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Me follé a papá 5 (Papi se folla a mi amiga)

en Amor filial

Las semanas siguientes fueron fantásticas, porque papá y yo comenzamos una relación incestuosa y prohibida, mamá se marchaba a trabajar, cuando le tocaba turno de mañana, y yo me levantaba y me iba a su cama, me quitaba la ropa y me metía desnuda a su lado para despertarle como era debido, o si no ocurría al revés, mamá se iba y él venía a mi cama y se sacaba su gran miembro para despertarme pasándomelo por los labios, entonces yo tenía el mejor despertar del mundo y chupaba su polla caliente y sudada de toda la noche, para después atraerlo hacia mí, en una ocasión estaba tan cachondo que me rompió las bragas y la camiseta con la que dormía.

Como era verano, tenía el privilegio de andar desnuda por casa, así papa me cogía y me follaba cuando quería, sin esperarlo yo siquiera, empecé a creer que era adicto al sexo, y que yo también lo era, quizás lo había heredado de él, me gustaba.

Cuando él se iba a trabajar al almacén, me quedaba algo triste y aburrida, entonces salía con mis amigas, ellas no sabían nada de mi relación con papá, incluso creían que era una estrecha porque no quería quedar con ningún chico. ¿Y para qué? Si tenía al mejor amante en casa, con la polla de papa no necesitaba otra.

Llegó un día en el que, como siempre, papá vino a mi cama, yo estaba dormida y de repente sentí el olor de su pene, no abrí los ojos, era nuestro jugo, entonces sentí la punta del rabo de papa en mi boca, como la movía como si fuera un pintalabios, abrí un poco mi boquita y la punta se metió dentro, saboreé el glande pegajoso, su olor a macho me encantaba, me la metió más y comencé a mamar.

--Mhmmm.

Abrí los ojos cuando papa puso su mano en mi nuca y comenzó a follarme la boca sin compasión, yo estaba en la gloria, me gustaba esa especie de obligación, mis babas salían disparadas por las comisuras de mis labios, papa gemía con cada chupada.

Cuando me apartó, yo me quité las bragas mientras él se desnudaba por completo, que era solo quitarse los calzoncillos, yo casi me arranqué la camiseta de lo cachonda que estaba y le se abalanzó sobre mí.

--Ah, papa—gemí—Vamos, fóllame.

Papá me abrazó. Su cuerpo fuerte y desnudo me excitaba.

--Métemela—le pedí—Vamos, quiero tu polla dentro.

Papá se excitaba siempre que le decía cosas de esas, no tardó en metérmela de una, deprisa, grite de placer al sentir como mi coñete se abría de nuevo con el nardo de papi.

--Ahaaaa.

Comenzó a follarme muy deprisa, tanto que la cama se movía por el suelo, me la metía como si fuera una puta, su puta, y me gustaba, nos besábamos, juntando nuestras lenguas, me abrazaba a él para que su nardo llegase más hondo, mis piernas se sacudían cuando sentía un orgasmo.

--¡Papa, papa!—gritaba--¡Siiii!

Papá gemía como un toro, estaba fuera de sí, nuestros cuerpos se golpeaban, chap, chap, con cada penetración, su polla me abría de tal modo que a veces pensaba que después tendría que ir al médico, el cual podría creer incluso que me habían violado al verme mi chochete enrojecido, pero no era así, yo lo deseaba.

Papá me giró y quedé sobre él, comencé a botar como loca, mis pequeñas tetas iban arriba y abajo con cada pollazo, yo gritaba deshecha, creía que no iba a ser capaz de aguantar tanto rabo.

--Ahaaa, ahaaaa.

Y al final, la polla de papa se hinchó y comenzó a rellenarme de su caliente y deliciosa lefada, nos corrimos como dos animales.

--Ahaaaa, papi, ssiiiii.

--Ohooo, Marieta, siii, como me gusta follarte.

Después quedé sobre él, desnuda, los dos sudorosos y alegres de haberlo hecho, de haber pecado de nuevo.

Cuando papa se marchó a trabajar, dejándome sola, me puse a ver la tele, tendría que estudiar, pero no me apetecía, ya sabéis como es eso, quería aprovechar todo el verano.

