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De vuelta a casa del camping. (Parte 3)

en Amor filial

Una tarde Penélope me comentó que había hablado con su hermano sobre las prácticas sexuales. “Mi hermano tiene más ventaja que yo porque papá está tiempo fuera y Ulises puede follar más, me gustaría…eehh… que papá y yo…” “¿A caso es lo que estoy pensando?” “¡Lo siento! si te he molestado con la sugerencia…” “No te preocupes mi niña, es normal en una adolescente tan activa como tú... A ti te pone mucho papá, así como a tu hermano le excito yo. Tú sabes que tu padre trabajar mejor en la cama que Ulises, por ser menos impulsivo y más experto” “¿Pero crees que papá querrá estar más tiempo conmigo?” “Ya veremos… ya veremos mi niña, procuraremos que tengáis los dos las mismas oportunidades de aprender bien. Ten en cuenta que los hombres necesitan más práctica…” Su mirada me decía que mi argumento no le caló, sin embargo cuando mi hija habló sobre su sentir, no pude evitar excitarme. A mi niña le ponía cachonda la polla de su padre, al igual que a mí ¡¡Quería tener mucho más sexo con su papá!! A mi esposo desde que nos conocimos le han calentado las niñas adolescentes e incluso menores. Hacerlo con una de ella planeaba desde siempre por su fantasía, sin embargo mis buenas formas en el sexo y su fidelidad han frustrado toda esperanza de cumplir sus deseos más íntimos, ni siquiera en el viaje a Tailandia. Sin embargo cuando descubrimos el sexo con mis hijos nuestra vida marital cambió a mejor, esa misma noche  aguantó más polvos, excitado al ver el cuerpo de su hija desnudo y recién follado…“¿Y quién mejor para cumplirle esa fantasía que mi niña?” Así consumaría la necesidad de ambos al mismo tiempo. Con mi esposo en casa nada es monótono, nuestra vida familiar ha adquirido una mayor complicidad y unión, con un rumbo nada comprendido fuera de nuestro hogar. 

Un consejo que le di a mi hija fue que cuando follara con Ulises, pensara que era papá el que la estaba penetrando y así lograría arrancar orgasmos más intensos, porque el sexo está en la cabeza casi en un 100%. Para ella el deseo de hacerlo con su padre iba en aumento desde que vinimos de las formidables vacaciones en el camping. A pesar de todo, follaban una vez a la semana, por el estrés, el horario de trabajo y el cansancio diario… no lo hacían más. Por mi parte hasta entonces hacia lo posible para que su padre pensara que yo era una adolescente y que me enseñara cosas de sexo. Para lo cual me comportaba como una novata aumentando su excitación. En ocasiones le pregunté que si no prefería hacerlo con su hija… “Damián tu hija te adora y yo por supuesto sabes que no me enojaría, porque prefiero que aprenda contigo a que otro hombre abuse de su inocencia y le haga daño, físico y psíquico” mi esposo decía… “Me gustaría mucho, adoro a mi hija, pero tú también tienes que estar atendida y dudo que a Penélope le gusté follar con su padre tanto como con Ulises…” “Por mí no te preocupes, y a Ulises lo estoy enseñando muy bien atendiendolo debidamene, pero la niña creo que está esperando que tú te acerques a ella con más frecuencia, le gusta hacerlo contigo…”

