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La boda que dió de más

en Trios

Llevo con mi novia Miriam casi 5 años, y desde hace cosa de dos años tengo la fantasía recurrente de hacer un trío con otro hombre. La idea de que se la follen, bueno, de que nos la follemos sobre todo es algo que me pone terriblemente, aunque debo reconocer que me pone durante el momento de “estar cachondo” y en cuanto me corro esa magia y ese deseo desaparecen, hasta tal punto de, en cierto modo y a veces, molestarme, porque pienso que ¿Qué hombre querría que se follaran a su novia?

En cualquier caso la realidad es que esa fantasía estaba ahí. También fantaseaba con montármelo con mi novia y otra chica, pero eso entraba más yo creo en la dinámica de lo normal, de las fantasías típicas de un chico.

Más de una vez se lo he comentado a mi chica, sobre todo cuando estamos con el tema, que estamos en pleno auge y le pregunto: ¿no te gustaría que estuviera otro follándote también? ¿No te gustaría sentir dos pollas? Aunque su respuesta varía según el momento (a veces dice que si, a veces dice que solo me quiere y me necesita a mí, otras directamente dice que no, creo que la idea no le disgustaría del todo). Creo que en ese sentido le pasa un poco como a mí: la excitación hace que lo quieras, pero la realidad puede ser demasiado complicada. Porque a fin de cuentas: ¿con quién? ¿Con un amigo? Podría generar mal rollo y problemas. ¿Con un desconocido? Complicado en cierto modo por la falta de confianza, higiene,… Así que nuestros tríos se han quedado básicamente en imaginativos, en momentos puntuales de hablar sobre ello estando follando o apunto para calentar el ambiente, pero poco más´.

Hasta que eso cambió. Esta es la historia de cómo mi novia y yo hicimos nuestro primer trío. Y.. que trío.

Hace unos meses, en Marzo, fui a una boda de mi amigo Marcos que se casaba. Como la boda era bastante lejos y teníamos varias bodas este año decidimos que iría yo solo, ya que al final yo tenía más confianza con los novios que ella y no nos podíamos permitir muchos gastos. La cuestión es que en la boda, al ir “solo” me sentaron con un amigo del novio (Fran) al que ya conocía de una vez que habíamos coincidido unas semanas antes. El chico es atractivo, había que reconocerlo. Era en cierto sentido muy parecido a mí en cuanto al estilo. Tatuajes, algo de barba, aunque debo reconocer que su estado físico era bastante mejor que el mío ya que este chico hacía mucho deporte. Durante la boda hice algunas fotos que le mandé a mi novia, y en una aparecía el. Cuando mi novia recibió las fotos (a pesar de que había recibido otras primero) me escribió:

-          ¿Quién es ese chico con el que te han sentado?.- dijo.

-          Un amigo de Marcos. Le conocí la última vez que vine a verle a Cádiz por la despedida.

-          Ahh…- contestó ella.

-          ¿Por qué?.- pregunté.- ¿Te gusta o qué?

-          No por nada. Curiosidad. Es mono pero vamos sin más.- respondió.

La conozco lo suficientemente bien como para saber que le había gustado. Pero la cosa simplemente quedó ahí. Con Fran hice bastante amistad durante la boda y nos dimos los teléfonos y le dije que si algún día venía por Barcelona me avisara.

Pasaron los meses. Agregué a Fran a Facebook y manteníamos el típico contacto tonto de darnos me gusta a nuestras publicaciones y poco más. A mediados de Septiembre Fran me envía un WhatsApp:

-          Ey tronco, ¿Qué tal todo?. Te escribo para comentarte que estaré unos días por Barcelona por curro la semana que viene. A ver si podíamos vernos.

-          ¡Claro, estaría genial!. ¿Cuándo vienes?.- le pregunté.

-          Pues mira, la cuestión es que yo tengo que estar por trabajo el lunes y martes, para volverme el miércoles, pero me apetecía aprovechar para ir el finde y conocer un poco la ciudad y demás, lo que pasa que la empresa solo me va a pagar el alojamiento de los días oficiales de trabajo, así que no sé qué hacer aún, si cogerme un hotel por mi cuenta para esos días o ir directamente el lunes a primera hora.- dijo.

