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Los fontaneros (1ª parte)

en No Consentido

Hola a todos, la historia que les voy a explicar ocurrió hace aproximadamente un año. Tengo 44 años y mi mujer (Susana) 39, y estamos casados desde hace 13 años. En estos años he de reconocer que nuestra vida sexual ha ido disminuyendo a medida que éstos pasaban. Del inicio de nuestro matrimonio, que casi cada día tocaba, hemos pasado a uno por semana como mucho. Eso no quiere decir que no tengamos ganas, es sencillamente, que el tiempo lo mitiga todo. También tengo que reconocer que mi mujer es un poco mojigata o muy clásica, no pasamos de la postura del misionero, nunca me ha chupado la polla ni tampoco me deja que le chupe el coño a ella. Y no digamos proponerle penetración anal, ni intentarlo, y una vez que le propuse ir a un club de intercambio de parejas, aunque sólo fuese para ver cómo iba y curiosear, casi me pide el divorcio.

Lo qué si le pone muy a tono, son las películas porno, sobre todo clásicas italianas de los años 90 y 2.000, las cuales normalmente tiene una trama que puede ser verosímil y las escenas no duran más de 10 minutos, lo cual es de agradecer, porque el polvo no se eterniza y le llega a aburrir. Según ella, más vale cortos he intensos y con una gran carga de morbosidad. Estos últimos años siempre he intentado darle a nuestra relación sexual algo de aventura, pero ha sido imposible, ella no necesita más y me consta que a pesar de ser una mujer muy clásica, es a su vez muy fogosa en la cama y queda la gran mayoría de veces satisfecha sexualmente. Físicamente ella es una mujer de una estatura de 1,65 cm., media melena, pelirroja, ojos oscuros, 57 kg., un contorno de 85 de pecho, es decir, es una mujer a punto de cumplir los 40 pero que a más de uno le gustaría poseerla.

Hecha esta introducción, vamos a centrarnos en la historia que nos ocupa y que les voy a comentar. Teníamos un problema con la cisterna del cuarto de baño, por el desgate de la bomba reguladora, perdía un poco de agua. Llamamos a la lampistería que hay cerca de nuestro piso, para que viniese un operario a revisarlo y arreglarlo. A pesar de la crisis que corren en estos últimos años, nos dijeron que no pasarían hasta al cabo de unos días, nos dijeron que iban muy liados. Al cabo de 2 días nos llamaron y nos propusieron pasar a última hora de la tarde. Justo ese día yo tenía partido de fútbol por la noche.

Al final vino un fontanero a las 6 de la tarde, antes de la hora comprometida. Era de una edad como la mía y la verdad que estaba muy bien, no tenía pinta de fontanero o de lampista, venía bastante aseado y pulido para ser un operario de esas labores.  Cuando entró en el baño puso mala cara, la cisterna es de esas que están integradas en la pared, y que son complicadas de arreglar. Estuvo como una hora intentando arreglarla, pero le fue imposible. Llamó a su empresa y dijo él que iría a buscar a un compañero suyo que tenía más experiencia en ese tipo de arreglos y que sobre las 8 estarían los dos para arreglar la cisterna. Ya eran las 7 de la tarde y yo me tenía que ir a jugar el partido de fútbol.

Susana, mi mujer, aprovechó para darse una ducha mientras los fontaneros todavía tardarían 1 hora en llegar y yo me cambiaba de ropa para irme a jugar. Transcurridos 10 minutos yo ya estaba preparado para irme mientras mi mujer estaba enjabonándose. Desde la puerta del cuarto de baño me despedí de ella lanzándole un beso. Cogí el coche y me dirigí al complejo deportivo, a las 8 en punto empecé a jugar el partido con mis compañeros. El encuentro estaba siendo muy disputado y se iba endureciendo el juego, tanto que a los 20 minutos del inicio, un contrario me hizo una entrada por detrás muy fuerte cayendo yo al suelo. Instintivamente me levante y fui a por él dándole un puñetazo en la cara, lógicamente el árbitro amonestó al rival y a mí me expulsó. Estaba tan enfadado conmigo mismo, que me dirigí a los vestuarios, cogí mis cosas y sin ducharme, me fui al coche para irme a mi casa.

Serían sobre las 9,30 de la noche cuando aparcaba el coche en el parking de mi casa, subí por el ascensor y saqué las llaves y entre en mi casa. Antes de cerrar la puerta, escuche unas voces que venían desde la otra punta de la casa.

-¡Toma zorra! - Decía una voz con acento extranjero.

- ¡Así, así, ah! – Se oía de otra voz que me resultaba familiar

Por unos instantes me pensaba que Susana estaba viendo una película porno en la televisión en el DVD que tenemos en el dormitorio, y una ligera sonrisa se esbozaba en mi rostro, por lo menos la noche tendría un final feliz. Cuando llegué al comedor, que daba justo a la puerta de nuestro dormitorio, observé una escena que me dejo petrificado y sin poder articular palabra. Susana estaba, en posición de cuatro, siendo penetrada por el coño por el fontanero que previamente había visto en casa, y estaba realizando una felación a un joven rubio de no más de 25 años, que tenía un acento de la Europa del Este.

Me puse a ver la escena desde la puerta del pasillo que da al comedor y así poder ver lo que realmente estaba pasando. Por mi cabeza pasaron muchos pensamientos, lo zorra que era mi mujer, lo estrecha conmigo y lo puta que era con cualquiera. Pero al fijarme me di cuenta que estaba llorando, estaba siendo violada. Pensé inmediatamente ir a defenderla, pero me quedé parado mirando la acción, a su vez mi pene se estaba endureciendo poco a poco, la escena me estaba gustando, pero no podía creer lo que estaba viendo.

El joven del este, que llevaba en la mano como una navaja, saco la polla de la boca de Susana.

-¡Que bien la chupas zorra! El cornudo de tu marido disfrutará como se lo haces - Decía jactándose, se la volvió a introducir en la boca. - Venga sigue chupando -

Pero donde ella lo estaba pasando peor era con el fontanero maduro, en un principio me pensaba que estaba siendo penetrada por detrás, por el coño, pero no estaba siendo follada por el culo.

-¡Ahhhhh, por favor pare no puedo más, me duele! – Gritó Susana al sacarse un momento la polla del joven de la boca. 

Mi polla estaba durísima, ver a si a mi mujer, siendo sodomizada por 2 hombres, cuando ella jamás realizaba conmigo nada de todo esto, me excitaba sobre manera. Sin darme cuenta mi mano empezaba a acariciar mi paquete por encima del pantalón de deporte.

Ante la queja de mi mujer el fontanero maduro empezó a follarla más rápidamente, siendo las muestras de dolor por parte de Susana más audibles; mientras el joven sacó el pene de la boca de mi mujer y le propuso a su compañero una penetración por los 2 orificios; eso me calentó aun más y mi mano se metió dentro del pantalón, notando que el liquido preseminal era ya ostensible por todo mi pene.

(Continuará)