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Carito, ganar o ganar

en Sexo con maduros

Un torbellino de ideas cruzaban mi mente, hoy me había vendido; hoy había descubierto el sexo, los orgasmos, el placer, el dolor mezclado con deseo; hoy había cedido a los deseos de mi jefe 20 años mayor, sin siquiera poner reclamo o discusión; hoy había conocido parte de mi sexualidad que desconocía por completo.

Estás silente – dijo mi jefe con esa voz grave que me desconcertaba cada vez que me cuestionaba algo, solo atiné a volver mi mirada y sonreír, y se mantuvo el silencio.

Las casas del sector eran cada cual más hermosa y grande que la anterior, ni en mis sueños más fabulosos de niña hubiese podido imaginar semejante belleza, este tipo pertenecía a mundos distintos del mío, mi mente comenzó a vagar por mis recuerdos en el orfanato y en como soñaba vivir en una casa grande y con piscina.

 

Carolina, Carolina, Carolina, despierta, ya llegamos – cinco minutitos mas, por favor – Carolina, despierta

Y si hace un par de horas atrás pensaba, en lo impropio que era para una señorita de bien, vivir en un departamento de lujo en un barrio acomodado, gratis. Ahora me daba cuenta que el departamento que para mí era lujoso, para Sebastián era una casa de muñecas en comparación a la mansión que veía ante mis ojos.

Era de esas típicas casonas que deben tener como 15 criados para mantenerla limpia, estilo casas canadienses pérdidas en un bosque, con un acceso entre ripio y cemento iluminado por lucecitas tenues que te dejaban a la derecha de una piscina casi olímpica que hacía que la noche se iluminara como aurora boreal, y para rematar, una vista la ciudad de Santiago que debería aparecer en alguna revista de turismo.

La puerta se abrió y me dio la mano para bajar, y me di cuenta que aún tenía semen entre misma piernas y que había manchado el asiento del deportivo de mi jefe. Se dio cuenta y me dijo -  descuida mañana Alfredo lo limpiara - ¿Alfred? ¿Eres Batman?

La carcajada irrumpió la noche, mientras me cubría con su chaqueta y me llevaba de la mano a la puerta de entrada

Calcule que ocho Carolinas entrabamos una al lado de la otra en la puerta. Ni siquiera alcanzo a estar a dos pasos de la puerta y se abrió suave sin emitir ruido, y un buenas noches don Sebastián, buenas noches señorita, me sorprendió.

Buenas noches Alfredo, la señorita Carolina será nuestra huésped este fin de semana, discreción total – así será señor, buenas noches señor, señorita – yo solo respondí con una sonrisa y una leve reverencia con mi cabeza.

Alfred, era un señor de unos 60 años que se mantenía muy bien, bigotes blancos y sonrisa agradable, solo atiné a decir buenas noches, porque Sebastián seguía guiándome de la mano.

Llegamos a la cocina, que era del porte de mi departamento. – deseas algo de comer – no gracias, no tengo apetito - agarro no sé qué cosa del refrigerador y me volvió a tomar de la mano y me llevo por las escaleras secundarias hasta el segundo piso. Y entramos a la primera puerta que había.

Wow! Su habitación.

 Dos veces del porte de mi departamento, una cama como de treinta mil plazas con unos pilares que conectaban en un marco en el casi techo. Todo pulcramente limpio, ordenado con luces debajo de la cama y en los zócalos de las paredes, lo que daba un ambiente moderno y muy masculino

Tocó uno de los muebles y saco unas toallas y me encaminó a su baño -puedes tomar una ducha ahí, pero antes pásame tu ropa hay que lavarla

Autómata, comencé a quitarme la blusa y pude sentir como el silencio inundó la habitación, me di vuelta para que no viera mis grandes senos, y luego bajé la falda que estaba mojada en la cola. ¡Que vergüenza!

Como si el poquitito de dignidad me quedara, me cubrí con la gran toalla blanca que me pasó, y corrí al baño, perdón al majestuoso baño, el piso comenzaba a entibiarse bajo mi planta, y comenzaban las luces a encenderse gradualmente, tenía una ducha maravillosa que te echaba agua por más de seis lugares simultáneamente.

El calor del agua se llevaba mis malos pensamientos y me invadía el cansancio

Me seque con la toalla y me la sujete solo con mis nenas, esperando que no se cayera, me secaba el pelo pero su esencia estaba en mi, en la toalla, en mi piel, salí del baño, pensando que estaría esperándome, pero me encontré sola, cansada con ganas de llorar, hoy dejé de ser niña.

