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Por culpa del Real Madrid 2

en Lésbicos

Después de una noche y un día de ensueño, al otro día tuvimos tiempo de recapacitar. Era algo nuevo, sobretodo porque en ningún momento sufrimos los síntomas de que nos fueran a gustar otras mujeres, el magnetismo era entre las dos, y ahora que lo habíamos descubierto nos aferrábamos a eso.

-Amparo, dicen que la felicidad se basa en instantes, la mía en estos dos días llenó el cupo de todo el año.

- Pilar, no digas eso, vas a ver que van a ser muchos los momentos felices que vamos a pasar juntas. Yo ni cuenta me daba, pero cuando estaba a tu lado era feliz, no tanto como ahora, pero me sentía tan bien que lo recuerdo como un estado de felicidad.

- Me gustaría que pudiéramos estar siempre juntas, pero lo veo difícil

- Bueno, antes tampoco estábamos todo el tiempo juntas y la pasábamos bien, ahora quizá no nos veamos tanto, pero cuando nos juntemos la vamos a pasar mejor.

- ¿Sabes de lo que tengo miedo? Que estas cosas a la corta o a la larga siempre se saben, y cuando pase ¿qué vamos a hacer?

- Mira, vamos a dejar que las cosas sigan su curso, estoy segura que cuando pase, vamos a saber lo que tenemos que hacer – tenía los mismos miedos que ella, pero no valía andar queriendo arreglar un problema que todavía no teníamos, la atraje para calmar su ansiedad con besos. Teníamos mejores formas de calmarla, y las usamos. Después de todo, hasta el próximo partido nos tendríamos que aguantar.

A la tarde llegaron los muchachos, contentos, el Real había ganado y eso los ponía eufóricos. Nosotras también estábamos contentas y eufóricas, aunque no lo demostramos tanto. Nos despedimos como siempre quedando en encontrarnos en el próximo partido.

El próximo era de local, pero ellos iban con tiempo, así que Pilar se vino a casa para no quedar sola.

No fue como la vez anterior, sabíamos que mientras estuviera el partido, nuestros maridos estarían allí. Así todo, era un riesgo, pero ese exceso de adrenalina nos hacía gozar con más intensidad. Empezamos devorándonos la boca para seguir por el resto del cuerpo, queríamos aprovechar el tiempo al máximo.

Entre semana fueron a ver un partido por la copa del Rey, iban y volvían en el día, al mediodía nos juntamos a tener sexo del bueno. Eso lo podíamos hacer aunque no se fueran, pero a lo mejor para acallar nuestra conciencia, lo hacíamos solamente cuando iban al futbol. Ya quedó establecido que cuando ellos tenían futbol, nosotras teníamos sesión amorosa, solas no nos quedábamos. Un día Carlos preguntó

-Oye ¿por qué siempre que vamos al futbol te juntas con Pilar?

- Y tú ¿por qué siempre que vas al futbol, vas con Alberto?

- Porque es mi socio, mi amigo y es del Real, con quieres que vaya ¿con uno del Atlético?

- Pues yo me junto con ella porque es mi amiga, porque no me gusta quedarme sola, con quien quieres que me quede ¿con uno del Atlético? – se me quedó mirando y no dijo nada más.

 Tocaba una escapada de dos días. Alguna vez sospechamos que podía haber otra cosa. Ahora mucho no nos importaba. Cuanto más estuvieran afuera mejor para nosotras.

Esta vez se fueron a la madrugada, vinieron sin desayunar, preparé el desayuno y lo tomamos los cuatro, terminaron y partieron. Nos quedamos dándole de comer a los niños mientras conversábamos.

-Parece que te estás llevando mejor con Alberto, se saludaron muy cariñosos.

- ¡Y sí! Mientras se vaya y me deje contigo voy a estar muy cariñosa con el

- Pero y ahora ¿cómo te trata?

- Ahora bien, creo que tenías razón, estaba un poco celoso de la niña ¡será bobo!

- ¿Y cómo hiciste para sacarle los celos?

- Un día que estaba dándole la teta a la niña, me estaba mirando que se le caía la baba, me acordé de lo que me dijiste y cuando la acosté me fui enseguida a la cama, todavía no se había dormido, y con el piyama desabrochado tenía la teta afuera y le pregunté, ¿Quieres?

- ¿No es para la beba?

- Tengo para dos bebes, ¿quieres? – no termine de decirle que estaba chupando como un lechón le tuve que decir – cariño, es para tomar la leche no para comer la teta.

- Uy perdona, es que no me aguanto, ¿cómo no me diste antes? – la verdad que verlo con tanto entusiasmo me excitó, le pasé la pierna por la polla y tenía un empalme de carajo, me dio pena, al fin el la pasaba peor que yo, le agarré la tranca mientras le decía.

