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Librojuego - Melania - Capítulo 27

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Capítulo 27

Cuando se acercó a la cama las dos chicas la desnudaron del todo y Luna le sacó las bragas de la boca y se las metió en el coño. Aquella situación avergonzaba enormemente a Sarah, pero cuando entendió las intenciones de la morena, facilito la entrada de la prenda con una especie de reverencia de rodillas, que hizo que las dos chicas se partieran de risa. Gracias a lo mojada que estaba desde la llegada de Melania a la discoteca, no fue difícil introducir las bragas dejando una pequeña parte fuera para poder tirar de ellas en caso de querer sacarlas.

 

Cuando acabaron, las dos chicas comenzaron a besarse de una forma muy pasional, parecía una lucha grecorromana, por la abundancia de manos que había entre los cuerpos de las dos muchachas, se tocaban sus cuerpos tórridamente, deslizando las manos hasta los sexos de la otra chica. Cuando empezaron a jadear presa de la excitación se percataron de la presencia de Sarah que aún seguía al pie de la cama sin moverse.

 

Melania estaba un poco irritada por la pasividad de Sarah, aunque pensándolo bien, hacía todo lo que le pedían sin rechistar, o hasta ese momento había parecido. «Quizás sea el momento de tensar la cuerda, para ver hasta donde es capaz de llegar Sarah» pensó Melania.

 

Ha quedado demostrado, Sarah que vas a ser nuestra perrita — dijo alzando la voz para que supiera que se refería a ella —. Pero hay un problema y es que las perritas no van andando sino a cuatro patas.

Como si un insulto muy grande hubiera escuchado, Sarah se sobresaltó, dando un saltito y acto seguido se puso a cuatro patas y miro expectante.

 

Hoy —Continuo—, no te hemos sacado a pasear, pero no vamos a volver a la calle, sin embargo —dijo mirando hacia los lados como si recapacitara un momento. Cogió una pelota de tenis que había en un estante —. Voy a tirar la pelota, si la traes en la boca, podrás dale un par de lamidas a mi coño como recompensa. Si te das cuenta eres igual que los perros, solo que ha ellos le dan una chuche… bueno pensándolo mejor es igual que los perros — dijo soltando una sonora carcajada.

 

A partir de ese momento Melania tiraba la pelota por la habitación y una diligente Sarah a cuatro patas iba corriendo a por la pelota, se la entregaba a su dueña y como recompensa le dejaba lamerle el coño un par de segundos.

 

Mientras, Luna y Melania habían empezado a restregar sus coñitos con impaciencia, empezaron de forma rápida, moviéndose casi de forma violenta, pero cada vez que llegaba Sarah con la pelota tenían que para para que ella les lamiera a las dos. Eso hacía que durante unos instantes se relajaran y pudieran volver a tomárselo con más calma.

 

La follada intermitente se prolongó durante un buen rato, al poco de empezar las tres chicas se comenzaron a cubrir de un sudor perlado, las dos chicas de la cama por el movimiento físico que estaban realizando y Sarah por el esfuerzo de ir a cuatro patas por toda la habitación.

 

Cuando el juego de la pelota empezaba a volverse aburrido, Melania mandó parar a la perrita con un gesto y la ordenó que se mantuviera lamiendo las dos vaginas a la vez mientras ellas seguían con el vaivén. A partir de ese momento los gemidos se empezaron a hacer más intensos. Luna tuvo que ponerse la almohada en la boca para no gemir demasiado alto. Pequeñas gotas de sudor empezaba a realizar el camino desde el pecho desnudo de las dos chicas hasta el ombligo, unas veces para parar ahí y otras para seguir más abajo hasta las vulvas de amabas donde poco a poco eran recogidas por una solicita Sara que no dejaba de lamer.

 

De esta manera sobrevino el primer orgasmo de las dos, primero Luna y a los pocos segundos el de Melania, durante los cuales apretaron las piernas, tensaron los cuerpos y arquearon las espaldas. Quedaron inertes durante unos instantes, exhaustas por el esfuerzo realizado, durante el cual Sarah siguió lamiendo diligentemente.

 

Cuando se recuperaron levemente, se pusieron a 4 patas de tal manera que Sarah le comía el coño a Melania y ésta a Luna, que volvió a sumergir la cabeza entre las almohadas para amortiguar los gemidos que llegaban de su interior. Sarah estaba disfrutando de lo lindo. Nunca había pensado que hubiera reaccionado de esa manera, pero le encantaba complacer a sus dos amigas, aunque por el momento no la dejaran masturbarse y mucho menos, que ninguna de ellas le hacía nada a ella, «al fin y al cabo era normal» pensó Sarah «Ella no era nadie», pero aun así disfrutaba a su manera y el tanga del coño la mantenía en una situación entre incomoda y de excitación expectante por lo que pudiera llegar a pasar.

 

Por otro lado las otras dos chicas se encontraban en la gloria, se habían corrido una vez y el éxtasis de haber encontrado una perra tan solicita, les ponía tan cachondas que seguían comiéndose mutuamente.

 

Cambiaron sus posiciones de tal manera que Luna empezó a comérselo a Melania y Sarah a Luna, haciendo que la excitación fuera en aumento. El placer era tan delirante que cuando les acometía en uno de sus arrebatos, apenas podían seguir dando placer a su compañera de juegos. En uno de estos arrebatos, Melania llegó al segundo orgasmo de la noche, que le dejo, sin saber prácticamente donde estaba o quien era. Le golpeo una avalancha de placer que hizo que prácticamente convulsionara durante unos segundos.

 

A los pocos minutos fue el turno de Luna a la que el orgasmo le dejó más indefensa que a Melania. Las dos chicas se encontraban tan exhaustas que apenas tuvieron fuerzas para ordenarle a Sarah que dejara de lamer y se dedicara a dormir con ellas, a los pies de la cama. Ambas se fueron sumiendo en una dulce duermevela de paz y sosiego.

 

Fin