miprimita.com

Mi hermana y la paja (relato 6)

en Amor filial

- Venga, salte de ahí, no me gusta eso – Me dijo mi hermana mientras me daba golpecitos en la cabeza par que me apartara.

- Pero como no te va a gustar? – Le pregunté sorprendido – ¿Tan mal lo hago?

- No es eso, es que no me gusta que me lo hagan, nose, no me gusta.

- Eres muy rara – Le dije a la vez que quitaba mi cabeza de entre sus piernas tras haberle metido un lengüetazo a su coño. – ¿Me cortas un poco el royo sabes?

- No es mi culpa, no me gusta y punto – Cerró las piernas y se giró tapando su tetas con sus brazos.

- ¿Estas bien? – Le pregunté a la vez que me acomodaba a su lado tumbándome en su cama.

Los dos estábamos en su habitación, desnudos, tumbados en su cama. Me estaba dando la espala y podía distinguir sus maravillosas curvas, su piel blanca y su pelo suelto alborotado.

- No lo sé. – Dijo al fin.

- ¿He hecho algo mal? – Pregunté

-No, no, no. – Se diñó la vuelta para hablar conmigo. – Es... nose… tenemos que hablar.

- ¿Ahora? – ella ignoró mi pregunta y empezó a hablar.

- ¿Porque te acuestas conmigo?

- ¿Que? – Le dije sorprendido al no esperarme esa pregunta.

- ¿Follas conmigo porque te gusto o porque te da morbo porque soy tu hermana?

- Creo que… - Pensé la respuesta un poco – Creo que ambas cosas. No te voy a engañar, estas muy buena, o por lo menos a mi me gustas. Me gustan tus tetas, tu culo, me gus…

- mi culo y tetas… - Laura entornó un poco los ojos enfadada por la respuesta.

- tu culo, tus tetas, tus labios – Continué – tu cuello, tu sonrisa, tu forma de mirarme, nose, hasta tus gestos empiezan a gustarme, Incluso esa voy que tienes, de pato mareado me gusta. Y nose, supongo que sí, que el hecho de que seas mi hermana pues tiene ese plus de morbosidad no? ¿A ti te pone hacerlo conmigo porque soy tu hermano?

Laura asintió con la cabeza.

- Mucho – Dijo al fin sonriendo. Acercó su cuerpo al mío lo suficiente para que al final tuviese que pasar mi brazo por debajo de su cabeza a modo de almohada. Laura levantó una rodilla y la posó en mi lomo. Acercó su mano a mi mejilla y me la acarició.

- Tengo un pequeño problema, eres mi hermano – Se acercó un poco más- Pero me estas empezando a… - Cerró los ojos y su cara reflejaba que estaba buscando en su interior la fuerza necesaria para poder hablar –

Espere pero no contestó, se quedó callada.

- A que Laura – La rodeé con mi mano libre y la abracé – Estoy empezando a que.. – Susurré muy cerquita de ella.

- A gustar mucho – Al final respondió y abriendo los ojos para mirarme directamente a los míos.

Entonces la vi a ella, con las mejillas sonrojadas la mirada perdida en mis ojos, con los labios rojos y su aliento entrando por mi nariz. La chispa mágica saltó entre nosotros. Hera mi hermana y la quería un montón, peor algo pasó, algo hizo que nuestro amor de hermanos pasara a otro nivel superior. Ese día fue el inicio de todo. Ese día nos unimos para siempre. Ese día fue el día que la besé.

No sabía como pero mis labios se encontraban pegados a los suyos. Mis labios notaban el calor de sus labios. No había nada más en el mundo que ella. Solo ella pegada a mí. De golpe nos subió a los dos un fuego incontrolado. El deseo se convirtió en pasión. Y había que sofocarla. Su legua húmeda se metió en mi boca. Empecé a saborear la saliva de mi hermana, mi lengua empezó a bailar con su lengua, nuestras narices chocaban entre sí, Su brazos, manos y piernas me rodeaban y me atraían hacia ella. Yo hice lo mismo y mis brazos, manos y piernas se enredaron en su cuerpo.

Los pezones erectos de sus tetas se me clavaban en mi mecho a la vez que mi polla dura cono una piedra se abría paso entre sus piernas quedando justo a la entrada de su coño.

La habitación olía a pasión, a sexo, a desenfreno y eso nos animaba aún más. Laura empezó a mover su pelvis al notar mi polla rozándole por ahí abajo.

Me apartó la cara con rabia, abrí los ojos y la vi poseída de sexo. Roja como un tomate, los pelos locos, los ojos abiertos de par en par mirándome con deseo, sus labios rojos, hinchados y húmedos por el intercambio de saliva y con la boca entre abierta desenando seguir comiendo.

- Fóllame- Me suplicó desesperada – Fóllame pero a base de bien.