- Qué pasa ¿a mi bebe se le inflamó la pichulita? A ver si mamita se la puede deshinchar. Y bueno, te digo que le eché un polvo que lo dejé viendo el mundo de colores, al otro día quiso hacer lo mismo, pero después de darle la teta, le hice comprender que lo demás era para hacer cuando estuviéramos calientes. Él me dijo que lo estaba, tuvo que entender que para eso teníamos que estar los dos. El caso que lo tengo contento y la pasamos en paz. – escucharla contar esas intimidades creo que me dieron celos.

- Pilar, creo que lo mejor es dejar lo nuestro, te estás llevando bien con Alberto, no te quiero cagar la vida – se me quedó mirando espantada

- ¿Cómo, que dijiste? ¡No me quieres cagar la vida! ¿y qué estás haciendo? ¿querías tener una experiencia nueva y agarraste a tu amiga de puta?

- No digas eso que no te agarré de puta ni eres ninguna puta, te lo digo por la niña y por tu marido

- Ah, no sabías que tenía marido y una niña, recién te enteras, ya tuviste tu experiencia y no te gustó, ya te sacaste el gusto, ahora que se vaya a la mierda la puta de tu amiga – me cegué y le di un bofetón.

- No digas más que eres puta porque no lo eres – me miró con furia y fue a buscar a la niña - ¿qué haces?

- Me voy, aquí no tengo nada que hacer

- Pilar por favor perdóname, pero no puedo soportar que te trates de puta, pégame tú también si quieres, pero no te vallas

- No me voy por la cachetada, me voy porque si no me quieres no tengo nada que hacer aquí

- Pero ¿de dónde sacas que no te quiero? Pilar te quiero, te quiero con toda mi alma, pero si eso va a destruir tu vida yo me aparto

- Mi vida la estás destruyendo diciendo que lo nuestro para ti no valió para nada

- Yo no te dije que no valió para nada, te sigo queriendo más de lo que quise a nadie, pero si me cuentas lo bien que la pasas con Alberto, ¿qué quieres que te diga? ¡no! no lo hagas porque yo te quiero

- ¿Eso es lo que te preocupa? ¿y tú que haces con Carlos? ¿quién dijo que teníamos que seguir como siempre? Tienes celos de Alberto ¿y yo no los tendría que tener de Carlos? Dime, me quieres o no me quieres – agaché la cabeza, tenía razón, lo que sentía yo también lo podría sentir ella

- Te dije que te quiero y no te mentí, eres lo que más quiero en la vida – termine de decir eso y me estampó un tortazo que me dio vuelta la cara, me abrazó y buscó mi boca con desesperación, me ardía la cara, pero ese beso pagaba todo

- Tonta de mierda, me pegaste el susto de mi vida, ahora vas a ver lo que es querer, - me tiró sobre el sofá y empezó a arrancarme la ropa, estaba desatada, recorría todo mi cuerpo con furia, me hacía un poco de daño, pero creo que me lo merecía, hundió la cabeza en mi vulva, y no paró hasta sacarme el orgasmo más apasionado desde que empezamos con nuestra relación. Subió hasta ponerse a mi lado

- Amparo, ¿qué quieres? ¿quieres que me separe de Alberto? Si es para quedarme al lado tuyo lo hago.

- No Pilar, perdóname, es que escuché y no me di cuenta que es lo mismo que hago yo, eso no tiene que interferir en nuestro amor. Con ellos es sexo, hay cariño, pero nada que ver con lo nuestro.

- Claro que nada que ver con lo nuestro, entre nosotras somos nuestro Real Madrid, puede pasar cualquier cosa y siempre vamos a seguir queriéndonos. Vamos a la cama, creo que todavía tengo que hacerme perdonar por el tortazo

- Bueno vamos, que tienes que darme una penitencia por el que te di yo a ti. – hicimos honor al dicho que en la cama se arregla todo, nosotras esos dos días lo arreglamos en la cama, en la sala y en todos los lados que se nos ocurrió.

Creo que el no protestar cuando se iban incrementó las sospechas. Se burlaban jocosamente de lo bien que nos llevábamos, pero alguna espina les iba quedando adentro.

Con Pilar lo comentábamos, pero a esta altura, pasara lo que pasara, no nos iban a separar.

Un día que salimos cada cual a su trabajo, a la vuelta siento olor a tabaco, me extrañó, en casa no fuma nadie. No le di importancia, podía haber venido con algún cliente, aparte varias cosas estaban fuera de lugar. No es que fuera maniática, pero hay cosas que las guardo en el mismo sitio. Cuando volvió, pregunté

- ¿Viniste con alguien? – me miró sorprendido

- ¡No! ni aparecí, ¿por qué me preguntas?

- No, por nada, me pareció que habías estado, nada más – se notaba que se había puesto nervioso. Se me dio que hubiese traído una mujer a casa, pero no era tan estúpido, aparte los rastros no eran como lo de una mujer. Me callé la boca y fingí no darle importancia. Empecé a observar con más atención. Se notaba que habían andado con el televisor de la sala, la parte de una pequeña biblioteca que casi nunca tocábamos, estaba ordenada diferente.

