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Historias de jovencitas 9: marijo y casimiro

en Sexo con maduros

HISTORIAS DE JOVENCITAS 9: MARIJO Y CASIMIRO

Casimiro llega del trabajo, una vez más le tiemblan las manos al escuchar el agua de la regadera caer, sabe de quién se trata y no se puede controlar, cierra la puerta despacio sin hacer ningún ruido, mira a su alrededor asegurándose de que no se encuentre nadie, camina por el pasillo que lleva a los cuartos despacio casi en puntitas, la regadera se escucha al mismo tiempo que una dulce voz entona una melodía de ONE DIRECTION, Casimiro siente que se le detiene el corazón al escuchar la tierna voz tararear la música, su verga se para en segundos al abrir la puerta del cuarto contiguo al suyo y mirar la ropita que la nena usara hoy.

En la cama se encuentra una blusita color melón de botoncitos negros y holanes enfrente, Casimiro la abraza apretándola en su pecho, sigue la faldita esta es de mezclilla del tamaño ideal para su nena, Casimiro la toma con sus arrugados dedos la admira dando su visto bueno “le quedara perfecta”, dice antes de soltarla y acomodarla en su lugar, a un lado se encuentran una mallitas blancas, Casimiro las roza haciendo un camino por toda pierna derecha, sintiendo la tela pensando en que en unos momentos su nena pondrá ahí una de sus blancas piernas, “uuuuuffff” se escucha al viejo gemir cuando toma el sujetador blanco entre sus manos, acerca su boca a una de las copas, la besa justo donde él cree que ira el pezón, para después hacer lo mismo con la otra copa, se relame los labios al ver el pequeño calzón blanco que yace en la cama, lo observa “es muy pequeño para mi putita” dice mientras baja el cierre de su pantalón, enseguida surge la verga tan negra y tan sucia como su mente, cierra los ojos al envolver con la prenda interior su sucio aparato vergal.

-¡aaaahhhhhh! ¡aaaahhhhhh!-Escucha doña Panchita, es muy débil pero se escucha la excitación que viene del cuarto de su nieta, la señora escucho desde que Casimiro ingreso al cuarto de su nieta, se controla pues es mejor que se baje así la calentura y no con su nietecita, la vieja Pancha sabe de lo pervertido de su segundo esposo pero no se atreve a recriminarle nada o podría irse y abandonarla.

-¡aaahhhhh! ¡aaahhhh! ¡queee ricooooo! ¡aaaahhhh!-Casimiro se corre, el semen cae en su mano, reposa un momento recobra aire, saca un pañuelo sucio de su bolsa del pantalón para limpiarse, a su mente le llega otra perversión, con su dedo toma un poco de su semilla maloliente y la embarra en la prenda intima de su nena, esto nunca lo ha hecho tiembla de emoción al pensar que su preciada nenita, llevara todo el día su semen embarrado en los calzones, que los usara, que la prenda rozara su entrepierna dejando rastros de su semilla en ella, por un momento divaga “y si la preño”, sonríe al imaginarse a su nena toda panzona, el ruido del agua se detiene, Casimiro se desliza ágilmente para volver a salir de la casa.

15 minutos después regresa en la sala la nena desayuna para irse a la universidad, como era de esperarse Casimiro la observa, lleva puesta toda la ropa que manoseo en la habitación “seguro si se puso sus calzoncitos” el viejo vuelve a imaginar a su nena embarrar su conchita de semen.

-que tanto me mirara-para Marijo (o sea María José) no es la primera vez que mira al señor Casimiro con actitudes raras, como esta que se le ha quedado viendo sin decir una palabra, la chica es muy tranquila y seria tanto que no tiene mucho contacto con su abuelastro, esto también se debe a que casi nunca se ven, ya que el viejo trabaja de velador y ella estudia casi todo el día, Casimiro solo sonríe para después perderse por el pasillo, dejando a Marijo seguir sus alimentos.

Casimiro despierta apenas pudo dormir pensando que su nenita camina por toda la calle con los calzones llenos de semen, camina al baño son más o menos las seis de la tarde, afuera se escucha a Doña Panchita acomodar la mesa para comer, se emociona pues seguro ya regreso la nena, el baño esta impecable solo se encuentra el bote de la basura con algunos papeles, algo llama su atención, una mancha roja entre todos los papeles, su mano comienza a temblar nuevamente, su verga vuelve a cobrar vida, el viejo asqueroso se inclina para sacar de entre toda la bola de rollo usado la toalla sanitaria de su nenita, la sostiene con su mano temblorosa, el pequeño algodón tiene rastros de la regla de la chica así como indicios de suciedad.

