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Carta a mi reina, a mi putita

en Transexuales

Desde que te conocí estoy ansioso y excitado. Me llevas loquito. Si tu eres mi putita, a mis cosas yo las cuido. Por eso eres mi Reina.

Mi fetiche son los olores. Tengo una sensibilidad muy grande con los olores. Estoy seguro que tu olor a hembra mezclado con un suave perfume a flores o a frutas me volverá loco, aun más loco. Yo te deseo vestía bien femenina, pero con el pelo corto. Me sobre excita el pelo corto en las mujeres.

Con esa excitación te sujetaré de las caderas, subiendo hasta tu cintura para con firmeza, atraerte hacia mi, que puedas sentir mi erección en ese culiito tan apetecible que tienes.

Así podré oler ese perfume directamente de tu cuello, desde el origen mismo, justo detrás de la oreja y que se extiende hasta tu hombro.

Uff ese es el camino de los dioses hacia la lujuria, lujuria que se desata en el momento que de manera obligada te giras para fundirnos en un beso que deja huella en la piel. Dios, que excitado que me tienes. No se cuánto podré aguantar.

En ese beso vuela todo lo que nos impide sentirnos plenamente el uno al otro. Despojados ya de todo, mis brazos te rodean con la precisión justa para que nuestros cuerpos estén en pleno contacto. Sólo llevas puestas esas medias rejilla hasta medio muslo, lo que permite que la dureza de nuestros sexos se enfrenten. Como amo sentirte tan femenina y tan tu en ese momento!

Todo está yendo muy rápido. Porque a mis cosas las cuido, no permito que me la chupes si yo no puedo hacerlo al mismo tiempo. Nuestros cuerpos encastran de manera armonioso en el más sublime de los 69s que jamás alguien haya visto. Pero eso queda entre tu y yo. 

La manera en que recorres mi pene venoso y erecto, que con facilidad engulles con maestría me tiene alucinado. Eres capaz de llegar hasta que tu hermosa nariz toca mi pelo público, para luego ir liberándolo con un rastro de saliva. No es si no cuando ese hormigueo que me provocas con tu mamada se calma en mi, que dejo de masturbarte lentamente, para comenzar a lamer y engullir tu polla. Es tan hermosa que necesito poner toda mi atención en ello.

Tu utilizas tu saliva como lubricante en la paja muy lenta que me realizas, mientas yo no puedo dejar de sorber todo ese líquido que desprendes. Te estás poniendo muy perra, puedo notarlo, y me encanta que sea por mi!!

Yo ya no puedo más, me tienes en el límite de mi excitación. Te suplico, te imploro! Necesito penetrarte, que sientas dentro tuyo todo aquello que tanto has soñado. Me ofreces tu "culito". Es bello, hermoso, como pocas cosas he visto. No dudo un segundo, estás a cuatro con tu pecho apoyado en la cama, y me lanzo a recorrer con mi lengua ese botón rosado, tu tesoro que ahora es mio y sólo mío. Por favoorrrr, manjar como pocos el recorrer con mi lengua tu ojete, lo necesito bien lubricado. Poco a poco voy introduciendo un dedo y luego otro, mientas mi lengua recorre esa zona entre el placer y la lujuria.

Mientras te follo con dos dedos no dejo de masturbarte con la otra mano. Tu capullo rosado están hinchado, lleno de sangre. Igual que el mío. Entre tus gemidos de perra logro distinguir una palabra: FOLLAME!!

Pero no así, mi reina. Eres mi putita pero eres MIA! Quiero ver tu cara mientras te penetro. No quiero follarte, quiero hacerte el amor. Como mi reina se merece. Una sonora palmadita en ese culo que te gastas te obliga a girarte. Te beso y por Dios cómo te beso. Podría estar horas lamiendo de tu boca de Afrodita.

No hay tiempo que perder, pones tu piernas en alto, me ofreces su entrada que queda en el lugar justo para que mi glande bien hinchado comience a penetrar tu esfínter. No quiero hacerte daño, sabes que te cuido, pero ya no puedo más. De una estocada hasta el fondo. Mi pubis choca contra tu culito. Estoy seguro que puedes sentir cómo te lleno, mientras yo puedo sentir tu erección desde adentro. JODER, es el paraíso!!

