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Pretexto y Calentura II.

en Transexuales

Presento la continuación de la historia, les recomiendo la primer parte para entenderla y disfrutarla mejor.

Todo lo contado aquí es producto de hechos reales, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

 

Estaba pensando cómo llevar a ese hombre hasta mi cama sin que pusiera resistencia a mis encantos, así que sin darle demasiadas vueltas le dije.

- Que te parece si saliendo pasamos a tomar algo y ahí te cuento en que necesito de tu ayuda.

- Bueno y para que veas que pretendo quedar bien, yo te invito. – Dijo Beto

Me dije para mis adentros “Si supieras lo que quuuiiieeeroo de ti”,  le dije además que nos viéramos en tal lugar a la salida y luego me fui a buscar a la chica que había logrado aquella situación fuera de control, le llame la atención.

- Karla, sabes que te pueden correr por lo que andas provocando que pase.

- Lo se jefa y lo siento pero, la verdad me quede pesando en lo que platicábamos hace un rato y no quise quedarme sin intentar ser la primera en probar, ya sabe, aquel pedazo…

- Te entiendo y lo que es peor yo también quiero, solo te pido que seas más discreta cuando te propongas algo aquí en el trabajo.

- Si jefa, claro que si –Me dijo con su mirada cómplice.

- Bien, además, gracias a ti quizás tenga una oportunidad de descubrir aquel secretito.

- En serio jefa, vaya eso no me lo esperaba, creo que habría tenido que ser más lanzada antes de que “alguien” me ganara.

- Ya veremos qué pasa, no es competencia pero ya te contare después.

Le guiñe un ojo, reímos un poco ella y yo, y otras chicas del mismo grupo que estaban atentas a lo que estaba pasando y se asombraron tanto como Karla con la revelación que le acababa de decir.

El turno laboral por fin había acabado así que todos se fueron retirando del lugar, como la empresa tenía transporte cada quien fue a buscar el camión que lo llevaría hasta su casa, yo había quedado con Beto de verlo en el estacionamiento y al llegar me di cuenta que él había traído su carro como es costumbre en muchos por ser el último día de trabajo. Me dijo que subiera y eso hacia cuando me percate que algunas chicas estaban contándole a otras más de lo que yo estaba pretendiendo, y esto lo sabía, porque al hablar me miraban y me lanzaban risitas y sonrisas típicas de un buen chisme entre mujeres. Una vez instalada en el coche Beto arranco y salimos sin un rumbo fijo todavía.

- ¿Qué te parece si vamos por unas cervezas? –Le dije a él empezando a poner mi vocecita de niña coqueta.

- Sí, sí, claro que sí. –Me dijo con un tono que parecía algo nervioso.

- ¿Oye te sientes bien? Veo que pareces algo inseguro sobre esto.

- La verdad es que, primero porque me siento en riesgo de perder mi trabajo por una calentura, segundo por esa misma calentura que me subió Karla hace un rato que aún no se me pasa, y tercero porque me imagino lo que me vas a pedir.

- Entiendo, pero ¿Qué crees que voy a pedirte? –Le dije muy descaradamente sensual

- Lo más probable es que me pidas sexo, no es un secreto en la empresa ni en tu forma de ser que todos pensamos que eres, bueno, ya sabes, gay.

Al menos tenia noción de lo que quería, y se mostraba muy cooperativo, eso me gusto, sabía que no me iba a costar mucho ganarme lo que buscaba.

- Bueno cariño, creo que entendiste muy rápido –Al mismo tiempo empecé a acariciarle su miembro por encima del pantalón mientras el manejaba.

- Mira no sé si pueda, la verdad es que a mí me gustan solo las mujeres y nada más.

- Te creo, pero mira que tu pitote quiere decirme otra cosa.

- Eso es por culpa de Karla, me dejo con una gaaanaas que…

- ¿Qué cosa, cariño?

- Ella quería chuparme la verga, me lo dijo sin rodeos y claro, como poder negarme a algo como eso, además con esa boquita suya que dicen que tiene –Decía un poco entrecortado, porque yo ya le había sacado su pito y lo pajeaba muy suavemente.

- Uy ¿Puedo?

