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De un CORNEADOR, de una HOTWIFE y de un CORNUDO.

en Fantasías Eróticas

Esto no es un relato propiamente dicho. Es una aportación que después de mas de un año en esta web, leyendo relatos, queremos realizar a las personas que están indecisas, en algún aspecto muy concreto de su vida. Es más, una narración de la experiencia de un matrimonio y un hombre. En esta narración participamos los tres. Con nuestras vivencias y las vivencias con otras personas en nuestra situación. El lugar donde vivimos da igual, lo importante es lo que contamos. Los nombres que ponemos son los auténticos, ya que será difícil saber quiénes somos. Estamos en la treintena y el matrimonio lleva diez años casados. Los tres últimos años compartiendo la vida entre tres. Nos presentamos…

Maribel, buena doble esposa, buena sumisa obediente y mucho mejor zorra. Muy caliente.

Daniel, buen marido, buen sumiso y mucho mejor cornudo.

Pablo, bueno como domador, pero mucho más bueno como corneador.

DANIEL:

Hay muchos hombres que quieren, desean y en muchos casos necesitan, ser y sentirse cornudos. La realidad que no todos consiguen ser esposos o maridos consentidores. Para lograrlo se tienen que dar varias circunstancias, la 1ª tener valor para decidir serlo, la 2ª saber proponérselo a tu esposa, mujer o pareja y que ella acepte, cosa que no es muy difícil sabiendo hacerlo.

Por lo general, la esposa, mujer o pareja, al principio es remisa a aceptar esa petición. Aquí tenemos que tener dotes de persuasión. Saber aprovechar los momentos o situaciones adecuadas.

No hay que ser brusco en decírselo, hay que tantear el terreno y la mejor manera es empezar a hacerlo cuando se están manteniendo relaciones sexuales. En ese momento y según se va poniendo más caliente, se va introduciendo fantasías con terceros, si la primera vez no resulta, poco a poco lograras que cuando le cuentes esas fantasías su calentura aumente. Cuando eso ocurra, es que estarás en el buen camino, ya solo será cuestión de tiempo. Después de eso funciona muy bien la buena comunicación, hablar, hablar, hablar y más hablar, sin desesperar.

Aunque son pequeñas mentiras, empieza a decirle que algún amigo o conocido, ha ensalzado lo guapa y buena que esta. Tener siempre un piropo en la boca, para hacerla sentir sexy y sobre todo muy deseada.

Otro paso importante, hacerla vestir un poco más descarada de lo habitual. Para eso ayúdala a elegir su ropa, asesorarla.

En los encuentros sexuales, pasa de las primeras fantasías, a hacer que eres otra persona y que ella logre meterse en esa fantasía actuando como si fueras otro. Utilizar algún “juguete” sexual y mientras te hace sexo oral, penetrarla por ejemplo con el juguete, haciéndole ver lo bueno que sería tener un buen nabo dentro y no algo artificial.

Todo esto incrementarlo con alguna película de los canales de películas porno que ahora hay en todas las plataformas. Especialmente las películas sobre los tríos HHM y de la temática que nos interesa. Mientras la veis, hacer comentarios esporádicos pero contundentes, como el rabo que se gastan, que te la imaginas a ella así, etc. Si después pegáis un polvo de escándalo, sabes que todo va viento en popa.

Cuando creas que todo está listo, habla con ella, que se sienta tranquila, que vea que tú quieres, que lo deseas, que no abra luego malas historias, que se sienta segura. Seguramente a ella le entraran dudas por no entender que su marido pueda querer que otro se la folle, que la entregue a otro hombre. Da normalidad a esas dudas y quítales importancia.

Llegado este momento, dos buenas opciones son ir a un club de parejas liberales o poner algún anuncio en cualquier página de contactos. Sea cualquiera de las dos opciones o las dos, lo importante es no ir deprisa y no forzar la situación. La primera vez es la que más cuesta. Aquí es donde más te lo tienes que currar, si es un club, tienes que ver que es un buen sitio, que hay muchos lugares cochambrosos. Si es un contacto, seleccionar bien al hombre adecuado.

