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Un tipo decidió reprogramar a mi futura esposa 4.

en Control Mental

Al fin había llegado el día en que nos veríamos las caras nuevamente. No sabía si al estar ante mí el poder que ejercía sobre ella sería el mismo. Si las cosas no salían tal y como yo esperaba al menos ella había gozado de su cuerpo como nunca nadie lo había logrado.

Mi plan tenía que ser perfecto y fue así que decidí citarla en un hotel a las afueras de la ciudad y dándole las indicaciones correctas y esperando con ansias aquel momento.

Eran las nueve de la noche cuando noté dos leves golpes en la puerta de mi habitación. Abrí la puerta y me llevé un pequeño chasco, su vestuario no era para nada excitante: Unos tejanos y una camiseta de manga larga a rayas, aunque para su primer ejercicio poco me importaba.

Cuando entró me miró raro y vi que no me reconoció, mis planes estaban siguiendo el guion establecido, aunque quise comprobarlo al cien por cien.

- Buenas noches Marta ¿quién soy?

- Eres el señor.

- ¿Y qué vas a hacer esta noche?

- Lo que me pida el señor

- Bueno Marta me gusta tu entrega, por cierto ¿te lo pasas bien con los juguetitos que te envié?

- Si señor, me gusta jugar con ellos y es que son los únicos que consiguen que mi calor bajé.

- Muy bien Marta, hoy te voy a dejar probar un juguetito de carne y hueso ¿Lo quieres probar?

Me fijé en su mirada y es que parecía que no sabía qué hacer. Era una auténtica zorra y ahora no decía nada, me estaba cansando de darle "empujoncitos". Así que me desabroché el pantalón y me la saqué y cómo bien entenderás la tenía cómo una piedra y sabía sin ninguna duda que mi polla acabaría en algún lugar de su anatomía aquella noche.

- Bueno Marta hoy no hará falta que te comas una de plástico, esta noche te vas a comer esta ¿quieres?

- Si señor la quiero en mi boca.

- Pues ya sabes que te toca.

Se acercó a mí y me empezó a palparla y lo que no entendía es que con la maestría que atesoraba con el consolador ahora no sabía cómo hacerlo. Le envié señales mentales "cómetela como tú sabes".

Entendió a la primera las instrucciones y fue cuando agarró mi polla y se puso la punta de mi capullo en su boca, la chupaba muy lentamente como si se comiera un chupa-chups. Me gustaba su ritmo y así estuvo un buen rato hasta que agarré su cabeza y le metí un buen trozo de verga en su boca. En ningún momento se quejó de que le estuviera follando su boca de esta manera.

- ¿A qué te gusta Marta tener una polla en la boca?

- Glllpppppp -era lo único que podía decir-.

No podía decir nada y es que le estaba metiendo mi polla hasta el fondo de su boquita. Su mirada estaba totalmente perdida y es que la tuve un buen rato hundida. Estaba tan cachondo que le hubiera metido hasta los huevos y es que sin ninguna duda me estaba demostrando su valía.

- Marta eres una buena chupadora y ahora te vas a tragar todo lo que te dé el señor y piensa que a partir de ahora desearás comerte la leche que te den los hombres.

Comencé a penetrarla con más violencia y notando como mi punta rebotaba dentro de su boca. Estaba tan caliente que sabía que no tardaría en escupir todo mi semen dentro de su garganta. No tardé mucho en conseguir mi objetivo de llenarle toda la boca con mi leche. Me fijé en que se ahogaba, pero tenía que saber que ella de ahora en adelante disfrutaría de aquello, sabía que le costaría comprenderlo, pero con el tiempo me lo agradecería.

Entonces decidí sacársela de golpe para ver si deseaba mi polla y la respuesta fue inmediata.

- No por favor démela señor la necesito.

- ¿La quieres?

- Si por favor, no me la quité.

La hundí nuevamente dentro de su boca y en cuestión de segundos la volvía a tener dura. Hice lo mismo que en la primera ocasión, aunque ahora era ella la que cogía mi polla y se la metía hasta que notaba como mi pubis casi impactaba con su nariz. Tu novia se había vuelto una chupadora de nivel y de la forma que lo hacía seguro que no había probado una buena polla en años.

