos pusimos a tomar el sol, por primera vez no juntamos las toallas, yo tendí la nuestra y Fernando puso la suya a casi tres metros de distancia. Dos bandos como ya he dicho.

 Mi madre cayó de mi lado lo que me permitió ver lo rápido que las manos de Fernando empezaron a sobarla. No se anduvo por las ramas ni gasto tiempo en prólogos, nada más echarse los dos ya tenía la mano metida entre sus muslos. Mi madre por su parte le facilitó la tarea abriéndolos. Con un brazo medio tapándome la cara pude ver con todo detalle lo que pasaba, lo único que no podía ver era la mano de mi madre que estaba del lado de mi amigo, lo que si vi fue la cara de gusto de mi madre, como se pasaba la lengua por los labios y como en voz muy tenue le decía:

 Sigue dándome, sigue ahí que me vas a hacer que me corra. Dame más despacito.

 Fernando de repente cambió de postura y dijo:

 Estoy muy caliente, quiero joderte.

 Cómo vamos a follar aquí, delante de ellos.

 La contestación de Fernando fue la propia de alguien que se cree dueño de su pareja.

 Tu abre las piernas, te voy a joder delante de sus narices.

 Antes de mover un dedo Fernando le preguntó:

 Tengo ganas de cogerme tu culo. 

 Que ni se te pase por la cabeza. No seas pesado, ¿no tienes suficiente con lo que te doy?. Olvídate de mi culo.

 Fernando no perdió un segundo y se colocó entre sus muslos. Fue solo un instante pero me dio tiempo de ver la polla de mi amigo, no era la primera vez que se la veía pero ahora lo hice con una intención: compararla con la mía.

 Yo no me tengo por superdotado, creo que tengo una verga, si acaso tirando a un poco más larga que lo normal, pero desde luego más gorda. Comparándola con la de mi amigo lo mío era desproporcionado, no por el tamaño de mi verga sino por lo reducido de la suya. La diferencia era más notable cuando estábamos empalmados.

 Amparo mientras tanto parecía dormitar a mi lado.

 Fernando penetró a mi madre y al momento empezó un mete y saca frenético. Mi madre mientras tanto se acariciaba las tetas. Quien no haya sido testigo de ver a una pareja follando no puede entender mi reacción, me pareció que la polla me iba a explotar viendo como se follaban a mi madre.

 Las palabras de mi amigo, aunque las dijo bajito sonaron en mi cabeza como una explosión.

 Que puta eres y como te gusta que yo te folle, perra.

 Mi madre contestó con un breve: sigue, sigue follándome.

 Sin que ningún pensamiento pasara por mi cabeza de repente sentí que odiaba a Fernando, el hijo de puta que se permitía llamar puta a mi madre mientras se la follaba. Sintiendo ese odio recorrer mi cuerpo me moví ligeramente y mi mirada se cruzó con la de mi madre. No pude interpretar lo que su mirada me dijo,  pero si se que mi odio hacia Fernando aumentó. Deseé verle muerto o si hacía falta matarle yo.

 Cuando mi madre notó que llegaba su clímax se agarró a la espalda de mi amigo y lo atrajo contra ella mientras le pedía que parara que ya no necesitaba más.

 Fue un polvo en el que prácticamente no cruzaron palabra, ni gemidos ni nada, como dos extraños que lo único que comparten es sexo.

 El sentimiento de odio africano que me invadió mientras mi verga amenazaba con explotar no remitió cuando acabaron de follar, todo lo contrario, a partir de ese momento mi furia fue en aumento hasta obsesionarme pensando en el hijo de mil putas de mi amigo.

 Mezclado con ese sentimiento apareció otro, porque ese canalla que maltrataba verbalmente a mi madre se la follaba, estando yo seguro de que yo lo haría mucho mejor, con más cariño y con una herramienta que no tenía comparación.

 Me volví hacia donde descansaba Amparo, ya estaba despierta. Muy bajito me dijo:

 No les prestes atención, esto es cosa de mi hijo, están follando para que nosotros le veamos. En la cabecita de mi hijo estará la idea de: fijaros como follo, tomad nota de lo macho que soy. A mi me tienes satisfecha y no necesito que nos pongamos a follar delante de nadie, ya iremos a casa a nuestra cama.

