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En un hospedaje rural. (Parte 2)

en Hetero: General

El día transcurrió tranquilamente. Comí junto a la pareja gay, Nacho y Manu, pues todos los demás habían ido a hacer excursiones y senderismo por la sierra y Paula y Marc estaban trabajando… comieron más tarde. Por la tarde estuve en la piscina nadando un rato y en el jacuzzi. No entré en la sauna, cosa que suelo hacer muy a menudo en mi gimnasio, porque estaba ocupada por Nacho y Manu haciendo lo que al parecer se hacía en ese hotel a todas horas, follar.Cenamos todos juntos y nos contamos todo lo que habíamos hecho durante del día. Bueno, todo, todo, no… so suficiente para encontrarnos a gusto. Como la noche anterior no tardamos mucho en subirnos a las habitaciones. Una vez allí hice el intento varias veces de bajar a buscar a Paula con alguna excusa.  Aquella noche no la encontré, no debía estar en el hotel. Salí al balcón de mi habitación a fumarme un pitillo. La habitación de al lado estaba encendida y disimuladamente me asomé (los balcones de cada habitación estaban separados por un pequeño muro) a ver quienes estaban allí.  Era la habitación de Jeróme y Mónica, os lo recuerdo, la pelirroja y el negro.  Como no podía ser de otra manera estaban follando, pude comprobar que el mito de que los negros tienen unas vergas descomunales se confirmó haciéndose una realidad de no menos de 25 centímetros. Además de ser muy musculoso tenía un tranca bestial que contrastaba con la aparente fragilidad del cuerpo de Mónica, y digo aparente porque Mónica estaba aguantando con una espléndida sonrisa las brutales embestidas que le daba su marido introduciéndole la enorme verga casi hasta los huevos… no sé donde le llegaría el cipote zaíno dentro de ese cuerpecito, un útero capaz de albergar semejante pieza, lo que sí observaba claramente era como la boca de su coño se expandía por la recia raíz del africano. Cuando aparté la mirada de la ventana me sobresalté al ver a alguien en el balcón de estos. Era Marc, estaba sentado en una silla, mirando la escena que había dentro de la habitación, mordiéndose el labio y pasando su mano por encima del mono de trabajo acariciando con cierta fuerza su verga.

Me dijo que si buscaba a Paula, esa noche no estaba. Sabía que habíamos follado la noche anterior y no parecía importarle. Me invitó a pasar al balcón de Jeróme y Mónica. Me dijo que pasará, que teníamos permiso y a ellos no les importaba que les observáramos, así que no teniendo nada mejor que hacer cogí una silla y me senté al lado de él mirando por el gran ventanal el polvazo que estaban echando.  No tardó mucho en sacarse la polla del mono de trabajo, por cierto más corta que la mía aunque bastante más gorda, y empezar a meneársela.  Decidí hacer lo mismo y aliviar el calentón que estaba arrastrando desde que por la mañana les había visto follando con Daniela… Marc seguía en el silencio de la noche meneándosela a gran velocidad. Por mi parte me pegué una buena paja que me dejaba muy relajado mientras recordaba la historia de Mónica…. Unas horas antes me la había encontrado en el hall y para romper el silencio solo se me ocurrió decirle que hacían una pareja muy curiosa y con mucho morbo. Ella no se sorprendió ante mi explícito e insolente comentario, todo lo contrario, me sonrió diciéndome que no era el primero que se lo había comentado, aunque no de esa manera tan descarada. En esos momentos su marido jugaba al pádel con Toni… ambos contra la pareja gay que se mostraban irreverentes con una fortaleza física y agilidad inusitada. Entre tanto Mónica entró en confianza diciéndome…

Llevo 4 años trabajando en un hotel de la cadena TRH desde los 20 años… soy cajera recepcionista. No es por ufanarme, y sé que no soy yo quien deba decirlo, pero mi físico y presencia me abrieron las puertas cuando solicité ese empleo. En ese trabajo encontré a primer novio formal… mantuve una relación de casi dos años, todo iba bien, creía yo, incluso habíamos hablado de matrimonio alguna vez sin llegar a nada formal, hasta que, para mi desgracia o fortuna, conocí a Jeróme, era músico de una banda de jazz que el hotel había contratado por la temporada, si, una larga temporada. Es diez años mayor que yo, pero eso no me importó.