MARIBEL:

Las primeras veces se hace raro, cuando empiezas a notar ciertas actitudes en tu marido, llegas a pensar que tu mente quien te engaña, luego poco a poco ves que no es así, pero no sabes que es realmente lo que quiere. Lo mejor es dejarse llevar y ver a donde quiere llegar. Aunque si no se es muy tonta, se acaba sabiendo. La prueba de que no te equivocas, cuéntale que alguien te ha tocado en el transporte público, que algún compañero de trabajo te ha piropeado o que algún amigo común te mira de forma especial.

Si se pone muy “burro” ya sabes que has acertado. Ahora es cuestión de tiempo, mantente en tu ignorancia, hasta que él te lo proponga claramente y cuando lo haga, no digas un SI a la primera, hazte de rogar. Añadiendo siempre la coletilla, de que este loco, de que seguro que es una broma y que se rajaría.

La verdad que en ese momento es algo difícil de entender. Como un marido puede querer ver que se lo hagan a su mujer. Pero luego se llega a la conclusión que no se tiene que buscar una explicación, es algo muy normal y que satisface a los maridos y que decir a las esposas.

PABLO:

Como corneador, he podido vivir y disfrutar de diferentes experiencias. Encontrándote con todo tipo de parejas. Pero lo primero para tener en cuenta, es el tener el máximo respeto a las parejas y saber que en un principio es una verdad paralela a la vida normal, a la vida diaria. Después de la relación cada uno tiene su vida y no hay que inmiscuirse en ella. Hasta el momento de conocer a Maribel y Daniel los cornudos que me había encontrado, fueron el que dejaba a su mujer que ella sola se buscase al macho y luego le contara, incluso más de una vez, dejando que nos oyera por teléfono.

Luego también me encontré con cornudos que les gustaba comerme el nabo, compartiéndolo con su mujer o también haciéndolo solo y sabiendo que su mujer mira como lo prepara para ser bien follada.

El siguiente el cornudo que solo quiere mirar, mientras se follan a su esposa y él se limita a masturbarse.

Otro tipo más es el cornudo sumiso, que además quiere ser también dominado, no solo por el corneador sino también por su mujer.

Por último, hay algún tipo más, pero que no van con mi forma de ser y por eso no los tratare, no perderemos el tiempo.

Hay varios tipos de cornudos que reúnen más de una cualidad y en concreto desde el principio supe que Daniel era un compendio de todos.

DANIEL:

Primera visita a un club de parejas liberales. El lugar fue el adecuado, estaba muy bien. Maribel y yo muy nerviosos, pero después del primer cubata se nos pasó. No llegamos a hacer nada, luego vinieron algunas visitas más y no cuajaba nada. Nos excitábamos mucho, pero de ahí no pasábamos. Eso si al llegar a nuestra casa follábamos hasta el amanecer.

Lo hablamos y Maribel que es muy escrupulosa, donde veía más reparos en un principio era en que los hombres elegidos no parecían lo aseados que a ella le gustarían, yo no lo veía de su misma forma.

La siguiente propuesta fue buscar entre los conocidos y fue tajante en su NO. Me dedique a buscar otras fórmulas.

Contacte con un gran número de jóvenes y de hombres, descartándolos directamente yo solo, sin necesidad de consultar con Maribel. Hasta que di con Pablo. Se veía una persona culta, que sabía mucho de este mundillo y empezamos a hablar los dos solos al principio. Llegándome a cautivar. Era el indicado. Mi curiosidad y mi deseo, era que, ya que Maribel iba a estar con otro hombre, que por lo menos fuera bien dotado, que yo estoy en la media.

Los datos que me dio llenaban de sobra mis deseos. Era el momento de ahonda más en todo lo relacionado con el sexo.

