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Mi hermana y la paja (relato 1)

en Amor filial

- ¿No te cansas de estar dándole al manubrio siempre? –

Me sobresalté al oír la voz de mi hermana.

- No, nunca me canso. – Dije al fin tras apartar la vista del monitor del ordenador y dirime a ella que se encontraba apoyada en el marco de la puerta con los brazos cruzados.

- Siempre estas con las putas pajas, a ver si te echas novia de una puta v… ¿Pero qué cojones estas mirando?

- ¿Acaso no te gusta? – Me reí a carcajadas

- Pero esto… - Se acercó con cara de asco hasta quedarse a mi lado  - ¿Eso que mierdas es tío?

- Esto es una …

- Eres un cerdo- Dijo a la vez que me empujaba con cara de asco haciéndome perder el equilibro y casi tirarme de la silla. ¿Te quieres guardar la polla ya o qué?

- Eres tú la que ha entrado aquí. Déjame en paz y vete anda.

- Estas enfermo- Y se alejó por la puerta – ¡ENFERMO! – Se escuchó a lo lejos.

Sonreí y volví a mi peli porno japonesa. Había un par de asiáticas bañadas en aceite poniendo cara de culpabilidad mientras les comían la polla a unos perros. Sin cerrar la puerta, terminé mi paja encima de un trozo de papel higiénico. Me acomodé los pantalones al terminar y seguí estudiando.

Al poco rato me dirigí a la cocina a por una Coca-Cola y me encontré a mi hermana sentada comiéndose una manzana mientras revisaba su teléfono móvil.

- Das mucho asco – Me dijo sin apartar la mirada del teléfono.

- ¿Y para que cojones entras entonces? ¿Acaso no me puedes dejar de entrar? – Le dije mientras me sentaba con ella en la mesa de la cocina

- Para ver si paras ya de una vez. ¿Cuantas pajas te haces al día? ¿Cinco, seis? Cada vez que paso estas ahí dale que te pego, me pones enferma.

Yo pasé de contestarle. Abrí la lata y le di un buen sorbo.

- Mamá ha llamado, ha dicho que llegará tarde y que hagas la cena.

- Venga hombre, encima, tengo cosas más importante que hacer antes de ocuparme de ti. Pues ya sabes, si tienes hambre, tienes pizzas en el congelador. No me molestes – Se levantó y me miró enfadada – Me voy a mi cuarto, ¡NO ME MOLESTES! Puntualizó con monosílabos esta última frase justo antes de abandonar la cocina.

Esa era mi rutina diaria, estudiar, ver porno y pajas. Mi vida social era escasa ya que mis amigos se habían echado novia y yo, como buen solterón solo me comía el ansia depredadora sexual.

Tras estar un rato solo me levanté, y me fui a mi cuarto otra vez.

Ya se acercaba la hora de cenar cuando me empezó a entrar hambre. Nos porque me dio por avisar a mi hermana por si quería una pizza,

Me dirigí a su cuarto y la puerta estaba cerrada. Golpee la perta.

- ¿Quieres pizza?- Le dije. No escuché nada. Volví a golpear

- ¡NO!, - Escuché al cabo de un rato

- Valeeee – Y me fui a hacer mi cena.

Mi hermana cenó un poco de sopa de sobre y terminó mucho antes que yo. Yo me quedé un rato viendo la tele pero me aburrí y me fui a mi cuarto, como no, a pajearme.

Vi un video de una actriz porno que era clavadita a mi hermana. Veruca James, me había visto un montón de películas suyas y me ponía super cachondo esa actriz. Porque estaba muy buena y por el asombroso parecido fisco con Laura. Puse una peli en HD y la puse a pantalla completa. Subí el volumen de los altavoces un poco, lo suficiente para que lo escuchara yo y nadie más fuera de mi habitación y me empecé a cascar una buena paja.

- ¿Otra vez? ¿No paras nunca o qué? – Laura entró y se puso a mi lado con los brazos cruzados mirándome a mí y desviando la vista de vez en cuando al monitor de la pantalla donde salía un primer plano de la doble penetración que le estaban practicando.

- Si crees que me incomodas mirándome así y quedándote ahí te equivocas.

- Bueno, pero por lo menos ahora has dejado de tocarte aunque sea solo para hablar conmigo. – Y volvió a escapársele la vista al monitor. Me reí.

- ¿Sabías que la actriz esta se parece a ti?

-¿Que actriz? – Dijo mostrando un poco de indiferencia.

- Esta – Señalé la pantalla, pero aun salía el primer plano de la doble penetración.

- Yo no veo que se parezca mucho- Contestó.

