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Descubriendo cosas nuevas

en Hetero: General

DESCUBRIENDO COSAS NUEVAS

Después de entender que en casa metida viendo la tele, los hombres y ese sexo nuevo que había descubierto no vendrían a mí, me decidí a seguir probando suerte. Pasados unos meses de esa primera y segunda experiencia con aquel jovencito atractivo, conocí a otro joven gracioso y simpático, el único problema era que acababa de entrar en el club de los divorciados, después de que su ex mujer le pusiera los cuernos con un compañero de trabajo. Me contó entre risas y casi lágrimas, que se los había encontrado en su cama, practicando sexo a lo bestia, estaban haciendo sexo anal y a ella le gustaba!!!!!, gemía como una loca, eso le hundió porque por supuesto con el nunca había sido así, ya le expliqué que con tu marido cometemos el error de practicar el misionero y poco más, algún día que te sientes generosa una mamada, pero como cosa extraordinaria, tu marido no puede pensar que eres un guarra viciosa y que te gusta tanto el sexo como a él, que pensaría de ti???, lo gracioso es que tu marido desearía que fueras así, y se sentiría orgulloso de que su mujer fuera la más guarra en la cama, eso le daría un poder absoluto sobre el resto de amigos y compañeros que “hacen el amor” con sus mujeres los viernes por la noche y con la luz apagada.

Bueno, el caso es que tras varios fines de semana coincidiendo con este nuevo joven, nos dimos los teléfonos y esa misma tarde me llamó, fue algo que me sorprendió porque habíamos estados juntos hasta las 7 de la mañana, con un grupo de amigos común, pero me quedé de piedra cuando me dijo que ambos éramos adultos y que lo que el quería era echar un polvo, que no se había atrevido a pedírmelo antes porque siempre estábamos rodeados de amigos y no surgía, pero que le gustaba y que tenía ganas de sexo; la cosa es que no sé decir que no a la oportunidad de tener buen sexo, aunque todavía no era muy experimentada. Esa misma tarde le tenía en casa, se lanzó nada más abrir la puerta, nos besamos con ganas y poco a poco fue quitándome la poca ropa que llevaba, cuando por fin pude quitarle el boxer, solté un grito de satisfacción, joder!!! Menuda herramienta tenía, se me ocurrieron muchas cosas que hacer con ella y la tarde prometía. Ambos estábamos ansiosos de sexo, pero había algo de nerviosismo, nos conocíamos y eso hacía las cosas un poco más difíciles, porque había algo de timidez; la fuimos venciendo poco a poco, tocándonos con suavidad, reconociendo mutuamente los cuerpos y dándonos cuenta de que a ambos nos gustaba el sexo y eso era lo que íbamos a tener, no implicaba nada más, solo sexo.

Nos dejamos llevar, tome ese magnifico pene entre mis manos y su tacto me gustó, me excitó ver como crecía con mis caricias y como pedía más y más, sentía la humedad entre mis piernas a cada tacto de su mano acercándose por mis muslos, en un movimiento rápido lo tenía tumbado en mi cama a mi merced, así es que di rienda suelta a mi imaginación, cogí un pañuelo que tenía en la mesilla y le até las manos suavemente al cabecero de la cama, él me miró sorprendido, pero no se quejó, fui dando suaves besos desde su frente, bajando por su cara, sus labios, recreándome en su cuello y notando su excitación cada vez más creciente bajo mi cuerpo, besé su pecho mientras acariciaba su culo, cogido entre mis manos y llegué a su imponente pene erecto, no tenía mucha práctica con el sexo oral, pero viendo su cara de súplica, tomé su pene y lo introduje en mi boca, al principio suavemente y rozando con mi lengua su punta a punto de explotar, el se movía para liberar sus manos y poder tocarme, y esto lo hacía más excitante, le chupé de todas las formas posibles y cuando estaba a punto de explotar en mi boca, paré………………, me miró con cara de decepción, entonces me tendí sobre su cuerpo y froté el mío contra el suyo, me excitaba por momentos, pensando en que me penetrara, pero quería volverlo loco de placer antes de dejar que me tocara, pasé la punta de mis dedos por todo su cuerpo, desde las piernas hacia arriba y acariciando los testículos, y evitando sus sacudidas para librarse del pañuelo, cuando por fin consiguió librarse de él, estaba tan excitado que no podía dar crédito a lo que estaba sucediendo, tomó mis pechos entre sus manos y se metió en la boca primero un pezón y luego el otro, saboreándolos con ansia, paso sus manos por mi cintura y agarrándome del culo me sentó sobre el, mirándonos a los ojos con deseo, deje que me penetrara y solté un grito de placer, era su turno y lo aprovechó, con sacudidas suaves dejaba que su pene entrara y saliera de mi, haciendo que lo deseara cada vez más, de pronto cambió rápidamente de postura y lo tenía sobre mi, comiéndome la boca, besando mi cuello y moviéndose dentro y fuera, pagándome con la misma moneda, cuando estaba apunto de tener el orgasmo más salvaje en mucho tiempo, sacó su pene y me miro con cara de niño malo, esto no tenía que terminar todavía……. Pasó mis manos por mi cabeza y comenzó a besarme lentamente el cuello, los pechos, el ombligo y llegó al pubis todo humedecido y receptivo, se entretuvo saboreándolo hasta que no pude más lo agarré por la espalda, lo atraje hacía mi y busqué su pene para volver a introducirlo dentro de mí, la excitación era tan grande que con una cuantas sacudidas llegamos los dos al orgasmo y gemimos de placer agarrándonos las manos a los lados de nuestros cuerpos sudados.

Fue una experiencia nueva y satisfactoria, comenzaba a disfrutar del sexo sin la necesidad de tener que hacer el amor, sin mediar sentimientos, sólo sexo, algo normal entre dos personas adultas que desean darse placer mutuamente. Esto había que repetirlo, con él o con otro nuevo, pero era algo tan agradable que no quería dejarlo. Siempre había sentido el sexo como algo natural dentro del amor en pareja, jamás lo había concebido sin ningún tipo de sentimiento y he decir que la liberación que se siente al ver que es posible, deberían de experimentarla todas las mujeres que se sienten frustradas con sus cuerpos, que creen que no es posible sentir tanto placer.

En fin, tras esta experiencia mi vida comenzó a tomar sentido y encontré un camino de escape a todo ese tiempo lamentándome de mis errores y queriendo volver a mi vida anterior. Bien, pues eso se acabó, ya no más lamentos, no más lágrimas, a partir de ahora soy una mujer nueva que sabe lo que quiere y cómo encontrarlo.

Autora: Rebeca