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La historia de Stray

en Zoofilia

El cielo se nubló y no tardó en caer la lluvia. Cachorro tomó una bolsa con su hocico y corrió hacia su refugio, donde Trotamundos lo esperaba. La bolsa no contenía gran cosa pero fue suficiente para pasar la noche sin hambre. Al día siguiente iría donde los humanos hacen esas peculiares carnes redondas a hurgar en el bote y con surte no sólo encontraría carne redonda sino pollo también.

-Cachorro, te debo una. Como recompensa, mañana te llevaré a pasar un buen rato.- Dijo Trotamundos mientras se acomodaba para dormir.

-No te preocupes, para eso somos amigos. Tú me has ayudado mucho más.- Stray no volteó a ver a Trotamundos, había centrado su atención en un pequeño guijarro que había caído desde lo alto del viejo muro del edificio abandonado que usaban como refugio.

Seis meses atrás, Trotamundos caminaba por el distrito comercial para buscar algo de comida, ser un perro sin jauría era duro, pero aprendió que los humanos podían alimentarlo, especialmente los pequeños y los de voz aguda y protuberancias extrañas en su pecho.

Ese fue un mal día ya que la mayoría de los humanos lo ahuyentaron, no tuvo otra opción que entrar a un callejón para probar suerte y ver si había algún contenedor con comida rancia.

Siguió su olfato pero no encontró nada, estaba a punto de irse cuando logró distinguir un gemido a lo lejos. Se acercó sigilosamente, tal vez sería una rata o algún otro animal pequeño que podría cazar. El sonido era cada vez más claro y logró distinguir de donde venía, detrás de una caja de cartón grande. Aminoró su paso casi hasta detenerse y cuando se acercó lo suficiente lanzó un mordisco que detuvo justo antes de llegar a su presa.

Los sonidos no eran de un roedor, sino de un cachorro que estaba recostado y que ahora estaba hecho bolita en el rincón más profundo de la caja, muerto de miedo debido al ataque de Trotamundos.

-¡Cielos, pequeño!, disculpa la intromisión tan violenta, creí que eras un roedor. ¿Qué haces ahí dentro?- Trotamundos se sentó y puso su cabeza en una posición sumisa para no asustar más al pequeño.

-Vinieron los seres de cabeza extraña y cuando mamá los vio nos dijo que corriéramos lo más rápido que pudiéramos, pero en una esquina perdí el rastro de mis hermanos y ya no pude encontrarlos.

-¿Cuánto tiempo llevas aquí, cachorro?

-Dos días y una noche- Trotamundos no podía dejar a ese pequeño, si seguía ahí moriría de hambre.

-Ven conmigo, cachorro, debes estar hambriento.

-¿A dónde iremos? ¿Buscaremos a mi madre?

-Primero vamos por algo de comer, después buscaremos a tu madre- Si lo que el cachorro dijo era cierto, los seres de cabeza extraña eran humanos que capturan perros y gatos callejeros, su madre ya estaría encerrada en algún lugar.

Regresaron al lugar con humanos y esta vez, gracias al cachorro, fueron más amables y les alimentaron sin muchos problemas.

-Mira cachorro, estos seres se hacen llamar humanos, no todos son malos como los que te separaron de tu familia pero aun así debemos cuidarnos de ellos.- Trotamundos dijo al mismo tiempo que señalaba a todas las personas que caminaban con prisa al lado de ellos.

-¿Podré volver con mi madre, macho alfa?

Trotamundos rió al oír ese nombre. –No soy un macho alfa, cachorro, sólo soy un trotamundos, puedes llamarme así-.

-¿Qué es un trotamundos?

-Eso lo aprendí de un humano que cuidó de mí por un tiempo, como nunca estábamos en un mismo lugar, él decía que éramos trotamundos. Así que supongo que eso es lo que significa.

-No lo entiendo.- El cachorro ladeó su cabeza en confusión.

Trotamundos lanzó una risita –No te preocupes por eso, aun eres un  cachorro-.

Pasaron los meses y al fin lograron encontrar un lugar donde quedarse, pero Trotamundos no era feliz así.

