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Volviendo a sus orígenes. Parte 4

en Amor filial

La historia de los hijos del vecino. Decían riendo, que si la hembra no se iba era porque no se lo habría pasado tan mal. Los tres reímos, mi madre se sabía todas las andanzas de los vecinos, así que nos comentó que el hijo del vecino de la yegua ya había metido su verga en caliente a sus 16 años, y que por lo visto sabía que la tía se lo pasó bien pues repitió en sucesivas ocasiones durante varios meses…. Creo que lo dijo porque se dio cuenta que yo ya pedía rabo…. Y habíamos pactado algo que a ojos de cualquiera que no fuera un lugareño podría ser indecente. Mi padrino le preguntó que donde había metido, y ella dijo que con otra vecina, una chica mayor que se había dejado. Se la había tirado bastantes veces desde hace poco menos de un año. Raúl preguntó cómo lo sabía… En esta tierras con tener un poco de vista y confianza todo se sabe, una de mis confidentes es su propia hermana… Y confías en su hermana como para contarlo así, mi madre dijo que sí, que ella sabía algo peor de la niña. 

Mi madre se puso un poco roja sin querer decir nada más. Mi padrino insistió pese a estar yo delante, así que le contó que la había visto dejándose follar por otros tíos del pueblo. La chica le relató entonces que hacía varios meses se había enrollado con un vecino mayor, casado y con hijos. Pillo al hombre pelándosela, y le preguntó si quería ayuda, y ese mismo día la desvirgo. Poco después le dijo que quería que su hijo mayor metiera…, el chaval necesitaba desfogarse dentro de una hembra como ella. No pudo o no quiso negarse, y se abrió de piernas para el hijo mayor delante del padre y con sus indicaciones, le echó el primer polvo de su vida. Después vino otro hijo días después, y algún otro tío de los alrededores que solían aparecer con frecuencia por el pueblo. Vamos, que la mosquita muerta se conocía un montón de pollas de vecinos y extraños. ¡Hay que ver allí donde se veía!, ¡Ya a sus 15 años habían pasado por su chocho una ristra de vergas de todos los tamaños y edades…! Todos lo sabían menos el fanfarrón de su padre creyendo en la virtud de su niñita…, Nos volvimos a reír de la ocurrencia de mamá.

Mi madre contaba los hechos de mis vecinos pretendiendo calentar a mi padrino, demostrando la naturalidad del uso que se le da a la sexualidad por aquellos montes y valles de población tan dispersa y tan escasa de machos que valiesen la pena…. Al Compadre de mamá, lo ponía en antecedentes para dar el paso siguiente. Entre ella y yo se ungía un pacto de no hablar sobre las satisfacciones que Raúl estaba dando a nuestra familia, especialmente a mi necesitada madre. Ella vio la salida a su abstinencia por largo tiempo contenida tras la muerte de mi padre en mi padrino…, tras el acoso incesante de varios lugareños con los que no valía la pena ni hablar, puro escombro humano. Con él quiso saldar de paso, una cuenta pendiente con mi virginidad…, no deseaba que me desflorara cualquiera de cualquier manera como si de una cosa se tratara a su imagen y semejanza como a ella le ocurrió…, por eso hablamos que si yo era de fiar, ambas podríamos desagraviarnos con la virilidad del Compadre, un hombre de total confianza, un hombre casi de la familia que es de lo más discreto que nunca conocimos por los alrededores. 

