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Mi hermana Teresa. (Parte 2)

en Amor filial

Suena el teléfono, era mi hermana, tenía que decirme algo muy importante, habían pasado solo cinco días de la gran follada, necesitaba tenerme en persona. Me dejó muy intrigado, pero en fin, le dije que nos veríamos a la tarde en casa com cada día. Cuando llegué le pregunté de qué se trataba, me sirvió un refresco, comenzó por cosas sin importancia, le costó mucho decírmelo, algo raro por la relación excelente que teníamos como confidentes del otro. Ella trataba entrar en el tema, pero algo le impedía, hasta que al fin, me lanzó todo…

-“Mira nene, sabes que yo te quiero mucho y sé que tu a mi también. Lo que te tengo que pedir, es algo muy difícil, y si me dices que no, te comprendería perfectamente. No sé si me apoyaras en esto… Ufff…. La verdad no sé ni cómo decirlo”.

-“Pero mujer, no puede ser tan difícil… tu sabes que tenemos mucha confianza entre los dos, no veo cual es el problema”.

-“Por eso es que me estoy atreviendo a pedirte esto… que es prácticamente una locura. Bueno, ya… sabes que con Alberto me casé hace cinco años, somos un matrimonio feliz… nos llevamos bien, tenemos muy buena situación económica y nos podemos permitir tener otro hijo. Lo estamos intentando todo pero unos análisis arrojaron que Alberto tiene los espermatozoides muy débiles y mi PH es muy fuerte. Sin embargo Tú eres una fuente inagotable de esperma, mucho más joven que él, con un semen más vital, por eso no he puesto impedimentos a nuestras relaciones”.

Conversamos mucho sobre el tema, de cómo Alberto no se daría cuenta, ya que yo soy un poco parecido a él, los dos morenos, delgados y tendría los rasgos de ella…en fin una serie de cosas, pero a las finales mi respuesta fue Sí, en definitiva ya lo habíamos hecho varias veces y algunas a pelo.

-“Como bien sabes ya hemos follado y te has corrido dentro de mí..., que te lo haya permitido tiene una razón y quiero que la supieras. ¡Deseo quedarme preñada! Y tú eres mi primer candidato ¿Qué te parece?”

-“Me parece perfecto, a quien puedo encontrar mejor que a ti para tener mi primer hijo”.

Nos encontramos con la mirada, no hizo falta decir una sola palabra cuando no levantamos y nos fuimos a su dormitorio sin perder mucho más tiempo, ella andaba con unos pantalones jeans cortitos de esos que le quedaba todo el comienzo de sus nalgas al aire. Se veía exquisita… Se acostó en la cama y se sacó esos pantaloncitos. Quedó con una bragas muy chicas, con encajes, de color blanco casi era un tanga… realmente estaba exquisita. Hacía tiempo que no la veía en ropa interior y sabiendo lo que me esperaba, mi verga se despertó al 100%. Me pido que me bajara los pantalones y que me subiera sobre ella. Sin quitarse las bragas las apartó hacia un lado, mostrando su vagina completamente depilada y rosadita. La raja del coño brillaba por los fluidos y los pezones estaban duros, mi hermana estaba muy excitada y en su día fértil ¡Todo un coctel molotov! Me bajé los calzoncillos y dejé al aire mi tremenda verga que de lo empalmada que estaba apuntaba a sus ojos…, se acercó y se la zampó de una sola acometida, me la mamó como solo ella sabe. Me masajeaba los cojones y cuando se liberaba la boca me calentaba con sus alusiones a mi fabulosa polla de sabor incomparable. Cuando la vio suficientemente dura y enardecida, se recostó. Me coloqué entre sus piernas que separé un poco más e inclinándome le acerqué mi rabo a su entrepierna, ella la asió con firmeza y se colocó en la entrada de su raja… lentamente la fui penetrando. Me decía que mi verga era mucho más grande que la de Alberto, así que se la metiera muy despacio. Lentamente la fui incrustando en su estrecho estuche, hasta que se la metí a fondo

-“¡¡Métemela bien dentro, nene… que no queda nada fuera!! Necesito tu polla y tus huevos enteros para mí”

Mi hermana con sus ojos cerrados, me hicieron comprender que ella lo estaba disfrutando y lo necesitaba de verdad…. Comencé lentamente a follarla, con la mirada me lo decía todo. Ella con su mano apoyada en mi brazo sujetándome y la otra masturbándose, al tiempo que yo sobre ella iba penetrándola lentamente en vaivenes cadenciosos, disfrutando al máximo cada momento, de cada roce de sus pliegues vaginales en mi sensible glande.