-          ¡Joder! ¡No seas tonto! Te quedas en casa con nosotros, que tenemos una habitación de sobra y así aprovechamos el finde y te llevamos a algún sitio chulo.- contesté.

-          Uff tío, eso sería la  leche… si no te importa te lo agradecería.- respondió.

-          Para nada, te quedas en casa, hecho. Tú dime cuando vendrías el sábado y ya te voy a recoger y todo al aeropuerto, al tren o a donde sea.- contesté.

-          Ok genial, te confirmo esta semana todo.

Cuando llegué a casa le comenté a Miriam todo y le pareció bien. Fran me escribió a los dos días con todos los detalles. El sábado Fran llegó en Ave a Barcelona. Llegó en un tren a las 8 y pico de la tarde así que le había comentado que iríamos a recogerlo e iríamos a cenar y a tomar algo por ahí.

Cuando recogimos a Fran yo vi que Miriam estaba muy seria. No parecía estar especialmente a gusto así que cuando llegamos al sitio donde habíamos reservado para cenar aproveche que Fran había ido al servicio para hablar con ella:

-          ¿Qué te pasa? ¿Estás enfadada?. Llevas desde que recogimos a Fran como mustia.- pregunté.

-          No, no me pasa nada, simplemente es que cuando dijiste que venía este chico pero que el plan era enseñarle Barcelona y eso el domingo dijiste también que el sábado íbamos a cenar en casa y poco más. Y ahora estamos cenando por ahí y yo te conozco cada vez que salimos…- dijo.

-          Bueno, a ver, pero es que pensé que iba a llegar antes y nos daría tiempo a tomar algo con él y luego ir a casa, pero viendo que ha llegado tan tarde pensé que sería mejor llevarlo a cenar. No nos liamos mucho, ¿ok? Cenamos, una copa y a casa.- le dije mientras le cogía de las manos y le sonreía. Miriam era de cabreos espontáneos y rápidos así que supuse que se le pasaría rápido. Ella me sonrió y parecía que estaba la cosa bien, aunque había algo más que no sabía muy bien que era.

-          Ok, una copa.- dijo.

Fran volvió del servicio y nos sonrió mientras nos preguntaba que qué pasaba. Decía que venía con mucha energía así que a ver si le llevábamos a algún sitio donde quemarla. Inmediatamente y antes de que Miriam saltara le contesté:

-          Bueno Fran, si te parece vamos a cenar, luego nos tomamos una copa y luego nos vamos prontito a casa para mañana darnos la pateada por Barcelona y que quemes toda esa energía, ¿de acuerdo?. Que además Miriam hoy ha estado currando desde temprano y la tengo matadita.

-          Vale, vale, no te preocupes.- respondió el mientras sonreía y miraba de reojo a Miriam, la cual le devolvía la mirada con una cierta inexpresión.

Cenamos y charlamos de todo un poco. Yo no conocía demasiado a Fran y nos estuvo contando que trabajaba de comercial en un concesionario. No tenía pareja y decía que de momento ni ganas, que se estaba muy bien solo haciendo lo que uno quería cuando quería.

Cuando Fran dijo eso le miré con cierta envidia al principio. Los tíos somos bastante simples y tenemos que reconocer que somos mucho más mujeriegos y sexuales que las mujeres normalmente, y que eso implica a veces desear a otras mujeres, aunque sea solo por la sensación de cambio, la sensación de sentirse mejor estando con otra. La verdad de esa sensación es que si la analizas, no tiene sentido, ya que si estás bien con tu pareja en todos los planos, ¿Qué te da otra?. Variedad, sí, ¿y qué? ¿Disfrutas más del sexo con otra? No. Si lo haces es porque lo hará diferente a tu pareja y entonces el problema es el sexo. Pero si tu pareja te gusta y pone lo suficiente, ¿para que ir picando pudiendo tener algo realmente bueno en casa?. Me quedé con esos pensamientos durante un rato mientras Fran y Miriam seguían hablando de otras cosas.

