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La semilla del abuelo Fernando. (Parte 4)

en Amor filial

Yo terminé de recoger la mesa y mi suegra se encargó junto con la niña de lavar los platos y limpiar la cocina, mientras me daba una ducha y me cambiaba de ropa, acto seguido, fui a la habitación y allí estaba el macho de la casa. Me acosté sobre la cama…

-“Hola Carmencita, hueles muy bien”, me decía mientras olfateaba mi cuello susurrándome al oído. El abuelo podía ser tierno en la misma medida que follando un animal, esa adaptación de su actitud me mostraba la seductora masculinidad de aquel macho y lo que a mí me gustaba de un hombre de verdad.

Fue bajando por mi cuerpo hasta dar con mis tetas con las que se enzarzó, me mamó y chupo los pezones haciéndolo saltar de gozo…los mordisqueaba como un caníbal. En su periplo por mi vientre acabó en mi coño, llevándose su boca hasta mis labios vaginales y empezó a estimular con su lengua su clítoris mientras metía un dedo en su interior, aquel dedo entró fácil pues estaba bastante lubricada. Me lo estaba pasando bien. Cada minuto mis gemidos aumentaban de decibelios, más y más…. Estiré mi mano en busca de su espolón… la polla de Fernando era un mostrenco de más de 20 cm de larga y 5 de ancha en la base de donde le colgaban unos testículos que no cabían en una sola de mis manos, pero no era solo la buena pieza de entre sus piernas, sino la capacidad de follar de aquel hombre insaciable que rebosaba testosterona por todos sus poros. Eso lo sabía bien su esposa, y aún con 55 años era un gran semental ávido de hembra.

Mi suegra, la pobre los pudo aguantar bien durante 30 años, pero una vez sobrevenida la menopausia su libido se vino abajo, sus apetencias de hombre eran cada vez menos y su esposo le exigía las misma cantidad de polvos que siempre…, por eso cuando aparecimos en casa hace unos años se alinearon los astros para la mujer y para mí también, permitiendo que yo fuese la hembra joven de un marido insaciable de sexo…, así como suena. Fui el aliviadero de mi pobre suegra que durante muchos años tuvo que soportar ser follada dos y tres veces al día en las épocas de mayor celo del abuelo. Que me follase a mí no significaba que a ella no la abasteciera de verga, también le daba lo suyo, sobre todo ahora en primavera en la época de monta tenía al macho envalentonado, tal vez de ver a los sementales montar dos y tres veces a las yeguas con mi ayuda. En tanto este día de la monta de la potra más joven, ya me había follado en las cuadras y en la siesta más cómodos llegaba la segunda tanda de pollazos, pero podía permitirse una tercera, quizás con su esposa…de momento me comía el coño…

-“¿Te gusta estar comiéndole el coño a tu nuera? Es el mismo coño que has llenado de leche hace unas horas… ¡¿Te gusta como sabe..?! ¡¡Vamos abuelo…No pares cabronazo!!

Cambió de táctica y empezó a follarme el coño con la lengua, metía su lengua dentro de la vagina…, yo me estaba deleitando, eso se debía de reflejar en mi cara, mientras él saboreaba mis flujos pudieron pasar más de diez minutos hasta hacerme correr como una perra. Se envalentó…

-“No pares abuelo, ahora no lo dejes Por Dios… me voy a correrrrrr”. Me hizo caso y se enzarzó más comiéndome el clítoris a la vez que dos dedos hurgaban frenéticos dentro de mi coño a toda máquina, y ¡Zas! me corrí. Convulsionaba y solté un chorro de fluidos directo a la cara del viejo…, continuó lamiendo mi conejo hasta quedar pasiva. Luego se levantó e hizo aparición el gran estoque que me tenía preparado, me abrió de piernas, poniéndose de rodillas ante mí, enfiló su oronda cabeza similar a un casco alemán a mi raja hambrienta de macho. Mirándome se puso sobre mí con sus fuertes manos me abría las piernas a ambos lados de su cintura al tiempo que le agarraba de los huevos sopesándolos…

-“¡Vaya sí que pesan! Los vuelves a tener a tope de leche como dices… y son el doble de grandes que los de mi marido, de ahí la ingente cantidad de semen que tienes preparado siempre…”

-“Prepárate para gozar nena... me muero por probar tu chochito otra vez y reventártelo bien…”

Y empezó a insertar el badajo en varias clavadas dentro de mi dilatada y caliente vagina mientras tomaba una de mis tetas y lo masajeaba... alaba mi pezón tieso. A esas alturas estaba jadeando de placer recibiendo los empellones de su recia verga, sus empujones me empotraban contra el colchón una y otra vez…

Yo alucinaba con las palabras de mi madre, y ya no había vuelta a atrás, sabía que ese pedazo de macho que era mi abuelo se estaba tirando a mi madre, la penetraba con ese pedazo de polla que daba pavor verla y por si fuera poco, pensaba correrse dentro de ella el muy cabrón una vez más. Cualquier amiga mía no creería lo que pasaba en la casa de campo y granja de mis abuelos. Veía a mi madre ahí, completamente ofrecía y convencida, tumbada sobre la cama que a veces compartíamos, siendo follada por mi querido e híper dotado abuelo Fernando encima de ella, abierta de piernas taladrándola salvajemente….

