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La consagración

en Sexo Anal

Estas historias son secuenciales

1.- Juntos y Revueltos

2.- La invitación

3.- ¡Cuidado! Va sin frenos directo al despeñadero

4.- La Consagración

LA CONSAGRACIÓN

“Buenos días señores pasajeros, Aerolíneas Copa los saluda y les da la bienvenida a bordo. Este es el inicio de nuestro vuelo número 495 con destino a la ciudad de La Habana, Cuba .Rogamos poner su equipaje de mano en los compartimientos arriba de las sillas o debajo de ellas. A continuación se les hará una demostración del uso del oxígeno. El tiempo aproximado de vuelo será de siete horas. El clima es bueno y tendremos un vuelo suave y tranquilo.”

Por favor, abróchense los cinturones y pongan en posición vertical los respaldos de sus sillas. Apaguen los celulares y cualquier otro equipo electrónico durante el despegue. Les recordamos que en ninguno de los vuelos de Aerolíneas Copa, se permite fumar”.

-¡Que emoción! Por fin unos merecidos días de descanso – exclama Jo sobreexcitada mientras nos toma de las manos – ¡Bernardita, Fabiola!: ¡Allá vamos Cuba, hasta que se acaben los mojitos y el sol! ¡Que comience la aventura!

-Parece que fuera la primera vez que viajas, Jo – le respondo sin disimular mi sonrisa – No quiero parecer la madre superiora, ¡pero hay que portarse mal para pasarlo bien, tenemos que aprovechar al máximo estos días de sol y playa - y guiñándoles un ojo - ¡entre otras cosas! –

-¡Fabiola! Jajajajaja, estamos de vacaciones relájate. Estoy segura y no me cabe la menor duda de que seremos devotas novicias de tu congregación de las mal portadas.

Durante el año habían sido pocas las oportunidades de escapar y cambiar de aire sola o con mis amigas. Todos mis viajes habían sido con Andrés. Así que el descanso era poco, pero sin duda de maratónicas y memorables jornadas de otra índole.

Tres semanas antes, un sábado por la tarde Bernardita nos había invitado a su casa. Jamás imaginé que semanas después, estaríamos volando a Cuba.

Nos reunimos entre copas, risas y comentarios subidos de tono donde el tema central versaba sobre algunos detalles íntimos de nuestra vida en pareja, hasta que Jo me sorprende directamente con una pregunta.

-¿Fabiola?, ¿eres bisexual?

No me sorprendió la pregunta. Incluso me causaba extrañeza que ninguna me lo hubiese preguntado antes. Ni siquiera Maite, que era una de mis mejores amiga.

-Bueno- prosiguió Jo - No es ningún secreto para nosotras. Te hemos visto tener sexo con mujeres-.

Tomé mi copa y después de beber la mitad de su contenido, me acomodo en el sofá sonriendo.

-Ya me extrañaba que no lo hubiesen preguntado antes – exclamé siguiendo con mi exposición – Amigas, nada es comparable a un buen pene, al menos para mí. Más aún, si es como el de Andrés, por supuesto-.

-¡Que envidia!, pero de la buena –dice Maite riendo.

-¡Pero si!- Para que las voy a engañar, disfruto teniendo sexo con una mujer. No podría compartir mi vida con ninguna, pero si se trata de sentir placer, no me cierro a esa posibilidad.

- ¿Siempre fuiste así?- interroga Bernardita con interés

Sonriendo meneando negativamente la cabeza – Nunca en mi vida se me pasó por la cabeza que llegaría a tener sexo con una chica-

-¿Y cómo llegaste a eso, a experimentar?- - Pregunto Jo con cierto tono despectivo.

-¡Eso!, como tú lo llamas Jo, fue un obsequio de Andrés – respondí con cierto aire nostálgico – Andrés hizo que una loca fantasía que estaba escondida en algún recóndito rincón de mi cabeza se hiciera realidad -

-Por dios el regalo aburrido, linda!- exclamó Maite - Podría haber sido un negro , así como en las películas. Musculoso con un culo de escultura y un pene, bueno para qué seguir ¡Que luego me acaloro!- Termina por decir muerta de la risa abanicándose con las manos.

-¡No seas impertinente, Maite por favor!- Dice Bernardita intentando no perder el hilo de la conversación – sigue Fabiola, continua.

-No voy a entrar en mayores detalles si es lo que esperan – digo riendo mirándolas a todas –Resumiendo. Hace algunos años, una noche cualquiera conversando. Andrés me pregunto si tenía alguna fantasía escondida que me gustaría realizar. Después de mucho pensar porque la verdad no tenía ninguna y ante su insistencia, le respondí lo primero que se me vino a la cabeza. ¡Cómo sería experimentar y tener sexo con una mujer!

Pensé que hasta ahí había llegado esa conversación. Pero tiempo después, Andrés me invitó a conocer a una de las mejores amigas que había tenido en España y que por asuntos familiares estaba casualmente de visita en Chile.

Acepte acompañarlo encantada. Esa noche conocí a Muriel. No les voy a dar más detalles sobre ella, pero les puedo asegurar que es una mujer extraordinaria que me hizo sentir aún más mujer de lo que soy ahora.

-¡Y no me miren así con cara de psicóticas! Una cosa llevó a la otra y tuvimos sexo. Andrés estuvo presente en todo momento y fue fantástico-

Dije terminando de beber mi copa.