-  Si, siquuiiieeereees…

Acto seguido como pude me acomode en el asiento copiloto de tal manera que podía meterme aquel pedazo en la boca y que no veía que dejara de crecer, pensaba “Ojala me rompiera el culo aquí mismo en su carro”, pero claro después de haberme dicho que solo le gustaban las mujeres me procure convencerlo fuera como fuera.

Me metí su verga en la boca y como loca, empecé una felación muy rápida, entraba y salía de mi garganta y seguía creciendo lento pero sin parar, pensaba que en cualquier momento podía perder el control del carro por lo que le estaba haciendo, pero lejos de sentirme horrorizada la idea me ponía más y más caliente, cuando sentí que no crecía más aquel delicioso pedazo de carne, le hice un garganta profunda que hizo de diera un volantazo y enseguida freno, él iba a tomarme de la cabeza en ese momento, seguramente para que se pudiera venir así pero yo no lo deje y saque su miembro de mi boca para poder hablar con él.

- ¿Por qué paras precisamente ahora putita? –Me dijo.

- Veras, pensé en que solo te gustaban las chicas.

- Es distinto, lo único que iba a pasar es que te ibas a tragar mis mecos.

- ¡Ay papi! Que malo eres, solo piensas en ti.

- Pues sí, pero ya te había dicho de la tremenda calentura que traía y mira ahora lo que provocaste, no me puedes dejar así.

- Tienes razón –Le decía mientras tomaba su verga con mis manos y me le quede viendo pícaramente a los ojos-. Mira te propongo algo, porque no compramos unas cervezas pero nos vamos a mi casa, mientras bebemos me preparo a mostrarte algo y ahí decides que hacer ¿Qué dices?

- No… vas… a… looograr… que te coooja… –Casi no podía ni hablar de lo excitado que se encontraba.

- Nadie dijo nada sobre eso, pero anda vamos a mi casa pitón.

Le deje de manosear el miembro y me miro por un instante medio pensativo, con la calentura creciente y las manos apretadas por aguantarse, su verga parada obscenamente llamándome a seguir tragándome ese pedazo, y aunque yo también estaba ardiendo por dentro, sabía lo que tenía que hacer.

- Está bien, está bien ¡Vamooonooos!

Arranco su auto, y yo le di mi dirección, ya con rumbo y con un poco de prisa por su parte solo paso a detenerse en una tienda de esas que están abiertas las 24 horas y también muy rápidamente compro tres six’s de cerveza y volvimos al camino. No me decía nada solo con señas me dio a entender que le abriera una lata. Macho posesivo. Un poco feo pero me agradaba estar así, a su merced, o al menos eso pensaba el, llegamos a mi casa que no estaba tan lejos y entramos, yo también abrí una lata para mí y lo pase a la sala, le dije que se pusiera cómodo mientras yo preparaba su sorpresa, y que se estuviera listo para decidir.

Me miro extrañado pero al mismo tiempo creo que entendió lo que le estaba queriendo decir, así que me dijo –Si solo apúrate, mira que estoy mareadísimo entre calentura y la cerveza fría-, le dije que solo sería un momento.

Me lleve un otra lata sin abrir conmigo y subí a la segunda planta donde estaba mi habitación, sabía que mi invitado no pondría mucha resistencia en su estado, así que tome un baño muy rápido y saque unos de mis conjuntos de encaje negros que me encantan, y que por supuesto funcionan muy bien cuando se trata de seducir, siempre trato de tener mi cuerpo bien depilado porque me encanta tener mi cuerpo suavecito, me puse mis braguitas tratando de ocultar hacia atrás mi erección que era evidente porque también estaba bastante excitada, aunque por la práctica que tenía y saber lo que pasaría esa madrugada me facilito mucho más arreglarme rápidamente, no tenía pechos obviamente, ligeramente podía alcanzar una copa A, aunque mis pezones sí que estaban desarrollados más de lo normal, y me encantaban porque siempre eran muy sensibles, me coloque el bra, también de encaje que me quedaba muy sexy, ese tipo de prenda me ha encantado desde que tengo memoria.

Me puse una bata tipo Kimono de color negro también con flores de distintos colores claroscuros, me senté frente a mi espejo para poder maquillarme, sabía que no tenía mucho tiempo, así que solo tome un delineador y me hice un estilo pin-up que conocía de sobra lo sensual que hace parecer los ojos, un poco de mascara en mis pestañas, y listo, empezaba a buscar un labial en tono rojo cuando escuche.