Agarré  el ratón cambié de plano de la película y la puse casi al principio, donde salía ella vestida, de pie y hablándole a la cámara. Entonces vi como los ojos de Laura se abrieron de par en par, abrió un poco la boca y se acercó al monitor.

- Ostia puta, pero es verdad.-

Me quitó la mano del ratón y pasó un poco más adelante, fue alternando y revisando el video,

- Y tiene tú mismo cuerpo, o por lo menos se le parece – Laura no contestó. Cuando se lo comenté había una escena donde salía desnuda con las piernas abierta enseñando el coño.

Se llevó la mano a la boca y se la tapó incrédula, luego me miró y volvió a mirar el último fotograma del video donde lo había dejado. Ya casi al final, estaba Veruca sentada cubierta de semen, con la boca abierta esperando que dos pollas más se le corrieran encima.

- ¿Y te masturbas con esta tía? – Dijo sin apartar la mano de su boca.

- Si- Le solté entre risas. – Da un morbazo que lo flipas.

- Pero es como si te pajearas pensando en mí

- Por eso me gusta tanto, porque se parece a ti.

- ¿Cómo has dicho que se llama?

- Veruca James. Mira ahí hay más videos.

- Levanta – Me ordenó obligándome a salir de la silla para sentarse ella enfrente del ordenador. Cogió el ratón y empezó a navegar entre toda la filmografía de Veruca James, visualizando videos y buscando información.

Yo me quedé de pie a su lado con la polla tiesa.

- Laura.

- ¿Que?-  Se giró para contestarme – ¡Quítame esto de encima! – Dijo tras girarse y encontrarse con mi polla a escasos 5 centímetros de su cara.

- Estás en mi cuarto y yo quiero terminar, anda vete al tuyo.

- No, quita, déjame – Y por instinto le dio un golpe con la mano a mi polla para apartarla de su cabeza justo antes de volver a buscar información sobre la actriz.

- Bueno pues me pondré en la cama a pajearme mientras te miro.

- Haz lo que te dé la gana – Contestó sin mirarme.

Y así lo hice, me senté en la cama, y empecé a masturbarme, mientras veía a mi hermana visualizar un video tras otro de esta tía y quedándose asombrada. Yo miré el culo de mi hermana sentada en la silla con ese pantalón de pijama corto, los calcetines rosas de andar por casa y el moño recogiendo su pelo como solía vestir por las noches antes de acostarse.

- Pásame el papel anda, está ahí, junto a tu mano derecha.-

Laura cogió el rollo de papel higiénico, se giró, me miró y me lanzó el papel.

- ¿Has terminado ya? – Me dijo mirándome la polla

- No aun no, pero era para no manchar.

- Que fuerte lo de esta tía. Seguro que todos mis amigos lo saben y no me han dicho nada.- se levantó d la silla pero no se movió. – Veruca James, Veruca James, Ja-mes, Ja-mes, Ve-ruuu-ca Ja-mes… - empezó a memorizar el nombre.

- Oye Laura –  La interrumpí

- Que - volvió a dirigirme la mirada

- ¿Me puedes hacer un favor?

- ¿Cual?

- Esta me está costando un poco, ¿Me ayudas y me la terminas tú? Y me imagino que es Veruca la que me la hace. ¿Te animas?

Laura puso los brazos en jarras me miró con el ceño fruncido y sin querer me miro la polla un segundo. Luego puso los ojos en blanco y se fue. Al final no terminé la paja.

Los días pasaron, y como por la tarde siempre estábamos solos me daba la oportunidad de provocar a mi hermana. Desde entonces todas las pajas, me las hacía con videos de Veruca. Ponía alto el Volumen par que ella escuchara los gemidos y al anal siempre aparecía ella en mi cuarto para abroncarme.

- Me voy a quedar aquí para cortarte el rollo a ver si paras de una vez. – Me dijo sentándose en la escena de la cama mientras me pajeaba con un bukkake sobre Veruca. No lo consiguió. Me corrí encima de un trozo de papel higiénico.

Cada vez que se asomaba a mi cuarto le preguntaba si me ayudaba a terminarme la paja para provocarla y siempre obtenía la misma respuesta.

Tras pelearme con mi hermana por ver quien fregaba los platos después de cenar me dirigí a mi cuarto a dormir. Era un viernes y nuestra madre, como no, se había ido a disfrutar de su segunda juventud con su nuevo novio. Yo en cambio pasaba los viernes en mi cama tumbado. Me plantee hacerme una paja pero no me apeteció mucho. Asi que tras un buen rato de móvil y de aburrimiento me quedé adormilado en la cama.

- ¿Estas despierto?