Al amanecer, Cachorro sólo había dormido unas cuantas horas, los guijarros que caían del muro le preocupaban y decidió decirle a Trotamundos.

-Trot, me temo que ese muro no tardará en derrumbarse, será mejor irnos de aquí lo más pronto posible.

-Cachorro, tus palabras no pueden hacerme más feliz, nunca me sentí seguro aquí, vámonos de una vez, podremos desayunar en el camino.

Cachorro sonrió y emprendieron el viaje. Decidieron ir donde la carne redonda y por suerte encontraron una bolsa con varias que aún tenían pan.

-Bien Cachorro, anoche te dije que te llevaría a pasar un buen rato. Han pasado alrededor de seis lunas desde que te encontré en ese callejón, si no me equivoco en ese entonces tenías las mismas lunas, eso quiere decir que debes tener un ciclo completo o casi un ciclo, tu cuerpo ha sufrido muchos cambios y estas por descubrir el más importante de ellos.

-¿A qué te refieres Trot? No entiendo nada de lo que dices.

-Me refiero a tu edad, Cachorro, ya no eres más un cachorro en sí, ahora ya te has desarrollado y te voy a mostrar algo de lo cual nunca te cansarás de hacer.

Cachorro ladeó su cabeza como siempre lo hacía cuando estaba confundido y siguió a Trotamundos cuando este comenzó la marcha.

Caminaron por varias manzanas hasta que llegaron a una parte de la ciudad que Cachorro nunca había visto antes, los edificios altos habían quedado atrás y ahora sólo había edificios más pequeños. De vez en cuando oía cuando un perro ladraba pero no podía verlo, lo más seguro era que estuvieran dentro de esos edificios.

-Ya casi llegamos, cachorro, no desesperes.

-No me desespero Trot, pero sigo sin entender a dónde vamos.

-El destino no importa, sino lo que hay ahí.

-¿Y qué es lo que…?

Cachorro no pudo terminar la frase cuando su nariz detectó un dulce olor, no era comida pero le producía una excitación incontrolable.

-Trot, ¿qué es ese olor?

Trotamundos sonrió y volteó a ver a Cachorro. –El olor del éxtasis,, Cachorro.

Al dar la vuelta a la esquina encontraron un parque y a lo lejos, Cachorro logró divisar una figura clara echada en el pasto.

La figura se movió al oír los pasos de ambos en el pasto.

-¡Trotty!- Una hembra de Labrador color paja, con un collar y una pañoleta color rosa en el cuello saludó a Trotamundos.

-¿Trotty?- Cachorro se burló de aquel nombre

-Así le gusta llamarme- Trotamundos desechó la burla de Cachorro con un fuerte ladrido. - ¡Hola, Dolly!, sabía que estarías aquí.-

Dolly sonrió y se acercó lentamente hacía ellos. –Y ¿quién es este guapo espécimen?

-Oh, es de quien te había hablado, lo llamo Cachorro.- Trotamundos guiñó un ojo a Cachorro

Al ver esto, Cachorro se acercó más hacia Trotamundos. –Trot, ese olor viene de ella, ¿cierto?-

-Así es cachorro, y es hora de divertirnos.- Trotamundos se acercó a Dolly y comenzó a jugar con ella. Cachorro nunca había visto a Trotamundos comportarse de esa manera.

Trotamundos y Dolly se olfateaban y ladraban amistosamente, hasta que Trotamundos olisqueó la parte trasera de Dolly por largo rato. –Mmm, Dolly, hoy estás en tu pleno ciclo, ¿no es así?

Dolly rió y asintió. –¿Qué esperas, semental?, estoy lista para recibir tu semilla.-

Dicho esto, Trotamundos no dudó en montar a Dolly y comenzar a mover su pelvis. Lo hacía rápidamente y al hacerlo parecía cómico. El intento de monta fue un fracaso y Dolly tentó a Trotamundos una vez más.

-¿Qué pasa, la edad ya no te deja disfrutar de un buen apareamiento?

-Sólo estoy calentando, no desesperes.