Todo comenzó la vez que trabaje el turno de la tarde, este termina a las 11 de la noche, era un viernes y el ambiente en el bar era muy ameno, pues el grupo que tocaba amenizaba con un ritmo genial. Mi compañera de turno, Karina, fue quien me propuso que una vez que termináramos de hacer nuestro corte de caja, nos cambiáramos de ropa y fuéramos a tomar una copa para escuchar tocar al nuevo grupo. Acepté, y una vez que terminamos, cada una fuimos a nuestro vestuario y nos cambiamos de ropa. Yo siempre tenía preparado un cambio de ropa, por si se presentaba alguna salida imprevista. Esa noche me puse una minifalda que deja ver una muy buena parte de mis bien torneadas piernas, formadas a base de una buena rutina de ejercicio todas las mañanas. Mi piel blanca o pálida, diría yo, contrastaba de manera muy sexy con mi vestimenta de color negro.

Fue mi amiga, Karina, quien se percato de que el bajista del grupo, un negro de casi dos metros de estatura, no me quitaba la vista de encima. Cuando me lo dijo, yo no le di gran importancia, hasta ese momento no me había fijado bien en ese tipo, y de verdad, nunca me había sentido atraída por hombres de color, me parecían sucios y vulgares. Karina, empezó a hacerme bromas sobre el negro, sobre las pollas que se gastan esos hombres y fue inevitable tocar el tema relativo al tamaño del cipote que tienen los negros. Yo nunca le he dado gran importancia a la cuestión del tamaño viril del macho, mi novio tenía una polla, diría yo, bastante normal, y mi vida sexual con él era relativamente buena, a secas. Seguíamos deliberando acerca del tema, cuando la banda tuvo su primer descanso, y empezó a escucharse la música del DJ. En eso, el negro se acerco a nosotras, y con un torpe pero muy entendible español nos saludo e invito a las dos a sentarnos con él en una mesa,…yo estaba en cierta forma sorprendida de lo bien que hablaba el español.

Nos dijo llamarse Jeróme, tener 31 años y que era originario de Filadelfia,…hasta ese momento me percate del porte de ese negro… un tipo bien formado físicamente, con el cuerpo típico de la gente de su raza. Lo que más me empezó a atraer de ese sujeto era su ancha espalda y fuertes hombros, sin duda alguna un físico hermoso, nada exagerado en músculos, y bajo su pantalón vaquero se adivinaba unas piernas de campeonato, su sentido del humor era genial, nos hacía reír a las dos como bobas. De verdad que no me di cuenta cuando comencé a sentirme atraída por ese negro, la imagen de mi novio era ya solo un vago recuerdo en mi mente, y él se dio cuenta de que me gustaba, pues a ratos me miraba de manera muy sugerente, coqueteándome a la vez.

Eran casi las 12:30 de la madrugada, el ambiente estaba en todo su apogeo, el grupo volvió a tocar por segunda y ultima vez, Jeróme, casi nos rogó para que lo esperáramos, pues quería bailar con las dos, una vez que volvió con nosotras, ya eran casi las 2 de la mañana, mi amiga Karina, me dijo que se tenía que retirar pues se sentía cansada, a lo que yo le pedí que no lo hiciera, pues no quería quedarme yo sola con ese tipo… no me hizo mucho caso y a fin de cuentas, se fue. Jeróme, aprovecho el momento para invitarme a la pista a bailar,… sin duda alguna, era un buen bailarín, se movía con tal ritmo y cadencia que empezó a contagiarme su modo de moverse, yo me sentía cada vez con más confianza y desinhibida con él. Me dijo al oído que se alegraba de que Karina se hubiese ido, pues prefería estar solo conmigo, lo cual me pareció algo atrevido de su parte, pero pensándolo bien, fue su atrevimiento, la confianza y familiaridad con que me trataba lo que empezó realmente a excitarme. En el fondo, yo misma me recriminaba y reprobaba mi actitud con él, pues con mi novio jamás me mostré así. De repente, sin más preámbulo, sucedió algo que yo ya veía venir, me besó en la boca estrechándome en sus brazos, yo no opuse ninguna resistencia, pues en el fondo ya lo deseaba, me sentía de verdad inerme e indefensa en sus largos brazos,…su estatura de verdad era algo que me hacía sentir pequeña y me emocionaba. Sin mayor recato, me dijo “Sigamos bailando en mi habitación, ¿te parece?” A lo que yo, como autómata, respondí con un casi imperceptible “SI”. Él se encontraba hospedado en el mismo hotel.