Acabamos la cena y nos dispusimos a ir a un club que estaba muy cerca de casa. Era lo ideal: una copa y a casa estando al lado. Los 3 íbamos ya bastante achispados ya que la cena se alargó un poco y bebimos bastante. Miriam cambia bastante estando borracha y estaba mucho más animada y receptiva. Tanto, que  cuando llegamos al pub, mientras Fran pedía se me acercó al oído y me dijo:

-          Cariño… me estoy animando y mucho… a pesar de que yo no quería.- Y paró de hablar mientras me respiraba en la oreja y me metió la lengua.- ¿Pillamos M?

Miriam no es muy propensa a consumir nada, pero a veces cuando salimos los dos solos tomamos  algo de éxtasis para ponernos un poco a tono. Lo solemos disfrutar ya que hablamos más y además nuestro sexo cuando solemos tomar se suele tornar mucho más explícito y… cerdo.

Me giré y me acerqué a su oído y le susurré:

-          Vale, ahora voy a hablar con Javier pero… a ver si te vas a poner demasiado tonta y te vas con Fran, ¿eh?.- le dije y me alejé mientras le guiñaba un ojo.

Me miró con una cara muy lasciva, de esas que pocas veces he visto en ella y se acercó nuevamente a mi oreja:

-          Tranquilo que no me voy a ir con Fran. En todo caso podemos hacer lo que tanto tiempo llevas insistiendo…- y se apartó mirándome, tanteándome.

Yo ya estaba borracho y para mí el estar borracho o puesto son los peores detonantes para mis impulsos más sexuales, ya que me pongo como una burra. Miedo me estaba dando tomarme además el éxtasis. La miré y me volví a acercar a ella:

-          Sí, claro… si luego al final quien se rajaría seguro serías tú. Eres además demasiado tímida para algo así y lo sabes.- le dije.

Me miró con una mirada inquisitiva y me contestó:

-          Igual soy menos tímida de lo que te crees.

Justo en ese momento llegó Fran con las copas. Nos sentamos en una mesa que estaba algo alejada del resto de la zona de baile y las barras y estuvimos charlando. Mientras tanto yo escribí a Javier (un amigo que solía conseguirnos el éxtasis) para pedirle. A los 20 minutos o así me llegó un WhatsApp de Javier para salir a la puerta a por ello. Les dije que iba un momento fuera y que venía ahora y les dejé solos. Salí fuera y Javier me dio una bolsita con el éxtasis. Me dijo que era algo nuevo que le habían traído y que estaba muy bien, que como le había pedido para 3 me ha traído tres pastillas, y que se puede tomar una cada uno directamente. También me advirtió con cierta guasa que me preparara para follar de lo lindo pues al parecer este éxtasis era mucho más potente en lo que se refiere a excitación.

Cojonudo, pensé.

Volví dentro y le dije a Miriam que ya tenía eso y que si eso fuera un momento al baño para comentarle a Fran a ver si él quería también. Se levantó y me quedé a solas con él.

-          He pillado éxtasis que Miriam le ha cambiado el tercio y está juguetona. Tengo tres. ¿quieres uno?.- pregunté.

-          Uhmm… no soy mucho de esas cosas pero… ¡qué coño, un día es un día!. Pero dime, ¿Qué efectos tiene eso? No entiendo mucho de estas cosas.- contestó.

-          Bueno, te da un subidón de animarte, normalmente buen rollo, ganas de fiesta, de moverte. El éxtasis también te pone un poco burrote, y este concretamente me ha dicho mi colega que más aun así que… si pillas encima te saldrá la cosa genial.

-          Jajajaja. Poco voy a pillar yo hoy me temo. Además quedándome en tu casa… como no pille contigo y con Miriam lo veo complicado jajaja.- contestó

-          Jajajaja.  Bueno bueno, quien sabe si aparece por ahí alguna con ganas de fiesta… y nada si no si se tercia la cosa pues hacemos un trío jajaja.-  contesté con cierto ánimo de tantear el terreno y ver su reacción, aunque ni yo estaba seguro de querer hacer nada así realmente.

