miprimita.com

Un beso desencadenante

en Fantasías Eróticas

            Mi nombre es Kiko, es el primer escrito que realizo en mi vida y no creo que realice ningún otro. No soy aficionado a ello. La idea de escribirlo surgió de Kris, una de las partícipes de este relato, la cual me alentó a realizarlo porque me aseguró que encontraría gran satisfacción en ello. Ella si tiene vocación de escritora por lo que el consejo ofrecido tomaba mucho atractivo. No quería olvidar ningún detalle de lo que ocurrió en aquel lugar y por ello animo a otros a realizar lo mismo. El disfrute es inexplicable, hazlo.  

 

Un beso desencadenante

Me dirigía con unos amigos a una excursión que habían organizado. Un par de veces al año se reunían en ese lugar para descansar y relajarse del día a día. Para mí, era mi primera vez y en un principio no tenía intención de ir, pero mi mejor amigo me convenció insistentemente para que me distrajese, confirmando que el lugar era de lo más tranquilo y en esa fecha la afluencia era mínima. Él pensaba que me vendría muy bien, pues hacía unos meses que había terminado una relación y estaba algo bajo de moral, nunca sabrá él como me distraje.

Tomé el coche y me dirigí  hacia ese  lugar apartado de la ciudad, no antes, debía pasar a recoger a mi amigo y a otra persona. Pasaría primero a recoger un conocido de mi amigo pues me venía de paso. Había estado algo ausente en la organización del evento, por lo que no sabía ni a quién tenía que recoger. A las 17:00 h en la puerta del pub NH-Events,  a esa hora estaría cerrado, por lo que la localización del chico sería sencilla. Al llegar al lugar, me encontré una chica esperando, por lo que estacioné y esperé  que llegase mi pasajero, miré el celular para llamar a mi amigo y en ese instante llamaron a la ventanilla. Era la chica que estaba en la puerta del pub, abrí la ventana y me pregunto si era el amigo de Martín, me quedé algo extrañado, pero mi respuesta claramente fue un sí. Ella me dijo:  soy la persona que esperas. Me quedé callado un instante, esperaba que fuese un chico, no sé de donde saque esa idea, no era nada de extrañar pues sabía que a la excursión acudían también las parejas de mis amigos, amigas y amigos de ambos.

Continuamos la marcha para recoger a Martín, llegamos a la puerta de su casa e inmediatamente bajo para decirnos que aún no había terminado. Algo habitual en él, pero ya lo tenía asumido por lo que aproveché para charlar con Kristy, la chica que había recogido hace unos minutos en la puerta del Pub.

Era muy agradable, simpática, lista y tenía algo en su interior que me mantenía intrigado. Esa sensación solo me había pasado alguna vez en mi vida. Es una sensación desconcertante, pues se siente   una conexión de cercanía ante una persona completamente desconocida. Desde ese momento sabes que esa persona formará parte de tu vida para siempre. La conversación fluía con Kristy de tal modo que  atrapaba, te encerraba y el tiempo se detenía. Eso me fascinaba. De pronto apareció Martín, había pasado 35 minutos desde que lo vimos. Guardamos sus enseres y nos marchamos.

Llegamos en unas horas a H. Penina Resort, un lugar muy tranquilo, un lugar aislado del mundanal ruido y lleno de vegetación. El lugar estaba dividido en 8 grandes recintos donde la gente se alojaba para descansar, en el centro de ellos, se hallaba un gran edificio que albergaba los grandes eventos y otras actividades conjuntas, aunque cada uno de los edificios era prácticamente independiente del resto. Era el objetivo, tenerlo todo a mano para poder descansar sin tener que estar desplazándote de un lugar a otro. Cada uno de los edificios poseía su restaurante, piscina, zona de ocio con gimnasio, salas de juego, pista de padel, etc, todo lo que te pudieses imaginar. Aunque, en temporada baja, se agrupaban las actividades y las zonas para comer para ahorrar en gastos.

Pasamos a registrarnos y subimos a las habitaciones, como mi incorporación a la excursión fue de las últimas plazas, ya estaban realizadas las reservas y decidí tomar una habitación para mí solo. La verdad que lo prefería, no tenía muchas ganas de compartir habitación. Quería un poco de intimidad y si me encontraba mal, sería un sitio idóneo para apartarme.

 A las 21.00 h. nos encontramos con toda la pandilla. Había gente que no conocía o solo las vi un par de veces, pero me acogieron como uno más y me encontraba muy cómodo. Cenamos e inmediatamente pasamos a una zona de fiesta, música de piano, bebidas servidas en mesa y un ambiente relajante, pero  necesitaba más tranquilidad, así que después de un par de copas, me despedí de la mesa  y me alejé. No quería dormir aún, pero necesitaba alejarme de los amigos y de preguntas personales. Quería tomarme una copa acompañado de un cigarro, y en ese instante recordé la publicidad que nos entregaron al registrarnos. La zona de juegos daba a vistas espectaculares y estaba abierta 24 horas, que mejor sitio para estar solo pues el lugar estaba en temporada baja y todos estaban en la fiesta.

