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Aventura en el camping

en Fantasías Eróticas

            Hola, me llamo Hugo. Soy moreno, delgado y no muy alto. Vivo en un bloque de pisos. Mi vecino Pol me llega por los hombros, tiene el cabello rapado al 3 y es bastante delgado tirando a fuerte. En el vecindario este chico no tiene muy buena fama debido a que para divertirse le gusta gastar bromas a la gente. Mi familia (mis padres y yo) junto a la familia de este niño solemos ir a campings unos días los veranos.

            Fue en uno de esos campings donde se desarrolla esta historia. Teníamos pensado quedarnos una semana. Llegó el día de partir, fueron un par de horas de viaje. Al llegar me fui directo a los baños del camping para mear. Obviamente me encasquetaron al niño para que lo acompañase. Llegamos y los baños estaban vacios. Pol llevaba puestos unos pantalones muy cortos de tela, le llegaban hasta la mitad del muslo, y aquel día el muy guarro no llevaba calzoncillos ya que iba dando saltos y se le notaba el paquete rebotar. Entonces se me acercó y me empezó a restregar su partes contra la pierna como un perro intentando follar con un peluche. Lo llevaba haciendo desde hacía semanas siempre que estábamos solos. Le intenté apartar de mí y le dije que parase y así lo hizo. Él interpretaba eso solo como una broma para hacerme enfadar y siempre que podía lo hacía, aunque esta vez al apartarle le vi el bulto más grande en el pantalón. Intenté aparentar normalidad, pero me sonrojé un poco ya que soy tímido.

            Después de mear, volvimos y nuestros padres ya estaban montando las tiendas. Mi padre entonces dijo:

- ¿Queréis compartir tienda tú y Pol?

            Yo al instante dije que no, pero Pol gritó que sí muy entusiasmado y obviamente me lo volvieron a encasquetar.

            Una vez montadas las tiendas, el día estuvo bien. Estuvimos en el bar del camping, jugamos al futbolín y cenamos pizza.

            Ya bien de noche su madre le dijo a Pol:

- Pol, pórtate bien, ¿vale? Si quieres algo pídeselo sin vergüenza alguna a Hugo. Nosotros estamos en la tienda naranja. Adiós, tesoro.

            Pol y yo nos metimos en la tienda, era pequeña, simplemente tenía espacio para dos personas estiradas, pero Pol podía estar de pie, ya que era más bajo. El suelo lo ocupaba casi por completo un colchón inflable con una manta y dos almohadas.

- Pol, date la vuelta que me tengo que cambiar.

- Vale.

            Una vez me puse el pijama, él hizo lo mismo delante mío sin importarle que le viera desnudo. Yo inmediatamente aparte la mirada, pero de reojo le miré el pene. Lo tenía flácido y le medía unos 4 centímetros. Además, tenía unos huevos enormes.

            Se acabó de poner el pijama y nos tumbamos. Apagué la luz de una lámpara a pilas que había en la tienda. Una vez a oscuras, Pol con voz temblorosa me dijo:

- Hugo... tengo miedo, ¿puedo ponerme a tu lado?

- ¿Cómo que tienes miedo?

- Porfaaa...

- Bueno, vale.

            Se movió a mi lado y puso su cara en mi pecho para que lo abrazase. En la oscuridad de la noche me sonrojé. Puse mi brazo con cuidado encima suyo. Mi corazón se aceleró. El niño era mono pero yo nunca me había considerado gay, siempre me habían atraído las mujeres. ¿Entonces por qué estaba nervioso? Pol volvió a hablar:

- ¿Tú también tienes miedo? Pareces nervioso.

- Algo así - le respondí.

            No sabía ni cómo iba a poder dormir con el niño a mi lado. La verdad es que tenerlo ahí era una sensación agradable. Llevaba pantalones como los de la mañana y camiseta de tirantes. Su piel era cálida y muy suave. Su pelo me hacía caricias en el cuello y su respiración me calentaba el pecho.