Saló encima de la cama, y sin tiempo a penas para reaccionar se puso a cuatro patas ofreciéndome con desesperación su sexo.

Me levanté raudo, me planté detrás de ella, escupí en mis dedos, llevé la saliva a la punta de mi polla y esta luego, la apunté a coño.

Laura apoyó la cabeza en la almohada y utilizó sus manos para abrirse las nalgas. Le vi el agujero del culo seguido de un coño mojado. Los labios de Laura estaban ligeramente separados y muy rojizos. Estaba cachonda. Muy cachonda.

El agujero del culo es una de las cosas que más me pone cachondo. Laura lo tenía de n tono muy claro, apenas se distinguía del resto de la piel, salvo por los pliegues típicos del asterisco. Me hubiese agachado para lamérselo pero estaba tan necesitado como ella que no pude parar ni un solo segundo.

El capullo de mi polla entró sin ninguna dificultad. Su coño estaba muy lubricado. Lo saqué i un brillo de humedad recubría la punta de mi miembro. Eso me éxito mucho más.

Agarré a mi hermana por las nalgas, apunté bien y mi polla entró casi de golpe de un buen empujón. Oí gruñir a mi hermana hundiendo su cara entre las sabanas. Laura solía ser muy silenciosa, pero ese gruñido medio gimiendo no pudo contenerlo.

Empuje con fuerza una segunda vez hasta el final. Luego otra, y otra y otra. El plaf plaf resonaba por toda la habitación. El sonido del choche de mi pelvis con sus nalgas se mezclaba con el choff choff de mi polla mintiéndose y saliendo de su chocho.

Empecé a ir más rápido, con más fuerza y noté como Laura, poniendo una mano en su coño se ayudaba con el gustito masturbándose a la vez el clítoris.

Me chupé el pulgar, lo embadurné de saliva y se lo puse justo encima del asterisco del culo. Laura no protestó. Froté al mismo ritmo que me la follaba, Laura siguió sin protestar. Empecé a hacer un poco de presión descontinuada y la primera falange de mi pulgar abrió el asterisco. Laura no protestó.

Saqué el pulgar y lo chupé otra vez, con más saliva. Volví a usar la misma táctica, esta vez, mi pulgar, lentamente, entre las sacudidas de perdió enteramente en el culo de Laura. Lo dejé quiete y a través de las paredes internas notaba como polla entraba y salía de su coño. Notaba sus movimientos. Empecé a sacar el pulgar y a meterlo a la vez, sincronizando movimientos.

Entonces sí que se quejó.

- No- Me susurró, y si voy se abrió paso por los pocos sonidos típicos de la habitación.  Me apartó la mano y me obligó a sacar el pulgar de su culo.

Entonces escuchamos un portazo.

- ¡YA ESTOY AQUÍ! – Se escuchó la voz de nuestra madre entrando a casa.

El corazón me dio un vuelco, me puse blanco, saqué la polla de dentro de mi hermana. Ella se puso de pie de un salto y corrió a cerrar la puerta de su habitación. Sin mediar palabras, en silencio, cogió la ropa de su pijama que tenía encima de una silla y se vistió rápido. Se escucharon pasos por el pasillo acercándose.

Yo acojonado, desnudo y con la ropa en mi cuarto, ya que había ido desnudo desde el, me puse blanco y miré a Laura.

Laura me miró, miró a la puerta, y volvió a mirarme con terror. Me señaló por fin la cama, me indicó los bajos de la cama y me hizo señas para que me escondiera allí.

Me tumbé en el suelo, estaba helado, pero daba igual, tenía que hacerlo rápido y en silencio. Me metí debajo de la cama, estaba llena de polvo y había trastos inútiles. Me acurruqué hasta el fondo, encogiendo los pies y pegando la espalda a la pared. Laura con el pie empujó algo de ropa sucia que tenía por ahí por debajo de la cama para intentar tapar cualquier resquicio visual, y antes de que terminara de ocultarme del todo la puerta del cuarto de Laura se abrió.

- Hola cariño ¿Cómo estás?

- Que ... ¿Qué haces tú por aquí ya? – Dijo mi hermana con claros signos de sofoco.

Tras unos segundos de silencio mi madre habló por fin.

- ¿Estas bien estas muy roja, tiene fiebre?-

- No no , si acabo de hacer un poco de ejercicio, ya… ya sabes, flexiones y zumba de ese con cascos y el móvil. Ahora iba a ducharme.

- A bueno, bueno. Yo recojo un poco la cocina y me voy a ir a comprar al Mercadona. Vas a venir?

- No no, tranquila, me quedo por aquí. – Se escuchó a Laura con la respiración agitada.

- Como quieras cariño.- Y mi madre se perdió por el pasillo.