Al segundo intento, Trotamundos logró tomar a Dolly con sus patas delanteras y esta vez los empujes de su pelvis lograron su cometido.

-Aay, Trotty, me retracto, no has perdido el toque.

El pene de Trotamundos entró y al ser estimulado por la vagina de Dolly, Trotamundos comenzó a moverse rápidamente de nuevo, su pene comenzó a hincharse dentro de Dolly, sólo un poco más y se anudarían.

Los dos perros gimieron cuando el nudo al fin entró y debido a la inflamación no pudo salir.

-Aah, Dolly, ya extrañaba tu estrecha vagina.

Dolly gemía de dolor pero lo disfrutaba. Jadeaba y de la lengua caían gotas de saliva.

Debido a todo lo que sucedía ni Trotamundos ni Cachorro se percataron de la presencia de la jauría que había llegado.

-¡Creí haberte dicho que las perras de este vecindario son mías, vagabundo!

Cachorro volteó al oír los ladridos de advertencia del perro color pardo que se acercaba lentamente a la pareja ahora anudada.

-¡Sombra!- Trotamundos gruñó al ver al enorme perro acercarse pero no podía hacer mucho, su pene aún estaba anudado con Dolly.

Dolly miraba a todos lados en pánico, intentó correr pero de inmediato se detuvo debido al dolor de tener el pene de Trotamundos dentro y desistió, ambos perros gimieron de dolor.

Cachorro se erizó al ver a los perros acercarse pero Trotamundos le ladró antes de que pudiera hacer algo. –¡Cachorro, vete, corre!-

Cachorro recordó aquel fatídico día en que perdió a su familia y no pudo moverse, ahora perdería a Trotamundos de la misma manera.

-¡No iré a ningún lado, no voy a perderte, Trotamundos!

-Has lo que te dice el anciano, cachorro, y vete. No quiero matarte sin ninguna razón-. Sombra amenazó a Cachorro sin siquiera voltear a verlo.

-¡Corre cachorro! Yo estaré bien, te veré en el refugio más tarde, no te preocupes por mí.

Cachorro miraba a todos lados de manera impotente, pero pronto tuvo que correr debido a que los otros perros comenzaron a perseguirlo cuando Sombra ladró una orden.

Debido al pánico, Cachorro corrió en la dirección equivocada y tuvo que esquivar el tránsito al cruzar la calle y acercarse a las casas cerca del parque, no había lugar donde dar vuelta, corrió con toda su fuerza hasta que llegó a una casa con la puerta del garaje abierta y es donde logró esconderse. Los demás perros pasaron de largo la casa, excepto uno, que lo vió a lo lejos y entró a buscarle.

Cachorro esquivó algunos muebles de jardín y tropezó con otro. El perro que lo siguió estaba a escasos pasos de él cuando agua cayó sobre él. El perro corrió despavorido, todo empapado y salió de la casa. Cachorro estaba recostado con las patas cerca de su cara en posición protectora, cuando no sintió nada, abrió los ojos y volteó a ver a su alrededor.

Un humano con protuberancias en el pecho estaba de pie dándole la espalda con una cubeta en las manos. Llevaba una camiseta corta que dejaba ver sus protuberancias con mayor facilidad, unos pantaloncillos cortos que mostraban sus patas lampiñas y unas cosas extrañas en los extremos de sus patas que Cachorro nunca había visto en su vida.

-¿Estás bien perrito?- El humano hablo, notó su voz aguda y volteó a verle.

Cachorro puso cara sumisa esperando que el humano bajara la guardia y pudiera escapar pero no pudo hacerlo, el humano se acercó a la puerta del garaje y la cerró rápidamente.

Regresó donde Cachorro e intentó acariciarlo con cuidado, cuando al fin tocó su cabeza, Cachorro lanzó un chillido de temor y el humano alejó la mano con rapidez, se alejó y entró al edificio.

Salió de nuevo, esta vez con un trozo de carne en un plato, la carne tenía un olor parecido a la carne redonda que comieron esa mañana, y se acercó rápidamente al humano, ya no con temor sino con curiosidad. El humano dejó el plato en el pasto y se alejó un paso.