MARIBEL:

Una vez que me decidí, visitamos un club de parejas. El lugar era muy bonito y estaba diseñado con gusto. Lo visitamos varias veces y aunque me puse caliente en todas las visitas, me echo para atrás hacer nada en ese lugar, lo mismo por mis escrúpulos y ver y pensar todo lo que había pasado por esos sitios. Tampoco favoreció con los hombres que compartimos un cubata, poca conversación había. Ya sé que esos sitios no son precisamente para hablar, pero me tiraba para atrás.

DANIEL:

Pasaron unos 2 meses desde mi primera conversación con Pablo y decidí que era el momento de poner a Maribel al día. Le deje leer todos los correos y las conversaciones que tuvimos, tardo unos días en leer todo, porque a mitad de lectura nos poníamos a follar.

Aun con eso, al final me dijo que no le caía bien. Lo primero que me vino a la cabeza era que no quería nada y era una disculpa, como lo del club. Me enfadé y no dije nada. Reflexioné y fui otra vez despacio sin atosigar, hasta que cedió y se puso a hablar con él. Llego un momento que lo hacía sin estar yo. Llegando un momento en que sabía si había hablado con él porque pegamos luego unos polvazos no habituales.  

MARIBEL:

Mi marido era una incógnita cuando hablaba de su nuevo amigo Pablo. Era todo el día Pablo por aquí Pablo por allá. Lo tenía hasta en la sopa. Con Pablo me acostaba y con Pablo me levantaba. Eso fue lo que me llamo la atención y acepte hablar con él.

Mi reticencia se palpaba y Pablo se dio cuenta. Rápidamente me di cuenta de que no era un hombre fácil de controlar y mucho menos de doblegar. Pero este no me conocía. Meses hablando con él y ya teniendo una confianza, creyendo que ya lo tenía y nada más lejos de la realidad.

Empezamos a tener mucha complicidad y me ponía mucho, luego lo “pagaba” Daniel por la noche cuando nos íbamos a la cama, me tenía todo el día encendida.

PABLO:

Un buen corneador NUNCA se enamora ni se ENCAPRICHA de ninguna esposa. Pero esta pareja, me gustaban y mi experiencia me decían que eran más de lo que ellos se creían o esperaban, era cuestión de sacar lo que llevaban dentro.

Después de muchas conversaciones estaba seguro de que Daniel era un cornudo muy completo, porque tenía de todas las clases que dije antes, un poco de cada una de ellas. Aunque él no se viera así o no quisiera verse.

Sin embargo, tuve claro que Maribel dominaba a Daniel, pero detecté un cierto grado de sumisión, lo que hacía si era así una pareja ideal.

DANIEL:

Llegamos a follar prácticamente pensando en él, todas las veces y cuando no lo expresábamos lo pensábamos. Porque luego nos lo confesábamos. A mí ya me tenía prendado y en mi interior acabe asumiendo que me gustaba que me “dominara” es más lo deseaba y me gustaba. Aunque en su momento no se lo confesé a mi mujer, en cierta manera me tenía “enamorado” deseoso de que estuviéramos los tres, de ver como se follaba a mi mujer.

Mientras fantaseábamos mi mujer y yo, pensaba como se la mamábamos los dos o como lo hacía yo solo y me miraban los dos. Un día lo hablamos y Maribel se enfadó cuando le conté esos deseos, aunque más bien pienso que fueron celos. Lo que llevo a que se mosquease.

MARIBEL:

Ya estaba harta, era el momento de no perder el tiempo, si tenía que pasar algo que pasase ya, no lo aguantaba más y para colmo de todo, mi marido quería chupársela conmigo. Esto que era. ¿Es que estaba enamorado de él?

No aguantaría más, en el momento que hablara con Pablo le diría todo lo que pensaba.

