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La apuesta de Susana (III)

en Voyerismo

  • Por cierto, Paco me ha mandado recuerdos para ti

El mero hecho de oír el nombre de Paco y recordar la noche de hacía menos de un mes, me excitó

  • ¿Ah sí? ¿Qué tal le va la vida de jubilado?
  • Pues ahora un poco liado. Le están preparando una fiesta sorpresa en el pueblo pero al final ya sabes cómo son estas cosas; termina enterándose el homenajeado de casi todo
  • ¿Una fiesta de jubilación? Vaya… ¿y se puede ir a esa fiesta?
  • Pues… en principio solo invitan a una chica para que le dé la sorpresa al homenajeado. Cosas de pueblos, pardilla…
  • ¿Cómo que pardilla? ¿Qué estás insinuando…?
  • No, nada…. pardilla

Por un momento, su actitud dejó de ser tímida para volver a ser como cuando me propuso la apuesta

  • Me estás proponiendo que sea yo la chica que dé la sorpresa a Paco…. ¿es eso?
  • ¿Quién, tú? No creo que te atrevieses…. además, la elección de la chica se la toman muy en serio. Crean un grupo de expertos que son los que toman la decisión
  • Bueno, pues di a ese grupo de expertos que yo quiero ser esa chica. Que me tengan en cuenta.
  • Muy bien. Así lo haré

Después de la conversación, por un instante, volvió ese cosquilleo. Tenía la sensación que Andrés me llevaba por donde él quería, que me ocultaba cosas y que eso, lejos de desagradarme, me gustaba

A la mañana siguiente tenía un guasap de Andrés.

“Grupo de expertos quiere conocerte. ¿Te va bien esta tarde a las 6 en la Taberna Irlandesa? Ellos te estarán esperando” era su mensaje

“Tú no vienes, ¿pardillo?” contesté

“No, tengo una reunión por lo del ERE de la empresa de limpieza. ¿Algún problema, pardilla?”

“No, ninguno. A las 6. Allí estaré”

La verdad es que me daba mucha pereza lo de ir a la fiesta de Paco pero cuando lo nombró Andrés de pasada, salté como un toro y me metí yo sola en el lío. La tarde era muy calurosa. No sé si por efecto de pensar en Paco y la otra noche o qué pero me puse un vestido blanco con un importante escote en forma de V que mi pecho lo llenaba perfectamente. Prescindí del sujetador tras comprobar que no se notaba su presencia o no. Con un tanga, unas sandalias abiertas y mi inseparable bolso cuadrado marrón, salí a la calle

La Taberna Irlandesa estaba en una calle lateral a la zona turística de la ciudad. Era curioso como cambiaba la ciudad en apenas unos metros. De la luminosidad y limpieza de la calle peatonal a la oscuridad y casi suciedad de la calle lateral donde estaba La Taberna. Llegué a las 6 y 5 y me sorprendió encontrar la persiana a mitad. Debían estar limpiando. A las 6 y 10 todavía no había llegado nadie. Por fin a las 6:15 me asomé dentro del local y grité

  • “¿Hola?”
  • “¿Sí? ¿Susana? Pasa, pasa, te estamos esperando”

La voz sonó a persona de cierta edad. “Claro, amigo de Paco”, pensé. Después de agacharme para pasar bajo la persiana, entré

Me costó adaptarme al bajo nivel de luz del interior del bar. Como su propio nombre prometía, era una típica taberna irlandesa, toda de madera. Una gran barra corría en paralelo a la pared del fondo del bar, quedando las puertas de los baños a la izquierda el de los chicos y a la derecha el de las chicas. El resto del bar lo dominaban las mesas, en su mayoría circulares, de madera, con sillas también de madera con al asiento en piel. Un billar y una diana destacaban en la parte derecha, cerca del baño de las chicas

Me dirigí a una de las mesas que estaban situadas en la parte central del bar, no lejos de la barra. Había 3 hombres que se levantaron al ver que me aproximaba. No podía creer lo que estaba viendo:

  • ¿Manolo? ¿Eres tú?.... ¿Y tú, Rafa? ¿Qué hacéis aquí?
  • “Hola nena” contestó Manolo sonriendo. A Rafa ya lo conoces… mira, te presento a Mateo, un muy buen amigo de Paco”

Estaba paralizada. Manolo, el abogado recién divorciado de mi oficina que devoraba todo que llevase falda y Rafa, el becario tímido que tartamudeaba cada vez que me lo encontraba por la oficina, estaban dentro del “grupo de expertos” que me querían conocer antes de elegirme como la chica sorpresa en la fiesta de jubilación de Paco

  • “Encantada, Mateo… ¿me disculpáis un segundo?”