Yo estaba tan caliente que con solo dos minutos podría haber acabado, mas la sensación era tan rica, que me contuve penetrándola un largo rato parando y arrancando con contundencia hasta embutir la misma raíz de mi falo. Ella no se pudo contener más sus ganas y suavemente comenzó a gemir…. Siempre me había preguntado que se sentiría penetrando la vagina de mi hermana Teresa, y ahora los estoy percibiendo…. Es una sensación de aceptación de la mujer hacia mí, hacia mi cuerpo, pues ella es la que me recibe y eso anímicamente es muy agradable,  el hecho que ella desee que yo esté dentro de ella. Es acariciarla por dentro, es cuando las caricias, los besos, son insuficientes y deseo acariciarla de manera más profundamente, en lo más delicado e íntimo de su cuerpo, es cumplir la fantasía de obtener el regalo de su intimidad dándote permiso para estar en su paraíso. Siento como mi duro cipote va abriendo las paredes vaginales y es una sensación deliciosa que se eleva a la enésima potencia en mi sensible glande. Se siente el interior de la mujer, sus movimientos, su humedad, su firmeza y suavidad. Siento como mi verga es acariciada completamente sin dejar ningún pedacito sin estimulación, por arriba, abajo, los lados y el frente del mi ariete. Se siente la presión de las paredes vaginales y sus contracciones succionando todo el tallo haciéndolo suyo mientras perforo lo más apreciado de su cuerpo… su útero. Eso combinado con el sonido que produce el entrar y salir debido a la humedad vaginal, y su calor corporal es una sensación primorosa. La incrusto fuerte pegando los huevos a su rasurada vulva y en esas ocasiones llego a sentir algo duro en el fondo de la vagina, imagino es el cuello del útero, el mismo cérvix.

La follada es tremenda, sensual y muy armoniosa, deleitándome con sus sonidos quejosos, susurrantes… el olor a hembra y sexo compuesto de feromonas y testosterona de mis genitales ambientan la lascivia y enervan mis ganas de poseerla un poco más. Pasaron como 15 minutos… tratando de controlarme para no correrme. Ella gemía suavemente, casi en silencio, sin apresurarme. Todo era suave, con amor, con delicadeza. Nunca había tenido sexo de esa manera. Las primeras veces fue arrebatadora y con otras mujeres llegaba a ser brusco, con poses y fuertes gemidos, pero con mi hermana era completamente distinto. Podría haber estado así mucho más tiempo. De lo que me provocaba su cuerpo y sus gemidos suaves, por tener a una hembra como mi hermana a merced del placer de mí polla no podía tener más que un resultado… la espectacular corrida que tuve. Mis órganos genitales alcanzaron el clímax y acelero las acometidas… una tras otra más rápidas, más categóricas y profundas. Ya dentro paro de sopetón y comienza a eyacular mi polla en chorros incontenibles de semen en su interior más hondo. La clavé hasta el fondo, llegando con el glande a su barriga y aplastando los huevos en su coño. Los mantuve hasta que se produjo la descarga total de esperma. Los chorretones de lefa se concatenaron uno tras otro sin remisión, mis cojones se hallaban muy bien abastecidos de días sin eyacular y ahora tocaba hacerlo dentro de mi hermana…. Me abrazó muy fuerte moviendo en círculos su cadera con la polla en lo más profundo de su vagina, ayudando a que disfrutara al máximo esa follada tan excitante y acogedora. Al cabo de un minuto Teresa quedó inseminada, muy bien inseminada y la saqué de su intimidad quedando a su lado unos minutos acariciándola y besándola. Ninguno de los dos se atrevía a decir nada. Fue ella la que se levantó, diciendo que estaba muerta de sed y que iría a la cocina. Se colocó bien las bragas y se marchó contorneado su figura tan sexy, más aun sabiendo que dentro de su coñito millones de “fernandinos” se agolpaban queriendo fecundarla para hacerle una panza bien grande. Me levanté tras ella al baño y volvimos ambos a la cama. Cuando llegó mi  hermana, nos besamos por cómo había salido el polvo de bien, me susurro…

-“Cariño me has follado divinamente, me ha encantado como me lo has hecho. Han sido maravillosos los tiempos y las formas…. Ahora estoy muy llena de ti, me has copado todo el útero con la ingente cantidad de semen.”

