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Pervirtiendo estudiantes 0.1:Mi profesora biología

en Fantasías Eróticas

Esto sucedió después de cumplir 18 años. Yo estaba acabando el instituto y mi profesora de biología me castigo a quedarme al acabar las clases. Ella tenía 26 años y estaba buenísima, pero, no sé por qué, siempre estábamos los dos a la greña.

Cuando llegó la hora del castigo, me dijo que me pusiera a escribir en la pizarra cien veces "haré caso a mi profesora". Yo le dije que eso era de críos, pero me dijo que si no lo hacía, sería una falta mucho más grave. Así que me puse a escribir en la pizarra.

De pronto, noté que sus manos tocaban mi cintura y me bajó los pantalones del chándal que llevaba, junto con los calzoncillos.

_ Pero, ¿qué hace?_ Le pregunté.

_ Lo que seguramente no te ha hecho aún ninguna chica. Y si te lo han hecho, te aseguro que ahora te lo haré yo bien. Tú sigue escribiendo.

Yo seguí escribiendo, pero mi polla ya había empezado a levantar cabeza. Estaba completamente excitado, pero también me daba vergüenza.

_ ¿Y si nos ve alguien?_ Pregunté.

_ Le preguntaremos si quiere usarte como su juguete_ Me respondió.

Eso me asustó, pero hizo que me excitase aún más. Noté su aliento en mis nalgas, y me las separó con sus manos. Entonces noté como me pasaba la lengua por la raja de mi culo, lentamente, de abajo a arriba, hasta que se decidió a dejarla jugando en mi ano. Noté como me cogía la polla con algo de ropa un poco húmeda. Yo ya la tenía completamente dura y me caía líquido de lo excitado que estaba. Miré hacia abajo, y vi que me empezaba a hacer una paja con sus bragas.

_ Ya sé que están algo mojadas, pero es por tu culpa. Me he pajeado a gusto imaginándome que follaba contigo.

No se cómo, pero paró la paja de golpe cuando estaba a punto de correrme.

_ No seas un niño malo. Aún no puedes correrte. Ponte a cuatro patas.

Lo hice, y ella se puso detrás de mí. Noté un dedo presionando mi ano. Yo hice fuerza, para que no entrara, pero entró sin dolor y sin dificultad. Lo metió hasta el fondo. Noté su dedo moviéndose en mi interior, y mi polla seguía creciendo, y endureciéndose. Creo que nunca la había tenido así antes, a punto de explotar.

Estuvimos un rato así. Yo intentado cagar su dedo y ella manteniéndolo dentro. De hecho, lo tenía tan metido, que notaba su puño en mis nalgas.

Sin sacar del todo el dedo, se puso a mi lado, y me hizo mirarla. Sacó el dedo, y se lo metió en la boca, chupándolo. Entonces se puso otra vez detrás de mí, y lo que quería entrar en mi ano, no era su dedo, sino su lengua. Y vaya fuerza que tenía su lengua! Pero no consiguió entrar mucho. Entonces, vino hacia mí, y me dio un besó con lengua.

_ Así sabe tu culo_ Me dijo_ Y ahora acabaré de ordeñarte.

Entonces cogió sus bragas, y acabó de hacerme la paja. El primer chorro de semen se le escapó, y puedo jugar que en mi vida había lanzado un chorro tan lejos. Los siguientes fueron a parar a sus bragas. Después limpió el primer chorretón del suelo con ellas.

_ ¿Te apetecería venir a mi casa, y que yo fuera tu ama?_ Me preguntó.

La respuesta era obvia después de lo que había pasado. Me subí los pantalones y la seguí hasta su casa.

_ Y recuerda_ Me dijo antes de abrir la puerta_ que ahora yo soy tu ama y tendrás que hacer todo lo que yo te diga.

_ De acuerdo_ Dije yo.

Al abrir la puerta y pasar, me encontré con un hombre completamente desnudo en el sofá.