Se rió y me miró con sus ojos verde claro. Se le notaba que ya estaba bastante borracho.

-          Bueno pues nada oye, tu chica y perdona que te lo diga y espero que no te ofenda, está muy bien así que por mi encantado.- contestó. Acto seguido para quitar hierro a su afirmación entre la broma y el deseo y cambiar de tema dijo.- Pero venga dejémonos de rollos y vamos a probar eso.

Miriam llegó del baño y me acerqué entonces a la barra. Pedí tres bombas irlandesas, una especie de chupito que se hace con media pinta de guiness y un chupito de Baileys. Al llegar a la mesa metí una pastilla en cada vaso y dejé que pasaran un par de minutos para darle tiempo a que se disolviera algo. Luego le expliqué a Fran:

-          Bueno vamos a tomarlo aquí, que meterlo en un chupito es demasiado obvio y en una copia demasiado lento. Coges la media pinta y dejas caer dentro el chupito, y en cuanto caiga y se mezcle lo bebes rápido de un trago. La pastilla ya estará algo disuelta y al beberlo del trago además no deberías notar nada, y entrará rápido.- expliqué.

Fran asintió. Cogimos los vasos, brindamos, y nos bebimos las tres bombas rápidamente sin dejar ni el poso.

Seguimos charlando y tomando un par de copas más durante una hora aproximadamente, hasta que empezaron a quitar la música, señal de que nos iban a echar. Para entonces ya estábamos tremendamente borrachos, puestos y yo personalmente estaba con unas ganas de llegar a casa y follar con Miriam que no veía. Les dije que si les parecía podíamos ir directamente a casa y tomar la última allí, ya que ir a una discoteca no merecía la pena dados los precios de las copas y la entrada. Ambos estuvieron de acuerdo y salimos del local rumbo a casa.

Cuando llegamos a casa le indicamos a Fran donde estaba la habitación donde iba a dormir. Le dijimos que si había traído algo de ropa más cómoda que casi era mejor que se cambiara para estar más cómodo. Fran se metió en la habitación y dejó la puerta cerrada, aunque había un pequeño hueco. Yo mientras tanto me dirigí a la cocina a preparar unas copas. Mientras estaba en la cocina preparando las copas miré a través de la puerta el pasillo y pude ver como Miriam estaba parada en el pasillo mirando a la habitación donde estaba Fran con la mirada fija, completamente parada. Me quedé observándola y pude ver como bajaba la mano a su coño y empezaba a rozárselo ligeramente durante unos segundos. Se oyó entonces un ruido que provenía de la habitación donde estaba Fran y salió rápidamente hacia nuestra habitación. Estaba perplejo… jamás me lo habría imaginado.

Salí al salón con los cubatas y los dejé en la mesa. Fran ya estaba en el salón sentado. Se había puesto una camiseta sin mangas que dejaban a la vista sus brazos, delgados pero fibrados. Se había puesto además un pantalón corto de deporte e iba con unas zapatillas. Cogió la copa mientras yo sujetaba la mía y me dijo:

-          Un brindis. Por una gran noche.

Brindé con él y bebimos. A continuación le dije que iba a cambiarme y que venía ahora. Fui a la habitación y me cambié. Miriam estaba mientras tanto en el baño. Le dije que ya estábamos, que si iba a tardar mucho. Me contestó que salía enseguida.

Estábamos bebiendo y charlando cuando Miriam entró en el salón. Ambos creo que alucinamos, aunque aún estoy con la duda de quien lo hizo más. Si Fran, o no. Miriam entró en el salón con un camisón de seda negro, extremadamente corto, que difícilmente le tapaba poco más de la mitad del culo. Yo solo había visto ese camisón en una ocasión, un día que Miriam me dio una sorpresa y salió de la habitación con ese mismo camisón y unos taconazos de aguja. Ese día creo que echamos nuestro mejor polvo. Desde entonces, y a pesar de llevar 5 años de relación nunca más se lo había puesto. Y hoy, con un invitado en casa, se lo había puesto. No daba crédito.