Bajé a la zona de juegos, el silencio era absoluto, no había nadie y la mitad de las luces estaban apagadas, me di cuenta en ese instante que me había dejado el paquete de cigarrillos sobre la mesa y me apetecía tomarme mi copa acompañado de mi cigarro Malboro, aunque me serviría cualquier otro en ese momento. Acababa de bajar y no tenía intención de volver a la sala de fiestas, así que entré en la sala y me dirigí al balcón que tenía vistas al acantilado.

Me dirigía hacia el lugar en la penumbra de la sala pensando lo precioso que sería verlo con la luna llena tan esplendida que había esa noche. En ese momento me percaté de una persona que se encontraba asomada en la terraza y apoyada en el balcón contemplando las vistas a la playa. Vi el humo de un cigarro que envolvía su alrededor por lo que me acerqué a pedirle un cigarro y cuando me disponía a hablarle, me fijé que era Kristy. Justamente ella se volvió al oírme llegar, nos saludamos y le pedí un cigarro, pensaba alejarme después de ello e irme al balcón del acantilado, pero ella me invitó a quedarme  y comenzamos a charlar.

Hablamos de los amigos, los viajes realizados, lo que más nos gustaba, hablamos de sexo, de las aventuras y desaventuras, hasta para aclarar algunos temas, nos entrabamos en la sala para dibujar sobre una pizarra blanca algunos bocetos para profundizar y enfatizar en la conversación. Nos lo estábamos pasando genial y hablando de todo pero sin entrar en temas personales, se notaba que ambos esquivábamos aquel tema. Aquello parecía una clase de conocimiento de todo. Se nos pasó el tiempo volando, nos dieron las 4 de la mañana y seguíamos conversando. Me tenía atrapado en aquella conversación y todo iba normal hasta que topamos en no coincidir en una de las cuestiones que planteamos.

- ¿Quién besaba mejor?

Ella decía que como ella no besaba nadie, y yo le decía que me habían besado maravillosamente bien y dudaba de aquello que afirmaba tan rotundmente. Lo uno llegó a lo otro y acabamos enrollando nuestras lenguas entre sí, los labios húmedos desenfrenados se deseaban, se mojaban y deslizaban entre ellos, la lengua acudía a su encuentro, mordiscos leves se presentaban para dar aún más morbo y pasión, mis ganas de poseerla aumentaban y mis ganas de conocer su interior crecía a la vez que lo hacía mi polla. Los dos en el balcón, la luna llena iluminando el momento, la vista inmejorable, era lo más frenético, morboso y delicioso que me había pasado nunca y quería llegar al éxtasis. No quería que aquello se quedase en un solo calentón de besos y no iba a reprimir las ganas que tenía de tomarla.

 La formalidad la dejé a un lado, la agarré y la orienté mirando al mar, me coloque a su espalda, sin dejar de besarla en ningún momento, mi pelvis empujaba su precioso culo y estampaba su cuerpo contra el balcón, la zona inferior de su pecho  quedaba sobre la parte superior de la balconera y los golpes que le daba con mi cintura deslizaban su dorso superior a una posición horizontal, estaba inclinada delante de mí y era el momento. Llevaba una falda de color negro que le llegaba a los tobillos, la levanté e introduje mi ser bajo ella. Llevaba un tanga con un hilo posterior, lo aparté y tomé mi polla con la mano, comencé a moverla abriéndole sus otros labios e intentando acariciar su clítoris, notaba como se humedecía y como su respiración me indicaba que comenzase a penetrarla. En ese momento ya no podía esperar más, de un solo golpe la introduje y mi polla entro en ella a través de su coño húmedo y abierto para mí, los golpes continuaban y hundía mi ser al ritmo del sonido que producía las olas al golpear las rocas próximas a la orilla. Mi polla entraba en su agujero chorreante una y otra vez desde atrás, mis manos se volvieron locas, utilizando la izquierda para sujetarla por la cintura mientras la derecha pellizqueaba sus pezones y agarrando bien fuertes sus pechos. Estaba agotado de aquella posición y quería más, tenía ganas de continuar follándomela, pero esa postura me iba a agotar antes que llegase a correrme, miré al interior de la sala y vi lo que necesitaba. En ese instante saque mi polla, la giré, le abrí las piernas y volví a penetrarla llevándola sobre mi pelvis. Ella rodeo sus pies sobre mi culo y la elevé. La tenía en peso sobre mí, era mía y la tenía espetada con mi polla. Iba a hacer con ella lo que me diese la gana.