            Al cabo de un rato, sin quererlo, tuve una erección. Intenté separarme un poco de él para que no la notara, pero sin querer le toqué la rodilla con la punta de mi pene. Me quedé quieto, pálido, sin saber qué hacer. Pol no respondió. Le miré la cara en la oscuridad y vi como dormía. Suspiré aliviado, menos mal que se durmió. Me tuve que concentrar para que se me quitara la erección. Al final, me dormí.

            Al despertarme, antes de abrir los ojos, noté un peso en mi pecho y cara. Recién despierto, no recordaba ni siquiera que no estaba en mi cama, y abrí los ojos preguntándome qué diablos sería. Cuando los tuve abiertos, casi se me sale el corazón por la boca. Era Pol, pero resultaba que su cara estaba apoyada en mis muslos, por lo tanto, el peso que sentía en mi cara, era su pene. Lo tenía justo al lado de mi nariz, en mi mejilla, y para rematar las cosas, lo tenía duro.

            Me lo quité de encima de mal humor. Al hacerlo me di cuenta que estaba dormido, y entonces pensé que tal vez solo se había movido mientras dormía y que había tenido una erección matutina. En tono de queja dijo:

- Joo... ¿pero qué haces?

- Ups, lo siento, es que te habías tumbado encima mío y me asfixiabas.

- Ah, es que me muevo mucho cuando duermo. Tengo una valla en la cama para no caerme.

            Cuando me quise poner de rodillas, porque de pie no cabía en la tienda, me di cuenta de que se me había puesto dura a mí también. Rápidamente intenté disimularla volviéndome a sentar, pero Pol se dio cuenta:

- Oh, a ti también se te hace grande. No sé porque pasa eso por las mañanas. ¿Tú lo sabes?

            Se me puso la cara roja. No sabía que decirle.

- Ehm... Bueno, para empezar: cuando el pene se hace grande se le llama erección. Y... Eh... Sucede cuando... no te... tocas.

- ¿Eh? No sé qué quieres decir.

- ¿Sabes lo que significa masturbarse? ¿O hacerse pajas?

- Mis amigos hablan de eso, pero no sé a qué se refieren. Explícamelo, porfa.

- Creo que deberías de hablar de eso con tus padres, Pol.

- Noo, me da cosa hablar de eso con mis padres. Venga, explícamelo tu, porfaa...

            En ese punto ya no sabía qué hacer. La situación me superaba. ¿Debía decírselo o negarme rotundamente? Me lo pensé durante unos segundos.

- Bueno Pol, te lo digo, pero esto no se lo tienes que decir a nadie. ¿Me lo prometes?

- Sí sí sí sí.

- A ver... Cuando alguien se masturba, se agarra el pene con la mano... y... lo mueve de arriba a abajo, ¿sabes?

            Con lo tímido que normalmente soy, al tener esta conversación hacía que lo pasara fatal. Mi cara no podía estar más roja y había empezado a sudar.

- Después de un rato haciendo eso, sale algo del pene como si fuera pipí pero con un color entre transparente y blanco.

            Bueno, la peor parte ya la había dicho, o al menos eso creía hasta que se puso a hacer preguntas...

- ¿Y por qué la gente hace eso?

- Porque se siente bien.

- ¿Tú lo haces?

- Bueno, a veces...- Mentí, me masturbaba todos los días, pero desde que llegamos al camping no había podido.

- ¿Me podrías enseñar?- lo decía muy entusiasmado.

- ¿¡Eeeh!?

            Entonces se escucho una voz desde afuera de la tienda. Era la madre de Pol:

- Chicos, ¿ya estáis despiertos? Venga, vamos a desayunar.

            Salvado por la campana.

Hasta aquí llega la primera parte del relato. Ahora pondré numeradas las diferentes opciones para continuar con el relato. En los comentarios tenéis que poner el número de la opción que más os guste. También puedo aceptar otras opciones que se os ocurran a vosotros si me gusta mucho la idea.

1) Una vez vuelve a anochecer, Hugo le enseña como masturbarse a Pol.

2) Pol hace amigos de su edad y éstos también quieren que Hugo les enseñe como masturbarse.

3) Hugo se niega a enseñarle y por la noche Pol intenta aprender por su cuenta. Hugo se acaba despertando y pillándolo con las manos en la masa.

4) A la historia se une una monitora ninfómana.