-sabes delicioso mi bebita-exclama al chupar la toalla, no le importa que tenga rastros de popo, el asqueroso hombre repasa la toalla por todo su rostro, lo huele imaginando la panochita, “estará cerrada” “será inmaculada” “cabra mi verga ahí” “será peludita” ¡ooooohhh! exclama al sentir que su verga expulsa el semen sin haberse tocado.

Casimiro hace arribo al comedor, Marijo come tranquilamente platicando con su abuelita cosas escolares que la anciana mujer no entiende pues ella solo estudio hasta la primaria, se ve tan hermosa con esos lentes que la hacen ver intelectual, con esa coleta que amarra su cabello, Casimiro observa como la nena abre la boca para llevarse la comida, sus dientes blancos y derechitos, su lengüita rosa, el viejo solo puede imaginar su verga dentro de la cavidad bucal, para él hasta estos momentos solo se ha encargado de llevar comida “ya va siendo hora que pruebes verga! Caliente pero controlado, se sienta mirando fijamente a su nietecita para después comenzar a comer.

-¡ah es verdad mama Panchita! Un chico me invito a salir el sábado, ¿me dejas ir?-Casimiro aprieta la cuchara con la vista bien puesta en su nena, “como se atreve ese estúpido” “seguro es un chamaco cagon” Marijo espera la respuesta de su abuelita el viejo rasga la madera de la mesa con el mango de la cuchara, está furioso su nena ya quiere contacto amatorio, “eso nunca lo permitiré” en su mente se forma la imagen de ver a su nena besando y siendo manoseada por un extraño hijo de puta, que seguramente solo la preñara, es su deber protegerla de todos los cagones que quieran llevarla a follar, que quieran adelantársele a el que tiene el derecho por mantenerla todos estos años aun sin ser su nieta real.

-¡tienes prohibido salir con ese cabron! ¡Esta es una casa decente! ¡No tienes permiso de salir oíste!-Marijo tiembla con la respuesta de su abuelo, es la primera vez que pide permiso para salir en una cita de amor, la reacción asusta incluso a Panchita, que solo regresa a la cocina por mas comida.

-pero Oscar es un buen chico y ya le dije que si salía, por favor Don Casimiro, prometo llegar temprano-la chica lo mira hacia arriba ya que el viejo se levanto exaltado, sus ojos se ven rojizos como si una vena se hubiera reventado en ellos, Casimiro se aleja, la jovencita piensa que el señor acepto, pero Casimiro toma el teléfono dirigiéndose una vez más a su nena.

-le vas hablando al tarado ese para decirle que no iras, que te as creído al aceptar sin decirnos, aquí hay reglas y tú no eres ninguna puta para salir con cualquier cagon que te hable-Casimiro deja el teléfono en la mesa esperando que Marijo lo tome, el viejo cruzado de brazos le hace señas con los ojos para que le jovencita haga la llamada, la chica voltea a ver a doña Panchita tratando de que la señora interceda por ella, pero la señora solo regresa a la cocina, al darse cuenta que será inútil la ayuda Marijo marca para cancelar, al otro lado de la línea Oscar la trata de convencer pero se rinde al escuchar que Marijo cuelga el teléfono dejando al chico desilusionado.

Enojada y triste pero sin protestar se retira de la mesa, tiene ganas de llorar, es el primer chico que la invita a salir y no le dieron permiso, llegando a su recamara se deja caer en la cama para taparse con la almohada y llorar un poco de rabia y desilusión.

Marijo desde su cuarto escucha a los dos señores discutir, Panchita insiste en que el viejo fue muy duro y este insiste en que la joven debe comportarse decentemente, que pensarían de ella si la dejaran salir con cualquier gandul, eso es algo que no permitirá.

-ya cállate vieja estúpida, ya estoy arto de ti, iré a su cuarto a explicarle porque no la deje, ¡estas contenta mujer!-Panchita es silenciada con leperadas y groserías, mientras observa como Casimiro camina rumbo al cuarto de su nena.

-Marijo mi nenita, voy a pasar corazón-el viejo sonríe nunca se había dirigido a ella con muestras de cariño y apoditos amorosos, Marijo limpia sus lagrimas viendo como el viejo ingresa a su habitación cerrando la puerta.

Casimiro se sienta sin pedir permiso, lo hace en la cama y muy cerquita de la nena, que se encuentra sentada en la cabecera de la cama sosteniendo una almohada en su pecho, lo mira enojada pero a la vez triste por lo ocurrido.

-quiero que entiendas, mi niña eres muy pequeña para salir con muchachos, hay tantas cosas que desconoces, te quiero proteger-Casimiro le habla bajito con una voz paternal, Marijo baja un poco la guardia nunca creyó que ese señor se preocupara por ella, Casimiro la mira de pies a cabeza es una hembrita que hace que le broten deseos perturbadores, no lo aguanta más así que coloca su mano en el muslo de su nena de su pequeña Marijo.