Se acostó con el culo elevado en la almohada para que el esperma no saliera de su vagina y encontrara el camino a su útero. Cuando no estaba su marido hacíamos una vida de casados como si fuéramos esposos de puertas a dentro y cuando estaba Alberto, nos comportábamos como los hermanos que somos asumiendo nuestro papel. Ella andaba por casa semi-desnuda sin ningún pudor cuando llegué al lavadero con la ropa sucia ella se encontraba allí seleccionando la colada. Pusimos una lavadora y al igual que el día anterior, nos tomamos unas cervezas y nos fuimos a echar una siesta en su amplia cama. Al llegar se quitó las bragas quedando desnuda…, nos acostamos uno al lado del otro. Sus manos comenzaron a tocarme mi falo y gónadas suavemente, haciendo alusión al tamaño de mi miembro, en relación al de su marido nuevamente, sabía que esas palabras elevaban mi moral y me ponían cachondo. Este fue creciendo hasta salirse de mi slip y mostrar la cabeza, por la parte superior. Sus cariños continuaron y me sugirió que me la sacara. Completamente desnudo a su lado, sus caricias aumentaron, acariciándome las bolas, tomándolas con su delicada mano entre sus dedos… se engulló el cipote cogiéndome de los huevos mirándome a los ojos queriendo ver mi reacción a su mamada. Me conocía tanto como a su esposo, lo tenía todo calculado porque ella sabía los requisitos para extraer de mí el  máximo… la hora de la siesta después de comer es cuando mayor actividad sexual puedo desarrollar. La mamada previa a la penetración me predispone a darlo todo. Sus palabras calientes con voz de gatita me enloquecen y su vagina depilada de niña impúber con olor a Lavanda, todo ello era el coctel que disparaban mis hormonas, sin contar los masajes testiculares mientras la follaba. Tenía claro cómo sacar todo el partido del macho que llevo dentro.

Con las manos en los costados trajinaba su top, a los pocos segundos ya no lo tenía puesto dejando que sus pesadas y grandes tetas levitaran desafiando a la gravedad compensando ambos lados de su cuerpo…con la cabeza y sus manos me instó a que se las tocara, mientras ella asió mi verga que tomó con su manita y la colocó en la entrada de su depilada vagina. Poco a poco fue entrando hasta que la tuvo completamente adentro. Comenzamos a movernos. Parecía que quería decirme algo, pero no se atrevía, solo dijo

-“¡Fóllame como solo tú me has follado!”

Era demencial ver sus tetas muy blancas con grandes areolas que resaltaban más aún en ese cuerpo, como dos globos de agua pesados, que se movían con los embates que le daba, ya había cogido ritmo y ella ayudaba con sus caderas, los dos estábamos a punto de corrernos…. Sus movimientos se hicieron cada vez más intensos y comenzó a gemir suavemente hiperventilando. Sus ojos cerrados, me permitían verla sin ningún tapujo. Su cuerpo era sensacional, rellenito con todas sus curvas perfectas… ¡cómo estaba disfrutando ese momento! Tímidamente le puse mis manos sobre sus piernas y lentamente fui avanzando hasta colocarla sobre sus nalgas. Sin hablar nada las acariciaba suavemente, eran perfectas, muy suaves, redonditas, exquisitas. La visión de su coño depilado, su estrecha cintura y sus tetas, eran un deleite. Sus gemidos aumentaron y noté que estaba muy excitada, más aún, estaba llegando a tener un orgasmo. Con la boca formando una “O” hiperventilaba. La sujeté con fuerza y comencé a moverme, llegando a levantarla, apretando cada vez más de su culo. Con sus manos apoyadas sobre mi vientre, comenzó a moverse muy rápido en una clara señal que estaba corriéndose convulsionando entre esténtores. Al mismo tiempo en que yo, llenaba su útero con mi leche caliente. Aún después de haber acabado, nos movíamos lentamente disfrutando de la sensación de estar unidos por nuestros sexos en un acoplamiento perfecto. Se corría agarrándose de las tetas… las apretó estrujando sus pezones hasta tener que dolerle, mi corrida vino como un geiser, estallé sin poder contenerme ¡Eso sí era el placer que se siente cuando se folla! Me iba a hacer un adicto a correrme dentro de mi hermana.