-¿Pero qué se siente?- Pregunto Bernardita atenta y concentrada en la conversación

- ¡Nada poh Berny! – interrumpió Jo - Si no hay un buen pedazo de pene, no hay nada -

Las miré y sonreí suavemente al responder – Si alguna de ustedes afirma que para tener un orgasmo extraordinario es necesario un pene, Uffff, que lejos están de la realidad y más aún del placer, chicas. No me digan que nunca han usado sus dedos o algún otro elemento para masturbarse. ¡Más aún!, sus esposos, maridos, amantes o lo que sea, ¿no usan sus dedos o sus lenguas para complacerlas?

-Yo nunca me había masturbado- saltó exclamando Bernardita

-Y yo no tengo ni marido ni amante ni ninguna otra cosa, gracias a Dios –riendo dice Maite persignándose.

-¡Por favor!- exclama Jo - con suerte Iván me lo mete de vez en cuando. Se mueve un poco, se va cortado y yo como si nada mirando el techo. Pero de ahí a que me vaya a tocar y jugar. ¡Ni en mis mejores sueños!-

-Yo tampoco me sabía tocar y menos el Pipo– respondió Bernardita - pero muero de ganas de que juegue con su lengua entre mis piernas… ¡es rico y excitante, bueno! – Dice bajando la cabeza - ustedes ya saben-

-Si me preguntan y para saciar su curiosidad – les digo - Soy una mujer heterosexual que no se cierra a ninguna posibilidad de goce que la vida me pueda ofrecer, llámenme una hedonista si quieren. El sexo es un placer extraordinario que se aprende y se practica. Nada es prohibido, sucio o malo si ambos o todos los participantes están de acuerdo.-

-¡En fin!, salud por ustedes – dije levantando mi copa al aire y bajando el tono de voz, susurré - Salud por ti también, Muriel – y suspiré.

Ya habíamos bebido la primera botella de espumante cuando Bernardita se levanta en dirección a la cocina y regresa con una bandeja con cuatro vasos de mojitos y una serie de sobres de colores a cada lado.

Entregó un sobre a cada una y al terminar se dirige a nosotras.

-Maite, Josefina, Fabiola – y levantando su mojito nos dice - ¡Quiero que celebremos!, ustedes en este breve tiempo se han convertido en mis mejores y queridas amigas. Como no agradecer a Maite por haberme invitado aquella noche a la casa de Fabiola, una noche mágica que me abrió los ojos – y riendo – y también otras cosas-.dice mirándome.

¡Sin ustedes, mi vida sería!…Uffff .mejor, no la quiero ni imaginar - continua emocionada.

-¿Bernardita?- – interrumpe Maite intrigada- me estás asustando amiga. ¡No me digas que estás haciendo votos de arrepentimiento!-

-¡Bueno, les propongo que hagamos un retiro espiritual! No como el que hicimos en invierno – responde inclinando su cabeza riendo solapadamente– Así es que quiero que vayan preparando su equipaje-.

- En todo caso todas hicimos nuestro mayor esfuerzo en ese ajetreado retiro- interrumpe Jo mirando de reojo a Maite - Oramos de rodillas, bueno, algunas –– o recibiendo la unción de más de algún clérigo usando su pene – Dirigiendo la mirada directamente a la anfitriona.

Haciendo caso omiso al sarcasmo de Jo, Bernardita nos dice nerviosa y sobreexcitada. -¡Abran sus sobres, Ya!-

Las tres abrimos casi al mismo tiempo los sobres y la primera en saltar de alegría fue Jo.

-¡Mentira por Dios! ¡Nos vamos a Cuba!-

-¿Pero qué dices?- Respondí abriendo aun mi sobre. Efectivamente, era un pasaje a Cuba. La Habana y Varadero por ocho días y siete noches con reserva en un hotel 5 estrellas con todos los gastos pagados.

-¡Bernardita! – ¡estás loca! – fue lo primero que se me ocurrió decir.

-¡Amigas!, es un pequeño regalito para nosotras. Nos merecemos esto y Pipo como siempre es el que paga – largándose a reír – -Si no volvemos a conversar durante estos días, nos juntamos en el aeropuerto y por favor, no quiero un no como respuesta ni ningún tipo de evasivas.

Maite no se levantaba del sofá y mirando sostenidamente su sobre exclama.

-¡Chicas, lo siento!, está vez no podrá ser, estoy con la mierda hasta el cuello. En la oficina me tienen contra la pared para entregar urgente un proyecto inmobiliario y como ustedes bien lo saben, una pobre y triste divorciada como yo que no tiene auspiciador, necesita trabajar para sobrevivir. Esta vez doy un paso al costado. No saben cuánto las envidio. – terminó diciendo bajando la mirada.

Nos quedamos mudas y en silencio, pero mis ganas de pasarle la cuenta por su jugada con Alex pudo más.

-¡Contra la pared y bien apretada te tuvieron y no precisamente en la oficina, Maite! – exclamé riendo en tono irónico.

Las carcajadas rompieron el incómodo silencio y agradeciendo el generoso regalo de Bernardita, Jo y yo emprendimos el viaje a nuestro mal llamado retiro espiritual.

Así fue como llegamos a La Habana en medio de un sofocante calor y con ganas de tirarse a la primera piscina que encontráramos.

Luego de registrarnos, el botones tomó nuestro equipaje y nos guió a la suite que estaba reservada para nosotras.

-Oye chico – dice Jo imitando el acento cubano -¿Tú sabes dónde nos podemos ir de rumba un rato por la noche?

- Si lo que ustedes buscan es acelerar- nos dice el botones - deben ir por la noche a El Turquino, está aquí en el hotel en el piso 25.- Y mirándonos con una picaresca sonrisa – Hablen con Rolando, lo que necesiten él lo consigue señorita.- nos dice el joven guiñándonos un ojo-.