-pero yo ya estoy grande, algunas de mis amigas ya han tenido dos o tres novios y yo ninguno, además que Oscar siempre me ha gustado-Casimiro la escucha le sonríe como un verdadero padre, pero sin retirar la mano del muslo esa mano que ha comenzado a acariciarla de una manera delicada, haciendo círculos pequeños pero tratando de abarcar una buena rasión de carne juvenil.

-entiéndelo, no puedes tener novio hasta que llegue el indicado, mi bebita no andará con todos los de su escuela o la colonia, eres muy bella un botoncito de flor el cual protegeré, habrá muchos machos detrás de tu cuerpo, querrán hacerte cosas indebidas, y tú no eres ninguna zorra asquerosa ¿verdad Marijo?- Casimiro aprieta el muslo de la nena, sus dedos se clavan en la tela de las mallitas que Marijo está usando, ella niega la pregunta moviendo la cabeza, sin decir palabra alguna, hasta ahora no se había percatado de que su abuelito la tocaba, de manera delicada toma la mano del señor para poco a poco retirarla de su muslo, la caricia le pareció fuera de lugar insana pero no le tomo ninguna importancia.

-muy bien, que bueno que entiendas, recuerda eres una jovencita muy hermosa, tu abuelito solo quiere lo mejor para ti-Casimiro se retira, el viejo está feliz de haber tocado a su nena por primera vez, se besa la mano con la cual toco su muslo, para sentarse a la mesa y terminar de comer

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En el departamento 5 de un edificio común y corriente en una colonia común de una calle común vive Marijo, la pequeña perdió a sus padres hace ya mucho tiempo, desde entonces su abuela Doña Francisca se ha dado la tarea de educarla y cuidarla, Marijo creció en un ambiente en su mayoría normal con el amor y cariño que su abuela le ha podido dar.

Doña Panchita de 50 años no vive sola, Casimiro un señor de 55 años vive con ella desde mucho antes que Marijo, al viejo no le quedo de otra más que aceptar a la pequeña de  8 años en su casa, si por él hubiese sido con gusto la hubiera llevado a un orfanato, ahora 11 años después da gracias al cielo por haber tomado la decisión de quedarse con esa tierna y linda señorita.

Casimiro al principio solo veía a una niña fea, escuálida y tontita, que vagaba por toda la casa jugando con sus muñecas, “al menos hubiera sido hombrecito así me lo llevaba al futbol” pensaba por aquella época el viejo arrugado.

Pero ahora después de 11 años da gracias al cielo por tener al menos a esa hembrita cerca de él, pues su mujer ya está totalmente vieja y fea, no como la nenita que duerme y come en su casa todos los días, sin proponérselo hizo de la chiquilla una ovejita mansa, y su abuela la convirtió en una niña dulce, tranquila y obediente, Marijo creció teniéndole respeto al hombre que parece ser el abuelo gruñón de cualquier casa, incluso podría decirse que le tiene miedo.

Casimiro era un viejo común y corriente, trabaja en una fábrica de velador, el infeliz anciano se comenzó a interesar en la nena desde que cumplió los 15, al verla florecer y crecer, el viejo aparenta desinterés pero en su mente la imagina desnuda en su cama a soportado verla en camisón, en shorcitos, en blusitas, hurga en su ropita interior, se masturba con ella, al principio lo hacía para soportar la mal sana situación en la que se encuentra, pero al pasar el tiempo se ha hecho insoportable, la necesidad de hacerla suya crece mas y mas.

Doña Panchita sabe lo que el viejo infeliz hace cuando según él se encuentra solo o nadie lo ve, pero la señora hace como si no se diera cuenta, no le ha puesto interés porque hasta ahora el viejo no ha intentado ninguna locura.   

Ala pequeña Marijo se le hizo muy extraño que su abuelo, le diera un consejo como buen pariente, ya que anteriormente no se preocupaba por ella, incluso ni le dirigía la palabra, nunca se intereso en cosas que ella disfrutaba como música o escuela, Doña Panchita que tiene un modesto puesto de molotes es la que con esfuerzo le paga su educación, por esa razón la chiquilla fue muy alejada de su abuelastro pero esto cambiara para beneficio total del viejo Casimiro.

Marijo come tranquilamente junto con su abuela, Casimiro hace aparición llegando justo cuando están comenzando a comer, el viejo se ve un poco feliz pues tiene un anuncio y este es el momento prefecto para hacerlo.

-vieja sírveme de comer, que rico se ve ¡mmmmm! –las dos se miran pues el viejo esta como ningún otro día, está irreconocible pues no tiene la cara de malhumorado de siempre.