Entre apasionados besos ni cuenta me di cuantos pisos subimos en el ascensor de los clientes, hasta que llegamos a su habitación, de la excitación, pase al nerviosismo, pues hasta ese momento, me empecé a decir a mí misma, “como era posible que yo hubiera aceptado subir a la habitación de un negro casi desconocido, o mejor dicho desconocido, no sabía yo, con qué clase de tipo me enfrentaría, pudiera ser un maniático violente o violador de mujeres blancas, pero era ya demasiado tarde para correr, además, algo dentro de mí me decía “QUEDATE SOLO UN RATO”, el mito de los negros era algo que me llenaba de inquietante curiosidad. El pareció darse cuenta de mi inquietud y nerviosismo, por lo que me ofreció una copa de vodka…, diciéndome a la vez…

-“No tengas miedo, no te haré daño alguno, sino todo lo contrario, eres una mujer muy linda, y no llegare hasta donde tú quieras y me lo permitas”.

Abrazándome, y esta vez tomando mis nalgas entre sus enormes manos, yo me sentía verdaderamente caliente, dejé de lado el nerviosismo, y me colgué de su cuello en un arranque de excitación. Muy suavemente, comenzó a desvestirme, yo hubiera querido que me arrancara la ropa,… Se dio a la tarea de besar y chupar mis tetas de pezones erguido con verdadera ansiedad, yo no resistía la tentación de poner mi mano sobre su prominente bulto viril, me moría de ganas por palparlo, por sentirlo, por saber si era cierto lo que decían de los hombres de color. Con cierto pavor y timidez fui bajando mi mano por encima de su torso, deteniéndome por momentos en su vientre…, él se dio cuenta de lo que yo pretendía o buscaba tocar con mi mano, así que la tomó sin mayor reparo, y la puso directamente sobre su falo ya endurecido. No podía dar crédito lo que mi mano tocaba y sentía, era algo de verdad grande y grueso… ¡Sí!, era muy gruesa la verga que palpaba encima de ese pantalón. No me cupo la menor duda “¡¡Es cierto en el mito de los negros!!”, y recordaba la conversación con mi amiga Karina. Jeróme hacía honor a esa fama bien ganada de los hombres de su raza africana.

No pude evitar hacer comparaciones entre el cipote de mi novio y el de Jeróme…, el de mi novio era una polla de dimensiones normales. Como les dije anteriormente, para mí, el tamaño del rabo masculino nunca fue algo que me obsesionara, o que influyera en mi placer. Realmente no he tenido muchos compañeros sexuales, no he sido muy activa sexualmente, mucho menos promiscua, siempre he sido cuidadosa en ese sentido. Con suavidad y desesperante paciencia me fue desnudando por completo, hasta dejarme solo en ropa interior… me felicite a mi misma por haber elegido ponerme esa tarde un tanga muy sexy con bellos encajes ¡Al verme así se quedó con la boca abierta! Suavemente me tomo de los hombros, empujándome lentamente hacia abajo, me arrodilló frente a él con deliberada lentitud, fui desabotonando su pantalón, bajando la cremallera muy despacio… para ese momento, yo ya estaba completamente húmeda y desesperada por ver aparecer en escena al fastuoso mostrenco que campaba entre las piernas de aquel negrazo, solo imaginando como sería tenerlo dentro de mí. Antes de quedar completamente desnudo, me dijo…

“Cariño, por favor cierra los ojos, va a ser una grata sorpresa lo que veras”.

Yo moví mi cabeza afirmativamente, cerrando mis ojos, y escuché como se deslizaba su bóxer sobre sus piernas, Cuando me dijo… -“¡¡Ábrelos,…!!,” lo que vi era para mí algo nunca antes visto, mis ojos se abrieron desmesuradamente, tratando de asimilar aquella visión,….era el pene más grande y grueso que yo había visto. Nada que ver con el de mi novio… -“¿Te gusta lo que ves?” Me preguntó. Yo no sabía que responder, nuevamente, el nerviosismo hizo presa de mi, pues yo no sabía si podría alojar, siquiera parte de ese pollón en el interior de mi vagina. Como entre sueños y a lo lejos escuche su voz que me decía… “¡Tómalo en tus manos, bésalo! Haz con él lo que tú quieras. Es todo tuyo amor, y puedes disponer de él como mejor te plazca”.