Creo que Fran estaba igual. Hubiera pensado que igual o peor, pero Fran no sabe que ropa lleva Mirian en casa o deja de llevar y si eso era normal o no. Yo sin embargo lo sabía, y sabía que eso no solo era extraordinario, era completamente atípico. En este caso, eso sí, no llevaba tacones. Iba simplemente descalza. Además se había soltado el pelo (estuvo todo el día con una coleta), lo cual hacía que le cayera por la espalda de forma tremendamente sugerente.

Se sentó en el otro sofá que tenemos, que era de una sola plaza. Al sentarse el camisón se subió dejando a la vista prácticamente casi todas sus piernas. No se veía la ropa interior por escasos centímetros, y fue entonces cuando me pregunté qué ropa interior llevaría debajo. Cogió su copa y  le dio un trago, y entonces dijo:

-          Bueno, que, ¿jugamos a algo?

La miré extrañado. ¿Jugar? ¿A qué?. Miriam no era muy de juegos así que esto simplemente era extraño de cojones. Fran me miró como encogiéndose de hombros, aunque desde que entró al salón hasta que se sentó pude observar como no quitaba ojo a Miriam, como miraba el camisón casi en estado catatónico.

Fran volvió la mirada a Miriam y le contestó:

-          Vale, venga, ¿a qué jugamos? ¿tenéis algún juego guapo?

Miriam sonrió y se levantó mientras decía:

-          Voy a mirar, tenemos algún juego de mesa en este armario.- dijo, no sin antes coger su copa y darle un trago.

Justo al decir eso entonces algo se encendió en mi interior y entendí la jugada. Los juegos de mesa estaban en el armario que teníamos enfrente, en la última balda.

Miriam se levantó y se agachó para abrir la última balda, haciendo que el camisón se levantara completamente y dejando a la vista su culo entero. Fran se quedó mirando embobado, pero en cierto modo con vergüenza pues aunque lo que estaba viendo le gustaba claramente se debía sentir algo incómodo. El cóctel de sensaciones que debía tener encima era cojonudo: alcohol, el éxtasis más potente que nos habían pasado hasta la fecha en términos de excitarse, Miriam con ese camisón y ahora estaba agachada, enseñando totalmente su culo del cual lo único que hacía que no se le viera el agujero era un finísimo tanga de hilo.

Miriam estuvo rebuscando unos segundos en el cajón hasta que sacó un juego, el scattergoris. Entonces volvió y se sentó mientras se bajaba ligeramente el camisón, plenamente consciente de lo que ambos habíamos visto. Yo estaba en una mezcla de shock y excitación. Como he dicho previamente cuando estoy excitado, y colocado mi fantasía de los tríos resurgen con más fuerza que nunca, así que algo que en otro momento me hubiera probablemente enfadado, en este momento me estaba poniendo tremendamente palote.

Abrió el scattergoris y empezamos a jugar. Cuando se nos estaba acabando la primera copa me levanté para ir a la cocina y les dije que iba a preparar otra. Miriam se levantó detrás y dijo que iba a ayudarme.

Entramos en la cocina, y según me giraba para hablar con ella se abalanzó sobre mí y empezó a comerme la boca. A continuación se acercó a mi oído y me dijo: “Espera, no digas nada”. Acto seguido me bajó el pantalón y el calzoncillo, se puso de rodillas y empezó a comerme la polla. Nunca me había comido la polla así, con esa pasión, con esas ganas. Se la metía entera, completamente, mientras me miraba. Empezó a meterse un dedo y a tocarse. Duró unos segundos, hasta que se levantó y me metió su dedo lleno de sus jugos vaginales en la boca. Lamí el dedo con ganas mientras nos mirábamos fijamente. De repente lo sacó, y me dijo:

-          Y bien, ¿Qué me ibas a decir?

Me quedé unos segundos completamente parado hasta que conseguí reaccionar.

-          ¿Esto es tu pequeña “venganza” por decirte que no te atreverías a hacer el trío?.- dije.

-          No, para nada, esto es que me apetece jugar un poco... ¿te parece mal?.-  contestó.

