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Descubriendo sensaciones (2): Comida y mamada

en Hetero: General

Después de la primera experiencia de Ricardo y Mery, en el parque, de la que disfrutaron de manera intensa de una masturbación mutua, hoy voy a relatar nuevas experiencias.

A los pocos días, a última hora de la tarde, cuando ya empezaba a anochecer, volvimos a nuestro parque a seguir disfrutando con las sensaciones que nos producen las caricias de nuestros cuerpos. Hoy Mery se ha vestido con una camisa blanca de hombros caídos con un bolsillo en la parte izquierda. Lleva dos botones desabrochados que dejan ver un collar en su cuello, pero que sólo permiten adivinar sus preciosas tetas. Lleva también una faldita corta de vuelo de color azul con lunares blancos, que está abotonada en la parte delantera, lo que la hace más provocadora. Sólo verla, dan ganas de follarla. Su vestimenta me permitirá tener un acceso fácil a su cuerpo, de una manera discreta.

Antes de sentarnos, nos besamos de pie y juntamos nuestros cuerpos todo lo posible. Sus tetas se aplastan sobre mi pecho y noto que parte de su calor se transmite al mío. Como si de un calor mágico se tratara, la temperatura de mi cuerpo sube de repente, produciendo una sensación de bienestar y deseo de que nuestros cuerpos se unan para formar uno solo. La visión de cómo viene Mery vestida, la proximidad de nuestros cuerpos y los besos, han sido más que suficientes para que mi polla esté ya enhiesta y meto la mano por el pantalón para recolocarla y que quede hacia arriba.

En el abrazo, nuestras caderas se echan hacia delante para que nuestros sexos entren en contacto, aunque nuestras ropas impidan que sea más íntimo. Yo soy un poco más alto, pero ella tiene las piernas más largas, de manera que mi pene erecto se apoya perfectamente en su vulva. Apoyo ambas manos en su culo y la atraigo hacía mí con fuerza, mientras restriego mi pene, moviéndolo sobre su sexo hacia la derecha y hacia la izquierda, hacia arriba y abajo. Estos roces, simulando que follamos nos resultan sumamente placenteros y acrecienta nuestro deseo de poseernos.

La agarro de las caderas y la giro hasta ponerla de perfil con su cadera apoyada fuertemente sobre mi pene. Para ser discretos, nos colocamos de frente a los arbustos, de manera que si alguien viene, verá fundamentalmente nuestras espaldas, aunque lo que hacemos no le pasará inadvertido. Esta postura mantiene mi polla en contacto permanente con ella y me permite acariciarla libremente por delante. Le desabrocho un poco la blusa para meter la mano y poder masajear sus tetas. Sin embargo, el sujetador está muy apretado y no me permite liberarlas por lo que me dice:

Espera cariño, espera, voy a solucionarlo

A continuación, se separa un poco de mí, echa sus dos manos a la espalda y oigo el clip que indica claramente que su sujetador se ha desabrochado. Con rapidez, echo la mano derecha hacia sus tetas para poder estrujarlas.

Tranquilo mi amor, tranquilo, no te apresures, espera un momento más, que va a ser mejor

Espero expectante y veo cómo su mano derecha se mete por debajo de la manga de su brazo izquierdo, hasta alcanzar el tirante del sujetador y tira de él. Cuando llega a medio brazo, hace un movimiento con el codo para sacar el brazo y el tirante queda libre. A continuación, repite la misma operación con el otro lado. Al momento, tira lentamente del tirante, para que yo lo vea bien y triunfante saca el sujetador entero por el brazo de la camisa.