El viernes noche Damián llegó temprano con toda la tarde libre, nos esperaba un fin de semana relajado, perfecto para disfrutar de las cosas sencillas y del amor familiar, por supuesto. Después de cenar los niños se marcharon a casa de un vecino y volvieron a eso de las doce de la noche. Mi esposo y yo nos metimos en la cama, él quería follarme pero conseguí calentarlo sin quemar los barcos que deberían zarpar con otro rumbo. Le hice una mamada y le dejé que me masturbara, finalmente nos hicimos un 69 al uso, conteniéndole su eyaculación. Yo no me reprimí consiguiendo mi orgasmo. A eso de la doce y media pasadas llegaron mis hijos y se metieron en su cuarto a dormir. Mi marido y yo planeamos compartir una aventura nocturna con ellos por sorpresa, a mi hija le agradaría y mi hijo no se opondría si su madre está dispuesta a satisfacer todos y cada uno de sus deseos carnales con la postura que más le ponga. “Vamos Damián, yo creo que ambos están metidos en su cama” “¡¡Espera, Espera que estoy desnudo!!” “¡¡ESO NO IMPORTA SON TUS HIJOS!! Nos han visto desnudos montones de veces.” En eso aproveché para sujetarlo de la mano y no le di tiempo de vestirse... llegamos desnudos al cuarto de mis hijos… no podía aguantar mi sonrisa burlona por que al llegar mi esposo estaba aún con la verga tiesa y mojada, después de haberla mamado a placer, ensalivando desde el capullo hasta los enormes huevazos que le cuelgan. Encontramos a mi hijo desnudo con la verga en plena erección también igual que su padre y a mi hija acostada desnuda en la cama, dispuesta a ser follada por su hermano. Hizo un amago para taparse por la sorpresa. Para romper el hielo solté…“¡¡PERO QUE FIESTA OS ESTÁIS MONTANDO AQUÍ!!” “Y no estamos invitados, eso no está bien. Vuestros padres quieren unirse ¿Qué os parece, podemos?” “ESTOY MUY DESILUSIONADA… ¡¿Por qué no nos habéis invitado a algo así…?!” Todavía recuerdo las caras de incredulidad e ilusión de mi hija y mucho más de Ulises, igual que cuando llegaban los reyes magos en Navidad y tan solo tenían cinco años.  Mi hija empezó a llorar… “¿Que pasa chiquita, por qué lloras?” “Perdona mamá, es que no esperaba que vinierais y mi hermano y yo esta noche….” “No es nada… note preocupes amor, es normal que sientas tanto cariño por tu hermano. Papá está aquí porque quiere compensarte tantos días sin él y demostrarte que te quiere mucho. Abraza a tu hija que no ves ¿qué necesita un abrazo tuyo?” Di pequeños empujones a mi esposo que aún tenía su verga medio erecta, para que se acercara a su hija. Se sentó a la orilla de la cama abrazándola. Esa imagen de mi esposo y mi hija me provocó un morbo y una excitación que casi me hace tener un orgasmo allí mismo.

Mi hijo me brindó un abrazo tan fuerte como el recibido por Penélope. “Misión cumplida hijo” Le susurré al oído. “Te amo papá” “Yo también te amo hijita” Cuando escuché eso me acerqué a ellos sentándome a un lado de mi hija… “¡Dale un beso a tu hija hombre!, no seas cortado”. Pero como parecía que no se animaba, mi hija lo miró a los ojos le tomó la cara de su padre con sus dos manos y le dio un tierno beso en los labios, que prolongaron varios minutos. Así que decidí tomarle la verga a mi esposo y le empecé a masturbar suavemente con una mano y con la otra sobaba las tetitas a mi hijita. Ulises se acercó y me metió su rica verga en la boca. Mi esposo se detuvo unos segundos y dijo… “¡¡Vaya, vaya!! ¡¡Menuda familia que tengo en casa!!” Damián por su parte empezó a besar el cuerpo de su hija mientras que ella me tomó el relevo en la paja paterna. Mi hijo y yo empezamos un 69, pero no perdíamos detalle. Mi hija comenzó a hacerle una mamada a su padre que lo estaba haciendo volar. Me puse a cuatro patas para lamer el coñito mojado de mi hija por delante y que mi hijo me diera por detrás con todo lo duro de su polla. Así estuvimos varios minutos hasta que decidí dejarlos solos, yo me fui a mi cama con mi hijo que me folló como loco. Mi niño follaba como un campeón, en algunos momentos me trataba de tal forma que hacía portame como una zorra, ya a esas alturas estaba muy empapada y escurriendo mis jugos por fuera del coño en hilos viscosos hacia las sábanas. Mi hijo consiguió ponerme de varias posturas clavándome sin compasión su duro vástago. Me penetraba a modo de martillo pilón dejando chocar sus pelotas en mi coño. Percibí como se ponían duras y todo el glande se endureció instantes antes de llenarme el coño de lefa espesa y fértil en una de sus vaciadas seminales sin medida ni control. Finalmente acabamos juntos metidos en la ducha y felicitándonos por lo bien que había resultado, al terminar nos fuimos a dormir a la cama de matrimonio.

