miprimita.com

Skype, sexo y juguetes para mi amor

en Fantasías Eróticas

Skype, sexo y juguetes para mi amor

 

 

 

Hace días que estaba sola, él se había ido por trabajo a Buenos Aires y hasta el siguiente fin de semana no volvía a Neuquén. Odio dormir sola...siento la cama inmensa..fría. Sin un cuerpo al que abrazarme para que me dé calor. Por supuesto que había tipos disponibles para cojerme. Siempre hay alguno libre que me quiere hacer el favor, pero no tenía ganas de eso. Necesitaba que me él hiciera el amor...esa mezcla de sexo profundo y oscuro con la ternura de sus caricias. Incluso me toqué...para dormir, al despertarme, pero nada cómo su pija hermosa para saciarme. Así pasa el día. Me escribe al whatsapp diciéndome que tiene la tarde libre, pero que se va a quedar en el hotel. Y yo aprovecho...me doy un baño largo, me depilo, me exfolio. Me pongo esa tanga perlada que lo pone loco...y un saquito de lana rosa. Nada más. Le pido que se conecte a Skype...hacemos videollamada...empieza contándome cómo le ha ido. Mi cámara solo muestra mi rostro y mis hombros. Le pregunto si me extraña. Dice que sí. Que le ha costado dormir en esa cama desconocida y que se ha pajeado leyendo mis relatos. Así compensamos, tan iguales, esa momentánea separación. Le digo que lo necesito...y desprendo dos botones de mi saquito. Ve que no tengo nada abajo. Se ríe, me pregunta que es lo que estoy queriendo yo, de él, cómo si no supiera! Desabrocho 2 botones más. Mis pechos ya se muestran, grandes y excitados ante él. Le pido por favor que se saque la chomba. Quiero ver ese pecho que es mío, y de mi boca. Me hace rogar, pedírselo por favor, y sin decir malas palabras. Sabe que detrás de esta mujer seria, hay una putita boca sucia que ama ser muy chanchita. Le sigo el juego. Me pide que desprenda el resto de los botones. Le obedezco, me manda a acariciar mis tetas, yo chupo mis dedos, los ensalivo y lubrico mis pezones que se ponen duros al instante. Me dice que los pellizque. Que los apriete fuerte. Cierro los ojos. El es el depredador de mi deseo en mi cabeza. Me dejo guiar por su voz. Me ordena estrujar mis pezones...hasta que me dice basta. Abro mis ojos y lo miro. Está desnudo. Su mano acaricia esa pija venosa y dura, y me mojo al instante...gimo, lo puteo y me reta...se tapa con un almohadón y me dice que sea su nena buena o corta la llamada! Y yo sé que me lo hace si no sigo su juego. Me ordena mostrarme. Me levanto, giro la cámara y me ve así, descalza, semi desnuda, con la tanga y el saco desprendido, me dice lo buena que estoy así, me pregunta si hay alguna cortina abierta, no vaya a pasar que alguno de los vecinos esté mirando a su putita, me río porque ya me fije en eso, y lo dice porque sabe que me gusta exhibirme, me conoció en una página, donde lo primero que vio de mí, fueron mis tetas...Me lo recuerda y mi mano se va directa a mi sexo, me pide que me acerque, ve la mancha de humedad que impregna mi tanga, gime y eso es música para mi excitación, porque se que lo pierde que me moje así, tan caliente y abundante. No lo puedo evitar, meto mi mano dentro de mi bombachita, y acaricio mi clítoris ansioso de su amor. Lo miro pajearse para mí...soy feliz sabiendo que esa erección es por mí y para mí...me siento otra vez en el sillón. Separo mis piernas y corro mi tanga. Con mis manos me abro a él. Las luces de la camarita arrancan reflejos a mis jugos. Acaricio mi botoncito mientras él me guía en los placeres virtuales de una lamida que en mi cabeza es tan real, como la lluvia sonando afuera. Lo veo escupir su pija, ensalivarla. Me puede que haga eso. Amo su boca, su saliva en mi cuerpo, lubricandome. Marcando un rastro de mordidas y besos. Me sigue diciendo cosas. Lo sorprendo y lo silencio, sacando un juguete nuevo, un consolador negro enorme. Me llama tramposa, pero algo brilla en la punta de su verga, lo calienta, siempre fantasea con hacerme cojer por otro. Empiezo a jugar...chupo esa pija enorme, con ganas, como si fuera su verga en mi boca. La dejo ensalivada y lista para penetrarme...es tan gruesa, que me cuesta ensartarla en mi conchita, él solo me dice que la empuje...hasta que lo consigo. No me entra toda. Pero me siento muy llena. Agarro mi bala vibradora también, y acaricio mi clítoris...estoy exhibiéndome como su diosa puta, ante él, y tengo un orgasmo terrible. El jugo blanquecino de mi acabada contrasta con el negro del consolador. No dejo de tocarme, de decirle que esto es culpa suya, que no puedo estar lejos de él, sin morirme de la calentura. Le pido leche, quiero que acabe para mí, veo como acelera su ritmo, esa expresión de placer rayana en el dolor. Y yo lo acompaño arqueandome ante sus ojos, sacando y metiendo ese juguete hasta el fondo de mi concha, sin parar. No hay palabras. Sólo gemidos. En una ultima estocada, el consolador entra todo, hasta el fondo y grito del placer que me cimbrea, los espasmos de mi acabada me dejan temblando. Abro mis ojos y veo que él, mi amor, mi macho está acabando para mí. Veo su mano enlechada, y muero por estar ahí para saborearlo, y no desperdiciar una gota. Saco el consolador de dentro mío. Se lo muestro, mientras mi lengua imita las lamidas que le doy a su verga cuando me la saca empapada de mis jugos. “Sos terrible” me dice, y yo me río, porque es verdad, porque soy terrible para él, que además de ser el dueño de mi concha, y de mis fantasías, es el dueño de mi corazón.