-pues bien, les diré que me acabo de jubilar ¡aaaaahhhh! Nunca más regresare a ese trabajo de porquería y con mi pensión estaré todo el día aquí, con mi vieja y mi nenita ¡jejejeje! Que les parece-Panchita sonríe dándole un beso en la mejilla, mientras que Marijo lo felicita desde su lugar.

-pero ven mi niña, ven felicítame como se debe, como lo hizo tu abuelita-Marijo mira a su abuela, la extrañada nena observa como su abuela la alienta a hacerlo, total es su abuelo el que vio por ella desde temprana edad. 

-se lo merece abue Casimiro- la chica se agacha para besar al sentado hombre, el viejo posa una de sus manos en el muslo de la jovencita que ni cuenta se ha dado de la caricia, doña Panchita abre tremendos ojos al ver donde puso la mano el señor y como acaricia el muslito de su nieta.

Casimiro le toma las manos, aleja un poco la silla para observarla, Marijo lleva puesto un pantalón de mezclilla deslavado a la cadera y una blusita roja que se ve algo vieja, al hombre le agrada que la nena sea delgadita, que sus tetitas aunque pequeñas se le vean respingonas, le encanta la delgadez de su cintura y vientre.

-Abuelo que hace ¡jijijiji!- el viejo Casimiro la toma de una mano para hacerle dar una vuelta, que delicia ver esas nalguitas bien paraditas, le encanta ver que el pantalón se le mete un poco entre sus cachetitos que al no ser de grandes caderas, muestran una redondez muy particular.

-no, no, no, esto es muy mal, Pancha porque no me habías dicho que la nena necesita ropa, tan bella mi bebita y con ropa tan fea y desgastada-Casimiro se levanta para tomar a Marijo de la mejilla y apretársela en forma juguetona, algo que a Marijo le ha hecho mucha gracia, el viejo aprovecha para mirar ese rostro el cual está en transición de niña a mujer, sus ojos negros de grandes pestañas, los cuales encierra en unos lentes de armazón grande y con los cuales aparenta ser una muñeca intelectual, su piel blanca hace contraste con su cabellera lacia y negra esa piel que toca con sus arrugados y viejos dedos que acarician a la jovencita la cual se pone colorada, y esos labios carnosos rojos pero no por labial si no por naturaleza, los quiere besar, quiere que algún día abrasen su verga y que su boca reciba el semen caliente que saldrá a borbotones.  

-no se diga mas, ahora mismo salimos a comprarte unos trapitos, ándale vámonos ya-Casimiro guía a la chica a la puerta, Marijo no sabe qué hacer, nunca creyó que el viejo le fuera a dar algo y mucho menos que la llevara a comprar ropa.

-ten lista la cena cuando lleguemos, no te preocupes mujer en la calle le invito algo a la nena-Marijo es prácticamente arrastrada a la calle, no pone mucha resistencia al bajar las escaleras, Panchita solo se despide de ella con una sonrisa, parece que ahora su hombre ha cambiado para bien.

Marijo está parada en la esquina junto con su abuelo, la jovencita está muy callada con la cabeza baja se siente incómoda pues nunca ha salido a solas con el señor, Casimiro sonríe pues por fin podrá ver cómo se comporta la nena en la calle, por ahora se ve tímida, justo como cree que es en realidad, Marijo viajo sin decir palabra todo el transcurso del camión, solo se limito a observar por la ventana y de vez en vez al viejo.

La rara pareja visita tienda por tienda, al principio Marijo sentía algo de pena por hacer gastar a su abuelo, pero en poco tiempo se fue relajado para así pedir las cosas que a ella más le gustaban, Casimiro  por su parte la complace en casi todo, el viejo la alienta a comprar ropa un poco ajustada, faldas cortas, blusas escotadas y cosas así, algunas son tomadas por la nena y otras prefiere dejarlas por más que insiste el viejo, pues las considera o muy caras o muy escandalosas para su personalidad.

-nena en lo que te pruebas esos trapitos voy y vengo es que vi algo que me gusto y quiero comprarlo, no te preocupes regreso rápido-Marijo sigue probándose ropa algunas le quedan bien otras no tanto, estas son en su mayoría las que el viejo eligió para ella, no son del todo de su gusto pero no puede desairar tanto al su abuelo pues podría arrepentirse y no comprarle nada, además que no es que no le queden simplemente no son su estilo.

Marijo está que no cabe de gusto, ha salido con muchas bolsas de ropa, la nena no puede esperar a llegar a su casa y mirarse en su espejo, a cada paso agradece mas y mas a su abuelo, este le ayuda con las bolsas y aparte lleva otra mas, Marijo se pregunta que se habrá comprado, la bolsa es muy pequeña pero no se atreve a preguntar, “tal vez es algo para mama Panchita” sonríe acercándose al viejo para darle otro beso en la mejilla de agradecimiento por pensar también en su abuelita.