Cachorro olfateó el plato y comenzó a devorar la carne como si no hubiera un mañana.

Sin darse cuenta el humano ya estaba a su lado y no tuvo otra opción que quedarse quieto, el humano acercó su extraña pata a él y Cachorro la olfateó con curiosidad, su piel lampiña había absorbido un poco el olor a carne y lamió la pata extraña del humano. De nuevo el humano lo tocó en la cabeza pero esta vez Cachorro no se asustó y sintió la suavidad de la caricia en su pelaje.

Él al ser un perro mestizo, heredó el pelaje bicolor de su padre,  el lomo negro y lo demás café claro, aunque debido a la mugre, ahora era un color café oscuro. Era bastante grande de tamaño ya, aunque recién había cumplido un año y no se alimentaba bien.

Sabía que el humano no le haría daño pero aun sentía la necesidad de salir y buscar a Trotamundos para ayudarle.

Se echó de nuevo en el pasto y esperó una distracción del humano para huir, pero éste no se retiró de su lado ni un momento. Había pasado alrededor de una hora ya y el humano no se retiraba, tanta fue la espera que se quedó dormido.

Lo despertó el olor a carne, esta vez el humano le había dejado el plato al lado pero no se encontraba por ningún lado, Cachorro pensó en salir corriendo pero el hambre fue más fuerte y ganó la batalla, se acercó al plato y probó la carne. Era un sabor que nunca había probado, y la consistencia húmeda de la carne hacía que diera mordiscos más rápidos, tanto que en unos segundos terminó todo lo que había en el plato y estaba lamiendo el jugo cuando sintió al humano llegar por detrás y ponerle algo alrededor del cuello.

Era un collar, trató de moverse para quitarlo pero fue inútil, el humano ya le tenía en su poder ya que el collar tenía una correa de cuero integrada y el humano comenzó a llevarlo hacía uno de esos monstruos que rugen en las calles. Cachorro no podía liberarse por más que intentaba, el humano movió algo del monstruo y empujó a Cachorro, se dio cuenta que estaba dentro del monstruo y el humano había entrado también, manipuló algo y el monstruo cobro vida con un rugido.

Cachorro vio que todo su alrededor se movía muy rápido, cayó en cuenta que se movían, el monstruo de cierta manera los estaba llevando a otro lugar. No podía hacer más que gemir de miedo.

Después de varios minutos el monstruo aminoró la marcha y el humano salió. Cachorró pensó en correr cuando el humano lo liberara del monstruo pero no pudo, el humano tomó la correa y guió a Cachorro con él hacia otro edificio.

Había varios animales adentro, notó que no estaban muy bien y después el humano habló con otro.

-Hola doctora Ana, gracias por atenderme de improviso, este chico se metió a mi casa, al parecer otro perro lo estaba atacando, quiero que se le pongan las vacunas necesarias y todo lo necesario para que esté en optima salud ya que voy a quedármelo.

-Muy bien, Graciela, llévate a… ¿Cuál es su nombre, Susana?

-Oh, no lo he pensado, qué tal si le llamamos Stray hasta que se me ocurra un nombre apropiado.

-Claro, puedes venir por él mañana.

-Gracias, hasta mañana entonces.

Al día siguiente, Susana recogió a Cachorro, ahora conocido como Stray temprano, le pusieron sus vacunas, desparasitaron, bañaron y chipearon, ahora Stray era oficialmente un perro con hogar. Llegaron a casa y Susana fue a correr un rato, mientras Stray comía y dormía en la sala de la casa.

Al regresar, Susana pasó por la sala y Stray la observó atravesarla y dirigirse a su habitación. Preparó el baño para ducharse, pero antes de eso, decidió tocarse un poco para eliminar esa excitación que la invadía debido a su ovulación. Stray percibió un olor familiar y siguió a Susana sin que ella se diera cuenta. Susana dejó la puerta entrecerrada y Stray esperó afuera, ese olor era definitivamente el mismo olor que Dolly despedía y Stray no podía controlarse.