Al abrir la puerta nos encontramos con un apartamento que combinaba la autenticidad con el lujo. La suite tenía una vista maravillosa de La Habana.

Sin lugar a dudas, Bernardita había sido muy generosa.

Una vez acomodadas en la habitación, cada una tomó una refrescante ducha y mientras buscábamos algo de ropa ligera Bernardita abrió los fuegos con una curiosa pregunta.

-Ustedes que son más experimentadas. ¿Duele que te lo metan por el culo?- nos interroga inocentemente.

-¿Queeeeee?- Exclamó Josefina – dejando caer al suelo el pote de crema que estaba usando para lubricar su cuerpo

-¿Estás de broma, cierto?

-¡No, no es broma! ¡Es curiosidad! - y mirándome me dice –Fabiola, mejor te lo pregunto a ti, porque estoy segura que esta no sabe nada. Mírala, casi se cae de la cama de impresión - Exclama Bernardita riéndose a carcajadas.

-Para mí no es ninguna novedad – respondí muy tranquila y sin levantar la vista – ¡es más!, lo disfruto intensamente.

--¿Se dan cuenta las estupideces que están hablando?- Dice Jo - Una vez, Víctor me pidió si lo podíamos intentar por atrás -

-¿Y? - Preguntamos ambas al unísono –

-¡Qué asco, por dios!- exclamó Jo con cara de repugnancia – Le dije que no era puta y que si estaba enfermo por pedir cosas tan asquerosas. Después de ese episodio estuvo más de dos meses sin tocarme y nunca más volvimos a tocar el tema y menos intentarlo-.

-Jo – le dije, mientras me terminaba de vestir - ¡Si fuera por eso, varias seríamos putas y te aseguro que a mucha honra!- Respondí sonriendo.

-¡Eso es lo que quiero saber! – Agregó Bernardita – Pipo una vez me propuso que lo hiciéramos por ahí antes de casarnos para que no perdiera la virginidad – agregó - Lo intentamos una vez en el auto y no pude. Me dolía de solo pensar y sentirlo.

-¡Pero Bernardita!- dije- no es llegar y hacerlo así como así. Se necesita una preparación previa y por supuesto querer y desear hacerlo. -

-¡Ahhhh no! – exclama Jo - Yo no paso mi culo. Además, Víctor cuando lo hacemos por delante con suerte dura un par de minutos. Imagina si acepto que lo haga por detrás, ¡se corre de solo pensar!- Respondió Jo riendo mientras se tomaba el cabello frente al espejo.

-¡Pero cállate Jo!- Exclamó Bernardita – Sigue Fabi, lo quiero saber todo. Me interesa saber sobre eso-

-Para empezar – les digo – hay que preparar el terreno. Si no lo haces, te aseguro que no querrás repetir la experiencia. Y desgraciadamente, se quedarán con las ganas de disfrutar para siempre del lado más salvaje y primitivo del sexo. -

-¡Sigue, sigue!- exclamaba Bernardita excitada con la explicación.

Las miré detenidamente durante unos segundos y para ser más clara en mi explicación, me levante de la cama y me dirigí a la habitación para sacar de la maleta uno de los juguetes que Andrés había escondido en su interior por si me daban ganas de jugar durante el viaje.

-¡Vale chicas, les voy a enseñar! – Dije riéndome – un poco de cultura nunca viene mal. Necesito que se relajen y me pongan atención-.

-¡Esto se está poniendo interesante!- dice Jo abriendo el frigobar sacando una fría botella de espumante. Coloca tres copas y las sirve a rebosar.

-Sonriente las miro y levantando mi mano les muestro un envase de gel lubricante. – ¡Esto que ven aquí es primordial si van a practicar o intentar tener sexo anal! - Y continuo con mi didáctica explicación -Colocan una cantidad generosa en los dedos y le piden a su pareja o si están sola, ustedes misma. Lubrican bien el ano y comienzan a dar suaves masajes circulares para que este se empiece a dilatar. Esto es muy importante chicas, el ano no tiene lubricación propia como la vagina. ¡En todo caso, este paso es súper caliente y excitante!- terminé por decir.

- De pronto Jo en un tono atrevido y desafiante me dice - ¿Y por qué no nos muestras como se hace ya que eres tan experta?- Nos prestarías…- dice Jo riendo -¡no te asustes amiga! -no es a Andrés de nuevo, si no tú juguete, se ve intimidante, pero muy interesante.

-¿Se les abrió el apetito a las golosas?- Pregunté riendo- ¡Por supuesto, chicas! Está nuevo y lamentablemente, aun sin uso – respondí mostrando mi nuevo vibrador lush con mucho orgullo. Si no está Andrés siempre es bueno tener algo de consuelo.- terminé por decir.

-¡Y seguirá nuevo por ahora! – Les dije – no vinimos a Cuba a estar encerradas en el hotel. Salgamos a divertirnos un rato y quizá más tarde ¿quién sabe?-

Nos arreglamos y subimos a El Turquino. El lugar era espectacular con las estrellas como techo. Nos tomamos lo que ofrecían con la entrada, Ron, limón y una bebida cola. El show era hermoso y lleno de ritmo cubano pero demasiado tranquilo para nuestro gusto. Queríamos más acción y sabor. Pedimos hablar con Rolando un guapo cubano quien a cambio de 150 dólares por persona nos podía ofrecer una mesa premiun con bebidas y cena en El Tropicana con el traslado ida y vuelta incluido.