 Un rato a pasado Marijo ha terminado de probarse todas y cada una de las prendas que su abuelito le compro, exhausta se dispone a dormir cuando escucha que tocan su puerta, Casimiro entra sin esperar a que respondan, Marijo ya en camisón observa que el viejo se mete sin importarle su privacidad, pero ahora no es momento de rezongar su abuelito se ha portado muy bien con ella y debe ser agradecida.

-mi nenita, se me olvido darte esto, no lo abras hasta que me vaya, quiero que lo uses ¿me lo prometes?- Marijo observa que la mirada de Casimiro es más rara, mas ansiosa pareciera mas la mirada de un depredador, se hiela al verlo así de raro de desesperado por una respuesta afirmativa.

Casimiro coloca la bolsa en sus manos, Marijo traga saliva pues el viejo la incómoda, Casimiro espera una respuesta sujetando a la nena de las manos, apretando la bolsa entre las suyas y las de su bebita.

-s…si abu…abuelito prometo usar su regalo-Casimiro sale después de escuchar una respuesta afirmativa, “lo vas a usar en nuestra primera noche nena” se le escucha gimotear antes de entrar al baño para masturbarse pensando en cómo se le vera a la nena su regalo.

-hay dios que es esto, no esto no lo usare, se lo regresare mañana mismo-Marijo sostiene la prenda en sus manos temblorosas, se trata de un baydoll negro de encaje transparente, conjunto de una tanga diminuta y un sujetador de media copa, ligero y medias negras, sus ojos observan la coqueta prenda para dormir, imaginando un millón de cosas extrañas, su estomago se revuelve al pensar en las intenciones del viejo al comprársela, definitivamente se la regresara argumentando que no le gusto, así con ese pensamiento se recuesta quedando dormida. 

El viejo Casimiro camina por la calle, regresa de la tienda con periódico en mano, al llegar a su casa se encuentra con Marijo, la jovencita está estrenando ropa, Casimiro sonríe pues la nena se ve muy linda, el vestido azul que eligió se pega a su delgado cuerpo, haciéndolo lucir, Marijo es delgadita pero con una forma muy hermosa femenina y ahora con este atuendo sin lugar a dudas como toda una mujercita.

-así, que diferencia mi nenita es toda una hembrita deliciosa-al viejo se le desfigura la cara al hacer esos comentarios, Marijo se sonroja pues ella pensó lo mismo cuando se arreglaba.

-gracias abuelito, bueno me voy a la escuela-Marijo se acerca al viejo despidiéndose de beso, Casimiro la toma del talle sintiendo la delgadez de la señorita, la estruja atrayéndola a el mas de la cuenta apretándola a su decrepito cuerpo.

-ve anda con cuidado bebita, recuerda cuídate de las atolondrados de tu escuela, toma para el almuerzo-Casimiro la toma de la mano para darle un billete, Marijo sonríe está feliz pues nunca le habían dado dinero extra.

-muchas gracias abuelo, gracias-exclama la sonriente señorita mientras lo vuelve a abrazar muy fuertemente, Casimiro aprovechándose de la situación la aprieta más contra él, restregando su erecta verga en la pierna derecha de Marijo.

La chica sale del hogar dejando más que caliente al viejo infeliz, en la escalera se tropieza con un joven apuesto enfundado en un traje.

-Hola pequeña tan temprano a la escuela-este joven no es más que el esposo de una vecina su nombre Ulises, Marijo lo saluda con algo de timidez pues el tipo es bastante apuesto y apenas si lo conoce.

-Hola Ulises como esta-los vecinos se despiden abajo después de una ligera platica por las escaleras, para la chica es un lindo momento encontrarse con él, mientras que para él solo es una forma cortes de comenzar el día.

La mañana trascurre normalmente, con el viejo en la casa Doña Pancha se siente en compañía aunque casi no platican de nada, la vieja se siente bien al tener a su hombre con ella.

A las seis de la tarde Panchita se dispone a salir a la calle a vender sus molotes, Casimiro ahora le ayuda a bajar todas las cosas, ahí se encuentra con doña Prudencia la vecina del departamento 2, el par de señoras se unieron hace mucho para vender sus molotes en el edificio, muchos de por ahí esperan ansiosos las garnachas las cuales saben muy bien.

Marijo se acerca corriendo lo mas que puede, se le ha hecho tarde para ayudar a su abuelita con las cosas, el viejo se relame los labios al ver a su nena llegar, todo el día se la estuvo imaginando y ahora está junto a él colocando el negocio.

-Pancha, Doña Prude que tengan buena venta, vámonos para arriba Marijo-el viejo toma a la nena de la mano, Marijo se quería quedar un rato como siempre a atender y ayudar a su abue, pero el ansioso  Casimiro sube junto con ella, Doña Panchita lanza una oración esperando que el viejo no intente nada malo en su ausencia. 

