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Ardientes Musas que me inspiran.

en Confesiones

Me he animado a escribir este relato a modo de confesión tras las múltiples peticiones de lectores que se interesaban por mis musas… me preguntáis a menudo si todo los que escribo es una transcripción de la realidad o es solo fantasía. En mi caso debo confesaros que a mis relatos le ponemos un poco de imaginación con una base de experiencias en primera persona o en tercera según el caso. Siempre verás que son del tipo Heterosexual, y entre ellos los más destacables están los catalogados en la categoría de filial, eso se debe al tremendo morbo que conlleva y lo fácil que me has sido inspirarme dentro de mi familia. También hay alguno de zoofilia, pero estos no son en primera, ni siquiera en segunda persona, sino experiencias que mi madre ha vivido en tercera persona de cuando vivía en el campo de niña, de estas he ido sacando ideas… y sí mi madre es una activa colaboradora de mis relatos y de mis experiencias directa o indirectamente. Como podéis imaginar antes de narrar he vivido total o parcialmente dichas relaciones gracias a inexistencia en mi familia del sometimiento social impuesto sobre el incesto. Si bien en este me inicié muy joven, aún más joven era mi hermana pequeña con apenas cumplidos sus 18 años…

…Ya éramos mayores de edad cuando ocurrió la primera vez y debo de decir que jamás nos arrepentimos de lo hecho por que fue una buena experiencia y la primera que tuve dentro de la familia… Mi hermana inauguró mi gusto incestuoso. Por entonces mi hermana tenía 18 años y terminaba de estudiar bachiller y yo con 21 a punto de acabar ingeniería. Nuestros padres trabajaban muchas horas fuera de casa, mi padre tenía y mantiene a día de hoy una ferretería y mi madre es maestra dando clases por la mañana en el colegio y por las tardes en una academia para chicos que necesitaban refuerzo y adultos, con lo cual mi hermana y yo vivíamos prácticamente solos casi todo el día, aún estando mamá en casa, mi hermana y yo nos refugiábamos en el cuarto a estudiar o “jugar” juntos, y pese a que muchas ocasiones follábamos sin condón, nunca la dejé preñada o eso creo yo…. Desde siempre habíamos compartido la misma habitación hasta que cumplí los 15 años y a ella le vino la regla parece que fue el momento para separarnos en habitaciones diferentes, pero estudiábamos juntos porque a ella se sentía más inspiraba al estar conmigo. Yo, jamás imaginé que iba a suceder, porque nunca estaba en mi mente tirarme a mi hermana, nos obstante sucedieron las cosas de una forma natural y por consentimiento mutuo. No hay que olvidar que éramos un par de adolescentes casi adultos con ganas de conocer cosas en la vida, aunque yo había tenido una novia formal y algunas amigas no tenía suficiente experiencia, y mi hermana solo amigos sin derecho ya pueden imaginar la suya.

En aquella ocasión me pidió, como otras veces que le ayudara con las matemáticas… se me daban bastante bien, pero la sentí diferente en esa oportunidad. Noté su cuerpo muy cerca al mío, jamás me había sucedido eso embriagándome con su aroma, y dentro de mí sentí un deseo irrefrenable de tocarla, acariciarle el cuerpo, así que no pude contenerme y lo hice de la manera más sibilina casi inocente. En refriegas amistosas nos habíamos tocado muchas veces, pero en esa ocasión era distinto para mí, tal vez para ella también. Ella llevaba puesto unos vaqueros apretados, un pequeño suéter que dejaba ver un tanto sus pequeñas tetas lozanas, cubiertas por un sujetador blanco, sus cabellos rubios caían sobre sus espaldas y una parte sobre su pecho. Se hallaba hermosa como jamás antes la había sentido con esa extraña sensación de tan fuerte.

Pasé mis manos sobre sus muslos lentamente, seguí hasta llegar a su trasero… alcancé a rodearlo sintiendo la redondez y la dureza del mismo. Ella no dijo nada, me miró con una sonrisa y seguimos con las explicaciones sobre la materia. Poco después continué con las caricias sobre su cabello, su espalda y nuevamente su apetecible trasero, mi hermana se acercó más, y mientras me esforzaba en explicar algo tan complicado como las derivadas, al fin creo que algo entendió… al terminar me dio un beso en la mejilla y luego en el cuello. Sentí mi cuerpo vibrar con el contacto de sus labios. Terminamos con los estudios y volvimos a nuestra rutina de atender a las cosas de la casa y luego cada uno a lo suyo. Así pasaron los días pero siempre que podía me acercaba a ella y la tocaba, solo me miraba y sonreía. Una noche le propuse dormir juntos como cuando éramos más niños, ella no me contestó…, como siempre me miró y sonrió en la cocina poniendo en orden todo. Le miré más hermosa que nunca, llevaba puesto un vestido azul claro moteado, se notaba claramente su talle y sus pequeñas tetas firmes dentro del vestido sin sujetador que no sé para qué lo utilizaba porque no necesitaba para nada esa prenda. Cenamos con nuestros padres y ella y yo nos encargamos de recoger toda la cocina, al rato cuando terminamos, la tomé de la mano y la dirigí a mi dormitorio. Al principio se negó, pero nuestros padres cansados del día se habían acostado después de ver un rato la tele.