 Era una tontería, pero acostumbrada a verla de una manera, resaltaba el cambio. Al otro día volví más temprano, estaba inquieta, ¿porque me mintió? no era un ataque de celos porque no creía que viniera de ese lado, pero algo diferente estaba pasando y quería saber que era.

 Empecé por la biblioteca, busqué donde había notado los cambios, y separando los libros, me encuentro una pequeña cámara que podía abarcar toda la sala. Se me escapó una sonrisa de satisfacción, los muchachos sospechaban y la iban de detectives. Me acordé que en la habitación también había olor a tabaco. Si querían enterarse de lo que suponía, seguro que tenía que haber más cámaras.

No creía que estuvieran siempre prendidas, seguro que las prenderían cuando se fueran. Con el móvil fue filmando todas las paredes y los muebles de todos los ambientes, esperaba que cualquier cosa rara aparecería en los videos.

Al rato llegó Carlos, lo noté un poco nervioso, me fijaba para donde miraba, pensaba que inconscientemente la mirada se le iba a ir para donde estaban las cámaras, traté de vigilarle y sí, cuando se creía que no lo miraba, miraba a hurtadillas algunos puntos que ya los revisaría en el video.

Al otro día quedé con Pilar en almorzar juntas, primero se extrañó, pero cuando le conté como venía la cosa enseguida arregló en el trabajo para tomarse ese mediodía. Llegó con ganas de romper platos.

-Así que nos ponen vigilancia, Amparo, no sé tú, pero a mí me cae muy mal, lo que hacen casi es un delito a la intimidad, yo por mí no tengo ningún problema en mandarlo a la mierda.

- Pilar, tenemos que actuar con inteligencia, después de todo, razones tienen para sospechar.

- Y qué dices ¿vamos a renunciar a nuestra felicidad?

- No mujer, vamos a hacerlo de la mejor manera posible. Mira lo primero es saber dónde están las cámaras, yo hice videos de todos los sectores donde las hayan podido localizar, sabiéndolo van a enterarse de lo que nosotras queramos que se enteren. Te paso videos y revísalos, tú andas más que yo con la electrónica, avísame de lo que te parece sospechoso y me dices donde tenga que revisar. – Pilar es muy expeditiva quería mandarlos a la mierda sin más. Tuve que convencerla que lo mejor era hacer las cosas con calma, y de última que la ruptura fuera culpa de ellos.

Le había sacado una foto a la cámara de la biblioteca para que viera el tamaño. Yo revise los videos fijándome más en los puntos a donde apuntaba Carlos. A la tarde recibí los videos de pilar señalándome dónde pensaba que se podían ocultar. Averiguó que esas cámaras eran inalámbricas y recopilaban datos a una central que tenía que estar cerca.

Faltaban tres días para irse y Carlos estaba de los nervios, me daba cuenta que se sentía culpable, estaba muy cariñoso y cuando se lo hacía notar, se amparaba en que sabía que eso de dejarme sola tampoco estaba muy bien, pero él me quería mucho, y le creía, pero es que eso del futbol era más fuerte que él.

Revolví toda la casa y encontré cuatro cámaras, me faltaba la central, podía anularle las cámaras, pero mi idea no era esa. Me acordé que habían movido el televisor, por algo sería, lo corrí yo también y encontré un cablecito que se metía por la parte de atrás a donde estaban los cajones. Fui abriéndolos con cuidado hasta que en el fondo de uno que nunca se abría lleno de cosas del tiempo de María Castaña, encontré la dichosa terminal, le saqué varias fotos y se las mandé a Pilar para que se enterara cómo se usaba.

Consiguió que el encargado de la informática de la empresa, le explicara todo sobre su uso. No era tan complicado, se podían sacar las imágenes de cada cámara y editarla en un solo CD, o sea que podían hacer un video de todo lo que hacíamos uniendo lo que pasaba en varios ambientes.

 Había un problema, era una terminal para cinco cámaras, y yo había encontrado cuatro. Busqué en el escritorio, pero no era un sitio lógico para poner una cámara, y no la había. Fue Pilar la que me preguntó si había revisado el baño. Pensándolo bien era un sitio donde se podía hacer de todo, pero entre ese todo había intimidades que no tenían que ver con el sexo, y merecían ser respetadas.

 Estaba en el baño; eso me cabreó, esa faena me la iban a pagar

Quedamos en disimular como que no sabíamos nada, notaba a Carlos cohibido, quizá se estaba arrepintiendo, pero cuando se fueron todo quedó en el mismo lugar, o sea que el espionaje seguía adelante.

Nos saludaron muy melosos, deseándonos pasarla bien.