-“¡¿Quieres ser la madre de mis nuevos hijos…?! ¿Te gusta que te haga mamá otra vez…? No di crédito a mis oídos…

-“¡Follarme! ¡Por favor, Fóllame…! No reconocía a mí madre diciendo eso y me di cuenta de que el abuelo hacía con ella lo que quería.

-“¡Eso pensaba hacer! ¿Preparada para sentir más dentro la verga de tu semental?  Decía al tiempo que la miraba desafiante, y cogía con una mano a mi madre del cuello y con la amasaba sus tetazas. Su mazo hasta se calaba entero en su chocho hinchado abriendo los labios vaginales de mi madre sin dejar de presionar…

-“Entonces quieres mi leche en tu coñito otra vez… ¡¿Verdad?!”

-“¡Gmmmm!” Consigo articular mi madre al notar su polla pugnando para abrirse paso en su interior, pareciendo no querer acabar de entrar pero de improviso, el gordo capullo la atravesó de golpe. ¡Gmmmm!” Protestó.

-“Relájate que ya está dentro y ahora empieza lo bueno. ¡Vas a gozar como nunca mi hijo te hizo deleitarte estando casada con un coñito tan estrecho!”.

Me parecería increíble lo que estaba presenciando si no fuese lo habitual. Mi madre cooperaba en la follada activamente coma vulgar zorra de pueblo…. Ahora el abuelo hacía que el conejo de mi madre se partiese y se fuera adaptando al grosor de su miembro abriéndolo a más no poder como solo estuvo el día que me parió.

-“¡Papi sigue! Tú puedes llenarme otra vez. ¡Métemela entera que no quede nada fuera de mi coño!”

-“¡Me vas a dejar los cojones secos hoy Carmela! ¡Menuda potranca estás hecha!”.

La follada a los tres minutos le hizo ver las estrellas cuando sintió una corriente que me atravesó el cuerpo desde la cabeza al coño… -“Abuelo ¡Me voy a correr! No pares por Dios Santo ¡Dame más fuerte, más hondo!

Entonces arreció para goce de la dama, no dejaba de luchar por entrar en el útero de ella. La presión que ejercía parecía que comenzaba a transformarse en una sensación verdaderamente placentera para mamá. El viejo comenzaba un lento vaivén en su interior y yo veía como poco a poco introducía más y más su polla en mi madre…. Agarrándose fuertemente al cuerpo de mamá comenzaba a mover la polla adelante y atrás. No podía creer que el coño de mi madre fuese capaz de albergar a ese monstruo. Debía sentirse llena por completo, probablemente como nunca antes de llegar a la finca. No lo podía creer pero mi madre comenzaba a gemir en una corrida súper rápida…

-“Joder, sabía que te iba a gustar Carmencita. ¿Disfrutas, eh? Tienes un conejo increíble, voy a tener que follármelo más veces si quieres dejar de tenerlo así de apretado. Parece mentira que habiendo parido sigas así de estrecha. Es increíble. He desvirgado a más de una del pueblo en toda mi vida, pero ninguna lo tenía así de rico, créeme.

-“¡Aaahhhhh! Siempre he sido así. En el parto me costó lograr dilatar para sacar al cabezón de mi hija, pero mi cuerpo tiene la genética de recuperar la figura enseguida…. En dos meses tenía la misma talla y el chochito cerrado como una adolescente virgen. Acertó a decir mi madre entre gemidos…

-“Joder nena, eres una mujer única. Después de estar casada, madre, y con el coñito de una cría de 15. ¡Qué conejito! Tú lo que necesitas es este entrenamiento constante a base de una gran polla y verás si dilatas bien.

-“¡¿Vas a ser tú quien me folle…Verdad?!

-“Sí, ¡¿Quién va a ser sino?!”. Mi abuelo se engarba personalmente de montarla a diario y le quedaban fuerzas para follarse a la abuela.