No me quería acostar desnuda o con toalla y su camisa estaba en la silla, me la coloque y me acosté, de la nada comencé a llorar y no recuerdo más

 

Desperté agitada, algo asustada, pero su olor me invadió, dormía a mi lado, y me levanté a buscar algo de comer, me equivoqué de puerta y salí a un pasillo, pude distinguir más de quince puertas, pero bajé por la escalera central, wow que casa!

Deambulaba por la casa sin más que con la camisa que le robe ayer, esperaba no encontrarme a nadie, y estaba perdida hasta que encontré la cocina, quería huevos tostadas, y oh sorpresa, los huevos, junto con el jamón, queso, mermelada, jugos y todo lo que uno se puede imaginar estaba en la isla de la cocina, listo para cocinarlo.

Masticaba una tostada deliciosa cuando me dicen – te levantaste temprano y sin mi -casi me atoro y solo respondí – no quería despertarlo, ¿Desea café?

No me trates tan formal, y si por favor.  

Sin esperar más le prepare el café como le gustaba y le entregué el desayuno como sabía que le gustaba, ¡esto de ser secretaria! Pense

Anoche pensé que me dirías que no, y estaba dispuesto a mantener tu contrato, no debí forzarte de esa forma, debiste decirme que eras virgen.

¿Qué?, ¿De verdad no pensaba echarme?

Gracias por darme algo tan preciado, te lo recompensará con creces.

¿Cómo estás? ¿Te escuché sollozar cuando entre en la habitación

¿Me escucho? Pensé – estoy bien, gracias por preguntar - ¿y ahora qué hago? No me puedo enojar ¿o si? O sea, ¿si hubiese dicho que no, seguiría siendo virgen? – y te hubieses quedado sin probar ese pedazo de bombón – dijo mi Carito mala en mi hombro derecho, mientras la Carito buena solo asentía en silencio.

Al ser virgen ¿te proteges? – volví a la realidad con su pregunta.

Si, estoy con pastillas hace años, no he ido al ginecólogo desde que salí del internado, tendré que buscar alguno.

No es necesario, yo te recomendaré uno, por el momento, termina de comer, quiero que te pruebes algo - ¿algo? ¿Qué me pruebe algo? ¿será alguna prenda erótica o cosas así?

Y desapareció por las escaleras. Y lo seguí, eran vestidos, trajes, ropa interior, trajes de baño, era un closet completo de ropa en una segunda habitación decorada elegantemente de blanco, todo perfecto hasta ahí, hasta que me dice – está será tu habitación cuando te vengas los fines de semana, estas son las llaves del auto, y esta pulsera – decía mientras me la colocaba en mi mano derecha – tiene un sensor que te identifica y te deja entrar a la casa y abre el portón de acceso, sin él no podrás entrar al recinto

Para – me estaba ahogando – para por favor, ¿Qué es esto? – dije agitada por procesar todo lo que me decía.

Te acabo de decir, es una pulsera que tiene un sensor que… - ¡no!, ¿Qué es todo esto? – las lágrimas comenzaron a aparecer.

Y me baja todo lo que tenía acumulado - ¿Qué es todo esto? Primero un trabajo sin conocerme, luego un departamento de lujo, luego compraste mi virginidad, luego un auto, ropa, habitación, pulseras que abren casas, ¿Qué es todo esto? – ya casi con un hilo de voz quebrada y lágrimas rodando por mis mejillas.

Fuiste la mejor en las pruebas, y te discriminaron por ser pobre por eso conseguiste el trabajo y quiero que seas más que solo mi secretaria, se que con esfuerzo puedes ser más que solo eso. Por lo mismo, a aquellos talentos innatos les ofrezco todo, el departamento es solo para tu seguridad y mi tranquilidad, la ropa es porque quiero darte un estilo sofisticado y formal.  

Me dijiste que no tenías nada, y has demostrado que lo mereces todo, y yo puedo dártelo todo esto y mucho más, y no puedo más que recompensarte por darme todo incluso tu virginidad y dignidad

Me acerqué a su pecho y llore, como una niña el solo acariciaba mi pelo, no podía parar de llorar y llorar.

Estaba hecha un desastre, el, igualmente seco mis lágrimas y me beso en la frente tiernamente, luego mis labios y se separó un par de centímetros, su olor me intoxicaba y ya solo podía pensar en el, lo bese profundamente, y apasionadamente

Me abrazó, y me recostó en la cama y el a mi lado, mientras me besaba sus mano recorrían mis muslos, mis glúteos, mis caderas, desabrochó los botones de la camisa uno a uno, luego bajo su mano nuevamente a mis caderas, llegó al ombligo, y mis gemidos comenzaron a sentirse, siguió subiendo muy lentamente, levanté mi brazo para darle mejor acceso, y desde afuera comenzó a rodear mi seno que se agitaba con cada caricia y gemido , hasta que lo agarro por el costado con firmeza tratando de agarrarlo completo aunque solo agarraba la mitad.