Lentamente sin hacer el menor ruido entramos a mi cuarto, concebíamos que esa noche podía suceder algo que nunca nos habíamos planteado. Aseguré bien la puerta y la senté en mi cama y me arrodille tocando sus rodillas y sin dejar de mirarla en el devenir de los acontecimientos, continué acariciando su cuerpo pasando mis manos por sus curvas, sentí su excitación… ella cerraba los ojos. La acosté lentamente y le di un beso en los labios, acaricié sus tetas duras y ella dejó escapar un quejido diciendo mi nombre, no esperaba tal acción mía. A cada caricia mía ondulaba su cuerpo y jadeaba presurosa de sentirme. Empecé a desvestirla despacio sin dejarla de acariciar, bajé su vestido y vi unas pequeñas braguitas de color rosa que cubría su delicada intimidad. Una vez sin su vestido observé sus tetitas erectas y desafiantes a la gravedad, me acerqué y le chupé los pezones, sentí un temblor en todo su cuerpo. Me alejé un tanto para quitarme rápidamente la ropa. Me quedé solo en calzoncillos y me acosté a su lado. Estaba quieta, mis manos siguieron acariciándola y ella instintivamente abrió sus piernas, me subí sobre ella y le di un profundo beso con lengua que ella recibió con pasión ofreciéndome la suya. Mi polla ya estaba que estallaba completamente erecta, pugnaba por ir al encuentro de aquella deliciosa cueva virgen. Empecé a quitarle las bragas, ella levantó la cadera para facilitarme mejor la operación, me levanté un poco, deslicé la pequeña tela por entre sus piernas y pronto estuvo completamente desnuda. Me detuve a mirarla y admirarla, ahí estaba su piel blanca, sus curvas contorneándola y su coñito apretado lampiño formando una ligera rajita.

Acaricié su insubstancial vello púbico con pelitos rubios casi invisibles, toque la vulva de su vagina pasando un dedo entre su raja. La noté mojada emanando un olor agradable, penetrante, delicioso y dulce. Me hinqué y besé su vientre, seguí con mis labios en busca de aquel rincón maravilloso por su pubis que ahora estaba a mi alcance, olí aquel aroma de su coñito que era embriagante, una de mis manos frotaba sus tetas, la otra hurgaba su vagina, bajé la otra mano y abrí los labios de aquella flor color rosa de finas líneas, pasé mi lengua de abajo arriba, ella no pudo contenerse y empezó a menearse armoniosamente, relamiéndose los labios y jadeando más y más, apretando mi cabeza con sus dedos entrelazados en mi cabello. Seguí lamiendo su clítoris y con la punta de mi lengua intentaba penetrar su cerrada vagina. Ella gozaba jadeando de placer hasta que sentí un temblor en todo su cuerpo al notar un espasmo y contracción de su coñito… había llegado a su primer orgasmo con un hombre. Susurraba algo como te quiero, lo quiero así, sí… o algo parecido, casi no se entendía o yo estaba a otras cosas.

Me levanté y acerqué mis labios a los de ella y nos dimos un intenso beso…, nuestras lenguas se encontraron y nos besamos frenéticamente con lascivia y deseo lujurioso. Se quedó tendida, exhausta, complacida aunque supongo que no del todo…, la mujer siempre necesita ser terminada con una buena penetración. Me miró y buscó mis brazos para acurrucarse en mi cuerpo en clara señal que no deseaba llegar más lejos esa noche, entonces tomé una manta y nos cubrimos, había hecho feliz a mi hermana, estaba muy contento, me sentí un verdadero amante y ella mi pequeña mujer. No contento con su decisión unilateral de no continuar y después de un buen rato abrazos como cuando éramos pequeños en los días de tormenta, le dije que ahora me tocaba a mí. La besé, ella abrió sus piernas y me coloqué en la posición del misionero listo para follarla, puse mi verga en la entrada de su vagina y lentamente la empujé abriendo sus carnes…, ella reaccionó con un…

- “¡Oh! No la metas muy fuerte que me duele, la tienes muy grande y yo tengo una vagina estrecha,” me dijo.

Mis labios callaron su boca con un suave beso e intenté nuevamente perforarla, ella me abrazó fuertemente como una gacela indefensa, tímida y temerosa… la miré, observando a un animalito en pleno sacrifico y comprendí que no era el momento, así que desistí de hacerla mía, la acaricié tiernamente y nos quedamos dormidos abrazados. Por la mañana nos levantamos para preparar el desayuno, al rato, la tomé del talle, le besé el cuello y le di una palmadita en el trasero. No dijo nada, solo sonreía. Nos fuimos a clase y por la tarde noche me dijo que la esperara en el cuarto cuando nuestros padres se acostaran. Al rato de hacerlo llegó a mi habitación, se sentó en mi cama, se desvistió y se acostó a mi lado. Me tomó del rostro y me besó como si fuese su novio o amante. Tomé su mano y la dirigí hacia mi polla que estaba como un tronco de dura y larga. La tocó suavemente y empezó a masturbarme. Era grandioso como su pequeña mano jugaba con mi desafiante verga. Me miraba fijamente, la besé, mis manos tocaban sus tetas con todo descaro y luego su vagina por debajo de sus braguitas.

-“¿Estás lista hoy?”

-“No lo sé” me contestó.

-“Quiero tener esto” dijo apretando mi miembro, “dentro de mí, lo deseo, pero tengo miedo”.

-“Lo haré solo si tu lo permites”.