No pude más y nuevamente volví a correrme dentro de su boca de forma violenta, ahora no tuve que decirle nada, ya que fue ella la que se lo tragó todo. Marta se había vuelto adicta a la leche y en una buena aspirante a putilla. La muy guarra me había dejado muerto.

La mandé a casa y le dije que ella no había estado allí y que había estado toda la tarde en su casa y que continuará con sus ejercicios diarios que le mandaba el señor.

Ella continuaba con su vida diaria, pero ahora cada noche la iría aleccionando en una única dirección: en la de ser mi gran puta dándole las indicaciones necesarias para conseguirlo.

Al día siguiente a la misma hora volvimos a quedar en el mismo sitio y su vestuario no cambiaba, aunque tampoco deseaba que nadie se fijará demasiado en ella.

A estas alturas ella ya no protestaba ni decía nada, era totalmente mía y sabía que era solo cuestión de tiempo que cumpliera todos mis objetivos.

Vino allí y sin que yo le dijera nada se arrodillo y me desabrocho el pantalón con una gran furia y me empezó a lamer los huevos como una loca, a los pocos minutos ya estaba metiéndose más de la mitad de mi verga dentro de su boca. Sólo la sacaba de su boca para pedir mi aprobación.

- ¿Señor le gusta?

- Si Marta, pero no te la comas toda que tengo más cosas para ti esta noche.

- ¿Sí? -dijo ella-.

- Si Marta, pero sigue chupando como tú sabes.

Se la volvió a meter en la boca nuevamente y es que tendrías que haberla visto como chupaba la muy puta y es que encima escupía encima de mi polla para que se escurriera mejor entre sus labios. Me la estaba mamando perfectamente, pero esa noche yo quería poseer otra parte de su cuerpo.

- Marta para y escucha.

Se la sacó de mi boca y parecía una niña a la que le habían quitado un juguete.

- Marta te vas a quitar ese pantalón y tus braguitas y me vas a enseñar tu sexo.

No dudo ni un instante, se quitó los pantalones y unas horribles braguitas verdes que llevaba. Me encantó ver su coño bien rasurado. Yo tenía mi polla preparada para pasar al siguiente nivel. Estaba tan mojada que sus bragas estaban inundadas de flujos, que puta por dios con sólo una mamada y ya se había corrido.

Allí estirada en la cama y sin mucha dilación acerqué mi polla y se la metí de golpe, ella era mi puta y con las putas no se tiene que tener ninguna delicadeza, quería que me mirará a la cara mientras la penetraba.

- Ahhhhhh- dijo Marta-.

- Marta muévete y disfrútalo a partir de ahora el señor te follará y le obedecerás.

- Si señor fólleme si, si, si...si.

Su excitación era brutal y a los pocos segundos empezó a gemir, pero me molesto mucho lo que dijo.

- Sergio, Sergio- decía Marta-.

- Sergio no puede follarte, solo quién te diga el señor.

- Señor, señor, señor.

Por unos momentos dudé de mi poder mientras no paraba de clavársela y es que gozaba con cada penetración, aunque aún no sabía mostrar su placer en la forma de decírmelo.

- Ohhhhh Marta tu señor se va a correr.

- Si señor córrete, lléname señor.

Me descargué como un quinceañero en aquel coño, el cuál siempre había anhelado poseer y qué ahora era mío. Se la llevé a la boca y me la chupó hasta que no quedó ni una sola gota. Le volví a dar las mismas indicaciones que el día anterior. Ahora solo me faltaba para abrir el último de sus agujeros y el que más deseaba de todos.

Esa noche por motivos diversos no podría dedicarle todo el tiempo que ella se merecía y es que me moría de ganas de romperle el culo. Aquella noche y gracias a todas mis indicaciones para Marta se abrió un mundo que ella desconocía.

A la hora indicada apareció y decidí preguntarle varias cosas para saber si mis planes iban en la dirección indicada.

- Marta ¿qué te gusta que te haga el señor?

- Me gusta que me dé su polla y me la dejé chupar y sentir su leche en mi boquita y que follé mi coño mojado que siempre tiene calor.

- Así me gusta mi niña, ya sabes que quiere el señor-le indiqué que se desnudará-.

