miprimita.com

Mi pequeño Bebito (Parte I)

en Zoofilia

Toda historia tiene un comienzo, y así fue como todo comenzó con mi pequeño amorcito.

Mi jefa, que es muy adinerada y ha sido una linda persona conmigo, me regaló este perrito porque los suyos tuvieron una camada grande. Fue amor a primera vista, me enamoré de su ternura e inocencia, el cachorrito más hermoso que había tenido, y de ahora en adelante me haría compañía.

Me gusta mucho mi trabajo, pero debo admitir que es cansado y se lleva la mayoría de mi tiempo; se que debería estar disfrutando de mi juventud, pero me gusta estar concentrada en mi mejoramiento personal. Nunca he tenido tiempo para un novio, aunque han habido muchos pretendientes que no logran llamar mi total atención. Todos los hombres estarían celosos si supieran que estoy perdidamente enamorada solo de mi dulce cachorrito, que me espera todas las noches en mi departamento.

Esos ladridos tan suaves, y la manera en la que mueve su esponjada colita cada vez que me ve, es algo que me mata de ternura; abrazarlo y besarlo es lo primero que hago al llegar a mi departamento, con unos cuantos mimos él se pone contento, y yo me siento relajada y me olvido de todos mis problemas. Espera pacientemente junto a la cama hasta que yo llegue, me encanta dormir con él, si siente tan calientito cuando se queda dormido entre mis brazo, lo veo y recuerdo lo enamorada que estoy de él hasta también quedar dormida. Y así son mis días desde que mi Bebito apareció en mi vida, dias duros al principio, pero lindos cuando terminan.

Últimamente he tenido mucho trabajo, y no he podido cuidar de mi amorcito como se debe, él también lo nota, y cada día que llego se emociona más y más por verme. He descuidado a mi dulce cachorrito, pero hoy será diferente, no importa lo ocupada o cansada que esté, esta noche se la regalaré a mi Bebito.

Al llegar a mi departamento, e ignorando lo cansada que estaba, abracé nuevamente a mi chiquito y lo mimé mucho. Los tacos y el uniforme me hacían sentir pesada, decidí ir a mi habitación para desvestirme, me quedé solo en ropa interior, justo hoy habia decido usar lencería roja con encajes, me sentía tan cómoda y liviana ahora. Mi pequeñito esperaba desesperado a que lo siguiera mimando, me acosté en mi cama, acosté a mi Bebito encima de mi pecho y lo seguí llenando de caricias y besos, verlo tan feliz evitaba que me detuviera, y continué dándole mi amor por un rato.

Con su lengüita comenzó a lamer mi cuerpo desnudo, y caliente debido a la emoción de estar con mi amorcito, me lame muy rápido y se siente tan rico y refrescante. No se cómo lo hizo, pero hábilmente logró sacar mis senos de mi brazier usando sus patitas, por alguna razón ese gesto me pareció muy tierno y no lo detuve, dejé que lamiera mis pezones como un cachorrito hambriento.

De repente comenzó a chupar mis tetas muy fuerte. - Oh! Qué haces Bebito?! - Fui en ese preciso momento donde lo llamé así por primera vez, pues como nunca antes tuve una mascota, nunca pude pensar en un nombre que me gustara lo suficiente, pero éste era perfecto, pues lo repetí mucho en esta noche.

Continuó chupando cada vez más y más fuerte, como que si quisiera sacar leche de mis senos. - No vas a lograr sacar nada bebé, no son las tetas de mami. - Le dije, pero a pesar de eso, él no paró, y yo comencé a sentir más placer, hasta llegar al punto de que me puse a gemir.

Así estuvimos por un rato, la excitación aumentaba, así como el calor en la habitación. De repente se detuvo y caminó hasta mis piernas, y comenzó a lamer entre ellas. Yo ya estaba demasiado caliente, pero todo era tan relajante, yo sólo veía cómo me lamía desesperadamente. - Espera Bebito, déjame ayudarte - Le dije mientras me quitaba mis panties, lo hice sin pensarlo, mi mente estaba totalmente en blanco y sólo hacia lo que mi intuición me decía.

- Oh, Bebito! Si! Que rico se siente! - Exclamé, casi gritando de placer; su pequeña lengüita me estaba lamiendo muy rápido, incluso a veces la sentía dentro de mi, pero solo era por cortos periodos de tiempo. Su saliva hacía que mi vagina se sienta más lubricada, y por ende más sensible. - Si Bebito! Sigue así! - Mi pequeño cachorrito me había vuelto presa del placer.

- Oh Bebito! Si! No pares! No pares Bebito! Sigue lamiendo! Sigue así Bebito! Oh! Ohh!! Ahhh!!! - No se por cuánto tiempo me estuvo lamiendo, cuando me di cuenta ya había tenido un orgasmo. Yo era una chica buena y nunca me había masturbado antes, y me llevé una tremenda sorpresa cuando me había corrido como si fuera una fuente. Toda mi cama estaba mojada, incluso el suelo y la pared, mi pequeño niño apenas se mojó, y con entusiasmo siguió lamiendo mi vagina mojada con el objetivo de beber mis líquido. -Bebito! No! No bebas eso! No es agua! - Mis piernas temblaban, y me sentía muy débil como para levantarme y detenerlo, pero ver y sentir cómo los bebía, sólo hizo que me excitara más.

Mi amorcito me hizo pasar un momento muy intenso, pero la noche aún no había terminado, mi Bebito aún me tenía muchas sorpresas preparadas. Lee la segunda parte de esta historia de amor, ternura y sexo. Mi pequeño cachorrito es muy travieso.