Así continuamos acariciándonos, le quité las bragas e intenté penetrarla nuevamente. Acerqué mi glande en la entrada de su vaginita y empecé a empujar suavemente con movimientos de mete y saca cortos buscando más y más profundidad. Comenzaba a ceder un poco su apretado coño. Finalmente me pedía que no la penetrara, que le daba miedo… ¡¡Aun no estaba preparada!! Así que me quedé con las ganas de nuevo y con un dolor de huevos mayor, si era posible, que la noche anterior. La siguiente noche nos acostábamos de igual manera, sin embargo mientras yo le prodigaba las mejores caricias para darle placer ella me hizo una paja acabando ambos con sendos orgasmos y perdidos de leche. Ese fin de semana nos fuimos a un pantano donde mucha gente va a merendar y bañarse pasando un día de campo en familia, cerca hay un bosque con grandes árboles, era un día soleado y había poca gente. Allí permanecimos toda una tarde jugando en el agua. Cada vez que podía me acercaba detrás de ella y le tocaba el culo, en una de esas, la tuve por un buen momento y aproveché para poner mi mano dentro de sus bikini e introducir un dedo en su conejito, se giró con una sonrisa de complacencia. Continué y conseguí introducir dos dedos hasta el fondo. Ella sorprendida me dijo que le había gustado, pero tuviera cuidado con la gente alrededor que podían vernos.

Ya en casa, nos sentamos a ver la tele muy juntos, prácticamente ella encima de mí, mis padres no estaban en casa como de costumbre…, empezamos a besarnos abiertamente, continuaron las caricias y pronto estábamos casi desnudos en la sala. Cogí nuestra ropa, tomé su mano y nos dirigimos a mi cuarto, entramos y cerré la puerta con llave. Ella me tendió en la cama y luego se subió encima de mí completamente desnuda. Lo del pantano había surgido efecto y tenía a mi hermana cachonda perdida con ganas de macho… se le notaba en tomar la iniciativa. Me dio un beso profundo quitándome el bóxer y sin dilación agarró mi polla que estaba a mil, sobando también mis huevos. Me hubiera gustado una mamada antes de empezar a follar, lo perdoné, pues no esperó a colocar mi glande en la entrada de su coñito y empezó penetrárselo en su cerrada vaginita poco a poco expandiendo sus labios. Desde mi posición veía como se calaba el cipote cada vez más y la emoción me embargaba al ver que íbamos a follar y sin condón, completamente a pelo.

Sentí como la punta de mi verga pugnaba por entrar en aquella tibia galería, que de tan apretada aún se resistía a que la desvirgara. Yo acariciaba sus tetas, su rostro y entonces la tomé de la cintura y presioné hacia abajo al mismo tiempo que levantaba mi cintura para poder penetrarla completamente y lo conseguí, noté cómo mi verga entró abriendo esa gruta estrecha rompiendo el himen por fin, me sentí en el cielo, me detuve, ella dio un suave grito diciendo emocionada…

-“¡Nene ya está…ya está!”.

Quedamos quietos un momento, luego comencé el ritmo de mete y saca muy despacio, sentí que mi polla era estrujada por esa maravillosa cueva estrecha, apretada y virgen. Era grandioso, estaba follando a mi propia hermana, ahora era mi mujer por completo. Ella por su parte, se hizo hacia atrás para que la penetración se hiciera aún más profunda. Me senté y busqué sus labios, la introduje mi lengua y succioné la suya, me tragaba su saliva y ella la mía. No sé si estábamos en el cielo o en el infierno, pero gozábamos el uno al otro. Entonces la giré, abrí sus piernas y la penetré salvajemente, de un solo tirón, ella aguantó el golpe y comencé el mete y saca mucho más rápido y fuerte. Ella resistía los embates de mi duro cipote jadeando igual que yo. Chupaba sus tetas, sus labios, mordía sus orejas, su cuello… agarraba brutalmente su culo y seguí haciéndola mía insertando mi falo endurecido a más no poder dentro de su tierno estuche recién estrenado. Estábamos sudando de tanta acción física empujándola sin cesar hundiéndola en el colchón de viscoelástica que no sonaba como los de muelles, gracias a ello pudimos gozar salvajemente de una follada tremenda que ambos deseábamos con pasión. Ella me abrazaba y yo la besaba en todos los lugares que mi boca alcanzaba, me la comía sin dejar de perforar su gruta uterina. No pude aguantar más de diez minutos calzándomela cuando comencé a sentir una sensación electrificante que me recorrió todo el cuerpo, culminando en una gran corrida en su fondo vaginal, muy dentro de ella. La clavé hasta los huevos, percibiendo inundar su interior con mi esperma chorro a chorro… era impresionante como notaba la presión en mi glande rellenándola. Le dije que al fin era mi mujer y yo su hombre…,

-“el macho que ella necesitaba” me añadió.

Nos besamos exhaustos y contentos, habíamos conseguido hacerlo después de varios intentos frustrados. Me sentía afortunado de haber desflorado a aquella niña virgen de delicadas formas físicas y anímicas… de haber sido el pionero en gozar de la estrecha, limpia y hermosa vagina de mi amada hermana. Poco después ella se sentó y sintió salir líquido espeso de su vagina, era semen con algo de sangre de la rotura del himen, la abracé. Se dio un baño y volvió más tranquila para quedarnos relajados hasta dormirnos cada uno en su cama. Esta fue la primera vez que hicimos el amor mi hermana y yo.