Susana se desnudó y comenzó a acariciar su vulva, lenta y suavemente, de arriba abajo, estaba recargada de espaldas a la pared, su respiración comenzó a agitarse y no tardó en soltar dulces gemidos de placer. Poco a poco fue resbalando y cayendo hasta que su trasero sintió el frío del piso, las piernas abertas y su vulva ardiendo y lubricando gracias a la estimulación de sus dedos y la palma de su mano. Estiraba una pierna, y luego la otra en lapsos intercalados, se volteó y quedó boca abajo, encogió sus piernas de nuevo quedando en cuatro, su mano seguía moviéndose. Stray la vio y supo que le estaba invitando a aparearse. El humano que le había salvado era una hembra y estaba en celo.

Los senos de Susana colgaban y su cabello castaño claro y largo cubría su cara, el brazo que usaba para apoyarse temblaba debido al esfuerzo, pero no podía preocuparse, el clímax ya casi llegaba. Stray se acercó lenta y cuidadosamente, el dulce olor de Susana invadía la habitación mientras Stray obrervaba de cerca los movimientos de los dedos de Susana. Separaban sus labios, las puntas brillaban debido a su jugo, que ahora empapaba toda la vulva, el olor escapaba en cada frotación, Stray no pudo contenerse más y olisqueó más de cerca, Susana no se percató de las pequeñas corrientes de aire que escapaban de la nariz de Stray debido a su excitación. Stray lamió los dedos y vulva de Susana y la hizo dar un brinco de terror.

Susana trató de ahuyentar a Stray pero este se movía rápidamente, no salía de la habitación, y por primera vez gruñó. Susana dio un paso atrás y suspiró, la interrupción súbita no detuvo su excitación, al ver a Stray ladear su cabeza le hizo sentir lástima. Su respiración era agitada y no quería quedar a mitad de un orgasmo, se recargó de nuevo en la pared y esta vez actuó por instinto, dio varias palmadas a su vulva y Stray se acercó de nuevo, eso era todo, el punto sin retorno había llegado, sintió la cálida y mojada lengua de Stray invadir su vulva, separaba sus labios en cada lamida, jamás había sentido nada igual, el masaje de su mano palidecía en comparación a la lengua de Stray, que ahora no daba piedad a la vulva de Susana y lamida tras lamida la hizo llegar al clímax que tanto le costó alcanzar con su mano. De nuevo cayó al suelo resbalando por la pared, Stray se alejó un poco pero volvió a lamer a Susana, quien gemía de placer y sujetaba la cabeza de Stray, sus dedos entre el suave y limpio pelaje.

Gemía cada vez más fuerte, Stray seguía lamiendo sin descanso, Susana daba patadas al aire, el nuevo orgasmo llegaba, cerró las piernas y se movió en el piso, quedando en posición fetal. Stray volvió a acercarse y localizó los labios de Susana que se asomaban brillantes y los lamió de nuevo, Susana gimió de nuevo y murmuró palabras sin sentido, daba patadas en el piso y de manera cómica trataba de liberarse de la lengua de Stray. Intentó levantarse y quedó en cuatro otra vez, Stray tenía acceso ilimitado a su vulva y gracias a esta posición, también logró saborear el ano de Susana.

Los gemidos de Susana invadieron la habitación, respiraba tan agitadamente que parecía que hubiera hecho ejercicio toda la mañana sin descanso.

Logró ahuyentar unos segundos a Stray pero éste notó la posición que le invitaba a la monta y recordó lo que Trotamundos había hecho con Dollo y torpemente sujetó a Susana por la cadera. Sus patas delanteras encontraron los muslos de Susana y le dieron un mejor agarre, su cadera se movió instintivamente y su pene encontró la vulva y subsecuentemente la vagina de Susana y comenzó a bombear rápidamente. El pene sintió las paredes internas de Susana y comenzó a crecer a cada empuje, Stray no podía creer lo bien que se sentía, jadeaba y gotas de saliva caían en la espalda de Susana, ella gritó varias veces, sobre todo cuando la punta del pene de Stray alcanzó su cérvix. Ahora la habitación estaba invadida por la combinación de gritos y gemidos de Susana.

