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Rosalba y como comenzo una hermosa velada.

en Lésbicos

Su voz sonaba algo agitada al auricular mientras me pedía que preparara una cena para tres personas. -¡Un invitado!-, pensé.  Menudo día para tener visitas y yo tan cansada-…

Un gemido suave que provenía del otro lado  de la línea  me sobresalto cuando alejaba el teléfono para colgar. Quede pensativa y un poco inquieta, insegura de si aquello había sido un pequeño grito de placer o solamente mí imaginación, no le di mayor importancia.

Me dispuse pues a la tarea ingrata de preparar algo rápido y ligero para la cena, una ensaladilla seguramente. Laurie acostumbraba traer gente a casa cada vez que su trabajo se lo exigía y sin duda este era el caso. Una vez dispuesta me hice la  faena entera.

Dos horas y un baño caliente después ya estaba lista, ansiosa y hasta nerviosa. La puerta del departamento se abrió y una Laurie con mirada vidriosa y paso trémulo entro al departamento. La seguía una mujer de edad madura, porte distinguido y mirada encendida.

-¡Hola cie…!- Quede callada a media frase recordando que la invitada tal vez no supiera de la relación entre Laurie y yo. Posiblemente en ese momento yo solamente fuera su “compañera de departamento” y no su pareja.

– ¡Laurie!-, corregí rápidamente, murmurando para mis adentros. Su mirada parecía algo extraña, como perdida y me di cuenta que la mujer la sujetaba por la cintura. -¿Vendrá borracha? , me pregunte.

-H.hola María- Fue su titubeante respuesta cuando noto que miraba como la sujetaba su amiga. –Te presento a mi directora de área, Rosalba.-

-¡Pues un placer, Rosalba!, bienvenida, esta es tu casa-… La invite a entrar y ponerse cómoda. –No he preparado gran cosa por el tiempo y que he llegado ya tarde, pero algo hay- Les sonreí a ambas después de mi disculpa no pedida y me metí a la cocina.

Se sentaron en la sala, una al lado de la otra y se miraban en silencio como si hubiera mucha tensión en el ambiente. Cuando regrese, Rosalba le decía algo al oído y acto seguido Laurie se comenzó a desabotonar el saco que llevaba puesto. Mi sorpresa fue grande cuando vi que abajo no llevaba nada, ni blusa ni sujetador.

Quede parada frente a ellas, callada. Ella Levantó la mirada visiblemente sonrojada y sin decir palabra sujetó sus pezones entre los dedos y comenzó a jugar con ellos, los estiraba y retorcía lentamente. Mientras lo hacía comenzó a hablar…

-Rosalba me ha estado usando todo el día como a una puta, María.- me explicaba.  -Le he dicho que yo vivía ya con alguien-… ¡Ahhh! Gimió retorciéndose los pezones, visiblemente excitada. – Pero yo no pude… no pude decirle que no - ¡Ohhh diosss!- Termino gritando.  

Balbuceaba y tiraba de sus pezones una y otra vez ante las miradas, complacida la de Rosalba y sorprendida la mía. Mientras seguía tocándose se abrió de piernas y su falda se subió más allá de la mitad superior de sus muslos dejándome ver que tampoco llevaba bragas.

Simplemente yo no sabía si gritar, llorar o irme de allí, pero mirarla así  me tenía excitada al límite.   

Rosalba que no perdía detalle le acariciaba la nuca con los dedos suaves, diciéndole despacito.

 –Así perrita, así, ¿Cómo te he dicho que lo hagas? Preguntó a Laurie…

-Q.quue los jale suavemente al principioooo ¡aahhh! Grito con la mirada perdida en sus propias tetas…. – ¡Y después los aprieteee!...

Lo hacía entre gemidos y gritos siguiendo esas instrucciones al pie de la letra.

Apreté mis labios y quise darme la vuelta pero simplemente las piernas no me respondieron. Rosalba, socarronamente me conmino a sentarme en el sillón frente a ellas. Me deje caer sobre el mullido asiento mirando atónita a Laurie que seguía tocándose.

-¿Qué más te enseñe Laurie? Le pregunto con voz firme.

Laurie elevo su precioso pecho izquierdo con la mano y comenzó a lamer el pezón ruidosamente. Su saliva escurría sobre de él  dándole un matiz brillante a la aureola, finalmente lo atenazo con los dientes y mordió brevemente, jalándolo. Un grito se le escapo y tembló, parecía que iba a desmayarse.

Me miraba pero no se detenía y al contrario parecía estar más y más excitada, como nunca la había visto antes. Tomo el otro pecho y repitió lo mismo sobre de él, aunque con mayor voracidad y lascivia. Chupaba y jaloneaba con los dientes y labios alternando entre teta y teta.

Rosalba la observaba con morbo y ocasionalmente le daba besos en la boca los cuales Laurie respondía vehementemente pero no sin antes lanzarme miradas fugaces entre apenada y loca de placer.

-Rosalba, ¿p..puedo meterme los dedos? Le pregunto entre gemidos. Nuestras miradas se cruzaron y me di cuenta de que se había convertido en su juguete.

Rosalba le metió la lengua en la boca profundamente en un beso lleno de lujuria, Laurie sollozo y cuando se separaron un hilo de saliva escurría por su boca…

-¿P..puedo follarme con mis dedosss?- gimió como puta en celo volviendo a pedir permiso.

-¡No!-. Antes nos servirás la cena…