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Un tipo decidió reprogramar a mi futura esposa 5.

en Control Mental

La televisión se apagó y noté cómo el silencio invadía aquella sala y es que no sabía lo que me iba a deparar la vida a partir de aquel preciso momento. Unos segundos más tarde intuí que alguien abría la puerta de casa. Mé levanté y vi que ella venía como si tal cosa, ahora me la miraba de una forma totalmente diferente y es que hacía apenas unas horas la había visto devorando multitud de pollas y entregada a un placer sin límites, aunque ella desconocía todo lo que había hecho.

No sabía cómo dirigirme a ella, pero tenía que hacerlo, aunque fue ella la que habló primero.

- Hola Sergio ¿ya estás más relajado?

- ¿Relajado? -con cara de auténtico alucine-.

- Si, por qué no te veo en dos meses y estabas muy alterado, así que pensé que necesitabas estar a solas un rato.

Aquello era surrealista, el lavado de cerebro era total.

- ¿Y dónde has estado? -yo sabía la respuesta, pero quería saber que me diría-.

- He quedado con unas amigas para tomar algo y se nos ha hecho las tantas, además quería hablar contigo de nosotros -tono serio-.

- Dime.

- Durante el tiempo que has estado fuera he estado pensando y he visto que a lo mejor no estamos preparados para casarnos y que tendríamos que dejarlo aquí.

Aquel individuo le había metido aquellas ideas en su cabeza.

- Podríamos intentar hacer las cosas de nuevo, yo mejoraría -me estaba mintiendo a mí mismo-.

- No Sergio, es una decisión que ya tomé hace unos días. Mañana cuando vea a mis hermanas se lo diré. Si sientes algo tienes que aceptar mi decisión.

Yo no podía dejar de mirarla, mi bella Marta se había convertido en una auténtica mujerzuela que vivía dos vidas: la de trabajadora y que era muy apreciada por su familia y la de puta solo deseosa de ser follada por multitud de tíos en las posiciones más depravadas posibles. Se me rompía el corazón, pero sabiendo lo que me había dicho aquel tipo tuve que renunciar a ella.

- Sabes Marta yo siempre te amaré y nunca te olvidaré, pero si esto lo que has decidido yo no soy quién para llevarte la contraria, espero que no te arrepientas de lo que has hecho.

- No me arrepentiré te lo juró -con cierto desdén-.

Su despedida fue fría y no me dio ni un solo abrazo, me dirigí hacia la puerta y con la misma maleta que había llegado me iba a ir. Todo lo que había visto y oído me había dejado anímicamente muy tocado y ahora lo único que quería era llorar, aquel viaje para mejorar nuestra vida la había destrozado para siempre.

En mi mente sonaba el tema de "On thin Ice" de The Dark Knight Rises, un tema triste que en aquel momento representaba como nadie mi estado anímico.

Llamé un taxi y le indiqué al chófer que me llevará a un hotel que conociera y que no fuera muy caro. El señor fue muy amable y me llevó a uno que conocía él. Me importaba poco el lugar.

Al llegar a la habitación no tenía ni hambre ni nada y solo quería llorar pensando en que había hecho mal.

Intenté dormir, pero no podía: cada vez que cerraba los ojos veía a Marta poseída por todos aquellos tíos que gozaban de su cuerpo, sin ningún tipo de tacto.

Solo salí de la habitación para ir a comer algo en una cafetería cercana, pero me sentía abatido y con la moral por los suelos. Parecía que estaba muerto en vida y con el paso de las horas veía cada vez más complicado recuperar a Marta e incluso rehacer mi vida.

Al final de aquel fin de semana apenas pude dormir unas horas y ahora tocaría ir a trabajar.

El lunes de buena mañana cogí un taxi y me aposté cerca de donde trabajaba Marta y la vi risueña entrando con sus compañeras de trabajo cuando recibí una llamada de un número desconocido.

- Te dije que no te acercarás a ella -era la voz distorsionada-.

- Sólo quería verla una última vez y recordarla como era antes de todo.

- Esta vez seré misericordioso, pero no vuelvas a verla nunca más y recuerda que puedo convertir su vida en un infierno.

No tuve tiempo de decir nada más y me colgó.

Me había arreglado con mi mejor traje para empezar en mi nuevo puesto de trabajo (maldita la gracia me hacía ahora).