 No sucedió nada más que amerite contarlo. Fernando siguió aprovechando que, por primera vez en su vida tenía una mujer a su alcance y no dejó de toquetear aquí y allá, a lo que más tiempo dedicó fue a comerse las tetas de mi madre. Me puso enfermo, esas tetas son mías, son de mi madre y por lo tanto mías, hijo de puta.

No me pareció que mi madre recibiera las caricias de Fernando con mucho entusiasmo.

 Los dos o tres días siguientes sucedieron dentro de una rutina, Amparo y yo follando como conejos pero en la intimidad de nuestra habitación, en cambio Fernando y mi madre no pasaron un día sin echar un polvo en nuestra presencia.

 Yo seguía por un lado encantado de que Amparo estuviera siempre dispuesta a darme placer tanto como yo a ella. Para un muchacho de dieciocho años el poder compartir cama con un hembrón como para mi era Amparo colmaba todas mis expectativas. Yo follando cada día estaba feliz como una perdiz, salvo los momentos en los que Fernando montaba a mi madre y sin ningún recato la llamaba puta. Ni que decir tiene que mi odio había ido creciendo exponencialmente hasta el punto de ya no soportar cosas que unas semanas atrás me hacían gracia. Como consecuencia él y yo apenas cruzamos palabra en esos días.

 Habrían pasado tres o cuatro días cuando Amparo no dijo:

 Se me había olvidado completamente, Fernando tiene cita con el ortodontista y ya está pagada, mañana nos vamos a Madrid. Saldremos temprano para poder volver en el día.

 Mi madre le contestó:

 Amparo no hagas locuras que no eres una conductora experta, vete mañana, hacéis noche y volvéis pasado.

 Quizás tienes razón cariño, Amparo le llamaba cariño a todo el mundo, incluyéndome a mi.

 Esa noche Amparo y yo follamos como si se fuera a acabar el mundo y en el fragor del polvo ella me dijo:

 Que gusto me da que me folles, me matas de gusto. Que rico lo estoy pasando, y que pena me da que mañana no estemos juntos. Cuando esté de vuelta te voy a hacer un regalo.

 Galante yo le contesté:

 No necesito ningún regalo, tu eres el mejor regalo que he recibido en mi vida. Tu también me das a mi mucho placer, me tienes preso de tu cuerpo.

 Cómo me gusta lo que me dices, pero a la vuelta te voy a hacer un regalo muy especial, te voy a dar mi culo para que disfrutes de él. No hay intimidad mayor entre un hombre y una mujer y yo creo que ya te has ganado que yo te lo ofrezca. Te vas a volver loco, ya lo verás. ¿ Te gusta que yo te regale mi culo?

 Me encanta mi amor, pero tendrás que ayudarme para que disfrutes.

 No te preocupes mi niño que seguro que me vas a matar de gusto. A mi me encanta que me den por el culo pero es un privllegio que doy a muy pocos.

 Cuando me levanté Amparo y Fernando ya se habían ido. Mi madre estaba en la cocina tomando un café y conociéndola como yo la conozco, haciéndome ver que estaba contenta y feliz, pero a mi no me engañaba, algo no iba bien.

 Para que todo pareciera normal preparamos las cosas y nos fuimos al rio. Siguiendo la norma llegamos y nos quedamos en pelota. Mi madre al poco rato se fue al agua. En su trayecto hasta el baño yo me pude recrear contemplando su cuerpo, antes lo hacía por comparación con Amparo, ahora lo analicé sin compararlo con nadie. Me pareció que mi madre era dueña de un cuerpo muy bonito, menos rotundo que su amiga pero precioso.

 A su vuelta se tendió en la toalla y se puso a tomar el sol. Echada a mi lado me pude recrear observándola. No se si acordándome de lo que había visto en días anteriores lo cierto es que me empalmé, me puse no burro, burrísimo. Noté mi verga a estallar.