Salí disparada hacia el baño con cara de pocos amigos. Al entrar me crucé con un tipo grande y gordo, con barba que ayudaba a un chico más joven moviendo cajas de coca-cola. Apenas pude llegar al baño y cerrar la puerta, marqué con furia el icono de Andrés en mi móvil

  • “¡¡¡¡Andrés!!!!”, grité a modo de saludo
  • “Oye, mira, ahora sabes que no puedo….”
  • “No, Andrés. Ahora puedes. Porque si no hablas conmigo ahora, mañana sales en los periódicos pero en la sección de sucesos…”
  • “A ver, qué es lo que quieres”
  • “¿Qué que es lo que quiero? Tengo a Rafa, el becario y a Manolo el divorciado que lleva un coño tatuado en la frente, los dos de la oficina, sentados en una mesa de un bar para conocerme por lo de la fiesta de Paco…. Ah, y un jubilado de nombre Mateo. No me habías dicho nada de eso”
  • “Pensé que lo sabías…”
  • “Pues no, no lo sabía…”
  • “Ya, es que tú me parece que no te enteras de mucho, pardilla. La mitad de la oficina somos del pueblo de Paco. ¿Crees que es una casualidad que Paco fuese el portero del edificio donde estamos? No. El director de operaciones de la zona oriental es de nuestro pueblo. Pero es que además, ¿qué problema tienes en eso? Yo te dije que había un grupo de expertos, ¿no es eso?”
  • “Sí….”
  • “Pues eso, ahí los tienes. Te digo lo de la otra noche en mi casa. Si no quieres o estás incómoda, vete. Pon cualquier excusa, que te he llamado yo si quieres y te necesito para que me traigas un pen de la oficina. Y si te apetece quedarte, pues quédate. Tómate algo, los conoces y te vas. ¿Entendido? ¿Tienes algún problema con eso?”
  • “Esto…. no, en realidad ninguno”
  • “Muy bien, ahora si me disculpas. Ya me dirás qué tal va la prueba”

La palabra prueba sonó un poco rara pero no le di mayor importancia. Siempre habíamos hablado que me querían conocer, no que tenía que pasar una prueba

Me arreglé el pelo en el baño. Me humedecí un poco los labios y salí de nuevo al bar. La mesa donde estaba el grupo de expertos era de las pocas rectangulares que había en el bar. Los 3 hombres ocupaban uno de los lados largos mientras yo me acomodé en el contrario. Parecía que tenía un tribunal delante de mí

  • “¿Qué tomas, Susana?”, preguntó Manolo
  • “Cocacola Zero”
  • “¡¡¡Ricardo!!! ¡ Una cocacola zero y tres cervezas”, gritó el abogado

Se produjo entonces un incómodo silencio roto por la llegada de las bebidas. Las traía el chico grande y con barba que había visto cuando fui al baño

  • “¿Conoces a Ricardo? A Ricardo no le importa que estemos aquí mientras él y Héctor limpian y cargan las neveras”
  • “Hola Ricardo, encantada…”, murmuré mirándolo
  • “Lo mismo preciosa”, respondió con un acento que no identifiqué
  • “Así que quieres ser la sorpresa en la fiesta de Paco…”, empezó diciendo Mateo una vez se hubo alejado el camarero, dando por iniciada la entrevista
  • “Sí, claro…”
  • “Ya…”, continuó Mateo, “¿y qué cualidades tienes a parte de las que saltan a la vista?
  • “¿Perdón…? No entiendo lo que quieres decir, Mateo”

Manolo estalló en una carcajada.

  • “Que te desnudes, joder… Que lo que te está diciendo Mateo es que te pongas en pelotas…..”

Es difícil describir lo que sentí en ese momento. Por un lado, sorpresa. ¡¡Me estaban pidiendo que me desnudase 3 hombres!! ¡¡En un bar delante de otros dos camareros!! Más que eso, casi me lo estaban exigiendo. Por otro lado, en principio me invadió una sensación de rechazo. Aunque, por último y de una manera sorda, empecé a sentir un leve cosquilleo…

  • “¿Me disculpáis un momento, por favor?”

Salí disparada al baño otra vez

  • “¿Andrés? ¡¡ Me importa un huevo con quién estés hablando!! ¡¡ Me han pedido, casi me han exigido, que me desnude delante de ellos!!”