-¡Uffff es mucho dinero! – exclamé.

-Pero chica – nos dice Rolando – es el mejor cabaret del mundo.

Bernardita nos mira a los dos, se queda pensativa por unos instantes y nos dice – ¡Esperen un minuto, vuelvo enseguida!

A los pocos minutos volvió y le pasó los 450 dólares y gritó -¡Azucaaaarr!, ¡nos vamos al mejor cabaret del mundo!-.

Bajamos y afuera nos esperaba un viejo carro de los años 50. Era retroceder en el tiempo, pero era nuestro taxi.

Llegamos al famoso Tropicana y nada más al entrar nos advirtieron que debíamos pagar 5 cuc si queríamos tomar fotos y nos regalaron un habano a cada una. No pusieron en una mesa al lado del escenario, media botella de ron y empezó el show. El espectáculo sencillamente fantástico, pero la cena era bastante pobre, lento el servicio y camareros malhumorados. No era lo que buscábamos para empezar la noche, así que después de dos horas de música y bailes de Cuba. Decepcionadas y bastante mareadas por el ron decidimos regresar al hotel.

Agotas, cansadas y bastante bebidas, poco acostumbradas a beber algo que no fuera espumante, era más que necesario descansar y dormir. Nuestro plan para el día siguiente era un tour por la ciudad de la Habana.

El día comenzó con un almuerzo en La Bodeguita del Medio. Restaurant ubicado en la Habana vieja donde olvidamos por completo la dieta y entre arroz blanco, chicharrón de cerdo, plátano maduro y tostones repusimos energías para seguir nuestro camino. No sin antes beber un par más de mojitos y comprar algo de tabaco para llevar de regalo.

Una vez terminado nuestro extendido almuerzo entre risas y recordando lo vivido la noche anterior. Nos dirigimos a la histórica Plaza de la Revolución.

Plaza colonial con una arquitectura conservada de cientos de años que sin duda era un regalo de la historia.

Atardecía cuando nos fuimos a caminar por el Malecón.

-¡Vamos a chingar, mi amol!- nos decían algunos cubanos que pasaban a nuestro lado y otro me dijo directamente

¡Mami!, el país con tanta hambre, ¡y tú con tanta carne en esas nalgas!– Piropos iban y venían, algunos bastante vulgares. Pero nosotras coquetamente caminábamos riendo y disfrutando como niñas adolecentes.

Era increíble cómo la gente disfrutaba con tanta simpleza. Un largo paseo de ocho de kilómetros de largo donde se podía escuchar el ruido del mar y los sones de esa música envolvente que no solo hacía mover las caderas sino que podía seducir a cualquiera que tuviera las ganas de rozar la piel.

Regresamos al hotel cansadas pero felices por la experiencia. Nos bañamos y nos tiramos a conversar sobre la cama envuelta solo con las toallas, hasta que Bernardita me dice.

-Fabiola, porque no continuas con la clase de ayer –

-¿Cuál clase? – respondo mirándola desconcertada. Al cabo de unos segundos me largo a reír.

-¡Ahhhh!- le digo dirigiéndome a mi maleta desde donde saco el lush vibrador.

Y levantándolo riendo le digo -¿esta clase es la que quieres continuar, Bernardita?-

-¡No me mires así con cara de caliente!, solo quiero saber cómo se usa y que se siente – exclama Bernardita - ¿No pensarás que soy una pervertida? ¿Cierto Fabiola? –

-¡Pero si lo eres, amiga! – le digo riendo - después de todo lo que te he visto hacer este último tiempo, claro que lo eres a los ojos de la sociedad. Pero creo que si hubiera más mujeres que se atreven como tú y quizá también un poco más pervertidas, habrían muchas más mujeres felices en este mundo! – le contesto

-¡Te apoyo en tu lucha compañera Fabiola! – exclama Jo riendo a carcajadas desde su cama levantando el puño.

-¡Ya, probemos de una vez por todas ese juguetito tan moderno!- dice Jo saltando de la cama

-¿Cómo se usa?- pregunta

-¿Dónde lo quieres probar, en tu vagina o ano?- le pregunto muerta de la risa

-¡Ya que estamos medio borrachas y calientes, que sea por el culo y lo que tenga que pasar, que pase!-

Y riendo les digo – ¡Bien queridas novicias de la congregación de las mal portadas, empecemos con la clase!

-¿Quién quiere ser la primera?- pregunté sin dejar de reír.

Jo y Bernardita se miraron en perfecta complicidad y al mismo tiempo cada una dijo el nombre de la otra.

Las carcajadas casi las botaron de la cama y al perder el equilibrio Jo abrió sus piernas tirando la toalla al suelo y dijo

-¡Yo compañera Fabiola!, toda tuya. Has de mí tu instrumento de placer-

Eché una generosa cantidad de lubricante en mis dedos y comencé a masajear suavemente su ano. Al principio hubo un poco de reticencia hasta que poco a poco se fue relajando comenzando a disfrutar de la clase.

Bernardita también untó sus dedos con lubricante y ella misma se comenzó a masajear suavemente.

-¡No es tan desagradable como pensé! – exclamó Bernardita mientras me intentaba imitar.

-¡Que extraña sensación! – exclamó Jo por otra parte, – es como una cosquilla distinta a la de acá – señalando su vagina.

-¿Y esto, como lo sientes? - Le pregunté mientras subía mi dedo índice y comenzaba a rondar su clítoris – ¿te parece distinto? -

-¡Mmmmm, es rico, delicioso!… ¡Ohhhhh que sorprendente! Una nunca termina de aprender – respondió desinhibida

-eres muy suave Fabiola, se nota que tienes experiencia y… ¿cuándo el juguete? – preguntó excitada Jo.

