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Siempre hay una primera vez para… TODO.

en Trios

Soy un joven de 20 años y estoy dentro de ese grupo de jóvenes, que se cuida físicamente y cuida de la misma manera su aspecto. Desde hace mucho tiempo todo el mundo me echa más años, porque soy moreno y aunque me afeito con normalidad, tengo una barba cerrada. Mi estatura es de 1.84, pelo siempre corto o prácticamente rasurado. De complexión fuerte y desde que empecé la universidad más, porque para sacarme unos euros, trabajo en un gimnasio haciendo de monitor. Como hay momentos en que no hay prácticamente nadie en el gym, pues me pongo a hacer mis ejercicios habituales.

Mi vida personal y sobre todo sexual, hasta no hace mucho estaba dentro de lo que denominare normal. Algún rollete con alguna chica de mi edad, un par de años arriba un par de años abajo. Nunca nada serio. Tenía mi grupo de amigos de toda la vida y desde que entré a trabajar en el gym, hice otro grupo de amigos muy diversos, de distintas edades, profesiones y condiciones personales.

Este grupo eran todos bastante mayores que yo y todos hombres, porque la mayoría de las mujeres venían por la mañana, así que lo de ligar, nada de nada, bueno, aunque alguno quiso ir un poco más allá de lo que a mí me gusta y muy diplomáticamente rehusé alguna que otra “invitación” pero sin movidas raras por ello.

Antes de continuar, mi nombre es Manu, como es lógico fui haciendo bastante confianza con un grupo en concreto, gente sana y agradable. Fuimos a correr en grupo a algún evento de carreras populares, maratones… luego nos tomábamos unas cervezas y como ellos estaban casados, se iban con sus familias y yo con la mía, que era una familia normal. Luego con el grupo de mis amigos y si por lo que fuera no cuadrara el día, acababa en la casa de mi mejor amigo Alfonso, que estudiábamos juntos y era un poco por no decir un mucho, vago, su deporte era la consola. Siempre tenía la última.

Su familia era una familia que estaba bastante bien, vivían en un chalé en una buena zona. Tenía dos hermanas más pequeñas que él y los padres eran amables y cautivadores, aunque eran los únicos padres de mis amigos a los que había que tratar de usted.

Su padre se llama Raúl 55 años y su madre Mirian 43 años, una de las hermanas pasaba los 18 y se llama Belén y la pequeña que pasaba los 17 se llama Laura. Me hacía gracia la pequeña porque desde siempre se quedaba embobada mirándome, su hermano y yo sabíamos que le gustaba, pero no entraba en mis pensamientos.

Logre convencer a Alfonso para que se uniera a un equipo de futbol que estábamos haciendo los del gym y nos faltaban personas de confianza y que fueran personas de buen rollo o como decía uno que había con buena onda. El caso que acabamos haciendo un buen equipo, no porque ganáramos mucho, sino porque nos divertíamos mucho. De ese grupo hice mucha amistad con Santi que tenía 44 años, alto como yo y muy deportista, físicamente estaba hecho un chaval. A este hombre nunca le olvidare porque marco mi vida y me la hizo ver de otra manera.

Esta buena amistad nos llevó a comentarnos asuntos más privados, pero sin llegar a ser nada de intimidades. Advertí que cada vez estaba como más extraño conmigo. Quise salir de dudas y le pregunté por la sensación que me daba y me dijo que mejor lo hablábamos en otro sitio y sin gente. Quedando al día siguiente antes de entrar en el gym. La conversación no tuvo desperdicio y aunque yo me esperaba varias cosas, nunca lo que me conto.

- Manu te estarás preguntado desde ayer a que tanto misterio y que es lo que me sucede.

- Pues va a ser que sí, pero antes de que puedas decir algo que enrarezca nuestra amistad, no te ofendas, pero no me va la “carne”, soy más de “pescado”

- JAJAJA, no va por ese lado.

- Pues me quitas un peso de encima, entonces puedes contarme lo que sea, que ya estoy más tranquilo.

- Seré directo, que es como me gusta ser. Espero poder confiar en ti y que lo que te voy a decir quede en nuestra privacidad.

- De nosotros no saldrá, por lo menos por mi parte.