Me di la vuelta, entré en la sala y me dirigí a un billar que estaba próximo a la terraza, la subí sobre el tapiz y nos subimos a la mesa. Mis ganas por ella solo acababa de empezar y mi ganas por correrme comenzaban a hacerse sentir, ella había llegado un par de veces a un orgasmo, sus gritos la habían delatado, pero sabía que allí nadie podía oírnos, pues la sala estaba insonorizada y las puertas completamente cerradas. Continuábamos follando, la ropa había desaparecido por arte de magia, estábamos desnudos excepto por el tanga que aún lo llevaba puesto. Eso me excitaba aún más. Sus pechos eran mágicos y me encantaba sentir como mi mano los palpaba y hundía. Habíamos realizado varias posturas y estábamos locos por continuar en esta aventura a la pasión. Se me ocurrió darle la vuelta, sus pechos quedaron apretados sobre el tapiz verde, mi mano le apretaba la cabeza sobre él para poder comerle la boca, las bolas se mezclaban entre nosotros de un lado a otro y a veces chocaban entre sí, su coño tocaba igualmente el tapiz y volví a penetrarla abriéndole esos labios, estaban tan húmedos y chorreantes que mi polla entro sin dificultad. Su coño no oponía apenas resistencia a la penetración, esa lubricación en exceso me fascinaba. Mi polla estaba envuelta en un gel natural de fluido vaginal, gelatinoso y de gran densidad. Sin pensármelo dos veces miré de nuevo su culo y le penetré por su ano que ya había dilatado previamente. Ella dio un grito de sorpresa que rápidamente se convirtió en placer, sus gritos ahora eran desmesurados, sus movimientos eran agresivos, quería más y yo notaba como me pedía que le empujase, en ese momento ella me gritó que le follase fuerte su culo, que le diera caña, me gritó insultándome: hijo de puta, cabrón, reviéntamelo. Yo continué penetrándola y noté como le gustaba insultar, por lo que continué el juego, zorra!, puta!,  ¡te vas a enterar como te entra!, ¡te voy a dar toda mi leche!, los empujones, las penetraciones eran más continuas, estábamos gritando de placer, ella me pedía más y yo le daba todo lo que quería, noté como el interior de su culo se cerraba y oprimía mi pene y eso me dio más placer, grité de vicio, estaba a punto de irme y ella me gritó como se estaba corriendo por cuarta vez. Yo no podía más y comencé a correrme, llevaba dos meses de abstinencia y tenía leche de sobra, la leche comenzó a vertirse dentro de su culo. Ella se sacó el pene me tumbó sobre la mesa, tenía tal fuerza y fue tan inesperado que pudo hacerse conmigo. Como me excitaba esa forma de controlarme. Puso su coño en mi boca y comencé a comérselo, ella tomó mi polla e hizo un tanto de lo mismo. Era un precioso 69 llegando a su fin. Yo continuaba corriéndome y ella hacía lo mismo, queríamos gritar ambos pero nuestros sexos estaban en las bocas de cada uno. Yo me corría y ella se corría, mi leche entraba en su boca y se la tragaba, su coño fluía líquido y se derramaba sobre mi cara. En ese momento ambos quedamos rendidos y nos desmayamos de placer, paramos de movernos y nos quedamos un instante inmóvil. Al cabo de unos minutos nos levantamos porque vimos encenderse las luces del fondo de la sala y oímos ruidos, nos vestimos inmediatamente y limpiamos lo más rápido y lo mejor que pudimos aquel desastre. Tomé mi copa y la derramé sobre el tapiz dejando la copa de cristal también sobre la mesa, eso disimularía aquellos fluidos que quedaron sobre la mesa de billar. Inmediatamente nos besamos en los labios y salimos desnudos dirección a la escalera. Me volví inmediatamente para tomar unas prendas olvidadas y me dirigí ahora hacia el ascensor, pues era la salida más próxima. Justamente cuando el ascensor estaba con las puertas casi cerradas, me percaté por el hueco como entraba  personal  de la limpieza de las instalaciones.

Una vez en la planta superior corrí hacía las escaleras. Me encontré a Kristy sentada en el último escalón riéndose y tomándose la situación a risas. Yo me acerqué a ella y le dije - ¿ha perdido usted algo?, me miró y se rio aún más cuando vio su sostén y una pulsera en mis manos. Estábamos tan agotados que nos costaba articular frases coherentes. Habíamos salido a toda prisa y nos habíamos escapado por los pelos. Eran las 6 de la mañana y aún era de noche. Necesitábamos una ducha y la invité a subir a mi habitación. Mi habitación se hallaba en la última planta del edificio. Accedió con un movimiento leve de la cabeza. Ella no tenía ganas de terminar aquello y yo tampoco. Llegamos a la habitación 669, muy apropiada para la ocasión, al ver el número sobre la puerta nos miramos y nos echamos a reír entre dientes.

La habitación era muy confortable, tenía dos camas y estaba muy organizada. Le mostré el baño y le ofrecí un juego de toallas que había guardado en el armario nada más llegar, puesto que solo yo dormiría en esa habitación y estaban dobles. Gustosamente las tomó y entro en el baño.

 Yo me quedé tumbado sobre la cama mirando al techo, ella salió del baño al minuto de entrar e inmediatamente me senté en el borde de la cama al verla llegar.

Ella me miró y  dijo - ¿no pensarás que voy a ducharme sola?