Yo, no quería mostrarme demasiado ansiosa ante él,….y con calma lo tome entre mis dos manos, una mano tras otra, y aun así, sobresalía libremente parte del tronco y la gruesa cabeza de esa enorme verga en forma de casco alemán, era de verdad algo nuevo para mí. Verdaderamente no podía abarcar por completo ese enorme badajo con mis dos manos, ni cerrar mis dedos en su contorno. Volví a recordar y a compararlo con el de mi novio, al que con una solo mano, lo abarcaba por completo. Era como la noche y el día, nunca mejor comparable entre lo negro y lo blanco de cada uno…. Con cierta timidez y ansiedad, empecé a besar la punta lamiéndolo, sacando la lengua en el contorno de ese exagerado glande y lengüeteando su orificio uretral saboreando el aroma a macho que desprendía de él. Me sentía por demás húmeda, notaba un insoportable cosquilleo en mi vagina, y también percibía a la vez algo de miedo por las dimensiones del ostentoso rabo que amenazaba con partirme en dos. Concebía la probabilidad de causarme daño al intentar penetrarme en mi estrecho conejito, pues solo la cabeza de esa verga apenas si cabía en mi boca.

Llego un momento en que ya con toda libertad y confianza, libre de toda clase de prejuicios, recorría a lo largo y ancho ese miembro viril endurecido con mi lengua, provocándole enorme placer a Jeróme, cosa que halagaba mi vanidad de mujer, pues solo pensar que la mitad de su sangre la dedicaba en bombearla a su falo para endurecerlo y desde que salió de su bóxer se había duplicado en tamaño me adulaba. Con mucha delicadeza, me levantó para llevarme la cama, yo no quería soltar a mi presa, a ese objeto de placer…, pero también me moría de ganas por sentirlo dentro de mí en sentimientos contradictorios, aunque tuviera un poco de miedo. Cuando me colocó en la cama, el se dio cuenta de mi nerviosismo, notó, que no estaba muy segura de abrir mis piernas ante un trabuco enardecido pene como el suyo.

“No tengas miedo amor, seré lo más tierno y suave posible. Sé que no has tenido uno de estos dentro de ti, tu mirada lo dice todo… no temas, lo haré muy despacio… ¡¿de acuerdo?!”

Comenzó a lamer la cara interna de mis muslos…, poco a poco, fue subiendo hasta llegar a los labios de mi vagina, penetraba su larga lengua en mi conducto, lamía mi ano y perineo recorriendo toda mi raja sacándome de mis casillas electrificando todo mi cuerpo hasta llegar a mi pepita, allí se encarnizó lamiendo, chupando y succionando mi clítoris endurecido como jamás lo tuve. Yo no gemía, más bien, gritaba de placer, era de verdad algo deliciosamente insoportable, quería que parara y montarme en él, sin embargo, ese negrazo no tenía hartura para detenerse, y así llego mi primer orgasmo comiendo el coño cual naufrago hambriento. Entre gritos y contorsiones de mi cuerpo, no sabía si llorar o reír…, detuvo un momento los embates de su lengua, para situarse cerca de mi cara, nuevamente puso su bálano en mi boca, yo no espere a que me dijera que hacer, simplemente lo tome con mis dos manos, como un bebé que toma su biberón, y nuevamente empecé a lamer a todo lo largo ese hermoso pollón, al mismo tiempo que él me decía…

-“Humedécelo bien cariño”, lo cual hice durante varios minutos.

Acto seguido se sitúo entre mis piernas…, comenzó a frotarlo en mis labios vaginales, de arriba hacia abajo con el frondoso capullo, caricia que me pareció de verdad electrizante. Me encontraba ya al borde de la locura cuando le pedí que me hiciera suya,

-“Por favor, no me hagas esperar más… ¡¡dámelo todo, ya!! Métela ya por favor… ¡Ok !”

-“¡Princesa, será todo tuyo, prepárate para recibir 28 centímetros de carne dura…!”

