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Cuidando la piscina

en Autosatisfacción

Patricia siempre había vivido en un pueblo cerca de una gran ciudad, un sitio tranquilo, en el que parte de las casas se usaban de forma puntual por gente que vivía en la ciudad.

 

Patricia era una chica muy discreta de puertas para fuera, pero desde que descubrió su sexualidad había disfrutado de su cuerpo en la tranquilidad de su casa, a veces en hoteles y lugares de vacaciones. Cuando estaba en la intimidad podía deshacerse de la ropa interior y estar cómodamente en casa, con una sola camiseta en verano, o con un pijama en invierno, la sensación de no tener ropa aprisionando su pecho o unas bragas que aprisionasen su sexo le resultaba de lo mas natural y relajante.

 

Una de las casas del pueblo pertenecía a unos amigos de su familia que vivian en Francia, tan buena era la relación que había pasado varios veranos en su casa en Normandía cuidando de sus hijos y conociendo la zona. Desde que se habían mudado a Francia la casa del pueblo se había quedado sola y de vez en cuando Patricia se encargaba de pasarse por ahí y revisar que todo estuviera en orden.

 

Esa mañana de verano Patricia se encontraba en casa, con una camiseta holgada, haciendo las tareas del día cuando recibió un mensaje que decía “Hola Patricia, llamé el otro día para que nos diesen presupuesto para arreglar la piscina y nos han llamado diciendo que hoy se les ha quedado un hueco libre hoy por la mañana, ¿Podrías pasarte para abrirles? Lamento la urgencia!”

 

¡Vaya y tanta urgencia! Patricia dejó lo que estaba haciendo y, un poco cortocircuitada, agarró los pantalones que se pone por si alguien llama a la puerta, unas zapatillas y las llaves de la casa de los franceses y allá que se marchó. Durante el paseo (unos minutos andando) había pensado que hacia ya un tiempo que no pasaba por ahí, así que no estaba de mas matar dos pájaros de un tiro. Por el camino se cruzó con una pandilla de chicos que se la quedaron mirando fijamente. Al principio no sabía por qué, pero luego cayó en que al salir de casa sin ropa interior, su tetas iban rebotando dentro de la camiseta. Sintió un sentimiento contradictorio entre la vergüenza… y excitación. Nunca había sentido algo así, pero la excitación fue tan grande que la vergüenza se esfumó y saludó a los chavales como hacía siempre, aunque lo hizo con una seguridad que salió desde lo mas profundo de su ser.

 

Cuando llegó a la casa hizo la ronda habitual, revisando agua, luz y gas, y cuando terminó se marchó al jardín de la casa, que estaba en la parte trasera. Cerca de la piscina había unas tumbonas y se dejó caer mientas se ponía a mirar el móvil durante la espera.

 

Cuando llevaba unos minutos el sol de verano iba calentando la poca ropa que llevaba y Patricia decidió sacar partido de la situación para tomar el sol un poco, remangó las mangas de la camiseta y tiró de los cómodos pantalones hacia arriba hasta que quedaron por encima de la rodilla. Hacía una ligera brisa y el sol calentaba su piel poco a poco. Un rato después se estaba echando a sudar por donde la ropa cubría su cuerpo, le gustaba estar al sol, y no quería tampoco irse a la sombra. Patricia pensó en quitarse la ropa…. Miró a su alrededor. Las casas vecinas que daban al patio parecían estar vacías. Al no tener una población fija el pueblo esto era muy frecuente. Cierto que en su casa era muy habitual que estuviera ligera de ropa, pero en un sitio abierto no lo había hecho nunca… Por un momento dudó, pero pensó que los de la piscina llegarían de un momento a otro, no sería mucho tiempo y cuando llamaran, se volvería a poner la ropa, claro, ¿que había de malo en tomar un poco el sol desnuda? Así que se quitó la camiseta y los pantalones, dejándolos al lado de la tumbona, a mano para luego.

 

Para Patricia, tomar el sol desnuda estaba despertando un sentimiento de excitación provocado por la libertad de sentir su cuerpo desnudo disfrutando de los rayos de sol, de repente se acordó de los chicos a los que había saludado por el camino y notó como su coño empezaba a mojarse. Nunca se había considerado una sex symbol, pero sabía que la habían mirado con un punto de lujuria y la calentura propia de la adolescencia y sentirse admirada de esa manera la estaba haciendo sentir más excitada por momentos. Intentaba no pensar más en eso, pero a su mente volvía la escena y se sumaba a lo excitante de tomar el sol desnuda y cada vez estaba más cachonda.