-“Nos vamos a asegurar de hacerte una buena barriga, ya verás cómo ahora sí serás capaz de parir sin esfuerzo. Se nota que aquí han entrado pocas pollas como la mía, ¿eh?” Le dijo mirándola y sonriendo…

-“Sin contarte, sólo tres… ¡Me corro, paraaaa....!” No podía creer lo que oía, ¿TRES? Siempre supuse que mi madre habría estado únicamente con mi padre y ha probado con la de hoy cuatro.

-“Si nena, disfruta de tu cuarta… porque ya no vas a querer probar otra. Así que tres, ¿eh? Pero no serían como la mía, ¿verdad? Sigue corriéndote y disfruta Carmencita…

-“Ni por asomo, ¡Aaaahhhh! Con la de tu hijo apenas medía lo de la media española de 14 cm. Con los otros solo uno te hace un poco de sombra. Sí que la tiene más grande, pero no como la tuya por Dios, ¡Qué placer…!”

¡Uff, calentona…! ¡Vaya coñito más caliente y estrecho que tienes, joder…! ¡Y vaya tetas! ¡Te voy a arrancar los pezones a chupadas! Gritó mi abuelo extasiado mientras le succionaba los pezones con tal pasión que parecía que se los iba a arrancar de verdad….

-“Nunca había sentido algo igual hasta que follas tú, ¡me corro de nuevo cabronazo…!” Dijo mi madre.

-“Tú disfruta, que la tengo prácticamente toda dentro, nena. Sólo me falta un poco más. Eres una yegua de primera. Recréate con tu semental y de su gran badajo. Te has adaptado enseguida a todo un macho. Goza con ella, sigue corriéndote…. Te has convertido en mi yegua favorita. Cada vez te voy a montar bien duro”.

-“Para, no puedo más… ¡Te lo suplico!” A él eso le calentaba más y subía el ritmo.

Entre gemidos le recordaba a mi madre lo hermosa que era, lo "calentorra" como ninguna –“¡¡Oohhh, siiiií!!  ¡¡FÓLLAME MÁS!!” Respondió mi madre dejándose llevar. Mi madre encadenó ese orgasmo con otro aún más intenso. No podía dejar de correrse al tiempo que seguía oyendo las palabras de su suegro. Parecía una auténtica gata en celo…y yo no dejaba de alucinar con lo de esos amantes que debía haber tenido. ¿Quiénes serían esos otros hijos de puta que se la habían follado? De repente y en plena cópula, el abuelo dio una estocada mucho más enérgica y profunda y el gemido que dio mi madre me asustó. Él le tapó la boca con una de sus manos…

-“¡Ooohhh, nena! Has podido con toda… Tienes mis más de 20 cms completamente dentro. Tienes el coño más cojonudo que he probado en mi vida. Tan estrecho y tan tragón al tiempo. ¡¡Oh siiií!! qué gustazo me da metértela entera. Hacía tiempo que no la clavaba tanto, créeme. Matilde no se deja tan hondo. Goza de ella y sigue corriéndote, que ahora sí que tienes el coño bien abierto y listo para complacer…”

-“Fernando Aaahhh, la siento en el cuello del útero…, noto todo el glande hinchado en mi vientre ¡Joder hasta  ahí nadie ha llegado nunca!

-“Lo sé, pero ¿A qué te gusta? Esto lo aprendí con una joven madurita como tú. Tú tranquila y disfruta con mis pollazos sin preocuparte por nada, ni tu hija ni tu suegra rechazan lo que hacemos, ya lo sabes…¡Y que se atrevan a hacerlo…!” El abuelo le decía que pensara sólo en su coño, en la polla que la estaba atravesando y en ella, mirándola fijamente a los ojos. Que lo que tenía que hacer es gozar, que una yegua como ella había nacido para ser montada y que supo que estaba necesitada en cuanto la vio llegar a la casa de campo.

Le preguntaba arrogante si había gozado alguna vez tanto, después de haberla corrido ya tres veces a mi madre…. Ella le decía… -“¡En mi vida he sentido nada igual! Con mi tu hijo pocas veces llegué al orgasmo…, normalmente tenía que acabarme sola”.

Oía todo esto entre gemidos y jadeos que me estaban volviendo loca. Le decía que cómo con un cuerpo como el suyo nunca salió a buscar más a menudo guerra fuera de casa, hubiera encontrado un montón de candidatos dispuestos a montarla. Parecía que quería hacer de mi madre una puta. Comentaba en plena embestida que tenía un cuerpo y un coño hechos para dar y recibir placer…, eres una mujer demasiado desaprovechada y los años pasan nena…. –“Has estado demasiado desaprovechada, te mereces que te amen más…”.

-“Ya lo sé, pero ahora…. Solo me preocupa lo abierto que me lo dejas…, mi coño necesita horas para cerrarse”.

