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Nuestro décimo aniversario (Parte 2)

en Fantasías Eróticas

Nos fuimos caminando a casa, los dos con una sonrisa de oreja a oreja, no me soltaba, me llevaba con su brazo derecho rodeándome, me sentía querida y segura con él. No quedaba mucho para llegar a casa cuando no de repente sucedió: él me había vuelto a meter el vibrador inalámbrico en el coño y volvió a accionar el botón, me agarré más fuerte a él ya que esta vez funcionaba más rápido y más fuerte, no pude decirle nada, cuando logré recomponerme un poco fue para besarle y puse mi mano derecha sobre su polla de nuevo empalmada, él sutilmente me quitó la mano de su polla me quería hacer sufrir un poco porqué eso es lo que necesitaba en ese momento su polla en algún lugar dentro de mí, no sé ni cómo me lo volvió a introducir, si es cierto que sentía de vez en cuando algo raro al caminar, pero supuse que sería del polvo de antes que me dejó con ganas de más pese a haberme corrido.

Dejó de utilizar el mando al poco de ver cómo me temblaban las piernas, seguimos caminando e intentando entablar algún tipo de conversación, pero sólo hablábamos de lo bien que nos lo íbamos a pasar luego y que haremos muchas cosas, cada vez tenía más ganas de llegar a casa.

Llegamos por fin al portón, un paseo de unos 20 minutos se me hizo eterno. Subimos al ascensor y se me abalanza sobre mí, me dice lo mucho que me quiere y me desea, nos besamos apasionadamente, pone las manos sobre mi culo yo hago lo mismo pero sólo con una mano, la otra fue directamente a su polla, la cual estaba de nuevo a reventar, dura como una piedra, acto seguido le aparté y bajé a su polla, a comérsela y a metérmela hasta el fondo, no sabemos cuánto tiempo tardó el ascensor en subir pero cuando nos quisimos dar cuenta el ascensor estaba bajando de nuevo, nos repusimos y cuando bajó el ascensor coincidimos con un matrimonio y sus hijos, mi marido muy hábil había pulsado el botón del garaje para no tener que dar explicaciones, ellos se quedaron en la planta del portón y cuando se cerraron las puertas volvimos a subir, esta vez no pasó nada al subir, estábamos bastante abochornados pero nos reímos de la situación ya que podría haber sido peor.

Ya estábamos en casa, nos fuimos de la mano directamente a la cama, no nos duraron mucho los besos, de hecho, todo fue muy rápido, en pocos segundos me quedé en sólo con mis tacones y un tanga negro, me encanta quedarme así porque sé que le encanta y que le pone muchísimo verme así. No me dejaba besarle, ni tocarle la polla y mucho menos me iba a dejar comérsela de nuevo, en vez de eso me puso un antifaz, me llevó las manos hacia atrás y me puso unas ataduras de las cuales no podía escapar.

Me dirigió hacia otro lugar de la mano, muy despacio, cuando ya llegamos a donde él quería me puso de rodillas, sobre algunos cojines, estaba a su merced, no sabía ni dónde estaba ni que ocurrencia tendría, pero la primera era la más evidente aunque yo no era consciente de ello: me besaba muy despacio, yo le buscaba y me rehuía y de pronto de nuevo el vibrador, no tan fuerte como otras veces aunque ahora con su mano me tocaba el clítoris, suavemente, mi coño chorreaba y él me lo recordaba, me tocaba el clítoris con ritmo cambiante, me estaba volviendo loca, pero de repente paró el vibrador y su mano fue directamente a mis tetas, rozaba mis pezones suavemente, jugando un poco con su lengua, me succionó los pezones, yo me moría de ganas de tener su polla en alguno de mis agujeros, me daba igual que agujero usara, pero quería su polla. Me besó de nuevo y se alejó, no sabía dónde estaba cuando de repente me soltó un cachete en el culo, me pilló de sorpresa, pero me gustó, quería que diera otro y así se lo dije:

-          Dame más, quiero que me des más

-          ¿Quieres que te pegue más? ¡Pues aquí tienes!

-          Otra vez por favor, quiero que me des más

-          Pues aquí tienes unos cuantos más

Dejó de pegarme en el culo para ponerse debajo de mi coño y empezar a comérmelo muy despacio, yo quería comerle la polla, pero se puso de manera que tenía su polla a mi espalda y me era imposible, se lo dije y me contestó que ya tendría tiempo para comérsela, pero ahora no.

Rozó un poco mi culo, me da muchísima vergüenza que lo haga, pero estaba comiéndome el coño así que lo compensaba de sobremanera. Dejó de comerme el coño y por fin tuve algo de recompensa: me puso su polla en mi boca y se la comí de una manera bastante salvaje, cómo nunca, el cabrón me había puesto muy cachonda y todo era por esto, para que fuera muy guarra y hacerme lo que quisiera, pero eso es lo que yo quiero que me ponga cachonda, a más no poder y que me haga lo que quiera, que me folle como quiera, que se corra donde quiera, me encanta que me haga de todo y yo lo único que puedo hacer es entregarme a él porque lo hace todo muy bien, porque sé que es mi hombre y que lo voy a dar todo por él, por placer, por amor y por lo que haga falta.

Noté como una mini corrida en mi boca, había soltado el chispeo previo a una gran corrida, de repente me quitó la polla de la boca y me besó muy pasionalmente, como si no me fuera a besar nunca más, como si el mundo acabara mañana. Me inclinó ligeramente hacía delante y noté como se ponía a mi espalda, noté su polla rozando un poco mi culo, me abrazó con sus brazos y me cogió de las tetas mientras me besaba el cuello y me decía lo mucho que me quiere. Su cintura se alejó de mí y noté como su polla se acercaba a las puertas de mi coño, cuando noté que había entrado la punta me la clavó entera hasta el fondo. Mis gemidos hasta que terminó el polvo fueron bastante fuertes, nunca había sentido nada igual, para rematar cuando le dije que no iba a tardar en correrme puso su mano en mi clítoris y noté al poco como si de un big bang se tratara dentro de mi coño y explotó, mi coño explotó de placer y él la sacó, yo busqué su polla entre tanta oscuridad, me la metió en mi boca y soltó toda su leche dentro de mi boca, leche que me tragué gustosamente como agradecimiento a todo el placer que me ha dado esta noche.