miprimita.com

Mi hermana y la paja (relato 2)

en Amor filial

Solo cuando pasaron dos o tres días desde que mi hizo la paja conseguí que me hiciera una segunda. Bueno, realmente fue ella la que decidió cuando hacérmela.

Recuerdo que se me acercó una tarde y me pidió que pusiera un video porno de la actriz que se parecía a ella. Apartó la silla se puso entre mis piernas y me hizo una buena paja.  Pero ahí terminó la cosa. Alguna vez se animaba y me volvía a hacer otra.

Era su forma de jugar conmigo. Quería marcar cuando y donde se hacían las cosas. O por lo menos yo lo interpreté así. Así que le seguí el juego.

Normalmente las pajas las hacíamos por las tardes, alguna vez lo hicimos por la noche pero solo cuando nuestra madre no estaba. Por las tardes era más cómodo.

A Laura le gustaba, o por lo menos solía pedírmelo, que pusiera alguna peli porno de su doble mientras me la cascaba. Aun así, me gustaba mucho mirarla a ella, me gustaba ver como no me quitaba ojo de la polla. Aun haciéndose la seria, la indiferente e intentar que solo lo hacía por aburrimiento podías verle la cara de estar gustándole todo. Y mucho.

- Laura –

- ¿Que?- Levantó la mirada y me miro mientras aun intentaba levantarme la polla masajeándomela

- Estando allí abajo, tan cerca, no te entran ganas de… bueno… ¿De chuparla?

Laura levantó una ceja.

- Ya sabes, a mí si me pusiera a escasos centímetros de un toto pues seguramente le pegaría un lametón.

- Tú eres tú- Respondió

Mi polla alcanzó su tamaño máximo.

- Y, si bueno, y si te pido que, ya sabes, que me la chupes un poco, ¿Lo harías?-

- No - Y paró en seco.

- No te cuesta nada, estas ahí abajo, me has hecho muchas pajas, es el salto natural, lo lógico, después de las pagas vienen las mamadas.

Laura empezó a pajearme otra vez lentamente.

- Venga, please.

- Te pones muy tonto mendigando un poco de sexo.

- Bueno lo que tú digas, pero venga, una, solo una, no te cuesta nada.

Laura puso los ojos en blanco, suspiró muy profundamente y me miró la polla.

- Ni se te ocurra córrete en la boca, te juro que te mato como lo hagas.- Me amenazó.

- Tranquila, te aviso. - Sonreí

Entonces sin muchos preámbulos apartó la vista, bajo la cabeza con la boca abierta y se metió mi polla en la boca. Que sensación más buena y calentita. La cabeza empezó a bajar lentamente y mi polla empezó incrustarse aún más dentro de ella.

Sin quitársela de la boca, se acomodó las piernas al estar en una mala posición. Apoyaba una mano en su rodilla y la otra la mantenía rodeando mi tronco.

Sus cuatro dedos rodeaban mi polla y el pulgar cerraba el círculo. Sus movimientos de sube y baja eran lentos pero presionaban con la fuerza justa para dar mucho gustito. Demasiado gustito.

Extendí la mano y se la posé en la cabeza de mi hermana, noté su pelo sedoso justo antes de que levantara la vista y con su mano me la apartara.

Negó con la cabeza amenazante.

- Vale vale- Le dije apartando la mano.

Mi hermana volvió a lo suyo.

Mi glande no aparecía por ningún lado. Se quedaba siempre en la boca. Daba igual como moviera la cabeza o la mano que siempre se quedaba dentro.

El morbo, y la falta de sexo pudieron conmigo. Yo quería hacerle caso a mi hermana y avisarla pero el morbo de soltarle mi semen en su boca podía conmigo y con todos sus castigos.

Aguanté el tipo, aparenté que no pasaba nada, pero me estaba subiendo el orgasmo. Aguanté la respiración y no hice ningún gesto para no despertar sospecha. Justo cuando bajó la cabeza y mi polla se encontraba en su punto más cercano a la garganta solté un buen chorro de leche calentita. Mi hermana se paró en seco con mi polla dentro y un segundo chorro de leche inundó su boca.

