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El Culo de mi Novio

en Sexo Anal

Hola a todos de nuevo. En mi siguiente relato les contaré una de mis mejores experiencias con mi último novio, de sus fantasías sexuales y de cómo las llevamos a cabo.

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Vino a mi casa una mañana de costumbre. Mis compañeras de piso estaban fuera y aprovechábamos nuestro momento de intimidad para poder follar sin reparos. Estuvimos charlando un rato de temas intrascendentes hasta que empezó a besarme pasionalmente dejando claras sus intenciones.

Nos movimos hasta mi habitación mientras desaparecia nuestra ropa por el camino, hasta que me tumbe de espaldas en la cama, con la unica presencia de mis braguitas azul oscuro semitransparentes. Eran nuevas y él lo sabía, de modo que cuando se fijo en ellas, en cómo se marcaban todas mis intimidades, desde mi vello púbico que cuidadosamente habia preparado para él, hasta desaparecer en la rajita de mi concha, perdió el control de la situación. Con un simple movimiento cambió su estrategia y, ayudándome a levantarme de la cama, y sin ni siquiera quitarme mi ropa interior, se sacó su perfecto rabo y me apuntó con él. Nos quedamos los dos de pie, besándonos suavemente mientras dejaba que se deleitara con el roce de mi cuerpo, aunque yo sabia perfectamente cual era su intención.

Bajé cuidadosamente besándo el vello de su pecho, arrodillandome delante suya muy lento, viendo como se impacientaba durante unos segundos. Noté su sabor salado al introducirme su rabo de golpe en mi boca, tambien su gemido de satisfaccion al iniciar a mamarsela. Clavo sus dedos en mi pelo mientras la introducia una y otra vez en mi boca, salvajemente. A pesar de que me encanta chuparsela y lo hago siempre que puedo y que estoy acostumbrada a hacerselo profundamente, noté dos arcadas mientras colocaba su polla en mi garganta. Noté tambien que estaba muy cachondo, y mas mojado que de costumbre, cuando su liquido preseminal me dejaba ese rico sabor en mi lengua.

Estuve mamando verga durante un largo rato, haciendo disfrutar a mi macho de su merecida chupada, mientras le hacía gemir rico y se aceleraba mas y mas. Al final de ese rato le escuché decir - Para Julia por favor, quiero follarte ese chochito que veo entre tus bragas. La realidad es que yo tambien estaba deseando sentirlo dentro, pero sabia que se correria rapidamente como siempre y yo me tendria que tocar como cada dia despues de que se fuera, de forma que cambie la estrategia y le dije:

- Si quieres follarte este conejito tendras que lamerlo un poco antes. Quiero correrme en tu boca igual que tu haces siempre en la mia, asique baja a chupar, cerdo. 

Estaba tan cachonda despues de la mamada que las palabras me salieron solas. Para mi sorpresa, vi su cara de placer mientras yo me abria de piernas sobre la cama, arrodillandose ante mi cual sumiso ante su ama. Me senti muy bien cuando empezo a rozarme con su lengua mi conchita. No es ningun experto, pero lo hizo bastante bien y a los pocos minutos ya estaba jadeando como una loca. Agarré su cabeza y le avise de que me correria. Aunque sabia que no se atreveria a apartarse, le sostuve la cabeza contra mi coño mientras salian todos mis jugos de mi interior. Debio de tragar parte de mi corrida, porque cuando levanto la cabeza solo quedaba un hilillo colgando de su boca. 

Vi que aquel dia estaba fuera de si. Mi repentina orden le habia sorprendido, pero el queria retomar el mando y follarme a su antojo. Se levanto y saco del cajon mis bolas chinas. Eran unas bolas unidas con tamaños cada vez más grandes que usaba cuando quería follarme el ano para dilatarlo antes. 