Una gran carcajada sonó al otro lado del teléfono

  • “¿Y? ¿Cuál es el problema?”
  • “¿Qué cuál es el problema? Yo no sabía nada de esto… Si no, no me hubiese ofrecido a eso. ¿Cómo lo voy a hacer? ¡¡ Que son Rafa y Manolo….! Y además están los del bar….”
  • “Ay… pardilla, pardilla…. Todavía no entiendo tu problema. Dejemos clara una cosa en primer lugar; olvídate que son Rafa y Manolo. ¿Te atrae la situación? Es como lo del otro día, pero un paso más allá”

Mientras oía a Andrés pude notar como el rechazo iba perdiendo terreno al cosquilleo

  • “Bueno, sí… ¡¡ pero es que son Rafa y Manolo….!!”
  • “Por si no habías caído en la cuenta, Rafa y Manolo saben tan bien como si lo hubiesen visto, todo lo que pasó la otra noche en mi casa. Y no, no fui yo quien se lo dije sino Paco”

Me quedé sin palabras. O sea, saben que me pone mostrarme desnuda y que me acosté con los dos…..

  • “Así que”, prosiguió Andrés, “si no te apetece, diles que no estás preparada, que ha sido un malentendido o lo que quieras y te vas. Luego me mandas un guasap y hasta puede que te invite a cenar. Pero si te excita la situación, no dejes de hacerlo por el qué dirán porque van a decir lo mismo por hacerlo o por no hacerlo. Y si no me necesitas más, pardilla….”
  • “Pero estoy en un bar… ellos no son sólo 3; hay dos más… la persiana está a mitad……”
  • “Todo eso son cosas que tienes que valorar tú, pardilla…. Repito, si no estás a gusto; vete”
  • “¿Ellos saben todo lo que pasó en tu casa?
  • “Me temo que sí….”

Y colgó. Me quedé en la mitad del baño pensando. Andrés tenía razón; no debía de pensar en el qué dirán; ese lo tenía perdido ya con todo el que conociese a Paco. Por otro lado, el cosquilleo había pasado a leve excitación y el rechazo estaba en la UVI.

  • “Ya estoy de vuelta chicos… ¿Por dónde íbamos?”, les pregunté sonriendo mientras me sentaba en la silla
  • “Íbamos donde tú te desnudabas”

Sonreí una vez más. Me bajé la cremallera del vestido y deslicé ambos tirantes. Mis tetas inundaron el bar

Disfruté viéndoles la cara de besugos embobados en mis tetas a los tres a la vez. Era curioso que a pesar de la diferencia de edad, los casi 70 de Mateo, los 40 de Manolo y los poco más de 20 de Rafa, ponían la misma expresión

  • “Joder, qué tetas….”, murmuró Rafa, sin tartamudear para variar
  • “Las bragas, nena… fuera las bragas. Queremos ver ese chochito….”

Había algo en el modo de hablar de Manolo que me excitaba. Era consciente que era repulsivo pero por otro lado su forma de expresarse, el cómo sonaba nena, bragas, chochito, digamos que me aceleraba el cosquilleo

Sonreí y me puse en pie. Mirando fijamente a Manolo, deslicé el tanga hasta el suelo. Lo recogí y lo dejé junto a la silla. Les miré otra vez y me di la vuelta lentamente para que me viesen el culo. Cuando volví a estar frente a ellos, pude comprobar que la misma cara que antes habían visto mirando mis tetas ahora la pusieron con sus ojos clavados en mi coño. Sonriendo por la cara que ponían y cada vez más excitada, me senté

  • “Y bien, señores…. ¿tengo condiciones para ser la sorpresa en la fiesta de Paco?” separé levemente las piernas para que tuviesen una buena visión de mi clítoris brillante
  • “Impresionante….”, murmuraba Mateo
  • “Jooooooderrrr…” era lo único que decía Rafa

Manolo sonreía

  • “Bueno, bueno, señores…. no se precipiten…. antes de darle nuestra aprobación, habrá que comprobar que todo eso no es de plástico, verdad compañeros?”
  • “¿¿¿¿¿¿¿ Quéeeeeeeeeeee ????????”, grité poniéndome en pie…
  • “Lo que has oido, chochito…. somos como Santo Tomás; si no tocamos, no nos lo creemos….”
  • “Otro minuto… este ya será el último…”
  • “Pero….. esto no puede ser…. aquí hay un error……”