_ ¿Es este el chico?_ Preguntó el hombre.

_ Sí_ Entonces se dirigió a mi_ Este es mi marido, Alex. Jugará con nosotros dos.

Yo nunca había compartido a una mujer antes, pero tampoco me esperaba que las cosas acabasen como iban a acabar.

_ Desnúdate_ Me dijo mientras ella también lo hacía. Una vez desnudos, me pasó las bragas con las que había recogido mi semen_ Quiero que me las metas por el culo. Primero me lo lames un poco, lo dilatas con los dedos, y me las metes. ¿De acuerdo?

_ Sí_ Le dije, aunque no las tenía todas conmigo por ser la primera vez.

El marido se estiró en el suelo, y ella se puso encima de él, y mientras yo me ponía a lamerle el culo, ellos se pusieron a hacer un 69. Era la primera vez que yo le lamía el culo a alguien, y francamente, estaba cachondo sólo de hacerlo. Entonces le metí un dedo, como ella lo había hecho: hasta el fondo, hasta que mi mano chocó con sus nalgas. Empecé a darle vueltas, y a moverlo dentro de sus intestinos. Entonces se me ocurrió. Le saqué el dedo, y lo volví a meter, pero metí juntos los dos dedos índices de cada mano, y estiré con ellos hacia ambos lados del culo, intentando abrírselo más. No lo conseguí, pero ella tampoco se quejó. Su marido lo miraba todo con ojos como platos desde debajo de su coño. Cuando saqué los dedos, ella me ordenó que metiera mi lengua. Sólo esa orden ya me estremecía de excitación. Acerque mi lengua a su culo, y con toda la fuerza que pude, empujé, como si intentara alcanzar con ella algo que se me hubiese perdido en el interior de su culo.

_ Méteme las bragas_ Me dijo ella. Lo hice, empujando lentamente con mi dedo, y se levantó, con la cara manchada de semen de su marido. Me besó, otra vez con la lengua. En su boca ella tenía semen de su marido, y yo el sabor de su culo.

_ Yo aún no me he corrido_ Me dijo_ ¿Te apetece continuar el 69?

La respuesta era obvia. Me estiré en el suelo, boca arriba, con ella encima. Le empecé a lamer la almeja, con sus bragas colgando de su culo, cayéndome en la cara. Ella se corrió primero, y yo le lamí todos los jugos de su coño. Ella me hizo sentar en una silla, y me acabó la mamada mirándome directamente a los ojos, lo cual me excitó aún más.

Para entonces, su marido ya volvía a estar empalmado.

_ Me has prometido que serías mi esclavo, ¿verdad?_ Me dijo ella.

_ Sí_ Respondí yo sin tenerlas todas conmigo.

Ella le hizo que sí con la cabeza a su marido, y él desapareció en una habitación.

_ Verás_ continuó ella_ A mi marido le gustan unas cosas muy especiales_ En ese momento volvió su marido con un consolador enganchado a un cinturón y una cámara de video_ Nos vas a grabar mientras yo le follo el culo a él.

El marido me tendió la cámara a mí y ella se quitó las bragas del culo y se puso el cinturón. Encendí la cámara, y el show empezó.

_ Chúpamela, mariconazo de mierda_ Le decía ella a su marido_ Sólo hay una cosa que te guste más que el hecho de que te humille en público haciéndote chuparme la polla, y es que lo haga dándote por culo con ella. Dime cabrón, ¿te gusta que un alumno mío vea como haces de mariconazo?

_ Sí, mi ama.

A decir verdad, a esa edad yo ni sabía que eso era un strap-on. A mi esas cosas nunca me habían interesado mucho, pero el hecho de ver como las hacía mi profesora de biología, hizo que me volviera a empalmar de golpe.

Ella continuó insultándole y humillándole durante un par de minutos. Entonces hizo que se pusiera a cuatro patas, puso lubricante en el consolador, y se lo metió por el culo.