- Mi mujer en unos días cumple 40 años. Una fecha muy especial para cualquiera, pero más para una mujer y quiero hacerla un regalo que nunca olvide.

- Ahora no te pares, cuéntame el regalo. Aunque si es para que te dé mi opinión, no suelo ser muy bueno en eso de elegir regalos y menos para una mujer de 40 tacos, que es el doble de los que yo tengo.

- El regalo serias tú.

- ¿Cómo que yo?

- Si, tu. Llevo fantaseando mucho con mi mujer el introducir a una tercera persona, no te asustes, solo para ella. Aunque nunca hemos llegado a rematar, porque a ella le da en el último momento mucho reparo y porque siempre encuentra alguna pega en el hombre que elegimos.

- Santi, me dejas desconcertado, no sé si es una broma y ahora me van a salir los de la tele, con el ramo de flores y el muñeco de INOCENTE, INOCENTE.

- No es una inocentada, te doy mi palabra, es real lo que te digo, aunque también te digo, que lo mismo aceptas y luego mi mujer dice que no, que es la que tendría la última palabra. ¿Qué te parece?

- Pues me parece una locura, que, aunque he leído alguna historia de ese tipo en internet, siempre he pensado que era algo inventado o casi leyendas urbanas. Y poco más te puedo decir, es que no sé. Pero ¿Por qué yo? Es que no lo entiendo. Es que como tú dices, lo mismo no le gusto, pero es que lo mismo y no te molestes, ella no me gusta a mí.

- Eso ultimo ya lo he sopesado. El elegirte a ti es porque reúnes los cánones que a mi mujer le gustan. Alto, moreno, fuerte, con su “tableta”, pelo corto, simpático, agradable, eres guapo y con esto no te confundas, pero hay que reconocerlo y tampoco te enfades por lo que voy a decir, porque se te ve bien dotado.

- Eso lo imaginaras tú, porque no me has visto…

- Si en estado normal lo tienes así, no quiero pensar cómo será cuando este para el “ataque”

- Que me corta mucho hablar de mi rabo, con un tío. Perdona que te diga.

- Te parece que te mande a tu correo unas fotos de mi mujer y ya me dirás.

- No me comprometo a nada, a excepción de que no comentare a nadie nada de esta conversación tan surrealista. Porque te veo tan pancho que alucino.

- No te equivoques que estoy muy nervioso, que no todos los días voy haciendo proposiciones de este tipo, entre otras cosas porque si mi mujer se enterase me tendría que hacer el harakiri y no bromeo. Pero te mando las fotos y me dices lo que sea, con total sinceridad. Piénsatelo y vámonos al gym.

Esa tarde en el gym no di pie con bola. Por más que lo pensaba no me lo terminaba de creer, sobre todo viniendo de Santi de un hombre como ese, con una profesión tan importante como tenia, el resto de la tarde estuve “amontonado” no daba crédito a lo que me había sucedido. A mí un chaval, porque era un chaval, con una vida normal, eso sí quitamos algunos pensamientos, que nunca me había sucedido nada fuera de lo normal. Increíble, sencillamente increíble. Hasta cuando llegue a mi casa todos me preguntaron si me pasaba algo que traía mala cara, limitándome a decir que me había dado un tirón el cuello y que con un poco de descanso se me pasaría. Que cenaría y me iría a la cama.

Como decía mi madre cuando algo extraño y fuera de lo habitual le sucedía, “que mal cuerpo me ha quedado” pues así me sentía yo. No me lo quitaba de la cabeza, como un hombre de su posición podía querer entregar a su mujer para que se la follasen, porque al final era eso. Cene y no me espere, di las buenas noches y me fui a mi habitación. Encendí el portátil para poder estar más cómodo y me recosté en mi cama.

Al abrir mi correo, veo que me ha llegado un e-mail y que en el chat del mismo correo Santi está conectado y me ha puesto que cuando lo vea le diga algo. Estaba lleno de dudas, curiosidad e intriga. Veo las fotos de la que dice que es su mujer. Me esperaba fotos desnudas o de tipo sensual, pero muy lejos de esa realidad. Eran fotos de su mujer, bastante normales. Imágenes con vestidos de fiestas, de copas con amigos. La primera impresión era de ser una mujer muy guapa, muy atractiva, muy cuidada y en todas sonriendo, lo que decía mucho de ella. Se le intuía un buen cuerpo, pero no pondría la mano en el fuego. Me comuniqué con él y fui comedido en mi comentario, un simple…

- He visto las fotos y tienes una mujer guapa y sonriente, es muy agradable a la vista

- ¿No te ha gustado físicamente?

