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Ella...

en Lésbicos

Miraba por la ventanilla del coche el paisaje, montañas por todos los lados, pequeñas casitas perdidas por el monte y algún pueblecito cuando noté su mano acariciando mi muslo. Giré mi cabeza para mirarla a los ojos, tenían un brillo especial que me encantaba.

 

-¿En que piensas? Es raro que estés tan callada... - me preguntó apretando mi pierna tiernamente.

-Me estaba acordando del día en que nos conocimos nada más - puse mi mano sobre la suya y enlace mis dedos con los suyos.

-Y pensar que estube apunto de quedarme en casa... salí de casualidad.

-Las casualidades no existen cariño.

 

Comenzó a reir con aquella frase mía, golpeó suavemente mi pierna antes de devolver su mano al volante y lentamente fui sumergiendome en mis recuerdos.

Fue una tarde de verano, coincidimos en el local de mi peña y la verdad es que en ese momento ni si quiera me fijé en ella. Es una chica sencilla, risueña, con una sonrisa que enamora y una piel tan fina que da miedo acariciar para no lastimarla. Congeniamos enseguida y poco a poco creció entre nosotras un lazo especial. Pasamos de ser dos desconocidas a ser inseparables, allá donde iba una estaba la otra y vicebersa.

 

Venía a buscarme al trabajo para ir a nuestro banco, allí pasábamos horas hablando, riendo y contándonos nuestras cosas, entonces fue cuando me di cuenta de que era la mejor persona que había conocido nunca. Desde ese momento, algo en mi interior cambió y empecé a verla de otra manera. Mientras la escuchaba me perdía en sus ojos marrones, tan profundos que se clavaban en mi alma como puñales, dejando su esencia poco a poco en mí.

 

El verano estaba acabando, las noches se hacían más cortas, pronto acabarían y el sólo hecho de perder nuestro momento de intimidad me aterraba. Una noche hacía mas frío de lo normal, el viento movía su pelo con un movimiento tan suave como certero, hasta que un mechón se posó en sus labios y se quedó ahí pegado. Acerqué mi mano a su cara y con suavidad, le aparte el pelo antes de acariciarla suavemente con las yemas de mis dedos desde su mejilla hasta su mentón

-Eres preciosa...- esas palabras salieron de mis labios sin pensarlo, noté como la sangre se acumulaba en mis mejillas, y cuando quise apartar mi mano ella la agarró.

 

Para mí el tiempo se paró, sentí un escalofrío y un cosquilleo en mi interior que hacía mucho tiempo que no sentía. Besó mi mano con ternura, ninguna de las dos soltó la de la otra en toda la noche, aprovechábamos cualquier escusa para acariciarnos tímidamente, con delicadeza y disimulo. Al despedirnos nos dimos dos besos, el segundo se lo di en la comisura de la boca, rozando el principio de sus labios. Cuando me di cuenta de lo que había hecho me aparté nerviosa:

 

-Buenas noches- le dije rápidamente justo antes de darme media vuelta y cuando iba a empezar a andar note su mano en mi hombo.

-Llámame mañana, es viernes ¿toca noche de chicas no?- me dijo sonriendo con total normalidad.

-Claro tonta, mañana hablamos.

 

Cada una tomamos nuestro camino, en ese momento una sonrisa se instaló en mi cara hasta que me metí en la cama y me quedé dormida.

Ese fin de semana lo pasamos en mi casa como muchos otros viendo películas tiradas en el sofá. Le acariciaba el pelo suavemente, enredando mis dedos en él y deslizándolos por su cabeza. Ella pasaba sus largas uñas por mi brazo, desde los dedos de la mano hasta el hombro. Hubo un momento en que su pulgar rozó mi pecho provocándome un escalofrío, ella se dio cuenta, nos miramos y nos echamos a reír.