Se desnudó totalmente y estaba muy pero que muy bien, pero aún tendría que hacer ciertos retoques en ella para dejarla perfecta.

- Marta ¿quieres que el señor te folle?

- Si por favor, fólleme se lo pido tengo mucho calor.

Marta me tenía loco con su forma de comportarse, ella se dejaba hacer y fue así que la puse a cuatro patas y como una perra que era me la follé.

- Si señor fólleme no pare, necesito su polla...ohh.

- ¿Te gusta?

- SI...siii...iiiii

- Hoy te tocan aprender más cosas ¿serás una buena alumna?

- Si señor enséñeme.

Se notaba que quería aprender y así lo hice. Empecé a clavarle mi polla hasta el fondo y es que la muy cerda disfrutaba de que me la follará de esa manera. Mientras me la follaba estrujaba aquellos pechitos mientras ella no paraba de jadear. Estaba aprendiendo muy rápidamente ya que había empezado a controlar sus propios orgasmos. Estuve perdiéndome durante un buen rato dentro de su coño, hasta que decidí que había llegado la hora de culminar un buen trabajo.

- Marta el señor te va a pedir que le dejes poner en tu culito esta polla que tanto te gusta ¿se la darás?

Estuvo un par de segundos como si quisiera luchar con sus pensamientos, pero no pudo y es que las ganas de sexo le nublaban su mente.

- Si señor fólleme el culo, lo necesito por favor.

Cogí mi polla y realmente no me costó mucho meter mi glande dentro del ano de Marta y es que tantas horas de consoladores y el enema diario habían facilitado la tarea. No se giró ni un solo momento mientras hundía mi polla de una sola estocada dentro de ella.

- Ahhhhhh -decía Marta-.

- Tu señor te va a follar el culo cada noche y te va a gustar, repítelo.

- Ohhh...señor follar culo si cada...si noche -balbuceaba-.

Le costó un poco pillar el ritmo de mis embestidas y allí descubrí que sin duda a Marta le encantaba que le follarán el culo y que se sentía una auténtica zorra. Con mi polla bien embutida dentro de aquel culo y llevada por su propio frenesí empezó a soltar todo tipo de obscenidades.

- Señor, necesito siempre una polla en mi culo, quiero una polla siempre aquí en este agujero y que sea bien grande para que me folle como la guarra que soy.

- ¿Quieres que pare?

- No señor, continué...ohhhhh...oohhhh.

Me encantaba lo cerda que era y con tales meneos no tardo en venirse y ahora sabía que era el momento de llenarle aquel culo de una buena dosis de nata.

Apreté con todas mis fuerzas mientras la agarraba por su pelo. Había follado con tías, pero el culo de Marta era el que más deseaba. Cuando noté que me corría y empecé a descargar todo lo que tenía en aquel agujero (que ya no era tan estrecho) y es que la muy guarra me había dejado de seco.

- Señor necesito comerle la polla.

- Toda tuya Martita.

Se levantó y empezó a limpiarme toda la lefa que había salido de mis huevos. Aquella noche fue espectacular, lástima que por motivos diversos no podía prestarle la atención que ella precisaba.

Cuando acabé le di las instrucciones diarias. Yo quería que siguiera pensando que era una novia formal en su vida diaria.

A partir de aquel día, ella empezó a cambiar a mejor: nos vimos durante cinco noches seguidas en la que le "indiqué" que se trajera sus consoladores. Esas noches me la follé de todas las formas posibles y siempre de la forma más salvaje posible. Ella me sorprendía gratamente a cada instante ya que mientras mi polla se hundía dentro de su coño ella aprovechaba para meterse el consolador más grande por su culo y cuando me la chupaba como una posesa se metía los dos consoladores en sus agujeros y se corría como una loca.

Parte de su entrenamiento ya había acabado y es que durante aquellas noches me di cuenta de que ella necesitaba más pollas para disfrutar de su cuerpo y que en su mente solo cabalgaba la lujuria.

Después de meditarlo decidí que su estreno como puta oficial no tardaría en llegar.

Mi plan estaba trazado: el lugar sería un chalé alejado del centro y dónde mi mujer no sospecharía. Contacté con tres amigos a los que llamaremos: Señor A, B y C. Les comenté que tenía una nueva amiguita y que estaba muy necesitada de sexo y que follaría con todos ellos, a cambio cuando yo lo necesitará ellos me harían algún que otro favor.

