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De aquellos polvos, estos lodos

en Hetero: Infidelidad

La historia que explico a continuación es verídica. Él y yo fuimos follamigos cuando la palabra aún ni existía, hace casi unos 15 años. Follabamos de madrugada, durante horas, hasta que el cuerpo no daba más de sí. Eramos muy jovenes pero eran unos polvos muy bestias, un sexo adictivo. Había mucha tensión sexual y mucho deseo y eso ha prevalecido por encima del paso de los años, a pesar de que cada uno tiene su pareja y su vida hecha. 

Ocurrió hace casi dos años, durante esos meses hubieron varias veces de hechos similares. 

Nos encontramos en el café de siempre, nos sentamos uno al lado del otro y empezamos a charlar de cosas totalmente normales: los trabajos y otras banalidades del día a día. Él derrepente se queda callado mirándome fijamente, eso me pone supernerviosa y hace que se me corten las palabras. Retomo como puedo la conversación y me hace un comentario sobre el pecho que me hace ese vestido, también se ocupa de que me entere que está totalmente empalmado, me empiezo a calentar, aunque con él siempre hay calentón de base, aunque no pase nada y no se diga nada. Conversamos sobre diferentes posturas que hemos visto en internet, inspiración sexual. La cosa se empieza a poner seria y le pido que me coja discretamente la mano para llevarla a su polla. La toco sobre el pantalón, está muy dura, empiezo a ponerme cada vez más, por suerte él aporta coherencia a la situación porque para mí han desaparecido el resto de comensales del bar. Paro. Me toca disimuladamente el pecho. Para. Esto es una tortura.

Va al "WC", y yo detrás. se me acelera el pulso a lo bestia. Estoy ya supercachonda, no sé que va a pasar, si es que va a pasar algo, porque es algo que nunca sé, todas las veces que ha ocurrido me ha pillado "por sorpresa" a pesar de los precedentes. Camino tras él, va unos pasos por delante de mí y me invade la culpa durante unos segundos justo cuando le pierdo de vista al entrar en el aseo masculino. Yo me meto en el de mujeres, cierro, me apoyo en la pared "¿y ahora? ¿va a venir?" Me bajo las medias con intención de mear. Imposible, las subo de nuevo, me recoloco al vestido, paso de mirarme en el espejo, a estas alturas ¿para qué?

Abro la puerta y al instante él abre la contigua, tras comprobar que no hay nadie más, viene hacia mí, entramos en el aseo femenino y cierra la puerta. Me mira profundamente y con cara de salido, me lanzo a su polla intentando desabrocharle el pantalón, me aparta para hacerlo él mismo, siempre me lo hace y siempre cedo, pero esta vez me quejo, insisto y acabo liberando yo su polla. Por fin. Le palpita, esta superdura, me encanta. No puedo estar más perdida, actuo por impulso y ya no pienso, me limito a vivir lo que está pasando. Empiezo a pajearle y a palpar sus huevos, él me abre el vestido y saca mis tetas por encima de las copas del sujetador. Las besa, las lame, las succiona, me estoy muriendo, sólo necesito que me toque más. Sin darme cuenta, gimo, me manda callar por riesgo a que nos oiga alguién y se acabe la fiesta antes de hora. Estoy muy cachonda, sin dejar de agitarle la polla, ni acariciarle las pelotas, me acerco a su boca y él responde, durante unos segundos entrelazamos nuestras lenguas viperinas mientras intercambiamos salivas.

Derrepente, empieza a empujarme hacia abajo con insistencia, sé perfectamente lo que quiere y entre risas le digo "¿te imaginas que me piro de aquí sin chupártela?" "pues me voy" me contesta superserio y hace ademán de ir hacia la puerta. Me rio y me agacho, empiezo a comersela, la meto y la saco enfundándola en mi saliva. Él hace un ruidito de placer y me agarra el pelo. Mientras le como la polla siento que cada vez estoy más salida y sólo pienso en que me folle empotrandome contra la pared, esta excitación hace que sin darme cuenta empiece a aumentar la intensidad al chuparsela, "Calma, más despacio" me dice, me encanta lo debil que suena su chorro de voz cuando está tan cachondo. Aflojo y ahora es él quien me coge fuerte de la nuca y empieza a sacudir su pelvis contra mí. Me ha quedado claro, la fuerza aquí la pones tú, no yo. Cada vez da más fuerte, por mi parte intento participar de algún modo, hasta que claudico en que llegados a este punto, lo único que he de hacer es entreabrir la boca. Debo decir que dejarle llevar a él la batuta me pone a mil. Sigue follándome la boca como un loco y noto que está a punto de acabar. Así es, eyacula en mi boca mucho, no dejo de chuparle, me encanta el olor de su polla corrida. Me lo trago todo, cayéndome parte por las comisuras, me lo aparto con la mano. Me levanto y nos besamos brevemente. Nos arreglamos, sale disimuladamente el primero y cuando salgo yo ya está en la calle, caminamos juntos hasta la estación, nos despedimos como si nada, con un par de besos en la mejilla. Cada uno sigue su camino, y yo voy taaaan cachonda que doy 4 vueltas antes volver a casa, donde una vez y como siempre más me tocará rematarme solita.