 Mi madre echada boca arriba de repente me dijo:

 Jimmy dame crema que no me quiero quemar. Dame por todo el cuerpo que hoy pica mucho el sol.

 Yo entendí y luego los hechos me dieron la razón que las palabras de mi madre eran una invitación, una invitación a que recorriera todo su cuerpo con mis manos.

 Mientras esos pensamientos pasaban por mi mente me comporté de la manera más normal. Empecé por la cara, seguí por los hombros y los brazos para de ahí dedicarme a sus tetas. Me parecieron preciosas, las dos tetas más preciosas del mundo, en ese momento me parecieron mejores que las de Amparo.

 Mi madre, yo creo que para animarme en mis maniobras, me regaló unos gemidos ya no tan bajitos como la primera vez que le di crema.

 No solo eso, me dijo: que bien me acaricias. Como me gusta lo delicado que eres conmigo, mi niño.

 Cuando ya dejé las tetas me bajé a su vientre y de ahí directamente a su sexo. Ella me recibió de la mejor manera posible, separó sus muslos para darme acceso franco.

 Con mi mano dándole crema ya directamente en su coño cogí valor para decirle:

 No me gusta nada verte follando, odio a Fernando, me parece que no te trata como tu mereces.

 Y que crees tu, que a mi me gusta, aunque no lo haya visto, que cada noche tu te la pases follando con Amparo. Si te digo la verdad tengo unos celos horribles, tu eres mi niño, tu eres mío, no de ella.

 Ojos que no ven, corazón que no siente.

 Yo aunque no vea, siento, tu le has cogido ojeriza a Fernando y yo a Amparo no la soporto.

 Conmigo es muy amable, me trata con mucha delicadeza.

 Es una come niños, está abusando de que tu eres una persona ingenua. La odio. En estos días he aprendido una cosa, yo para disfrutar con un hombre tengo que sentir que me quiere, y tu amigo no me quiere, lo único que quiere de mi es mi coño. Yo necesito sentirme amada.

 Yo había seguido con mis tareas mientras ella hablaba, ya le estaba acariciando su chocho con todo descaro.

 Mi madre pareció percatarse de ello y me dijo:

 Sigue mi vida, sigue que le estas dando mucho gusto a tu madre, dame suavecito. No te cortes acariciame el chocho que estoy muy caliente.

 Y mientras hablaba echó mano a mi verga.

 Que polla tan gorda tienes mi niño, que gorda. La tienes ardiendo mi amor, que barbaridad.

 A partir de ese momento yo me dediqué a acariciar el coño de mi madre y ella a menearme la polla. Mi premio fueron sus gemidos mientras me decía: te quiero mi amor y me está dando mucho gusto lo que me estás haciendo, sigue, sigue

 La situación me puso a mil y no pude espetar más, fui yo el que sin mediar palabra dejé mi tarea, me puse entre sus muslos y sin necesidad de permiso la penetré. Lo hice despacio, con delicadeza pero con energía.

 Mucho tiempo ha pasado desde entonces pero en ese momento yo sentí una corriente eléctrica recorriendo mi cuerpo y una felicidad absoluta que no he vuelto a sentir mientras me hundía en las carnes de mi madre.

 Ella lanzó un largo gemido que a mi me sonó a gloria.

 Gracias hijo, estaba loca por tenerte dentro, si no llegas a tomar la iniciativa yo te lo hubiera pedido. Necesitaba ser toda tuya. Cada vez que he estado con Fernando estaba pensando en ti. Hace unas semanas esto me habría parecido una locura, pero ahora sabiendo que esa zorra te está follando creo que yo tengo más derecho.

 Que rico te siento mi amor, que polla tan rica. Antes de venir de vacaciones yo tenía ganas de follar, siempre la tengo, luego he sabido que de lo que tenía ganas era de que me follaras tu y que no estuvieras con ninguna otra mujer. Tenerte dentro de mi es lo más rico que me ha pasado en mi vida.