- Muy guapa, lo que se intuye, parece que está bien.

- ¿Qué solo se intuye? Espera y veras.

No sabía que esperar, ya me podía espera cualquier cosa de Santi. Hasta qué punto llegaría no podía saberlo y por ese motivo, empecé a pensar en cómo salir de ese atolladero, sin hacer daño, sin molestar y tratando de quedar como amigos, aunque intuía que sería difícil, pero por la parte de él. Me llego otro e-mail y no lo había abierto cuando ya me estaba preguntando qué opinaba ahora.

No le conteste, quería hacerlo una vez viera lo que me mando. Eran imágenes que por la fecha eran del último mes de agosto en la playa. Eran fotos en bañador y en bikini de su mujer. Era todo un cuerpazo. Las tetas un poco caídas pero empitonada, ahora sí que mi vista se alegraba. Dos fotos fueron las que más me impactaron, una que estaba agachada de frente, poniéndole crema a un niño, viéndose perfectamente el volumen de ese par de tetazas. La otra era más o menos la misma posición, pero desde atrás y haciendo lo mismo con una niña, dejando ver un vistoso culo, ni grande ni pequeño, lo justo.

- Ya está todo visto y antes de que me preguntes, tienes una mujer 10.

- Bien, bien, que alegría que me das. ¿Y ahora?

- No lo sé, por si acaso tenía pensada una excusa, por si no me gustaba tu mujer. Pero si, me gusta, a quien no le iba a gustar. Pero le veo muchos peros.

- Cuéntame esas pegas.

- Nunca he estado con una mujer de esa edad. No es que me asustes, pero seguro que no tenemos la misma experiencia y tampoco se sus gustos, sus límites, es complicado y mi experiencia, aunque no es poca, seguro que no es la misma que la vuestra.

- Los gustos de ella son muy “variopintos”

- Te temo, que es eso de “variopintos”

- Mi mujer una vez que está en “acción” no tiene límites. Lo que le gusta es muy sencillo, le gusta… TODO.

- Pero ese todo que es muy amplio. Así que concreta.

- Le gusta el sexo oral, darlo y recibirlo, el 69 le priva. El sexo anal igual, pero eso sí, primero tiene que estar muy cachonda. Le priva el sexo intenso.

- ¿Qué es el sexo intenso?

- Que la azoten, sin pasarse, un punto de rudeza y que la follen embistiéndola fuerte, empotrándola.

- Algo más que debiera saber.

- Principalmente le motiva y le excita a tope, que la “dominen” y que le hablen de forma “sucia” que no hará falta decirte lo que le gusta oír.

- No, no… está todo muy claro.

- Medítalo esta noche y mañana a ser posible me respondes, que su cumpleaños es ya mismo y si dices sí, tengo que preparar muchas cosas.

Menos mal que no me podía ver, porque estaba temblando, con la boca seca. Una vez que termine de hablar con él, me quede hasta la madrugada, leyendo relatos de ese contenido, blog de cornudos y eso de hablar de forma sucia. De tanto leer me puse cachondo, me hice varias pajas y ya la idea no me aterrorizaba tanto, empezaba a verlo de otra manera. Si decía si todo dependería de lo que ella decidiese y de mis nervios, que me daba pánico si al final hacíamos algo de no estar a la altura o de tener algún gatillazo, aunque también me daba cuenta de que nunca me había sucedido y que tenía bastante aguante, que, en más de una relación con alguna chica, me llegaron a decir si es que no me gustaban por lo que tardaba. Mañana hablaría cara a cara con él.

Como tenía previsto, esperaba a ver a Santi, para tener una charla cara a cara y tratara de aclararme alguna duda que me había surgido desde el día anterior. Creía que no llegaría, porque ya estábamos terminando y esa tarde no había aparecido, lo hizo cuando salía del gym, estaba esperándome y nos fuimos a un bar.