-“A mí me parece que no se te queda tan abierto, hace años cuando iba más a menudo al pueblo me tiraba a alguna casada, en casa los maridos se extrañaban de lo dado de sí que lo tenían, pero que no les decían nada…. Lo cabrones se callan para no afrontar la cornamenta o las posibles consecuencias….”

Mi abuelo le contaba a mi madre que a una de Madrid que tenía una casa en el pueblo, solía venir los fines de semana y las vacaciones con su marido y sus tres hijos, el segundo y el tercer crío se lo hizo el abuelo en los siguientes veranos, continuó viéndola pidiéndole más y más polla cada vez que se instalaba en el pueblo. Y el marido ahí como si nada…. Mi abuelo debía ser el semental del pueblo dispuesto las 24h a montar a todo aquello que llevase faldas. Salí de la nube en la que estaba envuelto, abrí de nuevo los ojos y vi que seguía dándole bien duro, volví a oír sus palabras con claridad…

-“Joder, ¡Qué gustazo darte así de duro estando al corriente mi esposa y tu hija! Es una pena que la niña no esté aquí… Me gustaría que te viese así, despatarrada y con la estaca del abuelo dentro del coño de su madre… Joder que morbo que viese como le hacía a su mamá una buena barriga PREÑÁNDOLA…”.

-“Vamos abuelo, tú puedes preñarme… ¿Tu, no tan querido hijo, nunca quiso tener más críos?”

-“Jo vaya…Dime que siiií entonces… Te quiero preñar este año. Déjame que le haga un hermanito a tu hija y un nieto a mi esposa…”, decía el muy cabrón sonriéndole.

-“¡Estás loco, no puedo másss…!!”

-“¡Yo tampoco voy a poder aguantar mucho más! ¡Te voy a llenar entera de leche! ¡Que polvazón que tienes cabrona! Gritaba clavándome la polla salvajemente….

-“¡¡No, por favor!! ¡¡Dentro no te corras otra vez papaíto…, paraaa…!!”

-“Ya es tarde cariño, prepara el coño que estoy hasta arriba de lefa… ¡Ojalá te fallen las pastillas esas y le damos un hermanito a la niña…! ¡Aaaahhh, qué gustazo me da correrme en el mismo útero…. ¡Voy a preñarte Carmela!”

-“¡No, por favoorr…! ¡Te lo ruego por Dios Santo…!”

-“¡Ya me viene… siempre te gusta! ¡Ahhhh!, ¡toma!, ¡toma!, ¡toma!” Gritaba clavando su mirada en los ojos de mi madre, al mismo tiempo que la insertaba con golpes cortos en el fondo vaginal soltando a cada convulsión un grueso chorro de semen que le atoraba las trompas de Falopio. 

El abuelo aumentó la fuerza de sus embestidas y pude ver como su espalda se arqueaba hacia atrás y los músculos de sus nalgas se tensaban. Aumentó el ritmo de la penetración hasta que pudo sentir una serie de espasmos dentro del coño, apretando y soltando sus músculos vaginales con toda la carne dura del abuelo Fernando metida en lo más profundo de su vagina… se había corrido y al mismo tiempo liberaba una serie de jugos de su interior que salían rezumando la polla de mi fornicador, a la par que él estaba empezando a depositar toda su leche hirviendo en el coño de mi madre, y daba un bufido como el de un toro bravo asilvestrado. Debían ser unos intensos, calientes e interminables chorros porque mi madre comenzó a correrse de seguido con descontrol. Debía sentir cada uno de ellos, dos, tres, cuatro chorros…, y así hasta seis por los puntillazos que daba, al tiempo que sentía esa majestuosa polla palpitar una vez y otra en su hambriento chocho….

-“¡Aaaahh…! noto tu semen cabronzo… te estás corriendo dentro de mí…”

-“Sí cariño, ummmm…, y no veas que corrida…”

-“Me estás llenando por completo, siento tu leche hirviendo… ¡Joder me corro de gusto cabrón…!”

-“¡¿Cómo te gusta, eh?! Ahhh, Toma lefa Carmencita…, toma más…”

-“Sí que me gustaaaa semental…”.

-“Jamás me he corrido tanto como follando contigo. Me estás sacando hasta la última gota tigresa, Tenía que verte mi hijo aullar así y lo que está tragando tu coño, a ver si hubiese aprendido a follarte en condiciones. ¿Imaginas su cara al vernos así, aquí conmigo en plena monta?”

-“¡Calla y córrete en mi útero! ¡Dios mío, la leche que me estás echando dentro…De esta me preñas ABUELO…!”