Escuchar eso, me excitó aun más…, el saber cuánto era lo que le medía a este bruto, y saber que me penetraría por completo era demasiado para mí. Empezó a introducirlo muy lentamente, con el primer embate me distendió los labios al máximo haciéndome sentir un poco de dolor, de repente lo saco, y lo embadurnó con su saliva, procediendo a metérmelo nuevamente muy despacio. Introdujo, creo yo apenas la mitad,… y ya me sentía totalmente invadida por su enorme polla, se detuvo dejando que me acostumbrara a su grosor, me dejo respirar un momento, y nuevamente inicio su ataque, moviéndose muy lentamente, avanzando hacia el fondo de mi vagina con pequeñas incursiones, apenas retrocediendo un par de centímetros e hincando en mi coño cada vez un poco más de falo, para volver atrás y hacia delante e introducir un poco más. Mi excitación era ya indescriptible, yo no aguantaba más, sentía que de un momento a otro tendría un segundo orgasmo. Él trató de calmarme, se daba cuenta de cuan agitada era mi respiración. En un movimiento inesperado, tomo mis dos piernas abriéndolas aun más dejándome despatarrada como nunca lo estuve ante un macho, las levantó con sus enormes brazos, y con un solo empujón logró así introducirme todo su enorme cipote por completo empalándome…, grite como loca. Fue un grito que coronó la culminación de tan ansiada y lenta incursión.

Yo no cabía en mí de puro gusto, el saber que pude alojar en mi cuerpo un mostrenco de 28 centímetros en toda su longitud y grosor supremo, era algo que halagaba mi vanidad de mujer, me hacía sentir plena, pues se dice que una no está completa hasta que un gran negro te la meta, yo tan podía decir que me habían completado. Lo que siguió después, fue algo que no olvidare nunca, comenzó a moverse al principio muy despacio, me dejaba sentirlo todo dentro, para después retirarse sacando poco más de la mitad de su tronco, para después hundirlo totalmente hasta los mis huevos con fuerza. Si su verga era descomunal, los huevos de aquel macho eran temibles… dos bolas de derribo de un tamaño superior a una pelota de tenis. Esas pelotas debían de producir leche para abastecer a una central lechera, y lo iba a comprobar enseguida, porque me follaba a pelo, tampoco estaba segura si habían condones para su cipote, de no ser así siempre debía de follar a pelo.

Mi vagina, ya se había amoldado y acostumbrado al tremendo grosor de su rabo, entrando y saliendo cada vez más rápido de mi ajado coñito. Yo ya me había convertido en una perra en celo…, no paraba de gritar, le rogaba que me lo hiciera más rápido. Se detuvo un momento, para pedirme que me acomodara encima de él, estando arriba, coloqué el enorme glande en la entrada de mi vagina,… fui bajando lentamente, lo fui introduciendo poco a poco, como midiéndolo lentamente con mis labios, sintiendo el roce de su vástago expandir las paredes de mi vagina. Lo que siguió después, fue una verdadera cabalgada hacia el cielo, grité, lloré, reí de placer, sentí cosas que jamás con ningún hombre había sentido, sentí que esa verga tocaba fondo una y otra vez contra mi pared vaginal como nunca antes ninguno lo había hecho, desvirgando zonas inhóspitas en mi intimidad. Tuve un segundo orgasmo,…un orgasmo que casi me hizo orinar. Sin darme tiempo a recuperar, me puso a cuatro patas como una perra en celo que era en esos momentos, apoyando mi pecho sobre la cama, dejando así más expuestas y levantadas mis nalgas. Jeróme, colocó su pollón sobre los labios de mi vagina y empezó a introducirlo lentamente, provocando en mí una gran ansiedad de ser invadida con más rudeza, lo cual se lo pedí…

-“¡Por favor métemela más fuerte!”

Él no tardo en volver a arremeter con fuerza sobre mí…, tomó cada uno de mis brazos y comenzó a tirar hacia atrás. Yo sollozaba de placer, esta vez, sentí como sus brazos se tensaban y sus manos atenazaban con mayor fuerza mis brazos casi lastimándome, en señal que pronto Jeróme tendría una eyaculación espectacular por sus fuertes arremetimientos, su respiración entre jadeos y la rapidez de sus clavadas profundas haciéndome notar sus huevos colganderos golpear mi coño una y otra vez. Sabiendo que él estaba a punto de acabar, yo presione aun más mis nalgas contra él, ejerciendo mayor presión con mi cadera sobre su pelvis. Sentí como dentro de mí su polla agrandada y más dura su cabe, cabeceaba…, sabía que estaba eyaculando dentro de mí cuando percibí el primer lechazo que se estampó contra mi cérvix. Al notar la calidez de su leche espesa en contundentes aldabonazos me produjo un tercer orgasmo…, y así hasta los seis o siete lechazos que descargó en lo más hondo de mi coño.