-¡Calma amiga, todo a su tiempo!- le decía mientras enlazaba el vibra lush a mi celular. Mojé mis dedos con lubricante más los propios de Jo que ya manaban profusamente y le comencé a introducir suavemente la bala vibradora en su vagina.

Probamos con la vibración mínima para ver si juguete había quedado correctamente instalado.

Así con las ganas despiertas de pronto Jo exclama – ¿Y si subimos a bailar y probamos como funciona esta cosa entre mis piernas? Con lo que estoy sintiendo bailo lo que sea. Rumba, Mambo y Salsa. ¡Vamos chicas, vistámonos! –

En cosa de segundos nos pusimos solo un vestido y subimos a El Turquino.

El bar estaba lleno y buscamos algún lugar para instalarnos en la barra. Pedimos una ronda de mojitos. El ambiente estaba fenomenal y entre las tres nos pusimos a bailar en medio de la pista.

Estábamos disfrutando al ritmo de la salsa cuando Bernardita me pregunta al oído por la clave del lush que llevaba Jo puesto en su vagina.

En cosa de minutos fuimos testigos de cómo Jo comenzó a sentir la intensa vibración entre sus piernas. Bernardita muerta de la risa aumentaba la intensidad del lush mientras bailábamos al compás de la música.

Jo hubiese ganado cualquier concurso de baile aquella noche. Se movía y contorneaba descontroladamente hasta que no pudo más. Se sentó en la barra agitada y la respiración entrecortada. Había tenido un intenso orgasmo al son de la salsa.

Al día siguiente dejamos La Habana para dirigirnos a Varadero. Tomamos nuestras maletas aún con la resaca de la noche anterior y emprendimos nuestro viaje en un taxi que alquiló Bernardita.

Cada una de gafas oscuras con la excusa de lo peligroso que estaban los rayos UV, cuando la verdad era que las ojeras nos podían llegar a los pies.

Luego de dos horas llegamos por fin al hotel Royalton Hicacos que a simple vista era una postal de otro mundo.

-¡Mira que belleza Jo!- Exclamé emocionada – arenas blancas, aguas color turquesa. ¡Una maravilla!-

-¡Como puedes ser tan aburrida, Fabiola por dios!, es allí donde debe dirigir su vista querida madre superiora. ¡A ese paisaje! - agregó Josefina mientras me tomaba por los hombros girándome en dirección a la piscina – ¡es allí donde debemos ponernos a rezar de rodillas!-.

Jo estaba en lo correcto. A orillas de la piscina había un grupo de guapos salvavidas que por lo visto, recién comenzaban su turno.

-¡Me ahogare ahora mismo! – Dijo Bernardita muerta de la risa – bajándose los lentes de la nariz para mejorar la visual.

-¡Hijas mías! – le dije en tono solemne – podéis olvidaos de mi e ir a revolcarse en paz, si así lo deseáis – levantando un vaso de mojito.

Había decidido quedarme en la piscina en una de las reposeras para tomar sol y estar de ociosa toda la tarda.

Pero Jo y Bernardita tenían otros planes.

-¡No te puedes quedar aquí! – Insistió Bernardita - ¡Vamos a la playa! Como sabes si una de las dos se ahoga o nos ataca un feroz tiburón blanco y tuvieras que llamar urgente al salvavidas- Dijo guiñándome un ojo.

-Me gusta el de traje de baño blanco, que visto lo visto tiene una delantera prometedora. ¿Tú crees que su pene será proporcional a todo lo que sobresale? – preguntó Bernardita casi asombrada.

-Si es por elegir – agrego Jo – aquel moreno de gafas tipo piloto está para comérselo. Pero mira Fabiola por favor. ¡Mira que culazo tiene!- gritó descaradamente

La exclamación de Jo no pasó desapercibida, uno de ellos sonrió al escuchar la descripción que hacía Jo y levantó la mano saludando.

Jo y Bernardita no dudaron un instante en devolver con vehemencia el saludo. Los chicos riendo y conversando entre ellos comenzaron a dirigirse hacia donde nos encontrábamos.

Ambas no pudieron contener su exaltación y entusiasmadas salieron a su encuentro a saludar.

- ¡Asere que bolá! – dijo riendo uno de ellos - lo que necesiten estamos aquí para selvirlas-

-¡No les quepa la menor duda que los necesitaremos!- Respondió de inmediato Jo en llamas y casi sin respirar les preguntó.

-¿Nos podrías recomendar alguna playa más adecuada para usar solo esta parte del traje de baño? - Indicando el pequeño tanga que llevaba puesto. – Aquí hay demasiada gente - agregó

-¡Es para broncearnos sin marcas! – agregó con voz melosa Bernardita siguiendo la conversación a su vez que deslizaba la punta de los dedos por la espalda del segundo salvavidas.

-Si nos esperan unos minutos las podemos acompañal, mientras tanto pediremos que les manden una fresquitas piña colada a cada una, eso es parte del servicio del hotel-

¡Qué rico! –Exclamé – gracias-.

Pasado unos veinte minutos los chicos regresaron y Bernardita extendió su mano para levantarme de la reposera.

-¡Vamos Fabiola, levántate!, ahí vienen esos bombones que se nos derriten al sol si nos demoramos -

No caminamos más de 10 minutos y llegamos a una pequeña playa casi desierta con hermosas palmeras que casi llegaban al mar. Mis dos amigas no se hicieron esperar y se quitaron la parte de arriba del traje de baño.