-“Sí, tómala toda... directamente al útero, a ver si te preño de una vez....Te hacía falta, cariño. Las mujeres con conejos como el tuyo necesitan que las follen bien, en su casa o fuera de ella. Y tú necesitabas que alguien te llenase el coño de leche varias veces al día para dejarte satisfecha…”

Tras acabar de correrse en ella, dejó caer su cuerpo sobre mi madre. Ella seguía con las piernas alrededor de sus caderas y con la polla del macho de la casa empalándola. Las manos de él buscaban sus pechos, jugaban con sus pezones, pellizcándolos y tirando de ellos, y su boca buscaba la de mi madre. La besaba con auténtica lascivia. Después comenzó a besar su cuello, a lamerlo, para enseguida bajar y volver a succionar sus todavía erguidos pezones. Las chupaba y mordisqueaba diciendo que eran fantásticas pero que las quería probar llenas de leche, que así deberían de ser la hostia. Qué cabrón, la sola idea de que preñase a mi madre me volvía loca.

Comenzó a susurrarle al oído… -“¡Oh, nena! ¡Eres fantástica! Eres de esas pocas hembras que se vuelven locas de placer al sentir que se están vaciando en ellas... Joder que manera de correrte según te estaba llenando el chochito, ¿eh? Con los espasmos que das me exprimes los cojones como ninguna antes”.

-“¡Eres un auténtico hijo de puta abuelo! ¡Hay que ver…joder cuanta leche eyaculas so cabrón! ¡Eres un burro corriéndote! ¡¿Esos huevos es que nunca paran de fabricar leche… me has llenado esta mañana y ahora otra vez?!” Decía mi madre consternada pero con cierta aprobación…

-“Ente el potro y yo hoy te hemos dejado bien abastecida de leche… Todo lo que has tragado hoy equivale a un par de desayunos completos”. Mi madre y el abuelo se rieron de la ocurrencia.

Ella acariciaba su cabeza agradeciendo su regalo orgásmico, se hallaba exhausta pero él no había acabado aún, lo notaba horadando su ajada vagina hasta el útero, mientras seguía entre sus piernas bombeando su gran cipote…, sus pelotas chocaban en el culo mojado de mamá, produciendo un chapoteo enloquecedor, ese par de huevos que producen leche para abastecer a una central lechera. De pronto aumentó el mete saca, evidencia de la gran corrida y allí estaba mi madre otra vez esperando el chorro de leche que lee coronó la matriz de semen espeso. Vaya tela con el abuelito, la abundancia de sus eyaculaciones se asemejaban a las del equino.

Sin habérmela sacado me volvió a follar en la postura del misionero, pero yo creo que más bien era una subrogación de la corrida pretérita de cinco minutos antes… Percibí el primer gran chorro y los otros dos siguientes que eran generalmente los más copiosos, largos, gruesos y con mayor presión, después a cada esténtor un leve lechazo más hasta que ambos terminamos cansados, exhaustos y satisfechos. No me cabía la menor duda que mi suegro es un semental de pura raza…, he de reconocer que me tiene bien abastecida y no sé dónde llegará la cosa, pues aunque tomo precauciones, un descuido puede ocurrir o la efectividad de las pastillas anticonceptivas… a veces paso varios días sin tomarlas porque no tuve la previsión de ir al pueblo a por ellas, no obstante eso no es ningún impedimento para él que me llene bien de esperma, sea cuando sea. La suerte hasta ahora es que no siempre acaba llenándome la vagina…, el culo y la boca son la alternativa y reconozco que no me disgusta nada, pero son muy abundantes sus corridas…. Todos en esta casa tenemos nuestro lugar, y Yo no me puedo negar, porque estoy mantenida con mi hija en su casa, y sobre todo porque lo necesito y me gusta follar con él como mujer y hembra con necesidades fisiológicas imperantes. También se lo debo agradecer a mi suegra que permite que el pobre hombre se alivie conmigo liberándola a ella de gran parte de la carga de una hembra… “Que es Ser el aliviadero de la necesidad perentoria de todo macho”, el coño de la mujer de casa debe ser donde se deba desahogar el hombre antes de buscar furcias fuera.

La tarde se pasó tranquila después de la fogosa siesta que pasaron mi madre y el abuelo, en verdad una como otras tantas que pasaban en esa privamavera especial. Yo me dediqué a mis estudios, después de ayudar a la abuela dejando caer la tarde hasta la llegada de la noche, y Esa misma noche después de cenar, no había nada en la tele que a la abuela le gustase, dijo que se iba a la cama… mirando a su esposo… Y mi madre se dirigió a mí…

-“Hala Laura, tú también acuéstate”. Me dirigí a mi habitación.