Vi como abrió los ojos de par en par, como se ponía roja de golpe sacando mi polla de su boca enfadada justo a tiempo de que un tercer chorro de semen volviera a darle alegría a sus papilas gustativas.

Sin mediar palabra y acercándose a mi cara me escupió con rabia. Mi propio semen me impactó en toda la cara como un efecto de spray, pero la parte mas gorda impactó en mi mejilla.

- Eres un puto gilipillas de mierda – Se levantó del todo y me volvió a escupir en la cara. Por suerte esta vez me pilló prevenido y pude apartar un poco, sin mucha suerte ya que me impactó en la oreja.

Mi hermana se limpió la boca con la manga y claramente enfadada salió de mi habitación dando un portazo tan sonoro que perfectamente podría haberla roto.

Me quedé un rato sonriendo como un tonto mientras me limpiaba con un poco de papel higiénico que tenía en el escritorio mientras volvía a recordar que mi semen había estado en la boca de mi hermana. Logro conseguido.

Me estaba ya subiendo los pantalones y metiendo mi polla medio flácida dentro cuando la puerta se abrió de par en par revelando una hermana histérica. Entró en la habitación con paso firme y empezó a pegarme en el hombro con mucha fuerza.

- ¿Porque cojones lo has hecho capullo? – Dijo mientras que con cada palabra me propinaba un golpe.

Por suerte era pequeña y aun que sus golpes hacían algo de daño, no suponían una amenaza real para mí. Intenté pararla pero me empecé a reír a carcajada limpia. Cosa que la enfureció aún más.

- Te dije que no lo hicieras. – Me amenazó con el dedo apuntándome directamente a la cara – Te arrepentirás de esta, vaya sí que te arrepentirás.- Me amenazó

- Ahora cada vez que te mire no me podré quitar de la cabeza que mi semen ha estado en tu boca hermanita – Y la sonreí para provocarla.

- Hijo de puta – dijo a la vez que saltaba encima de mí, rodeando con sus piernas mi cuerpo y utilizando una de sus manos para intentar pegarme por donde me pillara.

Podía con ella. Le cogí la mano peleona, me acerqué a la cama y me tiré con ella encima, utilicé mi cuerpo como peso para sujetarla y la amordacé sus manos con fuerza con mis manos por encima de su cabeza.

Su mirada me penetraba con mucho odio.

- ¡Suéltame!.

- No.

- ¡Que me sueltes joder! – Y se removió un poco intentando escapar. No lo consiguió.

- Cuando te calmes.

- Suéltame ya o te juro que… - Y me volvió a escupir a la cara.

- Joder, que pesadita estás con lo de escupir – Arrimé mi cara a la suya y le restregué el escupitajo en la cara- Me miro con rabia pero se estuvo quieta.

- ¿Te tranquilizas? –

- No – Pero no se movió

- Lo siento, de veras que lo siento. –

- Eres un capullo –

- Lo siento, ¿vale? ¿Me perdonas?

- ¡NO! - Pero notaba como dejaba de hacer fuerzas y ya apenas se resistía.

- No volverá a ocurrir –

-¡JA!, Que te crees tú que va a volver a ocurrir-

-¿Porque no?

- ¿Tu porque crees?

- ¿Me perdonas? – Y a solté al no notar ninguna resistencia.

- Ya veremos –

Nos quedamos unos segundos mirándonos a los ojos sin decir nada. Ella mantuvo los brazos en la misma posición pese a que yo ya no la sujetaba. Teniendo a mí hermana tan cerca me pareció que se volvía muy guapa de repente.

Aparté a mirada y me incorporé de golpe abochornado tras sentirme tan atraído por ella. Ella se incorporó lentamente y se quedó a mi lado sentada.

- No lo vuelvas a hacer- Me dijo mientras me daba unos golpecitos en la pierna. Se levantó y se fue andando a su cuarto lentamente. Yo la seguí con la mirada fija en su culo. No se giró, simplemente desapareció por la puerta.