- Después de lo de anoche, ¿te queda alguna duda?

- Si, claro que sí. Por ejemplo, como haremos o como harás para que se la “situación”.

- Ese día no tendremos niños en casa. Lo tengo previsto de dos maneras. Vienes a traerme unos documentos a mi casa como si fueses de mi oficina o nos hacemos los encontradizos en algún sitio, después de cenar con mi mujer. Para mí lo mejor la primera opción.

- Pues yo prefiero la segunda, la primera no me hace nada de gracia.

- ¿Por?

- Por muchas cosas, pero principalmente porque si tomando algo, tu mujer y yo no nos gustamos, no digo físicamente que está muy buena, lo digo como personas, pues es más fácil y menos cortante la despedida.

- Como tú te sientas más cómodo y que decimos que trabajas en el mismo sitio.

- No, nada de eso, ni cambiamos nombres ni nada de eso. La verdad que soy el monitor del gym, que estamos en el mismo equipo de futbol, etc. Así no me pillan en ninguna mentira y no estoy en tensión para no meter la pata por equivocarme en algo, que ya estaré bastante nervioso por la situación en sí.

- Pues que sea así.

- Estando de acuerdo en todo, cuando es el día X.

- El día X es mañana.

- ¿Mañana jueves?

- Si, mañana.

- Creía que sería en fin de semana y no tan pronto. Anda que lo has avisado con antelación.

- Por eso he llegado tarde, he ido a casa de mis suegros, para que mañana se quedaran con mis hijos, con la excusa de darle una sorpresa a mi mujer.

La continuación de la conversación fue tomar unas ideas así por encima de cómo se podía hacer. Sin especificar mucho, porque no sabíamos la reacción de su mujer. La parte principal, que yo estaría en un lugar de copas entre las 23:30 y las 23:45 del jueves. Nos encontraríamos, seria Santi quien se diera cuenta de mi presencia y la otra parte principal, sería que los tendría que dejar solos, para el hacer un tanteo a la mujer. Que él me haría una seña, para avisarme de cuando los tendría que dejar solos.

Al terminar de cenar, me acosté más rápido de lo habitual. Me depile los genitales, que me gusta llevarlos sin un pelo y mientras pensaba en la conversación. Porque en las fotos se veía a una mujer muy normal, con sus hijos, no sé, me sorprendía lo que me había contado Santi sobre sus gustos. Que lo ponía todo en cuarentena, porque no me fiaba todavía mucho. Por eso no quise aceptar la primera opción de ir a su casa, no fuera a ser que me llevara una “sorpresa” encontrándomelo solo.

En mi casa dije que había quedado con compañeros de la universidad y que lo mismo no venía a dormir o regresaba tarde. Me arreglé cuidando muchos los detalles de mi vestuario, dude entre afeitarme o no y me quede con la barba de dos días. Cené en mi casa y medí bien los tiempos, para llegar a las 23:45. Era un sitio que no conocía ni de oídas.

Al llegar ya me llamo la atención la entrada. Me pare y observe, casi todos los que entraban eran parejas de 40 o más. Había un hombre en la puerta recibiendo a la gente que llevaba como una levita. Me daba palo llegar y que no me dejasen entrar, no por mi vestuario, que iba perfecto, si no por ir solo o por ser joven. Que es que en el rato que estuve observando ni un hombre solo.

Me animé yo solo y para allí que fui todo convencido. Justo en ese momento echaron para atrás a dos de menos de 30, pero rápido oí que era por llevar deportivas. Al llegar me dio las buenas noches y me abrió la puerta. Entre como si hubiera sido una victoria, que tontería, pero tuve ese sentimiento.

No hice más que llegar a la barra y una mano me agarro el hombro, era Santi que me saludo con demasiada vehemencia. Me hizo acompañarle y me presento a su mujer, por fin sabría su nombre, se llamaba Nuria. Habíamos quedado que fuera un poco descarado en la presentación, cuando le diera los dos besos de rigor, pero me quede alelado, ni parecido con las fotos, estaba muchísimo mejor y su mirada me desarmo, una mirada profunda y directa, mis besos fueron de lo más normales.