Al llegar a la oficina todo el mundo me recibió con grandes elogios y es que el trato logrado en mi estancia en Roma repercutiría positivamente en que mi empresa aumentaría en cuanto a beneficios y que muchos trabajadores que veían peligrar su puesto lo tendrían asegurado. Eso fue quizás lo más positivo de todo.

- Buenos días Sergio, sabía que eras el hombre indicado -me decía mi jefe-.

- Gracias.

- A partir de ahora serás un hombre importante y tu pareja se sentirá muy afortunada de estar contigo en estos momentos.

- Si -le contesté por educación-.

Mi jefe me empezó a hablar de todo lo que tendría: Un sueldo fijo de cinco mil euros al mes (pagas aparte), un tanto por ciento de los beneficios que haría que seguramente ingresarán en mi cuenta otro buen pellizco, coche de empresa y muchos más privilegios.

¿Pero de que me servía aquello, si había perdido al amor de mi vida?

- Bueno Sergio, ahora que eres un hombre importante necesitarás una secretaria que te ayude en todas tus tareas.

- ¿Ha pensado en alguien?

- De momento en nadie, aunque tengo varios nombres en estas carpetas decídelo durante esta mañana y me lo comentas.

Mi jefe me acompaño a mi nuevo despacho y allí tome asiento, era bastante amplio y daba a un amplio ventanal desde el que se veían varios edificios de pisos. Ahora tenía que encontrar una secretaria.

La primera opción era Patrícia: veintitrés años y estaba de prácticas en la empresa, sabía que era muy trabajadora y qué hacía a veces "demasiadas horas extras" para algún encargado.

La segunda era Rosa que tenía diecinueve años recién cumplidos y que era la hija de un gran jefazo. A tía buena no la ganaba nada: Morena, alta con un culo de infarto y unas tetas que iban a la par y siempre enfundada con ropa minúscula para que algún trabajador acabará en el lavabo haciéndose una buena paja a su salud.

La tercera opción era Rita: era la más mayor de todas y tenía treinta y cuatro años. Tenía estudios y estaba más preparada que algunos tíos que había allí. A ella la conocía desde hacía varios años que coincidimos en unas jornadas que dedicaba la empresa para que sus trabajadores se conocieran y congeniamos perfectamente. Después durante un tiempo tuvo que abandonar la empresa y perdí el contacto con ella.

Ahora ya no tenía dudas de quién sería la elegida. Llamé a mi jefe para comunicarle mi decisión y es que ahora necesitaba una persona que comprendiera mi estado de ánimo.

- Buenos días ya sé quién es la elegida.

- ¿Dígame?

- Es Rita.

- Buena elección, en breve le diré que se presente ante usted.

- Gracias.

Mientras esperaba a que viniera estuve revisando el móvil y busqué fotos de Marta, era bellísima a mis ojos. Siempre pensé que tenía demasiada suerte de estar con una mujer como ella. Me hubiera gustado verla algo más lanzada en cuanto a su estilo de vestir. Pero viendo dónde había llegado gracias a los "empujoncitos" se me hacía difícil recordarla como era. Mi cabeza ahora vivía en una paranoia constante y empecé a pensar como aquel tío sabía que yo estaba cerca de donde trabajaba Marta.

Aquella media hora que pasé pensando en Marta se acabó de golpe cuando golpearon a mi puerta.

- ¿Se puede pasar?

- Adelante.

La miré y estaba igual: tez blanca, cabello negro que lucía con una media melena, ojos marrones y unos labios carnosos en una cara bonita. Rondaría el 1.70 de alto y un cuerpo bien proporcionado con un pecho bastante generoso y un culo redondeado, aparentaba ser más joven de la edad que tenía. Llevaba una blusa blanca y unos pantalones negros.

Nos miramos y fue algo mágico cuando le dije

- Cuanto tiempo sin verte.

- Si mucho y es que aún no me lo puedo creer que hayas confiado en mí para este puesto de trabajo.

- Yo sé que tú por tus estudios y tus méritos te merecerías estar dónde yo estoy ahora-era totalmente cierto lo que le decía-.

- Si, pero al menos trabajar con una persona como tú, hará que valga la pena mi trabajo. ¿Por cierto tu novia que no me acuerdo su nombre, debe estar contenta por tu ascenso?

Durante unos segundos callé y mi cara empezó a cambiar. La amargura que vivía dentro mi empezó a reflejarse en mi rostro.