Mi hija mientras tanto estaba siendo poseída por su padre que la penetró por todos sus orificios, Penélope gritó tanto esa noche, que seguramente los vecinos la escucharon. Noté justo el instante en que mi marido desvirgó el ano a su hija, porque el grito fue desgarrador. La verga de Damián es desproporcionada a la estrecha y pequeña vagina de nuestra hija, ¡Pues mucho más su cerrado es su ano! Sin embargo a Penélope le encanta como se lo hace papá, debo reconocer que tiene un don para follar y ese don lo ha heredado su hijo Ulises..., cada día me folla con más pasión, estilo y generosidad. Su papá le vació toda la leche que durante varios días había acumulado por nuestra abstinencia sexual, se desfogó con la pobre niña que debió recibir un chorro nada despreciable de esperma en su vagina. Por lo que me contó fue bien alimentada, primero llenando su vaginita, después por su boquita y finalmente su ano, hasta acabar agotados. Durante toda la noche no pararon de fornicar como animales, para quedarse dormidos casi al amanecer. Si bien nos intercambiáamos las parejas de forma contidiana, esa Navidad estuvimos follando de modo mono parental, yo en exclusiva con mi hijo y mi marido con la niña a partir de esa incestuosa noche. En ocasiones mi esposo se lleva a Penélopea sus eventos cuando duran varios días. La hacía pasar a veces como su pareja… así podíamos disfrutar de nuestros hijos más intensamente y extensamente. En casa no nos falta un buen polvo que echar sin abandonar nuestros propios roles como padres e hijos. Cuando llego a casa, mi hijo me tiene preparada la ropa en la ducha, me da un masaje en los pies sobre la cama y me sirve con un polvazo que me deja a tono, era la semana blanca en el instituto y mi hija con mi esposo se marcharon a Alemania, a la feria anual del automóvil, eso nos valío a mi hijo y a mí para espacirnos a nuestro placer...

Penélope ya no es una niña, es una preciosa adolescente... una deliciosa chica, flaquita, esbelta... con unas tetitas diminutas y un precioso y sabroso culito de nalgas redondas, paraditas y bien firmes, unas piernas esbeltas pero torneadas que le encanta lucir en jeans ajustados y faldas minis. Ya se maquilla y se arregla para salir a la calle, a sus 15 años mi hija causa sensación al verla salir bien arregladita, parece ser mucho mayor. No era la primera vez que estábamos en Hamburgo, pero tenía prohibido salir del hotel sola. Como buena adolescente me había ignorado por completo, me tenía tomada la medida. Esa noche la esperaba furioso... sé que estaba dentro del complejo hotelero por eso tan solo me quedé esperando a ver a qué hora se le ocurría llegar a la habitación del hotel. Al verla me di cuenta que había bebido un poco, no se tambaleaba al caminar pero su sonrisa delataba el punto ebrio… Dejé el regaño para otro día y la llevé a la cama compartida…. La recosté, le quité las zapatillas altísimas, de pronto... ver sus pequeños pies bien cuidados, sus uñas barnizadas y sentir la suavidad de su piel me provocó un deseo y un placer sexual que hacía tiempo no sentía, así los acaricie y mi hija se quedó relajada. Al respirar...sus pequeñas tetitas subían y bajaban deliciosas. El vestido ajustado a su cuerpo de un modo tan perfecto, que dibujaban la forma de sus muslos, su vientre y esas braguitas su pequeña y delicada vagina.... No pude evitar desearla al ver ese cuerpo frágil y delicado pero a la vez tan provocativo. Le acaricie el vientre, la piel era firme, suave y tibia. Metí mis dedos bajo la falda y excitado recorrí el contorno del tanga, se lo aparté para ver su coño depilado otra vez. Acerqué mi boca a su vulva extasiándome del rico aroma que despedía su coñito, un perfume natural a hembra que me excitó. Lamí su rajita hasta llegar a su clítoris mientras mis dedos apartaban sus labios vaginales e introducía uno en su cueva, extasiado con el sabor de sus jugos...