Llevaba una blusa con trasparencias, que se veía el sujetador y lo más que me impresiono, fue que sus tetas se veían mucho más voluminosas, nada de caídas, seria por el sujetador. Iba a ser difícil mantener una conversación con esa mujer, que para mí era inalcanzable y que mis ojos no estuvieran mirando todo el tiempo semejante par de tetas. Al decir Santi que era monitor de gym, ella se interesó y empezó a preguntarme sobre ejercicios, para mantener los brazos duros, que no se queden descolgados, para las nalgas tenerlas duras, la barriga y así se desarrolló la conversación.

Estaba muy a gusto y cuando la conversación decreció un poco, como los asistentes bailaban, les dije que no quería enturbiarles la noche, que me iba para que pudieran bailar y Nuria fue la primera que me respondió para decirme, que no sabía porque habían ido allí, porque su marido era como una escoba bailando. Santi me pregunto si yo bailaba, que él ya sabía que sí y me dijo que porque no bailaba con su mujer. Nuria nos miró a los dos y a su marido no de muy buenas maneras. Para sacarle del atolladero me levanté y dije que, por mi encantado, Nuria apretó su cara y se levantó.

Llevaba una falda de cuero negra, por encima de sus rodillas y le hacia un buen culo. Ya me tenía medio empalmado. A pesar de mi juventud soy una persona muy segura de sí mismo, pero en ese momento tenía que controlar mis nervios. Algunas de las canciones que sonaban, que eran muy lentas, no las había oído en mi vida, ni me sonaban.

No bailábamos muy pegados, lo normal. Me llegaba su olor, un olor suave al jazmín y a rosa, casi no se notaba, pero me resultaba maravilloso para mi olfato. Poco a poco me fui envalentonando y pegándome más a ella. Lo hice lentamente pero seguro que se tuvo que dar cuenta y más cuando mi rabo se empalmo del todo. Porque ella con los tacones era igual de alta que yo. No sabía si aguantaba por guardar las apariencias, si lo hacía por gusto o por cualquier otra cosa.

Pero su “indiferencia” me hizo avanzar más. Bajando poco a poco mis manos y rozando con un dedo más bajo de su cintura. Pudiendo notar un culo duro. La luz, o mejor dicho la falta de luz hacía que siguiera, hasta tocar suavemente con mi mano una de sus nalgas. Sin esperárnoslo cortaron la música, porque iba a haber una exhibición de baile. Nos volvimos a nuestro sitio sin hablar. Santi me hizo la seña y me fui al WC. Lo que no habíamos quedado era en cuanto tiempo tenía que estar allí, un fallo. Me lave las manos lentamente, luego las puse dos veces en el secador de pared y regrese con ellos. Se levanto Nuria y fue ella al aseo. Quise saber si se había enfadado su mujer o que le había dicho.

- Me quedo, me marcho, ¿Qué ha dicho tu mujer?

- Le has caído bien. Pero tenías que haber intentado algo, no digo nada extremo, pero si haberte pegado más, susurrarle algo. Que ya me ha dicho que te has comportado muy bien. Que eres buena gente. Si bailáis otra vez, lánzate un poco más. Que lo único que puede pasar, que se enfade y yo me haga el ofendido.

- Es que no lo tengo claro, pero ya veremos.

Seguían con la exhibición y mientras los tres hablábamos, Nuria se interesó más por saber cosas de mi. Presentía que me “interrogaba” para saber si en verdad era amigo de su marido. Para quitarles las dudas, con una excusa saque mi móvil y les enseñe las fotos que nos hicimos, preguntándole a Santi, que como eran muchas que cuales quería. Eran fotos donde estábamos todo el equipo y entre los que había, estaban conocidos de su mujer, eso pareció que la tranquilizara y riéndose me pregunto que, hacia un chico de menos de 30, con esos “abuelos”, salí en defensa de mis amigos y le dije que la edad no importaba que lo que importaba era la actitud, ella riéndose me decía que había mucha diferencia entre uno de más o menos 27 y su marido 44. Que 17 años se notaban. Me reí y le pregunte qué porque decía que tenía 27 y ella me decía que no se solía equivocar, no quise sacarla de su error y como vi que ya había acabado la exhibición la invite de nuevo a bailar, no me contesto, se levantó y le dijo a Santi, que lo dejábamos solo.