 De un movimiento, metió parte de mi seno en su boca, su lengua dio una vuelta completa por la areola, mmm!, Mi gemido fue largo y muy profundo. Se acomodó y ahora agarraba con ambas manos mis senos y comenzó a usar su lengua experta. Apretaba y juntaba los senos y pasaba de un pezón al otro, lo rodeaba, lo chupaba, lo mordía, y yo cada vez gemía más y más, esa sensación comenzó a transformarse en un calor y una agitación total, lo agarraba del pelo con firmeza y me respondía un mordisco, y un gemido emanaba de mi. Cada vez se acercaba más el orgasmo, ¿Será posible tener un orgasmo solo comiendo mis tetas?, Y al pensar, me desconcentraba y el placer se iba, hasta que decidí dejarme llevar y no pensar en nada, solo en el placer. Una a una las olas de dolor y placer llegaban a mi mente y a mi entrepierna, y me acercaba al orgasmo y de un solo momento, mi jefe mordió una gran parte de mi pezón y areola, y tal cómo llego el dolor, llego mi orgasmo y un grito de placer.

Aún temblaba, cuando comenzó a bajar a mi vientre mordiendo y lamiendo, abrió mis piernas y comenzó a comer mis muslos, y los alrededores de mi entrada, sin dejar de masajear mis tetas, y dio una lamida larga y lenta desde abajo hasta mi clítoris, hasta mis caderas se elevaron, wow! Que boca tiene, lo agarré con fuerza del pelo y lo hundí en mis piernas y comenzó a lamer chupar morder, uno por uno se iban acumulando los gemidos y se volvía a sentir esa sensación de placer, como cuando vas llenando un estanque se iban llenando mis ansias de otro orgasmo.

Estuvo ahí diez minutos, y luego de mi segundo orgasmo, mis piernas temblaban sin parar, fue tanto el placer que de mis labios salían unas gotas de sangre al morder tan duro.

Mi jefe me hablaba cosas, pero mi mente aún vagaba sin poder escucharlo bien – uff eres muy sensible, y receptiva, me encanta tu sabor – y bla bla bla, hasta que escuche – ahora veamos si lo que prometen tus besos es tan bueno como lo que creo.

 ¿Qué? ¿quería que se lo lamiera? A lo que mi Carito buena decía - reciprocidad Carolina, reciprocidad – mientras mi Carito mala aún estaba tendida relamiéndose el orgasmo

El estaba acostado, a mi lado pero bastante más arriba que yo, así que podía ver claramente su carne sobre un muslo, como durmiendo, pero aún así muy grande, ¿me entrará en la boca?

Me incorpore como pude y quedé arrodillada al costado de su pelvis, honestamente no sabía que hacer. Agarré su pene aún flácido y comencé a subir y a bajar mi mano suavemente, Sebastián miraba atento con una sonrisa en la cara. Al poco tiempo ese pedazo comenzó a ponerse duro y comenzó a engrosarse y a alargarse hasta que quedó en su máximo esplendor, si parecían 25 centímetros, y en mi mano muchísimo más gruesa que las otras veces que la ví, con suerte mis uñas se tocaban al agarrarlo sin más.

Ahora con la lengua, sin miedo, tu puedes - ¿de verdad? Parecía una publicidad de una universidad – parte desde la base hasta la cabeza

Ah ja!, Si había un truco, me acomode levantando la cola y desde la base le di una lamida lenta hasta que llegue a la cabeza y un sabor levemente salado apeteció, nada malo de todas formas, repetí la acción – ahora por las orillas – y seguí la instrucción, podía ver cómo iba cambiando su cara – ahora juega con la lengua en la cabeza y no dejes de masturbarme lento – y así lo hice – lentamente comencé a rodear la cabeza con la lengua y mi mano derecha subía y bajaba lento – si,  si, así Carolina, ahora intercambia las lamidas con succión – cuando metí la cabeza en mi boca y jugué mientas lamía, pude ver la cara de mi jefe entregarse al placer, supongo que hago bien, así que comencé a lamer, succionar y a morder suave como si de un helado se tratara. Sus gemidos se hacían notar, así que comencé a incrementar la velocidad, trataba de metérmela más adentro en la boca, pero no lograba meter más de  cinco o diez centímetros aún así lo hacía y presionaba y mordía y lamía y succionaba.  