Después de esto seguirían más sesiones amatorias a expensas de nuestros padres, aunque con el tiempo supe que mi madre estaba al tanto de mis fechorías con la pequeña de la casa, hasta que un día se echó novio formal y con solo 20 años… a los dos meses se casaron. La boda fue algo repentino e inesperado, extraño si no fuera porque se hallaba preñada de mi sobrina Jesica. Yo también me puse a trabajar después de acabar la carrera y nuestras vidas de separaron temporalmente…. Al cabo de los años nos juntamos en unas vacaciones con nuestras parejas y los dos niños que tenía entonces, yo solo uno, quizás fue el principal motivo de mi divorcio. Durante varios años repetimos pasar juntos las vacaciones de verano, en las que tuvimos unas espectaculares experiencias en un chalecito donde mi hermana, mi cuñado, mi pareja y yo hacíamos nudismo junto con los niños. En un par de ocasiones tuvimos la oportunidad de follar en un escarceo de nuestras parejas… unas en medio del mar al atardecer y otras en el mismo chalet. Era realmente salvaje sabiendo que ya era una mujer casada… súper emocionante, nos gustó tanto la experiencia de la primera vez, que en años sucesivos seguimos alquilando el mismo bungaló para practicar el nudismo y vivir en convivencia entre familia. Aquellos años de vino y rosas también se acabaron, sin embargo tras mi divorcio planeó en mi cabeza de nuevo revivir aquellas vacaciones, y aunque actualmente vive a bastantes kilómetros de nosotros, tiene tres hijos con los que acarrear, accedió muy contenta a pasar con nosotros las vacaciones de verano. Mi hermana nunca me lo ha confesado, pero siempre he sospechado que mi sobrino, que es el primer hijo que tuvo tiene algo de mí, claro que al ser ella y yo hermanos es muy posible que los parecidos se logren aunque yo no sea el padre, al fin y al cabo portamos los mismos genes, no obstante la diversas circunstancias que rodearon su preñado me hacen pensar que es hijo mío casi sin ninguna duda.

Renovamos nuestra costumbre de veranear juntos, y lo ocurrido esos días fue extraordinario…Los arácnidos por lo general no son animales que la gente asocie con el amor, sin embargo es a uno de estos, de patas gruesas y peludas que más inspiran temor, al que le debo una de las mejores ociosidades con sexo de mi vida. Digamos que por entonces ya me hallaba divorciado siendo un hombre joven, de treinta y pico, con un hijo que solo veía cada quince días un fin de semana…. Bueno el caso es que alquilé un año más el bungaló en un camping de las playas del este de España. Mi padre nunca fue del gusto de tomarse unas semanas de asueto, solo días sueltos, sin embargo mi madre sí se apuntaba desde el primer día al último. También nos acompañaba mi hermana que es tres años menor que yo como ya sabéis, una tía rubia de ojos azules, tetas bien formadas, cintura esbelta y caderas en forma de ánfora de las que salen una par de piernas muy bien torneadas. Yo no soy mal parecido, pero ella es la más guapa de la familia. Como su marido no para de trabajar, especialmente en verano en una fábrica de zumos en la sección logística, la invitamos a estas vacaciones para que se distrajera un poco pensando que la naturaleza del paraje que despierta deseos de volver a integrarse al mundo natural y dejar la ciudad inmunda. Como ya saben, mi hermana y yo siempre nos quisimos… mucho más tras desvirgarla.

Por entonces tenía dos hijas y un hijo que es el mayor a quienes cuidar, pero aunque no estaba en mala posición económica y podía permitirse una canguro porque tenía un buen trabajo en una empresa como ejecutiva pujante, prefería cuidar ella sola de los nenes. Así que nos organizamos y nos fuimos mi hermana y sus tres hijos, mi madre sin su marido y yo… más tarde se incorporaría mi hijo, y todo con la idea de descansar, jugar y tomarnos todo el sol que la naturaleza fuese capaz de darnos… Ya no practicábamos el nudismo como antaño, aquel no era un camping de ese estilo. Una tarde tras llegar de la playa, mi madre se llevó las niños a los juegos del camping, mientras mi hermana fue al baño a ducharse y yo preparaba el fuego de la barbacoa. Estaba entretenido observando como el fuego comenzaba a prender los carbones cuando de reojo observé a mi hermana envuelta en una toalla regresar recién duchada. ¡La Puta Madre que la parió… qué bonita toda mojada y envuelta en un suave fular estampado! Me hizo recordar cuando descubrí el sexo, el goce que me dio poder pillarla desnuda mientras se bañaba o se desvestía en su cuarto. Esa cara hermosa de ojos azules, ese cuerpo escultural que daba ganas de meterle mano, pero me aguanté porque mi hermana ya estaba bien casada, y significaba algo prohibido para mí.

De pronto escuché un grito desgarrador pidiendo socorro justamente desde donde estaba mi hermana. Corrí hacia allí, abrí la puerta y observé en el piso una enorme araña de patas gruesas y peludas que miraba a mi hermana amenazante como si la fuera a atacar, mientras ella gritaba aterrada de miedo. Sin pensarlo la pisé con el pié tratando de aplastarla. Restregué el pie por el piso para reventarla y cuando creí que le había causado daño suficiente me descalcé el pié derecho para darle unos cuantos chancletazos y finalmente tirarla hecha un ovillo. Mi hermana agradecida se me abalanzó encima y me abrazó. Fue en ese momento que tomé conciencia de su cuerpo completamente desnudo y abrazándome con desesperación, amor y agradecimiento al sentirse segura… Quedamos un rato en esa posición. Yo no quería moverme, ni pestañear para perpetuar ese abrazo que me gustaba con todo el alma. En segundos mi piel empezó a recibir el calor de su cuerpo. Recién bañada y perfumada, mi hermana desnuda era un jamón ibérico cinco jotas.