- ¡¿Qué tanto haces putita?!

- Ya casi estoy lista espera un poquito más nene.

Encontré mi labial favorito, un tono rojizo que me encantaba porque siempre que lo usaba acaba ligándome a algún hombre que me gustara, y me lo puse, luego un poquito de perfume por aquí y por allá estratégicamente colocado, peine mi cabello dejándolo caer hacia atrás y hacia los lados, como estaba recién mojado facilito mucho las cosas.

- Porque no subes y traes una cerveza para mí, ya estoy lista para mostrarte lo que dije –Ni siquiera había abierto la otra lata que había llevado conmigo, pero los pasos de este hombre se hicieron escuchar muy rápidamente.

Llego a mi cuarto iluminado solo por la lámpara de mi espejo y una mesita al lado de la cama, yo me había sentado en mi cama, viendo que entraría de frente a donde yo me encontraba. Cuando me vio a mí, yo me prendí directamente sobre su mirada para parecer más seductora.

- Vaya, vaya, pero mira que sorpresita –Dijo el, tartamudeando un poco.

- ¿Qué pasa? Pareces un adolecente.

- Me imagine esto, pero no pensé que me gustaría lo que vería –Y se le notaba considerablemente en sus pantalones, yo entonces mire a su paquete.

- Así que este era tu plan, creo que te está funcionando por que mira como me tienes ya, y veo que tú también quieres más ¿No, putita?

- Sabes que sí, sino no estaríamos aquí tontito, ven con mami.

Pero no hiso lo que me espere, se quitó pantalones y camisa, y casi casi se arranca el bóxer, dejando su verga apuntándome a mí, tiro las cervezas lo que me molesto un poco pero no le dije nada, porque cuando llego a donde estaba sentada me levanto y me planto tremendo beso mientras me apretaba las nalgas, como me encantaba besar así, nuestras lenguas jugaban y el parecía querer succionarme la vida, yo le empecé a acariciar su miembro que estaba calientísimo y tome la iniciativa de bajarme para poder engullirme su carne otra vez, pero él no me dejo.

- No perra, eso sí que ya no, me tienes loco, y es hora de darte lo que quieres –“Por fin” dije para mí.

Me dio un pequeño empujón y caí sobre mi cama de espaldas, se abalanzó sobre mí al tiempo que empezaba a besarme por todos lados siguiendo la ruta del perfume que me había puesto con anterioridad, primero empezó pasando su lengua por mi cuello y una de sus manos se coló por mi bra para apretarme el pezón derecho, eso me hiso dar un pequeño grito que al él le gusto por que vi como sonreía, con la otra mano desesperadamente jalaba de a poco mis bragas, no quería que las rompiera porque al ser de encaje lo hacen con mucha sencillez y como si hubiera adivinado mis pensamientos lo que hiso fue mientras magreaba mi pezón derecho, con sus dientes subió el bra y empezó a chuparme el otro, eso me volvía loca y hacia que me retorciera del placer.

En eso estábamos, yo sintiendo su lengua y mordiscos ahora turnando mis tetitas, derecha, izquierda, derecha, izquierda…

Y ¡Traaas! Rompió mis bragas, dejando escapar, aunque pequeño, a mi penecito que estaba también excitado, él lo rozo con su mano y paro lo que hacía de trancazo, luego vio lo que estaba haciendo y acto seguido me miro a mí, yo mordí sensualmente mi labio inferior y diciéndole con la mirada “Hazme lo que quieras, pero decídete”.

- Mendiga puta, date vuelta –Lo obedecí, sobre todo porque se le notaba excitadamente irritado y quería desquitarse.

Quede acostada boca abajo en mi cama y él se incorporó y me atrajo consigo, solo lo suficiente para que mis piernas tocaran el piso y aun permaneciera la mitad de mi cuerpo sobre el colchón, aproveche para quitarme la bata y dejarle mi culito paradito y listo para recibir lo que venía, yo estaba súper excitadísima, quería que me la metiera en seguida y duuurooo.

Empezó dándome una nalgada bastante fuerte, pero por lo excitada que estaba me gustó muchísimo.

- Paaapiii, ya rooompeeemeee el cuuulooo –Gemí.

- Ya verás putita así como me hiciste sufrir –Dijo secamente.