-¡Esto si es libertad!- Exclamaron mientras corrían a meterse al agua.

Uno de los chicos corrió tras de ellas mientras el otro se quedó un instante mirándome fijamente.

Era de mediana estatura pero con un físico muy bien trabajado, moreno con rostro definido y los ojos no se los podía observar porque llevaba los lentes de sol. Su acento caribeño lo hacía más seductor.

-¡Oye mamacita, quieres que te ayude! – Me dice mientras se acercaba con la clara intención de quitarme la parte superior del bikini.

-¡No papacito, tranquilo! – Respondí mirándolo coquetamente tomando firmemente su mano para detenerla – ¡yo me puedo vestir y desvestirme solita! -

De inmediato corrí al agua dejando al chico bajo la sombra de la palmera mientras me unía a Jo y Bernardita que chapoteaban como niñas pequeñas.

Ellas habían comenzado con su fiesta acuática. Mientras una estaba atrayendo al chico, la otra estaba a su espalda tocándole el culo cada vez que se presentaba la oportunidad.

Nadábamos, jugábamos y chapoteábamos despreocupadamente felices en ese tibio mar caribeño. Jo y Bernardita ya sin ningún pudor ni recato se dejaban manosear completamente por los chicos.

Así pasamos gran parte de la tarde y al vestirnos para regresar al hotel, Bernardita se dirige a Jorge Luis, uno de los socorristas.

-¿A las diez en la barra del bar, mi amor?- Le dice mirándolo coquetamente entreabriendo sus labios.

Subimos a nuestra suite a darnos un baño. Sabía sin que me lo dijeran que esta noche habría fiesta, jolgorio y quizá algo más. Así que comencé a llamar su atención -¡Chicas, escúchenme un momento por favor!- golpeando las palmas de mis manos para hacerme escuchar y subiéndome sobre a la cama les dije.

-Devotas hijas mías, he visto que esta tarde han obrado con mucho entusiasmo y ante la inminente conversión de aquellos jóvenes les quiero dar un consejo como regalo-.

- Bajo estas circunstancias de tanto calor corporal no deben olvidar nunca, pero nunca – le decía mientras sacaba de mi bolso una caja de preservativos. Nunca deben olvidar el gorrito de protección-

- Es la regla básica y numero uno para tener sexo seguro y como lo vayan a colocar lo dejo a su imaginación - terminé ceremoniosamente hablando mientras bajaba de un salto de la cama.

-¿Madre superiora? - Pregunta Bernardita en tono inocente – ¿qué es dejarlo a la imaginación?-

-¡Berny, hija mía! – Respondí aun jugando en mi rol – puedes usar tus dos manos, así.- le explicaba tomando con una mano la base un plátano que se encontraba en una frutera y con la otra deslizaba suavemente el preservativo por la extensión de la fruta.

-¡Obvio Mamacita! - Respondió Jo graciosamente - ¿De que otra forma podría ser? -

-¡Así! – Respondí decidida – coloqué el preservativo en mi boca y fui introduciendo suavemente el plátano hasta rodearlo completamente con mis labios –

-¡Maestra!, ¡ Ídola ¡ ¡Gurú! - gritaron las dos haciéndome una reverencia.

-¡Así es que recuerden, no importa lo calientes que estén, pero siempre usen condón.-

-¿Entendido? - pregunté

-¡Si mami, mamacita! – respondieron ambas imitando el acento cubano.

A las diez en punto bajamos al bar. Casualmente las tres llevábamos ligeros vestidos blancos.

Bernardita llevaba un pequeño corsé y una falda corta que dejaba a la vista su ombligo.

Jo sin embargo vestía una túnica de lino bordada que dejaba ver al trasluz su pequeña tanga. Y yo, llevaba un liviano y suave vestido amarrado al cuello que dejaba la espalda completamente descubierta sin posibilidad de usar sujetador.

Era una de mis prendas favorita, además de ser la que más le gustaba a Andrés.

Siempre decía que ese era el vestido ideal. Con un solo movimiento quedaba en el suelo.

No fue mucho lo que tuvimos que andar entre la gente para encontrarnos con Jorge Luis y Roberto quienes ya estaban en la barra esperando conversando animadamente con el resto del personal que había en el lugar.

Incluso con ropa, ambos salvavidas llamaban la atención por sus bien formados y atléticos cuerpos.

Bernardita y Jo no se hicieron esperar y tomándolos de las manos comenzaron a bailar al ritmo de la salsa.

Yo me uní al grupo sin necesidad de hacer pareja y disfruté bailando sola, además de beber los mejores mojitos del mundo De pronto vi como Bernardita y Jo se hablaban al oído la una a la otra y se reían. Me acerqué a preguntarles que pasaba.

-¿Sucede algo chicas?- Pregunté en medio de la bulla y del jolgorio del lugar.

-¡Queremos invitarte a una fiesta mami!- Dice Bernardita ya con varias copas en el cuerpo – a una fiesta ¡pri- va- da! en nuestra suite – recalcando la palabra privada en sílabas.

-Las tengo que cuidar así que, si es en nuestra habitación, ¡por supuesto que iré!- Respondí a carcajadas. Y subimos. Cada una de mis amigas caminaba abrazadas a sus acompañantes. Yo caminaba sola detrás de ellos.

Entre un paso y otro, Jo y Roberto se besaban contra la pared intensamente. Metía su lengua entre sus pechos e intentaba morder sus pezones.