Después de un rato sentí a mi madre entrar en la suya y al abuelo a los diez minutos pasar por el pasillo, sentí cerrarse una puerta cuando se metió en la cama con su esposa. Un poco más tarde, muy suave me levanté para salir al pasillo, y acercarme a la puerta de mis abuelos desde donde yo podía oírla perfectamente gemir en tanto se la follaba el abuelo. Pero antes oí la conversación que mantuvieron previo al fornicio…

 -“¿Qué tal se porta Carmela contigo…?”

-“Bien, muy bien es como una yegua, joven y necesita ser follada. Hoy se ha tragado tres lechadas… dos que le he suministrado yo y la cata que le ha hecho al potro para ver si tiene condiciones de ser un buen semental”.

-“Ha sido cuando la ha puesto perdida de leche… Olía a semen como una puta barata, pero hay que reconocer que no hay nadie como ella para saber si el esperma de un semental es de calidad…”.

-“Es extraordinaria… un espectáculo verla mamar las pollas de los caballos sementales…”.

-“Pues en esta casa no le faltara un buen semental”. Mi abuela se reía, y continuó diciendo… “Pues dale que con ella no se termina la saga. ¡¿Tú ves cómo se está poniendo la cría?!”.

-“Es muy joven, tiene solo 12 años, Matilde la puedo reventar de un pollazo”.

-“¡Pero qué dices burro! En unos días tiene 13, y está echando un culo de agárrate, ¡¿No me digas que no te apetece follártela?! ¡Es una virgen potrilla! No siempre vas tener la oportunidad de estrenar a una como esa… Y seguro que ya tiene el coñito para recibir una buena polla como la tuya. Solo tienes que tratarla bien, no partir en dos a la criatura”.

-“La dejaremos para cuando esté un poco más crecidita, de momento te tengo a ti”.

-“¡¿Entonces me vas a dar mi ración de polla esta noche…?!”.

-“No te quepa duda”.

Mi abuela estaba dispuesta a abrirse de piernas como otros días no estuvo…, seguí escuchando como ella iba a disfrutar del polvo que le iba a suministrar el abuelo…

Sus ojos recorrían de pies a cabeza mi cuerpo desnudo sin disimular su mirada libidinosa, enseguida empezó a surgir el bulto por debajo de sus calzoncillos, su hermosura sexual estaba poniéndose rica, deseosa de mí, yo levanté los brazos a mi nuca, posaba para él girando lentamente para que me pudiera ver por todos los ángulos posibles, sacando la cadera lo más posible para resaltar mis nalgas y erguía mis voluminosas tetas un tanto caídas por la edad, los 53 años no perdonan, todo ello con una sonrisa cínica que le invitaba a hacerme suya.

Se acercó a mí ofreciéndome sus labios y le correspondí besándonos apasionadamente en la boca mientras sus manos recorrían mi desnuda anatomía y mi mano asía su verga, buscando con la otra mano bajarle el bóxer y liberar su delicia que ya se sentía extremadamente endurecida. Le saqué el falo y lo empecé a masturbar con cariño para no provocar una eyaculación precipitada, pese a que ya había descargado sus gónadas dos veces dentro de mi nuera. Sus manos hacían de las suyas en mi cuerpo acariciándome por todos lados poniendo especial atención en mis nalgas y culazo. Con su boca hacia los "honores" a mis crecidos pezones chupeteándolos hasta morderlos…, su otra mano estaba frotando la carnosa vulva de mi chumino rasurado para él. Por momentos se recorría los labios vaginales hasta mi clítoris mojándose los dedos con la miel que escurría del panal que tengo entre mis piernas.

Era tiempo de gozar su ricura entre mis labios, le pedí que se relajara sobre la cama e inclinándome llevé la cabeza oronda con forma de casco se soldado alemán de su rígida verga hasta mis labios, para besarla sonoramente mojando mis labios con el cristalino liquido lubricante que emanaba del ojal de su glande, lamí todo su tronco hasta llegar a sus enormes huevazos, por donde pasé mi lengua repetidas veces e intentaba meterlos a mi boca chupeteándolos como dos caramelos y tirando de ello a punto de arrancárselos de cuajo…, volví a subir chupando el tronco hasta la cabeza, entonces le empecé a mamar su preciosidad golosamente metiendo lo más que podía del falo en mi boca llegándome a la garganta, él se movía de arriba abajo como si me estuviera follando por la boca, mientras me hacía un dedal entre las nalgas, tanto el ano como el clítoris.