No dudaron ni un solo instante y quedamos el viernes a las ocho de la noche. Esta noche quería que Marta pareciera una auténtica puta y fue así qué se lo hice saber.

- Marta

- Si señor.

- Esta tarde cuando salgas de trabajar irás a una tienda de tipo Berskha o similar y te vas a comprar la ropa que te haga sentir más zorra y la ropa interior más ligera y te vas a peinar lo más sexy posible para que el señor te haga disfrutar esta noche. ¿Has entendido?

- Si señor, ropa como una zorra.

- Así me gusta.

- Más tarde te diré dónde tienes que venir a verme.

- Gracias señor.

Esta vez sería diferente. Le pedí que cogiera un taxi y la llevará a la dirección que le había indicado. Mis amigos ya estaban allí desde una hora antes y tenían muchas ganas de ver a la nueva putilla de la cual les había hablado y que en ningún caso les defraudaría. Estaba ansioso y es que no quise ver las cámaras para ver cómo se había vestido para tal ocasión.

Cuando llamarón al timbre y abrí la puerta.

- Buenas noches Marta.

- Buenas noches Señor.

Me quedé boquiabierto al verla, llevaba un abrigo corto que le llegaba a la rodilla, pero lo que se veía ya prometía.

El pelo con una cola bien ceñida, bien maquillada y con un buen pintalabios rojo pasión, unos pendientes de aros dorados entre sus complementos más destacados y unos zapatos de tacón altísimos y transparentes.

- Entra Marta el señor te presentará a unos amigos.

Caminaba detrás de mí y veía que no controlaba mucho eso de los tacones, cuando al llegar al comedor decidí presentarle a mis amigos.

- Marta estos señores son mis amigos y ellos quieren jugar a los mismos juegos que jugamos tu y yo. ¿Te gustaría jugar con ellos.? -la noté que pensaba- Al señor le gustaría mucho.

- Si señor, jugaré con sus amigos.

- Joder tiene buena pinta esta zorra- dijo el señor A-.

- Sin duda - le contesté yo-.

Marta estaba aún con el abrigo y se adivinaban unas buenas medias negras.

- Marta, quítate el abrigo que hace mucho calor

Mis amigos y yo teníamos las pollas duras como una piedra. Para subir nuestra excitación ya nos habíamos metido una raya de coca.

Marta se quitó el abrigo y allí vimos su look: una minifalda que apenas tapaba su culo y un top que abarcaba aquellas tetillas.

- Marta, ¿a ver que te parecen las pollas que te ha traído el señor esta noche? -con tono burlón-.

Nos quitamos los pantalones y los boxers dejando nuestras pollas al aire libre. Estábamos tan calientes que nuestras vergas parecían apuntar al techo. Mientras me fijé en la cara de Marta y es que tal visión la estaba poniendo más cachonda y vi que se estaba mordiendo el labio y es que su excitación iba aumentando por segundos.

Nos acercamos allí y le pusimos todas las pollas delante de su cara, pero antes de empezar le dimos una pastillita de éxtasis para que se pusiera más a tono. No se lo pensó mucho y empezó a chuparlas aleatoriamente, la tendrías que haber visto con tantas pollas para ella sola y que no podía dar abasto, su mirada me lo estaba diciendo todo: estaba disfrutando como una vulgar ramera.

- Cómo come la putilla esta -dijo el señor C, totalmente excitado-.

- Pues cuando se las metas hasta el fondo ya me lo dirás -le comenté-.

Estuvo un buen rato chupando las pollas y devorándolas y metiéndoselas casi enteras en su boca y lo mejor es que no tenía ningún tipo de arcada y eso que la del señor C tenía unos buenos veintitrés centímetros de carne. En aquel momento decidí que ellos jugarán un rato con ella. Yo aún no tenía ganas de correrme, pero ellos se merecían hacerla disfrutar en una experiencia única.

- Ya no aguanto más quiero follarme a esta zorra- dijo el señor A.

La agarró del pelo y la puso con su cara contra el sofá: le subió la falda y allí encontró un tanga el cual le arrancó de golpe y como una perra se la empezó a follar mientras que B y C se pusieron sentados en el sofá para que les comiera la polla, no es que se las chupara las estaba devorando con su boca.