Bernardita a la vez, intentaba desabrochar el cinturón de a Jorge Luis para meter su mano entre sus piernas.

-¡Un momentico chica pol dio!- lleguemos primero – No voy a andal con la velga al aire, mamacita -

Entre tanto juego, abrí la puerta de la habitación con la tarjeta y entraron a tropel los cuatro a tirarse y revolcarse sobre los sofás.

Yo me ubiqué en primera fila en uno de ellos para admirar y disfrutar del espectáculo. Saqué mi celular y lo anexé a un pequeño parlante Bose que llevábamos para escuchar música. Busqué en Spotify una lista de románticos boleros cubanos, me serví un roncola y me puse a mirar como gozaban en su fiesta privada. En momentos como este extrañaba de sobremanera a Andrés.

Bernardita se sentó al borde de un sofá buscando como bajar la cremallera del pantalón de Jorge Luis quien le tomaba firmemente del cabello dirigiendo la acción.

Un vez que logro bajarle el pantalón tomó su pene con ambas manos y lo comenzó a acariciar con firmeza disfrutando de cómo Jorge Luis gemía de placer.

Una y otra vez lo envolvía con sus manos para luego llevarlo a su boca y saborearlo con la punta de la lengua.

Jo en el otro de los sofá se había recostado con las piernas abiertas para que Roberto le quitara el pequeño colaless con los dientes.

Se veía que era experto en esas lides porque apenas metió la cabeza entre las piernas de mi amiga, ella comenzó a gemir.

Podía ver como Jo pedía cada vez más a su compañero mientras se retorcía de placer.

Entonces se me ocurrió tomar mi celular y hacer una conexión de video llamada con Andrés. Afortunadamente había tenido la buena idea de contratar el servicio de roaming en Chile. Me iba a salir una fortuna este enlace, pero valía la pena. Mientras esperaba red para poder comunicarme, puse atención a Bernardita.

Entre sus dedos tenía un preservativo que llevándolo a la boca comenzó a deslizarlo por el potente miembro de su acompañante. Su lengua hacia el resto de acomodar sutilmente la protección.

-Riendo me mira y me grita desde su lugar -¡Mira Madre superiora! ¡Mira como he aprendido!- y se monta sobre el pene de su acompañante.

Jorge Luis recostado sobre el sofá movía energéticamente las caderas de Bernardita quien lo cabalgaba con intensidad. El levantaba su cabeza para chupar y morder sus pezones mientras pasaba su lengua entre sus pechos.

De pronto ágilmente la levanta y la recuesta boca abajo haciéndole levantar el culo. Lo comenzó a acariciar en todas sus formas metiendo los dedos en la vagina.

Una vez húmedos, entreabrió sus nalgas buscando con movimientos circulares el ano de Bernardita. Deslizó los dedos suavemente logrando hacerla gemir.

-¡quieta mami! – Le susurraba – ¡quieta! – Mira que probarás el mejor de los bocados de esta isla-

Y suavemente acomodándose el preservativo comenzó a meter su pené en el culo de Bernardita. Se podía ver como entre uno y otro movimiento iba acelerando el ritmo y la intensidad dando el tiempo suficiente para que no ofreciera resistencia.

Se podía ver como el pené de Jorge Luis finalmente embistió a Bernardita de una sola vez y el grito de ella fue lo suficientemente potente para excitarlo aún más.

Ella se quejaba y retorcía de placer sin que se pudiera contener.

Entonces con un gesto Jorge Luis llama a Roberto para que se ubicara frente a la cara de Bernardita con la intención de que metiera su pene en la boca de ella.

Jo sumamente excitada comienza a besar a Jorge Luis metiéndole la lengua en la boca mientras se masturbaba frenéticamente.

El intentaba morder sus los labios y mientras más adentro metía Jo los dedos en su vagina más fuerte embestía Jorge Luis a Bernardita mientras esta mamaba frenéticamente el pene de Roberto. En ese bacanal escenario logré conectarme con Andrés quien sorprendido con la llamada me pregunto:

-¡Fabiola pasa algo? No pensé que llamarías. ¡Está bien todo bien por allá!

-¡Todo bien por acá! – Exclamé risueña - solo te quería mostrar que soy la que mejor se porta en esta habitación – dando vueltas la cámara para que Andrés pudiera mirar el espectáculo.

Se larga a reír y me dice -¡Parece que esta buena la fiesta! ¿Y tú mi amor? ¿No estás invitada?-

-¡Jajajajaja, tú sabes que si no estás yo seré siempre la que mejor se porta! ¡Mis orgasmos son tuyos y ojalá contigo!- .

¡Entonces esperaré ansioso tu regreso!- Dice risueño - ¡bueno esperaremos ansiosos! – recalcó

-¿Por qué no te masturbas para mí?- le pregunto excitada – ¡te quiero ver!- ¡podemos jugar juntos! -

-¡Estas cada vez más loca Fabiola!- En Chile son las tres de la mañana, para ustedes la noche recién está comenzando y si me pongo a jugar contigo perderé el avión que sale en un par de horas más a Antofagasta. ¡Por esta vez te tendrás que entretener sola! – ¡pero usa mi regalo, lo metí en la maleta entre tus cosas! -

¡Lo descubrí hace días! – le digo riendo -¡Esta bien, lo usaré solita porque no puedo con mi calentura. Te dejaré dormir-. ¡Ahhhh! pero espérame, que en un par de días estaré montándote a cada rato y todo el rato.- termine diciendo sumamente excitada.