Mi cuerpo emergió del cansancio, era como si me hubiese tomado un chute de adrenalina, en ese instante mi polla que estaba dormida se erectó, ella se volteó y dejo caer el albornoz suavemente deslizándolo tras ella, dejando ver su espalda, su culo y su precioso tatuaje sobre él, una mariquita preciosa. Yo entre inmediatamente deshaciéndome de mi ropa en el mismo dormitorio, al entrar, estaba ya en la ducha, el agua proyectaba sobre su pecho y se deslizaba por todo el cuerpo, me excitaba ver como se lavaba, tocándose su coño, sus pechos, su culo. Entré de inmediato en la bañera y ella comenzó a lavarme, tomó una esponja y la lleno en demasía con jabón, la espuma era incesante y masajeó toda mi piel sin dejar un centímetro sin lavar. Escuche como decía con voz sarcástica. Ahora ya estás listo. Se arrodillo frente a mí, abrió su boca e introdujo mi pene totalmente dentro de ella, aún no estaba erecto del todo por lo que era fácil verlo desaparecer. Solo fueron dos chupadas cuando mi polla ya había crecido para llegar a su garganta, pero ella seguía introduciéndoselo hasta el fondo, era algo excitante, mi polla aparecía y desaparecía a mi vista, una y otra vez entraba y salía de su boca totalmente. Entonces la sujeté por los brazos, la elevé y la abrace para comerle los labios, mi lengua se mezclaba con la suya y mis labios húmedos con el fluido de su lengua. Mi lengua deseaba con todas sus ansias abrirse paso para penetrarse más en su interior pero no alcanzaba a más. Recordé que habíamos disfrutado tanto hace unos instantes con su culo que quería volver a repetir, la tomé por la espalda, el agua caía sobre nosotros, le agache su dorso y le abrí las piernas. No quería penetrar de golpe por su ano por lo que abrí su coño húmedo, que no solamente esa humedad provenía del  agua, sino fluidos desorbitados que ella generaba. No había conocido a nadie que se lubricase naturalmente tanto, pero el disfrute era aún mayor. Coloqué mi polla sobre su agujero y empuje al fondo, había pasado solo una hora desde aquella sensación en la sala de juego, pero volverla a penetrar era un placer que superó la vez anterior. Mi polla estaba encantada con aquel coño y yo aún más de como ella conseguía llevarme al éxtasis. Mi pene entraba y salía sin oposición alguna y mis dedos se dirigieron a su culo, le introduje mi dedo índice hasta donde pude penetrar y ella ni se inmutó por lo que decidí introducir también el dedo corazón, ella comenzó a sentir un placer doble y yo aún más por ver como ella disfrutaba de su orgasmo. La mano que me quedó libre comenzó a jugar con sus pezones, sus zonas de placer clásicas estaban cubiertas por mis manos, mis dedos y mi polla y ella gritaba de placer, me incliné sobre ella y comencé a besarle el cuello y mi lengua se encargaba a veces de chuparle tras las orejas, noté como aquello le daba un placer extremo y eso a mí me ponía aún más. De pronto  ella me gritó

– ¡Me corro! , ¡Me corro!, hazlo dentro de mí culo, saqué mi polla y se la introduje de un golpe, ninguno de los dos notamos que bajase la excitación, todo lo contrario, aumento por momentos, mi polla estaba penetrándole el ano y me puse erguido para que entrase en lo más profundo, ella me lo agradecía gritando aún más y yo se lo agradecía sintiendo más placer y golpeándola con más fuerza en su interior,  mis manos sueltas decidieron azotar su culo, mostrando quién dominaba la situación y ella se mostró a gusto con ese acto de rebeldía. Decidí insultarla al recordar cómo nos excitamos con ello hace unos instantes en la sala de juegos.

– ¡puta!, ¡córrete zorra!, ¡abre tu culo para mí, te voy a rellenar con mi leche!

Ella me insultaba igualmente y yo me excitaba aún más, nunca había vivido esa sensación de palabras obscenas, pero extrañamente las disfrutaba. En ningún momento dejaba de penetrarla y empujarla y mi polla comenzó a soltar ese líquido tan preciado y yo a gritar desmesuradamente, ella hacía lo mismo inclinándose aún más para que la penetración llegase sin dificultad y toda la leche se quedase dentro.

Nos corrimos mutuamente, ambos llegamos al unísono, me encantaba aquello, nos erguimos y puse mi pecho contra los suyos, mi mano en su coño, tocando su clítoris. Mi semen salía por su culo cayendo al suelo de la ducha y el agua se lo llevaba hacía del desagüe.  Parecía que todo llegaba a su fin, nos continuamos besando mientras nos duchábamos, nos secamos y nos fuimos a la cama. Ambos nos abrazamos y dormimos un par de horas, puesto que habíamos quedado a las 10.00 h para desayunar en el comedor principal del recinto, justo al lado de la sala de juegos.

