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El planeta de los cabezones

en Fantasías Eróticas

-HUXLEY, ALDOUS

-(1894 – 1963)

-NOVELISTA INGLES

-‘’UNA ORGIA REAL NUNCA EXCITA TANTO COMO UN LIBRO PORNOGRÁFICO”. 

 

EL PLANETA DE LOS CABEZONES

En el año 2536 D.C, la humanidad había sufrido unos cambios tan brutales, que tanto los hombres de ciencia como los políticos de todo el planeta se vieron obligados a tomar unas medidas tan extremas que rayaron la sin razón, la crueldad, y el mismo sentido de una humanidad deshumanizada. Cuando ya se iban poblando otros planetas, en el llamado Tierra, ya más que superpoblado, y sin explicación aparente, fueron naciendo humanos con las cabezas desestructuradas y deformes. Nadie de estos científicos lograba encontrar explicación a aquel irresoluble fenómeno, que de día en día crecía más. El cuerpo de estos, menos sus cabezas, eran iguales que los demás seres humanos, pero sus cráneos no tenían proporción a sus cuerpos, estas eran tres y cuatro veces más grandes.

Cruelmente, muy cruelmente, los que tenían las cabezas normales a estos infelices los llamaban cabezones. Para estos seres, estas burlas eran tan y tan crueles que incluso llegaban a enfermar. Los científicos no lograban encontrar solución alguna.

Muchos de aquellos infelices se negaban a salir de sus casas. Sus apenadas familias ya no sabían lo que tenían que hacer. La mayoría de estas también acabaron enfermando. Aquello, más que un problema humano era como una de las plagas bíblicas que los dioses, muchísimos siglos antes, enviaron a los humanos.  

Los sabios de las religiones, que todo lo sabían, dijeron que eran castigos de los dioses, que enviaban a los hombres por sus pecados. Con estas predicciones, aquellos santos padres se lavaban las manos como antes hicieron otro muchos siglos atrás ante inexplicables, fenómenos, a los que la humanidad se enfrentaba.

Las mentes más radicales de la especie humana sugirieron el volver a emplear las hogueras como se hicieron siglos antes, para purificar la especie. Un clima de terror se iba apoderando del planeta. Incluso muchas de las guerras que había en el mundo pararon. Ya no sabían contra quien apuntar sus cañones, ni dirigir sus ojibas nucleares, ni incluso a dónde dirigir los aviones con sus aterradoras cargas, destructivas y letales.

Parar todos, aquellos conflictos, significaba el parar todas las fábricas de armamento. Aquello era una ruina. Si no se encontraba una solución, la especie humana desaparecería. Algunas voces de los hombres que hablaban en nombre de los dioses dijeron que aquello era el preludio del segundo diluvio universal. Los más acaudalados se hicieron con todos los barcos, que navegaban por los mares. Todos querían salvar sus pellejos. El miedo estaba ya en el horizonte.

Fue un 7 de julio día del santo Fermín, cuando todas las televisiones del Planeta lanzaron la noticia. Una vez más, como siempre había sucedido fue un alemán quien dijo que el tenia la solución a aquel reto en que se enfrentaba el mundo.

Como este dijo llamarse Adolf, - como el legendario Hitler – todo el planeta estaba expectante. El nombrar aquel nombre no era para dar saltos de alegría, todo y con ello y tanta era la necesidad de encontrar una solución se le permitió, el aparecer en pantalla. Este muy escuetamente dijo que tenía la solución y que además era sencilla y humanitaria. (Para que nadie pensase en los escalofriantes hornos crematorios de la historia.)

Tan pronto cómo se supo la noticia todas las grandes corporaciones, fabricantes de armamento, tabacaleras, productores petrolíferos, contactaron con este sabio alemán. Todos ellos le ofrecieron parte de sus incalculables ingresos que significaban, tan colosales fortunas que este ya nunca más tendría que inventar nada. Estas grandes industrias sabían que si en la tierra no se lograba solucionar aquel problema, ellos a sus cuentas suizas ya nunca más volverían a mandar, un céntimo; y esto no se lo podían permitir. Ellos, que habían matado a tanta gente no podían acabar como unos simples, pardillos, como unos insectos pisados por un elefante. Para redondear la oferta a aquel sabio alemán, además pactaron con nombrarle presidente honorario (no iban a dejar en manos de este el dominio de aquellas colosales empresas) – las tabacaleras aceptaron el enviarle cada cumpleaños todo el tabaco que este fumase. Las fabricas de armamento le regalarían tanques en miniatura para sus hijos, nietos, biznietos y los que siguiesen, eso sí, en cuando apretasen el disparador, por los cañones saliesen caramelos, peladillas, chicles y hasta confeti. Las petroleras, muchísimo más generosas le mandarían vales para repostar tanto el cómo sus familiares sin límite sin consumo durante 155 años.

Cuando aquel insigne sabio alemán llamado Adolf, soltó la solución – (este ya había firmado los contratos correspondientes)

Todos dijeron que aquello ya lo sabían. Este que ya sospechaba lo que le contestarían los reunió a todos; y sacándose un huevo del bolsillo de la chaqueta y como hiciese un tal Cristóbal colon mil años antes, les dijo que lo plantasen encima de la mesa.

Ellos riendo estúpidamente por que aquella historia ya la habían oído contar en 1º de bachillerato golpearon el huevo encima y este no es que no lo plantasen, sino que ni siquiera se rompió. El sabio alemán sacándose del otro bolsillo otro huevo, pero esta vez de gallina, lo plantó. En un bolsillo quedó el 1er huevo que les dio que era de fibra.