-          No, no, me parece perfecto.- respondí mientras trataba de contener el dolor que me provocaba la erección que tenía.- pero… ¿y qué pasa con esto?.- le pregunté mientras le señalaba mi polla en una de las mayores erecciones de mi vida.

-          Eso… bueno, luego lo arreglo. ¿Te parece?.- respondió.

-          Claro… eso espero.- dije.

Entonces cogió y salió en dirección al salón. Me quedé durante unos segundos pensando en sabe Dios qué hasta que reaccione y me puse a preparar las copas. Volví al salón y seguimos jugando durante un buen rato. Yo veía como Fran miraba a Miriam. Miriam es una mujer espectacular. No la había descrito antes pero para mí al menos es el prototipo de una diosa. Es una mujer no muy alta ya que medirá 1,70 aproximadamente, pero tiene unas proporciones divinas. Tiene un pecho bastante sugerente aunque no exagerado. Su talla de sujetador es una 100, lo cual dadas sus proporciones lo hacen increíble. Es morena de pelo largo y tiene unos ojos marrones muy intensos, de un color muy oscuro. Su culo es una de sus mejores partes, ya que al fin y al cabo se lo curra. Va al gimnasio 4 veces a la semana y se nota en que tiene un cuerpo definido pero sin perder la sensualidad del cuerpo de una mujer. Tiene un abdomen que aunque no es del todo planito, pues tiene cierta barriguita, tiene su encanto. Y en cuanto a su cara, es simplemente preciosa. Usa gafas normalmente ya que las lentillas le molestan, lo que no hace más que darle sensualidad. No es muy dada a arreglarse ya que su trabajo no se lo requiere, pero tiene una belleza que cualquier hombre encontraría más que atractiva. Y cuando se arregla, simplemente, sabe sacar el mejor de los partidos a su cuerpo.

Fran era consciente de esto. Desde que llegamos vi que la miraba. Estaba bastante acostumbrado a que mis amigos y conocidos la miraran. No era una chica de estas explosivas, pero tenía una belleza increíble, y unas proporciones simplemente increíble. Además, como digo, su culo concretamente era algo de otro planeta.

Cuando se acabó nuevamente la copa y me dispuse a levantarme Miriam me paró y me dijo que no se preocupara, que iba ella. Prácticamente unos segundos después Fran me preguntó que donde estaba el baño, que tenía que ir a mear, así que le indiqué: pasada la cocina la primera puerta a la izquierda.

Me quedé en el sofá pensando en lo que estaba pasando. Sabía que Miriam no iba a ser capaz de nada más que eso pues aunque lo habíamos hablado ella siempre había puesto la nota más discordante. Me quedé mirando la tele embobado sin pensar en nada concreto hasta que me di cuenta de que habían pasado ya casi 5 minutos desde que ambos se habían ido, así que me levanté y me fui a la cocina. Al llegar vi que Miriam no estaba, y que había dejado las copas a medio preparar. Mi primer instinto era llamarlos, pero algo me dijo que no lo hiciera y me acerqué al baño. La puerta estaba entornada, así que la abrí del todo. El baño está distribuido de tal forma que al entrar, a la izquierda, tienes la ducha, con su mampara. Es una ducha larga pues ocupa el espacio de la bañera que había antes. A mano derecha tienes para lavarte las manos con un gran espejo encima y al fondo del todo el WC. Después de la ducha, teniendo el WC a la derecha había un hueco vacío.

Cuando abrí la puerta vi que Fran estaba tras la mampara de la ducha, apoyado contra la mampara. Le veía solo a él apoyado, con las manos hacia adelante pero no veía nada más, hasta que miré el espejo que había donde el lavamanos. Entonces vi a Miriam de rodillas, chupándole la polla a Fran. Al principio me quedé pasmado y no sabía cómo reaccionar. Miriam estaba cogiendo a Fran del culo y estaba metiéndose su polla como si no hubiera mañana. Cada vez que se la metía veía a través del espejo como se la metía hasta el fondo. Cuando la sacaba era para irse por debajo de sus huevos y comérselos. Se metía los huevos enteros en la boca y veía como salivaba. La baba se caía de su boca al suelo y volvía a atacar la polla. Se la sacaba de la boca y empezaba a masturbarle mientras le miraba a la cara. Entonces ella le dijo que le escupiera en la cara. Fran le echó un escupitajo en la cara, que ella cogió y se lo metió en la boca. Estaba mirando sin parar y no podía hacer nada más que quedarme parado. Entonces Fran le dijo que se iba a correr a lo que ella le dijo que se corriera en su boca. Se apartó y pude ver como le echaba toda la lefa por la cara y la boca. Ella recogió toda la lefa de su cara y se  la metió en la boca y se la tragó. Entonces se levantó y yo me fui a la cocina. A los dos minutos aparecieron en la cocina.