-No se preocupen que nosotras la vamos a pasar muy bien. – le dijimos irónicamente. Las cámaras andaban con sensores de movimiento. Lo que quedaba del día la pasamos como dos madres normales, le dimos de comer a los bebes, cenamos con naturalidad, acostamos a los niños y nos pusimos a ver una película, todo normal. A mí me daba vergüenza ir al baño para cosas mayores, después de todo Alberto también iba a ver el video. Pilar no tuvo empacho

- Si me quieren ver cagar que me vean, que cagar cagamos todos. – estuvimos hasta que terminó la película, a la hora de irnos a la cama, mientras Pilar se acostaba, me fui hasta la puerta de entrada, donde estaba el interruptor eléctrico y corté la luz.

Teníamos luz de emergencia, pero solamente para iluminar. Hicimos el amor con la satisfacción de estar vengándonos. Por mi parte, que nos quisieran vigilar, no lo encontraba tan ofensivo (razones tenían) pero lo de la cámara en el baño me pareció horrible, sobretodo sabiendo que la iban a ver los dos.

A último momento tuve ganas de evacuar yo también, y me decidí. Yo podía pasar vergüenza, pero más vergüenza tendría que pasar el mostrando a su esposa cagando, lo hice mirando la cámara y me limpié el culo apuntando para ella.

Esa noche nos dimos cuenta que pasara lo que pasara, no iban a ser ellos los que nos iban a separar. Toda la tensión de la semana, explotó como una bomba, quería necesitaba sentir su cuerpo, librarla de toda esa leche que tenía para mí. Deseaba todo lo que me podía dar, la saliva de su boca, la leche de sus tetas, los jugos de su coño, y todo lo tuve; y todo lo di.

 No se privó de nada, si me apropie de su cuerpo, ella se hizo dueña del mío llevándome a los orgasmos más deliciosos. ¡No! no podíamos renunciar a eso.

Esa noche solo los críos nos interrumpieron para atenderlos. No es que nos pasáramos la noche follando. simplemente el estar besándonos y acariciándonos, nos desvelaba. Al fin cuando despuntaba la mañana nos quedamos dormidas.

Nos levantamos e hicimos honor a nuestras dotes de actuación. Un rato éramos dos mamas hacendosas, hasta que nos agarraba las ganas, y a cortar la luz. Ahí nos desfogábamos, parecía que la situación nos excitaba más. Si pudiéramos estar acariciándonos y besándonos, a lo mejor no nos daban esos arrebatos, pero es que queríamos que vieran lo que queríamos mostrarles.

Esa noche no cortamos la luz. Ellos llegarían la próxima tarde, y queríamos que vieran como dormíamos.

A la mañana nos levantamos y después de arreglar todo, cortamos la luz y sacamos la central, la conectamos al ordenador y pudimos ver lo que cada cámara había filmado.

Nos llevó nuestro tiempo, pero al fin pudimos editarlo como mejor nos pareció.

Preparamos dos videos y dejamos el ordenador conectado al televisor. Lo podíamos manejar con el móvil

Habíamos comprado unas cervezas y preparamos unas tapas como para estar un rato tranquilos mirando la televisión.

Llegaron contentos, era un buen año para el Real, había ganado, y si lo era para el Real, lo era para ellos.

Nos saludaron efusivamente muy cariñosos, le dimos cuerda mostrándoles lo que teníamos preparado para pasar un buen rato, se miraban entre ellos a lo mejor sospechando de tanto cariño.

-Uhm…qué recibimiento, así da gusto llegar a casa ¿no te parece Alberto?

- La verdad que sí, parece que no solo nosotros lo pasamos bien, no les gusta el futbol les gustara otra cosa

- Y claro, a todo el mundo le gusta algo, a nosotras ahora se nos da por los videos, nada espectacular, así entre casa; nos divierte. Miren como salieron – prendí la tele con el móvil, y apareció la sala donde estábamos. A lo primero pensaron que los habíamos grabado nosotras, pero pronto se dieron cuenta que eran con las cámaras de ellos, seguía avanzando el video, pero no pasaba nada. Carlos tartamudeando preguntó.

- Y eso de dónde lo sacaron.

- Mira, me parece que alguien te está queriendo expiar, encontramos un cacharro en ese cajón y nos pareció raro, Pilar llamó a la de seguridad de la empresa donde trabaja que de esto sabe bastante, y nos recomendó avisar a la policía, la tuvimos que convencer que mejor es que lo decidieras tú. – estaban pálidos

- ¡No! no, esto debe ser un asunto por unos coches que compramos, alguien que se quiere adelantar.

- ¿Adelantarse a qué? ¿A verme cagar a mí? – preguntó Pilar en el momento que se reproducía la parte donde estaba en el baño -  Yo te digo Alberto, prefiero denunciar al hijo de puta que se abusa de nuestra intimidad, a ti a lo mejor no te importa, pero que pueda salir cagando por las redes sociales, a mí sí me importa.

- ¡Pero no mujer! Qué vas a salir por las redes sociales, tenemos que revisar dónde están esas cámaras, y esto de aquí no sale – contestó Alberto casi gritando.