No puedo dejar de mirarte. Necesito poseerte pero no, amor. Te lo mereces. Mi nena se lo merece!! Por eso apoyo mis manos sobre tus muñecas, ahora puedo dominarte sin ser brusco. Comienzo así un mete y saca pausado, desde lo más profundo de tu ser hasta casi salir por completo. Tu cara lo refleja, puedo verlo. Sientes ese vacío que nuevamente lleno con mi miembro. y otra vez. 

Tu cara contrariada me indica que no puedes, que no debes queda vacía. Por eso con violencia te penetro hasta lo más profundo, mientas bajo a besarte. Quiero llenar tu cuerpo y tu ser. No dejo de mover mi pelvis sobre ti de manera pausada pero firme. Tu macho te esta poseyendo! Por eso recorro como puedo tu piel, arrastrando mis dedos desde tu axila hasta tu muslo. Así puedo colocar tu pelvis en otra posición, pera que me sientas de otra manera. Y entro y salgo primero lento y luego de un sólo golpe. Tu berridos van en aumento, gimes como una leona mientras se la follan. Porque es tu macho el que te folla, pero que te ama.

Tus pezones que están más que duros, son un diamante que se me brinda para que los lama, con abundante saliva. Primero uno, después el otro. Y te retuerces bajo mi peso. Mi nena está transformada en una loba en celo. De tu berga sale líquido mucho líquido. Como del mío, pero que silenciosamente voy dejando en tu interior. El tuyo se desparrama por tu vientre. No debo permitir que se pierda. Lo recojo con una mano y me lo llevo a la boca. Néctar en estado puro. Y lo comparto contigo en el beso más sonoro que dos personas se puedan permitir, ese que no permite respirar.

Cielo ya estoy por acabar y tu todavía sigues empalmada. Comienzo a masturbaste mientas te follo, una sincronía de placer entre tu y yo. Ese también es nuestro secreto. Necesito parar, lo siento venir. Te clavo mi pene bien adentro, hasta más no poder y te hago la paja de tu vida, mientas tus uñas se clavan en mi pecho, en mi muslo. Puedo sentir como te tensas mientras sacudes tu cabeza de un lado a otro. Quiero que explotes, quiero ver cómo te derramas mientras aún estoy dentro tuyo. 

Y al final son tres, sólo tres chorros de espesa leche que salen de ti, desde tu vientre hasta tu pecho. y yo ya no puedo más. Con esa voz que te gastas me suplicas que me masturbe para ti. Quieres verte sumisa ante mi, por eso te escapas de mi y te arrodillas junto a la cama. Y yo de pié no dejo de menármela ante tus ojos. Abres tu boca y me enseñas tu lengua. Quieres beberte mi leche caliente, recién salida. 

Y así lo hago, el primer lefaso entra directo en tu boca, mientas mi torso se tensa hasta provocarme calambres. No puedo contener el gemido gutural que mi pecho provoca. Restriego mi pene para que mi semen curas tu cara, espesa y abundante. Llevo días esperanto este momento. Mi semen baja por tu cuello hasta tu pecho. Allí se encuentra con el tuyo. 

Es en ese instante que necesito abrazarte, quiero que sepas lo mucho que a significado para mi nuestro encuentro. Nuestras leches son el aceite lubricante que nuestros cuerpos necesitas para una última danza. Bañados en sudor y semen no recostamos para que nuestras respiraciones se normalicen, si dejar de besarnos. Nuestros sexos sienten la factura de la intensidad del amor que nos entregamos. Por eso te abrazo y te pego a mi pecho, para que veas lo mucho que significas para mi.

Ya relajados nos reírnos, no fue sexo, fue magia!

Nuestros cuerpos llenos de secreciones necesitan un respiro. De la mano me llevas, como una colegiala, hasta el baño. Allí abres la ducha para que podamos compartir los últimos momentos de nuestro encuentro. El gel de ducha provoca abundante espuma en mi bello corporal, mientras que en el tuyo desliza como agua, provocando aún más luz en tu ser. Son las últimas caricias que podemos permitirnos. Debemos dejar estampadas en nuestra piel la memoria del amor que nos prodigamos. Acaricio tu cara, te beso atrayéndote hacia mi bajo la suave ducha de agua tibia.

No necesitamos decirnos nada. sólo nuestra mirada habla por nosotros.