Aparecí en el restaurante a desayunar a las 10:30 h, aún no había llegado Kristy, me sorprendió porque ella salió de mi habitación a las 10:00 h,  debía primero pasar por la suya para cambiarse de ropa. Como eran pasadas las 10:00 h, su compañera de habitación no estaría y así no indagaría con preguntas por no aparecer en toda la noche. Quedamos en llegar en distinta franja horaria al comedor, pero ella no estaba aún. 10 minutos más tarde apareció Kristy junto a Reychel, su compañera de habitación. Ambas sonrientes y con unas risas picaronas. Me dio la sensación que le había contado lo sucedido, pero por lo que pude conocer a Kristy en la noche,  juraría que no se lo habría mencionado.

Todo transcurrió según la organización prevista de la excursión, desayunamos y nos dirigimos camino hacía el balneario que se hallaba en el centro de las edificaciones. Había venido a descansar y estaba haciendo justamente lo contrario, pero no por ello me arrepentía.

¡Todo lo contrario!

Aún así, necesitaba ese relax después de lo acontecido, masajes de barros, duchas a presión, piscina de contrastes de agua, etc. dos horas después, salí del balneario con la batería completamente descargada, la energía que aún me quedaba se quedó en las aguas templadas y en ese barro de color rojo bermellón.

Necesitaba dormir y me dirigí a mi habitación. Ya me levantaría para almorzar y dar una vuelta por las instalaciones más tarde. Mi cuerpo estaba rendido ante ese desgaste físico. En ningún momento me topé con Kristy, había desaparecido. Suponía que estaba tan rendida como yo y se fue a dormir, pero quería estar cerca de ella, me tenía drogado y era adicto a ella. Mi mente no dejaba de pensar en verla, tocarla, desearla, acariciarla,……….

Bajé a almorzar, no sabía que unas horas de sueño me iban a recargar las pilas al 120 %, asociaba al  balneario tal estado de sobre energía después de aquel circuito termal.

Todos estábamos en el restaurante almorzando, mis amigos, sus parejas, gente que no conocía y Kristy. No podíamos estar sentados más lejos el uno del otro, pero quizás era lo mejor, no quería que se supiese nada de lo sucedido y menos aún que ella se sintiese mal porque aquello transcendiese. Después del almuerzo me dirigí a dar una vuelta por los exteriores, tenían unos jardines preciosos, llenos de flores muy olorosas y que nunca había visto. Las había de todo tipo de colores y tamaños, el olor penetraba y su sensación de relax era inigualable. De momento mi celular comenzó a vibrar, no quería descolgar pero debía de hacerlo, quizás fuese una llamada importante o urgente. Miré la pantalla y el número no estaba registrado, por un momento pensé no contestar, pero algo en mi interior me decia que lo descolgase y lo hice.

-          Allô, ¿quién es?, pregunté.

-          Soy Kris, estaba buscándote y no te hallaba, así que le pedí tu número a Martín. Espero no molestarte.

-          Como vas a molestarme

Estaba deseando verla y por un motivo u otro no había tenido ocasión.

-          No me molestas Kristy, todo lo contrario, estaba deseando verte.

-          Yo también, dijo ella, pero llámame Kris, por favor.

-          ¿Que necesitas Kris?, ¿Quieres que nos veamos?, ¿Yo lo estoy deseando?

-          Si, así es. He estado pensando sobre las fantasías que hablamos anoche, y quiero que subas inmediatamente a mi habitación. Dejaré la puerta entre abierta, entra, ciérrala rápido, metete en la cama y no hables. Insisto, no hables.

-          ¿Qué fantasías?, pregunté pero la llamada se colgó.

Me quedé atónito, pero me tenía loco, iba un paso por delante de mí en el aspecto sexual y sabía cómo ponerme. No sabía lo que me deparaba pero seguro que sería algo para recordar el resto de mi vida.

Subí a la 3º planta del mismo edificio, la habitación era fácil de recordar, la número 369, ¿estarían predestinadas las habitaciones para aquel encuentro?, no lo sabía, pero aquel número mágico pasó a ser mi favorito desde entonces. Desde entonces, siempre que aparece el 69 en mi vida diaria, recuerdo aquel fin de semana con todo detalle.

Salí del ascensor y torné a la derecha, la planta era calcada a la que me alojaba 3 plantas por encima y resultó sencillo dar con la habitación. Aunque estaba a solo 3 puertas del elevador, se me hizo eterno llegar. Coloqué mi mano sobre la puerta y se abrió. La habitación estaba a oscuras, pensé en lo que me dijo y cerré la puerta instantáneamente. No antes de mirar hacía la cama para ver hacía donde dirigirme.

Sabía que ella estaba allí al ver su silueta formada en las sábanas. Parecía dormida, pero era imposible, pues hacía 15 minutos que hablamos. Me desnudé por completo y me introduje bajo las sábanas, ella estaba también desnuda y la abracé por la espalda, pensaba hablarle y recordé todas las indicaciones que me dijo, por lo que desistí de comentar nada. Sustituir el hablar por utilizar los labios  para acercarme a su cuello y comencé a besarla. Llevaba una toalla envuelta sobre su cabeza, pensé que sería para secarse su preciosa melena porque se habría duchado, ella se giró y comenzó a devolverme los besos, estaba muy excitado, sabría que aquello iba a ser algo muy especial, sería la primera vez que lo haríamos en una cama. Estaríamos cómodos y podríamos jugar aún más con nuestros cuerpos.   