Me quede mirandole desde la cama, bien abierta de piernas, con el chocho chorreando aun, mientras cogía lubricante y untaba las primeras bolas con él. Las bolas iban incrementando el tamaño. Eran 6 en total: las dos primeras eran bastante pequeñas, y para un culo dilatado como el mio no eran ningún impedimento. La tercera tenia un grosor que ya se notaba bastante, y la cuarta oponia resistencia a entrar en mi culo ya abierto. Normalmente me metia siempre hasta la cuarta, ya que las siguiente tenia un gran tamaño, el cual me provocó dolor al intentar introducirla en una de las ocasiones. Además, con las cuatro primeras lograba dilatarme lo suficiente para que me follara el culo sin problemas. La sexta bola alcanzaba el tamaño de una mandarina aproximadamente, y jamás llegamos a rozarla. 

Expandio el lubricante por todas las bolas mientras le miraba. Veia en su cara las ganas de introducirme aquella monstruosidad en mi ano relajado, pero yo me encontraba en éxtasis y tomando el mando, tire de el hacia mi mientras sostenia las bolas. Le hice introducirme el pene en mi coño mientras por dentro me provocaba un gran placer. Como seguia con las bolas en su mano, pero le tenia ocupado follandome, se las quite con mi mano. 

Estaba cansada de que siempre me follara el culo a su gusto, de forma que le agarre las cachetadas mientras se introducia en mi y sin pensarmelo nada, dirigi las bolas a su ano. Su cara expreso una gran sorpresa cuando empece a rozar su entrada virgen, al notar el lubricante y la primera bola en la entrada de su culo. Me dijo que no se las metiera por favor mientras seguia follandome, me decia que no tenian suficiente lubricante, que le iba a doler... Dejó de hablar cuando le meti la primera bola. Era la mas pequeña, pero aun asi paro de culearme y puso los ojos en blanco. Cuando pensé que se enfadaría y se iria, abrio lentamente los ojos y continuo metiendome su pene despacio, con cuidado de no penetrarse más.

Aceptada su derrota, segui con mi tarea. Le meti la segunda bola mientras suspiraba y seguia cabalgandome, la tercera le hizo escapar un grito, y la cuarta...

La cuarta bola no le hizo detenerse. Notaba su culo abierto, imagine como me sentia yo con aquello en mi interior, y un poderoso orgasmo me alcanzo mientras mi novio me ponia a cuatro patas. Noté su orgasmo venir, iba a soltar su lechita dentro de mi concha en pocos instantes. De pronto se me ocurrió una idea: me incliné hacia delante y sali de la cama ante su mirada de sorpresa. Sabia que quería correrse, pero se lo habia negado y eso le estaba desesperando. 

Se quedo tal y como me estaba culeando. A cuatro patas, con el rabo más duro que nunca, mojado de sus fluidos y mi corrida, con su culo abierto y el resto de las bolas sobresaliendo de su interior. Era una escena perfecta. Escurri la cabeza entre sus piernas y comence a lamerle de nuevo su pene. Comenzo a gemir profundamente, sabia a semen y a mi corrida y me encantaba. Con la otra mano y sin dejar de mamarsela, comence a tocar su ano, tan abierto con cuatro de sus bolas metidas dentro, esas que siempre habian estado en mi culo bien metidas hoy sodomizaban a mi novio. De pronto, me vi empujando mas profundo con aquello, y justo cuando su culo se trago la bola 5, note su descarga en mi boca y sus gemidos de placer. 

Chupe y tragué gran parte de su semen, pero cuando la saque de la boca, su manguera siguió expulsando leche por una parte de mi cara y el pelo. Aproveché para sacar las bolas de su culo mientras se recuperaba y el conseguia ponerse de pie. Le di un besito en la cara y me fui al baño a limpiarme los restos de su corrida. Al regresar se estaba vistiendo, y sin hablar sobre el tema se fue rapidamente.

Dias despues me confeso que le daba verguenza, pero que le habia gustado mucho y queria repetir. 

Lo hicimos muchas veces mas, turnandonos cada dia las bolas, aunque mi culo nunca admitió más de la 5. El suyo un dia tuvo hambre suficiente...