El pene de Stray ya estaba completamente erecto y ancho, su nudo había entrado y salido varias veces pero al fin había quedado atorado y Stray dejó de moverse. La respiración de Susana y la de Stray era agitada, los gemidos de dolor de Susana se habían convertido en gemidos de placer. Stray jadeaba y volteaba a ver a su alrededor.

Susana sentía como el semen líquido de Stray llenaba su interior, la punta del pene seguía estimulando su cérvix, ya había perdido la cuenta de los orgasmos que había tenido.

Stray volteó su torso y al fin jaló lo suficiente para liberar su nudo, el cual salió lentamente, separando la vulva y labios de Susana, quien ahora gritaba debido al dolor, gemía y casi lloraba, el nudo se quedó a medio camino, Susana creía que su vulva estaría completamente desgarrada y golpeaba el suelo con sus puños y daba pequeñas patadas al piso, Stray recobró fuerzas y finalmente jaló y se liberó de la vagina de Susana.

Susana cayó rendida y lloró un poco debido al dolor pero logró mantener la compostura, yacía en el suelo en posición fetal, Stray estaba de pie a su lado, con el pene completamente erecto y agitándose de un lado a otro, seguía eyaculando chorros intermitentes.

Ambos jadeaban, la vista de Stray y su enorme pene rojo oscuro y llenos de venas hipnotizaba a Susana. –Stray, ven.- Lo llamos con una voz casi susurrante. Stray volteó pero no se acercó.

-Ven-. Susana dio una palmada a su pecho izquierdo, esta vez Stray se acercó lentamente y comenzó a lamer el pezón erecto de Susana. Ella a su vez tocó el pene de Stray con cuidado, éste se estremeció al sentir el toque de Susana y volteó rápidamente, ella lo tranquilizó hablando en voz baja, Stray volvió a lamer el pecho de Susana y ella sujetó el pene por completo, su mano apenas cerraba y podía sentir los espasmos y lo mojado que estaba, una combinación del jugo lubricante de Susana y el semen de Stray seguía en su pene. Ella se acercó instintivamente y el olor invadió sus fosas nasales, al principio le molestó pero suprimió ese pensamiento y dio una pequeña lamida a la punta del pene de Stray. El sabor amargo tardó en aparecer en su lengua pero no le importó, volvió a dar una lamida, esta vez su legua abarcó más superficie, debido a lo mojado que estaba su lengua no tuvo problema en deslizarse casi hasta el nudo.

Después de varias lamidas, decidió besarlo, sus labios se cerraban alrededor de la piel mojada y caliente del pene de Stray, lo saboreaba y lo disfrutaba. Susana no podía creer lo que la extrema excitación la había orillado a hacer.

-Esta hembra humana sigue estimulándome, además ella sabe delicios, parece que me gustará ser un perro hogareño después de todo- Dijo Stray mientas jadeaba y sentía la estimulación de la boca de Susana.

Stray se volteó al fin, dando a entender a Susana que había terminado su misión de aparearse, se recostó al pie de la cama, dio unas cuantas lamidas a su pene aún en erección y se durmió.

La mente de Susana estaba invadida por sentimientos encontrados, se estaba arrepintiendo de lo que había hecho cuando al arrodillarse para ponerse de pie sintió el cálido semen de Stray resbalar por sus muslos. Sonrió y desechó tal sentimiento, había encontrado una pareja con la cual podría disfrutar de una vida sexual plena.

Seis meses después, Stray se encontraba en el parque jugando a capturar ardillas, había desechado la idea de huir cuando se apareó con la hembra humana, durante ese tiempo hubo más oportunidades de aparearse y en otras, la hembra sólo dejaba que Stray lamiera su vulva hinchada y húmeda y ella hacía que Stray se apareara con su pata delantera, que ella llamaba mano, no importaba que no la penetrara, ya que la estimulación era casi igual y él lo disfrutaba igual.

-Vaya, vaya. Miren a quién trajo el viento- Una voz conocida sonó detrás de él.

-Esa voz- Stray volteó rápidamente y vio a Trotamundos a unos metros atrás.