Segundos después le sonó el teléfono a Andrés

  • “¿Qué quieres ahora, pardilla???”
  • “Ya me tienen desnuda delante de ellos y ahora quieren que meterme mano, Andrés!!!!!!!!!!!!!!”
  • “Sí, pardilla… ¿cuál es el problema? Pero, si lo estás deseando, ¿o no?
  • “Pero esa no es la cuestión….”
  • “Entonces, ¿cuál es? Tú te has metido en esto. Ya te lo dije. Fiesta en el pueblo. Con una tía. ¿Sabes dónde las elijen? En los puticlubs. Pensé que lo sabías. Ellos quieren un tía que salga de una tarta el día de la fiesta, con poca o ninguna ropa, se pegue unos bailes con los asistentes donde le magrearán las tetas o lo que puedan y al final la sortearán. Nunca le toca al homenajeado pero siempre al que le toca se la regala. Solo te diré que más de la mitad de las putas a las que se lo proponen, se niegan incluso pagando más de 1000 €”
  • “Pero…..”
  • “Mira, Susana, ni pero ni nada… Si quieres, ya sabes lo que hay. Si quieres lo haces y si no, pues no.”
  • “Pero….”
  • “Mira, pensaba que estas cosas las tenías más claras. Es tu vida, pardilla. Haz lo que quieras, lo que te salga del coño o lo que te dé la gana. Una cosa más, después de magrearte te querrán follar. Los 3. Te lo digo para que no me llames de aquí a 10 minutos. ¿A ti te apetece?”
  • “Sí…”
  • “Pues aunque solo sea por aliviarles el calentón que les has dado, a poco que te apetezca, tíratelos a los 3 y ya te pensarás si vas a la fiesta o no….. Recuerda que la idea que tienen de ti es de casi una puta así que no va a cambiar demasiado, te los folles o no. Y si me permites….”

Y colgó

Allí me quedé yo con un importante calentón pero con la cabeza llena de dudas. Me miré las tetas; los pezones estaban duros. Me toqué con suavidad y comprobé la humedad que sentía. Inspiré y salí al salón

  • “Bueno, ¿quién va a ser el primero?”
  • Eso está mejor nena”, dijo Manolo poniéndose en pie, “A ver, ¿no tienes música?, es igual, ven hacia aquí y vamos a hacer como que bailamos”

Me aproximé a él. Su cara era toda satisfacción. Pasé mis brazos alrededor de su cuello al tiempo que sus dos manos iban directas a mi culo. Me apretó contra él. Instintivamente, busqué su boca y le empecé a besar lentamente. Manolo avanzó levemente su pierna derecha, Yo abrí las mías y busqué el roce de mi sexo con su pantalón. Noté su erecto miembro al otro lado de la tela del pantalón. Al cabo de medio minuto más o menos, Manolo me separó como buscando aire

  • “Joder, cómo besa la niña…. Mateo, toma; pruébala tú. Rafa levántate para que se pueda sentar en el sofá”

Rafa, con más granos que nunca, se levantó del sofá con la mirada clavada en mis tetas. Me aproximé al sofá para ocupar el sitio que me dejaba libre él. Estiró sus brazos y me empezó a tocar las tetas. Sonreí y me quedé quieta

  • “Eh, chaval; a ti te llegará luego. Deja ahora a Mateo”

Mateo me esperaba en una esquina del sofá. Me senté en el centro, muy cerca de él. Le tomé su mano derecha y se la llevé a mi sexo al tiempo que le comenzaba a besar. Sus dedos, torpes y tímidos al principio en seguida comenzaron a masajear mi clítoris. Animados por mi humedad, enseguida dos de sus dedos intentaron entrar en mi coño, cosa que consiguieron sin dificultad. Por un momento interrumpí el beso para tomar aire y suspirar. Me acababa de correr

  • “Joder, está realmente excitada….

Me recosté en el sofá para tomar aire. Mateo se puso en pie y su lugar lo ocupó Rafa. Noté su piel más fría y sudorosa cuando intentaba seguir con lo que había dejado Mateo a medias. En seguida tuve 3 dedos de Rafa dentro de mí al tiempo que su lengua exploraba toda mi boca. Noté cómo alguien se sentó a mi lado derecho en el sofá y me comenzó a tocar las tetas. Al poco, los dedos de Rafa tenían competencia por explorarme. Eran los de Manolo

  • “Quita chaval, que yo no había probado esto”

Así que me giré y comencé a besar a Ramón de nuevo. Ya eran 4 los dedos que se movían con brusquedad dentro de mí. Le busqué la mano que le quedaba libre y me la llevé a mis tetas

Cuando Manolo se separó de mi tenía a Mateo sentado en la silla que había ocupado yo, Ramón a mi derecha y Rafa a mi izquierda.

  • “Bueno, y ahora si pasáis la habitación, podréis hacer conmigo lo que queráis…”

Se miraron los 3 sonrientes. Parecían sorprendidos. Agradablemente sorprendidos

  • “¿Quieres decir que…. Vas a follar con nosotros…. Con los 3?”
  • “Perdona, yo contaba con los 5. Y espero que hayáis venido con fuerzas porque no me contento con una sola vez”, le dije al tiempo que nos poníamos de pie

Se miraron de nuevo los 3 y volvieron a sonreír, como si supieran algo que yo desconocía

  • “Pasa algo? ¿Cual es el problema?”
  • En realidad ninguno. Veo que lo que nos dijo Paco es cierto. En realidad nosotros ya hemos acabado la prueba,,,”
  • “Pero yo no,,,”

CONTINUARÁ