 

-Eso no era mi brazo eh jajajaja

-Pues tampoco te has quejado cuando lo he hecho jajajajaja

 

Me levante corriendo sentándome a su lado para hacerle cosquillas, empezó a chillar y a patalear como las niñas pequeñas.

 

-¡¡Para porfavor!! jajajajajajaja cosquillas no jajajajajaja

-Si si si, ¡¡en el fondo te gusta!! jajajajaja

 

Para inmovilizarla pegué mi cuerpo al suyo y noté su corazón desvocado igual que el mío latiendo al unísono. Nuestros ojos se encontraron pero no fui capaz de sostenerle la mirada y la bajé hacia sus labios. Cogió mi cabeza entre sus manos, vi como lentamente se acercaba hacia mí y cerré los ojos justo antes de que posara sus labios sobre los mios. Fue un beso corto que dio paso a toda una noche de besos y caricias inocentes, dos mujeres descubriendo que lo suyo era algo más que amistad.

 

Entre tanto recuerdo me quedé dormida y abrí los ojos cuando noté sus dedos enredandose en mi pelo y oí su dulce voz.

 

-Despierta bonita, ya hemos llegado- me dio un beso en el hombro y salió del coche.

 

Entramos en la casa rural que habíamos alquilado para pasar el fin de semana solas, era preciosa. Después de inspeccionar cada habitación deshicimos las mochilas.

 

-Ponte algo cómodo, hoy cocinamos las dos.

-Jajajajaja ¿estás segura? puede que acabemos quemando la casa ya sabes que a mi cocinar no se me da nada bien...

-mmm creo que correré el riesgo, necesito un pinche y no veo a nadie más por aquí aparte de ti asi que te a tocado.

 

Me acerqué a ella cogiéndola por la cintura y la bese despacio, con ternura, acabando con un mordisquito en el labio inferior. -y ahora señorita a la cocina- la giré y abrazandola por detrás hicimos juntas el camino. Entre besos y arrumacos preparamos una cena con velas.

 

Cenamos tranquilamente, recogimos la mesa y después de fregar los platos nos tumbamos abrazadas en un sofá frente a la chimenea. Mis manos recorrían su espalda mientras sus dedos jugaban en mi pelo, nuestras piernas se entrelazaban pegando nuestros cuerpos cada vez mas. Una de sus manos se coló por debajo de mi camiseta agarrandome un pecho y como respuesta apreté con fuerza su cuerpo contra el mio atrayendola hacia a mi.

 

Me levanté del sofá y la cogí en brazos. Sus piernas rodeaban mi cintura y mis manos apretaban su culo mientras nos besabamos, me dirigí al dormitorio y la dejé suevemente en la cama, la tumbé poniéndome entre sus piernas y empecé a desabrocharle la camisa mientras besaba sus labios, su barbilla y su cuello, bajando hacia sus pechos. Mis manos se deslizaban por su tersa piel, desde sus hombros hasta sus piernas, volviendo a subir despacio para posarlas en sus pechos. Los acaricié despacio, deleitándome con ellos y deslizando mis manos hasta su espalda para desabrocharle el sujetador. Se lo quité lentamente, dejando al aire sus pequeños pezones rosados ya firmes. Acerqué mi boca a uno de ellos succionándolo entre mis labios, pasé al otro e hice lo mismo, los mordí despacio y los lamí antes de soplarle en ellos. Alternaba entre uno y otro mientras mis manos subian y bajaban por su cuerpo. Ella acariciaba mi cabeza gimiendo despacito. Volví a subir por su cuerpo hasta su cuello y su boca, besándola y mordiéndola. Sus labios carnosos recibieron los mios cuando noté como ella metía sus manos por debajo de mi camiseta quitándomela lentamente. Sus manos fueron directas a mis tetas y las saco por encima de mi sujetador, cogió mis pezones entre sus dedos pellizcándolos y estirándolos, haciendo que gimiera en su oído.