Efectivamente así fue. Cuando hablé con él, le escribí todo del tirón. Como no comento nada, le pregunte qué opinaba y me dijo que nada. A mi insistencia porque dijera algo, me dijo que yo no era quien para exigir nada y fue cuando me dijo, que en el momento que yo fuera de una manera, todo se daría. Pregunte de qué manera tenía que ser y me dijo, que su puta y sumisa. No m moleste en decirle nada. Deje de hablar con él.

No sabía cómo preguntarle a Daniel cada día si había hablado con él. Me tenía enrabietada y me cabreaba con mi marido. Cuando me decía porque no hablaba con él, le contestaba que, el que el fuera un cornudo sumiso era su problema, pero que yo, no sería una puta sumisa.

PABLO:

Llego un momento que Maribel me quiso controlar y le deje claro lo que quería de ella. Se enfado y no hablo más. Casi un mes sin hablarnos. Con Daniel hablaba casi todos los días. Me llego a contar todos los gustos sexuales de su mujer. Entre esos gustos no estaba el sexo anal y en el oral no siempre podía correrse en su boca.

Como digo casi a punto de cumplirse el mes, un día se puso a escribirme como si no pasara nada. Como en ese tiempo ella era muy prudente hablando, no llamaba a las cosas por su nombre, le dije que si quería que siguiéramos hablando tenía que cambiar en muchas cosas.

Tardo en contestar más de 5 minutos. Me pregunto qué en que tenía que cambiar, porque ella lo que quería era conocerme ya. Mi contestación fue rápida y tajante. Primero hablar como es debido, que estaba bien ser fina, en el trabajo, delante de la familia, pero no en nuestra situación y que, para empezar, esa misma noche oiría como Daniel la “rompía” el culo. Como no decía nada, le puse que hasta que no lo tuviera claro que no me volviera a escribir.

DANIEL:

Maribel me detallo lo que le había dicho Pablo, su estado era ofuscado, poniéndolo a parir. Me gusto eso de que quería que la diera por detrás. Como otra vez estaba “enfadada” mi misión era hacerla recapacitar sin forzarla. En una conversación me di cuenta de que estaba cambiando, ella tan comedida hablando se le escapo un “cabrón y un cabronazo” refiriéndose a él, algo insólito en ella. Quedando mas claro esa noche en nuestra cama, que empezamos con unas caricias y acabamos follando, donde Maribel de sorpresa me llamo cornudo, algo que fue mágico el oírlo y luego me pidió que lo intentara por detrás. Siendo nuestra primera vez, aunque no completo.

MARIBEL:

La verdad que ese papel de “sumisa” y de “puta” que quería Pablo no me disgustaba nada, me sobreexcitaba un hombre tan dominante, tan cabrón porque no decirlo así. Era muy diferente a Daniel. Pablo se veía un hombre muy correcto y aunque no lo pareciera sensible, pero con respecto al sexo era muy dominante y sabia lo que quería.

Le escribí y le dije que estaba de acuerdo, que lo intentaría, aunque me costaría decir y pedir ciertas cosas, aunque me apetecieran mucho, que es más fácil hacer que decir, por lo menos así era para mí.

No se porque me extraño su contestación si era la mas evidente. Me ordenaba que me olvidara de mi vergüenza y que espabilara. Que con los demás, con el resto del mundo, podía seguir siendo cohibida, vergonzosa, puritana, lo que quisiera, pero que, con él, no valía nada de eso. Su testarudez era inquebrantable.

Acepté y me puse a indagar a investigar sobre la sumisión y los cornudos. Encontré de todo, llegándome a excitar y en algunos momentos a “preocupar” 

PABLO:

Una vez obtuve su compromiso empezaba la parte más difícil, conseguir “domarla” y sabía que, aunque todas las mujeres son diferentes siempre hay muchas cosas en común. Con Daniel sería más fácil, porque él lo deseaba más, algo que suele ocurrir en estos casos. Los hombres en un principio son mas entregados.

Daniel había propuesto desde un principio como debía de ser la relación y aunque le decía que sí, sabía que al final seria como yo dijera y también sabia que al final le gustaría más.