Mi hija apenas reaccionó cuando la desnudé…le quité la ropa por completo. Me encontraba muy cachondo y deseaba follarme a mi hija después de un día duro y exitoso, me encontraba en todo lo alto. Quería follármela y meterle la verga en tan estrecho coño...ardía en deseos de montarla y hacerla mía. Medio adormilaba le acerqué mi polla a su boca y la agarró metiéndosela lo más que pude. Me la empecé a follar por la boca...Yo le amasaba las tetitas lo que provocó un gemido explícito, aun así chupaba furiosa. Me puse sobre ella en un 69 comiéndole el coño y disfrutando de ese hermoso conejito. Tenía la polla muy dura y deseaba metérsela…, así que la sujeté de los tobillos y abriéndola se despatarragó alzando el culo de las esbeltas piernas. Enfilé la cabeza de mi orondo capullo a su raja y se la fui metiendo poco a poco… descubrí desenconado que el coñito enjuto de mi hijita se tragaba con suma facilidad el despropocionado cipote paterno..., se comenzaba a mover contorneándose para que su padre la penetrara más profundamente. ¡¡Metérsela a mi propia hija era de lo más delicioso!! Mis fantasías de follar con una niña adolescente se me cumplían con Penélope de manera más que sustancial. Estaba bombeando bien fuerte a mi niña, mientras ella empujaba jadeando y gimiendo medio adormilada. Veía mi tranca entrar y salir de su delicada y pequeña vagina... me volvía loco de deseo, lujuria. Por instinto animal y de manera muy irresponsable no usé condón para joderme a mi hija..., quería sentir el tacto natural de su vagina y ni se me ocurrió ponerme condón. La calentura no me dejó pensar con cordura. La estaba follando ya casi unos diez minutos a ritmo frenético con penetraciones muy profundas…, hasta chocar mis pelotas en su culo oyendo los gemidos de mi cría aguantando estoicamente mis duras embestidas hasta la raiz. La follada se hacía tremenda, su pequeña rajita completamente dilatada se embutía todo el falo sin remisión, y en un momento dado se me puso dura enervando todo mi cuerpo hasta que eyaculé dentro de mi hija abundantemente. A mis 39 años mis huevos producen mucho esperma, y sin medir las consecuencias la vacié todo dentro de mi niña, dentro de mi Penélope. El placer es indescriptible al percibir salir el primer chorro de leche, que gustoso dejé emerger hacia su fondo vaginal… Se concatenaban uno tras otro chorro de lefa espesa copada de espermatozoides ansiosos por fecundar a la pequeña niña. Acaparé la entrada uterina de mi hija de esperma fértil, y no la saqué de su intimidad hasta no haberle soltado la última gota de semen… Todavía durante la noche, antes de amanecer la hice mía un par de veces y de la misma manera descargué mi semilla bien dentro de ella hasta dejar secos mi para de cojones flamencos. Le regalé mi semilla a mi propia hija... A eso de las oncen de la mañana, en el desayuno la vi diferente a otros días, callada, obediente, seria...desconocía en ese momento que la sensación de haber sido follada era real y no imaginación debido su estado de ebriedad. Un mes después mi hija estaba preñada...la pobre no sabía de quien era, ni tampoco importaba mucho…Estaba orgulloso de que mi semilla hubiera germinado en la matriz de mi hija y de haberla preñado por primera vez....

En esos meses la niña había pasado a ser mujer o al menos fértil al sobrevenirle la regla. A pesar de poner precauciones, lejos de quererla preñar su padre o mi hijo, quedó preñada por un mal uso o el mal estado del preservativo. La sorpresa fue morrocotuda cuando mi esposo se enteró que su niña de 15 años gestaba un bebé… Nunca nos enojamos por eso, simplemente le echamos valor e hicimos frente a su maternidad. En casa sabemos que el hijo que espera tendrá los genes de uno de los dos machos, que al ser padre y hermano de ella serán casi los mismos. Penélope está de cinco meses de embarazo, pero incluso a esas alturas de preñez aún folla con ellos tan apasionantemente o más que antes… A penas dar a luz una niña preciosa y de ser abuela por primera vez..., en el mismo hospital me sentía mal y tras unos análisis en urgencias nos enteramos que la ligadura de trompas no era tan efectiva… me quedé preñada de mis hombres, de cual tampoco estámos seguros la paternidad... mi hijo era quien más me llenaba la vagina, pero los polvos de su padre no eran descartables. Con dos bebés en casa llegaría finalmente un tercero de mi hija a los dos años del primero, esta vez sí fue engendrado con su hermano, el único con “padre” de los tres bebés venidos a casa. Otra vez todo nuestro mundo hogareño cambió bajo el yugo de los bebés, pero esto es lo que tienen las fornicaciones. Una vagina consta de dos partes distinguibles por una mujer y no por un hombre... una parte interna diseñada para engendrar y una externa para disfrutar. Sin embargo los machos confunden la externa con la interna y las consecuencias son las ocurridas, en donde una abuela como Yo pasea su panza prañada de 32 semanas, empujando el carrito de su nieta de ocho meses.

                                                                                                FIN

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