Me había corrido, pero yo era un chaval de 23 años, eso tenía que estar en sus pensamientos, porque en ningún momento me hizo señas de parar por cansancio. Ella no lo estaba ni yo tampoco, ni se me había bajado lo más mínimo la erección de caballo que tenía… dentro de ella la seguía teniendo dura como un fierro, y cuanto más la metía más dura se me ponía. Agarré sus tetas, las apreté con fiereza… debía dolerle que apretara así esos pezones, pero más que dolor la enardecía parecía renacer dejando escapar leves susurros de complacencia…. Me hizo salir de su interior para sentarme, y en un visto y no visto la tenía sentada sobre mi polla a horcajadas. No pasaron más de quince minutos y nuevamente se montó sobre mí y comenzamos a follar, lentamente. Esta vez sus ojos no se cerraron y me miraba, moviéndose rítmicamente sobre mi verga…. Ahora solo veía sus tetas moverse como dos campanas chocando en el centro con sus pezones describiendo círculos en el aire, ¡¡Era una pasada!! Me llevé por fin una de esas ubres a la boca, gimió dejándome hacer… le estaba mordiendo esos pezones como queriendo arrancarlos, ella seguía moviendo sus caderas, encima de mí polla, sus palabras eran entrecortadas, parecía gustarle como se la estaba follando su hermanito. Volvió a correrse y por fin dejó de moverse. Se mantenía con los ojos cerrados y hablando en susurros. Sentía todo el interior de su coñito con vida propia al sentir como me succionaba el badajo entero.

-“Hermanito… Debo reconocer, que tienes una polla con unos huevazos que mi vuelven loca”.

-“Lo mismo digo  nena… eres increíblemente hermosa y sexy”. Con los pechos desnudos disfrutaba de un panorama idílico, unas tetas perfectas, blancas y con unos exquisitos pezones rosados…

-“¿Te gustan?”

-“¡Son perfectas hermanita!”

-“¡Acaríciamelas!” Suavemente mis manos comenzaron a acariciar esos hermosos pechos, jugando con mis dedos por sus pezones. “Me gusta sentir tus manos acariciándome”.

-“Realmente Alberto tiene mucha suerte de tener una mujer como tú, por esposa”.

-“¿Lo crees? Él no está muy convencido de eso”

-“Eres preciosa y exquisita… tu marido es un estúpido al no desearte como yo”.

-“¡Bésame los pechos!”

Me doblé un poco ofreciéndome sus pechos sobre mi boca. Comienzo a chuparlos suavemente, pero ella me pide que lo haga más fuerte. Tomo esas tetas entre mis manos y se las comienzo a chupar fuertemente, haciendo que gimiera ya sin tratar de esconderlo.

-“Te confieso que me tienes muy caliente…”

-“¿Si? tú a mi igual”.

-“Noto cada centímetro de tu verga dentro mí. ¡¡¡Mmmmmmmm así¡¡¡, se la enterraba hasta el fondo. Ahhhh sí… hazlo de nuevo… ahhhhhhh que buena la tienes hermanito. Me gusta mucho estar contigo así… ¡¡Ahhhhhh fóllame como si no fuera tu hermana!! Hazme tuya… piensa que soy otra mujer”.

-“No quiero pensar eso… quiero follarme a mi hermana… No hay ninguna mujer que me caliente más que tú… ¡¡Ahhhhhhhh!! Quiero follarme a mi Teresa…”

-“Síiii… sigue métemela bien dentro y préñame. ¡¡Llena el coño de tu hermana con tu leche y PRÉÑASELO!!

Nos costó despegarnos, se colocó de rodillas sobre la cama en pompa, no era la primera vez que veía ese culo pero me sublimaba contemplarlo…, me dijo algo que volví a entender. Quería que le chupara el coño desde atrás…. Era un pasote, me iba a hacer un adicto a mamar coños y culos. Tenía el coño abierto, podía ver el interior sonrosado, un hilo transparente de flujo caía sobre las sábanas. Me lo llevé todo a la boca, chupé sacando la lengua como si fuera un helado de crema. El caldo que salía de su interior se quedaba pegado a mí lengua y tenía que tragar para poder seguir chupando. Me empujó con el cuerpo y movió el culo, hablaba doblando la cabeza, me hablaba casi en un susurro, no la entendía, llevó su mano derecha a su nalga derecha y tiró de ella abriendo ese canal, mi polla palpitó con fuerza, estaba viendo la canal de su culo abierto, las nalgas de Teresa  tienen dos pecas que solo sabe que existen quien ha lamido su coñito desde atrás. En cuanto soltó sus nalgas, las abrí con mis manos, ella giró la cabeza y rio moviendo el culo, volvió a hablar, sacando la lengua y moviéndola como si estuviera chupando. La entendí perfectamente, quería que chupara ese agujero. Fue instintivo, me arrodillé detrás de ella, y acerqué con decisión mí cara a esa raja.