Para colmo, sin darse cuenta por el susto en agradecimiento, comenzó a darme besitos en el cuello, a lo cual yo reaccioné teniendo una erección. Sabía que debía soltarme y calmarla de otra manera, hacer que se cubriera su cuerpo, pero no podía cumplir mi deber de hermano porque me enloquecía tenerla abrazándome y besándome y además sentía la insoportable excitación que produce el gusto de lo prohibido como antaño. Después de un rato en que nuestros cuerpos fueron hirviendo de calentura, ella tomo conciencia de la situación intentando separarse sin convencimiento… la agarré y la atraje hacia mí con mayor fuerza y la besé en la boca. ¡Era como beber un néctar de los dioses! Ambos nos calentamos más y más, argumentando que éramos hermanos lo hizo más irresistible… la polla se me puso más dura.

-“Alguien puede entrar” atino a decir.

-“Eso aumenta mi deseo”, le contesté. “además, este es un regalo de dios o del destino que no puedo rechaza. Prefiero morir aquí mismo que dejarte cuando te deseo en la forma que lo hago”

Habiendo dejado en claro que la iba a hacer mía después de tanto tiempo, empecé a besarla por todas partes, a la vez que le refregaba mi verga totalmente endurecida debajo del fular contra su coñito. La calentura fue en aumento mientras pase a besarle el cuello y luego las tetas. Ella empezó a gemir. La tumbe sobre la cama y me quité el tanga que portaba como bañador. Seguí besándola toda y ella empezó a responder, beso con beso y abrazo con abrazo. Luego tomó la iniciativa, metiéndose mi rabo en su boca y comenzando a chuparlo con devoción. Yo por mi parte seguí como pude recorriendo su cuerpo hasta que alcancé su pubis. Entonces comencé a lamer su coño recorriendo la raja de arriba abajo y vuelta con penetración en su agujero follándomelo, para acabar chupándole el clítoris… pronto estábamos los dos mamando desesperados en un perfecto 69. No había mucho tiempo y no quería desperdiciar la oportunidad soñada de follármela, así que cuando me vinieron deseos de acabar corriéndome en su boca, luché para separarme.

Me acerqué a su boca, la volvía a besar y le dije… -“te quiero follar nena”, a lo cual ella accedió sumisa y complaciente como antaño, se puso boca arriba y abrió sus piernas dejando su fabuloso coñito a la vista totalmente despatarrada.

Le levanté las piernas y le empecé a introducir mi verga. No hubo problemas porque ella estaba bastante mojada, de modo que con dos estocadas le había entrado toda. No teníamos mucho tiempo para hacer el amor, así que tras clavársela hasta el fondo, me puse a bombear rápido y profundo. Cada nueva estocada hacía que mis huevos pegaran contra su culo. A ese ritmo pronto me volvió el deseo de eyacular. Pasé mis brazos por abajo de sus muslos para levantar sus rodillas y clavársela cada vez más hondo… no cambiamos de posición y totalmente entregada al depravado de su hermano se dejó follar a toda máquina durante unos cinco minutos no más cuando de pronto mi semen empezó a bañar su útero. Era tan grande al placer que seguí bombeando aunque ya no quedaba más leche para darle. Mi polla estaba tan dura que comenzó a dolerme, pero no le aflojé y la besé en la boca mientras seguía follándomela oyendo los chasquidos de la lefa batiéndose en su coño… Sentía tocar el cielo con las manos aunque lo que estaba tocando era el apetitoso cálido cuerpo de mi hermana. Después de un rato ella pidió que parara y comenzamos a vestirnos para ir al baño a lavarnos y borrar todas las huellas de nuestra fechoría. Al salir del baño le pedí disculpas, pero ella dijo…

- “¡Que va, me has hecho recordar aquellos años que tuvimos tanto sexo y me hiciste tan feliz disfrutándolo…! Yo soy quien te queda agradecida. Solo te pido que si mamá te deja con fuerzas, volvamos a hacerlo en otra ocasión”.

Entonces todo concordaba en el puzle, mi madre y mi hermana tenían claro que copulaba con ambas y no me recriminaban por ello. Ambas hembras condescendientes me animaban a continuar amándolas. Los días sabáticos se consumían febriles y agradables… solo volvimos a hacerlo un par de veces en todo el tiempo, aún sabiendo que me follaba a nuestra madre, y esta sabedora del placer que recibía mi hermana pequeña… no les importó repartiéndose los turnos, ni yo tampoco pude olvidar esos polvos vividos y robados a sus maridos durante la primera quincena. Nada saldría de nuestro círculo porque la familia es sagrada. En lasegunda quincena llegaron al camping mi hijo y mi sobrina Jésica… los fornicios sin recato se diluyeron contradictoriamente a tener en un mismo lugar y en biquinis, a las tres mujeres de la familia que me han dado más placer, no obstante me contraje de tal manera que no tenía esas ganas de follar tan desbordantes como se podría uno imaginar, no me las follé de la manera que tanto me hubiera gustado, pero me lo pasé bien. Mi hijo David dormía conmigo todo el tiempo en esas dos semanas, mi sobrina superó con nota el bachiller y alcanzó para sus pretensiones universitarias, y mi cuñado me solicitó que ayudara a la más pequeña con el inglés para el curso siguiente, me lo pensé unos días por mi abandono del idioma, no obstante era una buena oportunidad para retomar la práctica de la lengua de Shakespeare, así que allí mismo concertamos para darle clases… no apareció por casa hasta las vacaciones de Navidad. Aquellas clases de inglés se complicaron con una prima de mi sobrina, una sobrina por parte de mi cuñado, pero antes de llegar a esas Navidades debería de relatar cómo me fue con mi sobrina Jésica para que alcanzara los conocimientos suficientes para entrar en la universidad con una nota de 11’5 puntos. Mi sobrina es un espectáculo de niña, rubia natural, delgada y de sonrisa demoledora. Sus formas cautivan al más desvencijado en su ánimo… puede llegar a levantar la moral de un muerto…