- ¿Que? – Dije intentando recomponerme tras oír una voz

- Veo que si –

Dirigí como pude la mirada a la puerta y allí estaba mi hermana de brazos cruzados apoyada en el marco. Tras enfocar un poco los ojos y tras acostumbrarme a la luz que acababa de aparecer la vi con su típico pijama de pantalones cortos, calcetines con la suela algo sucia, y su moño de andar por casa.

- Que raro se me hace verte sin que estés tocándote.

-¿Qué quieres Laura? – Dije malhumorado

- Bueno, si te molesto me voy.

Suspiré.

- Ya estás aquí, ¿Que quieres? – Dije a la vez que me incorporaba en la cama.

- Pues no lo sé aun. ¿Puedo? – dijo haciendo señas para entrar.

- Si-

Se acercó y se sentó en la cama a mi lado. Levanté las cejas esperando a que hablara.

- Bueeeennooo, así que estabas dormido. ¿No?

- Laura...-

- Sabes, de verdad, pensaba que estarías dándole que te pego al ciruelo.

- Ya está bien con la tontería.

- No, te lo digo en serio, me esperaba encontrarte así y la cosa hubiese salido más o menos planeado pero ahora me da un poco de cosa. Mejor me voy y ya si eso... –Hizo gesto de levantarse.

- ¿Has venido a lo que yo creo?

- Nose, ¿Qué es lo que tú crees?

- Puessss - Hice un gesto muy suave encima de mis partes.

Ella me miró donde señalaba, luego me miró muy seria y afirmó con la cabeza. Pude ver como tragaba nerviosa.

- ¿De verdad?

- Que sino, da igual, ya está es mejor así.

- Nonono, no te vayas, espera – Me levanté de la cama – Espera. Me hace ilusión de verdad. Ven - La cogí del brazo y la llevé a la cama. –¿ Cómo, nose, cómo nos ponemos?

Laura se sentó y luego yo me senté junto a ella.

Nos miramos y nos reímos.

- Estas como una cabra. De verdad quieres hacerlo?

-¿No estoy aquí? –  sus palabras eran nerviosas

- Yo.. Bueno, que hacemos ¿Me la sacas y me la haces?

- Bueno – Me miró al paquete. – Sácatela primero

Me bajé los pantalones y los calzoncillos, me los saqué y me quedé desnudo de cintura para abajo. Luego me quité la camiseta y quedé desnudo.

- Bueno tampoco hacía falta tanto- Acercó un poco la mano lentamente a mi entrepierna. – Solo una paja, SOLO UNA PAJA – dijo lentamente y amenazantemente la última frase separando bien cada palabra.

Noté el calor de su mano nada más posarse encima

- La tienes blanda.

- ¿Que esperabas?

- Nose, me la había imaginado ya dura.

- No tardará.

Empezó a tocarla un poco a lo loco, un poco aquí, un poco allá, la apretó con la mano y también hizo lo mismo con los huevos. La polla por segundo empezó a crecerme-

- Ves, no tarda.

Me agarró el tronco del miembro a medio subir rodeándolo con sus dedos.

- Tienes los dedos calientes

- Y tú la polla ardiendo. – Me miró y nos reímos a carcajada limpia.

Tras relajarnos un poco siguió. Mi polla ya estaba en todo su esplendor. Me moví u poco para facilitarle el trabajo pero al estar sentados el uno al otro era difícil.

Me levanté y me tumbé en la cama y tras algún que otro intento conseguimos ponernos en una posición cómoda para los dos. Ella estaba sentada en el bode de la cama dándome la espalda, con la mano derecha en mi miembro mientras yo, tumbado disfrutaba de la paja.

Empezó a subir y a bajar más enérgicamente. Lo hacía muy bien, ni muy fuerte ni muy flojo. En la medida justa. Tanto que me empecé a correr.

- Ya, ya, me corro para- exclamé

Ella puso la mano izquierda en forma de cuchara justo encima del glande, tomando el agujero del pito a la vez que con la otra seguía con la paja.

Yo no aguanté más y manché su mano con todo mi esperma.

Laura se giró sonriendo. Me miró y miró su mano.

- ¿Dónde está el papel? Ah, vale ahí –Se levantó dejándome atrás con la polla manchada de semen, cogió un poco de papel y se limpió las manos. Repitió la operación tres veces más hasta limpiarse toda. Luego me lanzó el rollo de papel higiénico para que me limpiara yo.

- Bueno, buenas noches. – Sonrió aún más, de oreja a oreja y se fue a su habitación.

Tras limpiarme me asome al pasillo y vi como la luz que se filtraba por debajo de la puerta del cuarto de mi hermana se apagaba. La dejé en paz.

Tras varios minutos pensando al final me quedé dormido con una sonrisa en la cara.