Pasé la lengua lamiendo su anito cerrado cual si fuera de un helado derritiéndose, ella bufó, sentí como su esfínter palpitaba. Relamí su agujero, me sacié con él, había conseguido meter incluso punta de mi lengua en ese botón y sentía mí polla más dura que nunca. Estuve más de 10 minutos chupando ese agujero combinado con su preciosa raja vaginal babeante, conseguí meter dos dedos en su interior, se lo dilataba y al soltar se cerraba de inmediato, dándome la idea que era un coño joven de respuesta rápida…. Ya solo quedaba meter mi polla en ese coñito de la Gloria. Me coloqué de rodillas detrás de ella y sin dejar de abrir sus nalgas con mis manos, a tientas busqué con mí capullo esa raja manejando la cadera, empujé y entró… mi capullo se había colado sin ofrecer ninguna resistencia, dentro estaba muy caliente y húmedo, sin duda el mejor de los coños que me había follado nunca. Pensé que me corría sin siquiera haber metido la mitad de tallo… fue ella quien espoleó. Empujó su cuerpo y mi polla se coló hasta los huevos en ese coño hambriento. Sí antes estaba caliente, ahora quemaba, palpitaba, sentía las paredes vaginales enérgicas presionando mi bálano y todo el tronco de mi polla.

Notaba como su interior se expandía abriéndose y cerrándose en la base de mi verga. No quería sacarla, estaba muy a gusto con mi estoque dentro de su cuerpo… parecía una funda hecha a medida. Ni siquiera sentía que me fuera a bajar la erección después de más de veinte minutos jodiendo a cuatro patas, arrodillados detrás de ella, su estatura era ideal para empalarla como mi gran polla desproporcionada en comparación a su culito. La tome de su estrecha cintura y me pareció que me la estaba poniendo encima de mi verga. Le di duro bastante rato… Luego se colocó de frente y yo sobre ella… luego de lado, yo detrás de su espalda y ella levantando una pierna por sobre las mías, dejando su depilada vagina completamente expuesta. Sus movimientos eran salvajes, se doblaba completamente a un ritmo ideal. Éramos solo dos amantes follando con ganas, ganas de sexo, ganas de sentir y entregarse completamente al otro. La tomé de sus piernas y le hice que se montara sobre mi cara. Comencé a chupar su coñito fuertemente, mientras ella gritaba de placer…, se dio la vuelta, e hicimos un 69 espectacular. Su boca se llenaba con mi verga, chapándome las bolas, sacándola y rozándola con sus mejillas. No me cansaba de chuparle las tetas una y otra vez, hasta que terminó sentándose sobre mí, pero mirando hacia mis pies. Su perfecto culo quedó ante mis ojos y casi en cuclillas comenzó a moverse de una manera salvaje, viendo como su vagina se engullía me cipote de igual manera que se la había tragado su boca, logrando su orgasmo. No tardaría mucho en llegar el mío con un tremendo bufido dejé salir todo el aire a la misma vez que mi huevos dejaban escapar el esperma que inundaba la vagina de mi hermana.

Aguantó unos minutos con mi verga en el fondo de su intimidad a fin de consolidar la descarga completa de semen, para ello se acostó sobre mí, abrazados y desnudos saboreando nuestros cuerpos sudorosos. Nunca hubo un beso más placentero que los que nos dimos tan pegados, compartiendo cada fluido que nos brotaba de nuestro interior… Follábamos a lo salvaje, como el cuerpo nos pedía, sin disimular nada, ella lo quería y yo también. Los tres días siguientes antes de que llegase mi cuñado, pasamos todas las tardes en su cama follando como animales, descargando incesantes ráfagas de esperma… mi hermana Teresa quedó bien inseminada, pero  nunca le parecía suficiente, uno de esos días salimos mi hermana y yo con el niño y de camino acasa me empezó a sobar la polla.

-“Sabes hace mucho tiempo que no me follan en el asiento de un coche”.

-“Pero el niño está con nosotros”.

-“Sí pero está dormido, no se enterará y prometo no gritar”.

-“¿Seguro que quieres que te folle aquí? Una vez empecemos no pararé hasta llenarte el coño de leche”.

Ella no dijo nada, dando por entendido que Sí. Aparqué entre dos árboles donde nadie nos podía ver y al tener la casa en las afueras nadie pasaría por allí a esa hora.

-“¿Teresa quieres que nos vayamos a casa o quieres que empecemos?”

