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Sofia y david. un encuentro casual

en Fantasías Eróticas

SOFIA Y DAVID.

UN ENCUENTRO CASUAL.

(Otra historia de la chica del bañador amarillo)

 

El verano terminó y llegó el otoño. Yo volví a mi vida como siempre. El trabajo, los madrugones y la rutina me hicieron olvidar los días vividos con Sofia. Fueron solo dos días con ella, pero tuve una de las mejores experiencias de mi vida. Pero el paso del tiempo hizo que, si no acabé olvidándola, su imagen se borró de mi cabeza, hasta aquel día.

Yo iba andando por la calle, con la cabeza en mis cosas, problemas de trabajo, dolor de estomago, cuando me crucé con una mujer alta, hermosa, de ojos marrón claro, parecida a mi Sofia. Me quedé como embobado mirándola, cuando me di cuenta de que no era ella, solo se le parecía. Me había hecho la ilusión de volver a encontrarnos, pero el destino parecía cruel conmigo.

Dos días después, al salir del trabajo, pasó a mi lado una mujer con un traje sastre verde. Al principio no reparé en ello, pero al estar junto a mi, casi pegada, vi que era Sofia. Aunque era la primera vez que la veía vestida con ropa de calle, no tuve duda, era ella.

Ni siquiera me miró. ¿Ya está? ¿Eso era todo?¿Era ese el destino del que hablaba? Mejor haría en olvidarla.

Mi jefe me llamó al día siguiente a su despacho. ¡David! Voy jefe. Tienes una reunión informal hoy a las 3 en el hotel HSM con nuestros clientes japoneses. Ya sabes como son los japoneses, muy serios pero luego les gusta divertirse al salir de trabajar. Ve allí y termina de cerrar ese contrato. 

-De acuerdo, allí estaré.

La reunión terminó pronto y me despedía ya de los japoneses con sus reverencias, cuando al girarme vi otra vez a Sofia. Estaba en la recepción del hotel pidiendo ¿su llave?. ¡Dios mío! Dos veces en un día habíamos coincidido. No podía ser casualidad. Cogió el ascensor y yo la seguí, pero las puertas se cerraron.

Me fijé que se paró en el 5º piso y yo subí en el otro ascensor. Cuando llegué vi un pasillo enorme, lleno de puertas a un lado y a otro. ¿Dónde podría haberse metido? Recorrí varias veces el largo pasillo pero ni rastro. Después de un rato, me fijé que solo una puerta tenia puesto el cartel de no molestar. Las puertas de ese hotel tenían mirilla, así que intenté mirar por ella, cosa por otro lado absurda, era casi imposible ver nada. 

Ya me iba, cuando una mano tiró de mi hacia dentro de esa habitación. Sofia estaba allí de pie con su traje verde y sus brazos en jarra, mirándome con sus ojazos marrón claro. 

-¿No tienes nada que decirme guapetón? Me preguntó.

-¿Decirte? Le respondí. Pero si te vi esta mañana y me dijiste nada.

-Recuerda lo del destino. La primera vez que nos vimos no quise decirte nada, pero después en la recepción te vi con el rabillo del ojo y supe que me encontrarías.

-¿Qué tal estas? Le pregunté.

-Averígualo tu mismo. Y diciendo esto se bajó la cremallera y se quitó el traje quedando en ropa interior con un bonito conjunto en color blanco.

-Uff, se me había olvidado lo buenas que estas. Me lancé hacia ella y la besé apasionadamente. Hacía un mes que no la veía y su boca me supo a gloria.

Sofia me deseaba, yo lo notaba. La pasión en su besos, en su forma de abrazarme, de tocarme, sabía que era mía. La haría mía una vez mas.

Sofia se quitó el sujetador y yo me quite el traje, quedándome en calzoncillos. Le chupé las tetas con ardor y al momento yo ya estaba duro. Entonces se me ocurrió una maldad. Cogí mi pene erecto y lo puse entre sus pechos comenzando a masturbarme. Sofia me miró picara y apretó sus tetas mientras yo movía mi polla arriba y abajo con ardor. 