- Rita por favor me podrías acompañar fuera del despacho un momento.

- Pasa algo.

Salimos al pasillo y le pregunté algo que hacía rato que rondaba por mi cabeza.

- Rita ¿sabes si aquí tenemos alguien de informática que se dediqué a revisar que no tengamos virus o alguna mierda dentro de nuestro teléfono?

- Si, hay un chico en ese departamento que te lo podría mirar ¿Qué pasa?

- Coge el teléfono y no hables de nada. Entrégaselo y cuando esté solucionado hablamos porque lo que te voy a explicar no se lo he contado a nadie.

Se llevó el teléfono y aproveché para ir a firmar mi contrato con mi jefe y para que me diera las órdenes de lo que tendría que hacer aquellos primeros días en mi nuevo puesto.

Me fui a mi despacho y al cabo de una hora regresó Rita. Venía acompañada de un chico que debería tener unos veinte años y que era el informático.

- Buenos días señor.

- Trátame de tú.

- He revisado su móvil y tenía un programa espía bastante completo, sabía dónde estaba con quien hablaba y todos sus movimientos.

Me quedé en shock en aquel momento.

- Ahora tendrá este móvil, es igual que el suyo, pero está limpio totalmente.

- ¿Has podido salvar las fotos que tenía en él?

- Si, las tiene en este usb. Pero por favor no las ponga dentro del móvil es por seguridad.

- Gracias por todo, puedes retirarte-le dije al chico-.

Allí a mi lado estaba Rita con rostro de no comprender nada.

- ¿Se puede saber que pasa Sergio?

Fue en aquel preciso momento que no pude más y me eché a llorar como lo había hecho durante aquellos últimos días.

- No puedo más Rita, hace dos días que pensé en suicidarme. No podré aguantar ni un segundo más esta vida-estaba llorando a moco tendido-.

- Estás muy nervioso, ¿has hablando con Marta?

- Marta es el problema.

- Todo se soluciona hombre, deberá ser una riña como otra.

- Es algo más crudo y lo peor es que no tengo ninguna prueba, aunque lo que he visto con mis ojos podría destrozar a cualquier ser humano. Vamos a algún lugar que no haya nadie y te lo cuento.

Salimos del despacho y nos dirigimos a una zona de archivos poco frecuentada, necesitaba un sitio dónde desahogarme con ella y saber si era la amiga que yo necesitaba en aquel preciso momento.

- Rita todo lo que te voy a contar te parecerá surrealista, pero no confío en nadie y sabes que no tengo nadie en la vida. Soy huérfano y siempre he estado solo, pero al conocer a Marta pensé que todo sería perfecto. Todo lo que te voy a contar es cierto, aunque puede parecer una autentica trola en conjunto.

- ¿Qué es lo que pasa? para que estés tan triste.

- Yo te lo explico y no te asustes, sé que no tengo pruebas, pero necesito desahogarme.

- Tranquilo -cogió mi mano-.

- Después de dos meses fuera en los cuáles ella siempre estaba ocupada, llegó a casa y la veo cambiada: tetas operadas, rubia platino y aparte de que parecía una modelo.

- Ya sabes cómo somos las mujeres.

- Si esto te ha parecido normal lo que viene ahora no lo es.

- Le pregunté por sus cambios estéticos y no me contestó ya que alguien la llamó y se empezó a comportar como una zombie.

- No entiendo.

- Las palabras textuales cuando se sentó a mi lado fueron.: "Sergio ahora tienes que ver lo que te voy a poner, ellos quieren que veas que soy una buena novia."

- ¿Y qué pasaba en aquel video?

Yo estaba nervioso y fijo que Rita se dio cuenta.

- Aparecieron dos tíos allí con pasamontañas, Marta estaba totalmente desnuda y empezó a chupar aquellas pollas como si la vida le fuera en ello.

- ¿Cómo...?

- Si, mi novia estaba siendo controlada mentalmente por un desgraciado y lo más vergonzoso es que Marta no respondía a ninguno de mis estímulos, se acabó masturbando mientras se veía como chupaba dos grandes pollas y como ella alardeaba de cómo le gustaba que le follaran todos sus agujeros.

- Esto no puede ser verdad, debe ser una broma.