 

De repente se sorprendió porque una de sus manos se había ido a un pecho, a pellizcar el pezón, y retorcerlo mientras que la otra mano se había puesto a acariciar la proximidad de sus labios vaginales. Cuando su imaginación se desbordaba normalmente no controlaba las acciones, en multitud de ocasiones se había sorprendido en sus casa acariciándolo y cuando se daba cuenta no tenía problemas en seguir dándose placer, porque, si el cuerpo está disfrutando… ¿Por qué parar? Esta situación era similar, pero nunca lo había hecho en un espacio abierto por un momento se puso a pensar en si la pillaba alguien, si alguien estaba observando… Todo esto hizo que las caricias se incrementasen y comenzase a acariciar su sus labios de arriba abajo, presionado el clítoris cada vez que pasaba por él. Estaba empapadísima y aprovechó esa humedad para comenzar a masturbarse con mas fuerza. De repente tenía una mano separando sus labios y otra mano introduciendo un dedo en su coño, que al estar chorreando no puso ningún impedimento. Patricia iba alternando entre esa posición y acariciar su clítoris, y el tiempo parecía que se había parado el grado de excitación que llevaba encima hizo que su cuerpo se estremeciera y se le escapasen un par de gritos de placer….

 

De repente escuchó un ruido como de una persiana en la cercanía, miró alrededor temiendo que alguien la hubiera visto masturbándose en el jardín de la casa. Revisó las ventanas de las casas que se veían desde el jardín y le pareció que todas estaban como antes… ¿Todas? No se había fijado tampoco como estaban exactamente. ¿Y si alguien la había estado observando? Ese pensamiento volvió a despertar una punzada de excitación.

Esta sensación de exponerse de tal manera le resultaba nueva, pero estaba provocando un mar de sensaciones en su interior. Sin saber como, sus manos habían vuelto a retomar las caricias con la mano derecha introducía dos dedos en su coño, más húmedo si cabe que antes y con la izquierda jugaba con su clítoris, los movimientos se volvían cada vez mas rápidos y en unos minutos estaba retorciéndose en la tumbona y conteniendo a duras penas gritos de placer. Patricia intentaba no gritar pero algún gemido se le escapaba y se escuchaba por el jardín. Este segundo orgasmo fue mejor, Patricia se estaba sorprendiendo de cómo la nueva situación se estaba apoderando de su cuerpo… y le gustaba, le estaba gustando mucho, no pudo evitar volver a recorrer con sus manos su coño húmedo, al sacarla podía ver que estaba mojadíasima, provocado por la excitación y las caricias que estaba realizando por la zona. Se llevó la mano a la boca disfrutando de sus jugos, esa mezcla de sabores y olores la puso un poco más, y volvió a introducir la manos entre sus piernas, jugando, acariciado su sexo. Justo cuando estaba aproximándose al tercer orgasmo de la mañana, uno de sus dedos se escapó a la entrada de su ojete y primero con caricias y luego introduciéndose dentro de su culo intensificaron el orgasmo que le estaba llegando.

Le temblaban las piernas, no sabía cuanto tiempo se había estado masturbando en el jardín, había perdido la noción del tiempo… pero le había gustado mucho, era una sensación estupenda y en su cabeza se dispararon imágenes que volvieron a excitarla de momento, como ir sin bragas por la calle y disfrutar de la libertad y la excitación que eso le aportaba, justo estaba estaba echando mano a su entrepierna otra vez cuando sonó el timbre de la casa. Rápidamente se puso la ropa y salió a abrir la puerta. Todavía le temblaban las piernas y estaba empapadísima por dentro. Notaba sus mejillas al rojo vivo… ¿sería el sol?

Cuando abrió la puerta de la casa se encontró con los técnicos de la piscina, los dejó entrar y hacer su trabajo, ella se quedó en el jardín a un lado y les facilitaba lo que ellos le pedían al poco vio como se la iban quedando mirando y se dio cuenta que al igual que los muchachos, los técnicos se habían percatado del movimiento de su pecho…

El sentimiento de excitación volvió a invadirla y sólo pensaba en que se fueran para poder liberar la tensión que se estaba acumulando en su interior… [Continuará?]