- ¿Y tú qué sabes si no sale? O acaso sabes algo de esas cámaras, uy…mira, mira, apareció el culo de Amparo, espera, vamos a ver todo lo que filmaron esos expías, mira qué primer plano, siempre dije que el culo de ella era más lindo que el mío, tú sí que te luces. – dijo mirándome a mí

- Bueno saquen eso y revisamos dónde están esas cámaras – dijo Carlos

- Las cámaras ya sabemos dónde están, la de seguridad las encontró, están bien distribuidas, ¿no será alguna novia tuya que quiere saber cómo te comportas en la cama? Y por eso no quieres denunciar

- Eso debe ser, - dijo Pilar – sino no se entiende, ya va a ser un peligro venir a tu casa, ni en el baño se puede estar segura, y tú, Alberto, algo tienes que ver si no te importa que mi culo salga en la tele – el video seguía corriendo mostrando escenas hogareñas. Se miraron entre ellos, sabían que nosotras sabíamos, y no valía la pena tratar de disimular. Fue Carlos el que primero se sinceró.

- ¡Sí! Está bien, fuimos nosotros los que pusimos las cámaras, creo que no fue la mejor idea

- Realmente no fue la mejor idea, y poner una en el baño, te diría que es de las peores, supongo que tendríamos que saber los motivos – Alberto se empequeñeció, no era su casa y se hacía el que no tenía nada que ver, siguió hablando mi marido avergonzado.

- Bueno, es que veíamos que quedaban tan a gusto, que pensamos que a lo mejor podrían tener un rollo entre ustedes.

- Que me quieres decir, ¿qué ustedes se van dos o tres días por el futbol, y nosotras tendríamos que quedar llorando?

- ¡No! no es eso, pero parece que están tan contentas cuando están juntas, que se nos dio por pensar.

- Pues a nosotras también se nos da por pensar lo contentos que se van, y no sabemos si es solamente por el Real, ¿tú que dices Pilar?

- Yo me lo huelo muy feo, pero no los pienso espiar, ellos sabrán lo que hacen, si prefieren más al Real, cuestión de ellos, pero que aparte pretendan que nos quedemos llorando, manda huevo.

- No pretendemos que se queden llorando, solamente queríamos saber si hay algo entre ustedes

- ¿Y si lo hubiera qué? ¿los atendemos mal? ¿pueden quejarse como criamos nuestros hijos? ¿tienen que ir a buscar mujeres por ahí porque no los complacemos? ¡Que seguramente las buscan! ¿de qué se quejan?

- No nos quejamos, tienes razón, pero pensar que se quedan dandose el lote, tampoco es lindo.

- Eso lo arreglan fácil, en vez de ir al partido se quedan con nosotras y ya está.

- Nosotros siempre vamos a todos los partidos, no veo la razón que dejemos de ir.

- Ah, ¿no le ves la razón? Ahora te la muestro – pasé con el móvil al segundo video, empezó como el primero, acostamos a Rosita y Fernandito y volvimos a la sala, nos sentamos y nos fuimos acercando hasta unirnos en un beso de película, (bueno de video) nos acariciábamos y se veía como succionaba sus pechos, después le tocó a ella amamantarse de los míos, los tuvimos así mirando cómo diez minutos, se los notaba excitados y perplejos.

- Entonces es cierto – exclamó Alberto

- Espera, espera que falta lo mejor – le contestó Pilar. En el video se veía cómo íbamos abrazadas a la habitación, apagamos las luces (las cámaras captaban bastante bien en la oscuridad) y nos metimos bajo las sabanas, empezamos a tirar ropa para afuera, a pesar de estar tapadas no quedaban dudas que nos estábamos desnudando, se notaba por el bulto como subíamos y bajábamos recorriendo nuestro cuerpo, realmente cuando pasó, no hicimos nada, estábamos más pendiente de lo que saliera en el video, que de darnos placer, eso ellos no lo sabían. Estaban colorados, hipnotizados, furiosos y con un empalme de no creer, dejamos seguir la escena, pero era más de lo mismo. Fue Carlos nuevamente el que cuestionó

- ¿Y qué se supone? ¿qué tenemos que aguantar esta situación?

- ¡No! si no quieren ¡no!, se quedan en casa, ven el partido por televisión y esto no pasa más – Pilar me miraba con miedo de que aceptaran.

- Miles de hombres van a ver el Real y sus esposas no se lían con sus amigas

- Y miles de mujeres esperan que sus maridos vayan a ver el Real, para liarse con uno del Atlético – la cara que puso, en otra situación daría risa

- ¡Sí claro! Justo del Atlético o del Barcelona se van a liar, es para matarlas – dijo Alberto.

- Bueno, ¿de qué equipo podría ser? – preguntó Pilar haciéndose la graciosa.

- Mira, no te hagas la tonta que bastante con saber que nos meten los cuernos entre ustedes, como para que nos haga gracia

- Lo que no se dan cuenta, es que esto si sigue así es causal de divorcio – dijo Carlos – y la culpa recaerá en ustedes – a eso contesté yo.