-          ¿Qué? ¿Dónde estabais?.- dije.

-          Le estaba enseñando a Fran el sistema nuevo de masaje que nos han puesto en la ducha. Dice que quiere ponerse uno igual.- dijo Miriam

-          Si.- dijo Fran.- Llevo tiempo con ganas de uno. ¿Te ayudo con las copas?

-          No tranquilo, ya acabo.- respondí.- Vete tranquilo al salón.

Fran salió de la cocina y Miriam se quedó a mi lado.

-          Te he visto mirando a través de la puerta.- me dijo.- Has visto como se la he chupado hasta el final y me he tragado toda su lefa.- me decía mientras me agarraba la polla.- Le voy a dar 10 minutos de margen y voy a hacer que me la meta por el culo. Bueno, que ambos me la metáis por el culo. Para que luego me digas si me atrevo..- dijo, y me dio un beso en la mejilla y se alejó.

Yo estaba en un auténtico trance. Tenía unas ganas tremendas de hacer de todo en ese momento. Ver lo que vi me había puesto como jamás me había puesto, y no daba crédito a que Miriam hubiera podido hacer eso.

Volví al salón y vi a ambos sentados en el mismo sofá hablando, así que me senté en el otro sofá. Seguimos hablando y tomando, y entonces fue a mí al que me apretó la vejiga, así que les dije que iba al baño. A los 2 minutos volví al salón. Al entrar Miriam estaba en el sofá echada a lo largo. Se había quitado el camisón dejando sus pechos al aire, aunque aún mantenía el tanga. Fran estaba comiéndole el coño mientras le apartaba el tanga. Nuevamente me quedé petrificado al ver la escena, aunque esta vez Miriam no ocultó que me estaba viendo y me dijo:

-          ¿Piensas venir a meterme la polla en la boca o le dejo a él todo el trabajo?

Mientras decía eso Fran apartó levemente la mirada del coño de mi novia para mirarme, aunque en ningún momento dejó de comérselo. Miriam tenía su cabeza agarrada y se encargaba de ello, así que volvió la mirada al frente y siguió comiéndoselo.

Me acerqué donde estaba ella y me quité los pantalones, calzoncillos y camiseta. Tenía una erección monumental. Se la acerqué a la cara y aprovecho para cambiar su mano derecha por la izquierda para seguir cogiéndole a Fran la cabeza. Con la derecha agarró mi polla y empezó a masturbarme mientras me miraba directamente a la cara.

-          ¿Con que no me atrevía?.- dijo.

Me quedé mirándola mientras me la meneaba y decidí por fin dejar de ser tan pasivo. Le agarré la cabeza y llevé mi polla a su boca y le dije:

-          Si, ya veo que te atreves. Espero que la mamada que me hagas sea igual o mejor que la que le hiciste antes a Fran.

Fran levantó la mirada levemente y me miró y le guiñé un ojo.

Ella me miró y asintió y se metió mi polla en la boca. Empezó a mamarmela con ganas. Se la metía entera, como le vi hacer antes con Fran. La sacaba, le escupía, volvía a metérsela. Me comió los huevos y siguió mamándomela un rato, hasta que de repente se la sacó y dijo:

-          Fran, me voy a poner a cuatro patas. Ahora me comes el culo mientras yo le chupo la polla a mi novio.