- No es ninguna broma, tuve que aguantar como aquel tío me decía que nunca más podría tocar a Marta, yo intenté decirle que nos dejará en paz. Me fui de casa y cuando regresé alguien me dio un golpe en la cabeza y perdí la consciencia.

- ¿Y qué pasó?

- Al despertarme estaba atado a una silla y delante de mí había un cristal, ella no me veía, pero yo si a ella. Marta estaba totalmente entregada a un mulato con una polla descomunal y vi cómo se la follaron por el culo mientras ella no paraba de decir "folladme más quiero ser vuestra puta".

La cara de Rita empezaba a reflejar una mezcla de asco y cierto estupor.

- Pero aún había algo peor.

- ¿Más?

- Si allí atado y viendo como el mulato la culeaba empecé a notar cómo mi polla se ponía dura y eso me avergonzaba, lo peor es que aquello no era natural y es que aquel cabrón me había inyectado algo para que me masturbará viendo a mi novia.

- ¿Cómo puede haber en el mundo personas tan retorcidas?

- Tendrías que haber visto a Marta allí gozando con el otro tío mientras varios tíos se la follaban por el culo, el coño y la boca y yo con mi polla explotando, cuando se liberaron todos mis grilletes empecé a masturbarme de manera salvaje viendo como era follada Marta - volví a llorar-.

- No eras tú el que hacía eso, tranquilo.

- Lo más frustrante era ver cómo todos los tíos se la follaban y que esto me provocó que me corriera de manera salvaje viendo lo que le hacían, en aquellos momentos Marta era lo más similar a una actriz porno.

- ¿Y qué pasó? Cuéntamelo por favor.

- Me corrí y a los pocos segundos volvía a estar empalmado nuevamente y tuve que volver a masturbarme mientras veía como el mulato la cogía en brazos y otro tío se la metía por el culo, me corrí otra vez, pero el asco que me provocó la eyaculación me hizo que acabará vomitando.

Rita no sabía cómo mirarme y es que lo que le contaba sin tener pruebas era lo más parecido a una trola.

- Te pensarás que te estoy tomando el pelo, pero es una historia cierta.

- Es que me parece surrealista.

- Pues aún tengo más.

- ¿Más?, después de ver la exhibición de Marta me llevaron a casa y allí tuve que escuchar de voz de aquel malnacido como la introdujo en todos sus juegos sexuales y como alecciono a Marta para que aprendiera a masturbarse con tres consoladores y que lentamente se fuera convirtiendo en una zorra controlada por él, mientras aprovechó para cambiarla físicamente.

- ¿Tanto se notan lo cambios?

- Si, Marta siempre ha sido guapa y no lo ha explotado: De pecho siempre ha rondado la talla 85 ahora debe llevar una 100 por lo menos, es rubia platino y lleva dos tatuajes de dos flechas negra a la altura de su pubis indicando su coño. Además está mucho más delgada que antes.

- ¿Pero, cómo has podido soportar todo esto?

- No lo sé, estoy durmiendo en un hotel y no sé qué hacer -con los ojos encharcados- y lo jodido es que yo la amo. Se que la han reprogramado y que no es ella la que hace todas esas obscenidades. No sé cómo liberarla.

Vi que Rita se alejó y la vi seria. Quizás no había sido tan buena idea contárselo.

- Mira Sergio me imagino por lo que estarás pasando, pero tú no puedes seguir viviendo en un hotel, hoy mismo te vendrás a vivir conmigo a casa. Tengo una habitación libre y además no puedes estar solo, tengo miedo qué hagas un disparate y esto es algo que no toleraría.

- No quiero ser un estorbo.

- De momento no diremos nada a nadie, que a lo mejor malpiensan.

- De acuerdo y tú cuenta conmigo para lo que necesites.

- Gracias.

Ahora tenía a alguien que me apoyaba en este momento tan duro, pero el tiempo corría en mi contra y tampoco quería abusar de la confianza de Rita a la hora de ayudarme.

Durante todo el día mi trabajo me tuvo ocupado mentalmente. Al terminar de trabajar recogí mi nuevo coche (Kia Niro) y me fui al hotel a buscar mi maleta para irme a casa de Rita. Vivía en una zona trabajadora. Al llamar a la puerta me recibió e iba con ropa más cómoda: llevaba unos shorts negros tipo sport y una camiseta blanca que marcaba su bonita silueta. No lo iba a negar Rita era una mujer de rompe y rasga, pero yo en aquellos momentos como diría la frase "no tenía el chichi pa farolaes".