- No estoy segura que cuando vean el video del baño violando nuestra intimidad, se anden fijando en la culpa nuestra, las cámaras las pagaron con la tarjeta, no habrá mucha duda quien las puso.

- Está bien, no tendríamos que haber hecho eso, pero fue porque sospechábamos, y al fin era cierto

- Las causas por lo que llegamos a esto, también son ciertas. No estamos en Arabia para que puedan hacer lo que les venga en ganas y nosotras en casa esperando. Si quieren llevarlo a la mala veremos cómo sale.

- Bueno, lo que pasó, pasó, y las culpas quizá las tengamos todos, pero esto no puede seguir pasando.

- Eso es fácil, se quedan con nosotras y ya está, la podemos pasar muy bien. – se miraban entre ellos y no sabían cómo arreglar la situación; era mucho sacrificio – mi marido fue el más valiente

- Esta bien, nosotros nos quedamos en casa, pero ustedes no se ven más

- Mira, que no tengamos relaciones, te lo dejo, pero que no nos veamos más, me parece que estás meando fuera del tarro, avísame si esto es una cárcel.

- ¡No! no quise decir eso, se pueden ver, pero no quedarse a solas.

- Bueno, está bien, aunque tampoco ustedes tendrían que quedarse a solas, pero no importa; hecho, no van más al futbol y en paz – ahora fue Alberto el que comentó.

- El año que viene se juega el mundial, eso es cada cuatro años, supongo que ahí podemos ir, es un mes.

- Claro que pueden ir, y suponte que no nos vamos a quedar solas cada cual en su casa, es un mes.

- Dejemos eso ahí, el año que viene veremos – las caras de Alberto y Pilar eran un poema, cada cual por diferente causa. Habría que ver quien aguantaba más. Con los videos nos quedamos nosotras. La semana entrante fue tensa, tuve que hablar con Pilar para decirle que esto era un juego de paciencia. Le tuve que asegurar que si esto no andaba, buscaríamos otra manera, pero no nos iban a separar. Por ahora que se portara como una servicial esposa para un servicial marido.

Con Carlos la relación era incomoda, se sentía disminuido como si no diera la talla, quiso tener relaciones todos los días y en ningún momento me negué. No ponía nada de mi parte, pero no le reprochaba.

-Amparo, así no vale, parece que estoy follando solo

- ¿Y qué quieres que haga? Te molesta que pase un rato de placer con mi amiga, te dejo que tengas tu momento cuando te da la gana ¿tan mal la estabas pasando? ¿alguna vez no sentiste satisfacción cuando teníamos relaciones? Te molestaba que pasara momentos alegres con Pilar, mientras tenías los tuyos. Te parece que lo que hacíamos nosotras estaba mal, bueno pues seamos el matrimonio decente, hasta si quieres los domingos podíamos ir a misa – se ponía de espalda enfurruñado, y se hacía el dormido.

 Con Pilar pasaba más o menos lo mismo, pero a Alberto, él no ir a ver el partido, parece que le pegaba peor. El domingo fue un desastre. Carlos se subía por las paredes, y a mí se me ocurrió ponerme mimosa. Estaba sentado mirando la tele y me senté sobre sus rodillas.

- Ves, ahora que estamos descansados, podíamos ir un rato a la cama a usar esto – le había agarrado la polla y se estaba empalmando -  estoy caliente, no me importaría hacerlo aquí, ¿qué te parece?

- Pero justo ahora está por empezar el partido, déjame verlo y después lo hacemos.

- Ah…entonces es más importante el partido que pasar un rato de placer conmigo, y después te molesta lo que hacemos con Pilar. No si ustedes para que gane el Real, serían capaces de hacerse dar por el culo – me fui enfadada, lo había hecho por molestarlo, pero de verdad me sentí ofendida,

- Eres una exagerada, lo que pasa que no entiendes, para nosotros es un momento de alegría, sacarnos el estrés de la semana ¿en qué las molestamos?

- Ah, ¿y nosotras no tenemos estrés? No tenemos que trabajar, cuidar a los niños, arreglar la casa y atenderlos a ustedes. Claro, ¿a ver si la pasamos un poco bien entre nosotras? eso es muy molesto para los machos de la casa, quédate mirando el partido, ¡no me voy a comparar! – era tarde y me fui a acostar, hablé con Pilar. Alberto se había ido a un bar a ver el partido, quedamos que íbamos a esperar una semana más, y según como viniera, buscaríamos una solución más drástica. Me levanté hice la cena, le di de comer al niño y lo acosté en la otra habitación. Escuché los gritos de los goles, no hice caso, fui hasta la puerta.