 Fóllame mi niño, fóllate a tu mamá y llénala con tu leche. Me estás dando tanto gusto que no se si lo voy a poder resistir. Dame bien duro, dame que me voy a correr, me voy a correr muy duro, vente conmigo, dame tu leche cariño.

 Y yo se la di. Me vine, sentí que un torrente salía de mi verga y explotaba dentro de mi madre.

 Te siento, siento como me estás dando tu leche. Que rico mi amor, me estoy corriendo muy rico, me corro mi vida, me corro.

 Nos volvimos a la casa y nos echamos la siesta y nos volvió a dar ganas y volvimos a follar. En esta ocasión fue mi madre la que primero comprobó que yo estaba con mi polla en guardia, a continuación se subió encima de mi, se puso en cuclillas para poder jugar con mi verga acariciando su clítoris para acabar metiéndosela dentro.

 Ella controló cada movimiento, entrando y saliendo, adelantando y atrasando su coño o pidiéndome que le acariciara el clítoris mientras follábamos.  El sentir mi pulgar acariciándola supuso que dio una sacudida mientras soltaba un largo gemido.

 Se vino cuando ella que dirigía la maniobra, consideró que se debía venir, yo tardé un poco más lo que no disminuyó su entusiasmo, me pidió que siguiera, ella también continuó moviéndose hasta que me lo sacó todo.  

 Cuando llegó la noche y vimos que nuestros compañeros de casa no llegaban si necesidad de cruzar palabra los dos nos fuimos al cuarto de mi madre. Estábamos deseando compartir cama y noche.

 Una vez en el cuarto mi madre me pidió que la desnudara, poco había que quitar, un vestido, un sujetador y una bragas, pero para mi cada prenda fue una fuente de placer.

 Al quitarla el vestido la dejé en ropa interior, mi madre había preparado la escena, llevaba un conjunto de color rojo y negro, el sujetador le dejaba la mitad de las tetas al aire, tanto era así que, con el puesto le pude besar los pezones, en cuanto a la braguita era algo que yo no había visto nunca, a partir de una cinturilla lo que tenía era una ristra de perlas que apenas podía ver porque se enterraban entre su chocho.

 Le quité primero el sujetador y me lancé a comérmelas, ya las había besado pero lo que quería era chuparlas, morderlas, hacerlas mías. Noté como su pezón dentro de mi boca crecía y crecía. Me sentí como Colón tomando posesión de las Indias, de algo que por derecho era mío.

 Mi madre me respondió con entusiasmo:

 Cómetelas mi niño, cómete las tetas de tu madre que le estás dando mucho gusto, que rico te siento y como me calienta que te comas mis tetas, sigue por dios, sigue ….

 Me tiré un buen rato disfrutando de sus tetas, mi madre facilitó la tarea sujetándolas con sus manos para metérmelas en la boca lo que me dejó libres las manos para agarrarme a sus nalgas.

 Entre lametada y lametada paré para decirle:

 Quiero que seas mía y de nadie más. Quiero ser yo quien te folle.

 Yo también quiero ser solo tuya pero a cambio quiero que tu seas solo mío. Estoy loca por tenerte otra vez dentro de mi, porque me la metas. Te apetece cogerte mi culo.

 Amparo me ha dicho que me lo iba a dar a la vuelta.

 O sea que aún no te lo ha dado, pues no te va a estrenar, antes te vas a coger el mío.

 Le oí a Fernando pedírtelo.

 Si, ha estado muy pesado pero no he querido dárselo, es un bárbaro que no sabe tratar a una mujer, más de una vez he notado su falta de respeto. En cuanto a mi culo no se lo iba a dar a ese animal, lo guardaba para ti. Ah y no me vuelvas a hablar de Amparo.

 Mi madre se puso a cuatro patas y yo le pedí que me ayudara. Me cogió la polla y la dirigió adonde debía. Me encontré con un botón cerrado y duro, me pidió que apretara, lo hice y noté que aquel ojal se abría poco a poco, se fue dilatando de la forma más natural para darme paso, mi glande cruzó el estrecho umbral y a partir de ahí todo fue fácil, casi sin darme cuenta la tenía toda metida.