-“¡Calla y FÓLLAME ya!”

Lentamente puse mi mano en su pierna, toqué su muslo para finalmente y por encima del vestido su raja…, ella seguía sin moverse con lo que me arriesgué a más, cogí su mano la puse encima de mi pantalón y le dije…

-“¿Vamos hermanita, no querías esto…?”

Me bajé los pantalones y mi polla salto como un muelle. Mi hermana me miró a los ojos con cara de lujuria y se capuzó entre mis piernas. Empezó a comerme la polla, saboreaba cada centímetro de ella, era espectacular como la lamía desde el capullo hasta los huevos…la detuve por miedo a correrme, la levanté y besé. Metí la lengua hasta fondo de su garganta. La fui desnudando bajando su vestido negro y ante mi aparecieron su enormes tetas con dos pezones marrones grandiosos que devoré al instante, ella me agarró la cabeza y dijo…

-“Vamos Cariño, cómete mis tetas, me encanta, pero quiero que me folles ya por favor…”

Se remangó el vestido hasta la cintura y se bajó las bragas… se subió encima de mí, para acto seguido coger mi polla, llevarla hasta su húmedo coño y empezar a cabalgar como una amazona al galope, y comencé a dar estocadas contundentes cada vez que baja hundiendo más mi falo en su coño tragón, estamos muy bien sincronizados a los pocos segundos…

-“Así hermanito fóllame, fóllame, dame más, cómete mis tetas mientras me follas, chúpame los pezones… Si hermanito fóllame, ¡Cómo me hacías falta!, mmm... qué bien follas cabrón, sigue, sigue, sigue por Dios...me corro mi amor me corro, dios que gusto… mmmm”

Seguí clavando a la hembra que me pedía más. -“Si yo también me corro, me voy a correr dentro de tu coño y te voy a preñar…”

-“Sí,sí…mmm… que bien me follas mi vida…”

Mi leche entró como un surtidor en su preciosa vagina. De las ganas que tenías acabamos en cinco minutos. Nos besamos de nuevo agotados por la gran follada que no habíamos dado, mi hermana me abrazó para acto seguido volver a su asiento y empezar a vestirse…no sé por qué pero mi polla aún quería mas guerra. Con tan solo el roce de sus dedos se me puso dura, la agarré y le dije…

-“¿Dónde vas cariño?, mis huevos aún no están agotados ¿No te gustaría secarlos? Quiero más...”

Recosté su asiento y me tiré encima de ella para volver a comerle los pezones...le di la vuelta y ante mí quedó ese culo que quería desde niño, le di una palmada y le dije… -“necesito vaciar toda mi leche en tu vagina”.

Se la metí de un solo golpe… ella emitió un grito que creo que hasta mi cuñado nos escuchó pero cuando llevaba un rato bombeando ese coño…

-“¿Te gusta verdad…?”

-“Vamos hermanito termíname, no me dejes así por favor, follameeee joder… ¡Hazme una barriga bien gorda!”. Entonces ella levantó su culo y empezó a follarse mi polla con su coño… -“Vamos mi amor colabora y dame fuerte...”

Acto seguido la agarre de las caderas y la follé durante unos minutos como si la estuviese matando a polvazos, hasta que me corrí en un orgasmo tremendo. La corrida se despachó en tres buenos chorros de leche, que deposité en la entrada de su matriz para que los espermatozoides pudieran conquistar fácilmente el útero. Luego me quité de encima y se estiró el vestido remangado en la cintura… cubriéndose las tetas y el culo, se puso una compresa para que el fluido no manchara más de lo debido, nos dimos un beso y miramos al niño que dormía como un ángel. Esa noche dormimos juntos hasta el amanecer… ¡Cuánto me relaja su olor a mujer después de haberle echado un polvo!

La actitud madura de Fernando me tenía desconcertada, no podía creer que un hombre fuera capaz de compartir su hembra con otro macho, a pesar de ser mi esposo. Su capacidad dual, rozaba la polaridad comportándose como mi querido hermano en presencia de Alberto y como mi infalible amante en nuestra intimidad. Sé que se comía sus celos por mi felicidad y por eso se lo agradecía, ese comportamiento me hacía muy feliz y se lo demostraba en cada polvo, mamada o en aquello que compartiéramos juntos en casa, ya sea carnal o tarea doméstica. Mi hermano y yo nos compenetramos en estos cuatro meses, mucho mejor que mi esposo y yo en los cinco años que vivíamos en matrimonio. Con Fernando todo parecía fácil… hacer la comida, una tarta, cambiar al niño o ducharlo, compaginar el trabajo con sus estudios y las tareas del hogar, o hacer el amor. Todo resultaba infinitamente más llevadero con mi amante hermano. Cuidaba de mí y de mi pequeño, del jardín y de la problemática de la urbanización…, desde que Fernando se encarga de las tareas del hombre y otras de casa mi vida es más sencilla. No sé que voy a hacer cuando decida a marcharse, ¡¿Con qué lo podré retenerle junto a mí?! No tengo la menor idea, pero lo necesito dentro y fuera de mí, literalmente. Nuestros encuentros carnales los marcaba mi calendario hormonal con o sin Alberto en casa.

