miprimita.com

Nuestro mundo de orgasmos.

en MicroRelatos

Esta noche será nuestra, hoy sólo existimos tú y yo. Seré tuya, aprovéchate de mí. Cuento los minutos que quedan para sentir el roce de tu piel. Tic tac, tic tac; sólo es cuestión de tiempo. Cada vez falta menos para que me beses con hambre de mí, para que me empujes contra la cama y me arranques la ropa mientras te arden los ojos, tanto que podrías quemarme si quisieras, aunque no serán de fuego las marcas que me dejes.

No puedo esperar más, anhelo tus huellas dactilares grabadas en mi trasero de un color rojo intenso. Necesito tener la espalda sangrando por tus arañazos. Así que, ¿a qué esperas? Que la tortura no está en los golpes, sino en el tiempo que dejas pasar hasta el primer azote. Soy tuya, joder, fóllame ya.

Tú te limitas a mirarme desde arriba con mirada oscura y semblante sombrío. Supongo que pretendes asustarme, pero a mí sólo me excitas más. Yo, desde abajo, clavo mis ojos en ti, suplicando con ellos que acabes con mi espera, que mi necesidad de sentir tu polla penetrándome es ya inmensa.

Tú me acaricias el clítoris despacio, esbozando una sonrisa cruel porque piensas dejarme con las ganas otro ratito más. Y paras, me das la vuelta bruscamente y me azotas con tanta fuerza que se me escapa un grito que nos inunda lleno de una mezcla entre dolor y placer. Quiero más, necesito más. Y tu mano vuelve a golpear mi fría piel, saliendo de lo más profundo de mi garganta un gemido ahogado por el eco del golpe, que aún perdura en la habitación. Y de pronto, cuando menos lo espero, siento tu polla dentro de mí y no puedo controlar los gritos de placer que me provocas. Y empiezas a follarme con una fuerza brutal mientras yo soy incapaz de controlar mis jadeos. No pares, por favor, no pares. Sigo queriendo más. Es demasiado excitante sentir tus uñas clavadas en mi espalda mientras tú no dejas de moverte en mi interior hasta que acabas corriéndote sobre mi pecho, cayendo rendido a mi lado.