Comenzamos a besarnos desesperadamente, la notaba muy excitada y los besos no fluían como los había notado en la mañana y en la madrugada, pero me encantaba como nuestras lenguas se mezclaban.   Llevé mis manos a sus pechos sin dejar de combinar nuestras lenguas, era increíble, su respiración de excitación era más brusca de lo normal, debía de estar muy excitada, se me confirmó cuando al llegar a sus pechos los noté inmensos. No me había pasado en la vida, pero tal era la excitación que sentía que no pensé en nada más, mis manos se deslizaron más abajo, llegando al ombligo y llegué a su coño. Se lo había depilado totalmente, tenía ganas de ver aquello totalmente calvo, quería untar mi polla por aquellos labios. Ella estaba muy excitada y la secreción vaginal la delataba, aunque no en exceso como recordaba en nuestras dos últimos encuentros.

Continuamos en esos menesteres algunos minutos más y decidí ir por aquel conejo sin pelos. En la misma postura y detrás de ella, tomé mi polla, le levanté la pierna y la introduje en su agujero carnal rápidamente. Le profundicé hasta donde topó y volví a sacarla y penetrarla una y otra vez, aquello deslizaba, pero no era la sensación que yo recordaba. Yo pensaba.

- ¿ no había la excitación del día de ayer ? - ¿ cómo era posible ? -

Aún así, yo continuaba, quería excitarla aún más, y mis manos comenzaron a buscar otros puntos erógenos que ya conocía. De momento.

  ella gritó y dijo – ¡pues sí que es bueno este tío!.  Pegué un brinco y me encontré de pie fuera de la cama gritando y desconcertado. 

- ¿Qué coño haces aquí Reychel? -  ¿Dónde está Kris?

Oí un ruido detrás de mí y escuché la voz de Kris en un todo meloso.

- Estoy aquí.

Era Kris, Reychel se reía y yo estaba aturdido. No sabía que estaba pasando y pregunte con tono elevado ¿Qué es esto? - Por favor, prende una luz.

Ella comentó dulcemente y con un tono muy bajo – Es tu fantasía sexual, tranquilizate.

-          ¡Mi fantasía nunca ha sido acostarme con alguien sin saber quién es!

-          Lo sé, esa fantasía era mía, ¿la recuerdas?. Quería ver como mi pareja se acostaba con mi rollo sin que él lo supiese.

Oí lo que decía Kris y me quedé enmudecido. No sabía que decir y menos a donde mirar, todo estaba a oscuras. En ese momento de desconcierto, Kris y Raychel, hablaron a la vez.

-          Ahora comienza tu fantasía, espero que estés a la altura y cumplas con las dos.

Mi pene que había vuelto a su tamaño de reposo comenzó a tomar forma, me senté sobre la cama para tomar algo de aliento ante aquella situación, Raychel comenzó a acariciarme tras de mí y Kris se sentó de frente con las piernas abiertas sobre las mías, estaba totalmente desnuda y su coño rozó mi polla dulcemente, mi ser comenzó a crecer. Kris se deslizó al suelo colocándose de rodillas en el suelo de la habitación para meterse dentro de su boca aquello que ya tomo gran forma.

 Los labios de Reychel emprendieron dirección hacía los míos y su lengua penetró en lo más profundo de mi boca para jugar con la mía. Mientras Kris seguía jugando con mi polla dentro de su boca, Raychel continuaba acariciándome, masajeándome, tocándome, …………… sus pechos rozaban mi espalda y sus labios tomaban los míos. La situación era inmejorable, pero había que acomodarse. Me deslice hacía el centro de la cama, para colocarme en posición horizontal boca arriba. Kris no había dejado ni un momento de comérmela moviéndose encima de la cama con su cabeza sobre mis entrepiernas y sus labios apretando mi ser en cada subida y bajada.

Mientras tanto, Raychel se quedo sentada de rodillas detrás de mi cabeza, alargué mis manos tomé su cintura y coloqué su precioso y calvo coño sobre mis labios. Sus piernas encerraban mi cabeza y mi lengua jugaba con los suyos y su clítoris deslizando mi húmeda lengua dentro de su coño a cada rato sin no antes morder sus labios suavemente. Sus manos estaban sobre mi pecho, utilizando ese soporte para dirigir su coño a donde le gustaba. Apretaba hacia adentro, le daba vueltas y lo deslizaba a su antojo.

Kris dejó a un lado mi polla, se subió encima de la cama y se abrió de piernas. Inmediatamente se introdujo la polla crecida dentro de ella mientras se enrollaba con Raychel sobre mí. Escuchaba como se conectaban los labios y como se masajeaban. Yo allí abajo de aquella escena, sufriendo un placer carnal, donde mi fantasía se estaba volviendo real aunque en ese instante mi mente estaba atendiendo otros menesteres.