Jesica es la hija mayor de mi hermana, vino en busca de clases particulares de matemáticas pero en realidad no pude contenerme ante sus insistentes insinuaciones cayendo en la red de una mujer como esa a solas conmigo. Tenemos la suerte de ser una familia bien avenida con mi hermana siempre me he llevado muy bien como ya sabéis, desde que éramos niños, afianzándose más desde el día que la desvirgué. Después se casó con las prisas de la preñez cuyo fruto fue Jésica. Continuamos con nuestra relación filial encomiable disfrutando de vacaciones juntos hasta que me separé y todo cambió un poco… entonces era mi madre, mi hermana y los pequeños lo que nos acompañaban en el camping mientras Jésica y mi hijo se encontraban con su padre y madre respectivos…luego se unían a nosotros la última quincena. Sin embargo durante las vacaciones de Semana Santa mi sobrina necesitaba mi ayuda para superar las matemáticas de bachiller…    

Concertamos la cita para el día de hoy en mi apartamento a las 18:00 horas, miré el reloj varias veces, pues era más que la hora fijada, casi 35 minutos pasados cuando suena el portero eléctrico anunciando su llegada. Cuando abrí la puerta y la vi, tuve que contenerme para no escandalizar de lo preciosa que se presentaba la niña… Sí estaba mucho más divina desde la última vez que nos vimos, ahora con ese conjunto ajustado, las botas negras, una minifalda rosa y una blusa al tono, estaba espectacular, sus pechos turgentes, y esa culo que tanto me trastornó siempre y ahora con 17 años mucho más.

-“¡Hola Jésica! Estás fabulosa”

-“Hola tito, no seas adulador”

-¡Te veo genial! Nos dimos sendos besos en las mejillas y tomé su mini bolso colgándolo del perchero.

-“¿Te gusta mi estudio?”

-“Sí,” fue su respuesta. “Me resulta muy tranquilo para estudiar y trabajar”.

-“Así que andas un poco atrasada con las matemáticas… ¿falta de ganas? ¿Tiempo? ¿Material?”

- “De todo un poco, incluye además, mi natural pereza para el estudio”, me contestó.

-“Veamos, veamos”.

Nos enfrascamos entre apuntes, fotocopias, tomando Lucía nota de todo lo que le indicaba, se le veía muy feliz por mi ayuda que al parecer tanto necesitaba… -“¿Un refresco, zumo o café?”

-“Un refresco nada más tito”, me miró con ese par de faroles capaz de encandilar al más puesto.

Su mirada me decía todo, no esperé más y me acerqué a ella… -“tu novio debe estar muy feliz de tener a una chica tan guapa y lista como tú”

-“Bueno en primer lugar no soy tan lista, sino no estaría aquí y en segundo lugar no tengo novio”, dijo con un deje de queja.

-“Disculpa, pero no lo comprendo, eres joven, muy hermosa, inteligente, y con un cuerpo perfecto… Entonces no tienes novio ni amigo con derecho al menos…”

-“¡¿Te refieres a un folla-amigo?!” Sus ojos se clavaron en los míos.

-“Sí, algo así al menos”

-“No tío, pero tampoco soy virgen”

-“Ah, ya comprendo… ¡¿Y cómo fue esa primera vez… en una fiesta de Nochevieja, con un amigo en el asiento de atrás…?!” Le entraron las dudas agachó la cabeza… “No te avergüences, todos hemos tenido una primera vez catastrófica”

-“No es eso tío, la mía estuvo muy bien…”

-“¿No m lo vas a contar…?” Me miró y ladeó la cabeza esquivando la pregunta como una ninja.

Se hizo el silencio mientras fui a por un par de refrescos a la cocina. A la vuelta continuamos con las clases, pero en el primer descanso le conté mi desvirgue a los 19 años para romper el hielo y una cosa me llevó a la otra hasta relatarle la historia incestuosa con su madre cuando ella tenía su misma edad. Aquello la debió de hacer volar su imaginación o las ganas de ser iniciada por un hombre con experiencia… No se asombró lo más mínimo y eso me sorprendió… era como si ya lo supiera de antemano, pero yo nunca lo había contando.

-“¿Me harías lo mismo a mí…?” me soltó de cara sin clemencia.