Estuve toda la mañana ganduleando hasta que vinieron mis padres, cuando mama estaba delante todo era normal, pro nos permitíamos algún coqueteo, como que papa me tocaba el culo o las tetas mis ella no miraba o yo acariciaba su pene por encima de los pantalones.

--¿Puede venir mi amiga Aitana a dormir?—pregunté.

--Claro—dijo mi madre.

Y esa noche mi amiga vino a cenar y dormir, cuento esto por lo que pasó después. Ya en mi habitación, y porque hacía calor, ambas nos quedamos solo con una camiseta y unas braguitas, mientras estábamos ahí, yo estaba en el ordenador y Aitana en la cama, leyendo una revista, papa llamó a la puerta, a mi no me importaba que me viera así, ni a mama tampoco, porque “era su hija”, y desde que follábamos incluso me ponía, pero mi amiga estaba en bragas, como yo, iba a decirle que esperase cuando ella dijo “adelante” y papa abrió la puerta, por supuesto lo primero que vio fue a Aitana tumbada en la cama, con sus braguitas rosas y su camiseta casi minúscula, él llevaba el albornoz puesto, yo supe que se lo había puesto solo porque mi amiga estaba ahí.

--Tu madre y no ya nos vamos a acostar—dijo—No hagáis mucho ruido.

--Vale, buenas noches, papi—dije.

--Buenas noches—sonrió mi amiga.

Papa la miró y cerró la puerta, estaba segura de que había visto y bien visto las piernas de mi amiga, habría que ser ciego para no verlas.

--¿Es cosa mía o tu padre no está mal?—preguntó Aitana.

--No seas guarra--sonreí fingiendo molestia.

Cabe decir que mi amiga Aitana fue la que me habló del salón de orgías, y que era la más salida, incluso, pensándolo ahora, seguro que había bastantes posibilidades de que ambos follasen en ese club sin ellos saberlo.

--Solo digo que es un papi.

-¿Un qué?—me hice yo la tonta.

--Un madurito que sabe hacértelo—dijo ella.

Yo solo intentaba que no se me notara que solo el pensar en mi padre me ponía cachonda, en que deseaba ir y follarle incluso delante de mama, así que para desviar la atención le di con la almohada y ella a mí, y así acabamos hablando de otra cosa y después nos acostamos, una junto a la otra.

Yo estaba cachonda, pero sabía que tocaba dormir, así que al final acabé por dormirme.

Desperté en medio de la noche para ver que Aitana no estaba, pensé en que había ido al servicio y quise volver a dormirme, pero no, no volvía, extrañada, salí de la cama, fui al baño y vi que este estaba vacío, ¿Dónde podía estar? Por supuesto jamás me imaginaba lo que vería, conforme me acerqué al comedor escuché unas gemidos muy bajos, unos eran de papa, inconfundibles, los otros de mi amiga.

Me detuve a la entrada, sabiendo que desde allí, y gracias a la arquitectura de la casa y a la poca luz, no podían verme, entonces les vi, Aitana estaba a cuatro patas, apoyada en el respaldo del sofá, la camisetita por encima de las tetas, que papa tocaba y acariciaba, las bragas estaban en el suelo y papa, desnudo, la estaba follando por detrás, no sé si por el coño o el culo, pero ambos gemían intentando no despertar a nadie.

Lejos de ponerme celosa esa imagen hizo que me excitase sobremanera, papa agarraba las caderas de Aitana y la atraía hacia él, produciendo el sonido excitante que tanto había sonado al chocar nuestros cuerpo, mi amiga gemía con la boca abierta, recibiendo el manubrio de papi dentro de ella, estaba claro que había acudido, de alguna forma, a él, para follárselo, y papa no había dejado pasar la ocasión.

Me puse tan cachonda que introduje mi mano derecha por debajo de mis bragas y, mirando que mama no viniese, comencé a masturbarme, a frotarme mi coño ya húmedo, y con la otra mano a pellizcar mis tetitas.

El espectáculo era digno de ver, Aitana babeando de tal follada que recibía y papa rompiéndola, follándola con violencia, me imaginé que sentía ella, pues de sobra lo sabía, al sentir el pollón grueso de papa en su coño o en su culo, y me estremecía, me puse un poco celosa, deseaba ir allí y unirme a esa orgía, pero no sabía cómo se lo tomaría mi amiga, puede que el incesto la alarmase tanto que mama se despertaría, y entonces la que se liaría… así que continué de espectadora.