Notaba como la concha de Raychel se corría sobre mi y Kris se saciaba con mi pene. Lastima no ser un pulpo para poder llegar a todo lo que quería. Recordé que este juego comenzó para saciar mi fantasía, pensé que no me dirían nada sobre cualquier cosa que hiciese y así comencé a tomar las riendas de aquella orgia sexual que tanto había deseado.

Situé a Raychel a un lado de la cama y acomodé a Kris encima de su amiga. Raychel estaba boca abajo con la cabeza asomaba fuera del límite de la cama y Raychel con sus pechos en la espalda de ella.

     

Comenzaron a comerse los labios y yo agarré mi polla y penetré nuevamente a Kris, mientras mis dedos se ocupaban de preparar el triangulo de Raychel.

Llegaba el momento de culminar mi fantasía en trío que tanto había deseado. Después de un minuto empollándola, la saqué y se la introduje a Raychel, era majestuoso, era algo grandioso, mi polla entraba en el coño de Raychel y mi cuerpo se calentaba con el culo de Kris que estaba desprendiendo el calor de los roces que había tenido en ese instante atrás. Volvía a intercambiar la espetada una y otra vez. Notaba como eran coños completamente diferentes pero ambos deliciosos. Mi fantasía estaba cumplida, pero no podía defraudar aquellas dos preciosidades, aunque sabía que mi polla no bajaría la erección aunque quisiese.

 Me senté al borde de la cama y las incité a colocarse cada una sentada en una pierna, pero con sus espaldas apoyadas. Justo entre ambas se formaba una cavidad entre sus pompis y allí fue donde fue a parar mi polla untando un gel lubricante que encontré en la mesita de noche. Ambas comenzaron a subir y bajar y mi polla sufría un placer indescriptible, era como penetrarlas a ambas al unísono. Mi polla generó una explosión de semen vertiendo líquidos sobre sus espaldas. Era mi primera corrida y no la única en aquella habitación, ellas se encargaron de que así fuese.

Se voltearon las dos con sus lenguas sobre mi polla que comenzaba a perder vigor, solo ver como sus lenguas se entrelazaban, mi pene creció y resucitó.

Ahora fue Raychel la que se sentó y se espetó con ella y Kris se colocó tras de mí masajeándome y tomándome los labios. No acabaríamos hasta quedar exhaustos y eso podría ser toda la noche. Volví a acomodarme sobre la cama y colocarme en posición horizontal. Kris tuvo que apartarse de atrás y se colocó a mi lado. Raychel no quiso sacársela para tomar la nueva posición, andando de rodillas sobre la cama y sin dejar un momento de mover su coño haciendo pequeños círculos. No quería que aquel instrumento bajase su volumen.

Viendo que estaba tumbado, ella hizo lo mismo sobre mí y tomó mi boca con la suya, su cintura majestuosa se movía y la polla entraba y salía rápidamente. Kris tomó entonces mi polla con su mano y comenzó a moverla a la vez que Raychel la metía y la sacaba de su desnudo coño. Kris tomaba de vez en cuando mi polla, se la comía unos segundos y volvía a introducirla en el coño de Raychel. Yo grité de placer, era algo incalificable, no había baremo de placer para reflejarlo.

- ¿ Porqué un trío estaría mal visto ? , me pregunté.

Entre ellas se peleaban por mi cuerpo, por mi polla, ambas querían poseerla, jugar con ella y ser penetradas, todo era un juego ardiente de placer y pasión.

Kris le elevó la voz a su amiga, su pareja, su novia, no lo sé pero le dijo:

 – prepárate zorra que vas a ver lo que es de verdad una polla en tu culo y no un trozo de plástico guarro.

Sacó mi polla erecta y tiesa y Raychel erguió su cuerpo colocándose perpendicular a la cama. Aquello entro rápidamente, ese culo estaba bien curtido por ese plástico guarro del cual hablaban, pero la sensación de placer del ano virgen de Raychel excitaba más mi cuerpo.

Aquella sensación de agarre de la polla por parte de Kris y la penetración a su amiga por su culo era más que placentero. Después de un buen rato, Kris apartó a Raychel diciéndole que era su turno.

Aquello de las peleas había pasado a un segundo plano, compartían bien su juguete y lo cuidaban con esmero. Sabía que así le duraría más su juego. Ahora el papel estaba intercambiado, era Raychel quién sujetaba la polla y Kris la que saltaba sobre mí. Tomamos infinidad de posturas, posiciones y juegos. Me había corrido tantas veces en tan pocas horas que mi cuerpo inexplicablemente aguantaba lo que le echasen. ¿ habría tomado algo y yo no lo sabía ?, no lo sé, pero en ese momento no pensé en ello.

Tenía ante mí dos preciosas chicas que no se iban a rendir para conseguir pasar una noche lujuriosa e inolvidable.