El camino hacia el objetivo lo enfiló inmediatamentecuando dijo que yo estaba por estrenar…, que tenían 14 años para 15 años, y que a esa edad las crías y los críos andamos todo el día como locos pensando en el sexo. Mi padrino se echó a reír y nos miró sopesando si me gustaría o no realizando un gesto con sus cejas a modo de pregunta si era cierto lo que mi madre le comentaba. El padrino se lazó con un órdago, planteando  lo que quería… Dado que Lucía es menor, me puedo meter en un lío…. Los tres nos quedamos en suspenso unos segundos hasta que habló mi madre rompiendo el hielo… No te preocupes por eso, esto queda entre nosotros, yo soy la madre y lo consiento…, es más si te parece lo podemos hacer los tres juntos…. Además debes saber bien Compadre que por esas tierras es raro que una niña de 15 años no haya probado la polla de un hombre y Lucía prefiere la tuya porque ya lo hemos hablado ¡¿Verdad cariño?! Sí mamá así es…, contesté escuetamente. Entonces mi trato es que sí, con la condición de compartir tu cama y dejarte follar los días que me quede en casa, dijo dirigiéndose a mamá. No me importa darle rabo a mi ahijada para que no sufra con alguno de esos cabrones como los que han venido a la monta. ¡Conmigo vas pasártelo bien! Verás que hacer el amor no es esa salvajada del caballo con la yegua…. Me dijo mirándome a los ojos vidriosos de la emoción. Me quedé helada. Yo tenía ganas, la verdad, pero no me habíaplanteado perder la virginidad así en seria complicidad con mi madre y mi padrino. Mi madre agarró mi mano como rogándome por favor que me dejase hacer, pensando en la posibilidad de seguir follando cual esposo esa misma noche y las siguientes mientras estuviera mi padrino en casa. Yo al final dije que valía, estaba más que de acuerdo con lo cachonda que me hallaba. ¡¿Pero me lo harás con cuidado, verdad padrino?!

Mi madre nos dijo de aprovechar el tiempo antes que volvieran los vecinos a la monta de su yegua, teníamos cerca de hora y media. Nos marchamos al cuarto de mi madre...mi padrino se bajó los pantalones inmediatamente, mostrando el rabo totalmente duro y mojado. La tenía descomunalmente grande y descapullado para ser la de un hombre, pero se asemejaba bastante a la de un caballo. Me dio miedo al pensar que todo eso debía de entra en mi rajita. Por otro lado mi madre también se había quitado los pantalones y estaba echada con las piernas abiertas, a la espera de ver como mi padrino me iba follar, supongo que su desnudez era solo para animar al macho a aparearse conmigo y de esa manera terminara lo antes posible o simplemente esperaba que se la follara después formando un trio...

Mi padrino acabó de despojarse de su vestimenta cuando yo ya estaba despatarrada por orden de mi mamá. Al poco el macho se puso entre mis piernas, intentando guiar el fenómeno de su rabo al agujero virginal de mi vagina. La tenía bastante erguida y dura, muy rojo su capullo como apunto de reventar. Cuando sentí la tranca de mi padrino en mi coño me cerré en banda…, no hubo forma de metérmela por la estrechez, mi madre decidió que la primera puntada tenía que ser con algo más fino. Se lamió los dedos y me los incrustó con suavidad, primero las dos falanges de las uñas y a medida que mi flujo iba surgiendo las siguientes falanges hasta llegar a los nudillos. Mi coño estaba más que estimulado, miró a su Compadre al lado nuestro… y le dijo… ¡Anda dale una puntada a la niña…! Mi padrino pajeándose a la espera de la preparación de la novicia, al verme el conejo totalmente expuesto y ya algo más dilatado se vino para mí sin preocuparle quien era y cual eran mi condición. El pensó que no me iba a desvirgar ya, dada la profundidad de la metida de dedos de mi madre…, así que me la llevo al coño y me la metió con cuidado, primero zampó el gordo glande entre mis apretados labios vaginales, cuando la incursión estaba iniciada fue dándome empujones alcanzado cotas más profundas en mi gruta enjuta hasta topar con mi himen….

¡Aún estás virgen! El hombre se paró sorprendido haciendo tope en el telo, sin romperlo me propinó un mete saca adaptando el grueso cipote a mi coñito. Mi madre posó su mano en el pecho de su Compadre acariciándolo en gesto de beneplácito para que continuara, después me miró y me dio un beso en la mejilla cogiéndome la cara con ambas manos. Nuestras miradas se hallaban conectadas de igual forma que el sexo de mi padrino con el mío se hallaban acoplados y de un solo golpe la gran polla de mi padrino mancilló mi útero rompiendo mi virginidad para siempre. No le costó nada romper mi telo, y como estaba lubricada me la metió de un golpe hasta lo más profundo de mi ser y aún le quedaba falo por enterrarme más. Yo di un respingo, pero inmediatamente el dolor desapareció, y un cosquilleo increíble me recorría entera. Mi padrino me había desvirgado en manos de mi querida y cómplice madre.