 Me has llenado el culo, que gorda la siento, ve dándome despacito hasta que mi culo se adapte, dame, cariño, dame.

 Y ahí empecé yo a bombear al principio con lentitud y tan pronto me sentí cómodo dentro como si se fuera acabar el mundo. Con mi madre en cuatro recibiéndome en su culo se me fue la cabeza, pensé que me desmayaba mientras oía a mi madre gritar de gusto. Sabiendo que estábamos solos mi madre chilló como si la estuviera matando.

 Me vas a matar de gusto, que rico hijo, que rico.

 Mamá yo también estoy disfrutando mucho.

 Sigue cogiéndote mi culo y llámame mamá que me pone muy cachonda. Te estas follando a tu madre, vicioso, que eres un vicioso. La estás dando por el culo, te estás follando el primer culo de tu vida, mi amor, y me estás matando de gusto. Y tu madre está gozando como una perra teniéndote dentro. ¿ Te gusta follar a tu mamá?

 Me vuelve loco, antes contigo encima me he corrido antes como una bestia, por un momento he pensado que se me iba la cabeza.

 Yo también me he corrido muy rico y me ha vuelto loca sentir tu leche entrando en mi, tan loca que cuando lo he notado me he vuelto a correr. ¿ Y follarte mi culo, te gusta?

 Me encanta, tengo la sensación de que eres mía en cuerpo y alma. Que soy tu dueño, que puedo disponer de ti cuando y como quiera.

 Eso es lo que yo quería que sintieras, que eres mi amo, mi dueño y señor y que a nada que me pidas te voy a decir que no, pero yo también necesito ser tu ama, quien manda en ti, a quien tienes que colmar de placer en todo lo que yo quiera.

 Dame más duro mi niño que es muy rico notar como tus huevos chocan contra mis nalgas, la tienes muy gorda y muy dura y siento que me la vas a sacar por la boca.

 ¿Te doy más flojo?

 No por dios, dame todo lo fuerte que puedas.

 Mamá me voy a correr, me están viniendo las ganas.

 Me llamas mamá porque sabes que me pone cachonda. Me encanta que me lo llames mientras tienes tu polla metida en mi culo. Somos dos depravados, pero no me importa, todo lo que quiero es que me la metas por todos mis huecos. Dame tu leche mi amor, lléname el culo y la barriga con tu leche. Yo ya me he corrido pero estoy segura de que cuando la sienta entrando en mi culo me voy a volver a correr.

 Te lo doy, te lo doy todo, me vengo en ti.

 Te siento, siento como me das toda tu leche, siento cada borbotón y me estoy volviendo a correr como una perra, me estoy viniendo, me vengo, me vengo.

 En la flojera posterior llegó el momento de las confidencias.

 Amparo antes de venir me propuso que, antes de que os fuerais a ir con cualquier guarra come niños, o a putas, era mejor que ella y yo os hiciéramos debutar con una mujer. Solo teníamos que poneros cachondos y todo lo demás vendría rodado. El plan funcionó, en realidad no podía fallar y acabamos yo con Fernando en mi cama y tu con Amparo en la suya.

Mientras el juego fue provocaros todo fue bien, andar desnuda delante de los dos me calentaba y como llevo tanto tiempo sin tener un hombre estaba loca por follar.

 Al principio Fernando me trató como creo que se debe tratar a un mujer, ahora se que era porque estaba en modo conquista, pero el, como muchos hombres en el momento que te la han metido pasan a creerse dueños y su manera de demostrarlo son los malos modos. Es un hombre bruto, rudo en sus comentarios, con sentido de la posesión. Pobrecita la que caiga en sus manos.

 Te voy a ser clara, la primera vez que estuvimos juntos pensé en ti, en mi niño, en la persona que toda su vida me ha tratado con respeto y con cariño. Si hubiera sido fuerte ese primer día le tendría que haber mandado a la mierda pero no fui capaz de dinamitar el plan.