Esa noche durante la cena empezamos a hablar de cosas en general hasta que salió el tema de su trabajo y por qué no había llegado más lejos.

- ¿Rita te quería preguntar una cosa?

- Dime.

- ¿Por qué una mujer tan guapa e inteligente y con estudios como tú, no ha llegado a jefa de algún departamento importante o con una familia?

Estuvo pensando unos segundos.

- Gracias por lo de guapa primero de todo y en cuanto a lo segundo. Hubo un hombre hace muchos años. Yo tenía diecisiete y el treinta, nos conocimos y congeniamos a la primera. Tonta de mi pensaba que era el hombre de mi vida y me entregué a él como si nada. Entonces después de que folláramos innumerables veces en cualquier lugar público: taxis, probadores, etc., ocurrió algo para mi bello y para el nefasto: me quedé embarazada.

- ¿Y qué pasó?

- Pues que el tío me había mentido: estaba casado y era padre de familia. Cómo bien entenderás mis padres montaron en cólera y me dijeron que era una mala hija y una guarra. Como ya no podía abortar me obligaron a tenerlo y darlo en adopción. Me arrepiento de lo que hice ya que creo que hubiera sido una buena madre.

- ¿Has conocido a tu hijo o hija?

- Tengo una hija y es la hija adoptiva de uno de nuestros jefes. Él gracias a sus contactos descubrió quién era la madre biológica de su hija y siempre ha querido que yo tuviera contacto con ella. Pero ella nunca se ha imaginado que yo soy su madre, lo daría todo para que me dijera mama. Pero le he comentado a su padre adoptivo que cuando tenga los dieciocho años me gustaría decirle que soy su madre, aunque tengo miedo qué me rechace.

Se echó a llorar desconsoladamente entre mis brazos. Otro hubiera intentado algo, pero aquel no era el momento vi que ella también tenía problemas personales.

- Mis padres me echaron y acabé estudiando y viviendo en casa de mis abuelos. Luego simplemente no tuve suerte ya que caí en una depresión y empecé a trabajar en cualquier cosa. Cuando faltaron ellos me dejaron este piso como herencia hace unos cinco años. Ellos fueron los únicos que me apoyaron cuando caí en esa depresión.

- ¿Depresión?

- Si, fue muy duro y estuve un par de años sin levantar la cabeza y cuando pensé que todo empezaba a mejorar me detectaron un cáncer: lo mejor de todo es que sobreviví. Fueron diez sesiones de quimio y veinte de radioterapia y lo supere.

- No lo sabía esto.

- Tú te has vaciado en tus explicaciones y yo en las mías.

Miré el reloj y vi que era tarde y que era hora de ir a dormir. Aquella noche apenas dormí cuatro horas y me desperté totalmente empapado en sudor. Necesitaba descansar ya que mi puesto de trabajo ahora requería de mucha atención.

Al despertarme encendí el móvil y vi un whatsapp de voz de Marta. Entre somnoliento y dormido lo escuche: "Sergio he dejado todas tus cosas preparadas en cajas, cuando puedas ven y recógelas. Adiós".

Le dejé escuchar el mensaje de voz a Rita y ella alucinó con el tono de voz utilizado por Marta.

Acompañe a Rita al trabajo y, hacíamos ver que coincidíamos por el camino y que hacíamos ecología de paso. Le dije a mi jefe que necesitaba un par de horas libres, ya que mi novia y yo lo habíamos dejado y que por motivos varios tenía que ir a recoger mis cosas, mi jefe me comentó que si me quería tomar el día libre no pasaba nada.

Me dirigí a la que había sido nuestro hogar durante los dos últimos años y noté una casa sin alma y lo más jodido es que no podía investigar ya que sabía que había cámaras.

Vi todos mis enseres en cuatro cajas y toda mi ropa en otras más. Empecé a hacer viajes hasta llevarlos al coche cuando en la última caja que iba a recoger se me cayó el móvil debajo de un tocador que teníamos en el comedor.

Me agaché y vi amarrado en una pata algo extraño ¿qué coño hacía un pendrive allí tan escondido? Viendo que era vigilado hice ver que no encontraba el móvil y lo cogí, todo coincidió con la última caja. Cerré y dejé las llaves en el buzón. Necesitaba a Marta, pero no sabía cómo lograr llegar a ella.