La insinuación era claramente una oferta abierta, se acercó un poco más a mi lado y ya al final rompió el silencio viéndose animada por la confianza que le había mostrado, así que deseaba soltar su historia… y tras unos momentos de retórica donde yo insistía en darle naturalidad a las relaciones sexuales entre miembros directos de la familia me contó su historia que dejé reflejada en “La hija ardiente de un camionero”. Quedé bastante impresionado, en verdad no esperaba que su padre hubiera sido su primer hombre. Estábamos muy juntos en el sofá, y nos empezábamos a calentar, no pude más y la besé… sus labios temblaban y los mordí muy suavemente. Su lengua se unió a la mía en una danza increíble, nuestras salivas fueron una sola, hundí muy lentamente como una víbora mi lengua en su garganta… mis manos le acariciaban todo el cuerpo, sentía su piel caliente a través de la tela, besé su cuello, su perfume me elevó aún más alto… saboreé su piel mientras mis manos desabrochaban su blusa, ella hizo otro tanto con mi camisa, froté la tela contra sus tetas prominentes notando que no tenía sostén…me detuve frotando más enérgicamente sus pezones que comenzaron a ponerse durísimos… dos formas como ojivas de misil

Escuché su gemido muy bajo, sus manos febriles pronto despacharon mi camisa y se recreó en arañarme la espalda mientras, mordía sus orejas susurrándole muy quedo cuanto la deseaba…su cuerpo se movía acompasadamente…mi lengua saboreaba cada centímetro de su dermis. Noté el deslizar de su manos sobre mi bulto y el zíper del pantalón sonó a abertura, desabonó y tiró del pantalón con el bóxer de una vez… mi verga saltó como un resorte y se escuchó su exclamación de alegría ¡Ohh!! Saboreaba con placer esos pies maravillosos,…

-“Tienes unos pies de poesía cariño, los cuidas mucho…”

-“Sí”. Su voz era música para mis oídos.

Subí lentamente por su pierna suavemente degustando cada poro por la orografía de su piel y ese perfume que me embriagaba emanando de su coñito. Mi espalda ya era un campo lleno de arañazos cada vez más ricos… Su alhaja desprendía un aroma atrapante y embriagador. Me detuve en su entrepierna lamiendo a un lado y otro de su monte depilado, cada lamida un estertor, cada beso un gemido. Sus labios vaginales sabían a fresa, a deliciosa fruta fresca, el perfume era de frutas maduras, y el calor que encerraban era extraordinario. Esos labios rugosos, saboreaban los labios de mi boca, y yo sentía la suavidad de su cueva en mi lengua, me hundía entre sus nalgas deseando penetrar en su cuerpo con mi cabeza. Lamía como un desesperado insaciable, mi boca daba pequeñas mordidas sin dientes a su clítoris que no tardó en inflamarse más y más… su dureza era notable y me puse a jugar con él como si se tratase del más delicioso helado, y mi boca lo hizo prisionero por unos instantes. Su orgasmo se manifestó con claridad en esténtores convulsionantes uno tras otro, sus gritos y alaridos llenaron el estudio, refregando una y otra vez su ardiente coñito.

-“Asiiiiiiiiiiii tito asiiiiiiiiiiii, qué delicia”

Me maravillaba su sabor y escuchar los gemidos de placer era música para mis oídos, sumergí mi cabeza en esa sublime locura…sus jugos eran ríos de placer…su clítoris ya estaba pleno y mi lengua recorría su rajita abajo y arriba, y no dejaba de masturbarla, desde los labios hasta su roja flor, mi mano sobaba suavemente sus pechos, y pellizcaba con deleite sus tiesos pezones ojivales. Sentí como su mano me bajaba aún más indicándome el camino…la vista de su culito, el que tanto me perturbó desde hace mucho tiempo, ni lo dudé, pasé mi lengua por los bordes y la introduje en él… Jésica dio un saltito y más apretó sus nalgas a mi boca. Sus jugos corrían como la fuente del deseo….eran imparables como sus gemidos cada vez más notorios… Saboreé su culito tierno maravilloso, lamiendo su anito tan rico y perfumado del gel de ducha, mis dedos gozaban en cada penetración como su conejito, me fascinaban sus gemidos de placer del orgasmo interminable, a cada convulsión, mi cara, mi lengua eran el recipiente ideal para cada uno chorro de flujo expelido. Su mano tomó mi verga y la acariciaba lentamente…

-“¿No te apetecería un buen 69 para seguir, cariño?”

-“SIIIIIIIIIII” sonó como un grito… Yo abajo y ella, golosa arriba de mí.

Con una mano me elevó la verga y lengüeteaba mis huevos con dulzura….su cuerpo y el mío sudaban a ríos….si antes su sexo estaba impagable ahora lo sentía a pleno, mientras que su lengua hacia malabares en mi polla, y eso me excitaba cada vez más, no hubo que esperar, se detuvo en su lamida y comenzó a correrse por enésima vez, está mucho más espesa y ardiente….corría por mi boca, mi cara… ¡Riquísimo!

-“¡¡Qué Sabor más bueno de polla tienes papi!!… papiiii… papiiii… papiiiiiii Umm…”

Decía mientras sus contracciones llegaban al sumun del placer. Se abrazó a mí muy fuerte y descargó todos sus jugos…me volvían loco sus gemidos…. su boca aspirando todo el aire… su jadeo…sus manos comprimiendo la tela del sofá deseando más y más caricias. Su boca, sus labios, me daban la gloria de sus movimientos, ya sea circulares, subiendo y bajando, moviendo su lengua lentamente… deleitándose con su tarea miraba hacia atrás buscando mis ojos como diciendo…

-“¿Te gusta?”