El semental iniciaba severos intentos de follada, pesando que ya lo tendría dilatado para aceptar su verga en todo lo larga y ancha dentro de mi estrecha vaginita. Y acertó. La polla salía casi entera y volvía a clavarse despacio, como succionada desde dentro por mi chocho. En unos minutos estuvo dándome pollazos cada vez más dentro, agradeciendo que el tío era muy cuidadoso con los empujones, yo creía percibir su capullo llegar hasta mi estómago…, en un momento la gran verga del Compadre se alojaba completamente enterrada en mi cada vez menos condolido conejo, el mismo que tragaba el nabo delicioso de tan formidable semental. Los huevos que eran algo a tener en cuenta por sus dimensiones, me golpeaban sin cesar en mi culo…,  No tenía casi pelo en los cojones ni en la polla, por lo que parecía más grande si cabe de lo que en realidad era. Mamá alternaba sus caricias sobre mi vientre con las que el macho recibía en su culo y los masajes en las gónadas balanceantes, se las amasaba, apretaba y presionaba contra mi chumino en el momento de tener todo el cipote sumergido en mi cuerpo. Mis gemidos se hicieron ostentosos, acompañados de gritos al notar su glande en el conducto de mi útero…. Me corrí enseguida, pero él no cejó en su desafío una y otra vez follándome como bien se lo hacía a mamá.

Perdí la noción del tiempo y espacio de las sensaciones tan diversas que me embargaban, notándome sudada y enardecida por el olor a sexo procedente de mis flujos y de la transpiración de ambos especialmente. El ruido del chapoteo de su cuerpo contra el mío en la posición del misionero que no abandonamos hasta el final de su orgasmo…. Y de pronto el macho emitió un gruñido de verraco deslechándose en el instante que se le puso más dura y gorda dentro de mi coño…, y expedito noté el primer lechazo de mi vida, un chorro de leche caliente invadiendo mis entrañas. Continuó corriéndose clavando su cipote a fondo, los otros dos o tres chorros de lefa debieron de vaciarse en mi estómago por el calor que sentía justo ahí abajo. Una vez descargado, retiró su cipote y me dieron la vuelta poniéndome a cuatro patas….

La verga de mi padrino seguía dura y más tiesa que al principio, de ahí que me volvió a enfilar entrando con mayor suavidad por lo dilatado de mi coño.“¡¡A partir de ahora será siempre así!!” Pensé para mi agrado aunque otro ocupe su lugar empujando como un campeón. La volvía a tener empalándome ahora desde atrás, habiéndome sujetado de las caderas y de mi culo con firmeza. Mi madre se animó besándolo y volviendo a masajearle los huevos metiendo la mano por detrás de su culo… ¡Te estás portando muy bien mi niña! Animaba  mi madre en aquella posición en la que casi no duré mucho, pues mi hombre se hallaba sobreexcitado y en nada volvió a correrse echándome la segunda leche sobre la primera lechada de mayor cuantía. Mi segundo orgasmo no llegó, pero bien poco me importaba sabiéndome hecha una hembra…, ahora ya podía decir que era mujer.

En esa posición de perra en celo, juro que noté como el semen le salía a borbotones de su gordo capullo, lubricándome entera por dentro y atorándome mi maltrecho chumino. Me llenó por completo mi poca capacidad vaginal con la copiosa doble descarga de esperma espeso y caliente como no hubiese pensado fuera descargado por un humano.Todo fue muy rápido la segunda vez, en unos quince minutos me despachó mi virginidad aquel varonil semental que por entonces ya se había follado a las tres hembras de la casa. Nos arreglamos para recibir decentemente a los visitantes, ya que despuésvolvieron nuestros vecinos. En la cara de la vecina de mi edad se reflejaba una luminosidad en su sonrisa, tan parecida a la mía que extrapolando adiviné que la habían follado sus hermanos como a mí, llevados por la excitación de la monta de la yegua…, y seguimos con el apareamiento dela yegua propiamente dicha, sin que supieran que los conejos de las niñitas destilaban tanto semen como el de la joven yegua, y que uno o ambos de sus hijos y mi padrino, Compadre de mamá, tenían los huevos más vacíos que el caballo cuando terminara la jornada de apareamiento.

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