Solamente se la había follado aquel tío y Marta ya se había corrido.

- Joder con la puta esta, ya se ha corrido y es mejor de lo que me esperaba -dijo el señor A-.

Ella no tenía tiempo ni de hablar y es que con aquellas tres pollas a su entera disposición sus ganas de sexo no paraban de aumentar.

- Que se la follé otro que va a saber lo que es bueno- dijo el señor A-.

Fue entonces cuando Marta habló y no me defraudó.

- Señor diles que no paren, quiero que no paren de follarme y que me hagan disfrutar.

- Tranquila Marta estos amigos te van a follar toda la noche.

- Gracias señor.

Los efectos del éxtasis estaban empezando a hacer mella en ella.

- Ven hacía aquí guarra que ahora me toca a mí darte lo tuyo- dijo el Sr B-.

Mi amigo la cogió y la abrió de piernas al máximo y se la clavó de una sola estocada. Otra mujer hubiera sentido dolor, pero ella en este aspecto parecía tolerarlo perfectamente. El señor B la estuvo follando mientras agarraba sus tetas que aún iban atadas a aquel top. El señor C mientras aprovechó para meterle toda su tranca dentro de su boca.

- Joder que pedazo de zorra está hecha esta Marta- decía B-.

- Chicos no gastéis energías que la noche es larga- les dije a todos-.

- Que zorrón la puta esta se la traga casi toda- dijo C con la vista nublada-.

- Dejad sitio que esta mujer tiene más agujeros de los que disfrutar.

- Ahora me lo dices -enfadado el Sr B-, creo que más tarde le romperé ese jodido culo, pero que nuestro amigo se lo vaya abriendo.

El Señor C se sentó mientras nosotros mirábamos totalmente empalmados, pero intentando aguantar nuestra corrida con semejante espectáculo.

- Marta desnúdate -le dijo C-.

Marta se quitó su ropa quedando con aquellas medias que le tapaban lo justo y necesario y aquellos zapatos de auténtica puta barata.

- Ven conmigo que lo pasarás bien -dijo C-.

Marta se puso encima de él y fue escurriéndose lentamente hasta que mi amigo empezó a acariciar su coño, en aquel momento cogió su polla y la acompaño a su entrada de su ano.

- No temas Marta que "este señor" y los otros tienen permiso para follar tu culo.

- Gracias Señor.

A los pocos segundos la polla de C estaba empezando a entrar en aquel culo de forma bastante lenta y es que quizás era demasiada polla para ella, pero con la práctica supe que tarde o temprano se la acabaría metiendo por completo.

El muy cabrón del Señor C empezó a clavársela ahora sin ningún tipo de piedad y ahora si que Marta le había pillado el tranquillo.

- ¿Te gusta zorra tener una polla así en el culo? -decía C-

- Si me encanta...ohhh...dios...dios, métemela más...ohhh.

El muy sinvergüenza allí con las piernas elevadas le manoseaba su coño sin ningún reparo y esto hacía llevar a Marta a unas nuevas cotas de placer nunca vistas. Pero yo tenía preparado mi número final.

Agarré mi nabo y me la empecé a cascar y es que ahora sabía dónde iba a acabar mi polla. Me fui acercando a ella y en ningún momento se imaginó lo que iba a venir y es que era un buen momento para que sintiera dos buenos trozos de carne en sus agujeros, ella ya gozaba como una puta con dos consoladores y ahora sabría lo que era gozar como una auténtica guarra.

- Marta, esto que te va a hacer el señor te gustará tanto que no podrás vivir sin ello.

Su cara estaba bloqueada cuando empecé a meter mi polla en su coño, el Señor C paró unos segundos para que yo me acomodará y entonces empezamos los dos a taladrarla con todas nuestras fuerzas de forma violenta y no le costó mucho por decir nada correrse en cuestión de minutos.

- Ohhh...si...señor, quiero siempre dos pollas a la vez. Siiiiii.