Nos quedamos quietos, el bufaba como un animal, como un toro bravo, yo jadeaba con la respiración entre cortada hiperventilando…no podía creer lo que había pasado. Había perdido la noción del tiempo, cuando me percaté de ello, me di cuenta que este hombre me estuvo follando durante más de media hora sin parar. Para mis adentros me dije… “Este es un verdadero animal sexual, es un macho bien hecho”. Cuando saco por fin su polla embadurnada de mis fluidos y su semen de mi vagina, este aun se encontraba semi erecto, provocando con ello que su esperma escurriera fuera de mi vagina, por la cara interna de mis muslos, fue de verdad abundante lo que salió de mí en un reguero impresionante, tanto que podría equivales a tres o cuatro corridas copiosas de mi novio, si además incluimos la cantidad que quedó dentro de mi vagina, podemos pensar que la eyaculación se asemejaba a la de un caballo o más.

Esa, fue la primera de muchas sesiones de sexo que tuvimos…, obviamente terminé con mi novio, yo no tenía cara para mirarle a los ojos, ni tener sexo con él al compararlo con el del grandioso Jeróme, después de haber conocido a ese negrazo me parecía totalmente simple, porque  Jeróme, me hizo conocer otra cara del sexo, un sexo arrebatador, incansable, enloquecedor, el tamaño y fuerza de su miembro viril incansable durante horas de folladas interminables, fue algo que influyo para que yo me apasionara con él como jamás me había sucedido antes. Quien diga que el tamaño de una polla es irrelevante, está mintiendo, el hombre que lo diga, es porque tiene una verga pequeña, y la mujer que lo diga es porque no ha conocido aun el enorme placer y maniobrabilidad que te ofrece un cipote XXL…

Después de esa excítate narración de Mónica, la mañana transcurrió como siempre. La verdad es que los dos días que llevaba en el hotel me habían servido para olvidarme de las tensiones del trabajo y también para olvidarme de mi ex. Tras una ducha, esta vez baje a desayunar solo, leí los periódicos del día y me fui a andar por los alrededores. La temperatura seguía siendo, como en días anteriores, muy cálida así que me quité la camiseta y empecé a dar un paseo hacia el lago. Era un lago bastante grande, con aguas casi cristalinas y rodeado por verdes pinos salvo por el lado del embarcadero. El silencio era total, solo se escuchaba el piar de los pájaros que anidaban en los pinos. Desde pequeño me gustaba tirar piedras en los lagos y llegar lo más lejos que pudiera. Estuve más de quince minutos lanzando con todas mis fuerzas, tanto que empecé a sudar y decidí darme un baño. Me desnudé dejando la ropa amontonada en la orilla del lago. El agua estaba congelada pero me propuse aguantar un buen rato, tenía la piel de gallina, los pezones se me arrugaron y porque no decirlo, la polla se me quedó del tamaño del dedo pulgar. Nadaba para entrar en calor hasta que escuché una voz que enseguida reconocí como la de Daniela, la cubana. Tenía toda mi ropa en la mano.

- “Si quieres la ropa tendrás que salir a por ella” me gritó desde la orilla.

Realmente no me importaba que me viera desnudo, lo que sí que me importaba es que me viera con la verga en tal estado de encogimiento.  No le di más vueltas y salí.

- “Pues aquí estoy y no te fíes del tamaño que ves, que el agua estaba congelada”.

- “Yo podría hacer algo porque aumentara de tamaño”.

- “Y yo me dejo que me hagas lo que quieras, pero que sepas que no tengo costumbre de pagar por tener sexo”.

- “Y ¿quién ha hablado de pagar?”

-“Sé de sobra que a Marc y Toni les cobraste por aquel polvo de ayer”.