Papa sacó su polla, ella se volvió y le miró sonriente, sudada, ambos miraron hacia el pasillo para vigilar, y yo me escondí detrás de la jamba de la puerta para que no me vieran, entonces papa se sentó en el sofá y Aitana sobre él, cogió su nardo, que no tenía condón, y se lo metió en su coño dando un largo gemido.

Mi amiga comenzó a follarle, yo me frotaba con fuerza, con las bragas bajadas hasta el final de mi culo, mis piernas se mojaban con mi líquido, me mordía el labio para no gritar de placer, quería gritarles si, fóllatelo, vamos, quiero veros gemir.

Aitana se movió sobre papi, el cual tocaba sus tetas y se inclinaba para saborearlas, ella tenía algo más de pecho que yo, mi amiga era, ahora lo veía, una auténtica puta, pero yo también, porque yo había follado así con papa, o peor.

--Oh, Ángel, fóllame, si—gimió mi amiga.

--Oh, Aitana, cuantas veces te he imaginado así—dijo papa.

Continuaron gimiendo, incluso se besaban con pasión, ¡Menudo polvo estaba echando!, yo aguanté el grito del primer orgasmo, que mojó mis piernas, y continué con los tocamientos, no quería parar, ya que no podía unirme, o eso pensaba entonces, así que continuaba con esa masturbación, era mejor que cualquier porno.

El polvazo continuó hasta que papa apartó a Aitana, ella recibió el mensaje y se puso de rodillas, cogió el nardo y comenzó a succionarlo, ¡Qué bien lo hacía!, papa gemía casi desmayado de placer, Aitana palpaba sus testículos mientras comía esa riquísima polla, mientras la engullía, saboreando su sabor, mezclado con el suyo propio.

Cuando papa se corrió, Aitana abrió la boca para que el semen mojase esta y su cara, los chorros salieron disparados y yo me corrí con esa escena, agarrándome a la pared para no caer, mi mano y bragas se mojaron tanto que supe que tendría que quitármelas después.

Después me recompuse, sabiendo que pronto volverían y no era cuestión de que me vieran allí, entonces todo se torció.

--Mmmm, ¿Qué pasa?

Me giré, mama asomaba desde su habitación, supe que no debía, ¡No podía sorprenderles!

--Mami—dije—Me duele la cabeza, ¿No habrá una pastilla por ahí?

Mi madre me miró y sonrió, siempre se deshacía por su niña, por mí.

--En el baño habrá, vamos cariño—dijo.

Y yo misma la guié hacia el baño alejándola del comedor, ¡Menos mal que no vio mis bragas y piernas mojadas! Giré la cabeza, papa y Aitana ya estaban vestidos, pero nerviosos, ella con la cara manchada de lefa todavía, por supuesto, me vieron.

Papa volvió a dormitorio, al día siguiente ella le acusaría de volver a fumar, porque fue al baño y no estaba, mi amiga pasó corriendo el mi habitación cuando ambas estábamos en el baño, al volver la nerviosa era yo, ¿Cómo iba a encauzar aquello? Pero mi amiga estaba tumbada, sin duda se hacía la dormida, y no quise estropearlo, me cambié de bragas y me metí en la cama, ya, ambas desahogadas, dormimos.

Al día siguiente despertamos las primeras, yo esperaba correr un tupido velo con lo ocurrido la noche anterior, y así fue, ambas hicimos como si nada hubiera pasado, ella desayunó y se fue.

En cambio con papa fue diferente, vino a mi habitación en cuanto mama se fue a trabajar.

--¿Qué hacías anoche?—me preguntó como si hubiera hecho algo malo.

--Espiaros—dije yo.

--No pude evitarlo—dijo papa—Tu amiga me encontró en el pasillo y básicamente se me abrió de piernas.

--Es que Aitana es muy puta—dije—Ella fue la que me hablo del club de orgías.

--Folla como una profesional—dijo papa--¿No te molesta?

--Mientras tengas luego para mí, no—sonreí yo.

--Entonces ven aquí.

Y se metió conmigo en la cama para follarme de nuevo.

Más adelante Aitana tomó parte en nuestro juego, pero antes ocurrieron otras cosas, que ya os iré contando para vuestra diversión.