Todo empezó cuando mi esposo y yo siempre discutíamos porque no quedaba embarazada del segundo hijo, a pesar de que follábamos bastante cuando se encontraba en casa, pero quizás no lo suficiente. Hasta que un día fui con mi esposo a ver cuál era el problema. Yo estaba bien, con un pequeño exceso de acidez en el flujo, pero mi esposo era quien tenía el problema grave, con un esperma débil. Alberto salía mucho de viaje, pero tuve la suerte de que mi hermano pequeño, Fernando, llegó para realizar un máster y hacerme compañía. ¡Además estaba sólo sin novia! Es un muchacho atractivo y potente, de las que muchas mujeres se lo rifarían, se veía bien, pero yo estaba destrozada por que no sabía cómo darle la noticia a mi esposo. Mi hermano notó enseguida que me pasaba algo, me vio triste y se acercó a mis sentimientos de forma sencilla y abierta. Como le tengo confianza, le conté para desahogarme, lo que guardaba desde hacía semanas…

-“Tranquila todo tiene solución” me dijo charlamos un buen rato. Me acariciaba la cara, los brazos y me abrazaba empatizando con mis emociones. Que un hombre sepa escuchar a una mujer nos pone muy cachondas y muy pocos hombres me sabrían atender como lo hacía Fernando. Mi vagina estaba empapada respondiendo a sus atenciones. Me  tranquilizó y seguimos con los arrumacos, pero yo ya estaba lista para la fecundación. Su flamante verga es rígida como el acero, sin importarme que Alberto no estuviera de viaje de negocios, no podía desperdiciar mis días fértiles y lo potente de Fernando. Le bajé la bragueta y extraje su verga dejando fuera también las pelotas redondas y apretadas. Aparté a un lado las bragas y me posicioné sobre su polla, le empecé a cabalgar y mi sensibilidad y sus protuberancias venosas que jalonan su tranca, me llevaron a que  me corriera en cinco minutos con sentones aplastando sus grandes pelotas. Él, igual estaba a punto y me dio la vuelta recostándome boca abajo mientras yo le decía…

-“¡Fóllame… hazme un hijo! ¡PRÉÑAME!”

Deseaba sentir como su semen entraba en mí. Las hinchadas venas que marcaban su polla se sentían mejor que las de mi consolador…, me hizo tener otro orgasmo porque esas rugosidades se notaban muy bien, eran un fuerte masaje en las paredes de mi vagina frotando con los pliegues internos. Contando con su capullo duro y gordo que topaba hasta el fondo. De tanto sentirlo me provocaron otro orgasmo. El falo de Fernando era mejor que esos condones con bolitas por fuera. Estuvimos bastante tiempo en comparación con los polvos a los que Alberto me tenía acostumbrada. Gozaba como una perra quitándome el estrés de todos esos días. En su mete saca frenético recordé que estaba en mi días más fértiles… y le dije –“¡Por favor no pares y LLÉNAME!”

Pude notar de lo sensible que estaba, el chorro de semen que brotó de su polla desde esos colosales huevos que fabricaron la leche que me fertilizaría sin remisión. Me la clavé hasta el fondo no quería desperdiciar ni una sola gota de su preciado semen. Todo fue rápido y salvajemente violento, así nos lo pedía el cuerpo en ese momento…, nos quedamos agotados y felices. Desde mi confesión y ese primer polvo, todo ha transcurrido siempre con normalidad gracias a Fernando, con él puedo gozar de tener dos esposos. Una noche fui a ducharme antes de acostarme, nunca echamos el pestillo porque somos familia, y justo cuando estaba dentro Fernando entró. La mampara es transparente así que se ve todo a través de ella.

-“Hola, nene”, le saludé. “¿Te queda mucho? Yo también me voy a dar una ducha”.