Ahora sí que había aprobado todos los exámenes y encima con matrícula de honor. Nos la follamos de la forma más salvaje posible metiéndole nuestras vergas dentro de sus agujeros, fue algo tan delicioso ver su cara de placer que unos minutos más tarde nos vaciamos dentro de ella soltándole una gran cantidad de leche que inundó todos agujeros y su boca. Había follado con tías, pero lo que sentí con ella fue impresionante. Durante aquella noche a tu querida Marta nos la follamos de todas las formas posibles y le volvimos a dar otra pastillita de éxtasis para que no perdiera las formas. La tendrías que haber visto chupando dos pollas mientras sus agujeros estaban llenos de vergas largas y duras. Ella no paraba de convulsionar y encadenado una serie de orgasmos infinitos, piensa que al final de la noche su coño era el de una puta barata y no el de una fiel novia.

Cuatro horas nos tuvo follando la muy guarra, al final para que viera lo agradecidos que éramos le hicimos un bukkake y la llenamos de leche hasta los ojos y ella no desperdició ni una sola gota de todo lo que le dimos.

Aquella noche de iniciación la dejamos tan molida que no se podía ni mover y decidí que una furgoneta de mi empresa la recogiera y la mandará a su casa y como en anteriores ocasiones borré de su mente dónde había estado y es que no quería mezclar su vida profesional y familiar con sus otras "facetas artísticas".

Ese relato y la manera en que se refería a Marta había acabado conmigo. Si en aquel momento alguien me hubiera volado la tapa de los sesos, se lo hubiera agradecido. Estaba totalmente destruido y hundido anímicamente. Tenía aún alguna pregunta para hacerle y es que quería saber algo más de aquel tipo.

- Entiendo que tienes un control absoluto sobre ella ¿pero cómo le has inculcado sus cambios físicos?  -a ver que me decía-.

- No fueron tan complicados y es que sabes que yo en su mente entró y le digo las cosas.

- ¿Cómo se explicó lo de su pelo, su pecho o sus tatuajes o su figura más estilizada?

- Lo del pelo fue bastante fácil: le dije que ella estaba cansada de mirarse siempre al espejo y ser siempre la misma.

En cuanto al pecho le pedí que se pidiera unos días de descanso y que siempre había querido tener un par de tetas más grandes. Cuando pasó un tiempo prudencial después de la operación decidí estrenarlas y me regaló una de las mejores cubanas que se le puede hacer a un hombre, ya que estábamos decidí que se hiciera una liposucción.

Lo del tatuaje eso sí que fue complicado, pero al final hallé una solución. Le metí en su cabeza la idea de que había salido con las compañeras del trabajo, que se había emborrachado y que se había tatuado aquellas flechas allí, que al principio se avergonzaría pero que se acostumbraría. Estos cambios se los pagué yo, piensa que Marta físicamente a cambiado. Antes pesaba 62 kilos y tenía una 81 de pecho, ahora pesa 53 y tiene una 100 de pecho.

Estaba alucinado y es que aquel malnacido había poseído en todos los aspectos a Marta y entonces hice una pregunta final, a lo mejor me pegaba un tiro y no tenía que padecer tanto.

- ¿Este control lo has probado con más personas?

- Si, lo había intentado muchas veces, pero solo con Marta he logrado un control absoluto. Sabes te lo diré por qué sé que nunca me encontrarás.

Mi mujer viene de una familia muy rica y yo quería pegar un buen braguetazo, así que le indiqué que me gustaba y que quería casarme con ella, me costó meses lograr que esta idea penetrará en ella. Sabes ahora tengo dinero y poder y una esposa que me quiere.

También hubo otra chica, a la que utilicé diciéndole que la quería y lo que hice es que nunca reconociera mi cara, al final la vendí como una simple zorra.

Marta gracias a sus nuevas aptitudes me ayudará a cerrar muchos negocios. Ha habido muchas mujeres en mi vida y para mí son simples negocios, pero Marta es muy especial para mí

Era un ser despreciable y lo peor es que se vanagloriaba de todo lo que había hecho. Lo peor para mi es que yo aún no sabía cómo lo haria pero tenía que lograr liberarla de aquel mundo de depravación en el que vivía, cuando aquel sinvergüenza me volvió a hablar.

- Sabes ahora llegará Marta y creo que ella viene con una decisión tomada y más vale que la respetes sino tu vida y la suya estarán pendientes de un fino hilo.