Para el corneador y futuro “amo” o “señor” es causar el mayor morbo en la pareja, provocar una cierta dosis de celos en el marido y un punto muy suave de “humillación” lo suficiente para que a la vez resulte excitante para todos.

Si era fundamental conseguir lo que quería de ella, mas fundamental era conseguir que Daniel fuera un perfecto cornudo-sumiso para que se convirtiera en mi cómplice. Una vez consiguiéramos eso, seria el momento de dar el paso fundamental.

DANIEL:

Maribel se iba emputeciendo poco a poco. Era increíble lo que iba haciendo, pero no hacia falta que Pablo me lo dijese, no era suficiente. Le costaba sobre todo decir palabras que para ella hasta ese momento resultaban “indecentes” o muy subidas de tono. Como llamarme cornudo, que al principio le costó, pero luego, cuando vio cómo me ponía cuando me lo llamaba se fue haciendo mas habitual.

Llego un momento que necesitaba ser el hombre en el que Pablo confiara más. Empecé contándole cosas que, si en ese momento se hubiera enterado mi mujer, me hubiese capado. Cosas de tipo sexual y muy intimas de ella, con todo tipo de detalles. Y también mías, le exprese mis sentimientos, aunque no del todo.  

Nuestra relación de confianza avanzo mucho, pero no lo suficiente para mí. Quise dar mas pasos, le fui sincero totalmente con mis sentimientos y mis deseos. Rápido note que le gusto y que eso afianzo mas nuestra unión.

Como Maribel iba con el ancla echada, me tocaba desanclar a mi y darle un pequeño empujón. Empecé a animarla a hacernos algún video, alguna foto sexy, provocativa.

La incite a que le diera la sorpresa a Pablo, poniéndose una lencería excitante y tener por cam cibersexo, que eso nos pondría muy excitados a los tres y lo pasaríamos muy bien, sobre todo siguiendo sus órdenes.

Me tacho de loco, de estar borracho y me mando a la mierda.

Dejé pasar unos días y volví a insistir, pero más suavemente y en los momentos en los que teníamos sexo. Llegando una de esas noches a recibir la respuesta de ya veremos. Por lo menos no fue ese no tan rotundo de la primera vez.

MARIBEL:

Pablo era sutil en lo que quería, era persistente sin serlo. Daniel “presionaba” a todas horas, en cualquier momento. No eran dudas en si lo que me venían, era volver a pensar cómo podía ser que, a mi marido, le gustase y desease tanto que me entregara a otro hombre y que hiciera todas esas cosas.

Al principio pensaba que era como un ludópata del sexo. Hasta ahora que pensaba que era un glotón del dulce. Que mal había en darle el capricho si yo también disfrutaría. Era la situación ideal para cualquier mujer.

Una mañana en el trabajo empecé a planear lo que haría esa tarde y no di pie con bola en toda la mañana, estaba ausente de pensamientos. Mis compañeros me preguntaban si me encontraba bien, poniendo excusas de todo tipo.

Seleccione la ropa interior más sexy, quería estar provocativa para “MI HOMBRE” me la puse y me maquille. Conecte con Pablo y le dije que en el momento que estuviera solo que me avisara que había algo importante de que hablar, que era urgente. A mi marido le mande en ese momento una foto que había hecho previamente de mi ropa interior sobre nuestra cama y le puse el texto de así me voy a vestir para que me vea nuestro MACHO.

Recibí llamadas, mensajes, ya lo había puesto cachondo y me puso más a mí, sabiendo que estaba trabajando, me volví “mala” y sabia que no estaba enfadado, pero si rabioso por no estar el viéndome. Era lo que quería, lo que había estado buscando, pues le iba a dar el capricho. 

PABLO:

Maribel y yo, cada vez íbamos teniendo mas relación, mas confidencias. Eso no quería decir que se fuese soltando mas en el aspecto sexual, seguía algo vergonzosa.