- “A ellos sí, pero a ti no…digamos que me gustas…”

Mientras manteníamos aquella conversación yo no hacía más que estirar con la mano la verga hacia abajo y pensar en el polvo que había echado ayer Daniela con Toni y Marc, pero nada, aquello apenas aumento un centímetro, aun tenía un frio espantoso. Daniela me hizo tumbarme en el suelo boca arriba. Llevaba unas mayas grisáceas muy ajustadas que marcaban su delicioso culazo negra cubana. Se subió el top que llevaba dejando totalmente al aire unos pechos impresionantes. Se sentó encima de mi verga y comenzó a agitarse, primero más despacio y aumentando el ritmo. Las manos se me fueron directas a sus tetas y empecé a jugar con ellas y balancearlas. La verdad es que el roce de su culo sobre mi polla y sobre todo el calor que le proporcionaba, le hizo reaccionar y ponerse tan dura como en otras ocasiones, aunque el roce con la tela de las mayas era algo molesto así que con las manos tiré fuerte de la costura de estas y conseguí abrir un agujero justo en el culo. La zorra no llevaba bragas como bien me imaginé, quedando todo su culo y su coño disponible para poder follármelo a mi antojo. Ahora el roce de su piel con la mía no hizo más que aumentar el calor y la agradable sensación espigó el falo a su tamaño y dureza de fornicación normal. La chica sin más dilación sobó mi verga a todo lo largo de su tallo hasta los mismos huevos a los que le dio un manoseo contundente…

El calor emanaba con tanta profusión que todo mi cuerpo se templó…, la chica elevó su culazo con el fin de enfilar mi cipote amarrado con su mano derecha y en un acople perfecto mi tranca se la metí de un solo golpe, ayudado con mi cintura le entró hasta los huevos de un solo envión… comenzó a cabalgar sobre mi salvajemente, gritando y rompiendo el silencio del lugar. Tenía un culo muy prieto, la presión que notaba sobre la polla era tremenda.  Sabía controlar el ritmo perfectamente, descansando a ratos con la única finalidad de que aguantara un poco más y no me deslechara tan pronto.

-“No me he puesto condón, estamos follando a pelo yo…” me cayó con un morreo que quitaba el hipo, sus labios frondosos envolvieron los míos y las lenguas se transfirieron su saliva sin pudor en pugna por ser la que penetrase en la boca del contrario… a ratos soltaba para respirar del excelso ejercicio cabalgando sobre mí.

- “Eres un cabrón…tienes la polla enorme” decía entre pequeños gritos de placer.

-“Ya te dije que no te fiaras del tamaño…el agua está muy fría”, le dije mientras seguíamos follado agitadamente.

-“Y además estas buenísimo… ¡Vaya cuerpazo! no has pensado alguna vez dejar tu profesión y pasarme a la mía…”

-“Pues no, estoy muy a gusto con lo que hago… Por cierto vaya culazo que tienes puta… ¿Te importa que te llamé así?” Hizo un gesto indicando que no. “Me va a reventar la polla dentro de tu coño”

- “Todos me dicen lo mismo…estoy orgullosa de serlo porque me busco la vida muy bien así…”

-“Seguro que todos se vuelven locos follándote bien el coñazo… la de veces que se habrán corrido dentro de él, zorrita….”

-“Si pero a los demás les cobro por correrse dentro de mí, entre mis tetas, en la boca…”

Se agachó para darme un beso en la boca y comérmela otra vez… al inclinarse se salió la verga de su coño. Rápidamente volví a encaminar hacia dentro los 19 centímetros de carne.

- “Se que soy un privilegiado, pero tú también eres una privilegiada de poder follar conmigo…”

Mientras hablábamos y le perforaba el coño hasta el útero, no paraba de jugar con sus enormes tetas. Escuché pasos pero no sabía quien venía. Daniela se sonrió.

- “¿quién viene?” Le pregunté con la respiración entrecortada y entre constantes jadeos.

Cuando fue a contestar escuché detrás de mí la voz de Paula, solo dijo hola y sin poder girarme vi como su ropa me caía al lado de la cara, salvo un tanga negro que cayó sobre mi nariz y boca. Desprendía un olor delicioso… Se puso de pie con las piernas abiertas a ambos lados de mi cuerpo, yo aún permanecía tumbado y sin darme cuenta, tenía justo encima de mí el delicioso chochito de Paula, que parecía estar bien húmedo. Daniela seguía encima de mí, Paula acercó su coñito húmedo a la boca de Daniela y esta sumergió su cara entre los muslos de Paula, tomándose sus jugos y jugando con la lengua entre los carnosos y sonrosados labios de aquel chochito. No me podía creer lo que estaba viendo. Estaba a punto de correrme pero tenía que aguantar un poco más, así que saqué la polla del coño de Daniela y descansé un poco observando la excitante estampa que tenía sobre mi cabeza. 