Esta vez iba con más seguridad y mucho más resuelto. Nada más abrazarnos para bailar, la apreté hacia mí, estábamos tan apretados que no corría el aire entre nosotros. Ella no tomaba ningún tipo de iniciativa, se dejaba querer, yo si hacía y ella no se oponía, no es que me pasara haciendo nada escandaloso, pero si más de lo que se debería hacer con una mujer casada y no siendo la de uno. En algún momento me dio el presentimiento de que aguantaba la respiración, pero no podría afirmarlo.

Pase mi boca muy cerca de su oreja, aunque su melena me impidió que el contacto fuera más directo, igual que me paso con su cuello. Entre la melena, mi nerviosismo y lo cachondo que estaba, soy consciente de que no lo hacía muy bien, se podía mejorar. Quise insistir y antes de acabar la música, Nuria se plantó y dijo de irnos a la mesa. Supe que se había acabado la noche. Al sentarnos la primera que hablo fue ella.

ELLA- Estoy cansada de estar aquí, mejor paga y nos vamos para casa.

EL- Si todavía no es tarde, si te aburres de este sitio vamos a otro.

ELLA- Que no Santiago, mejor vámonos para casa.

YO- Ha sido muy agradable el encontrarnos y contigo bailar se hace muy fácil. Te felicito de nuevo por tu cumpleaños y a ver si nos encontramos en otra ocasión.

ELLA- Si quieres puedes venir a nuestra casa y tomamos la última, ¿No te parece Santiago?

EL- Manu con las mujeres no se discute, vamos a tomar la última.

Santi y yo, sin decirnos nada “bullíamos” se nos pasaba de todo por nuestras cabezas, aunque lo mismo nos llevábamos una sorpresa y luego nos quedábamos con el calentón. Fui en el coche con ellos y hablamos todo el camino él y yo, ella tarareaba una canción que sonaba en la radio del coche. Le hice alguna pregunta y contesto ariscamente, ya bullía menos, porque la veía más fría.

El trayecto transcurrió sin mucho más que contar. Desde el garaje a su casa silencio, Santi con la cabeza baja, su mujer mirando la frente sin pestañear y yo arrepintiéndome de haber dicho si, a ir a su casa. Pero no había como escaquearse de ese momento tan “idílico” con un matrimonio que me doblaba la edad. La entrada fue “espectacular”, ella entro primero, detrás yo y el ultimo Santi. Su mujer sin girarse dijo que le pusiera una copa que ahora volvía, se fue por un pasillo a oscuras y nos dejó plantados.

Santi me hizo pasar al salón de la casa, encendió las luces y se puso a preparar la bebida. Estaba más nervioso que yo, a pesar de ser mayor, me hablaba, preguntando, contestándose el mismo y afirmando cosas. Como seguro que esta excitada, que querrá. Para decir a continuación, lo mismo es que ha querido ser amable y nada más. No paraba de moverse y me dice muy serio, que, si su mujer se cambiaba de ropa, es que quería “tema” que le gustaba ponerse muy “sexi” para esos momentos. Me volvía loco, pero me venía bien, porque veía todo tan caótico que se me pasaron los nervios.

Nuria apareció vestida de la misma manera, para disgusto de su marido. Aunque me fije bien y llevaba un botón más, desabrochado de su blusa y parecía que se le marcaban más los pezones. La cara de perro que traía en el coche la cambio por una sonrisa cálida. Se sentó justo de frente. Al hacerlo y cruzar las piernas, pude ver nítidamente, que llevaba medias, nada de pantys, quedándole la falda más subida y apreciando unos buenos muslos. La diferencia es que ahora me daba igual que me pillara mirando sus piernas.

La conversación volvió a ser sobre los ejercicios, para endurecer las distintas partes del cuerpo. Con el silencio más absoluto de Santi. Creía que me provocaba, diciéndome, que si en un sitio u en otro, tocándose ella, tenía la piel, flácida o blanda. Hasta que después de decirle varias veces que no lo veía como ella, me dijo, mira toca. Como no me decidí o más bien no me atreví, ella se levantó se acercó a mí y entonces si toqué, tenía unas pantorrillas duras. Seguí con mi mano para arriba y sus muslos los encontré igual de duros. No me atreví a más y lo dejamos ahí, con comentarios míos sobre lo bonitas que tenía las piernas.