Con sumo cuidado tendí su cuerpo sobre el sofá, le rogué que bañara con su saliva la cabeza de mi verga, me puse de frente y sin dilación agarró el cipote de la raíz y comenzó a darle castigo a mi glande, la otra mano masajeaba mis orondos huevos y de una manera tan profesional que dudaba que fuera mi sobrina tan inocente. Estuvo como cinco minutos ensimismada en el falo… fue suficiente una mirada, se recostó subiendo sus piernas a mis hombros…mi polla rígida cual mástil parecía que explotarían sus venas… Introduje mi glande muy despacio y suavemente, un buen cabezón que dilató su ceñida entrada auspiciada por el franqueo de sus labios vaginales finos y estilizados. Tomé con mis manos sus caderas y le acerqué más a mí, sus piernas se trenzaron en mi cuello… El bombeo era pausado y rítmico, cada vez más adentro…los músculos de su vagina se comprimían y dilataban a cada empellón, su deliciosa boca dejaba escapar sus gemidos…movía su cintura en forma circular, hacia atrás y adelante…su gruta oprimida parecía una aspiradora que quisiera triturarme la verga dentro de su increíble vagina, presionando descaradamente el badajo de su tío más querido. Aspiraba y más entraba…mi verga completó su recorrido y ya mis huevos golpeaban sus nalgas. Entonces el bombeo se hizo más frenético, duro y salvaje por las dos partes…una de mis manos acariciaba su clítoris enervado y duro, desafiante…la otra acariciaba sus pezones, sus tetas firmes oscilando como flanes macizos, me incliné y la besé sin dejar de penetrarla haciendo todo el recorrido desde el capullo a la misma raíz aplastando mis cojones en su vulva.

Susurré, -“¿Sientes la arrugada polla y la venas de tu tío recorren tus entrañas?”

-“SIIIIIII PAPITOOOOOO” fue su grito, sus ojos en blanco expresaban todo lo que estaba viviendo como una locura.

En esos instantes parecía que su conejito me hablara, y me suplicara…más…papi másssssssss… su cara estaba roja…su piel ardía…sus contracciones eran más seguidas…pronto llegaría su orgasmo de nuevo, lo presentía, bombeé rápido y duro con inserciones profundas y contundentes que me elevaban al Olimpo de los dioses… Sus manos parecían reventar sus tetas. Su grito… su estallido… su llanto… el baño increíble de mi pravo, el morder el cojín de cuadros galeses, el levantar su culo y comprimirse contra mí en plena desesperación por alcanzar su clímax más rotundo… Su orgasmo recorriendo mi miembro viril como una riada, sus ojos luminosos como agradecidos… Yo la follaba con un delirio extremo en tanto ella subía y bajaba de su esplendoroso chupe de dopamina.

-“Paaaapitoooo lléname con tu vida…con todo tu semen…lo necesito…lléname… ¡Vamos tito desbórdame…! Quiero sentir tu leche dentro de mí” Me rogaba.

Sentí como un rayo la explosión tanto tiempo retenida…le mordía las orejas mientras colmaba su chocho con mi espeso esperma acumulado durante días…besé su cuello acabando con un beso lujurioso luchando con su lengua a la par que los chorros de lefa eran suministrados sin ningún recato en los más profundo de su útero. En sus ojos se mostraba la complacencia de mi copioso vaciado de testículos en su vagina, su boca buscó la mía nuevamente y unimos nuestras lenguas en conjunción con mis espasmos… ¡que placer inmenso! Qué corrida genial y monstruosa, mi semen salía a raudales haciéndose notar por el orificio de mi glande rebosando la vagina de Jésica, que apoyó su cabeza en mi hombro recibiendo los últimos esténtores de mi eyaculación… me estiré cuan largo soy sobre su cuerpo. Exhaustos los dos, nos mirábamos a los ojos…incrédulos de tanto placer juntos. Reposamos varios minutos pegados piel a piel… sintiendo el jadeo y la respiración agitadísima mientras obteníamos la normalidad de nuestros corazones. Le ayudé a levantarse, y mirábamos curiosos si nos habían a través del ventanal abierto, poco nos importaba si nuestro encuentro fue disfrutado por ojos indiscretos… sin pensarlo más, la alcé me dirigí a la ducha… Parecía un bebé y le enjaboné, muy tiernamente…

-“¡Mi cielo…eres genial!” le susurré… “Gracias…gracias por regalarme una tarde tan especial…”

-“Genial es como me has follado… imaginaba la polla tan grande que tenía, pero no tanto…”

-“Lo importante es que hayas disfr…” No pude continuar…me besó una y otra vez…

-“eres mi tío, que digo, mi segundo papaíto… y la agradecida soy yo, mi amor….nunca ningún hombre me ha hecho gozar lo que hoy…NADIE…eres único…y no pienso perderte, las noches que soñé contigo, que me masturbé en mis frenéticas fantasías, los dos así como hoy, como esta tarde era para mí un sueño inalcanzable salvaje por las dos partes”.

Después de esta aventura tuvimos otros encuentros en tanto duraron las clases particulares, pese a que en paralelo también me follaba a su abuela… Mi MADRE, pero una vez acabadas no hemos vuelto a llegar ese grado de intimidad para lograr follar de nuevo. Sin embargo, los buenos resultados de mi sobrina llamó la atención a mi cuñado… y me propuso darle clases a su otra hija de conversación de inglés. Me lo pensé unos días pero accedí en beneficio propio, tal vez así practicaría el idioma forzando a otros a aprender. Ahora me llenaba de tareas a las que acudir, debía de organizarme, eso también me beneficiaba para olvidarme de mi fracaso matrimonial y trabajar tanto no me importaba si diluía mi culpabilidad. Cuando comenzaron la clases con Mónica no imaginé que se uniría también su prima y el resultado de aquello fue una bomba de relojería que acabó por estallar como narro en mi relato “Las clases particulares”.

Continúa...

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