Un rato a pasado, el viejo Casimiro mira el televisor, en el programa aparecen lindas actrices las cuales para un viejo como el serian inalcanzables, esto solo le enerva mas y mas su deseo, Marijo no ha salido de su cuarto desde que la subió, y él se ha llenado de cochinadas la cabeza, el viejo inquieto ya no puede más, tan solo de pensar que esta a solas con su nena, que seguramente se pasea en ropas ligeras por su habitación, su verga comienza a cobrar vida, Casimiro se la acomoda una y otra vez.

-será mejor que estudie en la sala, ahí le puedo hacer compañía a mi abuelito-Marijo recoge todas sus cosas y se retira a la sala, ahí encuentra al viejo mirando la tv, sin hacer ruido se sienta en la mesa para seguir estudiando.

La jovencita esta tan metida en sus estudios que no se a dado cuenta que Casimiro se la come con los ojos, el vestidito azul que usa se le ha subido a medio muslo y sus piernas son un espectáculo para el viejo infeliz que suda frio.

-que piernitas tan delicadas !mmmmm!  Va a ser un honor abrirlas por primera vez-el viejo piensa un millón de cosas observando a la chiquilla que se dedica a estudiar, Marijo mueve las piernas de a ratos pues lleva más de media hora en la misma posición, el viejo sigue imaginando como seria montarla, su verga palpita con cada movimiento de las delicadas piernas.

-dime Marijo ¿te gusto el regalo que te di? – la chiquilla recuerda el escandaloso regalo, se olvidó de regresárselo y cree que es buen momento de hacerlo ahora pues el viejo abordo el tema.

-yo.. abuelo… lo que pasa es que….-el silencio se hace presente el viejo ya sospecha que la nena nunca se pondrá nada

-¿no te gusto verdad? Y yo como tonto creyendo que era un buen regalo para mi niña- Marijo se asombra al ver que al viejo se le llenan los ojos de lágrimas, lágrimas de cocodrilo las cuales seca con su arrugada mano, al verlo rápidamente se acerca, ella no quería que su abuelo llorara.

-no, no, no abuelo no llores, claro que me gusto, solo que no me quedo, y quería devolverlo, pero me gustó mucho- la chica abraza el viejo anciano y mentiroso, este a su vez la abraza mientras recarga su cabeza sonriendo.

-no yo sé que no te gusto, si te hubiera gustado me mostrarías como te quedo y no lo has hecho, yo fui bueno contigo y siento que no merezco esto ¡snif snif snif!-Casimiro espera respuesta, la nena se ha quedado muda y roja como tomate ante la propuesta, que debe hacer, no quiere herir a su abuelito, se ha portado muy bien con ella, protegiéndola, dándole consejos, y comprándole cosas incluso le ha dado dinero.

-yo… yo… le mos…mostrare… ensegui…da vengo- la nena se aleja con la cabeza baja, sabe que está mal lo que hará pero no quiere molestarse con su abuelo, además que el viejo ya cambio y ahora la quiere como a su propia nieta. 

-solo será un momento, solo será un momento- se repite la nena en lo que se desnuda, dejando caer su ropa en la cama, para después tomar entre sus dedos la escandalosa prenda para dormir.

Mientras en la sala el viejo se prepara, apaga la tv, se acomoda una y otra vez ansioso, ahora debe ser el momento pues se ha asomado por la ventana y su vieja tiene mucha clientela, mira a la mesa y ve que faltan cosas por bajar, eso podría interferir en sus planes, así que rápidamente lo toma todo y baja a entregarlo, no sea que se le ocurra a la Panchita subir por ellas y se acabe su oportunidad.

-abu…abuelo ya estoy aquí- el viejo abre los ojos como platos, ahí está la dueña de sus chaquetas, enfundada en un babydoll negro transparente, es una diosa, la nena siente la mirada del viejo recorrer todo su delgado y blanco cuerpo, Casimiro se levanta no a dicho una sola palabra, está totalmente impactado por esa belleza juvenil, la toma de la mano para después darle una vuelta, la nena gira sin resistirse, el viejo le da otra y otra y otra vuelta más, haciendo que la jovencita caiga en sus brazos, para atraparla del talle.

Los dos se miran está muy cerca ella puede sentir el aliento a grasa que sale de su boca, el siente el cuerpo delicado temblar, Marijo quiere dejar de mirarlo pero no puede, tiene miedo de que suceda lo que está a punto de pasar, el viejo la mira fijamente atemorizándola, acercándola lo mas que puede a su mugre y arrugado ser.

Para sorpresa del viejo Marijo se acerca tomándolo del cuello para besarlo, la nena se cuelga de el atrayéndolo lo más que puede, subiendo sus desnudos pies en los zapatos de casquillo del anciano afortunado. 