Una tarde en la que estaba hasta arriba de trabajo, me llego un mensaje de Maribel, que había pasado algo y que necesitaba hablar de manera urgente conmigo. Imagine que había tenido un enfado importante con Daniel y aunque me venia mal, no quise dejarla tirada y busque un sitio discreto para hablar sin que nadie me escuchase y me molestase. Seria no más de 5 minutos.

El sitio mejor una sala de reuniones que solo se usaban los lunes por la mañana. Una vez en la sala le mande un mensaje diciéndole que cuando quisiese.

Nuestras conversaciones eran siempre de audio. Ese día estando hablando encendió su cam apareciendo en lencería y muy excitante. La había visto desnuda con fotos que me mando Daniel, pero verla así, además de poner mi nabo a tope y con todas las venas hinchadas, me puso al borde del colapso.

Oír su voz y ver su carita de niña traviesa diciéndome si no iba a hacer nada en ese momento con su puta. Hizo que me diera igual estar hasta arriba de trabajo.

Hice que se tocara para mi y no la permití correrse hasta que yo no quise. Fue un momento único.

DANIEL:

Estaba trabajando y recibo una foto con un texto por parte de mi mujer. La foto era de sus bragas, liguero, sujetador y medias, sobre la cama y me decía que se lo iba a poner para que su amo o algo así, la viera y que iba a ser muy puta. Que mala leche, le había dicho de hacerlo estando yo también. La llamé, la mensajeé, pero la muy puta no me contestaba.

También pensé que lo mismo era para provocarme y dejarme pensando que lo haría, todo para devolverme mis “presiones” aunque también sabía que cuando Maribel se decidía a hacer algo, no había quien la parara.

Esa noche echamos los mejores polvos hasta ese momento.

MARIBEL:

Una vez que encendí mi cam para que me viera, me sentí rara, pero en el momento que el empezó a hablar, a decir cosas sobre mi cuerpo, de como se sentía, se me olvido todo y por todo mi cuerpo me empezó a subir una calentura imposible de describir.

Note como se hinchaban mis pechos, como se endurecían mis pezones y como me iba humedeciendo considerablemente.

Pablo me empezó a “ordenar” lo que tenía que hacer. Hasta ese momento mi única intención era que me viese, pero le obedecí, quería obedecerle.

Dejé de pensar y solo quise sentir. Hice con mis manos todo lo que el me indicaba, me dejé solo las medias y el liguero, el resto desapareció. Me fui tocando, pero el CABRONAZO cuando estaba a punto de tener el orgasmo, me hacia parar, me costaba obedecerle, pero lo hacía.

Fue algo inédito para mí, en pocas palabras, extraordinario, sublime, glorioso y casi divino.

Al terminar me quede asombrada conmigo mismo, no sabiendo si había hecho bien o no. Diciéndome primera y ultima vez y a la vez, con ese buen gusto que me quedo en el cuerpo. Una sensación agridulce.

Por la noche con Daniel, reviví el momento y fue de antología la sesión de sexo que tuvimos. No dejando de hablar de Pablo y de lo bien que nos estaba sentando. Tan bien me quede, que ya pensaba en el próximo día, que me pondría y que me ordenaría mi macho.

xXx

 

Nos ha costado elegir la categoría, ganando 2 a 1, la categoría de FANTASIAS EROTICAS, porque va dirigido especialmente a aquellos y aquellas que quieren, pero están indecisos teniéndolo solo como una fantasía por realizar.

Hasta aquí ha llegado de momento esta experiencia, que hemos contado 3 personas sin saber lo que cada uno pondría, luego las hemos juntado y ha salido lo relatado. Si seguiremos contando o no el resto, depende de los lectores y lectoras. Si alguien quiere preguntar algo o bien lo podéis hacer por aquí o en nuestro correo electrónico. Contestando alguno de los 3 o los 3.

Si ha servido para algo o para alguien, nos damos por satisfechos. Gracias a quienes nos hayan leído.