Ves, ya está cielo, bien fácil. Ahora tienes acceso libre, puedes tocarme las tetas cuanto quieras, pero mucho más fácilmente

Asombrado por la facilidad con que se ha quitado el sujetador, cuando a mi me parecía que  habría sido necesario quitarse del todo la camisa, la beso intensamente en agradecimiento por tener ahora el acceso tan fácil. La noche se ha ido echando encima y disfrutamos de una cierta intimidad, ya que la farola más cercana no nos ilumina directamente y permanecemos en penumbra. Sin embargo, la luz que nos llega nos permite ver claramente nuestros cuerpos. Primero abro la blusa dejando abrochado el botón superior para no dar un espectáculo a los que puedan pasar y miro sus preciosas tetas. Mi corazón se acelera y mi deseo de acariciarlas es inmenso, de manera que las toco con mimo como si fueran a romperse. Paseo la mano por el contorno de cada una y las aprieto ligeramente para que a ella le produzca placer sin que llegue a la fase de dolor.

Que placer tocar esas tetas y esos pezones sin ningún tipo de impedimento. Sobo sus tetas y aprieto sus pezones durante un rato mientras nuestras respiraciones se agitan y nuestro nivel de excitación aumenta.

No te muevas, le digo y me siento dejándola de pie frente a mí.

Acércate más cariño, le susurro, hasta que su cuerpo se encuentra casi pegado a mí, de frente.

Qué tetas más ricas tienes, Mery, cómo voy a disfrutar comiéndotelas.

Claro cariño, son todas tuyas, haz lo que te guste que yo también lo disfrutaré.

A continuación, abro un poco la blusa para meter mi cabeza entre sus pechos oliendo y saboreando con placer su cuerpo. Con tremenda ternura ella coge mi cabeza y la mueve lentamente de un lado a otro para notar el contacto de mi cara y de mis labios en sus pechos. Cuando mi boca pasa cerca de cada pezón la cabeza se detiene unos momentos para darme tiempo a sujetarlo ligeramente con mis dientes y deleitarnos con unos momentos de succión sobre cada uno de ellos. Sus gemidos y mi respiración acelerada certifican los altos niveles de excitación que hemos alcanzado ya. Levanto mi mirada y veo que tiene los ojos cerrados, disfrutando. Después de un poco de tiempo le digo de nuevo

Espera otra vez, mi cielo, espera un momento

Abrocho un par de botones más de la blusa, por lo de la discreción, al estar en un sitio público y empiezo a desabrochar de abajo arriba los botones de su falda, dejando abrochados los dos primeros para que la falda se sostenga sobre sus caderas. Abro cuidadosamente la falda por los botones desabrochados y veo su pubis cubierto con una braguita blanca de algodón.

Que visión tan turbadora. No puedo sentir más emoción. Las braguitas tienen una parte blanca en forma de triángulo que sale de su entrepierna cubriendo su vulva que se marca perfectamente en la braguita. La tela se va ensanchando a medida que sube por su pubis hasta formar un triángulo que termina en una estrecha cinta de encaje que ligeramente por encima de sus caderas se une a otro triangulo blanco más grande que cubre su precioso culo. Estas braguitas dejan sus muslos completamente libres de ropa hasta la cintura lo que me permite observar la longitud y belleza de sus piernas desde una nueva perspectiva para mí.

Estas braguitas te quedan de muerte, cariño. Que placer poder observarte sin ropa tan de cerca.

En ese momento una pareja que viene hablando animadamente se acerca hacia nuestro banco. Cierro un poco la falda para que no se note lo que estoy haciendo pero mantenemos la posición fingiendo únicamente que estoy abrazándola con la cabeza apoyada en su vientre.

Qué vergüenza, mi amor, por poco nos descubren, dice Mery

No te preocupes, porque ellos también están buscando un banco y les da igual lo que hagamos

Han sido un par de minutos de tensión, pero el morbo de la situación ha hecho que no resultaran desagradables, sino que nos ha producido un ligero aumento de placer. Una vez que la pareja ha pasado, vuelvo a abrir la falda y veo con satisfacción que la parte de abajo de las braguitas están muy mojadas como consecuencia de los flujos que Mery ha ido segregando desde que empezamos. Le acaricio el pubis y paso mi dedo índice de arriba abajo marcando su rajita en las bragas que se pegan a la misma debido a la humedad. El paso de mi dedo separando algo sus labios vaginales produce un escalofrío en Mery que exclama en voz baja:

Por favor, cariño, cómo me gusta lo que me estás haciendo.