Pusieron música como la que habíamos estado bailando y esta vez tome yo la iniciativa, diciéndole a Nuria de bailar. Nos colocamos delante de su marido, pero resultaba incomodo por culpa de la alfombra, que no dejaba que nos moviéramos mejor, sobre todo a ella con sus tacones. Me dijo de ponernos donde no había alfombra, que era justo detrás de donde está sentado Santi. Sobre el suelo de parque bailábamos mejor y yo estaba más relajado sin su marido mirando.

No había terminado la segunda canción, cuando mis dos manos estaban acariciando su estupendo culo, sin encontrar ningún tipo de impedimento. Mis manos bajaron más, hasta meterse debajo de su falda, las subí y esta vez tocaba su culo sin nada de por medio. En ese momento Nuria se me quedo mirando y cuando me di cuenta nos comíamos la boca sin Santi enterarse e hice un descubrimiento, la muy puta se había quitado las bragas y estaba mojada hasta decir basta. Después de tocarla muy bien, quise comprobar lo ricas que eran sus tetas. Eran voluminosas, no tan duras como una de 18, pero mucho más apetecibles. Quise saber si era verdad lo que me había dicho Santi.

Cogí uno de sus pezones y lo apreté con distinta fuerza, lo único que hizo fue apretarse más a mí y morderme el labio inferior, cambiando su intensidad con la misma que yo apretaba su pezón. Cambio para morderme la oreja y me dijo muy suave, hora te toca a ti, tú mandas. No sabía que quería decir y se fue a sentar junto a su marido y yo empalmado al mío. Veía frente a mi a una tía super buena loca porque me la follara y a su marido, amigo mío con cara de “lila” esperando que su mujer quisiera ponerle los cuernos. A qué coño estábamos esperando.

Ante los ojos atónitos de ellos, sobre todo de Santi. Sin incorporarme me desabroche el pantalón, me baje la cremallera y me saque mi rabo empalmado. Incoherentemente Santi, de manera ofuscada, me reprochaba mi actitud, con muchos aspavientos, hasta que de forma “chula” le hice callarse diciéndole que esto no era para él, agarrando con una mano mi rabo, le decía que era para una boca más exquisita que la suya.

Nuria con cara de cachonda se levantó rápidamente y empezó a mamarme el rabo y me pajeaba sin parar. Era una maravilla lo que, hacia esa cuarentona con su boca, que manera de devorar mi rabo, ninguna me lo había hecho así, que barbaridad, era un desenfreno.

Era tal el subidón de placer que estaba teniendo, que me recosté sobre el sillón, dejándome invadir por las sensaciones que me estaba produciendo esa boca. Mi concentración era tal, que no me entere de cuando se cambió su marido de sitio para vernos mejor. Ahora ella tiraba insistentemente de mis pantalones, levante un poco mi culo y me quito los pantalones y la ropa interior de una forma más rápida que cuando me los quitaba yo, que arte tenía la tía.

Estaba en desventaja, estaba desnudo de cintura para abajo y ella vestida. Quise desnudarla y no me dejo, prefería que fuéramos a la cama y así lo hicimos. Me termine de desnudar el primero y me tumbe en la cama, Nuria como una gata vino sonriendo y se puso de rodillas sobre la cama, dejando una imagen XXX viendo sus tetas colgando. Me empezó a besar suavemente y de manera dulce en mis labios y cuando trataba de besarla se apartaba, hasta que se lanzó a darme un morreo salvaje.

Quería ver si era mucha mujer para mi o no. Hice que se tumbara y descendí lamiéndole el cuello, luego pase a sus tetas, que me “mareaban” y al lamer y morder sus pezones, al tenerlos en mi boca, le saque los primeros gemidos, daba la impresión de que se contenía y también porque su marido me conto que era muy escandalosa, como mal hablada, pero de esa faceta no se sabía nada de momento.