Entonces tomo su verga que estaba babeando de líquidos lubricantes y luego empezó a embarrarme mi culito, luego me dio otra nalgada sonora para después tomarme de la cintura fuertemente y dejar la punta de su verga a la entrada de mi anito, y así sin compasión me metió su tremenda verga de una sola embestida, lo que yo esperaba con ansias y sentí tan grande en mi interior que dolor y placer se mezclaron haciéndome gemir como una verdadera perra en celo, mi cuerpo como reflejo se hizo hacia adelante, pero como él me tenía por la cintura, agarrándome con fuerza me atrajo hacia si metiéndome nuevamente su falo hasta haciendo que sintiera sus huevos rebotar en mi culito.

- ¡Ahora no te me escapas puta! –No conteste quería que pensara eso.

Entre que pensaba eso y luego me metía de lleno su verga empezó un vaivén muy delicioso, era cierto que tenía un tremendo pito, y así lo sentía rompiéndome las entrañas, pero me encantaba y mi cuerpo cedía siempre a sus embestidas a pesar de que yo le hacía creer que me quería escapar, en un momento dado mis piernas empezaron a temblar por la posición lo que a parecía gustarle por que aprovechaba para intensificar sus arremetidas y luego lento pero sin parar.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, sentía hasta el pecho la sensación de ser empalada y cerraba los ojos mordiendo levemente las sabanas de la cama, entonces me di cuenta que bajo el ritmo porque obviamente se estaba cansando.

- Paaapiii dame duro.

- Sabia que te encantaba comer vergas putita, súbete a la cama y ponte de frente a mí –Lo obedecí siempre sumisa.

Él se acercó sin quitarme la mirada de encima y me empezó a besar nuevamente, estábamos en posición de misionero y el volvía a llevar su pito a mi entrada anal, cuando logro ubicarlo bien metio su lengua en mi garganta, y otra vez me la volvió a meter durísimo y de un solo movimiento, sabía que me dominaba con eso y a mí me fascinada, ahogue un gemido orgásmico con nuestro beso, Él ya era mío.

Empezó nuevamente el vaivén delicioso de antes pero más lento, dejo de besarme y empezó a abrirme las piernas, lo que hacía que entrara despacito pero profundo, empecé a apretar mi ano y se dio cuenta porque jadeaba cuando se lo hacía.

- Si sigues haciendo eso me voy a venir.

- Dame tu lechita papi, lléname de ti –Eso lo puso como loco por que empezó a acelerar, yo arquee mi espalda ligeramente para que el pudiera tener un agarre mejor entre mi cintura y mis piernas y cerré los ojos nuevamente, el placer que sentía me tenía en trance, gemía y gritaba como loca.

- ¡Paaapiii, paaapiii! Ahhhhhh, dame… dame… mas… Ahhhhhh, dame tu lechita Ahhhhhh…

Él no decía nada solo jadeaba y mantenía a una velocidad constante sus embestidas.

- ¡Daaameee! ¡Daaameee! Ahhhhhh…

- Si eso es lo que quieres perra.

Y empezó a embestirme con fuerza dejándose venir en mi culito, empecé a sentir levemente sus chorros dentro mío y las palpitaciones de su verga, eso me calentó muchísimo y logro que yo también me viniera, pero no con mi pene, al ser su verga bastante grande estuvo tocando mi punto g con sus arremetidas e hiso que sintiera esa sensación en mi culo, pocas veces me había pasado, pero entre la calentura y su vergota alcance el clímax.

El sol salía en ese momento, el termino de venirse y yo me quede inmóvil por el orgasmo que acababa de tener, retiro su pene de mi anito y se acostó a mi lado.

- Uffffff nena, tremendo culo que tienes.

Yo aún no decía nada, pero abrí los ojos y el me atrajo hacia si, en seguida me quede profundamente dormida.

Cuando desperté era poco más de medio día, ya no estaba el, sonreí como estúpida recordando lo de hace apenas unas horas, me levante y acomode mi bra, me puse otras braguitas y luego mi bata.

Vi una pequeña nota cerca de mi espejo.

“ME HAS ENCANTADO, CUANDO QUIERAS REPETIMOS”

Baje a mi cocina sonriente, con el maquillaje corrido, y el olor de mi hombre aun presente en mi cuerpo, algo viscoso se sentía en mi entrepierna al caminar, y me dispuse a preparar café.

Espero sus comentarios y/o críticas.