Estuve así como cinco minutos siguiendo sus instrucciones y añadiendo un poco más hasta que me dice – oh si sigues así me voy a venir – y seguí más intenso, hasta que se tensó, sus caderas subieron me llegó a la garganta y sin saber que hacer lo agarré con fuerza sin sacarlo de mi boca,. Y un torrente cálido inundó mi boca.

Cálido, abundante, y demasiado no podía retenerlo más en mi boca y no veía que fuese a detenerse, no sabía que hacer, mi jefe agarro mi pelo como si no quisiera que me saliera de esa posición, mi boca ya no resistía más y me trague todo lo que seguía saliendo y seguí masturbando lento. Comenzó a detenerse y comencé a succionar y a limpiar con la lengua, cuando ya sentí que no quedaba gota, me lo saque de la boca y me limpie los labios lo que había escapado, me volví a arrodillar y nunca deje de masturbar.

Cuando mi jefe volvió a mirarme, sorprendido me dijo – ¿Te lo tomaste todo? - ¿Qué?  ¿No había que hacerlo? – respondí asustada – no todas lo hacen, pero para mí fue delicioso, ¿Qué tal te resultó a ti? – nada malo, es un sabor extraño, en especial el que queda en la boca.

Ven aquí – dijo mientras señalaba sus caderas

Me acerqué a el, y me monte sobre el. Se quedó mirando mis tetas que se agitaban y con sus manos recorrió mis muslos, mis caderas, mi cintura agarro mis senos y una de sus manos subía a mi nuca y me atrajo hacia sí.

El beso comenzó lento, con su mano derecha en mi pelo agarrándomelo duro o suave según íbamos avanzando, y su otra mano se deslizaba entró mis piernas, mis caderas, mi cintura, mis pechos y mi espalda. Ohh este tipo como sabe tocar a una mujer.

Sin darme cuenta, mis caderas comenzaron a moverse adelante y arriba y hacia abajo y atrás lentamente, y podía sentir como su verga caliente se deslizaba por toda mi entrepierna sin llegar a penetrarme, lo que estaba empezando a desesperarme.

El beso comenzó lentamente a subir de intensidad, me agarraba con fuerza las nalgas y jalaba mi pelo para comer en mi cuello. ¡Wow, que sensación!, Y luego bajar a mis tetas, y así chuparlas y morderlas. Esto sumado a la verga deslizándose por mi entrada, me tenía loca. Mis gemidos eran proporcionales a mi movimiento de caderas. Me acomodé y mis tetas quedaron en su cara y ahora con ambas manos agarró y apretó y juntó las tetas, todo a la vez en sincronía con su boca mordiendo y chupando uno y luego otro pezón.

Me movía adelante y atrás sin lograr meterme ese pedazo hirviendo, tuve que bajar mi mano, agarrarlo y colocarlo en mi entrada y como un cuchillo caliente en mantequilla, su pene entraba lentamente. Uff! movía mis caderas y lograba controlar la profundidad y el ángulo de acceso, ¡wow, ¿yo puedo controlar eso?!, Mmmm. Sus mordidas me distraían de mi propio placer, ¿Cómo lo detengo?, Hasta que puse mis manos en su pecho con firmeza y comencé a incorporarme, mirando al cielo y comencé a mover mis caderas suavemente, arriba, abajo, adelante, atrás, izquierda, derecha, en círculos y luego todo al revés. En ese minuto existía solo yo y su verga, mis gemidos iban en sintonía con mis movimientos, suaves, lentos, profundos, estaba aprendiendo a conocer lo que me gustaba, mi cabeza mirando al techo, comenzaba a tener una sensación de orgasmo fantástica. Poco a poco, comencé a acelerar el ritmo y la profundidad. Sentía como mi pecho se agitaba con mis movimientos, y mis manos se aferraban al pecho para darme mejor soporte. ¡uff! Que delicioso!

Me incline levemente y así tenía mejor control de mis caderas que comenzaron a moverse rápido en todas las direcciones sin un orden, y mis gemidos con la intensidad. Ahí viene, me movía más y más rápido y gemía casi sin poder respirar, hasta que me vine violentamente en un orgasmo intenso y duradero, me recosté y mis caderas aún se movían y mis piernas temblaban. Me costó largo rato recuperar el aliento y poder respirar más normal, ahí me di cuenta que estaba aún sobre mi jefe, y al mirarlo sin levantarme, con el pelo enredado entre su cara y la mía, me dijo - ¡wow, veo que lo disfrutaste mucho ¿o no? – solo asentí – porque te veías muy concentrada y con tus senos bamboleándose rico, te veías exquisita y no te quise interrumpir.  

Balbucee algo, y me dormí.