 Cuando he sabido que nos quedábamos solos he tenido un único pensamiento, que con quien quería estar era contigo y solo contigo que necesitaba que tu me dieras lo que el bárbaro de tu amigo no me ha dado, cariño, amor, delicadeza, respeto. Y todo eso estando dentro de mi porque lo que tenía y todavía tengo son unas ganas enormes de darme a ti entera, de ser tu mujer antes que tu madre.

 Mi experiencia ha sido distinta, ella ( no quise decir su nombre ) me ha tratado muy bien y no he tenido ningún problema, si soy sincero te tengo que decir que me ha dado mucho placer, pero al mismo tiempo te tengo que decir que el odio a Fernando me fue llevando a una sola idea, que no quería que fueras de nadie, ni que nadie te tocara, o te llamara puta, quería que fueras solo mía y ese ser mía incluía que estaba loco porque me dejaras meterme en ti. Cuanto mayor eran mis ganas de follar contigo menos placer encontraba en follar con ella, el odio a su hijo se lo he traspasado.

 ¿Estabas loco por follarme? 

No era locura, era una necesidad enfermiza, cada vez que te he visto follando me he vuelto loco de celos y de deseo. Además no sabía si tu me ibas a dejar y eso me estaba matando.

 Yo también estaba deseando que me follaras. No te preocupes mi amor, soy tuya y solo tuya y no seré de nadie más mientras tu quieras que así sea. ¿Te ha gustado mi ropa interior?

 Me ha encantado, no sabía que tuvieras esas cosas.

 Me la he puesto como un regalo para ti.

 Dormimos abrazados y yo no pude resistir la tentación de, de vez en cuando echar mano a la nalgas de mi madre. Ahora pienso que era para comprobar que no era un sueño, tocándoselas confirmaba que ella estaba a mi lado.

 Al día siguiente no fuimos al rio, sabíamos que ellos llegarían en la mañana y así fue.

 Tan pronto llegaron mi madre soltó la bomba.

 Estábamos esperando que llegarais para no irnos a la francesa, nos ha surgido un problema y nos tenemos que volver a Madrid ya. El autobús sale dentro de apenas una hora y ya tenemos el equipaje preparado.

 Los dos nos miraron con cara de asombro.

 Fernando preguntó:

 Va a ser para muchos días.

 No te se decir pero me temo que si.

 En un momento que se quedaron solas Amparo y mi madre ella le dijo:

 Carmen a mi no me puedes engañar algo ha pasado para que os vayáis. Por un lado se que la experiencia con mi hijo no ha sido buena para ti, yo me lo temía, Fernando es una bestia, al contrario que tu hijo, pero para que Jimmy no quiera seguir follando conmigo solo tengo una explicación: Te has follado a tu hijo y no quieres compartirlo más conmigo.

Amparo te estaré eternamente agradecida. Gracias a ti se ha abierto en mi vida una etapa de felicidad completa. No te quiero mentir, si, he estado follando con mi hijo, estaba loca por que me follara, y lo quiero para mi sola. Es mío y yo soy suya. También te tengo que agradecer que le has enseñado muy bien.

 Ojalá yo tuviera la suerte que tu, pero mi hijo es un animal, tiene todas las papeletas para acabar siendo un maltratador y a mi no me pone nada. No le vas a dejar que de ves en cuando le haga una visita a su tía Amparo.

 Créeme es él el que no va a querer.

 Nos subimos al autobús y con toda intención nos fuimos a una de las últimas filas, por delante de nosotros medio autobús vacío. No había acabado de arrancar cuando mi madre se subió las faldas para enseñarme sus carnes desnudas.

 Me he venido sin bragas porque estoy deseando que me toques.

 Sin saber lo que decía solté una frase que según la dije me arrepentí de haberla dicho:

 Como me gusta que seas tan puta conmigo.

 Si mi amor, contigo me gusta ser puta, reputa, la mujer más puta del planeta, a la que más le gusta que te la folles,  los dos lo sabemos pero no hace falta que me lo digas.

Aqui se acaba esta saga, me ha gustado mucho escribirla, empezó como sexo con maduras y ha acabado como amor filial. Agradeceré todos los comentarios, incluso los críticos,  

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