Me percaté que su cruzaron las miradas y entre ellas algo paso. Inmediatamente, cambiaron de posición. Kris se colocó a mi lado y sujetó mi polla pajeándome rápidamente mientras Raychel tomo su boca y junto con su lengua me la chupaba como nadie lo había hecho nunca. Aquello lo aguantaría perfectamente, no sé a que jugaban con esas miradas. Mientras pensaba aquello, noté como una de las chicas introdujo un dedo en mi ano untado del mismo gel que utilicé par correrme en su espalda. Era mi primera anal y nunca pensé que fuese tan placentero. Eso no me lo esperaba y conseguirían su objetivo, mientras su dedo entraba y manoseaba el interior de mi ano, ambas se saciaban con mi polla….. aquello iba a explotar y no pude controlar nada más. Mi leche comenzó a verterse dentro de la boca de Raychel y de ella no salía ni una gota, tragaba y tragaba y se alimentaba de ese liquido blanco. POR FÍN!!!!, oí decir a ambas. Yo me quede exhausto y puse los brazos en cruz. Las fuerzas llegaron a su fin también.

Pasado unos minutos, nos acostamos en la cama en la posición habitual para dormir, quedándome en el centro, abrí mis brazos para sujetar a ambas y apretarlas hacía mí. Miraba la cara de Raychel y la cara de Kris. Aquella imagen de relax jamás la dejaría escapar de mi mente. Había sido los mejores polvos en una sola noche y ellas lo sabían. Se acercaron a mi pecho y nos quedamos descansando los tres en la cama.

 Casi una hora después me desperté, ellas estaban en la ducha, estaban preparándose para marcharnos, en unas horas saldríamos a cenar y yo aún en la habitación de ellas. Era como haber despertado de un sueño para entrar en otro aún mejor.

Me colé en el baño y me metí con ellas, nos duchamos dándonos masajes entre los tres. Masajes por decir alguna palabra, aquello era un no parar, manos por un lado, chupetón en la polla, besos ardientes, introducción anal y vaginal. Una hora bajo la ducha y estábamos aún sin terminar de lo uno o lo otro.

     

Tuvimos que apresurarnos rápidamente, la hora llegaba y la cena no esperaba. Me marché dejando aquellas dos bellezas desnudas sobre la cama. Era como salir del paraíso para volver al mundo terrenal, pero era lo que tocaba.

Llegué exhausto a mi habitación, me vestí para la ocasión y bajé al comedor. Allí estaban ambas, nada hacía sospechar lo que había pasado hacía unos instantes.

Martín se acercó al verme, me animó a salir más de la habitación, no encerrarme horas en ella y que me uniese a ellos en los juegos y en las reuniones que estaban haciendo. Nos marcharíamos temprano mañana y él no sabía lo que yo estaba disfrutando. Que podía decir yo. Le dije que estaba tomándome la excursión de relax y me estaba sentando divinamente. Era lo que necesitaba. 

Cenamos en aquel ambiente agradable y volvimos a tomar la senda de la zona de fiestas, con piano incluido, camareros sirviendo las copas, pista de baile, y como era costumbre, yo preferí marcharme de aquel lugar. Era algo incomodo estar con las parejas de amigos intentando hacer que me animase a conocer a alguien. Me insistían en que conociese a Kris y Raychel porque eran dos magníficas chicas, y además muy guapas. Yo las miraban, le saludaba con las manos y se reían. Todo era algo irónico. Como decir que ellas tenían ya pareja y que yo acababa de salir de su habitación. Estaba un poco abstraído pensando en todo lo que había pasado en aquel lugar y aun no había terminado.

En la fiesta, solo había parejas y tomé camino a playa, la cual aún no había pisado por un motivo u otro. Llegué a una bifurcación y no supe cual tomar. Izquierda, hacia “caminito del Mateo”, senda derecha “El Henebral”. Decidí tomar el camino de la derecha, me gustaba más ese nombre. Qué más da, alguno me llevaría a la playa que era lo que pretendía. Andar sobre la arena y sentarme sobre ella un rato. Hacía bastante frío pero cerca del agua esa sensación disminuía, no me preocupaba, antes de salir al exterior, pasé por la habitación y tomé un abrigo.

Justo en el instante que acababa de sentarme en la arena, refugiado del viento y con la espalda apoyada sobre una roca apareció Kris. Me comentó que me seguía desde que salí del recinto. Me pidió permiso para sentarse a mi lado y estuvimos conversando durante unas horas.  Era una chica encantadora, ahora la conocía más en profundidad en todos los aspectos, y comprendí cosas de otras conversaciones que mantuvimos la noche anterior. Me hizo ver situaciones de mi vida que no estaba realizando bien y le di toda la razón del mundo. La charla que acabábamos de tener sería el giro radical que necesitaba mi vida.

Todo cambió para mejor desde aquel entonces. Sería una persona muy distinta y con ganas de disfrutar la vida en cada segundo. Aclaramos todo lo acontecido en el fin de semana, nos despedimos y se marchó de nuevo. No antes habíamos quedamos a las 00:00 h en la habitación 669, nuestros cuerpos también se despedirían.

Kiko Asencio 2014. En algún lugar de España.