-¡No sabes cuánto añoro y deseo eso! Sabes que tanto yo como mi amiguito que es tooodo tuyo, te extrañamos. Cuídate mucho y no hagas locuras de las cuales te vaya a arrepentir después!-

No había terminado de hablar con Andrés cuando Roberto se sienta a mi lado con la clara intención de empezar a seducirme.

-¿Qué pasa sabrosura que está tan solita? ¿Mamacita no quiere probar este bocadito? - Preguntó tomándose su pene acercándolo a mi boca.

Me largué a reír y con mi mano alejé su pene de mi boca diciéndole.

-No te ofendas Roberto, pero el bocadito que tengo en Chile es un monstruo al lado del tuyo que parece un juguete –

Mi mira sonriendo y mascullando me dice.

-¡Pero chica, es más impoltante el movimiento de la marea que el tamaño del barco!-.

-No te preocupes Roberto, tengo mi propio transatlántico y también una infinidad de mareas en Chile –

-¡Además tengo mi propio juguete! - le respondí mostrando el vibralush que Andrés me había regalado.

Y abriendo provocativamente las piernas, aplique un poco de lubricante y lo introduje en mi vagina.

Un hondo suspiro salió de mi boca y le comencé a dar la intensidad necesaria para gozar en plenitud.

Mientras disfrutaba de mi juguete, podía ver a Jo a la distancia recostada en la cama con Bernardita montada sobre su cara para que su lengua tocara su clítoris. Movía frenéticamente su lengua al mismo ritmo que la lengua de Jorge Luis jugaba en su vagina.

Era asombroso ver a este par de amigas dándose placer mutuo sin ningún pudor ni prejuicio. Roberto al no tener resultado conmigo regreso a seguir disfrutando con los demás.

Quitó a Jorge Luis de entre las piernas de Jo y comenzó a acariciar sus caderas para luego voltearla y dejarla en cuatro.

Ubicó su culo frente a su pene totalmente erecto se colocó un condón poniendo su glande entre los pliegue de sus nalgas para frotarlo haciéndola gemir. Acariciaba su culo y la curvatura de su espalda hasta que excitada empezó a exclamar.

¡Mételo de una vez, por la puta! ¡Ya no aguanto lo caliente que estoy!- gritaba Jo.

¿Qué quiere mami? ¡Pídemelo de nuevo!- la martirizaba

-¡Mételo de una vez!-

¿Si es lo que quieres?, ¡estoy para selvirla mi amol -

Y tomando su pene lo mete profundamente en el ano de Jo sacándole un grito de placer. Con ambas manos en sus caderas entraba y salía con ímpetu .hasta que Jo dice no aguantar más.

Se comenzó a estremecer contrayendo todos sus músculos hasta que cayó rendida y desplomada sobre la cama.

Bernardita por su parte ya estaba desmoronada sobre el lecho. Tenía el pene de Jorge Luis en su boca mientras él mordía y lamia su clítoris para luego meter la lengua en su vagina. Era un perfecto y sincronizado 69.

Esa noche cada una de nosotras tuvo el goce que buscaba y ya sin energías amanecimos las tres tiradas sobre la cama.

-¿Y estos donde se fueron? - Preguntó Jo levantándose lentamente dirigiéndose a la ducha.

-No tengo idea – respondí aún con el lush entre mis piernas.

-¡No me puedo ni el culo, además me duele cuando me rio! ¡Qué noche más loca!- agregó Bernardita bostezando y tratando de volver a dormir.

¡Jajajajaja queridas hermanas! – le die sonriendo - Les debo anunciar que han dejado de ser novicias ¡Han pasado con honores la ceremonia de consagración. Han dejado de ser vírgenes… ¡del culo!- Les anuncié levantándome para ir a la playa y desayunar.

Los días siguientes fueron de relajo, playa y diversión acompañados de vez en cuando de Jorge Luis y Roberto.

Pero como lo bueno siempre acaba algún día. Había llegado la hora de regresar a Chile.

Cada una con sus maletas llegamos al aeropuerto internacional José Martí. Ya en el taxi notamos que Bernardita estaba silenciosa, callada y cabizbaja.

A cada pregunta respondía con monosílabos.

Una vez hecho el check in nos sentamos en la sala de embarque esperando la salida de nuestro vuelo.

Fue allí donde Bernardita suspirando nos toma a las dos de las manos y emocionada nos dice.

-¡Chicas, ustedes no saben lo difícil que va a ser regresar!- .

-¡No me digas que te enamoraste de ese cubanito! - Respondió Jo graciosamente.

-¡Estoy hablando en serio, Jo! – Continuó Bernardita – el conocerlas a ustedes y sobre todo a ti Fabiola, mi vida solo ha sido descubrir cosas que nunca imaginé conocer y menos vivir.

-¡He aprendido en este último tiempo, mucho más que en mis treinta años juntos y aún más que en todos los meses que llevo casada con…Pipo-.

-¡He descubierto!-

-¿América, no? - Interrumpió nuevamente Josefina. -Pero si el parque de diversiones que tenemos entre las piernas…- .

¡No entre las piernas, Jo!- interrumpí a Josefina intentando dejar que Bernardita continuara con su explicación.

-¡Somos en su totalidad un parque de diversiones, si así lo queremos y también lo exigimos! – terminé por decir

-¡Justamente de eso hablo! – Continuó Bernardita - No les quepa la menor duda de que Pipo tendrá que dar el largo y ancho a una mujer como yo y ponerse en campaña o no quedará otra solución que dejarme volar solita con su firmita de divorcio.

-¡Ya lo he decidido y así será!-

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