Después de unos minutos yo eché la cabeza hacia atrás, me moría de gusto y llegaba al orgasmo.

No puede evitarlo y terminé corriéndome en la cara de Sofia. Ella no se lo esperaba y ladeó un poco la cabeza sorprendida. 

Me miró con su carita de niña buena y me dijo:  Eres un cochinote, me has puesto perdida. 

-Lo siento, me dejé llevar por la pasión y no puede apuntar hacia otro lado.

-No pasa nada, pero es la primera vez que se corren en mi cara, dijo cogiendo un clinex de la mesilla y limpiándose la cara. 

-¿Seguro? Me esperaba que hubieras echo cosas peores, le dije.

-Tu me has pervertido, guarrote.

-Si, claro ¿y lo de hacerlo en las duchas? ¿Quién pervirtió a quién?¿Eehhh?

-Me has descubierto, jejeje.

Me levanté y cogiendo otro clinex yo también limpie a fondo todo mi pene. 

-Bueno después de esto. ¿Quieres comer algo? Me preguntó.

-Claro. 

-Llamaré al servicio de habitaciones y tomaremos algo. Luego podremos cenar también.

-¿Cenaremos aqui?

-Si, estoy viviendo en el hotel mientras arreglan mi piso.

-Me tomé una cerveza y ella un zumo de manzana, ya os dije que ella no bebía alcohol. Después unos sandwiches que estaban de muerte. Este hotel era uno de los mejores de la ciudad.

Paso un rato y entonces me dijo:

-¿Te sientes con fuerza para otro asalto?

-Claro, respondí, después de este aperitivo podemos seguir donde lo dejamos. 

Ella seguía en ropa interior, se había puesto el sujetador y yo los slips, así que no nos costó retomar el sexo. Le quité las braguetas y me sumerguí entre sus piernas, comiendo su chochito y haciéndola gemir.

-Aaaaah David, metemela yaaa, me pedia. 

Yo quería retrasarlo un poco pero ella me apretó con sus muslos para que la penetrase. Ella me dejó un condón y al poco estaba dentro de ella bombeando. Lo estábamos haciendo en la postura del misionero, pero aun así resultaba muy excitante.

Sofia se acoplaba perfectamente a mis movimientos y el cabecero de la cama temblaba con nosotros en cada embestida. Plof, plof, plof, retumbaba el colchón. 

-Siiiii, aaaah, me gusta muchooooo, me das mucho placeeeeer, sigue así mi pequeñoooo, me susurraba al oído.

Yo seguía empujando y gozando y entonces me corrí con un gemido largo. Aaaaaaaaaah, me voyyyyyy, me corrooooooo.

Cuando terminé de eyacular y mi respiración se estabilizo iba a salir de Sofia, pero ella me apretó con sus muslos y no me dejó salir.

-No David, ahora eres mío y no te dejaré escapar. Sonrió y me besó en la boca. Te deseo, te quiero dentro de mi. 

-Ya estoy dentro, jeje. No me dejas otra opción que hacerte mía una vez mas.

-¿Donde ibas a estar mejor que aquí conmigo?

-En ninguna parte, contesté. Mirar su cara era como perderse en un paraíso del placer. Dios eres tan bella, le dije. Que feliz soy de haberte encontrado.

-Y yo, que bien follas David.

Volvimos a hacerlo otra vez en la postura del misionero y los dos volvimos a corrernos con mucha intensidad. Yo estaba hecho polvo pero Sofia aun tenia fuerzas para hacerlo un par de veces mas. 

Esta vez se puso encima mío cabalgándome y yo apenas hice esfuerzos. 

Fueron 4 polvos maravillosos. Muy tarde ya, Sofia pidió la cena y comimos en la cama.

-¿Te quedarás a dormir?

-Pero solo a dormir, ¿eh? Estoy hecho polvo.

-Claro, yo también y mañana madrugo un montón.

-Pues nada un besote y a dormir. Programé mi móvil y el reloj para que me despertara a las 7.

Sofia se durmió abrazada a mi y yo me pegué a su carita.

Soñé que vivíamos juntos. Creo que me estaba enamorando.

Continuará....