Doy unas cuantas pasadas más y todo el triángulo de la braguita se moja, debido al aumento de secreciones de Mery, cuyos gemidos han aumentado claramente de ritmo.

A continuación, cojo la cinta de las braguitas y tiro hacia abajo lentamente observando cómo van a apareciendo los primeros pelitos. No puedo evitar echar mi mano a mi pene para masajearlo un poco, ya que Mery está de pie y su mano no le alcanza. Menearme la polla mirando sus pelitos y su coño mojado a través de la tela me produce un intenso placer. Es la primera vez que toco mi polla mientras la miro y me está resultando enormemente placentero. Levanto la cabeza, le miro a los ojos y le digo

Qué riquísima estas Mery, qué visión más magnífica, qué placer verte así.

Claro cariño, disfrútalo, a mí también me gusta que me mires y me excita mucho que lo hagas. Y me encanta que te toques mientras me miras.

Abandono el meneo de mi polla y sigo bajando lentamente las braguitas. Así descubro un pubis de pelo castaño de rizado largo, que me produce un enorme deseo de poseerlo. Las braguitas parecen negarse a bajar, porque se pegan a su coño como si no quisieran liberarlo. Tiro un poco más fuerte y bajan del todo, dejando ante mí una visión perfecta de su magnífico coño.  Ante la visión de su chochito, hundo la cabeza entre sus piernas para oler y saborear su rajita y los jugos que está emanando. Abro ligeramente sus labios vaginales con los dedos y paseo mi lengua por ellos, de abajo arriba, llegando hasta el clítoris, que casi no toco. Repito la operación varias veces, paseando la lengua por todos los rincones de su coño abierto y a cada pasada Mery repite:

Qué gusto por Dios, qué gusto, no sé cuánto tiempo voy a durar sin correrme, creo que me voy a correr enseguida.

Dejo de lamer sus labios vaginales, me levanto y le doy un beso para que la presión baje un poco y permanezca más tiempo deseando correrse de inmediato. Me vuelvo a sentar, vuelvo a lamer su coñito que chorrea y enseguida me centro en su clítoris. En este crítico momento aparece por el camino un señor de mediana edad que viene solo.

Cuidado cariño, que viene un señor

Vuelvo a cerrar la falda, me apoyo otra vez en su vientre y le miro a la cara, para ver como se lo toma. El señor pasa despacio, pero nos mira descaradamente, torciendo su cabeza cuando empieza a pasar, hasta que se aleja.

Qué cerdo, dice Mery,  cómo nos ha mirado

Déjale mi amor, seguro que estaba recordando otros tiempos para él. Seguro que le habría gustado estar en mi lugar. Piensa en lo que puede haber disfrutado imaginándose lo que hacíamos y disfruta tú también con el morbo de tener un mirón.

Bueno, visto así podría resultar excitante

Dice Mery disfrutando con esa idea para el futuro.

Pasada la interrupción y habiendo bajado nuestro niveles de excitación, volvemos a la comida de coño. Vuelvo a recorrer de arriba a abajo varias veces todos los pliegues de su conchita, hasta recuperar la excitación anterior y luego meto el clítoris entre mis labios y succiono primero, varias veces, con suavidad y después con más intensidad. Mery aplasta mi cara contra su chochito, con una fuerza que casi no me deja respirar. Sigo succionando su clítoris, cambiando de intensidad y moviendo hacia un lado y otro para friccionar el resto de su sexo. Sus gemidos son ya continuos y me dice con voz entrecortada

Por favor cariño, ya no puedo resistir más me voy a correr

Casi sin terminar de decirlo suelta un

¡Oooooooh!