 

Me levanté de la cama para quitarme los pantalones mientras miraba su cuerpo semi desnudo, desbroché también mi sujetador y lo deje caer al suelo, me metí con ella en la cama y se puso encima mío. Recorrió con sus manos y su lengua cada centímetro de mi cuerpo, yo me estremecía bajo su cuerpo cuando vi como se desnudaba de cintura para abajo antes de sentarse sobre mi cara, dejando su húmedo coño a unos pocos centímetros de mi boca.

 

Acerqué mi nariz para olerla, su aroma embriagó mis sentidos y no pude resistir el deslizar mi lengua por sus labios mayores.

 

-Me encanta tu coño nena... y tu culo... ufff- dije justo antes de darle un azote.

 

LLevé mis manos a su culo hincando en él mis dedos y abriéndolo con ellos para pasar mi lengua desde su cltíoris hasta su ano.

 

-Aaahhhhhh siiiii cómeme- dijo justo antes de empezar a mover su cadera contra mi boca, mientras con mis labios succionaba su clítoris.

 

Se inclinó sobre mi cuerpo, empezando a acariciar mi coño por encima de mis bragas y abrí mis piernas todo lo que pude doblando mis rodillas. Estuvo tocandome hasta que empapó con mis flujos mi ropa interior y entonces la metió entre los labios de mi coño. Empezó a moverla de arriba abajo y hacia los lados rozando mi clítoris de una manera deliciosa. La oía gemir mientras golpeaba su clítoris con mi lengua, mis gemidos se ahogaban en su entrepierna cada vez más mojada y en el momento en que ella aparto mis bragas, deslizando dos de sus dedos dentro de mí, hundí mi lengua en su coño.

 

-Siii follame con tu lengua nena... asiiii no pares...

 

Nos follabamos lentamente, disfrutando la una de la otra. Veiá sus flujos relucir en su coño haciendo que el mio se mojara cada vez más. Estaba en una nube cuando noté otro dedo urgar en mi culo.

 

-Ohhhh jodeeeer...- grite cuando sentí cuando llegaba hasta el fondo de mi culo.

 

Respondí a sus caricias hundiendo tres dedos en su coño, mientras con mi lengua le dedicaba lamidas en el clítoris. Movía mi lengua en círculos, a los lados y de arriba abajo, arrancándole suspiros y gritos por igual. Sus flujos empezaban a chorrear por mi barbilla cuando noté otro dedo más en mi culo.

 

-AAhhh me voy a correr...- le dige como pude entre gemidos.

 

Movía mi cadera contra sus dedos sin dejar de chuparla y follarla con los mios, cuando un calambrazo recorrió mi cuerpo desde el estómago hasta mi coño, estaba apunto de correrme y quería que ella lo hiciera también. Por la manera en que se restregaba contra mi boca y las contracciones de los musculos de su coño que notaba en mis dedos tampoco le faltaba mucho.

 

-OOhhh siii yo también cariño, dame más... mas fuerte...

 

Nuestras manos aceleraron el ritmo follándonos al mismo tiempo, los gemidos y gritos que salían de nuestras gargantas junto con el chapoteo de nuestros sexos, formaban una música que estimulaba mis oídos de una manera que no había sentido nunca cuando tuve el mejor orgasmo de mi vida, notando como sus piernas temblaban mientras se corría en mi boca.

 

Se tumbó a mi lado, nos besamos y nos acariciámos con ternura mientras nos mirabamos.

 

-Sí que hemos empezado bien el finde morena jajajaja- dijo mientras se acurrucaba sobre mi pecho.

-Pues no ha hecho mas que empezar jajajaja- le contesté antes de besarle en la frente.

 

Poco a poco sus ojos empezaron a cerrarse, lleve mis dedos a la nariz para memorizar su aroma, la abracé con delicadeza, y así, con el olor a sexo en la habitación todavía, nos quedamos dormidas la una junto a la otra.