Acto seguido se giró y se puso a cuatro patas. Yo me moví y me puse frente al sillón para que tuviera mi polla justo frente a ella. Entonces vi como Fran le apartaba las nalgas y empezaba a comerle el culo. Ella de vez en cuando se sacaba mi polla de la boca y le decía a Fran que metiera un dedo en el culo, dos, tres… Fran se esmeraba. Yo veía como le abría las nalgas y le lamía el culo, le metía la lengua en el ano, luego le metía los dedos. Su polla estaba terriblemente dura con ganas de más. Entonces Miriam se sacó mi polla de la boca y le dijo:

-          Fran, ¿a qué esperas para darme por el culo?

Fran entonces se levantó y sacó la cara del culo de mi novia. Miriam se sacó la polla de mi boca y me dijo que la agarrara de los hombros mientras ella se metía mi polla en la boca pero con las manos se abría el culo para Fran.

Y así fue. La agarré de los hombros para que mientras estaba a cuatro patas ella pudiera abrirse las nalgas, no sin por supuesto dejar de lamerme la polla. La tenía dentro de su boca y notaba como su lengua se movía y hacía maravillas. Era increíble, porque aunque no tengo una gran polla si la tengo lo suficientemente grande como para que metiéndosela entera en la boca durante un largo periodo de tiempo debería provocarle arcadas, pero no. Ella seguía con mi polla en la boca abriéndose las nalgas mientras  Fran se la metía por el culo. Fran tenía una buena polla, así que cuando empezó a entrar vi como sus ojos se revolvían de placer. A Miriam le encantaba el sexo anal, le apasionaba de hecho, así que cuando Fran metió su polla de esa manera empezó a gemir como una auténtica perra. Cuando Fran la tenía ya completamente dentro se sacó mi polla de la boca y dijo:

-          Fran… empuja como si no hubiera mañana.

Fran empezó a embestirla sin parar. Con una mano se aguantaba y con la otra a duras penas cogía mi polla y se la metía en la boca mientras las embestidas la empujaban hacia mí. Empezó a gemir como una auténtica perra y se sacó mi polla de la boca y dijo:

-          Ahora tu…que Fran me folle el coño y tú me das por el culo.

Fran sacó su polla y se puso debajo de Miriam. Yo me fui donde estaba Fran, y mientras Fran ya estaba con su polla en su coño, Miriam abrió su agujero nuevamente para que yo le diera.

Me he follado a Miriam infinidad de veces, pero nunca disfruté tanto dándole por el culo como esta vez.

Mientras estábamos follandonos ambos a mi novia Miriam dijo entonces:

-          Ni se os ocurra correros. Avisarme antes, y a ser posible.. compaginaros, quiero la leche de ambos.

Yo estaba que no aguantaba ya más así que se lo hice saber a Fran. Él me dijo que estaba igual, pero antes de que pudiéramos dar tiempo a casi reaccionar Miriam dijo:

-          Esperar, antes de correros, meterme ambas pollas en el culo.

Yo le dije a Miriam que no iba a ser posible, que no iban a caber sin hacerle daño.

-          Me da igual que me haga daño. Quiero ambas en el culo a la vez.

Yo ya la tenía dentro así que Fran intentó meterla. Era casi imposible a pesar de que estaba tremendamente lubricadas ambas pollas. Aunque poco a poco y a pesar de que claramente a Miriam le estaba doliendo las metimos. Miriam entonces empezó a gemir de una manera que nunca había visto y dijo de repente gritando:

-          Sacarlas! Correros ya en mi boca!

Ambos las sacamos a la vez. Miriam se puso de rodillas ante nuestras pollas y ambos acabamos en la boca de Miriam. Miriam entonces se levantó, con el semen de ambos en la boca y nos dio un beso con lengua pasándonos el semen de ambos. Aunque nunca jamás había hecho algo así reconozco que fue una experiencia magnífica.

Tras eso Miriam se fue a la habitación.

Fran y yo nos quedamos exhaustos pero con una cara de felicidad inimaginable. Fran se fue a su cuarto y yo al mío. Miriam estaba estaba en la cama, de rodillas y al entrar me dijo:

-          Vamos, que te la voy a comer un poco más.

Y así acabó nuestra noche.