Llegué a casa de Rita y solté todos mis trastos y es que necesitaba saber que había en aquel usb (a lo mejor era de Marta). Conecté mi portátil y me moría por descubrir el contenido que albergaba. Estaba tan cansado con el ajetreo que decidí prepararme algo para comer.

Me senté ante el ordenador y al cabo de unos segundos reconoció el dispositivo. Vi que había multitud de archivos de video y todos de fechas de los últimos meses. Al primero que le di era al último video.

Se veían los pies de un hombre, llevaba zapatos de seguridad y no se veía nada más, solo se escuchaba su voz y todo ocurría en el comedor de nuestra casa.

"Escucha tengo todo aquello, pero ahora no lo puedo sacar y cómo se entere el cliente nos matan. He desconectado las cámaras y no saben que lo he escondido".

Pero las cámaras no estaban apagadas y aún no sé cómo había llegado aquel usb allí. Me imaginaba lo que era, pero algo me decía que no lo hiciera. Al final no pude más y me decidí por un video al azar. El primer video era de Marta en la ducha y realmente era lo que me relataba aquel individuo y allí estaba ella acariciándose sus tetas con su consolador y de manera lenta lo iba bajando por su cuerpo hasta que empezaba a introducirlo dentro de su coño. Empecé con este y es que allí había multitud de vídeos. Casi no comí, estaba sentado allí cómo si fuera un autómata: acababa un video y ponía otro y cada vez la perversión iba en aumento.

Marta metiéndose varios consoladores a la vez y viendo como no paraba de gemir cada vez que uno de ellos llegaba al fondo de alguno de su ser, lo más vergonzoso es que mi entrepierna sentía un cierto cosquilleo y es aquello me parecía aberrante.

Perdí la noción y es que quería encontrar algún detalle por pequeño que fuera y que me ayudará a descubrir quién los grababa. Lo único que veía era a Marta gozando de su cuerpo y chillando escandalosamente. Esa ya no parecía la mujer a la que yo amaba. Fue entonces que entró Rita sin que yo me diera cuenta y lo primero que hice fue cerrar el ordenador.

- ¿Hola hay alguien en casa?

- Si estoy aquí -algo nervioso yo-.

- Haces cara de asustado Sergio, como si estuvieras haciendo algo malo.

Al levantarme yo no me di cuenta, pero mi polla se marcaba perfectamente en mi pantalón y Rita se dio cuenta al instante.

- Joder como sois los tíos, os deja la parienta y en dos días ya os la machacáis delante del ordenador.

- No es lo que parece.

- ¿Pues qué es?

- Por mucho que te lo digo no te lo creerías.

- Cuéntamelo.

- Al hacer la mudanza en un lugar escondido del piso había un pendrive. No entendía que hacía allí escondido y al llegar aquí lo puse y no he podido dejar de verlo.

- Los tíos os montáis cada una.

- Ahora te lo pondré y verás que es algo importante y que todo lo que te conté en la oficina era cierto.

Nos sentamos ante el portátil y puse el video en el que ella jugaba con tres de sus "juguetitos" a la vez. El semblante de Rita fue cambiando en cuestión de segundos. De no creérselo a tener cierta cara de alucine.

- ¿Es Marta?

- Si y no para de masturbarse en todos los vídeos.

Notaba que mi polla volvía a ponerse dura nuevamente y allí al lado estando Rita aún sentía una mayor vergüenza.

- Es normal que te excites y es que ni que tú la ames tu cuerpo piensa de otra manera.

- ¿Entonces que soy un pervertido?

- Llevas demasiado tiempo mirando este material y tu cuerpo siente una excitación que tendrás que liberarla de alguna manera.

- Pero mujer que cosas dices.

- Yo te puedo ayudar-con rostro serio-.

- ¿Tú?

- No quiere verte con esta caña de pescar todo el día por casa.

- ¿Estás segura?

- Después de ver lo que he visto, creo que tú eres un santo, así que quítate los pantalones y no lo pienses más.

Ahora creía que el que estaba perdiendo la razón era yo. Me despojé de mis pantalones y de mi ropa interior y mi polla salió disparada como si fuera un resorte. No entendía cómo me podía suceder todo esto.

- ¿Pero que estamos haciendo?