-“Me estoy enjabonando. Termino en cinco minutos”. -“Vale, yo me voy desnudando mientras…”

Hacía tiempo que no me desnudaba ante mi hermano (Alberto llevaba 20 días en casa). Fernando posee un cuerpo escandaloso, una tentación para el pecado y ese día me apetecía que me follara…, no pude contener mis impulsos. Abrí la mampara y me metí dentro.

-“Anda cariño, enjabóname la espalda ya que estás aquí”. Le di la espalda y se puso a frotármela con la esponja. “Dame también en el culo, por favor”, se lo pedí mientras se lo ofrecía.

Sin darme cuenta su polla se había puesto tremenda. Se le veía apurado, con esa erección y mi marido en casa. Estaba muy excitado con ese cuerpo tan sensual de su hermana ofrecido a merced de sus instintos… con unas tetas maravillosas, un coño depilado con los labios abiertos mostrando impúdicamente el clítoris, un vientre liso, una cintura estrecha, unas caderas exuberantes, un culo respingón y unas piernas largas, delgadas y sedosas. Me frotaba el trasero y me abrí un poco de piernas para que llegara a mi chocho. Su frotis me pareció  muy agradarle.

-“La esponja está áspera, mi vida, ¿por qué no me frotas con tu mano?”

-“Teresa te froto con mi mano y con lo que tú quieras”, me respondió bastante excitado.

Cuando me acariciaba el culo, le abría más de piernas y me inclinaba hacia delante. Le estaba ofreciendo descaradamente mis agujeros, su polla lo sabía, por eso estaba dura. Su mano entraba en mi vagina pasando por mi raja del culo, mientras me provocaba pequeños gemidos de gusto. Como el que no quiere la cosa me introdujo un dedo en mi orificio anal. ¡¡Me gustó tanto que me retorcía!! Luego deslizaba la mano a la vulva para masturbarme, cogiéndole yo el relevo. Ninguno de los dos decíamos nada, era como si nada pasara y todo fuera normal. Sucedió tan rápido que no nos dio tiempo a pensar. Antes de que nos diéramos cuenta le agarré la verga y la atraje hacia mi culito. Él solo tuvo que empujar un poco. Gracias al gel su rabo entró fácilmente y folló el culo con frenesí. Los jadeos eran cada vez más intensos, no pensábamos que pudiesen escucharnos. Cuando estaba con la verga a punto de reventar, le pedí excitadísima… -“¡Sácala, sácala!” Mi hermano pensaba que se había acabado, que quería terminar con aquello, pero lo que deseaba era terminar de follar en otra posición.

-“¡Métemela por delante! ¡Quiero que me folles por el coño!” La sacó del culo y me la enchufó en la raja vaginal abriéndome los labios. Cara con cara, lo que aprovechamos para chuparnos la boca y mamarnos las lenguas. La contemplación de aquel cuerpo prohibido me excitaba mogollón, el incesto con Fernando me ponía muy puta. Al cabo de unos minutos no pudo retener más la eyaculación y su verga reventó en una explosión de leche bestial dentro de mí. Mi amado hermano no reaccionó a tiempo y no fue capaz sacarla para correrse fuera… a mí no me importó, no pensaba follar con Alberto. Nos abrazamos y besamos mientras duraban las convulsiones de su polla expulsando esperma, después la mantuve dentro un rato más. Nos terminamos de duchar y nos secamos. Como hacía calor nos fuimos desnudos para nuestras respectivas habitaciones. Yo entré en la mía donde me esperaba mi marido durmiendo como un bendito cerril y él a la suya con sus testículos descargados de leche.

Al cabo de cuatro meses de recibir mis dosis de semen, el “predictor”  me indicaba la preñez. Deseaba aquella barriga tanto como seguir fornicando con mi hermano por eso no les dije nada pasados dos meses…, he de confesar que no quería abstenerme de los polvos de Fernando, temía que dejara de follarme con su ímpetu para no malograr la fecundación. El bebé pasaría como hija de Alberto, a sabiendas que la semilla que me fecundó es de Fernando ¡El único de los dos capaz de preñarme! Con mi hermano en casa nació Úrsula, como mi madre. Terminó su máster y Alberto le encontró un buen puesto cerca de casa. Durante cuatro años vivió con nosotros, cuidaba de nosotros y me follaba intensivamente. Mi entrega a mi marido y una chica holandesa fabulosa nos separó definitivamente, se marchó de casa y yo lloré en soledad su ausencia, ¡¡ME HACÍA TANTA FALTA!!

                                                                                                         FIN

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