- Te dejo la comida en la mesa, cuando quieras cenar ponla en el microondas

- Enseguida termina, y cenamos – no le hice caso, me di una ducha y me acosté con el niño. No tenía sueño. Ya estaba como Pilar, maquinando que qué ya no le importaba nada y buscando la mejor forma de mandarlo a la mierda, cuando entró en el cuarto

- Que te pasa ¿por qué te acostaste aquí?

- Porque quiero dormir tranquila

- Dijiste que tenías ganas, que estabas caliente

- No te preocupes, ya me arreglé sola, anda a escuchar los comentarios del partido, a ver si te pierdes algo. Trató de convencerme, pero no le hice caso. Los tres días siguientes fueron angustiantes. Llegaba a casa con el niño, arreglaba todo y preparaba lo que necesitaba para el otro día. El también llegaba temprano, pero yo como si nada, seguí acostándome en la otra habitación. El miércoles me quiso convencer.

- Amparo, ¿qué te parece si hoy nos echamos unos buenos polvos? Ando con ganas.

- ¿Andas con ganas? Mira, te conseguí unos videos de cuando el Real salió campeón de Europa, a ver si se te pasa. – no demostró nada, pero se dio cuenta de lo mal que había estado.

 Ese fin de semana jugaba en Bilbao, cuando era contra el Athletic se tomaban dos días, pero habían quedado que no iban a salir más. Al medio día me llamó al trabajo, para decirme que esa noche encargaba la comida, que iban a venir a cenar Alberto y Pilar, me imaginé que algo iba a estallar esa noche.

 Llegué a casa, preparé la mesa para los cuatro. Llegaron los tres juntos con la niña y la comida. Nos saludamos tratando de disimular la tensión. Con Pilar nos mirábamos procurando adivinar lo que se venía. Nos sentamos hablando de tonterías, pero estaban tan nerviosos como nosotras, hasta que Carlos tomó la palabra.

- Chicas, estuvimos hablando con Alberto de esta situación, y nos pareció que quizá reaccionamos mal ante algo que no es tan tremendo. Reconocemos el trabajo que hacen, las buenas madres que son y buenas esposas, y si lo hacen con cuidado no está tan mal que tengan sus ratos de esparcimiento.

- ¿Y a qué le dices que lo hagamos con cuidado?

- Bueno, a que eso quedé aquí, que la gente no se entere, cuando nosotros vamos a los partidos, ustedes no se van a quedar solas, y creemos que es justo que si nosotros tenemos nuestras alegrías, ustedes tengan las suyas; entre ustedes se entiende. Claro que cuando estamos aquí, podríamos seguir como antes, después de todo, tan mal creo que no la pasaban, ¿qué dicen? – quedaron a la expectativa.

- ¿Y cada cuánto van a ir a los partidos?

- Yo creo que si ustedes van a quedarse bien, podíamos seguir yendo como antes, total no quedan solas.

- ¿Pero se va a terminar esa tontería de poner cámaras o eso? – fue Alberto el que contestó

- ¿Y para qué las vamos a poner, si total ya sabemos lo que hacen?

- Y a lo mejor por curiosidad

- Eso sí, pero mejor mirarlo en vivo

- Son unos puercos – dije yo – pero bueno, si quedamos así, ustedes van a fregarse con sus partidos, y nosotras aquí juntas y en paz – quedamos todos contentos. Esa noche cuando nos acostamos, noté la inquietud de Carlos.

- Qué te pasa, ¿no te gusta el arreglo que estás inquieto?

- No, no es que no me guste, pero ¿a ti te gusta mucho más con ella que conmigo?

- No es que me gusta más, es diferente, con ella por ser mujer tengo más afinidades, eso no quiere decir que no me guste contigo

- Las últimas veces no te gustó

- Estábamos en una pelea donde yo era la única usada

- Yo ahora tengo ganas, pero no te quiero usar – estaba cohibido, pero mi alegría por cómo había terminado el pleito me tenía excitada, pensaba en el fin de semana, y me mojaba.

- Y no me vas a usar, hoy me toca usarte yo - le agarré el pene y me subí metiéndomelo de una, no se lo esperaba, ni tampoco que lo hiciera con tanto ardor. Un poco era actuación, pero pensando en Pilar me chorreaba, y me chorreé; tuve un orgasmo de los que no solía tener con él. Hasta le metí un mordiscón en el cuello. Se había corrido de una manera que se le dieron vuelta los ojos. Me quedé arriba de él.

- Creo que debíamos ir a lavarnos

- Quédate un poquito así, me gusta sentirte adentro mío

- No quiero ser pesado, pero ¿qué es lo diferente con Pilar?, porque lo de ahora fue inmejorable

- Es otra cosa. Si te pregunto cuál es la diferencia de un orgasmo a cuando mete un gol el Real ¿qué te gusta más? Yo creo que me quieres, y lo de ahora te gustó mucho, pero no es tan inmejorable, ¿lo puedes comparar a ver como el Real le mete un gol al Barcelona, sobre todo si con ese gol ganan? – se quedó pensando antes de contestar.