El beso sigue en medio de la sala, los dos se comen la boca como si se tratara de dos amantes en su noche nupcial, ella se abraza fuertemente subiendo la pierna rodeando con ella la del viejo, el la toma del trasero de ese pequeño pero respingón trasero el cual amasa con fuerza dejándolo rojo con las marcas de sus manos en él.

Casimiro la toma del cabello, lo jala echándole la cabeza hacia atrás besando su cuello, lamiendo su piel, ella solo se deja hacer, no puede resistirse, su abuelo ha sido muy bueno con ella, se responde una y otra y otra vez.

Marijo se llena de sensaciones, siente besos en su cuello, mordidas en su hombro, cosa que nunca ha sentido, la llenan de deseo, de pasión, en su estómago siente maripositas que le revolotean, que no la dejan hablar, no la dejan separarse de las lengüeteadas y mordidas de ese hombre viejo y anciano.

-Muñequita vas a ser mía, es hora de que te hagan mujer- Casimiro la toma entre sus brazos, siente en sus muslos mojados, señal que la nena se ha corrido, señal que es inexperta en estas cosas, Marijo escucha a su abuelo, no lo detiene no le importa hacerlo, solo se acurruca en el pecho peludo del que la va a desflorar.

Casimiro la deposita en la cama, la nena siente las cobijas, observa como el viejo se quita la ropa arrancándola de su cuerpo arrugado, cierra los ojos al sentir que el anciano sube a la cama, las manos del hombre tocan su cuerpo, se pasean por las piernas acariciándolas suavemente, subiendo, tomando los laterales de su pequeña tanga la cual está estrenando hoy, la nena siente como la prenda se enrolla bajando por sus piernas, su triangulito está desnudo, no quiere abrir los ojos, quiere sentir todo muy especial

Casimiro se prepara, se acomoda en la cama para después como perro lamer el delicioso néctar de esa abertura de amor que su nieta tiene entre las piernas, Marijo aprieta los dientes al sentir la lengua lamer su vagina, nadie lo ha hecho, nadie siquiera la había visto, los espasmos comienzan, los gemidos no se hacen esperar, la nena está a un grito de quedar afónica por tanto magreo lingual.

-¡aaaahhhhh! ¡aaahhhh! ¡oooohhhh! ¡papiiiiiiii!- se escucha en el cuarto de Marijo, la nena se retuerce en su cama, su abuelo le extrae los líquidos, no quiere despegar su boca de los labios rosa encendido, es tan deliciosa su nena.

Casimiro sube, con su lengua pegada al cuerpo puro y delicado, llegando a los pechos probándolos, haciéndolos suyos con cada chupada, con cada mordida, Marijo lo toma de la nuca entrelazando sus dedos con las canas, acercando sus pechos a la boca del viejo que más bien parece recién nacido lactando.

-dame tu boca princesa- el viejo la besa ella lo recibe gustosa, sintiendo el cuerpo bofo encima, pero no importa pues no tiene con quien compararlo, el beso sigue, la nena siente un ligero piquete en su vagina, el momento de convertirse en mujer ha llegado.

-¡ABUELOOOO haaaaayyyyy! ¡aaaahhhhhh!- está hecho el viejo está dentro de su nena tanto tiempo añorando el momento y por fin está pasando, Casimiro se introduce más y más moviéndose, de adentro para afuera, despacio acomodándose, Marijo aprieta las caderas sus piernas están totalmente abiertas no las puede cerrar debe aguantar como buena amante las arremetidas del viejo.

Una y otra vez el viejo la tiene bien sujetada ella abajo no para de gemir, no para de deseo quiere sentir al viejo dentro de ella, quiere ser su mujer, Casimiro le hecha ganas la penetra fuertemente y ella grita se retuerce, el babydoll hace rato que yace en el suelo, la nena sudorosa está comenzando a cansarse el peso del hombre la agobia, además del leve dolor en su vaginal   

-Ven mi nenita vas a aprender a mamar- el viejo se acomoda en la cama Marijo abre los ojos, por primera vez ve una verga un miembro varonil, este está todo negro envenado y parece que palpita,

El viejo la acerca a su falo ella solo abre tremendos ojos al ver que el viejo quiere que lo introduzca a su boca, Marijo mueve la cabeza negándose, esa cosas se ve asquerosa, nunca se la meterá en su boca.

-¡aaahhhhhhh! Gime el viejo cuando restriega la cara angelical en su falo Marijo solo cierra los ojos dejando al viejo hacer lo que le plazca, la punta del pene está en sus labios ella no los abre no quiere albergar en su boca esa cosa, el viejo entonces le tapa la nariz, ella resiste pero al final termina por jalar aire, ahí aprovecha el viejo para mandarle guardar todo su garrote.