Minutos más tarde decidí romper la pose por temor a que eyaculara anticipadamente… por fin tomó la iniciativa besándome todo el cuerpo, principalmente mis tetas y mostraba especial interés en mis nalgas y mi conejo donde extrañamente lamía mi vello púbico en forma de corazón muy bien recortado y cortito quedando aterciopelado, se puede decir que no hubo un centímetro de mi candente cuerpo por donde no pasara sus labios y lengua, poniéndome en varias ocasiones al borde del orgasmo… en otros tiempo mis flujos vaginales se escurrirían por entre los muslos siendo lamidos por él, pero con la menopausia estaba más seca y necesitaba más pre-coital. Ahora fui yo quien se recostó sobre la cama, abriendo mis muslos para brindarle mi hendidura vaginal un poco mojada y muy ardiente, la cual chupó por largo rato llevándome al orgasmo más delicioso de los últimos días. No podía resistir más el deseo de sentirlo dentro de mí, así que descaradamente le pedí que me follara…

-“Vamos Fernando, me tienes a punto de caramelo ¡Fóllame YA!”

No se lo pensó mucho, se incorporó y colocó la cabeza de su recia maza, grande como mostrenco, entre mis labios vaginales haciendo una leve presión, su tranca empezó a penetrar mi humanidad expandiendo mis paredes vaginales ceñidas, sentía con deleite cada porción de su cipote entrando a mi templo del placer hasta que su vientre chocó contra mis ingles. Me tenía totalmente envergada, completamente llena de carne dura mientras su hermosura polla entraba y salía de mi conejo hambriento de ese enorme pieza y sedienta de su lefa. Con movimientos acompasados cada vez más rápidos, yo movía mi cadera en círculos mostrándole que no trataba con una novata en las lides del placer…, percibía su glande frotar cada terminación nerviosa de mis paredes internas… me electrifica de gozo, cuando súbitamente se detuvo… Estaba tan cachonda y anhelaba tanto seguir sintiendo su hermosura dentro de mí que habría aceptado cualquier cosa que me hubiera propuesto, así que en la misma pose que estaba solo abrí lo más que pude las piernas subiéndolas a la altura de sus hombros….

-“Sabes abuelo que follarme por el culo es como follarte a una virgen”.

No vio en mi cara nada de rechazo, pese a tener un pollón de un calibre demasiado grande para mi ceñido anito, sin embargo tan pronto me ofrecí mi arrepentí, tal vez el desgarro de mi culo sería un problema, en tanto no podía producirse el preñado de mi barriga, así que la guie de nuevo a mi coñito y él lo entendió…,  enfiló su glande hacia mí nuevamente, apuntando a la bocana de mi coño, aun cuando tenía muy lubricado su falo con mis propios jugos, la cabeza de su verga no lograba entrar en mi coño con toda facilidad, tal pareciera que mi coño se negaba a recibir al colosal visitante. Después de dos intentos la cabeza de su preciosidad empezó a penetrar en mi vagina, realmente no me dolía… solo me excitaba sobremanera estar siendo follada como la primera vez por autentico semental, un macho un verdadero hombre. Por fin la cabeza de su verga penetró en mi conducto camino del utero avanzando sin pausa…, finalmente creía sentirla alojaba en mi matriz, a cada centímetro de verga que me entraba lo registraba con mucho placer, el golpeteo de sus huevos en mis nalgas me indicaba que su hermosura estaba totalmente incrustada en mi coño, ahogaba las ganas de gritar de dolor y placer, solo daba apagados quejidos acompañados de palabras incoherentes tratando de decirle lo bien que me sentía al estar siendo fornicada tan profundamente.

-“Nunca me cansaré de que me folles. Eres el mejor macho que hay en la faz dela Tierra. ¡Húndemela entera en mi coño… así hasta los mismas pelotas! ¡Házmelas sentir en mi vulva aporreándola!”

Su verga entraba y salía múltiples veces de mi acomodado chocho, trataba de ayudarle moviendo mi cadera en círculos intentando que eyaculara para descansar mi ajado coño del extraordinario visitante, sin embargo el dolor de mi profundo coño se detuvo para dar paso al placer, repentinamente empecé a sentir divino como entraba y salía su hermosura de mi vagina dilatada, y en unos minutos me llegó el primer orgasmo por penetración profunda con todo el tallo enterrado en mi interior. Convulsionaba teniendo una “Muerte dulce” como si de una adolescente se tratase, aquello debía de ser porque me tenía a pan y agua ya una semana larga. Momentos después Fernando arreciaba con un ritmo mayor, aquello me indicó que estaba por "correrse" inminentemente. Con aquella agitación que a bien seguro podía durar un par de minutos antes de descargar su semilla, o tal vez más con lo corrido ese día…, me preguntaba

-“Matilde, ¿Dónde quieres recibir mi leche?”