- Sí tienes razón, son cosas diferentes – el viernes a la tarde, pasó Alberto para dejar a Pilar y la niña. Por lo que habíamos conversado, el con tal de ir al futbol, poco le interesaba lo nuestro. Se fueron sin cenar. Quedamos solas.

Nos mirábamos con unas sonrisas de suficiencia, todo salió como deseábamos. Preparé la cena mientras se daba una ducha y se cambiaba para acostarse. Volvió vestida con una bata, le pedí si servía mientras me cambiaba yo. Cuando volví estaba todo servido, también me había puesto nada más que una bata. Comimos poco; nuestra hambre era de otra especie. Nos fuimos contando cómo pasamos la semana, dominando la excitación, casi diría que nos estábamos torturando para sentir mejor los próximos momentos.

Le di de comer al niño, lo cambié y lo entretuve hasta que se durmió, lo acosté.

Cuando volví a la sala, Pilar estaba amamantando a la pequeña, la veía y me daba ganas de ser yo la que ocupaba ese sitio, estaba temblando, pensaba que hasta me podía hacer mal la comida. La ansiedad me podía, pero no sé porque las dos decidíamos contenernos hasta el límite.

La niña se estaba quedando adormecida, pero cada vez que la iba a sacar, se despertaba y seguía chupando. Tranquila, la pobrecita no sabía de nuestra impaciencia. Por ahí la retiró y siguió dormida.

-Dámela que la acuesto – se la saqué de los brazos y la llevé con cuidado a la habitación, la acosté en la cuna al lado de mi hijo, cuando volví, Pilar se estaba limpiando el pezón con una toallita

 - ¿Te lo limpio yo? – me contestó que sí con la cabeza mientras se tiraba para atrás desprendiéndose la bata, le pasé suavemente, pero le apreté un poco el pezón, un chorrito se escapó y se escurrió por su cuerpo.

- Deja que te lo limpio – me fui de boca contra esa teta que tanto estaba deseando. Ahí fue como si hubiesen dado el pitido para que empezara el partido ¡Nuestro partido!

 Hacía dos semanas que no estábamos juntas, no era eso solamente, la tensión de esos días, nos tuvieron el alma en vilo. Estábamos decididas a seguir con lo nuestro, pero no sabíamos cómo. Ahora sí, estaba todo ordenado y podíamos dar riendas sueltas a nuestras ansias.

No me cansaba de sorber esa leche que tanto había extrañado, pero Pilar tenía otras necesidades, y empujó mi cabeza para que las remediara en el sitio donde las tenía. Llegué a su vulva y ahí me perdí. Empecé a lamer como una posesa, toda la tensión de temer que podía faltarme eso, estalló en ese momento. Pasaba la lengua por su raja y sentirla gemir me enardecía más. había bebido de sus tetas ahora quería beber toda su esencia de donde la tuviera, y era ahí donde la iba a encontrar. Me revolvía el pelo, su vulva venía a mi encuentro y mis dedos la penetraron decididos a encontrar los rincones de su placer, le tenía agarrado el clítoris entre mis labios, mientras en la lengua recibía sus estremecimientos, como si fueran golpes de corriente. Se corrió entre gemidos parecidos a lamentos. No tenía nada que lamentar y yo tampoco. No pensaba pararme ahí, pero no era la idea de ella.

- Amparo, ven mi amor, yo también quiero de tu leche – me tiró para arriba hasta juntar mi boca con la suya. Fue el primer beso de verdad en las últimas dos semanas y la abstinencia se notaba. Nos quedamos pegadas mientras desabotonaba mi bata, me fue subiendo hasta que llegué con mis tetas a su boca, arrodillada a horcajadas en el sillón.

Mamó mientras bajaba la bata hasta sacarla dejándome desnuda, se fue dejando deslizar entre mis piernas, hasta que llegó a mi coño y ahí se quedó hasta que me llevó a disfrutar del paraíso al que me tenía acostumbrada. Ahora fui yo la que se dejó deslizar hasta el piso donde había quedado sentada ella, nos volvimos a besar aun con toda la calentura.

- ¿Qué te parece si seguimos en la cama? – le susurré

- Para seguir, todos los sitios son buenos, vamos – pasamos una noche maravillosa, apagamos un poco nuestra pasión para seguir disfrutando de nuestro amor. Era lo que más apreciaba, lo que sentíamos no era solamente calentura, después del sexo había mucho más, y lo valorábamos.

- Pilar, a veces me pregunto si nuestros maridos, cuando hace un gol el Madrid, podrán gozar tanto como cuando nosotras hacemos el amor y tenemos un orgasmo

- Y a lo mejor sí, pero el Madrid hace muchos menos goles que nosotras – nos abrazamos riendo

- Pensar que lo nuestro empezó por culpa del Real, y ahora podemos decir que terminó tan bien “Gracias al Real Madrid”

Este es el final, espero les haya gustado y si es así, me lo hagan saber

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