_ Quiero que grabes su polla_ Me dijo ella.

Lo hice, y él la tenía dura, y le pegaba saltitos, dejando caer un hilo de líquido. No me malinterpretéis. La polla le daba saltos de excitación sin que ella se moviera. Fue entonces que ella empezó a embestirle el culo. Lo cogió por la cintura y empezó a sacar el consolador y a clavárselo hasta el fondo.

_ Grábale la cara de cerdo maricón que pone_ Dijo_ Vamos, no seas tímido, mira a cámara. En el diccionario van a poner una foto de este momento en la definición de placer. Cuando acabe, voy a pasar este video a todos tus amigos para que vean como disfruta un mariconazo de mierda. Di bien alto cómo te gusta.

_ Oh sí!!!!_ Respondió el marido, y entonces empezó a gritar y a mirar a cámara_ QUE ME FOLLES EL CULO HASTA EL FONDO ES LO MEJOR QUE HAY. TALÁDRAMELO, RÓMPELO. SÓLO SOY UN MARICONAZO DE MIERDA.

Yo pensaba que ella le cogería la polla y se la pajearía mientras le daba por culo, pero no fue así. No entendía cómo podía estar él aguantando eso sin que ella le pajearse. Era como si le gustase verse así delante de desconocidos y sabiendo que el video podría colgarse en internet, pero no necesitase tener un orgasmo. Yo, como ya he dicho, en esa época no lo entendía. Yo prefería ir directo al asunto, aunque si el asunto era hacer algo con el marido o que me metieran el consolador por el culo, saldría corriendo. De todas maneras, y sin poder entenderlo, me estaba excitando mucho.

Después de unos minutos, mi profesora paró, se sacó el cinturón, puso las bragas en la punta del consolador, y se lo metió otra vez por el culo. Como se había quitado el cinturón, hizo que su marido se levantará y se sentara, de manera que se clavó todo el consolador en el culo, y por debajo sólo se veía el cinturón y un trocito de bragas. Ahora las bragas sucias de mierda de su esposa y mi semen también estaban en el fondo de su culo.

Mi profesora vino hacia mí, me quitó la cámara, la apagó. Hizo que su marido de estirase en el suelo, con las piernas levantada en el sofá y el culo contra los pies del sofá. De esta forma no se le salía ni el consolador ni las bragas. Ella se puso de cuatro patas, de manera que su coño y culo quedaban encima de la cara de su marido. Se giró hacia mí y me dijo:

_ Vamos, ataca. Encúlame y que mi marido sepa lo que hacen los hombres de verdad.

Me puse detrás de ella. Pensé que sin dilatar me costaría penetrarla, pero no fue así.

_ A ver si aprendes con este chaval, mariconazo de mierda!_ Le dijo a su marido.

Ese comentario me sorprendió y me paré durante unos segundos. Ella lo notó.

_ Y a ti ¿qué te pasa? ¿Acaso creías que eras el primero? ¡Tú dedícate a romperme el culo o te haré la vida imposible en clase! ¿Acaso no disfrutas de darle por culo a una de tus profesoras? Todos sois iguales. Os pensáis que sois los primeros. Lo que haría falta es traeros a todos juntos y que os corrierais en mi culo uno detrás del otro, toda la clase delante de mi marido.

No sabía si decía la verdad o no, pero aquello fue el broche. Me disparé dentro de su culo. Nunca en mi vida había tenido tres corridas tan seguidas y abundantes.

_ Saca la polla y déjala colgando_ Me dijo ella.

Lo hice y su marido giró la cara para recoger el semen que aún me caía de mi pene, y después del culo de mi profesora. Hasta ese momento no me había dado cuenta que se estaba pajeando. Justo cuando su mujer se sentó en su cara, él se corrió.

Y allí lo dejamos por ese día.

(Continuará)