- Tu piensa que soy Marta y que estoy aquí junto a ti mientras te acaricias tu polla, no temas que yo te ayudaré.

Me miraba los vídeos de Marta y me empecé a masturbar lentamente. Noté como los labios de Rita recorrían todo mi cuello y como sus tetas se apoyaban en mi espalda. Ella se quitó la blusa que llevaba y ahora noté aún más sus senos. Yo no paraba de masturbarme mientras veía a Marta en aquellos videos. Rita se puso ante mí y ahora me fijé en sus sujetadores de color negro y que sus pezones querían parecer traspasar la tela. Intentaba pensar en cosas bonitas, pero solo venían a mi cabeza las imágenes de Marta siendo enculada.

- Tu piensa en algo bonito -me dijo ella, viendo mi cara-.

Después de estas palabras vi cómo se desabrochaba sus sujetadores y aparecían ante mí aquellos dos hermosos senos con sus dos pezones marcados por unas areolas algo más oscuras.

- Sergio, cómeme los pezones, así te correrás antes.

- ¿Pero?

- Hazlo, no pienses más.

Rita estaba haciendo más de lo que debía e hice lo que ella me pidió y empecé a pasar mi lengua por sus pezones, en aquel momento los dos estábamos totalmente excitados y noté como Rita gemía cada vez que le comía las tetas.

Aquello era superior a mí y ahora era yo el que estaba poseído por la lujuria. No podía más necesitaba hacer mía a Rita y la culpa lo tenían aquellos malditos videos. Mi polla estaba dura como una piedra y mi excitación cada vez era más elevada, a los pocos minutos ella se acercó a mí y posó sus labios encima de los míos y nos empezamos a besar de forma muy apasionada, en ese momento los dos estábamos sintiendo un placer inmenso, cuando ella se separó de mí.

- Libera la tensión Sergio no te lo tomaré en cuenta. Haz lo que debas hacer y piensa en que soy Marta.

Ella volvió a poner sus pechos delante de mi boca y los volví a lamer nuevamente. Las palabras que ella me dijo provocaron que me excitará aún más. El efecto de los videos de Marta y lo que me estaba haciendo Rita me iban a llevar a mi orgasmo en cuestión de segundos.

- Ahhhh- me corro.

Noté como si mis huevos fueran a explotar y comencé a soltar una gran cantidad de semen, mientras continuaba comiéndole las tetas.

De manera lenta comencé a pensar en lo que había hecho. Al abrir los ojos vi mi polla llena de todos los restos de mi excitación y allí a mi lado Rita y en la pantalla Marta corriéndose escandalosamente, ¿que había hecho?

- No llores Sergio.

- Yo no soy así -llorando-.

- Esta situación te está haciendo perder la razón y yo sé que la amas, pero tienes que calmar tus nervios.

Ella era comprensiva conmigo y me había ayudado en algo a lo que ella no estaba obligada.

- Me tendré que ir, lo que he hecho es algo grotesco.

- A ver Sergio no te pongas nervioso, tú y yo somos amigos por encima de todo y esto ha sido un calentón tonto y ya está...no te lo voy a negar que yo también me he puesto caliente y que deseaba más, pero tú me has demostrado ser un caballero y no te has propasado conmigo.

Me puse a llorar nuevamente, me fui a mi habitación y no salí de allí en toda la tarde estaba avergonzado por lo que había hecho. Debía ser cerca de la una de la madrugada y viendo que no podía dormir decidí ir al baño y en aquel preciso momento me crucé con Rita que tampoco podía conciliar el sueño. Iba a hablarle y disculparme cuando ella se dirigió a mí.

- Te ayudaré a descubrir quién ese malnacido.

- No quiero meterte en estos asuntos y no me perdonaría que te pasará nada.

- Lo sé, ¿sino crees que te hubiera dejado hacer lo de antes?

- Gracias por tu comprensión, eres una gran mujer y una gran amiga.

Me dio un beso en los labios, algo que me sorprendió y nos fuimos a dormir cada uno a su habitación.

Ahora estaba hecho un lío y es que quería recuperar a Marta, pero aquellos videos en lugar de ayudar me llevaban a límites que yo desconocía. Había logrado con Rita una de mis mejores corridas mientras veía a Marta gozar como una vulgar ramera con todos aquellos consoladores metidos en sus agujeros, aquella situación era realmente enfermiza.