Pasado un rato seguía atrapado bajo Daniela y Paula… viendo que no me hacían caso volví a meter la polla en el coño acogedor y encharcado de la cubana. Esta vez le pilló por sorpresa y soltó un escandaloso grito sin dejarle tomar la iniciativa la tomé yo, quien marcó el ritmo levantando mi culo del suelo en cada envestida para llegar bien hasta el fondo de su útero una vez y otra más. A la misma vez y cogiendo a Paula de los muslos le “obligué” a sentarse sobre mi cara, quedando su coñito justo encima de mi boca. Mi lengua empezó a jugar dentro de él. Los tres gemíamos en una locura semejante a una locomotora a todo tren debocados al orgasmo más feroz, y así insertando todo el tallo, mis bolas subían y bajaban sin cesar agitando toda la leche en un batido espermático a punto de estallar. Embestí unas cuantas veces más lamiendo la raja de Paula, follándola con la lengua y masticando su clítoris sin dejar de follar el fastuoso coño de Daniela… hasta que acabé corriéndome en el coño de la cubana con un gruñido de verraco como jamás me había ocurrido, y casi a la misma vez Paula también se corrió, llenándome la cara de sus deliciosos fluidos al no dejarla que se marchara sin darme su corrida. Sin embargo a Daniela le bastaron sus dedos, que desde hacía rato jugaban en su depilado chochito, para correrse en un tripartito arrebatador. Me dejaron exhausto y rendido con las pelotas secas, no por ello desestimaron hacerme una mamada a dúo para dejarme la polla impoluta, en tanto una me la mamaba la otra se dedicaba a lamer ensalivando mis huevos uno a uno metiéndoselos a la boca. Después de demostrarme las artes de la felación nos dimos un baño corto en el lago que nos ayudo a bajar el exceso calenturiento del polvazo… fuimos para el hotel.

Aquella fue mi última noche allí, pero mi relación con tres de las mujeres que compartieron conmigo aquellos días, no terminó con mi marcha del hotel, ni tampoco mi relación de amistad con algunos de ellas… ¿con cuáles? 

La historia continúa en Madrid pero eso será objeto de otro relato...

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Madres Prematuras. (4ª Parte)

Madres Prematuras. (3ª Parte)

Madre Prematuras. (2ª Parte)

Madres Prematuras

De beata a infiel haciéndome un Belén (2ª Parte)

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El día de la Madre (Parte 2)

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El día de la Madre

La insospechada carestía de Mamá (Parte 3)

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La insospechada carencia de Mamá.

En un hospedaje rural.

Mis vecinas de Puente Viejo.

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Una jovencita con necesidad de atención. (Parte 5)

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Las clases particulares de Mónica

Ardientes Musas que me inspiran. (Parte 3)

Ardientes Musas que me inspiran. (Parte 2)

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El remedio de papá.

Mis profes favoritos y Papá. (Parte 2)

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La Tentación vive en casa.

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Mi hermana Teresa. (Parte 2)

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La hija de mi pareja.

Combatimos el calor sin ropa. Madre

Combatimos el calor sin ropa. Hijo

La hija de mi pareja. (Parte 2)

Conexión con mi hijo en Shanghái.

Como un domingo cualquiera con papá. (Parte 4)

Como un domingo cualquiera con papá. (Parte 5)

Como un domingo cualquiera con papá. (Parte 3)

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La lasciva vida de una maestra de escuela.3

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La lasciva vida de una maestra de escuela. 2

La lasciva vida de una maestra de escuela. 4

Las secuelas del Chalet nudista. (Parte 2)

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Las secuelas del Chalet nudista.

El chalet nudista. (Parte 2)

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El remedio de papá. (Parte 4)

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La semilla del abuelo Fernando. (Parte 5)

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Mis traviesas vecinas. (Parte 3)

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Vacaciones en el Camping

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De vuelta a casa del camping. (Parte 2)

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Mi platero y Yo

El emprendedor. (Parte 2)

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Alicia y el abuelito

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La ardiente hija de un camionero. (Parte 5)

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De cómo me preñaron de mis dos hijos. (Parte 3)

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La prima de riesgo. (Parte 2)

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Todo queda en casa

Volviendo a sus orígenes. Parte 5

Volviendo a sus orígenes. Parte 2

Volviendo a sus orígenes. Parte 3

Volviendo a sus orígenes. Parte 4

Volviendo a los orígenes. Parte 1