Después, a los sorprendidos reunidos en la mesa les explicó su genial plan... ‘’Se trata señores – le dijo este más serio que una mesa de mármol – de enviar a todas estas criaturas al planeta XZR, que tiene condiciones de vida como en la tierra y allí crear una colonia de estos humanos que al tener todas las cabezas grandes no sufrirán burla alguna. Durante un tiempo se les ayudará con robots a los que también produciremos con cabezas grandes como ellos, para no desentonar y en la tierra, como sabremos quienes nacieron con estas cabezas se les operara con laser en sus claustros maternos para evitar que les crezcan antes de salir de allí.

Los allí reunidos no se quedaron con la boca abierta por que ya llevaban años sin asombrarse de nada. Pero no pudieron evitar el aplaudirlo calurosamente - ¿y el contacto con la familia? – preguntó el de los trust armamentistas que no era que le importase demasiado los temas humanitarios.

Tampoco hoy será problema, por internet vía satélite podrán hablarse diariamente y verse todo el tiempo que deseen. – y cada 2 o 3 meses, pondremos cohetes en servicio regular para los que quieran ir allí, como si algunos de ellos, desea volver para visitar a la familia.

Ah! Se me olvidaba, les doy mi número de cuenta en Suiza y ustedes mañana mismo ingresan 1.000 millones de € a cuenta de este proyecto. Los allí presentes aceptaron gustosamente todas las sugerencias allí explicitadas.  

Cuando este genial y sabio alemán llamado Adolf salió de aquella reunión con los hombres más poderosos de la Tierra, este aún se sintió más grande que ellos. El darles una lección a aquellos amos del mundo no estaba al alcance de ningún mortal. Quizá algún día, él llegase a sentarse en la mesa en donde se dirigían los destinos tanto de este mundo como los otros que ya estaban repoblando. El sabio Adolf ya se vio retratado en todos los sellos del ORBE, y en las escuelas, los niños cantarían su nombre como si fuese un enviado del cielo.

Al volante de su MERCEDES 600 SL se dirigió a Múnich, allí sabía de un club de lo más importante para señores con pasta.

En la guantera llevaba una botella metálica con

Chivas Regal con 250 años de barrica de Roble Canadiense. Por si se le terminaba llevaba 2 más. Le dio un buen sorbo. Ahora su cuerpo ya empezaba a sentir los goces que solo sienten los grandes hombres de la historia de la humanidad. Y el sabio Adolf ya era uno de ellos. Solo de pensar que cada año en su cuenta Suiza le ingresarían cientos de miles de millones, su Príapo se puso como una barra de acero. Solo 30 minutos después estaba en la planta nº 15 de un edificio con muchos más, y en la puerta nº 155 llamó. Una Geisha llegada de oriente más bonita que la flor de loto, le invitó a pasar. A continuación dos exuberantes mulatas se lo llevaron del brazo hasta una mini piscina de color rosa. Después de desnudarlo y desnudarse ellas, tiraron en el agua un gel que según dijeron lo hacían en el Nepal unos monjas, y que lo hacían de las rosas silvestres que allí habían. Aquello tenía un perfume que nunca antes había aspirado el sabio Alemán. Además de una espuma de color lila, emanaba un vaho que llenaba la estancia como si fuese una sauna oriental. La morena mas exuberante le preguntó con medias palabras: ¿Si querer chocho con tomate o sin? – El sabio Adolf, que aún no sabía nada de estas nuevas modalidades le contestó: sí, sí… con tomate… mucho tomate… mucho. Entonces ella, que ya llevaba dentro de su conejo unos tomatitos de SENEGAL con sabor a coco, se lo puso delante de la nariz para que los comiese. No bien había acabado con ellos, pidió más. Entonces fue la otra morena quien con su poblado y negro bosque se los ofreció. Esta vez, al sabio Adolf ya le costó un poco más, entre aquel frondoso bosque no estaba tan fácil. Fue entonces cuando en la estancia apareció una de las actrices del séptimo Arte, más bella que habían existido. Esta cansada de los pelmazos de los PLATOS, en cuando quería algo nuevo y distinto se acercaba a aquel centro del pecado y allí podía pecar más y mejor. Esta tan pronto como entro en la piscina, - con solo 60 cm de agua – le ofreció su sensacional culo para que allí comiese una rojísima fresa de Ceilán que llevaba incrustada. Después y arrodillada se untó con una crema tailandesa su gruta posterior y sin intercambiar palabras por qué no eran necesarias, por allí el sabio Adolf le metió su duro Príapo. La actriz, chapoteando como una rana le iba gritando ¡más… más adentro, reviéntamelo! ¡Destrózamelo!

Cuando el sabio alemán, después de haber sodomizado tanto a la artista como a las dos mulatas, claro que para ello se tomó una viagra, pasó por caja, ni miró el importe de lo que pagaba. – Para qué? – Se dijo, - si mañana en mi cuenta tendré 1000 millones de €.

Después, subiendo a su MERCEDES 600 SL se fue con viento fresco. De la guantera saco otra vez el CHIVAS REGAL y tras un largo trago, puso un CD con la voz de su amado FÜRER que con su discurso enardecía a las masas – unos minutos después y quizá porque a la naturaleza no le caía bien la voz de aquel carnicero, envió una  lluvia torrencial.