Tenía ganas de llegar abajo y me fui a lamer y besar su bien torneada tripa, aunque el olor que me llegaba de su coño me embriagaba, no quise ir corriendo, iría con calma. Pero ella tenía otras intenciones, porque mientras me acariciaba la cabeza, con mucha suavidad me empujaba para que fuera más abajo.

El empezar a comerme su coño, para mí era un manjar, su coño tenía más pelo que otras amigas mías, pero me daba igual, estaba riquísimo. Mi lengua se volvió loca, lamiendo por todos los sitios. Supe que no lo hacía mal cuando los gemidos de ella aumentaron de forma llamativa. Santi se animó, porque la llamaba puta, que se estaba follando aun jovencito, que si no le daba vergüenza y ella de manera brusca le dijo que se callara. El seguía a lo suyo y no paraba, pellizcándole los pezones.

Santi sabía bien como hacer que su mujer se pusiera cachonda, porque, aunque protestaba no paraba de retorcerse.

EL- Manu métele también los dedos en su culo, que eso pone fuera de sí a esta puta, ¿verdad amor? Venga díselo, que ya no puedes ocultarlo, que ya sabe lo puta que eres, aquí dejándote follar delante de tu marido.

Llevaba ya un buen rato provocando a su mujer y esta aguantaba de una manera paciente, manteniendo la boca cerrada, salvo cuando emitía algún gemido. Pero se debió de harta porque cambio su “registro”

ELLA- Todavía no me lo he follado, pero me lo voy a follar en tu cara, nenaza, que vas a dejar que me follen. Voy a dejarle que se corra dentro de mí y luego tú me lo limpiaras.

El- Ya era hora de que se follaran a la furcia que tengo. Que eres una calienta pollas.

ELLA- Cállate ya cornudo que te vas a enterar.

Nuria se corrió en mi boca, diciendo lo bien que lo hacía y llamando cabrón a su marido. Menuda pareja de pervertidos pero que cachondo me ponían. Se la metí despacito mientras ella gemía pidiéndome que no fuera tan lento, una vez que se lo metí como quise y estando mi rabo todo dentro, comencé a bombearla suavemente, pero subiendo de forma progresiva el ritmo. Logrando que sus gemidos fueran creciendo.

Por como gemía y gritaba sabia que la estaba follando bien, se me quitaron todos los miedos y complejos de no poder con una mujer de ese calibre. En ese momento fue la primera vez que vi el rabo de Santi, que no estaba mal, no era como el mío, pero tampoco era pequeño. Se puso de rodillas junto a la cabeza de su mujer y el clavo el rabo en su boca. Comiéndoselo ella con toda la glotonería del mundo y el en agradecimiento, pellizcaba sus pezones tirando de ellos para arriba y provocándole a su mujer movimientos del todo el cuerpo.

Todo eso, el ver a un apareja así, me hacia ponerme mas cachondo y por eso empecé a bombearla con mas rapidez y fuerza, consiguiendo que Nuria se corriera, pero esta vez se le oyó menos al tener el rabo de su marido en la boca. Santi gimió fuerte y se corrió en la boca de su mujer, que no desperdicio nada y quiso darme un beso a mí, pero no me deje, me dio reparos besarla con la corrida de su marido en la boca y se echo a reír.

Seguí follándomela con ganas y notaba que me iba a correr y se lo avise, ella me abarco con sus piernas y me corrí gritando de lo cachondo que estaba, teniendo un “corridón” exagerado. Santi se acercó a mí, me toco mi espalda desnuda y me dijo que lo había hecho muy bien, con mucho tacto y aunque yo hubiera seguido, me aparto. Me tumbe junto a Nuria que me empezó a besar y de pronto note, como cambiaba la forma de comerme la boca y mire viendo a Santi comiéndole el coño, coño que estaba lleno de mi corrida que había sido abundante.

Absorto estaba viéndole cuando Nuria me pidió que le metiera el rabo en su boca y me hizo otra mamada única, se marido hizo que se corriera y no dejo de mamarme hasta que me descargue de nuevo y ella se lo trago todo, hizo lo mismo que me quiso hacer a mí, atrajo a su marido y se dieron un beso largo y muy efusivo. Quisieron que me quedara a dormir con ellos, pero como eso no había entrado dentro de mis planes, me marche, porque también me había desbordado un poco todo lo vivido y experimentado esa noche.