-¡aaaahhhh! ¡Qué boquitaaaaa! ¡aaaahhhhh! ¡chupaaaa Marijoooo! ¡chupa Marijooooo! ¡combiertete en mi hembrraaaaaa!- el viejo la tiene bien sujeta de los cabellos, Marijo nunca había escuchado que el viejo la llamara por su nombre eso le ha gustado, sigue chupando como el viejo le indica ya que el lleva el ritmo.

 Casimiro la suelta, la chica sigue el ritmo de las mamadas el viejo se acomoda en la cama mientras que Marijo sigue sin despegarse, su boca está llena de babas y líquidos de pene, la nena sube la mirada para ver que el viejo esta con las manos en la nuca disfrutando.

-Creo que lo hago bien, está gozando, podría acostumbrarme a esto, además que no sabe tan feo- la nena que hace rato juro no probar nunca, ahora quiere más y más incluso toma la verga con su manita, para masturbar al viejo, le gusta jugar con el pene, le gustó mucho la mamada.  

-¡aaaahhhhh! Saliste buena para las mamadas ¡aaahhhhhh! Ven aquí que vas a hacer que me corra- Casimiro la atrae subiéndola en su arrugado ser, ella se acerca para besarlo una vez más, esto lo aprovecha el viejo para volver a penetrarla.

Así una vez más los cuerpos se funden, ella arriba sintiendo las arremetidas del su abuelo postizo, el disfrutando del manjar que se le ofreció, los dos sudados, los dos unidos, gimiendo de deseo, gozando, moviéndose como uno solo.

De pronto la chica se levanta cabalga como la más experta vaquerita, Casimiro la mira desde abajo, sus pechitos se mueven delicioso, la nena se apoya en la panza para enterrarse con fuerza, quiere correrse siente el deseo de expulsar algo que desde que comenzó todo esto tiene atorado en su vientre.

-¡aaaahhhhh¡ ¡aaabueeloooo que pasaaaa¡ ¡aaaaahhhh¡ ¡que ricooooooo¡- la nena cae sobre Casimiro, el orgasmo ha sido mucho para ella, se ha quedado quieta, así que el viejo se levanta, y la acomoda levantando su trasero.

-tú te corriste nenita, ahora me toca a mí- por tercera vez el viejo la penetra, hace que clave su cabeza en el colchón, para comenzar a meter y sacar el viejo le da con fuerza aferrándose a sus caderas nalgueando fuertemente, haciéndole saber que le pertenece, Marijo siente dolor pero también gusto, le ha gustado que la trate duro pues al final de cuentas ella es de su propiedad.

Cada arremetida la hunde en la cama, el viejo está encima de ella y sigue la penetrada sin parar, la nena toma los barrotes de su cama y se aferra a ellos mientras siente sus nalguitas destrozadas por su hombre.

-¡aaaahhhh! ¡aaaahhhh¡ ¡me corrrrooooooooo! ¡aarrgghhhhhh!- el viejo se retuerce arriba, se corre en la jovencita, ella lo recibe gustosa, todo ha terminado, sudados y cansados, se abrazan, se acurrucan, afuera cae la noche, en la habitación los cuerpos descansan para quedar dormidos.

11 pm Doña Panchita junta sus cosas pues ha terminado su noche laboral, le fue bien vendió más que cualquier otro día, entra a su casa no se escucha ningún ruido camina al cuarto de su nieta pues su intuición le dice que ahí es donde debe ir primero.

-¡Que hiciste Casimiro!- se escucha en todo el cuarto, el viejo se encuentra fumando un cigarro desnudo abrazando a Marijo que viste el babydoll negro, la señora quiere golpearlo quiere sacarlo del cuarto y de su casa, pero es detenida por la nieta

-abuelita debemos hablar, por favor vamos a la otra habitación- un encierro de casi toda la noche, una plática larga y sincera, eso es lo que sucedió entre abuela y nieta. 

-nos vemos abuelita, mi amor te veo en la tarde- Marijo se despide con tremendo beso a Casimiro, en la casa ya nada es igual, Marijo paso a ser la dueña y señora pues ahora es ella la que duerme todos los días con Casimiro, él está feliz de disfrutar de tan hermosa nena, aunque sea solo por dinero pues él sabe que Marijo está con él solo porque le paga sus estudios, Pachita no está de acuerdo, ella es quien los escucha follar todo el tiempo, aparte de que Casimiro era su esposo, y Marijo es feliz, Casimiro le da todo y ella lo ahorra, quedan dos años de universidad, es solo cuestión de cuidarse y no salir embarazada del viejo, en cuanto termine sus estudios se larga, Marijo cree que fue una buena decisión entregarse al viejo sin él no podría dedicarse a estudiar sin comodidad.