Esa noche ameritaba recibir su esperma dentro de mi útero, pese a estar desahuciado para preñarlo, así se lo hice saber, casi enseguida empezó a eyacular bañando mi fondo vaginal de esperma. Me hizo notar su primer chorro de lefa, y los siguientes aldabonazos más leves…, no le debía quedar demasiada lefa en sus testículos, pero de este polvo se los dejé bien secos. Al cabo de unos segundos sacó su verga de mi coñito y me incliné para chupar los residuos de leche que aún le brotaban dándole las últimas chupeteadas de ese día. Dimos el día por concluido, arreglando las sábanas nos quedamos dormidos uno al lado del otro…. Todo estaba en su sitio con mi esposo a mi lado y yo llena de su semilla, la preciada por tantas hembras “Semilla del abuelo Fernando”. No me apetecía levantarme para asearme, sentir su calor, su aroma y el gustazo del polvo lo hubiera roto todo con ir al aseo como una amante que tiene que quitarse el aroma de su macho para volver a casa con su marido. Este era mi esposo y deseaba mantener su olor a testosterona toda la noche.

Una vez que acabaron desde mi habitación se produjo la calma teniendo una última conversación entre ellos en su habitación de matrimonio. Los oía decir…

-“Ahora sí que tienes los cojones secos Fernando… el macho de los huevos colgando”.

A mi abuela le gustaba hacer esa rima que le iba ni al pelo con mi abuelo…, y luego me fui a mi habitación, casi no dormí en toda la noche, pensando en aquello, me acaricie la vagina hasta cansarme consiguiendo un par de orgasmos. Mi cabeza dio mil vueltas ¡El abuelo es capaz de follarse a dos hembras en un solo día! ¡Cuándo me tocará a mí! Todo continuó de esta manera de manera cotidiana durante los dos meses de apareamiento de las yeguas. Después era menos frenética la actividad sexual, tanto en la granja por parte de los caballos en un como en la misma casa de campo por los humanos adultos que vivían en ella. Hasta una vez acabado la temporada de monta, unas dos semanas después, mi madre nos dio gran noticia, era el mes de julio en plena canícula de verano cuando en la mesa reunidos los cuatro dijo…

-“Quiero que sepáis que... ¡Estoy preñada de dos meses!”

-Vaya esta temporada hemos preñado a una hembra más”, dijo mi abuela con una media sonrisa sabiendo lo que eso significaba, dado que el semental de su marido exigiría follarse a sus hembras y a una de ellas ya no iba a poder, así solo quedaba la abuela para recibir a su marido.

Mi abuelo se alegró y fue a sacar una botella de sidra para celebrarlo…, mi abuela se acercó a mamá y le dio un abrazo y un beso diciéndole…

-“Gracias querida, lo que mi hijo no ha podido darte te lo ha dado su padre, es lo más hermoso que ha pasado en muchos años en casa, gracias cariño. Ahora no dejes que te toque la bestia esta…”

Mi abuelo no tocó a mamá hasta después del parto, no porque se lo impusiese su esposa, sino para no frustrar el embarazo, así para aliviar al abuelo ya se encargaría la abuela…, sin embargo mi abuela no podía con el semental de su marido que necesitaba desfogarse tan a menudo. No obstante Sumisa se dejaba follar día y noche para satisfacer al macho, a base de calmantes por el dolor de su vagina profunda y los ovarios…, su hombría insaciable necesitaba al menos dos mujeres, era evidente, por eso la llegada de mamá y yo a casa de los abuelos fue una bendición para la pobre abuela, un poco harta de ser perforada tan de continuo por la verga de su marido, tan gorda e insaciable. Como cada vez que el abuelo Fernando se la follaba salvajemente, tenía que pagar el precio del sexo profundo feroz, le dolía fuertemente el vientre, hasta el punto que tenía que tomar un analgésico para mitigar el dolor, no podía ni sentarse sin que le doliera hasta la trompa de Falopio…, pero solo le duraba hasta la tarde de forma decreciente hasta desaparecer. Imagínense cuando solo se la follaba a ella y recibía a su marido dos o tres veces al día, nunca se recuperaba, porque ella de siempre ha tenido el coño poco profundo y bastante estrecho para un pollón como el de su esposo. Otro novio que tuvo nunca le hizo nada de daño.

Por otro lado pensaba en las ganas de mi madre por quedar preñada, y de mi abuelo por preñarla como si de una yegua más de la granja se tratase.... Solo pensaba en toda esa leche que depositaba justo en la boca de la matriz de mi madre Carmela presta a preñarla, algo que por suerte aún no había ocurrido en los cuatro años que vivíamos  con ellos.

Continúa...

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