Profundo y duradero, mientras empieza una fuerte contracción que convierte el ¡ooooooh! en un grito de placer, que trata de ahogar, pero que sólo lo consigue en parte, pues es perfectamente audible en todo nuestro alrededor. Mery agarra nuevamente mi cabeza y no permite que se separe de ella, cuando todo su cuerpo se encoge hacia atrás para volver inmediatamente hacia delante. Toda ella sufre una serie de temblores y sus piernas casi son incapaces de sostenerla, por lo que la rodeo con mis brazos abrazando su culito y la sujeto con fuerza para que no se caiga. Después de unas cuantas convulsiones, recupera un poco el aliento y tira hacia mí para que me levante y nos damos un largo y profundo beso. Después me dice

Gracias amor, por este magnífico orgasmo que me acabas de regalar. Ha sido un placer tan intenso que creía que me derrumbaba. No sabía que podía sentir cosas tan profundas. El temblor ha sido maravilloso.

No me des las gracias Mery, chupar tu chochito, beber tu néctar y sentir tus contracciones y temblores me ha transportado a un nivel de placer verdaderamente intenso. Que mis caricias te hayan producido un orgasmo de este calibre me produce a mí tanto placer, que ya ha merecido la pena.

Ahora me toca a mí hacerte disfrutar intensamente, dice Mery, sentémonos.

Obedeciendo a Mery nos sentamos

Mery toca mi pene por encima del pantalón y comprueba que no puede estar más duro. Baja la cremallera del pantalón y libera a mi polla de su encierro. Cuando Mery la agarra con su mano y empieza a moverla arriba y abajo me transporta a otro nivel de sensaciones. Con mucho mimo, baja el prepucio y aparece un glande terso y reluciente, ya que lleva soltando un líquido incoloro y transparente casi desde que empezamos. Mery agacha su cabeza y recoge con su lengua ese líquido preseminal. Después, besa cariñosamente el glande y vuelve a sacar su lengua, recorriendo despacito todo sus rincones, produciéndome un auténtico escalofrío.

- Ay Mery, cómo me gusta lo que estás haciendo, ya imaginaba que esto sería placentero, pero no me imaginaba que lo fuera tanto.

Vuelve a menear mi polla de arriba abajo y yo siento que, con todas estas sensaciones, voy a estallar enseguida,

Tranquila Mery, no aceleres que estoy a punto de explotar.

Mery se detiene coge mi cara con sus manos y me da un largo beso. La tensión de mi polla se relaja algo y Mery vuelve a inclinarse sobre ella. Ahora lame con su lengua toda mi polla dando varios pases desde la base hasta el glande, aumentado nuevamente mi excitación hasta niveles elevadísimos. Mery se introduce todo lo que puede mi polla dentro de su boca y yo hago intención de introducirla más, pero mi polla le llega a su garganta.

 - Cuidado cariño, todavía no estoy preparada para una introducción tan profunda, ya llegará no te impacientes. 

Esto ha hecho disminuir un poco mi altísimo nivel de excitación, pero me permite alargar un poco más el proceso. Mery vuelve a introducirse la polla en la boca, pero sujetando la base con la mano. Mete y saca de su polla la boca, al mismo tiempo que su mano sube y baja, por lo que siento que la polla entera está en movimiento.

Por Dios Mery, siento un placer tan intenso que me voy a correr ya mismo. Ya viene, le remarco para que se prepare a recibir mi semen en su boquita.

En unos instantes, todos mis músculos se tensan y mi bajo vientre y sobre todo mis testículos se contraen fuertemente, impulsando mi semen hacia afuera y produciéndome un placer tan intenso, que me hace perder la noción de dónde me encuentro. Los mismos movimientos se repiten unas cuantas veces, para expulsar más semen, al mismo tiempo que lanzo un sonido ahogado para que no me oiga nadie.

Qué maravilla Mery, cómo me ha gustado

Mery se traga con placer todo mi semen, se relame, nos besamos y después de arreglarnos un poco, nos vamos del parque nuevamente de la mano y tremendamente satisfechos de nuestra nueva experiencia.

Gracias por haber llegado hasta el final. Espero que os haya gustado.